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Capítulo 24: La inefable y el alfiletero furioso.

Llegamos a la puerta con la gárgola del grifo aún abrazados. Draco se negaba a soltarme pese a las miradas extrañadas. -Hey Draco, ¿ahora vas de niñero?- soltó Pansi Parkinson, una chica de tercero de Slytherin que estaba claramente molesta. Draco rió -¿Lo dices por mi chica, Pansi? ¿o porque paso mucho tiempo contigo?- respondió Draco sin inmutarse. -¿Tu chica? Disculpa, pero esta chica no tiene dueño, señor Malfoy.- respondí en tono bromista, pero que no dejaba lugar a dudas: yo no era una cosa, y no sería tratada como propiedad. -Lo siento Lil, ¿hubieras preferido que dijera "mi novia"?- soltó dándome una mirada juguetona. -Tal vez... ¿lo soy?- pregunté, él se hizo el tonto. -¿Lo seré delante de papá? ¿Lo seré aún cuando tus padres lo sepan?- presioné. El me dedicó una mirada profunda. -Si, lo serás.- respondió.-Esta bien, entonces, puedes llamarme así.- respondí con una sonrisa. Invitus nos hechó una mirada extrañada. -Parece que su charla resultó mejor de lo esperado.- dijo con un tono que no pude dilucidar. -Pues... ya ves. No soy comida de Calamar.- respondió Draco con una sonrisa, Invi lo imitó. -Me alegro.- dijo sinceramente.

Oímos las voces de papá, Harry y Ron por la escalera. -¿De verdad van a comprarme otra mascota?- decía Ron -¡Es increíble! Siempre quise una lechuza propia, con el dinero que nos dieron por el Basilisco, mi familia pudo comprar una para poner a descansar a Errol, y Percy tiene una desde que fue nombrado prefecto. Pero es bastante molesto tener que pedir prestada la nuestra cada vez que la necesito.- venía diciendo el chico con entusiasmo. -¿Qué tal Ron?- Saludó Invi. El chico le dedicó una mirada de profundo rencor, que luego fue dirigida a mi. Detrás de él, salieron Potter y papá. Ambos se pararon en seco a contemplar la estampa que formaba Draco abrazándome por los hombros. Harry parecía haberse tragado un moco de gusarajo y papá (¡sorprendentemente!) parecía feliz. -¡Ah, ya están aquí! El director estaba ajustando cuentas con el señor Weasley sobre su mascota, y solucionando asuntos respecto de la tutoría de Harry.- explicó. -Pero ya está listo para recibirlos. Adelante.- dijo. Invi pasó primero, seguido por mi, antes de que Draco pasara, papá le cerró el camino. -Bien hecho, señor Malfoy.- comentó. Él le dedicó una breve sonrisa. -Si la veo llorar por su culpa, será comida de acromántula, ¿me explico?- volvió a decir con su voz tranquila. -No pienso hacerla llorar.- respondió Draco seguro. -Mejor así.- respondió y se movió para dejarlo pasar.

...

