Capítulo 32: Nuevos merodeadores.
Durante el almuerzo, cada uno se sentó en la mesa de su respectiva casa, para acallar un poco las quejas y chismes sobre el hecho de que casi siempre nos sentamos todos en la misma mesa. Draco, que era el único que tenía problemas en su casa por sus nuevas amistades, se sentó al lado de Thadeus, y de lo que el mismo llamó "compañeros que no eran snobs de sangre", para evitarse altercados. Lo observé desde la mesa de Hufflepuff, atento por si acaso surgía algún problema, a su lado había una bruja por demás hermosa: una chica de largo cabello rubio, y con unos ojos grises que brillaban con vida, parecían los de la chica Lovegood. Por la charla que mantenía con mis dos amigos serpientes, asumí que no profesaba el elitismo de pureza de sangre como casi todos en su casa. Me quedé embelesado viéndola, al punto que apenas pude comer antes de que todo desapareciera, dando fin al almuerzo. Me levanté rápidamente de mi mesa, sacudiéndome el sonrojo y el aturdimiento que había obtenido por observar y fantasear un poco con aquella bruja mayor, y me dirigí fuera del gran comedor. En un rincón apartado de la vista, saque mi copia del mapa y lo activé para revisar el camino menos concurrido, o algún pasadizo que me dejara más cerca de mi objetivo sin ser visto. Lo encontré en la entrada de la torre del reloj, detrás del retrato de Damara Dodderidge, que me llevaría a un tramo de la gran escalera en el séptimo piso -¡Bingo!- musité, emocionado de poder usar un pasadizo secreto. Al llegar allí, en el mapa ví la contraseña del pasaje, así que se la dije a la dama del retrato que, al oirme, lo abrió con un amplio gesto de la mano para dejarme pasar.
Caminaba tranquilamente por el pasadizo, confiado en que llegaría a tiempo a la reunión, cuando dos cuerpos no mucho más altos que yo, pero si más macizos, me hicieron caer en la oscuridad. Alarmado, me puse de pie de un salto y conjuré uno de los primeros hechizos que vino a mi mente: -lumos.- dije, y entonces ví con quiénes me había chocado: dos estudiantes, gemelos, fácilmente identificables -Lo siento- farfullé, tendiendoles a cada uno la mano para ayudarlos. Ambos se pusieron de pié y me echaron un vistazo -No sabía que alguien conocía este pasadizo.- dije nervioso. Uno de los dos se adelantó con la mirada fija, no tenía aspecto de estar enfadado, pero aún así, si uno había estado dos minutos en Hogwarts, había tenido tiempo suficiente para saber que no querías estar en la mira de los gemelos Weasley. No eran malos, pero sí verdaderamente brillantes haciendo todo tipo de bromas, y la intensidad de ellas dependía de qué tanto hubieran decidido atosigarte. -¡¿Dónde están mis modales?!- solté incómodo. -Soy Ignatius Wall, un placer- finalicé presentándome. -Bueno George...- dijo uno de ellos -...¿qué tenemos por aquí Fred?- continuó el otro -Parece que un primer año descubrió uno de los secretos de este castillo.- aportó el primero, que identifiqué como Fred. -¡felicitaciones novato! Todo un logro para alguien de tu edad, con excepción de nosotros, modestia aparte...- dijeron ambos con una sonrisa. -...Pero...- hablo George -parece que nuestro amigo Invitus: real realeza,- dijo haciendo una reverencia pronunciadísima -se está divirtiendo a costa de nuestros descubrimientos.- afirmaron ambos, antes de quitarme el mapa e inspeccionarlo a la luz de mi propia varita -Ciertamente, ésto es una copia de lo que le préstamos a principio de año.- dijo uno de los dos, aunque en mi nerviosismo, ya no pude identificar de cuál se trataba -tranquilo chico, no te quitaremos ésta copia.- dijeron volviendo sus rostros hacia mi. -Pero nos gustaría que le dieras un mensaje a Invitus.- terció uno de ellos. -Dile a tu amigo peliazul, y a su amigo la serpiente verde, que nos gustaría reunirnos con ellos. Tenemos ciertas... cuentas que saldar.- dijo el que sostenía mi mapa, haciendo un gesto con los dedos. Luego me devolvió el mapa. -Nos vemos novato. No olvides cerrar el mapa para evitar que cualquiera pueda leerlo.- me dijo perspicaz. -¿cerrar el mapa?- pregunté atónito. Uno de ellos suspiró y negó con la cabeza, luego alzó su varita -Travesura realizada.- afirmó y tocó el mapa. La tinta se volvió invisible, volvieron a hacer una exagerada reverencia y se pusieron en marcha por el pasaje. Unos pasos más adelante, uno de ellos se volvió hacia mi -Adiós, no olvides nuestro mensaje ¡y que no te atrapen haciendo bromas!- gritó saludando con la mano.
