Capítulo 17: Mercurio retrógrado.
Mi primera clase de astronomía no estuvo tan mal. No vi a Invi en el comedor, pero supuse que podría haber llegado más tarde, después de todo, yo había comido demasiado rápido para llegar a la torre de astronomía con tiempo. -Mercurio retrógrado es una etapa de retroceso de todo lo relacionado con lo simbólico.- decía Sinistra, la profesora. Una mujer que emanaba una cálida aura de poder y sensualidad en iguales cantidades. -¿Qué tiene que ver eso con la magia?- preguntó Ignatius, el chico Hufflepuff que había conocido en el tren. Levanté mi mano. La profesora, antes de responder, me dio la palabra. -Prácticamente toda la magia que conocemos es simbólica. Pueden hacerse encantamientos sin varita e incluso sin decir las palabras, solo concentrando tu poder en el efecto deseado. Pero ello es mucho más dificil de dominar y canalizar, por ello se usan palabras claves y movimientos de varita. Son como "atajos" para que el cerebro se concentre en ello, y para canalizarlo de manera más fácil. Por ello, mercurio retrógrado significa una magia más débil.- respondí. La profesora parecía complacida, curiosa y sorprendida. Podía sentir que en su fuero interno se preguntaba cómo demonios una de primer año podía conocer tanto de la magia sin mediaciones. -Excelente respuesta, señorita Snape. ¡15 puntos para ravenclaw! dijo emocionada (-¡já, toma eso Snape!- pensé): Otra chica de mi casa se acercó a mi y susurró -Aunque hayas perdido 5 puntos en clase de pociones, conseguiste 20 para nuestra casa en el primer día; dejarás a nuestra generación por todo lo alto.- Sonreí.
Realmente el cielo despejado y estrellado se veía hermoso, con o sin un telescopio. Cuando llegué a mi habitación, Artemisa, la kneazel completamente negra (y mi favorita) de Invitus estaba acurrucada ronroneando en mi cama. Dejé todas mis cosas y me senté junto a ella. -¿Qué haces aquí bonita?- pregunté mientras la acariciaba. Ella ronroneó y movió sus orejas. Algo en su mirada me dijo que no deseaba regresar al dormitorio de Invitus, pero imaginé que él estaría preocupado por ella. -Vamos.- le dije. -Te llevaré con tu dueño, y si quieres, podemos pedirle su permiso para que te quedes conmigo.- Ella maulló en señal de protesta. Pero aún así me dejó tomarla en mis brazos. Subí por la escalera contraria, rumbo al dormitorio de los chicos. Estaba parada frente a la puerta de Invitus, a punto de golpear, cuando Artemisa bufó y saltó de mis brazos. La puerta se abrió y por ella salió Penelope Clearwater claramente sonrojada. La chica de séptimo me miró con sorpresa. -Mhm... Invitus, tienes... visita.- dijo ella y luego me evadió partiendo por la escalera. -¿Lil? No te vi en el gran comedor.- dijo el idiota aún vistiéndose. -Si, es que yo... Artemisa estaba en mi cuarto cuando regresé de astronomía y... pensé que estarías preocupado. Pero parece que te tuvieron... entretenido...- dije mirándome los pies. -Artemisa quiere pasar la noche en mi dormitorio.- El miró a la kneazel y luego a mi -¿Ya te vas? Pensé que querías que te enseñara lo que quería mostrarte en la cena.- Mi mirada pasó de mis zapatos a Artemisa que aún se frotaba en mis tobillos. -No, creo que he visto suficiente por un día. Gracias, tal vez otro día. ¿Puedo llevar a Artemisa o no?- volví a preguntar. Todo lo que quería era salir de allí. -Oh, bien... Si, claro, puedes llevarla.- dijo con una mirada algo decepcionada. -De acuerdo,- me agaché para recoger a Artemisa del suelo. -buenas noches.- dije y salí tan pronto como pude.
