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Capítulo 37: Charlas de "quidditch" y algo más.

-Ew, ¡¿alguien podría pedirle a Juliet que se detenga a respirar?!- soltó Ron observando a la joven Gryffindor besuquearse con el chico Hufflepuff como si el mundo fuera a terminarse. -Oh, Ronald, ¿celoso porque nunca te han besado?- pinchó Ginny con cierta malicia. A Ron se le tiñeron las orejas de rojo. -¿Y tu que sabes sobre besar?- soltó herido, pero la niña solo se encogió de hombros -Seguro más que tu.- respondió, haciendo que Harry se sumara a la lista de abochornados, aunque nadie más que yo pareció notarlo. -¿Y qué planes tenemos para estas vacaciones?- pregunté para llenar el silencio. Harry me sonrió casi como agradecido. -No tengo idea de dónde esté metido Draco ahora, pero mi padrino nos llevará a su antigua casa, Grimauld Place; y además le pedí que nos lleve a la antigua casa de los Potter.- respondió él. Debí palidecer porque inmediatamente agregó -Me refiero a la casa en la que vivieron mis abuelos, no a la casita de Godric's Hollows, dónde... ya saben... pasó.- se pasó la mano distraidamente por la frente. -Yo que tu no buscaría a tu nuevo primo, ¿o no has notado la ausencia de Lil? Algo me dice que esos dos estarán ocupados por buena parte del viaje.- dijo Invitus. -Lilith ha estado tan estresada con los exámenes finales, que estoy seguro de que se lo habrá llevado a algún vagón vacío para... calmar sus nervios.- añadió con un guiño. -¡Ja! Deberías intentarlo Hermione, tal vez te siente bien...- dijo Ron e inmediatamente se volvió del color de los tomates. -¡Y una vez más, pruebas por qué me avergüenza ser tu hermana, Ron.- dijo palmeándose la frente Ginny. -Si intentas convencer a una chica de que... te use como su amansa nervios... al menos busca a alguien con estándares más... adecuados a ti.- soltó con una risita malévola. -O al menos intenta sonar más sutil.- sugirió Invitus uniendose a las risas.

Ron estaba a punto de responder cuando la puerta se abrió, aparentemente durante nuestra breve charla, Juliet había terminado su sesión de besos y había alcanzado la puerta de nuestro compartimento junto a Luna. Ambas se apretujaron en los espacios que habían disponibles, -¿no deberíamos hacer este lugar un poco más cómodo?- preguntó Luna sacando su varita. -Humm.. no se supone que hagamos magia fuera del colegio.- le recordé, pero ella no pareció oír, lanzó un hechizo de expansión indetectable y luego se acomodó gustosa al lado de Invi que tendió un brazo para que ella acomodara su cabeza en él, con sonrisa de satisfacción. -¿De qué hablaban?- preguntó Juliet. Ginny estuvo a punto de responder con otro comentario sagaz, pero Ron la interrumpió. -Planes para estas vacaciones. Nada más.- terció en dirección a su hermana pequeña. -Oh, mamá se empeña en que vayamos a Málaga y nos tomemos unos días en la playa. ¿Piensan en hacer algo todos juntos?- preguntó inquieta. -Bueno, no lo habíamos planteado, pero sería genial.- respondió Invi. -¿Por qué no llamamos al resto de merodeadores y concretamos una reunión... Los que se han criado en el mundo mágico, se han divertido lo suficiente con los muggleborns. Es hora de que les devuelvan el favor, ¿por qué no pasamos un día del lado Muggle de Londres?- soltó con una sonrisa.