Llegué finalmente al corredor en el séptimo piso, donde habíamos quedado de encontrarnos con los nuevos merodeadores. Al parecer, mi pequeño encuentro me hizo llegar al último, pues todos estaban allí esperando por mi -Parece que viste un fantasma.- me dijo Thadeus. -O dos.- acotó Lil divertida. -Lo siento por lo de mis hermanos, pueden causar un poco de... impresión, si conoces su reputación.- se lamentó Ginny. -¿Cómo saben que me crucé con los gemelos?- pregunté, antes de darme cuenta por mi mismo: -claro, el mapa- finalicé respondiendo mi propia pregunta. -¿Un encuentro divertido?- preguntó Ron con una ceja alzada. -Bueno... yo diría... interesante. ¿Alguien más sabía que el mapa puede ocultarse?- pregunté esperando una reacción de sorpresa. Para mi pesar Lilith solo compuso una mueca de obviedad -Duh, ese es el punto del mapa. Si alguien más intenta leerlo, sin conocer la clave, solo lo insultará. ¡Los merodeadores originales eran la cúspide del ingenio!- soltó ella divertida. -Claro, la cúspide del ingenio: un traidor, un licántropo desgreñado, un exconvicto desterrado y un muerto, traicionado por su núcleo más cercano... Sin ofender Potter.- soltó Draco sin mucho filtro, lo que le hizo ganar un par de golpes y miradas de rencor. Curiosamente, Harry fue el único que le rió la gracia. -Draco tiene razón: si mis padres hubieran sido "la cúspide del ingenio" no habrían confiado en alguien cuyas lealtades eran tan... flexibles.- afirmó. -Pero Harry,- terció Ginny en un tono extrañamente dulce. -eran sus amigos. Nadie espera ser traicionado por quién cree que son sus amigos.- afirmó. -¡Por supuesto! No puedes culpar a Cornamenta por creer en Colagusano, digo: nadie aquí esperaría una traición de los demás, pero si pasara, ¿de pronto seríamos tontos por haber confiado los unos en los otros?- soltó Luna con su voz antinatural y etérea. Algunas miradas indiscretas se dirigieron a Draco, tal vez incluso sin proponérselo, pero si alguien del futuro llegara a decirnos que uno de los nuevos merodeadores estaba muerto, y otro en Azkabán por culpa de un tercer merodeador, estaba seguro de que el voto popular sería culpar a Draco. El chico hizo una mueca. -Se que no tienen por qué confiar en mi. Pero créanme. No tengo intenciones de traicionar a nadie aquí: ¿han visto mi boggart? Es la marca tenebrosa: mi miedo más grande es que intenten unirme a esas filas. Se que fui un imbécil. Pero uno que sabe dónde trazar su línea.- Ginny se acercó un poco al grupo de gryffindors y murmuró en un tono suficientemente audible -Es bueno que sepa que nadie aquí confía en el.-
Lilith le dedicó una mirada indignada. -No generalices, Gryffindumb. Yo sí confío en él.- Afirmó poniendo su pequeño cuerpo delante del de su novio, como si pudiera evitar el impacto de los misiles que desprendía la intensa mirada de la niña Weasley. -Yo también.- dijo Thadeus. -Pff, que novedad, su novia, la hija del profesor que siempre ha tenido saña contra los merodeadores, y otro Slytherin, confían en él.- afirmó afilada como una daga. -Yo también confío en Draco.- dije tomando partido. La verdad es que no me gustaba que las cosas se pusieran así de tensas, y según entendía, Draco había sido un patán antes, pero eso era antes. Desde que yo lo conocía, al menos, nunca me había dado un motivo para tenerle recelo. -Son todos primeros años... E ignatius, no te ofendas, pero al ser Muggleborn, tampoco es como que tengas mucha idea de cómo se mueven los Malfoy en nuestro mundo.