Capítulo 7: Las historias de Invi.
LILITH
Cuando pisamos suelo nuevamente el sol se estaba ocultando, me deslicé de la grupa de la serpiente emplumada y le agradecí. El viento sopló en mi cara y oí su magnificente voz -Es un placer, maga del caos.- afirmó remontando el vuelo -¿Maga del caos?- preguntó Draco, rodeando mi cintura con sus manos. Me volví hacia él y me besó. -Deja que te cure eso.- dijo, sacando el díctamo de su bolso y vertiendo unas gotitas sobre mi labio partido, que se cerró por arte de magia. -Gracias.- dije y volví a besarlo. -Mhm...- oí una voz apagada que se aclaraba la garganta. Me separé de Draco y vi como de la casa de Invi salía papá con cara de reproche y Pertinax a su lado, riendo. -¡Deja a los chicos ser chicos, Severus! Después de todo, tú también te estás divirtiendo, a juzgar por las buenas nuevas.- comentó con una sonrisa encantada. -Papá ¿qué estás haciendo aquí?- solté corriendo hacia él para abrazarlo. -Bueno... vine porque necesito darte una noticia, pero me encontré con que tu y un grupo de magos menores de edad se han ido en busca de un grupo de peligrosos traficantes de criaturas mágicas... Imagino que Molly Weasley estará encantada de saberlo, ¿verdad?- terció y los cuatro pelirrojos se removieron incómodos, mientras un estertor de horror les recorría los ojos. -Puede estar seguro, señor Prince, que su hija, y los demás han sido más peligrosos para los traficantes, que al revés. ¡Nunca había visto dominio de la magia sin varita como el suyo! Debería estar orgulloso.- afirmó uno de los uniformados y papá me fulminó con la mirada.
-¿Por qué no vamos adentro?- propuso Invi, intentando evitar que papá nos matara. -¡Excelente idea!- dijo Pertinax, y nos condujo por la puerta hacia la salita. -Invi, tu padre recibió una lechuza del señor Weasley, después de la cena te espera a ti y a Lil en su oficina.- informó, y de pronto recordé que yo era la asistente del señor Perit, y que debía haber recibido su correo. Invi asintió. -Bueno, ¿vas a decirnos por qué has venido?- inquirí. Mi padre se sentó en una butaca y sonrió pacíficamente. -Amelia y yo...- comenzó, pero no pude evitar interrumpirlo -¡¿Amelia?! ¡¿Desde cuando es Amelia y no la señora Bones?!- pregunté alzando una ceja. -Desde que está a punto de convertirse en la señora Prince.- sentenció, lo que hizo que me callara inmediatamente. -Amelia y yo vamos a casarnos.- afirmó. Me quedé helada. Invitus abrió los ojos, incrédulo, como Harry, Draco y Ron que se quedaron pasmados. Boqueé como pez fuera del agua, intentando encontrar palabras para responder, pero parecía que mi extenso vocabulario en más de ocho idiomas me había abandonado, ni siquiera pude sisear en parcel. -¡Oh, qué bonito!- exclamó Luna con voz lívida. -Las bodas son siempre un motivo para ser felices.- añadió.
-¿Vas a casarte?- logré repetir, con los ojos como platos. -Si. En vacaciones de pascua.- informó Severus. -En Hogwarts.- agregó. Puse los ojos en blanco. -Severus Prince, no abandona Hogwarts ni siquiera el día de su boda...- comenté con sorna. -Y Amelia quiere que tu y Susan sean sus damas de honor.- informó, sin poner atención a mi pulla. -¿No podías contármelo por carta?- pregunté horrorizada. Al menos así el resto de mis amigos no tendrían por qué enterarse. -Bueno, si, pero preferí venir en persona, porque además necesitaba hablar con Pertinax. Con los fondos de la bóveda Prince abriré una botica y quisiera importar productos del GoMaCoUy. Estoy pensando en contratar exalumnos de mis éxtasis que tengan problemas para conseguir trabajo.- informó. Yo solo asentí, como fuera de mí misma. -¡Te verás hermosa con un vestido rosa!- pinchó invi. -¡Fuera de mi cabeza rata azul!- chillé. Él no dijo una palabra, pero se rió discimuladamente.
