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Capítulo 11: Legalidad y amor.

En cuanto la luz del día apareció por la ventana de nuestra habitación, salté de la cama directo al baño. Si no ayudaba a mi cuerpo a acabar con esta tensión pronto, creo que explotaría. Puse un encantamiento de repulsión en la puerta, solo por si acaso y puse manos al asunto. Unos 10 minutos después y una ducha de agua fría, solucionaron el problema. Entreabrí la puerta del baño y susurré para no despertar a Lilith que aún dormía tendida en la cama. -Accio.- un par de boxers limpios, una camiseta y un par de pantalones salieron de mi baúl abierto y se dirigieron hasta mi mano. Me vestí y salí del baño con un poco más de calma. Cómo era posible que esa cosita que dormia babeando la almohada pudiera dominar la legeremancia, invocar al vacío y controlar las mentes más incautas y manifestar magia sexual sin siquiera intentarlo, era algo que no cabía en mi cerebro. Y estaba seguro de que Dumbledore tendría cierta fascinación por estudiarla si supiera todo lo que podía hacer. Pensé en comentarlo con él y Severus en cuanto regresaramos a Hogwarts. Claramente, sus manifestaciones de magia iban más allá de mi comprensión.

Rebusqué entre mis nuevos libros y saqué uno que estaba deseando comenzar a leer: se trataba de un tomo de magia oscura. No estaba dentro de los libros prohibidos, porque en realidad no enseñaba cómo practicarla, pero si la explicaba. No me interesaba en absoluto volverme un mago oscuro, así que estaba bien para mi. Pero en el fondo de mi cabeza, la pregunta sobre cómo era posible que un diario de aspecto normal pudiera contener al espectro de 17 años de un hombre que, si de verdad estaba vivo, debería tener unos 60 años, tal vez más, resonaba en el fondo de mi cabeza. El compendio era bastante vago en realidad, pero entonces encontré una descripción que parecía calzar: Un horrocrux era un objeto en apariencia normal, que guardaba parte del alma de la persona que lo hiciera. Si Volvemort había hecho uno a la edad de 17, era normal que esa parte de su alma, tuviera 17 años, ya que el trozo de alma contenida en el horrocrux no era afectado por el tiempo, ni por lo que le ocurriera al mago en cuestión. Es decir, podías matar al mago, y aún así, tendría una forma de regresar, tomando la fuerza vital de alguien que se la entregara al objeto maldito. El diario de Tom Marvolo Riddle debía ser eso, un horrocrux. Tenía sentido. Pero si Tom era la mitad de inteligente de lo que las personas describían, no habría hecho uno solo. Si Volvemort intentaba regresar. Sería vital entender cuántos más había dejado por el mundo, y destruirlos antes de que él encontrara la manera de volver. Derrotarlo, debía ser el último paso. Sonreí con satisfacción. Harry había matado un basilisco y destruído un horrocrux, pero estaba seguro de que nada en él lo había estado pinchando de curiosidad desde entonces. Estaría tan cerca de descubrir lo que era ese diario en realidad, como de domar a un erumpent. Claramente, es por eso que no estaba en Ravenclaw.-

-¿Qué?- Lilith se sentó en la cama un poco desorientada. Me reí. -¿Qué pasa?- la chica se frotó los ojos. -Nada. Tenía un sueño... Raro, y me ha despertado un bicho en mi nariz. ¿Ya estás listo para salir?- preguntó sorprendida. -Si, bueno... Quería tomar una ducha antes de salir y no quise despertarte.- saltó de la cama, se quito mi camiseta y me la arrojó. Olía a desodorante de lavanda. Se puso unos pantalones y una camiseta. -¿Debería comprar una capa para usar en el callejón por encima de mi ropa?- preguntó un tanto insegura. Supongo que su última incursión y los insultos recibidos debían haberla hecho desear pasar desapercibida. O tan desapercibida como su pelo rojo fuego le permitiera. -aun tengo algo de dinero de mi padre y además tenía un lugar donde poner mi varita.- me encogí de hombros -si te hace sentir más cómoda, está bien. ¿Te parece si organizamos el itinerario? Aún estamos a tiempo de hacer los recados antes de medio día, y luego podemos ir al Londres muggle a almorzar y pasar la tarde, si te parece bien.- ella asintió mientras cepillaba si cabello. -Primero que nada, necesito ir a Gringot's. Y tú tendrías que pasar por Ollivander's y llevar a Wandine para que la evalúe. No queremos que tengas problemas en Hogwarts por una varita no autorizada.- luego podemos ir por Madam Malkin, recoger nuestros pedidos de ayer y comprarás tu capa entonces.- dije enumerando el recorrido. -¿Podríamos pasar por la heladería? Dicen que tienen helados de todos los sabores y que no se derriten...- dijo con una sonrisa que recordaba que aún era una niña. -Claro, pasemos por Florean's antes de volver.-

