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Capítulo 28: La mejor tutoría y la mejor sala.

Disclamer: este capítulo contiene lemons. Si bien hemos aclarado que la narrativa contiene contenido adulto, es bueno destacar que este capítulo es +18.

Mis exámenes estaban a la vuelta de la esquina. Podía hacer mis transformaciones, encantamientos y hasta algunos hechizos de ataque y defensa bastante fuertes. Había vencido a un Bogart y desarmado a Potter, Invi, Draco e incluso a un muy asombrado profesor Lupin. Me estaba volviendo bastante hábil con la escoba, lo suficiente para volar hasta donde se me pidiera y regresar sobre mis pies, y me las había ingeniado para no volver a matar a ninguna planta después de un trágico incidente con una tentacula, a la cual Neville le tenía particular afecto. Me sentí muy culpable al respecto, así que decidí que si Neville podía continuar tutelandome y tolerar la muerte de lo más parecido a una novia que el chico tendría en los próximos 10 años, yo podía dedicar el doble de esfuerzo a herbología. ¡Y había rendido frutos! En pociones ya estábamos terminando el libro.. realmente Draco era un buen profesor, y me había hecho preparar cada poción del libro. Ya me había advertido que me preparara para una sesión de teoría después de la cena. Así que había dado un repaso a mis apuntes y pergaminos entregados de la materia para sorprender a mi tutor y novio.

-¡Wow! ¿Planeas alimentar a un león?- preguntó Invi mirando mi plato lleno de comida a rebozar. -No, a una muy hambrienta cuervo.- respondí y comencé a comer. -No puedo creer que el trimestre esté al terminar. Quiero decirte que estoy muy orgulloso de todo tu esfuerzo y dedicación, ¡serás una excelente estudiante de segundo para después de las vacaciones, ya verás!- dijo mirando con ternura. -¿Y si algo sale mal y no logro alcanzar el E en todas mis asignaturas?- pregunté nerviosa. -Estaré igual de orgulloso. Y estoy seguro de que el resto de tus tutores y tú padre sentirán lo mismo.- terminó con una sonrisa. -Gracias.- dije con un poco más de calma. -Debo irme.- dije tragando ni último bocado -¿No tienes astronomía?- preguntó confundido Invi. -No, la profesora tuvo un asunto importante que resolver y canceló la clase de hoy. Draco y yo aprovecharemos este rato libre para practicar algo de teoría. Me hizo repasar mis apuntes y el libro para la prueba.- dije. Invi puso una mueca hilarante... -Ya... Dile a tu tutor que Invi supone que una poción o conjuro serán necesarios en esta práctica de teoría, si es que no quiere perder partes importantes de si mismo.- dijo con misterio. Parpadeé confundida. -está bien, se lo diré.- dije y salí corriendo.

Llegué al aula vacía dónde usualmente estudiábamos, adentro ya me esperaba Draco. Me sonrió al verme llegar. Cuando me acerqué me besó y luego me pasó un pergamino. -He escrito cada pregunta teórica que recuerdo que me hayan preguntado en un examen o prueba. Eres indudablemente un prodigio para la preparación de pociones, pero un buen pocionista sabe las diferencias entre acónito y luparia, o para qué sirve y de dónde sale un bezoar.- Me encogí de hombros. ,- Fácil, acónito y luparia son la misma planta y los bezoar sirven como cura para la mayoría de los envenenamientos, y los consigues en el estómago de una cabra.- respondí dándole la espalda mientras caminaba a un pupitre cercano. Me quite mi capa y la arroje en otro pupitre. Inmediatamente sentí los ojos verdes de Draco clavarse en mi espalda. Sabía que mi falda era más corta de lo que debía y que casi tres meses de besos e intensos acercamientos sin... continuar, tenían al chico en una situación de tensión constante. El me imitó y se quito la capa. El uniforme de Hogwarts le quedaba bonito. Terminé de escribir unas cuantas respuestas y levanté la vista. Mi tutor se paseaba por la sala nerviosamente. -Hey, ¿quieres decirme qué te pasa?- pregunté... El me miró claramente avergonzado. -No es nada. Solo intento mantener mi mente ocupada.- respondió. -¿Sabes que cuánto más intenso es un deseo puedo verlo con más facilidad en tu mente, verdad?- pregunté alzando una ceja. -pensé que habías aprendido a controlarlo y ya no lo hacías- dijo con una mueca reprobatoria, aunque sonreía divertido. -Y yo pensé que mi novio no tendría que esconder sus deseos de mi, así que simplemente relajé mi mente para concentrarme en mi prueba.- respondí en el mismo tono. -Pero es imposible concentrarse cuando todo lo que puedo sentir es tu presencia... Y tus deseos.- dije con una sonrisa. Draco avanzo hacia mi mientras yo me salía de mi pupitre para encontrarnos de pie a medio camino. -¿Y que es lo que sientes?- preguntó interesado. -Todas esas bonitas cosas que te imaginas cuando estás solo...- susurré.