-¡No te alarmes querida! Es una boda, no el fin del mundo.- dijo Tinax, sentándose entre Draco y yo. -Es super vergonzoso que mi padre, al que los estudiantes llaman murciélago súper crecido, vaya a casarse en la escuela, y para mejor, con una mujer que podría ser considerada la única hembra de la misma especie.- comenté mientras el rubor trepaba por mi cara. Varios de mis amigos rieron. -No tienes idea de lo que es vergonzoso de verdad... Invitus, Histrio y Ferox tienen más historias vergonzosas de las que podría contar.- añadió, y eso capturó mi atención, Juliet y Ginny se sentaron en la alfombra a los pies de la mujer, sonriendo divertidas y Harry le echó una mirada a nuestro amigo de pelo azul que cerró fuertemente los ojos. -Mamá no creo que...- intentó cortarla, pero ella hizo un gesto con la mano para silenciarlo. -Cuando era niño, oyó un rugido cerca del prado y salió en busca de la fuente. Encontró una dragona vipertooth peruana en el suelo, estaba herida, y era claro que moriría, así que, el pequeño se acercó para calmarla y hacerle compañía, hasta que descubrió que ella estaba intentando proteger un huevo.- narró la mujer. -El pobrecito se empeñó en salvarlos, y cuando lo encontramos estaba sentado encima del huevo, ¡intentando empollarlo!- contó con ternura. Todos nos reímos -¿Intentaste empollar un huevo de dragón?- dijo Neville con los ojos llenos de lágrimas.
-¡Yo tenía tres años! Y en cuanto me dijeron que el huevo necesitaba fuego, apoyé mis manos en él y lo incineré para que eclosionara. Eso demuestra talento mágico y compasión. No es vergonzoso.- se defendió él, con altivez, pero sus mejillas coloradas lo delataban. -¡¿así que eres mamá dragón?!- chilló Ginny que se desternillaba de risa. -De hecho si. Desde que fue eclosionado con el calor del hechizo, Vipy no se ha apartado de él. Lo adora, y se pone como una cachorra cuando lo ve. Sin mencionar que jamás ha intentado comérselo.- Juls que intentaba mantener la compostura, no pudo resistirlo más, soltó una carcajada estrepitosa y levantó las manos, formando un corazón con los dedos. -¡Invi-mamá dragón!- chilló. -¡Histrio le cantaba canciones de cuna a Sneky!- chilló indignado el chico. -¡Es verdad! Cuando Histrio consiguió su primer basilisco, era común verlo siseando canciones de cuna para la criatura que medía más de un metro, mientras intentaba acunarlo en sus pequeños bracitos.- contó tinax, acunando un bebé invisible, mientras reía. -E Invi con cinco años se escapó de la escuela para ir al recinto de los Quetzal. Toda la comunidad lo buscó por horas, hasta que uno de los magizoologos descubrió que una de las hembras había empollado a Invi junto a su huevo.- narró. -El pequeño Invi se había dormido en el nido, y abrazó el huevo hasta que nació el hijo de Quetzy, que se llama Texotli en honor a él.- contó. -¡Eso es tierno!- comentó Luna. -No lo es si tu hijo de 5 años desaparece durante todo un día, en un criadero de criaturas peligrosas.- respondió Artifex, que se había parado detrás de Pertinax a escuchar las historias con una sonrisa.
-Pero sin duda, Ferox y la carriola de tentácula venenosa es la historia más extraña.- añadió con su voz pausada y calma. -Había conseguido que uno de mis hermanos le obsequiara un brote en una maceta, y se había esmerado en tratarla como a una hija. La llevaba a todas partes en una antígua carriola que había encontrado, y por la noche la tapaba con una manta de lana que ella misma había tejido. Por supuesto que la manta no duró mucho, en cuanto le empezaron a salir los dientes.- relató con una sonrisa. -¡¿Esa es la más extraña?!- preguntó Pertinax, volviéndose para encararlo -¡¿Olvidas cuando tuvimos una tormenta eléctrica en plena casa?!- soltó con un espasmo. -Ah, si... lo había olvidado.- contestó Artifex y volvió a reír. Invitus resopló, y supuse que era otra loca ocurrencia suya. -Supongo que conocieron a Plumita, ¿verdad?- preguntó. -Si, pero solo vimos un enorme borrón gris emplumado con garras.- respondió Juls -Obviamente, Plumita es un nombre muy adecuado para una cosa gigante con garras. No es como que me recuerde a cierto semigigante que le regaló un osito de peluche a un dragón.- comentó Harry entre risas. -¡Es un nombre adorable!- terció Ignatius -Y estoy seguro de que Plumita es igual de adorable.- añadió con convencimiento. -Lo es.- respondió Invi, caminando hacia la ventana. La abrió y silbó una escueta melodía, entonces, volvimos a escuchar los fuertes truenos que habían resonado en la grieta durante el rescate.