Salimos al callejón y Lilith se dirigió a Ollivander's con un poco de recelo, mientras yo continuaba mi camino hacia el banco mágico. El duende que me atendió me reconoció inmediatamente, pero no por ello se volvió más amable. Una de las cosas que admiraba de los duendes era su capacidad de parecer molestos todo el tiempo, incluso cuando ibas a darles tu oro. -Buenos días, me gustaría depositar esto en mi cuenta.- dije tendiendo un papel referente a los 1500 galeons que había ganado por mi trabajo con el basilisco. Algo ridículo si lo pensaba, porque mis padres podrían simplemente darme esa cantidad ellos mismos, y dejar el dinero de Hogwarts para los estudiantes más desfavorecidos, pero Dumbledore había insistido en que no sería justo que el colegio no tuviera un reconocimiento por mi participación, y además, estaba haciendo trabajo extracurricular al cuidar de la estudiante más desfavorecida de todo el colegio. No precisamente por su dinero o falta de él, sino por su ascendencia. Pero aún así, había dejado que pagara por los libros que había escogido en la librería, ingredientes de pociones y el caldero, pero yo había pagado por sus uniformes, su nuevo sistema de mensajería y amigo Fíle, y le había pasado mis libros requeridos para el primer año, además le había dado sus guantes y varita. Sin mencionar el impresionante regalo que la esperaba en la tienda de túnicas. Suponía que el dinero que me habían dado, se estaba yendo en cuidar y consentir un poco a Lil, ¿Qué había de malo en ello? Suponía que era un pago por todo eso, en lugar de ser por algo que habría hecho gratis en Uruguay: identificar una bestia, reconocer sus propiedades e incluso organizar una transacción de compra venta. -¿Se le ofrece algo más al señor Perit?- dijo el duende con aspecto huraño. -Si, quisiera retirar dos mil galeons, quinientos en galeons, y quinientos en sikles y knuts. Los otros mil, me gustaría que los cambiara a libras esterlinas, por favor.- respondí con una sonrisa. -Esa clase de transacción tiene una taza de interés bastante alta, señor Perit.- soltó con una mueca mordaz. Sabía que no eran felices de cambiar galeons a dinero muggle. Todo el dinero del callejón, todo el dinero mágico, en algún punto iba a parar nuevamente a Gringot's, era un mero cambio de una bóveda a otra, pero siempre permanecía en sus garras. El dinero muggle era otro cantar. Salvo por los muggleborns que llegaban al callejón con su dinero muggle y debían cambiarlo en Gringot's, las libras no volvían a las arcas de los duendes, y eso siempre les molestaba. -por supuesto, no esperaba que fuera de otra manera.- dije sin inmutar mi sonrisa. -supongo que será de un 10% ¿Verdad?- duende se inclinó insultado. Si tratabas con ellos lo suficientemente (cosa que si hacía, al ayudar a mis padres) aprendías a presionar sus botones de manera casi automática. -60%- dijo al fin presionando las eses al hablar como si saboreara su intento de usura. -Te diré qué haremos,- dije sin mudar mi expresión de confianza ni mi sonrisa tranquila, lo que de seguro lo fastidiaba más que nada -me darás los 1000 galeons como los he solicitado, cambiarás mil galeons más a dinero muggle para mí, cobrarás un 5% de interés directamente de mi bóveda. Y yo fingiré que no noto si cinco galeons más desaparecen de ella. En cambio, si continúas intentando quitarme el dinero que pertenece a mi familia, me veré obligado a narrar a la prensa y al GoMaCoUy cómo los duendes de la cede central de Gringot's intentan estafar a jóvenes en edad escolar.- el duende volvió a retirarse hacia atrás. Bajaré a su bóveda, señor Perit, y solicitaré el cambio de moneda. ¿Le gustaría acompañarme a ella o esperará aquí?- mi sonrisa se volvió una mueca de satisfacción. No me gustaba demasiado usar el buen nombre de mi familia para sacarle partido, pero si los duendes se creían demasiado listos, tenía que demostrar que yo lo era más. -Esperaré aquí, gracias.- me senté a esperar, un rato después Lilith apareció con una sonrisa enorme en su cara, pasó los arcos de Gringot's con la advertencia a los ladrones como si nada, corrió hacia mi y me dió un gran abrazo con el que borró de mi todo rastro del maltrato de los duendes. -Ollivander's ha accedido a autorizar mi varita. Reconoció que era inusual y se resistía a autorizarla porque dice que las Veelas son inestables y no suelen ser fáciles de manejar en una varita. Entonces la agité y Wandine volvió a hacer conmigo ese destello de luz que se volvía una bruma rosa brillante, sin romper nada. El hombre preguntó de dónde la había sacado y en cuanto dije tu nombre, se desarmó en halagos sobre las varitas hechas por Artifex Perit y sus increíbles trabajos. Así que al final terminó cediendo. ¡Es oficial: Wandine irá a Hogwarts conmigo!- contó a toda velocidad y con gran emoción. Me alegré por ella. Si al menos así conseguía que hiciera magia con una varita, yo lo llamaría un éxito.