- volvió a soltar. Creí que Lilith iba a lanzarse encima de la chica cuando Harry le puso la mano en el hombro a la hermana de su mejor amigo, que ya estaba hecha una furia y dispuesta a lanzarse a la batalla tanto como la otra. Todos nos movimos confundidos. -Draco no nos traicionaría.- dijo calmado. -Yo... confío en Invitus, e Invitus confía en él. Eso es suficiente para mí. Además, no es un mal punto. Lo que dice tiene sentido: puede que los merodeadores fueran ingeniosos, pero no supieron cuidar su círculo, ni sus amistades. No tomaron los recaudos que debían, y acabaron como acabaron.- dijo con la mirada un poco ida. -Los nuevos merodeadores seremos diferentes. Y comenzaremos por no dividirnos, y fragmentar al grupo. La lealtad no estará entre las casas, sino entre nosotros. ¿De acuerdo?- dijo Hermione ocupando el otro hombro de Ginny y mirando con una sonrisa tranquilizadora a Draco. -Gracias.- articuló él. Ella se sonrrojó levemente. Tal vez yo fuera el único que reparara ese detalle, todos los demás parecían enfrascados en ese breve momento de tensión. Ginny aflojó su cuerpo y un segundo más tarde lo hizo Lilith, aunque los ojos de ambas aún echaban chispas. Draco sostuvo a su novia por la cintura y le susurró algo que pareció tranquilizarla, ella lo miró sonrió dulce y asintió.
...
Invitus se había mantenido al margen de la discusión que se había generado. -¡Oh, Centauros! Desearía no haber hecho esa pregunta.- me lamenté con algo de tristeza -A veces la gente toma lo que digo de forma muy literal, y odio ver como la gente discute. Es por ello que mi mamá y mi papá jamás discutían delante de mi: cuando mamá estaba viva, ellos solían intercambiar notas de papel en las que se decían lo que necesitaban discutir, de modo que yo no los oyera decirse cosas feas.- relaté. -Eso es... interesante. Al menos ellos pensaban en ti y te evitaban el mal momento.- respondió mientras miraba con frustración la discusión que se armaba frente a nosotros. -Bueno, eso... y que según papá, la vez que discutieron delante de mí, tuve un episodio de magia involuntaria y encendí fuego el techo de la casa.- expliqué. Invitus contuvo una risita, lo que fue muy amable de su parte. Cuando el incidente parecía llegar a su fin, mi compañero, que no había participado, ni tenía intenciones de participar de la discusión se aclaró la garganta para llamar la atención -Y ahora que estamos aquí, y han terminado de expresar sus múltiples resentimientos y preconceptos...- dijo dedicando una mirada (que parecía tan severa como la del profesor Prince) a Ginny, -...pasaré a explicar cómo funciona la sala.- dijo. Hubo un murmullo general de emoción, como si los torposoplos hubieran invadido. -Antes de que pregunten: está frente a nosotros, pero hay que saber cómo convocarla para poder ver su entrada.- dijo, mirando a todos los presentes. -La habitación aparece de dos formas: La primera es que estén muuuuuy necesitados, y mucho énfasis en ese muy; quiero decir, si simplemente desean algo, la sala no se materializará así nada más, pero, si su deseo hiciera a la sala creer que es su única opción y que no tienen salida se revelará inmediatamente.- continuó -la segunda forma, que probablemente sea la que más usemos, podríamos llamarla una imposición de nuestra necesidad. Para imponer nuestra necesidad, se necesita pasar repetidas veces por enfrente, pensando claramente en ella y en lo que requerimos. Unas tres veces por lo general son suficientes- explicó, juntando sus manos.