-¿Una tormenta?- preguntó Hermione extrañada. -¡Qué raro! No había una nube en el cielo cuando veníamos hacia acá.- Invi se movió para dejarnos ver por la ventana. Afuera no había una tormenta, pero si un pájaro enorme que metía la cabeza para que Invi le acariciara las plumas. Debía medir lo mismo que un hombre adulto, parecía un águila gigantesca, con plumas grises azules y doradas. -¡Un thunderbird!- chilló Hermione. -¡Plumita es un thunderbird!- Los demás nos miramos extrañados -Thunder... ¿qué?- repitió Ron extrañado. -Es un animal americano. Usualmente se encuentran en Arizona. Tienen tres pares de alas, y cuando las baten generan tormentas eléctricas. - explicó Hermione. -Una de las casas de Ilvermorny se llama así.- añadió. -Por eso no la conocen, no es una criatura que se suela estudiar en Hogwarts, porque no hay muchos, y no es fácil encontrarlos fuera de sus zonas originarias.- Artifex, que asentía a cada palabra de Hermione dijo -Si, bueno... Invitus no tuvo mejor idea que esconder un cachorro en su habitación, hace unos 5 años..- No pude contener una risita. -Lo ví caer del cielo en medio de una tormenta, su ala estaba rota ¡¿qué se supone que hiciera?! ¿que lo dejara ahí a su suerte?- terció Invi, frustrado ante las miraditas que le echabamos todos. -Porque, por supuesto, dejarlo a su suerte o traerlo a casa eran las dos opciones disponibles... No es como que viviera en una comunidad llena de expertos magozoologos.- le recriminó Pertinax. Artifex continuó la historia -Lo trajo a casa, curó su ala, y cuando estuvo curado, se puso tan feliz que comenzó a revolotear al rededor de su cuarto...- narró, y fue cuando fue intervenido por Tinax -y entonces...- dijo -¡Entonces la instalación eléctrica de la casa voló por los aires! Tuvimos una semana de lluvias torrenciales y truenos dentro de la casa, pero para cuando la lluvia dejó paso a los vientos fuertes, pudimos regresar a restaurarla- contó. -Y volver a vivir en ella.- completó Artifex.
-Criar a los niños Perit suenan como todo un desafío.- comentó papá que reía también. -¡¿Desafío?!- chilló la señora Perit. -Una aprende a aceptar lo que sea después de un tiempo... "Mamá un dragón me comió la mano" oh, bueno... crecehuesos y a la cama. "Mamá Invitus metió una criatura salvaje a la casa" está bien, pero evita que muerda a tus hermanos. "Mamá hay una enredadera cubriendo la mitad de la casa" bien, Ferox, pódala para que no obstruya las puertas.- dijo imitando charlas con ella misma. Todos nos reímos. -No querría ser la mamá de tus hijos.- comenté con sorna pero Luna estaba abstraída y no escuchó mi pulla. Invi me dedicó una mirada, -¡Ja! Porque tus hijos serán un par de puffskeins, ¿verdad?- dijo echandonos una mirada a Draco y a mi -Mamá, Draco Jr. ha estado jugando con las pociones de papá y ahora no tiene cejas!- pinchó en una fingida voz infantil. Ron rió, y Fred se volvió hacia él con fingida molestia -Disculpa, para tu información, ese es un efecto secundario perfectamente normal para un experimentador.- protestó. -Si, eso de las cejas está sobre valorado.- añadió George.