El duende regresó y le hechó una mirada desdeñosa a Lilith, que instintivamente me hizo cubrirla con mi brazo sobre sus hombros. Me entregó los mil galeons tal y como los había solicitado. Quinientos en galeons, quinientos en sikles y knuts. Luego me indicó a donde ir para que me entregaran el dinero cambiado. Fuimos hasta otra caja, dónde conté el dinero y me aseguré que el cambio estaba bien. Una vez que tuve todo, lo metí en mi bolso y salimos de allí, rumbo a Madam Malkin. No habíamos recorrido más de unos cuantos metros cuando una desagradable mirada desdeñosa cruzó nuestros caminos -¿Paseo de enamorados?- dijo en su típico tono de superioridad. -Oh, hola Draco, casi no te reconozco sin tus gorilas Tonto y Retonto flanqueandote.- saludé con una sonrisa. -Supongo que ya conoces a Lilith Snape.- dije disfrutando de lo incómodo que se ponía al mirarla. Lilith era una bruja hermosa, había que reconocerselo, y aunque yo no estuviera dispuesto a propasarme con ella, y supiera identificar lo que su magia causaba en mi (estar en contacto con Veelas te enseña a la fuerza) no podía negarse que su pelo rojo fuego, su cuerpo curvilíneo, sus ojos y cejas tan oscuros como el cielo nocturno y su mirada por momentos ensoñadora, por momentos tan dura como el acero, generaba algo... Algo difícil de definir, y que claramente en Malfoy producía un conflicto entre continuar su maravilloso legado familiar de nobleza y pureza de sangre, y desear a una mestiza con cada fibra de su ser.- El chico me hechó una mirada que podría entenderse como un desafío, aunque supuse que se trataban de celos. Quiero decir... El chico era un Slytherin, y no era malo en magia. Pero el jefe de su casa había elegido a otra persona, ni siquiera de su misma casa, para cuidar de su hija y enseñarla a vivir en el mundo mágico. Supuse que en su cabeza, debería ser él quien cuidara de Lilith. Aunque yo no le confiaría ni una rata.