En la sala común, la prefecta de septimo seguía allí. Evité que me viera a la cara. Si seguía mirando su bonita cara y su perfecta piel empezaría a llorar inmediatamente. Pero ella se acercó -¿Eres Lilith, verdad? La amiga de invitus.- Volví a mirarme los zapatos -Supongo que si.- dije con un poco de tristeza en la voz. -Escucha necesito pedirte un favor...- soltó sin previo aviso. La miré sorprendida -¿Qué clase de favor necesita una prefecta de septimo de una niña de primero? Si son puntos extra con mi padre, vas por el carril equivocado, niña.- solté sin más. -Oh, nada de eso... tengo un excelente promedio.- dijo con una sonrisa. Lo que le faltaba, bonita, simpática y una excelente estudiante... -Es que... Nadie puede saber de... ya sabes, lo que viste.- dijo haciendo un gesto a la escalera de las habitaciones de los chicos. De verdad intentaba no leer su mente, lo intenté, pero fue demasiado fácil ver al chico pelirrojo en sus recuerdos. -¿Porque no quieres que sepan que una prefecta rompe las reglas o porque no quieres que tu novio pelirojo sepa de tus aventuras nocturnas?- dije con una sonrisa sádica. ¡Soy legeremante, bitch! Penelope pareció de pronto incómoda -Oh... he bueno... si... Ninguna de las dos, de hecho.- dijo aún más incómoda. -¿No deberías ser fiel si tienes un novio? ¿o seguir las reglas si se supone que estás a cargo de que las reglas se respeten?- piché sínica. Penny se tironeó la camisa -Tienes un punto. Pero, es que... Lo de Invitus empezó antes de tener un novio y... Percy es un gran chico, con un futuro prometedor. Pero Invitus es... algo diferente.- Tenía muchísimas ganas de darle un puñetazo en la cara. -No te preocupes. No me interesa generar un drama. Pero supongo que tendrás que ayudarme a ayudarte...- si iba a tener que aguantarla, sacaría partido de ello. Ella resopló -¿Qué quieres?- preguntó indignada. -Bueno, digamos que el toque de queda y las reglas estrictas no combinan conmigo. Así que, tendrás que hacer la vista gorda.- Ella asintió. -Está bien. Pero si te encuentra un profesor, no podré hacer nada.- Asentí conforme -bueno, en algún caso podrías decir que hacía un recado para ti.- respondí con un guiño en mi cara surcada por la frustración y me fui aún con Artemisa en mis brazos.
-¿Esa no es una de las kneazels de Invitus?- preguntó una voz ensoñadora que ya me resultaba familiar. Me di vuelta para encontrarme con los grandes ojos azules de Luna. -Hola. Si, lo es... pero parece que no se lleva muy bien con sus compañías nocturnas.- La chica no pareció sorprenderse. -¿Te refieres a la prefecta?- dijo la niña sin percatarse de la punzada de dolor que sentía. -¿lo sabías?- ella parpadeo. -¡Toda la torre lo sabía, pero cuando terminó el verano ella volvió de novia con el chico Weasley, y ya no los volvimos a ver juntos.- contestó. Genial, así que la chica venía follandose a Invitus desde incluso antes de conocerme... Con razón se había negado a besarme. -¿O hablas de la otra chica? ¿La slytherin de sexto?- preguntó Luna con su imperturbable tono dulce -¡¿otra chica?!- chille alarmada... -Si, bueno... en realidad Invitus siempre ha tenido compañías femeninas de lo más variadas... pero, ellas dos eran sus más frecuentes. -Oh...- no sabía que decir. -Bien, Luna... Em, buenas noches. Mañana me levantaré temprano a hacer tarea. Dije intentando no sonar grosera, aunque no estaba segura de que correrla de la manera más ruda que pudiera, la ofendería. -Oh, claro... Debes tener mucho en que pensar con tus celos y todo lo demás... adaptarse al castillo puede ser díficil aún sin un amor no correspondido.- dijo, y se fue pasillo arriba, dejandome boquiabierta y aparentemente, sin derecho a réplica. ¿Amor no correspondido? ¿Invitus? ¡por favor! Que me dieran como alimento a las acromántulas del bosque prohibido si en algún momento llegaba a sentir amor por ese idiota.
