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Capítulo 6: El rescate.

DRACO 

6 horas de vuelo ininterrumpidas sobre un hipogrifo te dejaban el trasero acalambrado, pero por fin habíamos llegado. Me fronté con ímpetu mientras contemplaba la vista. La cima de la cordillera de los Andes, el Aconcagua, donde según el quetalcoatl amigo de Invitus, estaban los traficantes. Apenas aterrizamos, vimos como el peliazul y su hermano daban ordenes a los miembros del cuerpo de seguridad, quienes se pusieron inmediatamente a peinar el área para asegurarse que era segura. -Que bueno que llegaron todos bien.- dijo Histrio. -Descansen unos minutos, mientras planeamos algo. Los muchachos están revisando que no haya nadie por aquí ni ninguna trampa.- Explicó, mientras se sentaba un momento sobre una roca. -Enclenque, ¿podrías por favor despegarme esto?- oí decir a la serpiente, que sacudía su emplumada cola, intentando sin éxito desprender de ella a Ignatius. -Eres hermoso.- chilló el chico, y la criatura se enroscó satisfecha. -Lo se. Ahora ¿podrías soltar mi cola?- refunfuñó mientras la sacudía suavemente. 

Ginny estiró las piernas y luego se puso de pié. -¿Cómo lo vamos a hacer?- Preguntó, paseándose nerviosa. -Debemos saber dónde están exactamente. Luego lo mejor sería rodearlos y atacar desde todos los ángulos, para no darles oportunidad de escapar.- Dijo Invi, con furia en sus ojos. Parecía que estos traficantes habían tocado un nervio sensible de mi amigo. -Traje unas cuantas pociones.- dije, descolgando un bolso de mi hombro y repartiendo su contenido con mis amigos -Pociones revitalizantes, estimulantes, esencia de díctamo, reponedores de sangre y crecehuesos.- Explique a medida que las entregaba -Bien pensado amor, nunca está de más tener formas de curarnos.- me felicito Lil. 

Cuando el cuerpo de seguridad vlvió y dio su informe de que todo estaba despejado, nos colocamos de cuclillas en un circulo, al rededor de un feo dibujo del capitán de la guardia que suponía el área donde estaba el campamento de traficantes -Lil, necesito que extiendas tu magia y me des un recuento aproximado de enemigos que pudieran estar ocultos y en que dirección están, por favor.- Dijo el chico, con una autoritaria voz. Los nervios me recorrían de punta a punta, dejándome en un estado de alerta constante. Era mi primera vez en una situación de combate, y mi mente recorría cada maleficio que mi padre me había enseñado en lo que él llamaba "sesiones de entrenamiento", o lo que yo llamaba "sesiones de tortura Malfoy" durante las cuales, si me equivocaba, él utilizaba alguna dolorosa maldición para aleccionarme. 

Lilith pareció volver en sí luego de un momento -Pude dilucidar unas 50 firmas mágicas humanas, pero podrían ser mas. Están tan lejos que no soy capaz de percibir bien. También sentí las auras de los animales. Son muchos y están enojados y asustados. Algunos de ellos parecen debiles. Creo que hay mas de lo que se robaron de Uruguay.- explicó. -Se encuentran hacia allá,- dijo señalando el norte -a unos 2 kilómetros de aquí.- finalizó. -¿Para qué querrían robar tantas criaturas? No es algo fácil de esconder.- comentó Ron. Invitus guardo silencio por unos minutos antes de hablar -Lo sobrevolé de camino acá. Es una falla entre la montaña, con suficiente espacio para las jaulas y para que los traficantes acampen, pero deben estar cubiertos por un hechizo desilusionador porque no vi nada.- dijo, y trazó un nuevo dibujo, igual de feo que el anterior, en el piso de tierra. -Así que tenemos dos entradas...- musitó Ron, que parecía el único que entendía los garabatos de Invi, meditabundo -Lo mejor será que nos dividamos en dos equipos, y ataquemos simultáneamente ambas entradas de la falla.- comenzó el pelirrojo, sacando a relucir su talento para la estrategia, conseguido con horas de ajedrez mágico. -la mitad del cuerpo de seguridad para cada lado, al igual que los dos Perit, ya que son los más diestros en magia fuera de los uniformados. El resto nos dividiremos de esta forma: los gemelos, Nev, Mione, Ignatius y Ginny con Histrio por el sur. Draco, Lil, Thad, Juls, Luna, Harry, Invitus y yo iremos por el norte.- continúo el chico, y aunque varios lo mirábamos extrañados,Ron no cesó de impartir órdenes. La falta de réplica y la seriedad de los dos Perit nos impidió cuestionarlo. 