Madam Malkin nos estaba esperando en la puerta de su negocio, parecía ansiosa. -¡Ahí está la pareja más bella del mundo mágico!- dijo con entusiasmo. -En serio señor Perit, debió presentar propiamente a su novia en la entrevista.- dijo con tono de madre regañando. -¿Mi novia? eeeh... Madam, Lilith solo es mi tutelada. No mi pareja.- La mujer pareció perpleja. -¡Pero si está todo en el profeta de esta mañana!- la mujer lo extendió y leyó -"...pese a que el señor Perit se negó a hablar con la prensa, como el reservado hombre que es, a esta intuitiva reportera no se le escapó que salió del anden de Hogwarts acompañado de una preciosa joven de cabello como el fuego. Fuentes afirman que se trata de la hija muggleborn recientemente reconocida de Severus Snape. Parece que el señor Perit intenta ganar un par de créditos extra en pociones, o pese a su noble cuna, no se preocupa por la ascendencia de sus acompañantes, con quien, pudo averiguar esta reportera, comparten habitación en el caldero chorreante."- terminó. Estaba extremandamente fastidiado. Lilith se había encargado de la mente de Tom. ¿Cómo esa arpía de Skitter había sabido que compartíamos habitación en el hostal? No tenía idea. De cualquier manera, solo quería salir del mundo mágico cuanto antes, para evitar más miradas inquisitivas. -Pagaremos nuestros encargos. Además Lilith quiere pedir algo.- dije secamente, la chica dio un paso desde atrás de mi. -Quisiera una capa. Cualquiera que ya tenga hecha, con un bolsillo para la varita.- La mujer fue detrás de la tienda y regresó con dos, una naranja a juego con su cabello y una morada oscura. -Creo que cualquiera de estas te irá de maravilla.- dijo orgullosa de su trabajo. Lil tomó la morada sin pensarlo. Si antes se había decidido a no llamar la atención, ahora solo deseaba desaparecer. Se la colocó y cubrió su pelo con la capucha. -Es perfecta. Gracias.- dijo y sacó el dinero de su bolso. Metió a Wandine en el bolsillo interno y volvió a retroceder. -También quisiera una, por favor.- La mujer volvió al fondo y regresó con unas cuantas. La más discreta era verde musgo. -Esta es perfecta.- dije recogiendola.- Me la puse e imité a Lilith con la capucha. Pagué los encargos del día anterior, y Lil inisistió en pagar por las dos capas. Sabía que no tenía que hacerlo, pero al parecer, el hecho de que yo pagara por todos sus uniformes la hizo sentirse en compromiso. Madam me entregó además tres cajas aparte. -Estos son los.... encargos especiales que me hizo, más un pequeño regalo para la joven. Parece un poco perdida, y eso es algo que a todas las mujeres nos da seguridad.- Dijo con un guiño. -Es una pena que no sean pareja. De verdad estos trajes lucirán espectaculares. Si en algún momento deciden llevar su amistad al siguiente nivel, asegurense de ser fotografiados con ellos.- dijo con una sonrisa comprensiva. -Espero que este mal entendido se solucione pronto y no les cause demasiados problemas.-

-¿Puedo hacer estallar el edificio del profeta? Creeme Wandine y yo estaremos encantadas.- dijo Lilit avergonzada y enojada. -No, pero haremos algo mejor. Iremos allá.- La niña abrió los ojos como platos. -¿Al profeta? ¿Perdiste tu estúpida y azul cabeza? Esa bruja nos despedazará con sus preguntas mal intencionadas.- dijo chillando. -¿Te apetece un helado? Te dejaré invitarmelo.- ella pareció no comprender cómo podía estar tan calmado. Pensé que iba a explotar en ese momento. Me reí. -Te contaré lo que planeo hacer, y luego, armaremos un escándalo de proporciones internacionales. ¿suficiente diversión para ti y Wandine? Tendremos que saltarnos nuestro paseo muggle, pero creo que te divertirás.- Ella sonrió, con esa mueca macabra que hacía cuando sabía que estaba haciendo algo que no debería. -Me encantaría un helado.- respondió. Nos sentamos en Florean y ella se pidió un cono con tantos sabores que no sabía por donde empezar. -¡¿Qué?! No sabía que sabor me gustaría, así que los pedí casi todos.- respondió a mi cara de sorpresa. Mi risa se extendió aún más cuando descubrí que el chocolate más amargo de la tienda llevaba el nombre "Severus". Dudaba que a mi profesor le gustara mucho si se enterara de ello, pero luego, también dudaba de que Snape se tomara un día libre para tomarse un helado en el callejón Diagon. Tal vez ahora que la vida lo había vuelto padre, tendría que hacerlo de vez en cuando. -Bien, entonces ¿Qué haremos?- preguntó Lil ansiosa. -Primero necesito comprar una copia del profeta. Leeremos el artículo completo. Luego, me comunicaré con mi padre, cuando todo esté arreglado, nos presentaremos en la oficina de redacción con una carta demandando la retracción de la reportera por difamación y agresión de la intimidad no de uno, sino de dos, menores. Además, tedremos un az bajo la manga: Si Skitter se niega a retractarse, y decir que todo lo escrito fue un invento. Demandaremos al profeta completo. Creeme. Ese periódico pondrá a Skitter de patitas en la calle antes de que el GoMaCoUy inicie una demanda en su contra, solo por una sección de chismes. ¿Estás lista para chillar de indignación y hacer que la cabeza del redactor estalle de puro fastidio?- pregunté, conociendo la respuesta. -Sabes lo fastidiosa que puedo ser.- respondió sonando malvada.

