Capítulo 22: Las voces de la inocencia.
En la oficina del director, ya algo consciente, escuché como papá interrogaba y regañaba a Draco. -¿Qué hace aquí señor Malfoy? ¿Por qué está violando el toque de queda? ¿por qué se puso en peligro, siguiéndonos a una misión de la cual no tenía información, ni le compete?- espeto severamente. -Lo siento profesor, escuché ruidos en la sala común y me desperté. Vi al profesor Dumbledore y a algunos estudiantes entrar en su despacho y pensé que estaba ocurriendo algo grave. En cuanto al peligro en el que me puse... Cuando ví a Lilith rodeada por los dementores, mi cuerpo actuó solo, salí disparado hacia donde ella estaba para que los dementores no le dieran el beso. No se qué pasó, solo sé que me sentí obligado a protegerla como pudiera. Y luego ella nos salvó a los dos con lo que sea que haya conjurado...- dijo agachando la cabeza para esconder el sonrojo, tras mentir abiertamente. Sabía perfectamente lo que había conjurado. Invitus me lo dijo: el vacío casi se traga todo. Aunque para ser sincera, yo no recordaba nada desde que había salido del hueco y los dementores me habían atacado, hasta que desperté en un sillón con varios pares de ojos encima. -Gracias señor Malfoy por proteger a mi hija, pero eso no lo libra del castigo por escuchar conversaciones ajenas, y por andar merodeando tan tarde sin autorización de un docente por el castillo.- dijo. Antes de que pudiera seguir con su discurso sobre el comportamiento negligente de Draco, e incluso antes de que yo pudiera protestar, Invitus hablo dejándome estupefacta: -Profesor si no me corresponde, lo siento, pero me parece que el señor Malfoy no se merece el castigo. Si no fuera por él, dudo que pudiera haber llegado a tiempo para espantar a los dementores, además de que fue él quien pudo traer de regreso a Lil antes de que ese orbe se volviera incontrolable y borrara de la existencia a todo Hogwarts.- soltó. Una palabra más y tendríamos que explicar el asunto del vacío, pero no tenía fuerzas para invadir su mente y pedirle que se callara. Papá parecía sopesar lo oído. Finalmente, volvió a hablar -Tiene un buen punto señor Perit. Quizá sea justo, solo por esta vez, dejarlo pasar. Pero la próxima que rompa las normas, el señor Malfoy estará limpiando calderos con un cepillo de dientes un mes. ¿He sido claro?- dijo, no como una pregunta, sino más bien como una sentencia. -Si señor, no volveré a romper las normas.- dijo, en medio de un suspiro de alivio, Draco.
Después de toda la conmoción, papá nos dió a todos pociones energizantes y revitalizadoras. Sabían agrio y no eran del todo agradables de tragar, pero nos hicieron sentir mejor. Un momento después de que todos bebiéramos nuestros viales, una mujer con un monóculo salió de la chimenea del despacho del director flanqueada por un hombre muy alto y ancho con la piel oscura y un pendiente dorado en su oreja, un hombre alto y fino, con el pelo por el hombro de color gris, y detrás de ellos, un hombre con un bastón en la mano, el cual parecía haber estado en mil feroces batallas. -Buenos días- dijo amablemente a la comitiva recién llegada el director. -Para quienes no sepan, la señora aquí presente es Amelia Bones, directora del departamento de aplicación de la ley mágica. A su derecha está el jefe de aurores, Rufus Scrimgeour,- el hombre de pelo gris -a su izquierda está el segundo al mando de los aurores, Kingsley Shacklebolt- el fornido hombre del arete dorado -y detrás de todos ellos, el mejor combatiente contra las artes oscuras, Alastor Moody- Dijo ese último nombre con un dejo de afecto y orgullo, supuse que eran viejos amigos. El director fue derecho a abrazar al temible hombre, que intentó, sin mucho exito, sonreír con lo que le quedaba de cara. -Es bueno verte querido Albus, pero supongo que no nos llamaste a todos para una visita social. Cuando me cruce con Bones en el ministerio, mencionó que le habías enviado un mensaje urgente respecto al paradero de Black.- terminó el hombre en cuestión. Mi padre se adelantó para hacer uso de la palabra -Entre la noche de ayer y esta misma madrugada, logramos descubrir y esclarecer ciertos hechos sobre el ataque del señor tenebroso hacia la familia potter, hechos que libran de toda culpa al señor Sirius Black, quien se encuentra descansando en los aposentos del director.- y miró hacia donde estaba el hombre. Kingsley, Scrimgeour y hasta Moody se tensaron a la espera de una indicación de Bones, pero papá continuó hablando -Antes de que intenten apresarlo, escuchen.- dijo Severus también tensándose varita en mano. Nos señaló a Invitus y a mi -El señor Invitus Perit y la Señorita Lilith Snape tienen una historia que contar.-. La mujer de pronto pareció disgustada. -Albus, ¿es ésta una broma de mal gusto? Hacernos movilizar a todo el departamento de aurores bajo la alarma de qué habían encontrado y detenido a Black, para hacernos venir hasta aquí y decirnos que dos niños pueden probar su inocencia. ¿Qué clase de locura está ocurriendo?- soltó la mujer con frustración. -Ah, Amelia... Si supieras la cantidad de veces que la voz de un niño puede demostrar la inocencia, no considerarías ésto una broma. Te recomiendo, que te sientes. Será un largo relato. ¿puedo ofrecerles algo de beber?- dijo acercándose a un gabinete en la esquina del despacho. -Estos niños les harán ver la verdad. Ya que han hecho un trabajo fenomenal, desvelando el misterio, que ni el propio ministerio, ni yo habíamos podido ver.- afirmó en tono amable. La señora Bones no pareció tomar muy bien el comentario, pero aceptó el vaso de whisky de fuego que le ofrecía el director.
