Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11: Un misterio de gala.

 DRACO

Ya era media mañana cuando el auto tocó tierra, y los que se habían dormido despertaron sobresaltados. -Buenos días estrellitas.- dijo Ignatius con cantarína voz. Nos asomamos por la ventana: estábamos en el jardín trasero de los Weasley. Molly salió a recibirnos con una sonrisa emocionada. Abrazó y besó a sus hijos, a Harry y a Hermione, luego se movió hasta mi -¿cómo estás, cariño? ¿has tenido un buen viaje?- me preguntó con calidez. Yo, que aún esperaba que los Weasley me odiaran, me sentía sobrecogido cada vez que esa mujer regordeta, me trataba con la calidez de una madre. -Estoy bien, gracias señora Weasley.- respondí con una sonrisa, ella volvió a abrazarme y se fue hacia Invitus. -¡El hombre del momento!- terció emocionada. -¿Ya supiste? Arthur ha conseguido los permisos, podemos comenzar a trabajar en cuanto nos lo indiques. ¿Ya has pensado en dónde piensas poner la tienda y la fábrica?- dijo aceleradamente -¡Por Merlín, mamá, deja que el chico se apee al menos!- dijo el hermano mayor de Ron que no había viajado con nosotros. -Oh, claro...- dijo la señora Weasley, retrocediendo un paso avergonzada, -...lo siento, Invi. ¡es que estoy tan feliz!- exclamó. -¿Qué le pasa a tu mamá?- murmuré hacia Ron que miraba a su madre tan incómodo como los demás -Invitus comenzará a producir sus autos encantados. Han conseguido los permisos.- respondió Lilith con voz glacial. Acababa de bajarse del auto y miraba como si yo fuera transparente, enfocando alternativamente en Ron y Ginny. -Voy a avisar a Severus que ya estamos aquí. Seguro me recogerá para llevarme a la casa Prince. Dijo, y buscó la jaula de File entre las maletas. -No es necesario.- dije, intentando sonar amable, apartandome de Ron y Ginny para seguirla. -Puedo acompañarte por la chimenea.- afirmé. Ella no me miró. De hecho, actuó como si no me oyera. Terminó de garabatear una nota, la ató a la pata de su lechuza y la dejó libre. Luego se incorporó y pasó junto a mí, como si no reparara en que allí estaba.

Los hermanos pelirrojos ya se habían metido en la casa junto a varios de mis amigos. Podía oír risas y voces estridentes que hablaban a la vez. -¿No te sumas, cachorro?- preguntó la voz de Sirius a mi espalda. Me di vuelta y le dediqué una sonrisa. -Hola.- dije sin ánimos. -¡Parece que acabas de ser sentenciado a Azkaban, no de regresar de unas emocionantes vacaciones!- dijo él, sorprendido. -Rompímos.- alcancé a decir antes de venirme abajo. -Oh, vaya... ¿Qué ha pasado?- preguntó. Avergonzado negué con la cabeza. -He sido el imbécil que mis padres han criado.- afirmé con rotundidad. -Los padres... Siempre nos dejan desagradables sorpresas en nuestra personalidad, que solo descubrimos cuando crecemos, ¿no crees?- dijo con holgura. Yo asentí. -La primera vez que me peleé fuertemente con Remus, lo llamé "híbrido". No creí que fuera a caer tan bajo nunca, pero lo hice... Fui un completo imbécil.- relató con la mirada perdida por la pradera. -Pero están juntos.- respondí con curiosidad. Él rió divertido -¡Claro que estamos juntos... ahora! Pero peleamos durante un buen tiempo después de eso... Para nuestra buena fortuna, las personas que nos quieren, saben qué clase de imbéciles somos, Draco. Si Lilith se enojara contigo, e intentara lanzarte una bombarda, ¿te sorprendería?- Me causó gracia la suposición y negué con la cabeza. -Pero estaría furioso.- respondí. -Exacto. Sabes la clase de idioteces que puedes esperar de su carácter, y aceptas que son partes de ella. Pero si las hace, te molestarían igual, porque nadie quiere ser llamado híbrido o que le lancen una bombarda a la cara. Entonces, si ella lo hiciera y tu estuvieras furioso, ¿qué debería hacer?- lo medité un momento. -Supongo que disculparse... y darme mi espacio. Ser paciente.- respondí, como si acabara de comprender el razonamiento de Sirius. Él me miró complacido. -Si, bueno, eso, y supongo que unas flores no harían daño.- añadió murmurando. Le sonreí. -Gracias.- añadí antes de meterme en la casa, en busca de Lil.