-¿Hay alguna forma de hacerlo sin que papá se entere?- Preguntó Ron. Invitus lo miró curioso -¿Por qué? ¿Temes que no los dejen ir?- preguntó con genuina sorpresa. -¿No dejarnos?- soltó Ginny divertida. -Más bien, tememos que quiera acompañarnos. Papá está obsesionado con los muggles.- Ron jugueteó con el elástico del cuello de su camiseta -Si, con sus felétonos, patitos y autos.- agregó. -En especial los autos...- enfatizo. -Oh, claro... Autos como el que tu y Harry estrellaron el año pasado contra el sauce boxeador, ¿verdad?- añadió Luna con la mirada perdida. Todos nos reímos. Todos menos Ron, que recordó con horror la situación a la que se había enfrentado, y se puso pálido. -De cualquier manera, pueden simplemente decirle que se reunirán con alguno de nosotros. Luego, el viaje al mundo muggle será... algo que surgió en el momento.- Añadió el peliazul guiñando el ojo. -¡¿Viaje al mundo muggle?! ¡¿De verdad van a ir?!- Soltó Ignatius sorprendido, estaba parado en la puerta de nuestro compartimento junto a Thadeus y Draco -Bueno, pensamos que sería divertido llevar a estos nobletes de sangre pura.- dijo Harry con sorna hacia su mejor amigo, Juliet y Draco. Yo le reí la gracia, mientras Draco se habría paso entre nuestros pies, evitando pisarnos y arrastró las palabras en dirección a Harry -Ex noblete, gracias, primo.-

En cuanto se hubo sentado contra la ventana, Ginny lo miró con interés. -¿Dónde está Lil? Creímos que estarían juntos practicando su deporte favorito.- soltó sin ninguna disculpa. Draco se atragantó -¡¿Qué?!- dijo el rubio sin poder ocultar un pálido rubor que se extendía desde su cuello hacia su cara. -Oh, ¿eso creían? En realidad yo pensé que estarían teniendo sexo.- afirmó Luna. La risa de Invi no se hizo esperar. Estalló como un vociferador, atronando dentro del compartimento, y poco a poco, algunas risas más se sumaron: la de Harry, la de Ginny, la de Juliet y, para mi sorpresa, la mía también... Definitivamente, juntarme con estas personas me había vuelto un poco más laxa en ciertos aspectos. Al poco tiempo, las risas fueron interrumpidas por el chasquido del pestillo, Lilith entró a nuestro compartimento con tanta comida del carrito como sus brazos le permitían cargar. -¿Piensas entrar en un concurso de comer?- preguntó Ignatius un poco apabullado. -¿Hum?- preguntó Lil con la boca llena de un panecillo de calabaza. Cuando se acomodó junto a Draco el chico la rodeó por los hombros. -Lo siento, estoy agotada. Intento reponer algo de energía, azúcar mediante.- respondió antes de zamparse la otra mitad del panecillo. -¡Dios bendiga la glucosa!- dijo con una sonrisa de placer. -Y a las caries.- respondí horrorizada. Solo podía imaginar la cara de mis padres si vieran la cantidad de dulces que llevaba la chica, pero a ella no pareció importarle demasiado.

Lil se volvió hacia Draco -¿Por qué estás tan colorado?- preguntó notando de pronto el rubor en la cara de su novio. -Fue por algo que dije, creo... verás, todos en el compartimento creían que Draco estaba jugando Quidditch en algún vagón vacío contigo, pero yo creía que estaban teniendo sexo, y luego por algún motivo todos comenzaron a reírse. Me gusta que la gente se ría, pero suelo no entender los chistes, ¿o es que acaso tener relaciones es algo chistoso? Yo no me río cuando lo hago... o quizás es porque Invitus...- antes de que pudiera terminar Invitus la jaló hacia atrás y cubrió su boca -No discutimos asuntos privados en público... ¿Recuerdas Lu?- ella se removió -Oh, claro... lo siento. ¿Los he hecho sentir incómodos al mencionar el pene de Invitus?- dijo ella con los ojos como platos. Las risas volvieron a estallar, esta vez guiadas por Lilith que se retorció hacia adelante, mientras Invi resoplaba con frustración. -Para nada Luna, este es un espacio seguro, puedes hablar cuanto gustes sobre el pene de Invitus.- pinchó Draco, frente a la cara de horror del chico mencionado -¡ES UNA BROMA!- chilló el chico intentando evitar que su novia comenzara a describir a detalle su miembro.

...

Las risas habían dejado atrás la incomoda conversación sobre... hum... llamemoslo: quidditch. Y nos habíamos puesto de acuerdo en que el fin de semana antes de regresar a Hogwarts nos reuniríamos en la casa de Hermione. Yo sabía que Severus estaría fuera todo el fin de semana, ya que pensaba ir a inspeccionar una propiedad de los Prince que había surgido a raíz de nuestro traspaso de apellidos. Curiosamente Madamme Bones también estaría ahí. Papá gentilmente me había invitado a ir con ellos, incluso había sugerido que llevara a Draco conmigo, pero no estaba segura de querer presenciar el primer... partido de quidditch... entre esos dos después de meses de relación por correspondencia. Así que la visita a casa de Hermione me proporcionaba una excusa para ausentarme. Ya tendría tiempo de conocer la casa si es que Severus decidía conservarla.