Entramos a la oficina del director, conmigo a la cabeza, allí nos esperaba Albus Dumbledore junto con el profesor Lupin -Buenas tardes mis jóvenes estudiantes, ¿Gustan de una tasa de té?- ofreció el director -tomen asiento dónde gusten- dijo, y señaló un rincón de la habitación, dónde habían unos mullidos sillones y Lupin acomodado en uno de ellos. -Esto será una larga charla- dijo con un suspiro Snape y se colocó a la derecha de un gran sofá de respaldo alto, que imitaba un trono dónde el director se había sentado. Tomando lugar en un sofá de tres cuerpos, con Lil en el medio, y Draco a su derecha, miramos a los adultos allí presentes y tomé la palabra -Buenas tardes profesores, ¿Cómo les va?- dije a modo de saludo. -Se que estamos aquí, porque tienen preguntas para nosotros que los tienen intrigados- Lilith parecía a punto de salir corriendo, o ponerse a saltar por todo el lugar. Draco la tomo de la mano, y eso hizo que se tranquilizara un poco. -Tranquila señorita Snape, solo queremos saber más sobre sus aptitudes para magias que nadie, o muy pocas personas han manifestado, y a muchos de ellos les llevo décadas de aprendizaje.- dijo Albus con una sonrisa bonachona haciendo que Lil soltará un suspiro de alivio. -Me alegra saber que no me expulsaran, o me enviaran a azkaban- dijo ella medio en broma, medio en serio. Si la conocías bien, o eras bueno leyendo a las personas, notarias como un dejé de terror abandonaba su cuerpo. -Mi vida ha Sido un caos desde que mamá se fue- dijo con un tono melancólico -y desde que pude amoldarme al mundo mágico, he hecho muy buenos amigos, y construido una buena relación con mi padre.- Todos nos miramos, compartiendo un poco de ternura, y de pena por ella, sabiendo lo duro que había cambiado su vida en poco tiempo. -Hija, no pasará nada malo por esta charla- dijo Snape con seguridad -solo queremos saber más sobre tus habilidades, para poder ayudarte con ellas y que no se vuelvan un peligro para ti.- Luego de eso, volví a hablar -Sinceramente profesores, sabemos poco o nada sobre las habilidades de Lil.- ellos asintieron, sopesando y entendiendo el por qué de mis palabras -como ustedes ya sabrán, por el basto conocimiento que tienen, este tipo de magia es extremadamente rara, y la única forma conocida, es a través de rituales que requieren de varios magos experimentados.- expliqué, recordando pequeñas cosas que había leído en casa. -Pero el caso que se manifiesta en mi joven padawan- dije haciendo suspirar de exasperación por el uso reiterado de la referencia a Lil, y sacando una para nada esperada, risa de Dumbledore -es completamente natural, y ocurrió en una de nuestras primeras clases sobre oclumancia. Cómo sabrá el director y el profesor de pociones, los cuales son grandes magos en las artes mentales, uno de los ejercicios más comunes para iniciar con el bloqueo mental, es la meditación y el "invocar el vacío", o sea, dejar de sentir y pensar por completo.- dije mientras me acomodaba en el sillón, y sacaba mi mate y termo de un bolsillo, está sería una charla larga. Dos de los docentes me miraron extrañado, pero por suerte no dijeron nada. -Como iba contando, cuando le mandé hacer este ejercicio, su magia se lo tomó literal, e invoco un orbe de vacío que absorbio un escritorio. Por suerte use rápidamente mi legeremancia, para hacer contacto con ella y ayudarla a cerrar ese agujero negro. Luego buscamos otros métodos de controlar y aprender a usar su legeremancia natural, porque supusimos que cada que pensara en el vacío, ocurriría lo que había pasado con anterioridad.- Me estaba cansando del monólogo, pero no podía dejarme nada a medias.

Por suerte para mi, Lilith tomó la palabra a partir de ahí. -A eso me refería, un poco en broma, sobre enviar a Pettigrew al vacío anoche. Pero lo cierto es que después de que mi magia se tragó un escritorio, me aterró un poco la posibilidad, y decidí no volver a usar ese pensamiento... Hasta anoche. Cuando Draco me rodeó con su patronus, todo lo que pude pensar fue en algo que se llevara a los dementores, y así sucedió. El vacío se abrió. Y se llevó los dementores que nos estaban atacando. Pero luego....- su voz se fue haciendo cada vez más angustiada -luego perdió el control y casi es absorbida por el vacío.- solté sin mediar miradas. -Por suerte para ella, Draco estuvo a la altura de las circunstancias. Yo no habría llegado a tiempo para salvarla.- dije haciéndome cargo de terminar de narrar la historia. Draco volvió a apretar la mano de Lil en señal de apoyo.

-Perdonen la indiscreción jóvenes....- dijo el profesor Dumbledore. -...entiendo que la primera vez que la joven Snape abrió el vacío, Invitus pudo invadir su mente y ayudarla a cerrarlo. Lo que no entiendo, es ¿cómo el señor Malfoy pudo hacerlo sin ser legeremante?- preguntó mirando por encima de sus gafas de media luna. Intuí que conocía la respuesta, y solo buscaba una confirmación, que vino del propio Severus Snape. -En el trabajo con las magias más... Particulares de Lil, hemos descubierto que sus emociones tienen mucho que ver con sus expresiones mágicas. Estaba asustada, ergo, invoco al vacío y se perdió en el. Para volver, fue necesario el contacto inverso. Algo que la hiciera sentir segura. Supongo que la protección del señor Malfoy habrá funcionado.- respondió. Dumbledore miró las manos entrelazadas de Lil y el rubio de Slytherin y sonrió. -¡Ah! Comprendo. Hay sensaciones que pueden curar hasta el vacío.- dijo con complicidad. Draco y mi pequeña pupila bajaron las miradas un tanto avergonzados. Entonces Lupin tomó la palabra.