El chico del cabello azul miró a todos una vez más con aspecto severo. -Harry y Draco tienen un buen punto: los merodeadores podrían haber sido magos geniales, al menos tres de ellos, pero no cuidaron su herramienta más importante: el grupo. Y por ello, ocurrieron las circunstancias que ocurrieron. Ninguno de los que está aquí ha sido obligado a venir, así que, guárdense sus estúpidas rivalidades en donde no les dé el sol, o dejen el grupo ahora. Si no pueden trabajar como un equipo, y si, Lilith Prince y Ginnebra Weasley: eso implica respetar a todos los integrantes, no pueden ser parte de él. Draco no nos traicionará, y si alguno de ustedes cree lo contrario, que recuerde antes de hablar que recibió una paliza de parte de tres gorilas de su casa por el simple hecho de ser nuestro amigo. ¿He sido suficientemente claro? No pretendo interferir cada que uno de ustedes decida ser tan obtuso como para agredir a alguien por su estatus de sangre o su procedencia familiar. Así que no volveré a quedarme callado si ocurre esto nuevamente; si alguien quiere ir en contra de esta norma, lo invito a batirse a duelo por su derecho a permanecer el el grupo. Si me vencen, estaré encantado de irme. No estoy interesado en perder mi tiempo con ridiculeces clasistas.- afirmó. Las dos chicas de cabello rojo y naranja se miraron los zapatos, pero ambas apretaban los puños, como intentando retener una réplica, aunque ninguna dijo nada. Harry se acercó a mi amiga Gryffindor intentando apaciguar su ira, mientras que Draco hacía lo propio con su novia. Me sentí un poco mal por Invi ya que nadie aceptaba su invitación, así que alcé mi mano. Él me miró -Puedo batirme a duelo contigo si quieres.- dije con una sonrisa. Él me dedicó una de sus miradas amables. Me gustaba cuando arrugaba así las comisuras de sus ojos en un gesto simpático. -Gracias, Luni, no será necesario.- dijo con cierta gracia en la voz. Los demás rieron, no entendí por qué, pero daba igual, en general no entendía de qué se reía la gente cuando yo hablaba.
Dicho esto, Invi palmeó sus manos -Y ahora: ¿quién quiere convocar la sala de los menesteres?- preguntó. Inmediatamente Ginny se adelantó -¿Qué buscamos?¿una simple sala de reunión con asientos para todos?¿una biblioteca?¿un aula de duelo?- cuestionó, esperando un consenso general -Quizás, una biblioteca con una mesa y asientos para todos.- dijo Neville -Si necesitamos cambiarla, es tan simple como salir, alejarse un poco, y volver con una solicitud nueva ¿no?- acotó Hermione -Ciertamente así es- dijo el que parecía tener mucha experiencia con la habitación. -De hecho, hay cambios y añadiduras que pueden hacerse desde dentro: digamos, si necesitas algo muy puntual, puede que aparezca allí.- Añadió el rubio de Slytherin, haciendo que su novia se sonrojara. -¡Aguarden un segundo! ¿Cómo es que el niño bonito y su princesa roja están al tanto del funcionamiento de la sala?- preguntó Ginny alarmada. -Humm... bueno, es que, nosotros.. humm.. la encontramos una vez.- respondió Lilith tropezando con las palabras, lo que me hizo pensar que tal vez no estaba siendo del todo exacta. -¿Tendremos clase en el motel personal de Dralith? ¡EEWW!- exclamó la chica, a lo que los otros dos respondieron con un sonrojo más intenso. -Oh, por favor, no es como que ninguno aquí haya tenido sexo en el castillo.- Soltó Juliet con saña. Ignatius, Thadeus, Ginny, Hermione, Ron y Neville la miraron confundidos. -¡No!- respondió Hermione en una mezcla de confundida y avergonzada por la pregunta tan personal -¡Eso va en contra de las normas del castillo, por eso los chicos no pueden ir a las habitaciones de las chicas!- exclamó indignada. -¡Ja! ¿y entonces porqué la dotación de poción anticonceptiva en el despacho de madame Pomfrey?- preguntó Juliet segura. -Yo creo... que... hum... bueno... no lo sé, ¿para evitar accidentes?- dijo algo compungida, Juliet y Lilith rieron con ganas... -Claro, fue un accidente que cayeras encima de un pene!- Esta vez, yo y Draco nos sumamos a las risas, hasta Invitus y Harry rieron, aunque un poco menos abiertamente. -¿Quieren decir que han estado teniendo sexo en el castillo?- preguntó Ron más interesado que confundido, además de sorprendido de que su mejor amigo fuera de los que estaban del lado de la obviedad sobre la actividad sexual. -Hum... Si. Las chicas pueden ir a los dormitorios de los chicos, existen armarios de escobas, aulas abandonadas, pasadizos secretos y.. la sala de los menesteres. ¿De verdad creías que las personas pasaban los 7 años de más revolución hormonal dentro de Hogwarts sin nada de experiencia sexual Ronald?- Le espetó Juliet. Al chico se le pusieron las orejas coloradas y se miró los pies. -No lo se... Mis hermanos jamás dijeron nada al respecto.- La risa incómoda se extendió por todo el grupo.