Cerré la puerta con un golpe tan fuerte que estaba segura de que toda la torre lo había oído. Sentí la presencia de Invitus en mi cabeza, probablemente para dormir conectados como la noche anterior. -Lo siento cariño, has pasado de harina a guijarro en segundos.- Me dije usando lo que me había enseñado para cerrar mi mente. -Aunque te acuestes con medio castillo recurres a mi para dormir en paz... pues, acurrúcate con Atenea, si es que aún no te abandona.- Me metí en la cama y dejé que Artemisa se metiera bajo las mantas. Sabía que Invitus jamás las dejaba y me pareció divertido dejarla hacerlo, me gustaba sentir su calor y su ronroneo, además sus pensamientos eran claros y eso me aclaraba la mente. -No te preocupes humana, yo te haré compañía y te seré leal siempre que tu lo seas conmigo.- La abracé procurando no apretarla. A los keazels les gusta que respeten su espacio. Ella pareció a gusto. Lo último que sentí que pensaba fue -hogar-. Así se sentía la paz.
...
-Ey, ¿tu eres Invitus verdad?- dijo el chico rubio mientras yo untaba mermelada de higo en una tostada. -Malfoy, llevamos tres años en el castillo. Hemos compartido clases, horarios de estudio, y tren. Sabes mi nombre.- respondí. Su mera existencia me hacía perder los nervios. El se rascó la cabeza un poco conmocionado por mi apatía. -Si, bien... Escucha, cambié algunas de mis optativas y no puedo ir al grupo asignado por Snape, ¿te molestaría cambiar?- fingí que lo meditaba un segundo -¿Quieres decir que solicitaste un cambio de electivas para no trabajar con los primeros años de gryffindor y hufflepuff? ¡Eso es bajo, incluso para ti!- respondí sarcástico. El chico pareció perder la fingida sonrisa. -Yo... en realidad, esperaba poder tutelar a Ravenclaw este año... ¿Tu eres amigo de la niña Snape, no?- preguntó. Con que de eso se trataba... Todo por ganar puntos extra con su jefe de casa. -¿Qué pasa con Lilith?- El chico se sonrojó inmediatamente, como si el hecho de nombrarla la hiciera presente. -Yo... No puedo creer que diré esto, pero... me parece extraordinaria.- abrí los ojos y perdí el apetito inmediatamente -¿Te gusta Lilith? ¿Sabes que es hija de una muggle, cierto?- dije con recelo. -¡Lo se! Y es fascinante lo increíblemente poderosa que es. ¿Podrías por favor cambiar mi grupo de tutela?- volvió a preguntar, casi rogando. -Claro. A lil le vendrá bien cambiar de aires.- respondí restandole importancia. -Oh,- dijo antes de marcharse... -ey, Invitus... Si mi padre oyera algo acerca del tema, no me permitiría acercarme a 100 metros de ella. Sería mi pase directo a Durmstrang. Así que, por favor, ¿podrías no mencionarselo a nadie hasta que sepa un poco más sobre esta... atracción?- me encogí de hombros. -No quiero tener nada que ver con los líos familiares Malfoy, o con su ridícula obsesión con la pureza de la sangre... Creo que es valiente de tu parte al menos indagar en lo que sientes... Claro, me mantendré callado, pero más vale que le des una explicación sensata a Snape para el cambio. Él parece muy a gusto con que yo tutele a su hija. Yo mismo traté de disuadirlo y no tuve éxito.- el chico se encogió de hombros. -Mi padre lo arreglará, no te preocupes.- dijo, y se marchó. Su fama de arrogante parecía infundada cuando lo oías rogar por la oportunidad de acercarse a una mestiza... Tal vez su apellido, su padre y su aspecto de estar constantemente oliendo mierda no lo ayudaran... y su educación familiar tampoco. Pero lo mejor de Hogwarts era que te exponía a realidades que de otro modo, los herederos de las familias de sangre pura jamás conocerían. Tal vez Malfoy estaba aprendiendo de la experiencia.