-Ahora veo que la joven Lilith presenta cualidades mágicas grandiosas, con su permiso, señor Dumbledore, me gustaría asignarle a uno de mis mejores estudiantes para que le enseñara algunas cuestiones más avanzadas.- sugirió, adelantándose a mis planes. -De hecho, señor Director...- dijo Snape. -...estaba esperando a plantear esto en la próxima junta de docentes, pero ya que ha salido el tema... Lilith ha demostrado ser un ejemplo de estudiante avanzado para nuestra currícula, hasta la profesora McGonagall le ha asignado Tareas por delante de sus estudiantes... Considero oportuno que al finalizar el trimestre se le permita hacer las evaluaciones de fin de año, y en caso de que las complete de forma satisfactoria, permitirle pasar al segundo curso.- el hombre al que se dirigía Snape parecio coincidir. -De hecho, Severus, no eres el primero en plantearme esto respecto de la señorita Lilith. Supongo que de un mago extraordinario, solo podía esperarse una heredera extraordinaria.- Snape se rió con Sorna. -¡Vamos Albus, casi suenas como un idiota sangrepurista! Lilith tiene más magia en su dedo meñique de la que yo he tenido en mis mejores sueños. Mi talento proviene del estudio y la dedicación, pero no puedo acceder a ciertos tipos de magia, mucho menos sin entrenamiento. Lo que Lilith demuestra es magia irreverente, espontánea...- continuó el profesor, cuando Lupin lo interrumpió -inefable.- sentenció. Los tres adultos miraron a Lil como si de pronto se hubiera transformado en un bicho. Yo sabía lo que era un inefable, al menos en el ministerio. Trabajaban precisamente con magias que para el resto estaban prohibidas, y estudiaban los proceder es de la energía mágica. Sin duda, Lil calificaría para ser una de ellos. Aunque se volviera la estudiante más joven en graduarse de Hogwarts en la historia, o tal vez, precisamente debido a ello. -Es posible.- afirmó el director, -pero de momento, recomiendo que la señorita Snape mantenga su mente en lo que tiene por delante, estamos hablando de aprobar todas sus materias en un tercio del tiempo de sus compañeros. Requerirá de toda su concentración y al menos unos cuantos estudiantes avanzados dispuestos a ayudarla.- dijo. Entonces me puse en pie. -Me he adelantado a sus planes, profesor: Neville Longbottom ha aceptado ayudarla con Herbologia, Draco con pociones, Giny Weasley con vuelo, yo me encargaré de ayudarla con los encantamientos y transformaciones más difíciles, astronomía e historia son materias para las que la misma Lilith aceptó estudiar por su cuenta, solo nos queda conseguirle un tutor para defensa contra las artes oscuras, y tendremos la cuadrilla completa.- comenté satisfecho con mi propio trabajo. Snape me dedicó una breve sonrisa de admiración.. -Entonces está todo dicho. Harry Potter será su tutor en defensa y entonces podrán preparar a la joven Snape para sus pruebas al final de este trimestre.- dijo Lupin haciendo una pequeña palma para cerrar el tema. Lil se removió inquieta. Sabía que no le hacía mucha gracia estar cerca de Potter, aunque aún no entendía por qué. Pero el chico estaba recibiendo tutorías privadas sobre la materia en cuestión, y era sencillamente el mejor de nuestra generación, aparte tal vez, modestia a parte, de mi. Pero yo tampoco podía acaparar todas las materias solo porque era bueno en ellas o terminaría por retrasarme en mis cursos.

-Bien...- dijo el sonriente director. -Entonces está todo dicho. Señorita Snape, de momento no tenemos nada más que preguntar, le recomiendo que aproveche su tiempo libre para estudiar y avanzar tan velozmente como le sea posible con los programas de sus asignaturas.- Lil asintió, recordando de pronto el alfiletero dentro de una jaula que había dejado en su dormitorio. Cuando los tres salimos de la oficina del director la chica primero fue hacia mi: -Invitus: transformaciones, capítulo 3, seres vivos. Debo aprender a transformar un alfiletero en puerco espín y de regreso. Te veo en tu dormitorio, llevaré mis cosas allá. Lo siento ojos bonitos, pero tendré que dejarte por ahora. La profesora McGonagall me ha dejado esa tarea y casi la olvido por culpa de los acontecimientos de esta noche.- Le dió un gran beso y lo dejó allí plantado con cara de tonto mientras corría pasillo arriba.