Draco me tomó del mentón y me besó. No era como sus tiernos besos habituales. Este era un beso que delataba un hambre voraz. Dejé que sus manos se encontrarán en mi espalda, y qué presionara mi cuerpo contra el suyo. -Lil, yo no quiero que...- comenzó apartándose para tomar aire. -Lo entiendo, me respetas. Pero esto es algo que yo también quiero.- respondí interrumpiendo su discurso. Tomo su varita y apuntó a la puerta -Fermaportus.- dijo. Yo tomé la mía de una de mis medias -Muffliato- conjuré. Luego, sin mediar palabra, apuntó en mi dirección y sentí la magia correr en mí. -¿Acabas de encantarme?- pregunté extrañada. Draco se encogió de hombros. -existe una poción, pero no creo que quieras ponerte a prepararla ahora.- respondió con una mueca sínica. Comprendí entonces a qué se había referido Invi en el comedor. No sé en qué momento, Draco puso sus manos al rededor de mi cintura y me alzó en el aire para sentarme en un pupitre. Recorrí su espalda, su nuca y su cuello descubierto. El puso una de sus manos en mi muslo y comenzó a subirla despacio, sin dejar de besarme. Cuando llegó hasta mi nalga. Presionó mi cuerpo contra el suyo de modo que sus caderas quedaron perfectamente encajadas entre mis piernas. Sus manos se movieron rápido tironeando el buzo de escote en V para desabrochar mi camisa y luego quitar todo dejando mi bra al descubierto. Yo le quité torpemente el buzo con el emblema de la serpiente y la corbata verde. Comencé a desprender su camisa mientras una de sus manos volvía a colarse bajo mi falda. -¿La señorita Snape usa tanga?- preguntó entre divertido y sorprendido. -De haber esperando esto, tal vez no me hubiera molestado en ponerme una.- respondí, lo que pareció hacerlo perder el control. Se abrió paso con su mano hasta llegar a mi entrada y conenzo a acariciarme suavemente. Cómo si hubiera bajado la intensidad de golpe. Me estaba haciendo sufrir. Gemí y el intento hacerme callar. -Nadie puede oírnos, ¿Recuerdas?- dije. Él sonrió -Oh, cierto... en ese caso...- uso su mano libre para quitarme el bra y juguetear con mis senos hasta enterrar su cara en ellos. Su otra mano continuaba jugueteando bajo mi falda haciéndome clamar por más. Cuando mordió mi pezón ya no pude resistirlo más. Mis manos liberaron mi peso. Tensé mi abdomen para no caer de espaldas y comencé a desabrochar su camisa y pantalones, dejándolos caer. -Lo quiero. ¡Ahora!- casi que exigí. Mi novio no pareció molesto por el tono, retiró sus dedos y me arrastró hacia él.

Su miembro se acomodó entre mis piernas preparado para atacar y volví a gemir con expectación. Podía sentir su magia y la mía mezcladas y el placer se intensificaba por cada prenda que perdimos o cada centímetro más cerca de mi que se encontraba. Lo deseaba con tanta intensidad que casi no me di cuenta de que estaba atrapando su espalda. A él no pareció molestarle tampoco. Volvió a tomarme por la cintura y yo anudé mis piernas al rededor de su torso. Me levanto y luego... Todo mi cuerpo se contrajo en un espasmo de placer, el cual pareció ser compartido. Comencé a mover mis caderas y mi abdomen contra el chico, que por un segundo pareció dar vuelta los ojos de puro placer. Volvió a apoyarme sobre el pupitre y comenzó a mover sus caderas con embestidas rítmicas y cada vez más intensas. Apoyé mi espalda sobre el pupitre y el rubio volvió a atacar mis senos con su boca, entre lamidas y mordidas. Ocasionalmente volvía a besarme sin dejar de moverse dentro de mi. Su respiración se hizo cada vez más pesada hasta que de pronto se tensó de golpe y luego se relajó, pude sentir su semilla fluir en mi y agradecí los conjuros anticonceptivos o estaríamos en un gran problema.