-Vayámonos al caldero entonces, a leer el dichoso artículo sobre nuestro amor secreto- dije con histrionismo, exagerando las palabras amor secreto. Compré una copia del periódico de camino al hostal, al llegar, deseé haber comprado una capa de Demiguise, en lugar de la verde. Severus Snape estaba de pie en medio de la habitación que llevaba unos días compartiendo con su hija de 11 años. Me miró con ira en sus ojos oscuros. -¿Puede alguien explicarme qué significa esto?- dijo señalando los dos baúles abiertos, y la única cama aún sin hacer.- Miré a mi al rededor, si alguien tuviera que adivinar qué había pasado aquí, estaba seguro de que estaría más cerca de lo que imaginaba Snape, que de lo que en verdad ocurría. Lilith salió expresa desde detrás de mi y se arrojó a la cintura de Severus. -¡Si viniste!- dijo con un tono alegre y amoroso. -Todo el mundo decía que tendrías demasiadas cosas en la mente para preocuparte por una hija mestiza que ni siquiera conocías, pero yo mantuve la esperanza. Y cuando hubo problemas ¡viniste! ¡estás aquí! Gracias.- dijo con un tono entre meloso y triste. Si tuviera que elegir la profesión perfecta para esa niña, sería una actriz de primera. Severus ablandó la mirada cuando la niña osca que recordaba, agradeció su presencia en momentos de necesidad. Un buen padre habría aparecido en un caso así.- Acarició el pelo colorado de Lil casi con ternura. Yo continuaba boquiabierto. -Aún no me explican por qué están durmiendo juntos en la habitación que pagué para mi hija.- dijo. Su tono se había ablandado lo suficiente para que al menos, dejara de parecer una acromántula furiosa. -Es que Tom no tenía habitaciones disponibles, y nadie le dijo a Invitus que debía reservar porque sería la época más concurrida del caldero, así que sugerí que la compartiéramos.- dijo señalando el montón de mantas que había preparado para dormir la noche anterior. -Invitus ha sido un caballero, ha dormido ahí como si fuera un perro, pero se negó a compartir la cama conmigo, aún si ambos dormíamos vestidos. Dijo que sería impropio.- La mirada de Snape pasó de bestia homicida a padre agradecido en segundos. -¿Es eso cierto?- dijo, pero sentía su intrusión en mi mente. Me concentré en la imagen de Lilith durmiendo mientras yo leía mi libro lejos de la cama, y permití que la viera. -Si, profesor.- mentí descaradamente. El hombre se suavizó. -Lamento irrumpir así. Se que esto no es propio y que debí esperarlos para entrar en su dormitorio. Pero el profeta...- parecía apesadumbrado. -Lo sabemos.- dije seguro -Y lo solucionaremos.- El hombre me miró preocupado, o tal vez consternado. -¿Cómo dos adolescentes piensan resolver un problema de difamación y escándalo de estas proporciones?- preguntó volviendo a su pose de murciélago cruel. Sonreí -Con un escándalo más grande; violaron la intimidad de dos menores de edad y da la casualidad de que uno de ellos es hijo del lider del Govierno Mágico de la Comunidad Uruguaya. Si no presentan una retracción para la partida de la tarde, el GoMaCoUy los demandará.-

Snape lo pensó. -Tiene lógica. ¿podría acompañarlos a las oficinas del profeta?- Asentí. No tenía el menor inconveniente en que nos acompañara, pero simplemente no lo veía montando una escena. Mientras dejara a Lilith ser Lilith, todo estaría bien. -Necesito comunicarme con mi padre en Uruguay.- dije excusandome, saqué un espejo encantado del baúl y salí, dejándolos solos.

...