Recogí mis cosas y me fui al aula de pociones. Severus, como siempre, estaba parado como un ave de presa a un lado de la puerta. -¡Perit!- dijo en cuanto crucé el umbral. Se acercó a mi amenazadoramente -Puede que en Uruguay, las regulaciones mágicas sean más permisivas, pero no estamos en Uruguay. ¿Le enseñaste un encantamiento temporal a mi hija de once años?- aunque el tono era de pregunta, se sentía más como una acusación. -Disculpe profesor,- dije apartandome de su rostro iracundo. -Ni siquiera yo y mi laxa comunidad, jugamos con las reglas del tiempo. Lilith ha aprendido eso por su cuenta. Y he intentado disuadirla de usar ese tipo de magia. Conozco los peligros que conlleva. Puede que sea curioso e intente aprender tanto como pueda, pero valoro mi vida.- respondí intentando calmar su irritación. -¡No es posible que lo haya aprendido sola! Fue un encantamiento perfecto, con medidas exactas para la recreación de la poción, ¡incluso me enseñó sus cálculos!- Me reí imaginando a Lilith enseñando un pergamino con cálculos matemáticos en ellos y un vial de poción preparado en 10 minutos. La sorpresa de Snape versus Snape debió haber sido gloriosa. -¿Ha pasado algún tiempo con ella? Es su hija, para ella, la palabra imposible es una mera sugerencia, no un hecho.- solté. El hombre pareció de pronto orgulloso y preocupado a la vez. -Ve a tu asiento.- me indicó, y eso hice, no tenía intenciones de seguir prolongando el interrogatorio sobre las capacidades de Lilith fuera de las normas de Hogwarts, o del propio ministerio. Eso me tomaría un año, tal vez más.
...
¡Vaya día que había tenido! Solo deseaba irme a la cama, pero aún me quedaba cumplir el castigo en la mazmorra. Según mis indagaciones, uno de los peores castigos impuestos por mi padre, había sido limpiar los calderos con un cepillo de dientes ¡y sin magia! Si mi padre creía que me haría hacer eso, pues, tendría que escucharme primero... No iba a hundirme en los calderos apestosos sin dar pelea. Vi a invitus hablando con una morena sentada en la mesa de Slitherin. Ella se veía coqueta y jugueteaba con su pelo mientras charlaban. Seguramente la Slytherin que Luna había mencionado. -¿Sigues pensando en ello o son los torposoplos otra vez?- dijo luna observandome con su mirada perturbadoramente fija. -Torposoplos.- resoplé. -¡Que suerte! Conozco una forma simple de evitarlos, podrías usar pendientes de rábano como estos...- dijo apartándose el cabello para dejarme ver unos aretes con rábanos de verdad colgados en ellos. -Los mantienen alejados de tus orejas. Así es como entran al cerebro.- Asentí mirando mi comida sin apetito -Lo tendré en cuenta. Gracias.- Cuando Invitus terminó su interesante plática, se acercó a nuestra mesa, -¡Lil! Es bueno encontrarte, anoche intenté contactarte pero.. estabas bloqueada.- dijo con un tono que no llegaba a reproche, más bien parecía una pregunta. -Si, me dormí temprano, y cerré mi mente para no escuchar a Artemisa pensar, la mente de un kneazel puede ser verdaderamente compleja...- dije sin pensar mucho en una excusa más creíble. -¿Tienes un minuto? Hay algo que quiero que veas.- dijo haciendo un gesto hacia la mesa. -Lo siento... detención ¿recuerdas? Debo ir a la mazmorra. Te veré... en otra ocasión- solté a toda prisa y salí del gran comedor. No tenía ninguna prisa por llegar a mi castigo, pero tampoco ningún interés en charlar casualmente con Invitus justo ahora.
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