Capítulo 44: Exámenes.
Parecía increíble que los exámenes ya hubieran llegado. Hacía un mes, las fechas habían aparecido colgadas en el tablón de anuncios de la sala común, y todo me hacía pensar que faltaba una eternidad, y de pronto, la pila de tareas y temas para aprender se había multiplicado bajo mi nariz, sin que me hubiera percatado. En la sala común, solo Hermione, Juliet y mis hermanos Fred y George parecían calmados: las dos primeras, con la tranquilidad de haber preparado los temas con tiempo, los otros dos, porque jamás se habían tomado demasiado en serio los exámenes. Una hora antes del examen de pociones, Juliet y Hermione se habían sentado en dos butacas y platicaban nerviosamente mientras acariciaban a Crookshanks que se había acomodado en una tercera, justo en medio, mientras Percy se encargaba pomposamente de quitar dudas a un grupo de primer año que se encontraban en un rincón con pinta de aterrorizados. Neville, Seamus, Harry y yo estábamos a medio cubrir por apuntes inconclusos en royos de pergamino y libros de texto. -¿Creen que nos tocará la poción Herbovitalizante?- pregunté esperanzado. Hermione bufó y se volvió hacia nosotros -¡Ron, por favor! La poción herbovitalizante fue solo un repaso de segundo año y, además, la hicimos hace siglos y fue en el repaso de mitad de año. ¿De verdad crees que el profesor Prince se repetiría así?- me encogí de hombros y cerré mi libro. -Bueno, era solo una idea. Además, es la única que me se.- Bajo la mirada descontenta de mi amiga, me alejé del rincón donde los demás estudiaban. -A ver... ¿cuáles son los ingredientes de la poción para encoger?- preguntó intentando ayudarme a recordar... -Veamos... había una parte de una rata, y... algo peludo.. ¡Estoy seguro que llevaba higos secos e hígado de dragón!- sentencié bastante conforme. -¡No! El hígado de dragón va en la doxysida.- Me corrigió. -Jamás mezcles hígado de dragón con baso de rata... ¿No recuerdas lo que le pasó a Neville en clase?- preguntó bajando la voz. Pero ello no evitó que Neville la oyera y tragara saliva con nerviosismo. -Para la poción encojedora necesitas baso de rata, higos secos, raíz de margarita, orugas peludas, jugo de sanguijuela, cicuta virosa e infusión de ajenjo.- dijo contando con los dedos.
-¿Ves? ¿Para qué necesito saber los ingredientes de las pociones? Si alguna vez necesito una poción encojedora, te enviaré una lechuza.- respondí sin inmutarme. -¡Ronald! Se supone que te esfuerces por aprender!- protestó enfurruñada. -Mi cerebro no es capaz de retener tanta información. ¿Para qué estresarlo con algo que no conseguirá de todas formas?- Ella bufó, pero Juliet soltó una risita. -¿Y tu por qué no estas estudiando?- pregunté. -Porque mientras tu estabas ocupado aprendiendo el menú completo de Hogwarts, yo estaba estudiando. Tal vez tengas suerte y Dumbledore te contrate como elfo doméstico.- respondió la muy sabionda. -Estoy segura que te verías lindo aunque usaras un trapo como única prenda.- añadió echando una significativa mirada. -Yo... bueno... esto... ¡¿A si?! Pues de seguro tu podrías ser una elfina.- respondí sin saber muy bien por qué. Ella volvió a reir, y su cabello resplandeció con el sol que entraba por la ventana. -Bien, dime los ingredientes de la doxycida.- volvió a exigir Hermione. -Bueno... Hum... llevaba hígado de dragón y... ¿qué más?- inquirí. -Ron, sabes que aunque te de todas las respuestas ahora no te servirá de nada en el examen.- soltó lacónica. -Serviría si me las dijeras duante el examen.- tercí. -¡¿Es que en tres años en Hogwarts no has aprendido nada?! Si te diera las respuestas durante el examen nuestras plumas dejarían de escribir. Están encantadas para evitar las trampas.- Yo iba a protestar, pero Juls fue mas rápida -¡Hey! Dale un poco más de crédito, en todo el colegio no hay nadie que conozca tan bien el menú del comedor.- respondió. -Es una lastima que eso no vaya al examen.- dijo la voz de Harry desde mi espalda. Él también había dejado los libros. -¿No deberíamos bajar ya?- Yo suspiré resignado. -Bien...¡Ahí voy, T en pociones!-.