-¡Papá! Dile a Lilith Jr que me baje ahora.- chilló el pelirrojo, haciendo que las risas estallaran. -Mamá, estaba viendo tu varita y ahora puedo ver el cielo desde la cocina.- añadió Harry, mirando inocentemente al techo de la sala. -Papá, Lilith Jr se ha puesto a hablar con mis cosas y ahora mi varita no quiere hacer magia.- chilló Thad. Y yo los odié, pero tenía que admitir que era divertido. Al único que parecía no hacerle gracia era a papá, que no encontraba divertido que mis amigos imaginaran que tenía hijos con uno de sus alumnos favoritos. Draco rió, y se inclinó por delante de Pertinax para encontrar mi rostro. -Creo que tendremos que aprender a resistir antes de convertirnos en una familia.- comentó enjugandose las lágrimas. -Y a poner hechizos repelentes en todo lo que no queramos que toquen. Como tus calderos, o mi varita.- añadí y él, con una sonrisa asintió. -Aunque por supuesto... no serán los únicos niños peligrosos.- dijo Invi hechando una significativa mirada al resto del grupo. -Quiero decir... ¿Creen que los hijos de Neville no intentarán criar lazos del diablo como si fueran inocentes florcitas del prado?- Nev se enjugó las lagrimas de risa. -¿O que los hijos de Juliet, Harry, y Ginny no intentarán dormir encima de su escoba?- pinchó Mione. -¿O que los de Thad no se meterán en una forja e intentarán levantar un martillo a los 2 años?- añadió Ginny -¿O que los de Ignatius no intentarán domesticar un hipogrifo?- comenté entre risas. -Claro, y los de Luna intentarán cazar snorkanks.- comentó Ron, lo que le valió un golpe de Juls y uno de Ginny a cada lado de la cabeza. -Y los de Hermione serán limpios, lindos y pulcros porque jamás saldrán de la biblioteca.- añadió el peliazul, con lo que Mione hizo un gesto de orgullo.
...
INVITUS
La cena siguió con calma, entre risas y conversaciones de lo más divertidas. Luna, había sugerido que imaginaba a los hijos de Lilith de cabello violeta y más piercings de los que podía contar, lo que hizo que el profesor Prince se atragantara. Pero los demás reímos. -¡Tienen que dejar que Lilith les arregle las uñas!- comentó Hermione. -Hizo algo increíble con las mías, y además me hizo esto.- soltó con emoción enseñando un rizo blanco detrás de su oreja. -Lo he lavado y lavado pero no se quita. Es genial, porque no necesito rehacer el color. Solo está ahí y se ve fantástico.- comentó y las niñas miraron con interés a Lil. Después de rescatar a Plumita, los ánimos parecían haber mejorado, y la perspectiva de la guerra inminente que la profecía nos había dejado, parecía menos terrible ahora que todos se habían probado en batalla y habíamos salído relativamente victoriosos. Ron se había enfrascado en una conversación de lo más animada con Juliet, Ginny, los gemelos y Harry sobre los colonos y su enorme mejora en el campeonato. -¡Iremos a la final contra las abejas!- comentaba animado. -Lamento interrumpir esta divertida sobremesa,- dijo mi padre. -pero necesito llevarme a Invitus y Lilith a mi oficina.- soltó, y se puso en pie. Nosotros lo seguimos. -He recibido un búho de Arthur Weasley, con respecto a Magic Drive. Creo que a ambos les interesará saber que el ministerio de magia ha autorizado la fabricación de autos y contamos con la aprobación para establecer una fábrica. Así que, Invitus, tienes trabajo que hacer. Necesitas conseguir proveedores de autos, trabajadores y un lugar donde trabajar, educar a tus empleados y vender. Además, necesitamos crear un contrato para que seas mi apoderado hasta tu mayoría de edad, fecha para la cual, deberás haberme reenvolsado todo el dinero que hayas invertido de mi bóveda, para que la compañía pase a tu poder. Lilith, si fueras tan amable, necesitaré que lo redactes.- dijo, y mi amiga del pelo rojo fuego, corrió al escritorio por pergamino y pluma.