Snape me sonrio. ¡Por Merlín! Esperaba no tener que mantener esta imagen de hija tierna por mucho tiempo más, o terminaría por hacerle caso a Wandine que rogaba que lanzara una bombarda máxima desde que nos habían leído aquel fragmento del reportaje en la tienda de túnicas. -¿Cómo han ido las lecciones con Invitus?- preguntó más calmado. -¡Genial! Ya tengo todo lo que necesito para mis clases, he paseado por el callejón sin abrumar mis sentidos y además, le he tomado algo de cariño al uso de las capas. Puede que sean algo anticuadas, pero son cómodas.- dije con una sonrisa. -Ya puedo cerrar mi mente, al menos a las intrusiones más leves como el sonido de los artilugios mágicos y las auras de los magos y brujas. Puedo hablar con gente sin que me estalle la cabeza.- solté como una broma. Él se rió. SEVERUS SNAPE SE RIÓ. Casi me caigo sentada. -De hecho nos encontramos con uno de tus Slytherins esta mañana. Creo que Invi lo llamó Malfoy... Un chico rubio.- La cara de Snape volvió a ser seriedad pura -¿Invitus y Draco son amigos?- preguntó con cierta intensidad. -Yo no diría amigos. Más bien, el chico rubio siempre está molestando a todos los que creo que son agradables... Invitus, Luna, Hermione, y hasta algunos que no creo que son agradables también como Potter y Weasley. Pero conmigo... es extraño. Puedo sentir que cuando me mira se forman varios conflictos en su cabeza. Veo a un hombre que solo puede ser su padre, con una mirada reprobatoria, y lo siento extrañamente deseoso y triste a la vez.- relaté. Mi padre pareció entender cosas que yo no. Su cara lo delataba aunque su mente fuera impenetrable. Invitus entró con su espejo mientras mi padre aún meditaba sobre lo que le había dicho acerca del chico Malfoy. -¿Está el gobierno uruguayo enterado de la situación?- preguntó con seriedad. -No solo eso...- Un fuerte -crack- precedió unos golpes en la puerta.

-Buenas tardes,- dijo el hombre. -Mi nombre es Veritos Astros, y soy especialista en legislación mágica internacional. Represento al GoMaCoUy en general, y a la familia Perit, en particular.- hablaba muy rápido y estrechó la mano de mi padre y la mía mientras lo hacía. -¿Asumo que el señor Perit lo ha puesto al tanto de la situación?- preguntó Severus. -Por supuesto. Y pueden estar seguros de que haré implosión antes de salir perdiendo de este asunto.- respondió. Por mucho que deseaba ganar el caso, ver al mago rechoncho y de ridículo monóculo hacer implosión sonaba divertido. ¿Crearía él también un orbe de vacío si lo hacía? -Lilith, concéntrate. Mi plan gira en torno a tí.- me regañó invitus, aunque algo divertido. Supongo que escuchaba mis pensamientos. -Lil, vístete tan muggle y escandalosa como quieras, es el momento de dejar el legado de tu lado muggle por todo lo alto.- me ordenó. No tuvo que pedirmelo dos veces. Me encerré en el baño, cuando salí llevaba una minifalda negra, con medias a juego, un par de championes coloridos y un top corto (aunque no demasiado revelador, no quería que mi nuevo padre muriera de un infarto) de color rojo chillón. Además me había colgado mis tres collares: la piedra de luna encima, el cuarzo rosa en medio, y la triqueta celta turqueza debajo. Entonces Invitus me puso mi nueva capa por encima, y cubrió mi cabello con su capucha. -No queremos que sepan quien eres hasta el momento justo.- susurró.

...