...
-Esperaba algo más complejo en la prueba práctica de pociones, pero el teórico ha sido un desafío.- comentaba Lil entre el grupito de chicas con el que se había acomodado mientras esperaba que las puertas del salón comedor se abrieran para permitirnos pasar al examen de transformación. -Bueno,- decía Hermione. -la verdad es que un filtro vigorizante es de nivel de los TIMOs. No ha sido tan fácil de preparar. Además lleva mucho tiempo... No creo que a Ron le haya salido muy bien...- negó con la cabeza, echando una mirada preocupada a Ron que estaba despatarrado en el suelo junto a Neville. Ambos miraban sin mirar hacia el vacío, con pinta de estar atolondrados. -¿Bien? Su filtro era naranja pálido...- comentó Draco en un susurro para que solo yo lo escuchara. -Espero que fuera lo suficientemente naranja para una A, al menos...- dije también en tono bajo. -Yo no apostaría mi caldero.- respondió él. -Ya. Yo tampoco.- comenté frustrado. -Pero tu alumna no lo ha hecho nada mal, ¿he Slytherin?- comenté. Él sonrió con orgullo. -Ya no es mi alumna. Ahora es nuestra compañera. Y por momentos creo que le enseñé tan bien que me superará como pocionista... Tiene el toque. Aunque las sutilezas no sean lo suyo.- afirmó con una risita.
Las puertas se abrieron y Minerva apareció con un largo rollo de pergamino. Uno a uno fue llamando a los estudiantes de primero hasta los de cuarto. Los estudiantes de quinto a séptimo tenían exámenes por separado, para la delegación del ministerio. Una vez dentro, nos encontramos las plumas anti trampa habituales y un rollo de pergamino con tres preguntas: número uno: Describa las limitaciones de las transformaciones según las leyes de Gamp de transformaciones elementales. Número dos: defina encantamiento permutador. Y número tres: explique por qué es importante la correcta pronunciación del encantamiento en transformación y cuáles son las posibles consecuencias de una transformación mal pronunciada. Debajo del espacio para responder, había una línea más: el puntaje obtenido en estas preguntas será promediado con el puntaje de la prueba práctica. Suspiré. Realmente esperaba mucho más de la profesora McGonnagall. Pero cuando miré a mi alrededor, solo Hermione había empezado a escribir con feroz velocidad. Lil y Draco parecían meditar sus respuestas, ella con la mirada perdida y la pluma apoyada en la cabeza, él cavilando con los ojos clavados en el pergamino. Harry escribía de a trompicones, deteniéndose a cada momento para volver a leer; algo parecido hacia Neville. Ignatius miraba con horror su hoja, como si pensar las respuestas le doliera. No podía ver al resto de los merodeadores desde mi asiento, pero entonces Tadeus pasó junto a mi con aplomo y entregó su examen. La profesora Minerva arqueó una ceja pero no dijo nada. El Slytherin de primer año guiñó un ojo con tranquilidad al salir de la sala. Parecía tener todo bajo control, lo cual me alegró. Bajé la cabeza y comencé a escribir mis respuestas... Cómo escribir era de las cosas que peor se me daba, tardé bastante y para cuando terminé, Hermione, Ignatius, Neville, Luna y Ginny ya habían abandonado la sala, junto a otros estudiantes de las varias generaciones que eran evaluadas.
...
-¡Lo digo en serio, creo que mi examen de pociones será la peor calificación de la historia de Hogwarts!- se quejaba Ron frotandose la cabeza con exasperación. -¿Qué examenes tenemos mañana?- preguntó a la sala reunida. -Encantamientos, historia de la magia y astronomía en la noche.- respondí seria. -¡Y adivinación!- suspiró Lilith con angustia. -¡Cuatro exámenes en un solo día! Creo que mañana será mi funeral.- Hermione soltó una risita velada. -¿No te tomarás en serio esa materia, verdad?- soltó. Lil la miró como si no pudiera creer su escepticismo. -Vives en un castillo encantado, conviertes animales vivos en todo tipo de objetos, preparas brebajes que hacen que tomes la apariencia de alguien más, o anulen los efectos de múltiples venenos, o generes un enamoramiento absolutamente devoto (y toxico), conoces de la existencia de mantícoras, acromántulas, vasiliscos, y fenix, haces flotar plumas en el aire con la ayuda de una ramita en cuyo centro hay un pelo de cola de unicornio, pero no crees en la habilidad de profetizar... ¿En serio ahí es donde trazas tu línea? Para una bruja criada con Muggles, que escuchó por once años que todo lo que has aprendido a hacer era posible solo en los cuentos de hadas, eres increíblemente obtusa, Hermione.- soltó ella sin mudar su tono de voz, como si repasara la lista de las compras. Miré a mi al rededor, por si alguien más se percataba de la tensión generada en ese momento: Mi compañera de casa abrió y cerró la boca, puso cara de ofendida y repitió el proceso varias veces más, sin que nadie interviniera. Cuando finalmente decidió que no diría nada, Lil ya había cambiado de tema y le había dado la espalda.