-Cuando estemos en posición, nos avisaremos por el mapa. Inmediatamente después, atraeremos la atención de los centinelas, que supongo tendrá el campamento y nos desharemos de ellos, asegurándonos de que queden fuera del camino durante el resto del combate.- Nos estaba dejando sin palabras a todos los que siempre habíamos pensado que era un tonto perezoso, al que no le importaba mucho el conocimiento, y menos, demostrar que lo tenía. Me sentí un idiota colosal por haberlo juzgado así. En este momento, Ron dejaba ver de qué era capaz, y resultaba un comandante agudo, ingenioso y observador. Que sabía aprovechar los talentos de cada uno para labrar un plan de acción tan bueno, como el que más. A los ojos de Ron, el mundo se había vuelto un tablero de ajedrez y él era el maestro que movía las piezas. Yo que lo había visto jugar unas cuantas veces, y que sabía que había derrotado incluso a los profesores y al director de Hogwarts, me serené enormemente ante el inminente combate, sabiendo que las estrategias de Ron, casi nunca fallaban. 

-Fred, George,- demandó el recientemente destapado comandante, y sus hermanos mayores lo observaron con atención -en el momento que sepamos que todos los centinelas están fuera de combate, entraran ustedes en acción. Necesito que utilicen todos los distractores que tengan. Fuegos artificiales, artefactos y hechizos ruidosos. Lo que se les ocurra. Si uno de ustedes tiene que entrar a la cueva con la cabeza seccionada del cuerpo para atraer su atención, háganlo.- dijo mirándolos con determinación. -Tenemos también un bonito invento de los peruanos.- dijo uno de los gemelos -Polvo de oscuridad instantáneo.- continúo, como de costumbre, el otro. -¿También lo usamos?- preguntaron al unísono. El pelirrojo estratega lo pensó un segundo antes de descartarlo. -Sería contraproducente, podríamos atacarnos entre nosotros o a las criaturas que intentamos rescatar. Mejor no.- les respondió. El plan resultaba prometedor . Debía admitir que se merecía una felicitación, y para mí sorpresa, vino de quien menos se esperaba: -Tengo que admitir que me tienes impresionada. Yo que pensé que lo único que cruzaba por tu cerebro era la chirriante canción de los Cannons y el menú de la comida, y me sales con qué eres un fino estratega. ¡Felicitaciones Ron! Esta es tu mejor versión hasta ahora.- Dijo Lil, aliviando por un momento la tensión previa a la batalla. 

-Guarden las felicitaciones para cuando estemos volando de regreso a casa.- terció el hermano de Invi con gesto hosco. Pero yo oí a Ron murmurar -Gracias Lil.- asintiendo y con una leve sonrisa. -La idea es que los gemelos, además de distraerlos los aturdán un poco. Luego de un minuto de que todos los distractores se detengan, entraremos al mismo tiempo, acercándonos por ambos lados y atacando con todo lo que tengamos. Nos mantendremos siempre en parejas, para minimizar los riesgos de daño por fuego enemigo. Mientras uno ataca, el otro estará atento para defenderse y defender al otro. Creo que este es un buen plan que nos da una gran probabilidad de victoria y de que todos salgamos indemnes.- finalizó el chico, recorriendo todos los rostros con una mirada de satisfacción puesto que nadie lo había cuestionado, e incluso había sido felicitado. Pero de un momento a otro, mientras miraba los rostros curtidos de los miembros del cuerpo de seguridad y los de los hermanos Perit, su mirada cambio a una de vergüenza y tartamudeando comenzó a disculparse -Lo... Lo siento... Invi. No sé qué me pasó.- dijo, rascándose la nuca. Invitus lo miro serio, se puso de pie y fue hasta él -Nunca, pero nunca, jamás te disculpes por una buena idea, mucho menos por una estrategia tan brillante como ésta. ¡Y muchísimo menos frente a los hombres que te van a seguir a una batalla, justo antes de librarla!- dijo el peliazul con severidad -Chico...- comenzó uno de los magos de seguridad, que parecía el más curtido -...este plan es brillante, más de lo que podríamos haber pensado nosotros en el poco tiempo en que lo hiciste. Así que no te preocupes, el resto dependerá de como nos desenvolvamos nosotros y nuestros enemigos.- finalizó, dejando henchido de orgullo al Gryffindor -Y como dijo Invitus. Jamás muestres duda ante tus hombres, aunque las tengas. Porque una batalla se pelea más sereno y con más ahínco, si tu comandante demuestra seguridad.- comento otro, haciendo que los 10 hombres del cuerpo de seguridad del GoMaCoUy asintieran.