Las puertas del profeta estaban siempre abiertas, así que no fue dificil llegar hasta allí y solicitar una audiencia con el editor en jefe del diario. -Me temo que el señor Cuffe, está ocupado.- respondió la mujer sin poner demasiada atención. -Oh, estoy seguro de que se hará un minuto para mi.- dije retirándome la capucha. Mi distintivo tono de cabello hizo a la mujer cambiar de expresión inmediatamente. Escribir algo en una nota y lanzarla al aire, para que se convirtiera en un avión de origami y saliera de allí a toda velocidad. En el fondo, una puerta se abrió y de ella salió un hombre que exudaba poder y exaltación, el pobre idiota no tenía idea de lo que le esperaba. -¡El joven Invitus Perit!- dijo extendiendo sus manos hacia mi, como si fuera su amigo. -No lo esperaba, ya que ha rechazado cada propuesta de entrevista que el profeta le ha enviado.- dijo con un tono mezquino, que imité. -Bueno, si voy a dar una entrevista, será con el propio editor en jefe y no con una columnista de chimento.- solté con desprecio, dandome aires de superioridad que jamás había creído disfrutar. Pero con este hombre, disfrutaría cada segundo en el que mi apellido hacía de las suyas. -Pase, por favor, mi despacho está en el fondo.- hice un gesto hacia atrás, -vengo acompañado, señor Cuffe.- dije. En ese momento, lilith se quito la capa dejando toda su maravillosa escencia muggle y escandalosa a la vista de todo el mundo. Las cámaras comenzaron a disparar en cuanto puse mi mano en su cintura y la escolté hacia el despacho. Barbabas se frotaba las manos con impaciencia. De seguro imaginaba que esta sería la joya de sus columnas. -¿Su despacho es a prueba de apariciones?- pregunté como si nada mientras paseaba mis ojos por él. -Oh, no... En general no estoy aquí, o estoy demasiado ocupado. -Elenor, mi secretaria, toma los recados y luego, si es algo de verdad interesante, se lo paso a alguno de mis escritores. No suele venir nadie a este despacho.- dijo sonriendo. Yo también sonreí. -Eso es una suerte.- comenté mientras dos fuertes -crak- se escuchaban. Delante de aquel hombre se aparecían Severus Snape y Veritos Astros. -¿Tomamos asiento?- pregunté con cierto cinismo. -Señor Cuffe, tenemos mucho de lo que charlar.-

Barnabas Cuffe parecía enfrentarse a un quintaped. -Comprenderán que...- decía sudando, y tironeando del cuello de su camisa, visíblemente nervioso -...la gente quiere saber y tu...- me señaló, oh, no. No lo harás. -Señor Cuffe, no pretenderá usted hacerme responsable por no aceptar una entrevista, siendo menor de edad y sin mis padres o un representante legal presente. Se lo dije a su reportera Skitter, y se lo digo a usted: No me interesa que mi nombre, ni mi foto aparezcan en su periódico, y exijo una retracción inmediata. Además de una compensación a la familia Snape por el agravio publicado.- El hombre casi se cae de su silla. Veritos intervino entonces. -Me temo que, como su representante legal tengo el derecho de su familia a demandar por él que se cumplan sus condiciones: la retracción será publicada en la edición más próxima a salir y será firmada por la reportera involucrada, y por usted, como editor en jefe, dado que es responsable de todo lo que es publicado. Por otra parte, la compensación a la familia Snape exigida es de mil galeons.- El editor abrió su boca pero no salió ni una sola palabra de ella. -Por supuesto, puede apelar a la confederación mágica internacional, pero no creo que quiera hacer de este un problema legal internacional que además probablemente no ganará, teniendo en cuenta que lo que publicó no fueron más que especulaciones, y que además habla sobre dos menores edad cuyos padres no habían dado, ni darán su consentimiento para que sus nombres sean publicados en su diario más que, expresamente, en la retracción solicitada.-

Cuffe lo pensó. -Está bien. Publicaremos la retracción, siempre y cuando uno de los dos esté dispuesto a dar su versión de los hechos.- dijo pensando en cómo mantener el buen nombre de su diario, y a sus lectores contentos. Esta vez, Severus Snape que se había limitado a mirar con odio al editor en jefe de El Profeta, fue el primero en hablar. -No. Si quieren conocer la verdad, yo daré la entrevista, pero a ninguno de sus mediocres periodistas. Escribiré la historia y se la haré llegar a usted. Puede publicarla después de la retracción.- dijo para sorpresa de todos los presentes. -Todo arreglado entonces.- dije disfrutando del momento, aunque un poco sorprendido porque Severus Snape, el amo de la oclumancia, estuviera dispuesto a dar la cara por el bien de nuestros nombres. -deberíamos firmar el acuerdo.- Barnabas tartamudeó - Fir... fir... mar... ¡¿Firmar?!- preguntó casi escandalizado. -Señor Cuffe,- dijo lilith poniendose de pie y apoyando su bonito trasero en el escritorio del editor que parecía al borde del infarto. Lo miró con sus ojos oscuros, que cuando quería, daban miedo, al igual que los de su padre. -después de que su reportera nos publicara en contra de nuestra voluntad y la de nuestros padres, me llamara entre líneas una "compañía dudosa" y se pasara por el culo la expresa voluntad de Invitus de no ser publicado o entrevistado, ¿no pretenderá que salgamos de aquí sin un contrato firmado, verdad?- ¡Esa era la Lilith escandalosa que necesitaba! ¡Por Merlin! Se había ganado el helado más grande que Florean pudiera ofrecerle, o cualquier otra cosa que se le antojara. Si en este momento me pidiera tener un dragón de mascota y alojarlo en mi dormitorio de Hogwarts, yo mismo conseguiría un huevo para ella. El hombre volvió a tartamudear, intentando quitar sus ojos y su atención de la niña cómodamente instalada sobre su escritorio. -Claro. No. Fir... Firmemos, entonces.-