De pronto, un gran cárabo pardo atravesó la sala y dejó caer un sobre rojo en el regazo de invitus. Lo contemplé confundido, hasta que Neville dijo -Oh, no. Un vociferador.- con cara de pánico, y dando unos pasos hacia atrás. Al oír eso, Ron dió un respingo y sus orejas se tiñeron de rojo, pero los demás me miraban con interés. -¿El rebelde peliazul recibe vociferadores?- terció Ignatius en tono de broma. -Eso parece.- respondí sin quitar los ojos del sobre que comenzaba a calentarse. -¡Ábrelo pronto o estallará!- chilló Ginny. -¿Les molestaría darme un poco de... privacidad?- Draco hizo como que lo pensaba un momento... -Veamos... Si recibes un vociferador y nadie lo oye contigo, ¿realmente recibiste un vociferador?- Lil caminó hacia él adoptando la misma postura -Es una interesante pregunta filosófica...- aportó. -Ya, entiendo. No van a irse, ¿verdad?- pregunté resignándome a la humillación. -Claro que no.- terció Ginny divertida. -Sería una pena que tus padres se hayan tomado la molestia de enviarte un vociferador, y tus amigos no estuvieran aquí, para recordartelo hasta la vejez.- Solté un suspiro y tiré del cordón que mantenía cerrado el sobre que ya había comenzado a echar humo. La voz de mi mamá retumbó en la sala de los menesteres. -¡Invitus Praecipitem Perit! ¿Has sufrido una contusión en Hogwarts o esos tintes que encantas finalmente han acabado con tu sentido común?- el chillido comenzó a hacerte más y más fuerte, mientras me encogía detrás de la carta. -Compraste ¡un auto! ¡¿UN AUTO?!- la voz de mi mamá perdía por momentos el sonido humano y adoptaba el oscuro sonido de un gruñido. -¡¿Cómo se te ocurre?! ¡En qué mantícoras estabas pensando?- mis amigos habían comenzado a dar pasos atrás. -Puedes agradecer a tu padre que solo haya enviado un vociferador, y no haya desmontado de Quetzy en los terrenos de Hogwarts, y te haya traído atado a su cola, porque juro que eso es lo que yo quisiera hacer...- no bromeaba. Podía imaginarla hecha una furia desmontando en medio de un remolino de plumas, varita en mano, inmovilizandome con una maldición, y atándome a la serpiente emplumada. Tuve un estremecimiento. -Si vuelves a gastar un solo galeon sin nuestra expresa autorización, congelaré todas las cuentas y estarás de regreso en el GOMACOUY, en menos de lo que puedes decir Quidditch.- terció finalmente. La carta se deshizo en una boluta de humo y hubo un momento de silencio, en el que todos tomamos aire e intentamos recuperarnos.