Me había acurrucado bajo el brazo de Draco con un libro de encantamientos en el regazo, la luz del sol mermaba y comenzaba a sentirse un poco fresco, así que usé una esquina de su capa para cubrir mis piernas. ¡Un momento! Pensé de pronto, al darme cuenta del peculiar aspecto que debíamos lucir como pareja: yo llevaba unos jeans con roturas en ambas piernas que dejaban a la vista buena parte de mi piel y una camiseta cortada a la altura del ombligo. Él por el contrario, llevaba un sobrio pantalón negro y camisa a juego, con una capa sobre sus hombros con una serpiente plateada grabada en uno de los bordes, como si reptara hacia su cara. No había forma de que él pasara por un muggle ordinario. En todo caso, y si es que lográbamos convencer a las personas de que no había nada extraordinario en él, sería tomado por alguien importante y de todas formas, llamaría demasiado la atención: miré al rededor: Juliet llevaba una falda ajustada de color morado y una especie de corset color manteca, y por encima, una capa del mismo morado de la falda. El peculiar estilo de Luna, era por lejos lo menos muggle del mundo, la chica llevaba rábanos por pendientes, un vestido de un verde limón chillón y una capa plateada como los ojos de la loba en la que se convertía. -Tendremos que comprarles ropa apropiada si queremos que pasen por muggles.- dije observándolos. Draco miró su bonito aspecto -¿qué hay de malo con mi ropa?- preguntó. Harry soltó una risita. -Que nadie en el mundo muggle usa capas desde... ¿hum... 1800, tal vez...?- Juliet soltó una exhalación -¿Estás diciendo que no podré llevar mi ropa?- preguntó indignada. -No te preocupes, Juls, algo me dice que amarás ir de compras en el mundo muggle, además, tu atuendo no está nada mal, solo... deberías dejar la capa en casa.- respondió Hermione. -Hey, Potter, estoy seguro de que los muggles aman tu estilo... ¿como se llama? ¿"Solo uso ropa tres talles más grandes"?- pinchó Draco devolviendo el golpe. -Ok...- dijo Harry consiliador. -¿Qué les parece si vamos de compras al llegar, así podremos tener ropa con que cambiarnos el fin de semana?-

Ginny, Luna y Ron se removieron inquietos... -Hum... ¿Harry?- la pelirroja lo miró con aprehensión, pero él le dedicó una mirada tierna, casi fraternal. -No tienen que decirlo, lo resolveremos.- dijo sin más, y luego miró a Ron con seguridad. El chico hizo una sonrisa algo incómoda. -Ustedes tampoco tienen de qué preocuparse,- soltó Invitus mirando a Luna y Draco. ¿está bien?- Draco suspiró y Luna se arrellanó más en el costado de su cuerpo. -¿Preocuparse por qué?- dijo una voz alarmada desde la puerta. Neville había llegado finalmente. Me di una palmada en la frente. Traía unos pantalones de abuelito y una capa a juego. -Necesitas ropa. Con urgencia.- respondió Juliet, que aunque no tuviera idea de las tendencias del mundo muggle, parecía plenamente convencida, y además acertadamente, de que los pantalones de tweed y los chalecos de lana, no eran una opción. Neville se miró horrorizado como si de pronto temiera haber olvidado vestirse e ir paseando por el tren en calzoncillos. -¿Qué tiene de malo esta? ¡Era de mi tío!- Yo suspiré -Exactamente eso. Era de tu tío. Un señor unos... ¿qué? ¿50 años mayor que tú?- el asintió. -52.- respondió. -No iré al mundo muggle contigo vistiendo como un cincuentón.- respondí -¿Al mundo muggle? ¿De verdad vamos a ir?- Hermione asintió -Reunión de los nuevos merodeadores el último fin de semana de vacaciones en mi casa.- Invitus se aclaró la garganta -Código de vestimenta: iremos de compras para que no vayan por las calles como miembros de una secta.- Thadeus rió -Una secta que incluye miembros de la realeza, abuelitos en su plena juventud, muñecas barbie en su versión humanizada, y... Lunas.- agregó.

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