Ambos suspiramos algo sudorosos, pero felices. El me miró aún de pie entre mis piernas. Mi falda levantada y un reguero de ropa esparcido a nuestro al rededor. - ¿Que fue lo que hiciste?- preguntó sonriendo. -Nunca había sentido algo así. Fue como si tú magia me cubriera completamente, podría haber hecho cualquier cosa por ti en ese momento.- reconoció algo atontado. -Creo que debería sentirse así, ¿no?- En negó con la cabeza. -No me malentiendas, creo que fue increíble, pero no, no es algo normal que se sienta cuando... Bueno... Ya sabes...- volvió a sonrojarse. -Draco, dilo. Cuando tienes sexo. Eso es lo que acaba de pasar.- dije un poco frustrada. Entendía que hasta ahora hubiera tenido sus recaudos conmigo... No debía ser fácil vivir bajo el constante ojo vigilante de papá, y sus compañeros de casa particularmente disconformes con su elección de pareja. Pero eso no quiera decir que debiera seguir tratándome como a una niña. -Yo... He tenido sexo antes. Y creeme, esto fue algo más.- dijo aún atontado -Algo más como ¿hacer el amor?- pregunté un poco aturdida. No estaba preparada para que dijera esas palabras. -Algo más como magia sexual.- respondió el con un espasmo involuntario. -¿Magia sexual?- pregunté intrigada. El movió su cabeza en asentimiento y luego suspiró.

-Existe un tipo de criatura mágica: las Veelas. Son capaces de manipular la energía sexual y del deseo de las personas... Hay magos expertos que dicen que ese tipo de magia puede aprenderse y controlarse. Es algo que podrías preguntarle a Invi. Tengo entendido que en su comunidad hay Veelas que tienen permitido acostarse con magos y brujas, y que ellos ya están acostumbrados a eso, de modo que no pueden controlarlos. Pero... Es algo raro en una chica sin experiencia sexual, el tener el efecto que.. tú tienes.- se explicó. - ¡Otro poder mágico e inexplicable que no puedo entender, pese a poseer!- protesté. -¿Ahora temes que te esclavice mentalmente con mi sexo?- pregunté irónica. El se hecho sobre mi. -Lo único que temo ahora, es que se sepa y tengas un séquito de idiotas intentando separarte de mi.- dijo besando la piel desnuda de mi estómago, debajo de mi ombligo. -Te quiero, mi pequeño demonio sexual.- dijo el idiota. Me reí. -¿Pero estás segura de que tu madre no era una Veela?- preguntó. Puse los ojos en blanco. -Jana Lock era tan muggle como se puede ser.- respondí. -Todas, y repito: TODAS mis cualidades mágicas me vienen de la familia Prince. La familia materna de papá.- solté lacónica. Draco se estremeció -Lo siento, no quiero imaginar a mi jefe de casa, con un dominio sin precedentes de la magia sexual.- dijo riendo. Hice una mueca de asco -definitivamente, es algo que ninguno de los dos quiere imaginar.- Draco volvió a suspirar y besar mis senos desnudos. Su miembro volvió a ponerse listo para la batalla, le dediqué una sonrisa y me bajé del escritorio. -Oh, creo que debería terminar mi tarea...- dije alejándome lentamente de él. -estoy convencido de que has hecho suficiente tarea por tres meses.- dijo. Su cara se había deformado en una mueca de apetito. Antes de que lo supiera. Me había sujetado por la muñeca y me había atraído hacia él de nuevo, deseoso de más, me dejé llevar con una sonrisa. Se sentó en un pupitre conmigo encima a horcajadas y me dejó moverme a mis anchas. Mientras sostenía firmemente mis muslos y jadeaba. -No sé que has hecho conmigo Snape Lock... Pero me alegra de haberte encontrado en este mundo.- susrró.- Lo acaricié con ternura. -Te quiero Draco.- dije. Creo que era la primera vez que lo decía. El sonrió complacido y extasiado. Recorrió mi torso hasta mis hombros y me atrapó entre sus brazos, rodando sobre mi para dejarme de espaldas al pupitre. Lamió mi cuello y mi oreja sin parar de moverse, hasta que volvió a correrse. Gemí complacida. Fue una especie de sonido ronco y agotado, pero lleno de placer.