...

JULIET

Nos acercamos a la entrada por el lado norte, como nos había indicado Ron, debía admitir que, si de por sí, sus pecas y cabello color zanahoria me resultaban atractivas, cuando había adquirido el porte de un comandante, mis ojos se lo habían devorado. A una mirada de los demás levanté mi varita y musité -expeliarmus.- Oí al resto de mis amigos lanzar hechizos y los múltiples hombres que cuidaban nuestra entrada de la cueva, calleron o rodaron al piso y corrieron a ponerse a salvo -¡Bajo ataque, estamos bajo ataque- los oí gritar. Agazapada contra una roca, vi como una bengala del doctor filibuster sobrevolaba las cabezas de los hombres y estallaba ruidosamente, haciendo que se volvieran sorprendidos. -¡Nos atacan!- gritó un hombre más. Llevaba capa negra y buscó de dónde provenían aquellos ruidos acercándose a la entrada, donde sus compañeros esperaban inconscientes. Las explosiones de fuegos artificiales y los hechizos atronadores resonaron por varios minutos, hasta silenciarse. Los hombres de adentro protestaban y encendían sus varitas en busca de la fuente.  En ese momento conté hasta 60, antes de colocarme al lado de mi compañero mas cercano y comenzar a trotar decididamente hacia la falla. A mí izquierda se encontraba Harry, quien me proporcionaba de una defensa sólida, mientras yo lanzaba tantos diffindos e incarcerous como me era posible. Vi como uno de mis hechizos le seccionaba limpiamente la pierna a un traficante, y como varios caían presas de las cuerdas, dando gritos y lanzando maldiciones a ciegas. 

Observé como uno de mis compañeros hacía levitar una roca hacia sí mismo, y ésta envestía por la espalda a varios atacantes, con lo que decidí intentarlo. Divisé una de buen tamaño, detrás de un pequeño grupo que nos estaba atacando a Harry y a mí, así que grité -Accio piedra- y ella salió volando hacia nosotros, golpeando a algunos malditos de camino, y aprovechamos ese segundo de distracción para cubrirnos y recuperar el aire que se escapaba de nuestros pulmones. Algunos de los traficantes se dieron cuenta inmediatamente de mi estratagema, así que esquivaron la piedra, para luego seccionarla y dejar un montón de metralla volando hacia nosotros a buena velocidad. Mi dupla, rápidamente reacciono y gritó -Depulso- haciendo que todos los fragmentos de rocas, volaran estrepitosamente en la dirección de donde venían, dejando fuera de combate a varios contendientes más. 

En un momento de sosiego, nos ocultamos en una saliente, tratando de controlar la respiración -¿Estas bien Juls? No es fácil mutilar a alguien.- preguntó el chico, tratando de dilucidar mi estado mental en medio de la refriega -Tranquilo Harry, estoy bien. Son ellos o nosotros.- respondí secamente. Ya después me preocuparía por las repercusiones a mi salud mental. Me asomé por la saliente, para analizar el estado de las cosas: un gran lobo plateado arrastraba por una pierna ensangrentada y doblada en un angulo extraño, a uno de los ladrones, que gritaba desesperadamente, pero ninguno de sus compañeros parecía dispuesto a hacerle frente a Looney. La loba se lo llevó hasta detrás de una gran roca, donde Thad lo golpeó con mucha fuerza en la nuca, con lo que, al instante, dejó de gritar. Al volver a su forma humana, Luna conjuró un escudo, que el "pequeño" slytherin utilizó para resguardarse, mientras arrojaba un puñado de pequeñas dagas, que se clavaban con una precisión quirúrgica, o pasaban rozando, en apariencia fallando, pero que cortaban tendones y articulaciones. Los traficantes que se creían indemnes reían e intentaban avanzar hacia él, cayendo al suelo, inhabilitados, y chillando.