-Bien... eso fue incómodo. Gracias por poner de manifiesto la actividad sexual de algunos miembros del grupo. En fin... Entónces ¿lo hacemos?- dijo mi amiga del pelo naranja intentando cambiar el tema -Hum... ¿Ginny?- se removió incómodo Harry bajo la mirada alarmada de Ron. -¡Me refiero a abrir la sala!- chilló ella. -Oh, claro...- terció el chico. -Si quieres saber algo sobre cómo hacerlo sola, puedo enseñarte.- sugerí, pero ella abrió los ojos como platos. -Es algo perfectamente natural y ayuda a calmar los nervios y dormir mejor.- respondí, pero Invi se me adelantó, volviendo a cambiar el tema. -Lo siento Gin, pero no has sido una muy buena jugadora en equipo, ¿no crees? ¿Qué tal si lo haces tú Luna?- dijo deteniendo con un gesto a mi amiga, y tendiendo una mano hacia mi. Nunca nadie me pedía que hiciera nada por ellos, así que me pareció bonito intentarlo, -Claro Invi, gracias.- dije, y me paseé por el pasillo como lo había indicado mi amigo de bonitas arrugas en los ojos.
...
Luego de las explicaciones, nos apartamos un poco para dejarle espacio a Luna, quien se movió reiteradamente frente a la habitación que viene y va. A su tercera pasada, se materializó una puerta, que rápidamente empuje para que todos pasáramos, aunque a juzgar por las excentricidades de la chica, tenía un poco de miedo de con qué me iba a encontrar. Por fortuna al entrar, la biblioteca más grande que muchos de nosotros habíamos visto, estaba frente a nosotros. Un camino entre las estanterías, nos guió a un espacio en el centro, que tenía una gran mesa de estudio, y 12 cómodos sillones y más allá un espacio de práctica con maniquíes armados con varitas en posición de ataque. Tomamos asiento y en la espalda de cada una de las butacas apareció un nombre: miré el mío con curiosidad -¡¿Bloody?!- exclamé confundida. -Oh, eso es simple,- explicó Luna con su tono inmutable. -Como los merodeadores tenían bonitos apodos, le pedí a la sala que nos identificara con bonitos apodos también. Supongo que esa es su manera de nombrarnos.- respondió. -¿Eer, Luna? ¡Bloody significa sangrienta! ¿Qué clase de bonito apodo es ese?- protesté. -Los merodeadores tenían apodos en relación a su animal interior, Lil. Tal vez la sala tiene alguna idea de cómo es tu animal interior, una noción que nosotros aún no tenemos.- respondió Invitus. -Así que mi animal es una fiera despiadada, genial.- respondí sínica. -¿Qué dicen los suyos?- Pregunté interesada. -¡Crowler!- respondió mi novio. -Wow... Rastrero. Bonito apodo.- dije sin pisca de emoción mirando a Luna con cierto desdén. -Yo soy Alas.- respondió sin más mi amigo peliazul. -¿Pero eso ya lo sabías verdad?- respondí pinchando. El simplemente se encogió de hombros -Tal vez.- dijo. -Por aquí estamos Sleepy, Farrier y Snowy.- dijo Juliet señalando su butaca y las de Thadeus e Ignatius respectivamente. -A mí me tocó... ¿Tooth? En serio Luna... ¿En qué estabas pensando? ¡Dejar que la sala nos nombre así es ridículo!- exclamó una indignadísima Hermione. -A nosotros nos gustan los nuestros.- respondió Ignatius. -Mi butaca dice Fral, creo que es cool, aunque no sé que significa.- soltó Neville antes de volverse amarillento: -miren las iniciales: FrAL. Son... Son... Son las iniciales de mis padres.- dijo incómodo. -Si fuera así, la L estaría en minúsculas.- aportó Hermione. -¿Tal vez la L es por el animal?