...
Después de que Lil y yo contáramos todo lo que sabíamos y todo lo que había pasado esta noche, milagrosamente sin interrupciones, comenzaron las preguntas -director Dumbledore ¿Espera que creamos esto que dicen un par de niños? Sin ofender, pero por muy buena que sea la historia, si no me dan pruebas sólidas para creer en esto y en la inocencia de Sirius Black, mis manos están atadas.- espeto Amelia Bones. -Creiamos que dirían algo así, por eso nos aseguramos de tener pruebas sustanciales sobre la inocencia del señor Black, y la culpabilidad del señor Pettigrew.- respondió el director e hizo levitar el cuerpo inconsciente de Peter hasta una silla. Luego de asegurarse que no se iba a escapar, despertaron al supuesto hombre muerto. -Prueba número uno: he aquí, al señor Peter Pettigrew, claramente vivo- largo el profesor Snape con desagrado. -Y si me permiten obligarlo a beber veritaserum, responderá todo lo que le pregunten acerca del incidente y su posterior encontronazo con Black.- Miró a la directora Bones, quien asintió aprobando el método de interrogación. Luego de que Severus le hiciera beberse el segundo vial, el hombre al que el director se había referido como Moody se adelantó -si me permiten, ya que estoy retirado, y éste es un método que no sirve como confesión, seré yo quien haga las preguntas- dijo mirando a todos los presentes. -Claro Alastor- le respondió Dumbledore y Amelia asintió. -¿Nombre?- dijo bruscamente parado frente al hombre rata -P... Peter Pe... Pettigrew- respondió tartamudeando -¿A qué casa perenecías en Hogwarts?- inquirió -Gryffindor- musitó mientras parecía roer algo. Minerva hizo una mueca de asco. Seguramente que hubiera pertenecido a su casa, era de las cosas que más le dolían de toda esta historia. -¿Fue Sirius Black el guardián del secreto de la familia Potter?- siguió Alastor -no señor, fui yo... Y después fui corriendo a contarle a mi amo- dijo y entre Lil y Draco tuvimos que sujetar a Harry para que no matara al despreciable ser. -Calma Potter,- susrró una voz que nos dejó a todos inquietos. -aunque yo en tu lugar querría hacer lo mismo, no vale la pena ser sentenciado a azkaban por una rata cobarde. Por más que no haya conocido a mi tío, estoy tan furioso como tú.- le dijo Malfoy. -No tienes idea de cómo me siento, Malfoy. ¡A ti no te quitaron la posibilidad de conocer a tus padres y a tu padrino!- espetó Harry aún forcejeando. -Puede que él no tenga idea, pero yo sí. Puedo sentir toda tu ira irradiando desde tu corazón. Y te vuelve más oscuro con cada latido. ¿De verdad crees que honras el legado de tus padres, que murieron para protegerte, cometiendo un acto tan atroz como el que deseas en este momento?- inquirió Lilith, y volvió a recordarme a Luna.