-¿Qué pasará si para ese entonces no te he reembolsado el total?- pregunté. -Ruega por que no me muera antes de que hayas terminado de pagarme, de lo contrario, Magic Drive sería mía y por consiguiente, después de mi fallecimiento, sería dividida entre tus hermanos y tu.- explicó. -¡Pero si te he pagado una parte!- protesté indignado. -Por supuesto, en la medida en que me vayas pagando, iré cediendo partes... digamos, acciones de la compañía, que serán de tu propiedad. Pero, lo que quede en mi poder, será dividido.- me froté la nuca. -Antes de mi mayoría de edad habré pagado toda mi deuda.- asentí decidido. Me negaba rotundamente a compartir la compañía que yo había imaginado, con el idiota mitad serpiente, y mi hermana, que crearía un vivero con ruedas. -Además tengo una buena noticia para tí: Como les prometí a tí y Arthur, hice llegar la información de Magic Drive a Ilvermorny, y están interesados en comprar cinco veículos encantados. Ya tienen la orden lista, pero en cuanto tengas la fábrica les harán llegar los autos, no querrán veículos ingleses porque, como habrás notado, ellos ponen el volante al otro lado que nosotros.- añadió, y yo me sentí complacido. Aún no había regresado, ni había instalado la fábrica, y ya tenía pedidos. Magic Drive sería un éxito. -Además, tal vez Lilith quiera darte esta noticia. ¿Por qué no le cuentas a Invi sobre tu brillante idea en la reunión de jefes comunitarios?- dijo, haciendo un gesto para que ella se acercara. Ella me sonrió con cierto bochorno, probablemente a causa del halago de mi padre. -Los... los... los jefes comunitarios se quejaban de que para asistir a las reuniones en la comuna central, debían viajar en criaturas incómodas, red flú atestada o vehículos muggles que demoraban una eternidad. Así que les comenté de tu idea, y...- informó sin mirarme. -¡Y todos quieren un vehículo!- la interrumpió emocionado mi padre. -19 jefes, todos ellos quieren uno de tus vehículos encantados, y además, necesitaremos uno para que sea el vehículo oficial, ya sabes..-
Me encontré sorprendido -¡Eso es genial Lil!- dije y corrí hacia ella, la rodeé en un abrazo y la levanté en el aire. -Me...estás...apretando...- se quejó y forcejeó conmigo, pero yo no la solté. -¡Conseguiste 19 ventas para mi recién creado emprendimiento!- chillé con emoción. -¡Podría besarte!- solté, y de pronto, comprendí lo que había dicho. La volví a apoyar en el piso y vi como ella dirigía su mirada hacia el otro lado de la sala. -Si, bueno... yo... quiero decir... estoy muy feliz.- solté tropezando con las palabras. Mi padre se aclaró la garganta y yo agradecí en silencio, que nos diera una excusa para interrumpir ese incómodo momento. Creí atisbar una sonrisa cómplice, o tal vez una mirada perspicáz, pero fuera lo que fuese, un segundo más tarde, el gesto ya no estaba -Deberían regresar a Gran Bretaña cuanto antes. Para que te pongas a trabajar. Si Lilith termina con la documentación esta noche, por la mañana tendrás todo lo que necesitas preparado. Supongo que pueden partir mañana por la tarde.- dijo. -No podemos irnos hasta pasado mañana. Si nos vamos antes de la final del campeonato, Ron nos echará la maldición de los mocomurciélagos a todos.- comenté. Mi padre asintió y Lilith, que aún no me miraba, asintió, sin levantar la cabeza del pergamino que había estado escribiendo. -¿Puedo usar la vuelapluma?- preguntó, y mi padre la miró -Ah, si. Eso me recuerda, tengo un regalo para tí.-. Fue hacia su escritorio y sacó una cajita de madera, con bonitos adornos dorados, Lil la abrió y encontró su propia vuelapluma. Era una pluma azul con vivos grises y pardos, y la punta encantada. -Para que firmes todos los decretos, cuando te hayas convertido en la política que sin duda puedes ser.- dijo. -¿Eso no es...?- comencé a protestar, pero mi padre me dirigió una inescrutable mirada y yo me callé inmediatamente. -Si, lo es.- respondió.
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