- sugirió Ginny. -Claro... No tiene que ver con su apellido sea Longbottom, es más probable que con lo patético de mi magia, trate de Lobster o algo similar...- dijo el chico desanimado. -Hmm.. Harry, ¿qué hay de tu nombre? ¿Prongs?- preguntó Invi intentando cortar el ambiente deprimente -Solo dice LB.- respondió confundido. -Tiene lógica, ¿no? Lightning Bolt.- respondió Invi. Harry asintió. -Me gusta. Odio que esa estpupida cicatriz me defina, pero al menos, son solo letras, y nadie asociaría mi nombre con ellas.- dijo feliz, tocando con la yema de los dedos la cicatriz de su frente. -¿Qué hay de los Weasley?- preguntó Thadeus -Yo soy Ears...- dijo Ron con bochorno, -Y Ginny es... Pilgrim.- respondió con frustración. -¡¿Mis orejas son tan grandes?!- preguntó apretando sus orejas contra su cabeza, lo que me resultó cómico, y no pude evitar la risa. -¿Qué hay de ti, Luna? Nos has metido en este problema, así que espero que tu apodo apeste tanto como los nuestros.- comenté con frustración. La chica sonrió viendo su butaca. -Sus apodos no apestan, solo son bonitos en un sentido diferente. Cuando nos transformemos en nuestros animales, estoy segura de que tendrán mucho más sentido.- dijo la chica que, para mi fastidio, mantenía su sonrisa intacta pese a la frustración de varios de nuestros compañeros. -El mío es Looney.- dijo tranquila -Al menos uno de ellos no es necesario transformarse para entenderlo.- susurró Ron, lo que hizo que Invi le golpeara un costado. -Creo que es bonito.- dijo ella sin hacer caso de Ron.
-Ok, ¿qué opinan de explorar lo que la sala de Looney nos ha traído?- propuso Invitus, haciendo suyos los nuevos apodos. -Como podrán observar, esta sala puede proporcionarnos una biblioteca más completa que la del castillo, y, lo que es más divertido: sin sección prohibida.- continuó -Ello puede ser muy interesante, pero también muy peligroso. Así que tengan mucho cuidado al manipular un libro que no conocen. Aunque dudo que la habitación vaya a entregarnos algún libro maldito, es mejor ser precavido.- Finalizó. -¿Cómo funciona esta sala específicamente?¿puede crear cualquier cosa?¿cualquier libro solicitado será creado aquí?- pregunto Juliet -Bueno... hay cosas que la magia no puede crear de la nada, como ya sabrán. Y aquí también aplican esas leyes. La comida por ejemplo, o los libros que nunca hayan estado en este lugar, o en este castillo.- explicó Invi -El hecho de que ésta biblioteca sea mayor que la del castillo, se debe a que en ella se han almacenado muchos libros a lo largo de su existencia, y de que puede replicar exactamente, todos los libros del castillo también.- finalizó el. -¿Quieres decir que si le pidiera a la biblioteca una copia de cada diario escrito en el colegio, aparecería mi diario aquí?- preguntó Ginny alarmada. -No lo sé, pero podemos averiguarlo.- dijo el chico encogiéndose de hombros y cerró los ojos concentrándose; Detrás de él apareció un armario lleno de diarios -¡Ese es mío!- chilló la chica. -Ok, merodeadores. Nueva regla: nadie, y repito: NADIE traerá a la sala diaros íntimos, u otros objetos personales de los demás. ¿De acuerdo? De lo contrario, me veré obligada a subirlos a mi escoba y soltarlos desde la altura de los aros de quidditch.- dijo con tono amenazador. -Por mi está bien.- dijo Thadeus, a lo que los demás asintieron.
...