Esto estaba siendo una carnicería, y luego de que nos profetizaran en medio de una guerra por la supervivencia de los nuestros, ninguno tenía reparo alguno a la hora de dar batalla. Escuché un grito desgarrador, y me volví apresurada, con la varita en ristre. Lilith tenía un labio ensangrentado y miraba hacia arriba con una mano extendida. No había varita a la vista, pero estaba claro que ella hacía levitar al mago que flotaba en el aire chillando de dolor. Ron que le había dado con un encantamiento petrificante, miraba con horror como el hombre, suspendido en el aire cabeza abajo, gemía. Sus piernas, que habían sido a la vez impactadas por un tarantallegra lanzado por Draco,  se habían petrificado a la vez que intentaban iniciar una frenética danza, con lo que se habían partido varias veces y se sacudían de manera desagradable. Entre la sangre que se agolpaba en su cabeza y el dolor, el hombre perdió el conocimiento, y Lilith pareció perder el interés, con lo que lo dejó caer con un ruido seco. El hombre no profirió ningún sonido, pero sus piernas continuaron sacudiéndose con espasmos y emitiendo leves chasquidos. De seguro, provenientes de sus huesos destrozados rozandose entre sí.

 Invitus se movía por el campo de batalla como si estuviera danzando, solitario. Se deslizaba de un lado a otro, esquivando hechizos y maldiciones con maestría, mientras lanzaba encantamientos a quien osaba pararse enfrente de él. Al igual que los miembros del cuerpo de seguridad, únicamente utilizaba hechizo aturdidores o paralizantes, supuse que los preferirían con vida. Para que ademas de interrogarlos, pudieran usarlos como alimento para aquellas criaturas que gustaban de la carne humana. Me pregunté qué clase de criatura sería Plumita y por qué era tan importante para él. -¡Vamos!- dijo Harry tirando de la manga de mi camisa de piel de dragón. Esta vez yo me encargaba de conjurar escudos o levitar y atraer piedras para utilizar como defensa. En una ocasión tuve que quedarme desprotegida, ya que concentré mi escudo en evitar un maleficio que iba directo hacia Harry lo impactara, y un encantamiento cortante paso rozándome la mejilla, lo que dejo un profuso corte que ardía muchísimo. Lancé sin pensarlo una bombarda que mando al tipo chocarse contra uno de los laterales de la falla. El se desplomó en el suelo y entonces vi a Ginny inconsciente en el piso junto a él  y me enfurecí más. Si el "crack" que sonó cuando el imbécil golpeó la pared era un indicativo, no volvería a ponerse en pie.

Varios de los tipos, salían estrepitosamente despedidos hacia el aire, donde un atisbo de plumas me daba un indicativo de lo que había ocurrido. Histrio y un par de los hombres de uniforme ya habían llegado al fondo de la falla y habían liberado algunas criaturas. Una enorme cosa emplumada pasó volando por encima de mí y capturó con sus garras a dos magos ataviados de negro que se encontraban cerca. Los hombres gritaron y luego cayeron al suelo. De la pared de la caberna surgió un riudo, como un trueno tan cercano que hizo vibrar la falla completa. Miré a mi alrededor. Thad y Luna utilizaban un estilo de combate de lo más peculiar: intercalando ataques físicos y mágicos. Thad con sus imponentes músculos y varias armas pequeñas que traía en su cinturón, atacaba a corta distancia con puñetazos y cortes y a larga distancia con hechizos aturdidores. Luna alternaba su forma humana para disparar encantamientos, y su forma animal, para morder todas las partes que podía alcanzar. Vi con horror como sin inmutarse, atacaba la entrepierna de un mago que estaba de espaldas, lo arrojaba al suelo, y tensaba la mandíbula de loba para arrancarle el miembro con una andrajoso pedazo de tela. El tipo gritó con profundo terror y se desmayó inmediatamente. El charco de sangre que dejó se esparció velozmente por debajo de su cuerpo. La batalla se estaba decantando a nuestro favor, gracias al plan de Ron. 