Resoplé. -Por última vez Lil, el encantamiento es el mismo, puedes convertir un caracol en tetera, o un puerco espín en alfiletero y de regreso. Solo tienes que ser plenamente consciente de la forma que quieres que tome. Mira al alfiletero: visualiza que se mueve, que su hocico crece, que se hace bolita. Imagina al animal dónde ahora está el objeto, luego, pronuncia el encantamiento: mutatio- dije, y el alfiletero cobro vida, moviendo su osico tiernamente. -Ahora trae al objeto de regreso.- demandé. La chica me miró enfurruñada. -¡Mutatio!- el alfiletero volvió a aparecer. -¿Funcionó?- preguntó. -solo hay una forma de saberlo. Tienes una aguja?- ella me miró -¿Tienes un fósforo?- resoplé y busqué uno en mi cajón, ella lo transformó para mí. Intenté clavarlo en el alfiletero que se hizo bola y salió rodando lejos de mi. -No, no funcionó. ¡Mutatio!- volví a pronunciar. El puerco espín correteó por su jaula. -Recuerda visualizar tan claro como te sea posible lo que quieres lograr.- Lil soltó su varita, se inclinó para ver al animalito en la jaula y se concentró. El alfiletero quedó inmóvil dentro de la jaula, y permitió que la aguja se clavara en él, sin quejidos, sin sangrar. Había logrado el cambio, solo que no con el hechizo. -¡Bien hecho!- la alenté. -Ahora debes lograr que Wandine comprenda lo que tu mente acabo de manifestar. ¿Puedes hacerlo?- ella miró su varita con desconfianza. -Vamos chica, eres increíble, y nadie me entiende como tú. Se que puedes hacer que esto funcione.- le susurró. -¡Mutatio!- chilló. Wandine trajo de regreso al asustado animalito, que se erizó y sacó sus púas al aire. -¡Protego!- gritó nuevamente y generó un escudo que detuvo las púas. -¡Mutatio!- volvió a musitar. El enojado puerco espín volvió a su quietud original. Lil se dió por satisfecha y comenzó a saltar por la habitación. -¿Dónde aprendiste a hacer un encantamiento escudo?- pregunté impresionado. -Donde se aprenden cosas: en la biblioteca.- respondió ella encogiéndose de hombros. -aunque es raro que me haya salido a la primera.- soltó. -¿Está fue la primera vez que lo pusiste en práctica?- ella asintió. Suspiré. Definitivamente era algo especial.

Ambos nos tumbamos en la cama, dando por concluida la sesión de transacciones -Ey, no me has contado qué pasó con Draco. Se los ve muy felices haciendo arrumacos desde que volvieron del lago.- comenté. Ella me miró como para golpearme -primero, eso no es de tu incumbencia, y segundo, no hicimos arrumacos. ¡Cállate!- dijo poniéndose roja -¿Así que son pareja ahora?- pinché. -Tal vez. Aún no estoy segura de que lo reconocerá si sus padres se enteran. No quiero creer de nuevo que alguien está enamorado sin importar las consecuencias para que la realidad me explote en la cara. Pero... Podría decirse que si, lo somos. Al menos de momento.- dijo con una mueca no muy segura. -Es dulce, y me hace sentir bien, aunque realmente le genere un conflicto el haberse enamorado de mi.- dijo consciente. -Al menos eres inteligente en mantener cierto reparo en ello.- dije. Ella hizo una mueca triste. -Debería ir a dormir. Mañana podrás ayudarme con encantamientos, tengo que dejar listo un pergamino para historia de la magia y tendré que ver a Potter y Lupin. Así que será un día largo...- se excusó. -¿Te gustaría quedarte?- pregunté, visto que ya se había puesto cómoda en mi cama y que Artemisa ronroneaba en sus pies. -Gracias, pero prefiero ir a mi dormitorio.- respondió poniéndose de pie. mi kneazle negra salto a sus brazos -¿Te molesta?- preguntó enseñándome a la gata que claramente deseaba ir con ella. -Adelante, puedes llevarte a la traidora.- dije en tono de broma. Ella se despidió y salió de mi dormitorio dejándome solo con Atenea y el alfiletero.

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