Mientras nosotros intentabamos frenar a Potter, el interrogatorio continuaba: -¿Qué fue exactamente lo que pasó entre Sirius y tú cuando fue a confrontarte por traicionar a los Potter?- preguntó Moody, conteniendo las ganas de torturar a ese asqueroso despojo humano -cuando Sirius llegó grité tan alto como pude que era un traidor, y conjuré una bombarda máxima. Entre la confusión y los cadáveres desmembrados de los muggles metiches, me corté un dedo y me transforme en rata, haciendo creer a ese tonto saco de pulgas y a todo el mundo, que yo había muerto. Luego llegué a una casa de magos, dónde sabía que me mantendría a salvo e informado en cuanto hubiera noticias de mi amo.- dijo con una sonrisa de satisfacción, lo que hizo que se ganará un puñetazo en medio de la nariz, de quién menos lo esperábamos todos: Minerva McGonagall, quien rápidamente fue sujetada por Hermione y Ron. -Lo siento- dijo la profesora un poco apenada por su comportamiento. Se acomodó los lentes abochornada -escuchar a esta asquerosa basura contar dos veces como traicionó a sus amigos, a quienes lo protegieron y enseñaron, supero todos mis modales- dijo en un tono que dejaba claro que no lo sentía, ni un poco, salvó tal vez por haber sido vista en ese estado. -No se preocupe profesora McGonagall, nadie la juzga aquí.- dijo Kingsley -Creo que hablo por todos al decirle que usted hizo lo que a más de uno se nos cruzo por la mente. Tal vez incluso menos de lo que el joven Harry quisiera hacerle.- admitió y le dió una sonrisa, tranquilizando a la que se consideraba la profesora más seria de todo el colegio.
Amelia parecía un poco aturdida. - Bien. Ya que hemos escuchado y verificado que el aquí presente es Peter Pettigrew, un seguidor del señor tenebroso per sé y no bajo la maldición imperius, traidor de la familia Potter, y asesino de esos 12 muggles que fueron adjudicados al señor Black, pasaremos a hacernos cargo de su custodia, retirar a los dementores del castillo, y enjuiciarlo inmediatamente para dejarlo pudrirse en azkaban y liberar de la carga a Sirius black.- Dijo intentando recuperarse de la conmoción. -De momento dejaremos al señor Black bajo su cuidado, director. Y mañana en la mañana lo llevaremos a qué atestigüe sobre los hechos pasados y formalizar el proceso de liberación.- finalizó la señora mientras daba órdenes a Scrimgeour y Shacklebolt para que mandaran a los dementores de vuelta a azkaban, y a Moody para que volviera a inmovilizar a Pettigrew y se lo llevara al ministerio. -Aqui entre nosotros, Albus, gracias. Por recordarme por qué hago este trabajo. Y por comunicarte conmigo y no con el ministro... Realmente no sé de qué sería capaz ese hombre con tal de mantener el puesto.- agrego Bones con cara se preocupación. -Los momentos de hablar de política serán otros, madame, no preocupemos a mis jóvenes estudiantes. Gracias a ti, por escuchar su relato, aún cuando tú instinto te mantenía retisente. Por nuestra parte, hicimos las cosas correctamente, y confío plenamente en que usted se encargará de que este hombre pague por sus crímenes y que el inocente que descansa en mis aposentos sea librado de toda culpa y recupere el status que le corresponde como Lord Black, y tutor legal de pleno derecho del joven Harry Potter.- dijo Dumbledore tranquilamente. -Tienes razón. ¡Ah, veo que mis acompañantes ya han regresado!-, dijo mirando la puerta del despacho, -Es hora de que nos retiremos. Tengo un juicio que preparar; uno dónde el ministro no pueda interrumpir.- dijo esto último con una sonrisa. -Confio en tu capacidad de impartir justicia, Amelia, fuiste una excelente estudiante, y hoy eres una bruja extraordinaria.- la elogió el director. -Una bruja que casi despacha un testimonio perfecto e irrefutable, por provenir de dos niños.- soltó con algo de vergüenza en su mirada. -Madame Bones, si me permite... Casi lo hizo. Pero decidió no hacerlo. Una vez un gran mago dijo que son las decisiones las que definen a un mago, y usted eligió escucharnos.- dijo Lilith tan remilgada cómo pudo. Me sorprendió verla ser tan convincentemente dulce.
...