Aun en medio del combate, el pelirrojo gritaba y utilizaba señas para dar ordenes. Nos indicaba dónde era necesario que nos colocáramos para así no dejar huecos flacos por donde los traficantes pudieran colar un contraataque o una re-agrupación exitosa. Por supuesto, no estábamos indemnes pero los cortes y magulladuras eran mínimas en comparación con lo que estaban recibiendo los del otro bando. Ví como del otro lado de la falla se acercaba el otro contingente, ordenados uno al lado del otro, reduciendo a los bandidos ágilmente, mientras se defendían con maestría. Nev tenía un feo corte en la frente, pero no paraba de lanzar encantamientos aunque la sangre corría por su rostro. Mione estaba toda despeinada, con su rostro arrugado por la concentración haciendo que un tipo volara hasta chocar contra un grupo de sus compañeros, dejando un reguero de lesionados. Por suerte ya estábamos acabando, dejando únicamente un reducido grupo de contrincantes en el centro, que al verse rodeados de dos furiosos grupos de magos y brujas apuntándolos con sus varitas, prefirieron rendirse intentando encontrar piedad en un juicio. Poco sospechaban que serían la cena de alguna criatura para cuando llegaran a Uruguay. 

Thad colocó una especie de estacas metálicas en forma de circulo en el suelo de la falla y las tocó con su varita diciendo -Tzacualli.- Entonces las estacas emitieron unos rayos de luz rojiza que se unieron entre sí. -Pueden arrojar a los sobrevivientes aquí.- dijo, -es una chuchería que hemos inventado con Esmeralda. Una vez dentro no pueden salir hasta que se libera el conjuro.- explicó, pateando suavemente con la punta de su bota una de las estacas. Invitus se colocó a uno de los desmayados sobre los hombros y lo arrojó al centro del resplandor, donde se quedó hecho un ovillo. Uno a uno comenzamos a arrojar a los hombres, tanto inconsientes como incapaces de moverte. -¿Qué hago con esto?- pregunté pateando la cabeza del hombre al que luna había arrancado su hombría. Estaba claramente muerto. Histrio se encogió de hombros. -Lo llevaremos también. Su carne será tan buena como la de un vivo.- explicó, y los pocos hombres que seguían conscientes se miraron aterrados. -¿Qué ha sido eso que pasó volando?- preguntó Lil, recuperando su varita de debajo de un tipo desmayado. Invi rió. -Ese era Plumita.- respondió con una sonrisa. Las miradas de los merodeadores lo atravesaron, y luego se dirigieron arriba, como si esperaran ver un canarito amarillo posado sobre una rama. Salimos de la falla  con uno de los jefes de seguridad haciendo levitar la útil prisión portátil de Thad con su varita, y los demás transportando jaulas con animales. Algunos eran pequeños, otros tenían apariencias bastante fieras. Thad, había tomado la forma de Farrier, su animago, y transportaba en su lomo a Ginny aún desmayada, mientras tiraba de una especie de trineo que transportaba una jaula con una cría de dragón. 

Cuando llegamos a nuestro campamento Quetzy, el amigo de Invitus estaba esperando -¡Podrías haberte aparecido por allí, ¿no crees?- le reclamó Invitus, la criatura se enrroscó con malicia. -Malo para mis plumas, ya lo sabes.- respondió. -Además, me acerqué allí, pero vi a Plumita salir volando. Supuse que se las estaban arreglando bien sin mi.- añadió. -Les ofrezco llevarlos a casa. Supongo que estarán suficientemente cansados, como para montar en una de esas horribles  cosas voladoras, y mis plumas pueden ser reconfortantes.- añadió pomposo. -¡Yo voy!- chillaron Lil e Ingatius a la vez. Acercándose encantados a la serpiente que se echó al suelo para que se subieran. El labio de Lil se había hinchado e Ingatius tenía un ojo morado y aspecto dolorido. Luna, que se estaba quitando un hilo de entre los dientes comentó -sho iréh en theshzralsh... parha quie no she shienthan sholohs- y se quitó el dedo de la boca, con un trozo de tela manchada de sangre, enganchado. -Creo que Looney se ha pasado.- comentó alegremente. -¡Looney lo ha hecho fantástico!- dijo Invi. -¡todos han estado extraordinarios!- terció con admiración. Los  hombres del cuerpo de seguridad se acercaron a Ron y lo saludaron con gesto marcial. -Comandante Weasley. Ha sido un honor servir a sus ordenes.- saludó un hombre con una larga cicatriz en la mejilla. Histrio caminó hasta Ginny y musitó -renervate.- Ella despertó y yo corrí hasta ella, -¡cuanto me alegra que estés bien!- le dije a mi amiga ayudandola a ponerse en pie. Thad recuperó su forma humana y la subió a Quetzy junto a Lil e Ignatius. Yo monté mi escoba, di una patada y me alcé en el aire. 

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