El señor Cuffe, Veritos y Severus firmaron el acuerdo. Una vez publicada la retracción, y eliminados de los archivos todas las fotos de Lil y mías, recibiría a cambio la versión de Snape sobre la vida de Lilith y su vínculo conmigo. Una vez que esto fuera publicado, el profeta depositaría los mil galeons en la bóveda de Snape. Más tarde, ese mismo día, Rita Skitter se tragaba su indignación y escribía:

"Mis querídos lectores, con dolor en mi corazón debo reconocer que esta reportera les ha fallado. Más temprano, en la edición matutina, les relataba sobre la relación aparentemente cercana entre Invitus Perit y la jovencita de nombre Lilith Snape Lock. Sin embargo, esta relación ha resultado ser falsa. Y los jóvenes involucrados, junto a sus padres y representantes legales han solicitado mi retracción. El menor de la familia Perit, ha dado su concentimiento expreso para ser mencionado en esta, mi fe de errata, pero por el contrario, no la ha dado, ni la dará para futuras columnas, por lo que nos quedaremos en las sombras sobre este vínculo. En cuanto a la joven, ha visto en mis palabras una mala intención, de modo que me veo obligada a pedir disculpas. Su ascendencia muggle no es, para esta reportera, ni para nadie en este periódico un agravio o un diminutivo para su poder, o su talento mágico. Mucho menos, para su valor como mujer, pareja o amiga. Con mis mejores deseos de que estas palabras lleguen a sus corazones y comprendan que no hubo maldad en mi historia, Rita Skitter."

Junto a la retracción de Skitter, la acompañaba una, mucho más breve y menos melosa, del periodico, firmada por el editor, tal y como se había acordado.

A todos los lectores del profeta, y a las familias Perit y Snape en particular. Este periódico se disculpa por el proceder erróneo de una reportera y la editorial misma. Sentimos las repercusiones que la columna de la señorita Skitter haya podido causar. Y esperamos dejar este mal proceder en el pasado, respetando la intimidad de las familias y en especial, de los menores. Atte.: Barnabas Cuffe, editor en jefe de El Profeta.

-No puedo evitar sentirme mal por los lectores de Skitter.- dijo Lilith. -¿por su pésimo gusto literario?- preguntó Snape, sentado en la cama, leyendo la retracción con una casi sonrisa. -Yo también.- dijo secamente. (¿Severus Snape había hecho un chiste?). -No, porque si leen la sección de Skitter es porque sus vidas son particularmente aburridas, acabamos de robarles horas y horas de especulaciones locuaces sobre el sangre pura Perit, ¡embaucado por una legeremante que lo tiene claramente bajo su control, intentando desesperadamente escalar socialmente y dejar atrás su imagen de bastarda muggleborn!- dijo entre divertida y sobreactuada, enroscandose en una manta como si fuera un chal. Snape se puso de pie, la sujetó por los hombros y la miró a los ojos. Creí que el contacto visual intenso entre esos dos generaría una explosión de algún tipo, pero no, Severus se limitó a decir con ímpetu: -Tu no eres una bastarda. Tu eres Lilith Snape Lock. Hija de Severus Snape y Jana Lock, y seguramente la maga más grande de tu generación... y de unas cuantas más. Y es hora, de que conozcas tu historia. Toda tu historia.- Luego se volvió hacia mi. -¿Puedo usar una pluma y pergamino? Necesito escribir esta historia de todas formas.-

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