-¿Qué demonios es un Quetzy?- soltó Ron un poco ahogado. -¿Esa era tu mamá?- preguntó Draco con los ojos como platos. -¿para qué demonios compraste un auto?- se extrañó Thad. -Dice "mantícoras".- apuntó lil con una risita. -Oh, te extraña tanto que quiere llevarte de paseo en un Quetzy...- dijo Luna con su voz de ensoñación. Suspiré como si rebuznara. -Punto número uno: Quetzy es un Quetzacoatl, una serpiente emplumada. Punto número dos: Si esa era mi mamá, y no, ese no es el punto cúspide de su enojo. Tendrían que verla en persona. Da mucho más miedo. Punto número tres: si, Lil, mi mamá usa criaturas mágicas como sinónimos para los exabruptos porque odia las palabrotas y punto número cuatro: Las serpientes emplumadas se mueven con el viento, en el viento, y pueden controlar el viento, con lo que viajar atado a su cola no debe ser un paseo del todo agradable. En especial, si ese Quetzalcoatl está siendo montado por mi mamá hecha una furia. De seguro lo haría viajar en medio de un tornado, para su satisfacción y mi consternación.- respondí tan escuetamente como pude. -Aún no respondiste mi pregunta.- apuntó Thad. -¡¿Los quetzalcoatl existen?! ¿Esos quetzalcoatl? ¡¿Los que eran considerados dioses?- preguntó Hermione fascinada -¡Quiero volar en un Quetzalcoatl!- exclamó Ignatius que tenía la mirada que Hagrid le había dedicado a Norberto. -Invitus... yo creo que prefiero no ir a tu país.- soltó Neville dubitativo y con un dejo de horror en la voz. Me reí. -Compré un auto, porque tengo un proyecto entre manos.- expliqué guiñando un ojo cómplice a Ginny y Ron, que se miraron. -Si, Hermi, esos quetzalcoatl, los que eran venerados como dioses. Y lo siento amigo...- dije volviéndome a Ignatius -pero las serpientes emplumadas son muy selectivas y quisquillosas con sus jinetes. Y Quetzy, en particular, es un viejo sabio y pomposo.- negué con la cabeza con una sonrisa, recordando sus charlas. -Oh, Nev, no te sientas intimidado. Mi mamá es una bruja encantadora, generalmente.- añadí.
...
A primera hora de la mañana, después de desayunar, nos tocaba el examen de encantamientos. La parte teórica no había resultado tan complicada, pero la prueba práctica nos tenía a todos nerviosos. Ser de primer año tenía varias ventajas, pero al enfrentarnos a los exámenes uno no sabía que esperar, y eso era terrorífico. -Los de primer año- llamó el profesor Filtwik. -hagan una sola fila y entren a sus correspondientes mesitas de trabajo. Se les indicará la prueba una vez dentro.- explicó con su voz chillona. A mi lado, Juliet me dedicó una sonrisa confiada, e Ignatius susurró al pasar junto a mi -¡Animo Thad! ¡Si, podemos!- Encontré mi mesa, identificada con un cartel en el que se leía "Thadeus Smith, Slytherin.". Suspiré -Bien, no hay marcha atrás.- tercí. -¡Bienvenidos a tu primer examen de encantamientos!- dijo el profesor Filtwik poniéndose de pie en una tarima preparada especialmente para la ocasión. -Bien, como primera tarea, deberán usar el encantamiento levitador, para elevar una pluma hasta el techo del recinto. Cuando sus plumas hayan alcanzado el techo encantado, su nombre aparecerá en mi pergamino y yo los nombraré. Así sabrán que pueden detenerse.- Explicó. -Su segunda prueba, consistirá en encantar la piña que tienen en sus mesitas, para que baile claqué.- Terció.
-¡¿Qué demonios es el claqué?!- pensé. Abrumado, me dediqué a hacer levitar mi pluma. Fui el segundo en lograrlo, solo detrás de mi amiga gryffindor, nada mal. Entonces, tuve que ponerme de pie frente a la piña. Heché un vistazo, pero solo podía ver la espalda de Juliet, que parecía estar haciéndolo muy bien, porque el profesor se había acercado y aplaudía con una sonrisa en su cara simpática. -Bien, piña, perpárate a bailar.- no tenía idea de qué era el claqué, así que decidí añadir mi propio toque, me concentré, realicé el encantamiento y a mi piña le crecieron unos finos brazos y piernas, entonces, empezó una elaborada coreografía de pop & lock, que continuó arrojandose al piso (o más bien a la mesa) para hacer una vuelta de espaldas al estilo LA y un freeze de free style sobre un hombro. El profesor estaba encantado. Abandonó la mesa de una chica de Ravenclaw con coletas en el cabello y se acercó. -¡Bravo Smith!- dijo sonriendo divertido. -Un gran mago, encuentra la forma de resolver los problemas con inventiva.- me felicitó. -Es que yo... No sabía qué es el claqué, profesor. ¡Pero si puedo hacer a la piña bailar, ¿ve?!- el asintió complacido. -Excelente, Thadeus. ¡Excelente! Puede salir.- me indicó con un gesto de la mano.
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