Por un rato, todos nos dedicamos a recorrer las estanterías, y buscar temas que nos interesaran, pero que no encontrábamos en la biblioteca. Al cabo de un rato, nos volvimos a reunir en la mesa, para discutir algunas cosas que eran de interés común, el grupo se dividió en pequeños grupos de estudio que comentaban, se pasaban libros y rollos de pergamino y tomaban anotaciones. -Oh, Draco, Invi, tengo un mensaje para ustedes de parte de los gemelos.- dijo de pronto el chico Hufflepuff como si recién lo hubiera recordado, cosa probable. -Los chicos me pidieron que dijera que tienen cuentas pendientes con ustedes.- anunció. -Oh, casi lo olvidaba. Está bien, gracias Ignatius.- respondió Invitus y luego me miró: -creo que tendremos que desembolsar unos cuantos galeons. El otro día vi a tus compañeros de casa pasearse con los pantalones bajos.- comentó. Me reí recordando la escena. -Si, los oí decir que no importaba cuanto los aseguraran, volvían a bajarse. Y si no me equivoco, antes de eso, Marcus pasó una semana en la enfermería con una Diarrea terriblemente incontenible.- solté como al pasar. -Bien, lo que sea que nos cobren los gemelos, lo tienen merecido. Creo que Flint, Crabbe y Goyle aprendieron su lección.- asintió mi amigo. -Y Parkinson también. Oí que recibió unos chocolates con mi nombre y se emocionó al creer que había dejado a Lilith para ir por ella. Fue por la sala común de Slytherin jactándose de ello, todo para descubrir que se trataban de caramelos vomitivos. Fue bastante asqueroso, pero muy divertido.- Juliet se acercó a nosotros interrumpiendo nuestra charla. -Si si, muy bien... son maravillosos pagando a otros para que le hagan bromas pesadas a un cuarteto de imbéciles, pero no estamos aquí para ello. Invitus: todos queremos saber: ¿cuáles son tus condiciones exactamente para hacernos animagos?- preguntó impaciente.
Él suspiró -Bueno, las condiciones son las que ya les mencioné antes:- comenzó -Necesito que trabajen en equipo y se respeten, no comiencen ningún proceso sin mi, y sigan los pasos tal y como se los indique.- Respondió. -¿y quiénes comenzarán el proceso? ¿ya lo sabes?- lo apremió Ignatius. Invi lo consideró un momento, como si hiciera números en el aire... -Bueno... ya les dije quienes no pueden y por qué. A Lil y Hermione las dejaré para el verano porque no quiero interferir con sus estudios y ninguna de las dos tendrá tiempo para dedicarse, y los jugadores de quidditch necesitan esperar a que termine la temporada. Así que, los primeros que comenzarán, por distintos motivos serán...- y se detuvo a pensar nuevamente -Draco, luego de que vuelvas de tus vacaciones, ¿crees que puedas lidiar con el proceso y el quidditch? Sé que descarté a los jugadores, pero confío en que lo lograrás fácilmente, y podrás ayudarme a guiar al resto.- preguntó pensativo. Me acomodé más erguido de lo que ya estaba, inflando el pecho con orgullo. Me agradaba que Invitus confiara en mis habilidades de este modo. -Claro, Invi, si crees que podré hacerlo y seré de ayuda, estaré encantado.- respondí. Él asintió una sola vez y continuó mirando los rostros de los presentes que atendían expectantes, como si desearan que su nombre apareciera. - Junto con Draco... Ron y Neville irán primero- finalizó, dejando sorprendidos a casi todos. -¿Y se puede saber por qué ellos?- pregunto una molesta Ginny. A Invitus no le gustaba para nada ser cuestionado, en especial cuando ya había aclarado que tendría varios factores en cuenta. Suponía que a la chica Weasley le molestaba que hubiera hecho una excepción por mí, pero no por ella, pese a ser una bruja extraordinaria.
-Si debes saberlo, Ginevra, Ron y Neville son los más torpes aquí presentes, sin ofender caballeros.- dijo mirando a los nombrados que se removieron algo incómodos. -Así que probablemente les lleve más tiempo. Tiempo que no tendré si a la par estoy entrenando a varios más, siguiendo con mis estudios y preparando a Lil para sus siguientes exámenes, sin mencionar a los demás que ya han pedido participar de las tutorías. Es por ello que entrenaré a Draco junto a ellos: una vez que logre su transformación, Draco podrá asistirme y podremos dividirnos otro grupo. Los siguientes serán Luna, Juliet, e Ignatius. Asumo que para cuando termine la temporada de quidditch, al menos dos o tres de ellos ya habrán logrado la transformación, así que podré continuar con Harry, Thad, y tú. Y en el verano, (por cierto, tendrán que venir todos a Uruguay este verano), Lil y Hermione.- terminó. -Mientras tanto, quisiera enseñarles un poco más antes de enfrentarlos a tal tarea. El hecho de que haya tan pocos animagos se debe a qué, además de ser algo complicado de hacer, exige mucho tiempo y algunos factores no pueden ser controlados, como los climáticos, que afectan al proceso. Es bastante lento de hacer, aunque se puede tener suerte y que las condiciones sean las idóneas para que se cumpla. Como ya les he dicho: no deben intentarlo por su cuenta hasta que yo les indique que comiencen con el proceso. ¿Fui claro?- finalizó muy seriamente. Lil resopló. -Ya que no nos dejas otra opción, si... Estamos de acuerdo de hacerlo a tu manera- dijo mi novia, mirando a nuestros compañeros que asintieron -Aunque te odie por hacerme admitirlo, tienes razón, dada mi situación particular de estudios y la de Hermione, no tenemos tiempo de hacerlo, supongo- agregó.