Después de las despedidas, y de que los funcionarios del ministerio se retiraron, papá nos hizo señas a todos los estudiantes y nos habló: -creo que es hora de que vayan a descansar, hicieron un muy buen trabajo esta noche, y aunque las pociones les hayan dado energías, su efecto durará solo por un rato.- Su cara no daba espacio a quejas -con que duerman hasta el medio día, les dará suficientes fuerzas para el resto del día.- luego miró a Harry -señor Potter, cuando despierte podrá visitar a su padrino, quien se encontrará bajo el cuidado de madame Pomfrey, aunque le recomiendo almorzar primero. Los viales que ingirieron dejan un apetito voraz después de una siesta.- Me pareció ver una pequeña sonrisa en mi padre, dirigida al hijo de su "enemigo" jurado. -Muchas gracias profesor... Por todo lo que hizo esta noche por mi y por mi padrino.- dijo Harry con una pequeña inclinación de respeto. -De nada.- respondió antes de volver a dirigirse a todos -Luego de que Potter tenga la oportunidad de ponerse al día con su padrino, los espero a todos en la oficina del director. Hay muchas cosas que discutir, cosas que les compete a todos en mayor o menor medida. Así que vayan que el día aún no termina, y una cosa más: hasta que el ministerio no se pronuncie al respecto, espero la mayor discreción de su parte.- soltó. Los seis asentimos. Antes de que pudiera irme, papá me llamo junto con Invitus -¿Realmente esto no puede esperar? las pociones ya están perdiendo efecto y me siento muy cansada. Casi como...- bajé la cara sonrojada al pensar en cuando había caído en los brazos de Draco sin fuerza alguna... -estoy agotada.- dije algo somnolienta. -Si, profesor, parece que hemos estado jugando con Vipy todo el día- dijo Invi pareciendo chistoso. -¿Así que le puso nombre a su patronus señor Perit?- dijo Snape, conteniendo la risa -No señor, mi patronus solo es una representación de una de mis mascotas, Vipy es el real- respondió, dejando a mi padre con cara de tonto -realmente no viene al caso, Perit. Lo que quiero saber es que fue ese orbe negro que parecía haber sido conjurado por Lilith.- espetó con cara intrigada -Pero veo que realmente están exhaustos. Dejaremos está charla para después de que durmamos y comamos algo. Vayan directamente a sus dormitorios y descansen.- dijo y me dió un abrazo -me alegro mucho que estés bien, hija- susurró a mi oído. -Y a mí me alegra que tú también estés bien- respondí con afecto. Me volví hacia Invi -El último en la torre es un gusarajo.- le dije en tono de broma. Ninguno de los dos estábamos en condiciones de correr escalera arriba, una vez fuera de la vista, Invi sacó el mapa y tomó conmigo un atajo hasta la puerta de la aldaba de cuervo.
...
Me quedé parado junto al profesor Snape viendo a Potter y sus amigos alejarse por un lado con Minerva y a Invitus con Lil por el otro. -Supongo que estamos de acuerdo en que su padre no debería enterarse de este pequeño desliz suyo.- dijo el profesor mirándome con aprehensión. -Lo se, no creo que se alegre mucho si supiera que rompí las reglas.- respondí pensando en la cara de desprecio que pondría mi padre si supiera que arriesgué mi vida y mi estatus de buen estudiante por una bastarda mestiza, como él la vería. -No me refería al quebrantamiento de las normas. Lo crea o no, Lucius no era un santo en sus años de estudiante.- lo miré intrigado. -Le daré un consejo, señor Malfoy: no permita que las viejas voces del desprecio y el prejuicio se mezclen con la voz que usted escucha dentro. Yo lo hice, y he tenido que vivir con mis errores cada día de mi vida. Es usted un joven inteligente. Seguramente más que yo. Ya sabrá que hacer.- soltó críptico mi jefe de casa. -Deberíamos ir a la mazmorra.- dije, a falta de algo más inteligente que decir. El profesor asintió y nos pusimos en marcha.
...
Luego de un sueño reparador, me desperte justo para la hora del almuerzo. Me vestí y baje a la sala común, dónde Lil ya me estaba esperando -¡al fin, bello durmiente! Pensé que tendría que irme sin ti y arrasar todo lo del gran comedor yo sola- largo con congoja y una risa de por medio -gracias por esperarme, aunque si te hubieras comido todo lo del gran comedor, podría ir hasta las cocinas- mencioné haciéndola fastidiarse e intrigarse en igual medida -¿Sabes dónde están las cocinas? Que genial, podría ahorrarme el tener que ir al gran comedor. La gente no suele verme de la mejor manera ahí.- dijo. Antes de que pudiera seguir divagando, la corté. -Eso no sería de una buena estudiante.- solté mientras le sacaba la lengua. -¡Mierda, es verdad que ahora debo ser un ejemplo!- dijo claramente frustrada. -Bueno, vamos al gran comedor entonces, antes de que comience a comer mi propio brazo.- se encogió de hombros mientras salía de la torre... -supongo que probar la inocencia de alguien y evitar su encarcelamiento dará algún punto extra.- sugirió.
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