Cuando finalmente me liberó de su agarre. Miré el reloj en la pared. El toque de queda se había pasado hacia largo rato. -Deberíamos irnos, te acompañaré a tu dormitorio. Si alguien nos atrapa violando el toque de queda, podríamos decir que estabas haciendo tu tutoría y se nos ha hecho tarde.- dijo mi compañero. Caminábamos por el séptimo piso, mirando el mapa que Draco ya conocía para evitar cruzarnos con algún profesor. Nuestra excusa podía resistir no más de dos preguntas, máximo... Así que en la medida de las posibilidades, preferíamos evitarlo. Íbamos por el corredor del séptimo piso -¡Qué tapiz más feo!- comenté. -¡ojos en el mapa Lil!- susurró Draco. Lo miramos para tener idea de dónde estábamos, cuando vimos a Filtwik que caminaba hacia nosotros, nos dimos vuelta y volvimos por dónde veníamos. Por el otro corredor, Minerva McGonagall caminaba, justo hacia nosotros -¿A quien prefieres enfrentar?- preguntó Draco. -¡Filtwik!- dije sin pensarlo. Aunque en mi mente solo quería un lugar donde pasar la noche con Draco. A mitad del pasillo, justo frente al feo tapiz se abrió una puerta que estaba segura de que no estaba allí las veces anteriores que habíamos pasado. Consulté el mapa. Tampoco aparecía allí. -¡Por aquí!- susurré empujandolo a la puerta. Una vez dentro, la puerta se cerró y la pared volvió a verse sólida. -¿Una sala encantada?- preguntó Draco extrañado. -Eso parece.- susurré. -Desearía que hubiera luz, así al menos veríamos por donde estamos.- dijo, e inmediatamente, la sala se inundó de una luz cálida. Ambos nos miramos -supongo que está encantada para proveer lo que el mago o bruja soliciten- adiviné. -Bueno, eso es fácil de averiguar...- dijo Draco con ojos pícaros -Desearía una habitación dónde pasar la noche con mi novia.- dijo. Ante nuestros ojos una cama, una hermosa bañera con acabados dorados, dos pijamas y todo lo que podría encontrarse en un cuarto de hotel de alta clase aparecieron. -creo que esta noche no llegarás a la torre, bella súcubi- dijo sonriendo y me llevo hacia la cama. -Creo que te estás haciendo un poco adicto...- dije. Él me sonrió enseñando sus blancos dientes -¿Cómo evitarlo?-

...

Tras un cansador tercer round, ví a Lil quitarse toda la ropa, mientras la bañera se llenaba. Me quedé en la cama viendo cómo caminaba hacia el agua, su trasero redondo bamboleandose al pisar. Lilith era una fantasía hecha realidad. Y una de las fantasías más perversas, de esas que uno solo se permitía tener sin contarle a nadie, en la absoluta intimidad de su cabeza. Me quité lo poco que me quedaba de ropa y la seguí. -Eres hermosa- dije fascinado. Ella me arrojó agua en la cara como respuesta. -Y tu, ojos verdes.- Le sonreirí. -¿Cómo se supone que duerma a tu lado ahora sí solo pienso en seguir haciendo de ti una maravilla llameante de orgasmos?- Ella suspiró. -Supongo que concentrandote en el día que te espera mañana. No creo que quieras dormirte sobre tu caldero en clases con papá.- sugerí. -Es un buen punto.- asentí. Salí de la bañera, me sequé y regresé a la cama. Lil se quedó un minuto más en la bañera, obsequiandome una hermosa vista desde donde estaba. Luego salió y me siguió a la cama... Con su cuerpo limpio y seco, se acomodó entre las sábanas junto a mi. -Deseo que la sala nos despierte antes de la hora del desayuno.- dijo Lilith. La sala pareció reconocer nuestras necesidades y las luces se fueron atenuando hasta apagarse. Me quedé dormido abrazando el desnudo cuerpo de Lil.

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