-Ya que estamos todos de acuerdo, Draco, Ron y Neville, vayan por favor al apartado sector de duelos, iré por un libro y los veré allá. El resto, pueden dedicarse a estudiar, adelantar sus trabajos o investigar. Lilith ¿por qué no practicas el encantamiento patronus un poco más? Juliet y Harry pueden ayudarte a desarrollar su forma corpórea, ya que lo han logrado antes, y tal vez puedan enseñárselo a algunos de nuestros compañeros. Si lograron hacer el Riddiculus sin problemas, supongo que podrán intentar el Patronus, aunque solo sea una bruma incorpórea de momento. Lil se puso de pie y se alejó sola hacia el espacio para duelos con los maniquíes, pero lo suficientemente apartado de los que iban a comenzar el proceso de animagos. Al poco rato se reunieron con ella Harry Luna y Juliet, que parecían entretenidas con el encantamiento. El resto se quedó en la biblioteca o en la mesa de estudio junto a Hermione.
Reunidos los tres en un extremo del sector de duelos, vimos a Invitus llegar con un libro en las manos sobre teoría de las transformaciones. -Bueno señores, lo primero que haremos, sera lanzar un par de hechizo- dijo él, señalando tres maniquies -¿Por qué?¿cuáles?- pregunto nerviosamente Neville -no importa cuales, y el por qué, lo diré después de que lo hagan.- Estuvimos un rato lanzando hechizos y encantamientos de lo más variados a nuestros contrincantes hasta que Ron le preguntó -¿Con eso es suficiente? no entiendo como esto nos va a ayudar a ser animagos- Invitus lo miro con un poco de frustración -esto... me ayuda a mi a ver en donde están, y que necesitan para llegar a nuestro objetivo.- Neville parecía pensar sobre lo dicho -¿Y?¿a qué conclusión llegaste?¿qué necesitamos para llegar al objetivo?¿hay material en mi para hacerlo?- preguntó, dejando a Invi aún mas frustrado -Draco esta a un buen nivel, no necesitamos mucho mas que comenzar y tener buenas condiciones climáticas para que no demore... Ron... necesitas esforzarte más en todo, no eres un mal mago, solo un completo vago. Y Neville...- habló, deteniéndose en el último de nosotros -para empezar... tu varita ¿te pertenece?¿ella te eligió?- inquirió, dejando a Longbottom incomodo -no... Pertenecía a mi padre.- Respondió, agachando la cabeza tristemente -He ahí tu mayor problema amigo, esa varita no te es leal, ¿me dejas revisarla?- le pidió, extendiendo la mano. Al recibirla, la hizo girar varias veces en sus dedos, la olió, la escucho, y luego lanzo un simple hechizo de fuegos artificiales -Hmm... Ciertamente...- murmuro. Ron, Neville y yo, lo miramos como si le hubiera crecido una segunda cabeza, cuando él nos devolvió la mirada -Eh, lo siento... mañas de fabricante de varitas.- dijo rascándose la nuca con gesto abstraído, y devolviéndole la varita a Neville. -Ciertamente tienes que cambiar de varita... Ésta no te eligió y por ende no puedes usarla al máximo.- habló, dejando al chico avergonzado -Hablare con mi abuela en las vacaciones a ver si me lleva a Ollivander's.- farfulló él. -Sería genial. Verás como con una varita leal, te será muchísimo más simple realizar magia. Si no es posible, tal vez pueda hablar con mi padre, es un fabricante de varitas. Me hará llegar algunas de donde estoy seguro podrás encontrar una adecuada.- respondió a su vez el peliazul. -Oh, no. No quisiera generarte más carga innecesaria. Haré a mi abuela comprarme una, lo prometo.- respondió el chico algo nervioso.
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