Cuando la encontré estaba charlando animadamente con Ginny y Juls. -Tendrá un mástil de caoba y las terminaciones son en plata de duende.- comentaba Juliet, -No creo poder sostenerme en ella por cinco minutos.- comentó Lil, con los ojos desorbitados. Juls rió, y Ginny suspiró emocionada -¡Yo si!-  chilló. Las otras volvieron a reír. Me aclaré la garganta para atraer su atención. Ginny y Juls me miraron, pero Lil ni siquiera levantó los ojos. -Lilith...- llamé. Ella me miró, pero no dijo nada. -¿Puedo hablar contigo?- pregunté, señalando a la sala de los Weasley. Ella asintió y me siguió. Tomé aire y la miré a los ojos. -Soy un estúpido.- dije, ella sonrió. -¿A si? Bueno, parece que estamos de acuerdo en algo.- dijo. -Si, lo soy, pero no lo suficiente para no disculparme.- sentencié. -Solo quiero que sepas que lamento muchísimo lo que dije. Lamento haber sido un estúpido. Y no voy a presionarte para que me perdones. Pero quería que supieras, que si en algún momento quieres perdonarme, estaré aquí.- dije. Ella escrutó mi rostro. -Bien.- respondió, pero me sonrió, y me conformé pensando que era un avance. 

...

GINNY 

Estaba de lo más entretenida en mi charla con Juls, a la que, cuando Lil se había ido con Draco, se habían sumado Harry,  Ron y Thadeus. Juls nos contaba sobre una nueva escoba que saldría al mercado en poco tiempo. Entonces ocurrieron varias cosas a la vez: la chimenea se encendió y de ella salió el profesor Prince. Lilith y Draco regresaron, dirigiéndose miradas curiosas, mamá anunció que el almuerzo estaba listo y una lechuza cruzó la ventana abierta y dejó caer un montón de cartas. -¡Son las cartas de Hogwarts!- anunció Percy, mirando con nostalgia. Este era el primer año que mi hermano no iría al colegio, y en su lugar, había comenzado a trabajar en el ministerio. Aunque estaba emocionado y no dejaba de lanzar indirectas para que preguntáramos, era obvio que extrañaría Hogwarts. -¡¿Pero que demonios?!- chilló Ron alarmado. -¡¿Para qué necesitamos atuendo o túnica de gala?!- se preguntó, como si de todos los ítems, una túnica de gala fuera lo más extraordinario. -Ah, si. Ya sabía yo que esto nos vendría bien.- dijo mamá, tomando una especie de capa color berenjena, con puntilla en las mangas y el cuello. Ron rio por lo bajo y me miró -¡Ya era hora de que te unieras a las prendas Weasley de doscientos años!- comentó y yo sonreí ampliamente. -Eso no es para mí, es una túnica de gala... Para un mago, Ron, ¡es para ti!- 

Mi hermano boqueó, los gemelos sonrieron con malicia y hasta Hermione y Lil sofocaron unas risitas. Pero Invitus se adelantó. -¡Vaya, Molly! Es una verdadera pieza de historia la que tienes ahí.- comentó, y mamá se abochornó. -Era de mi tío.- dijo. -¡Pues está en un estado de conservación magnífico!- comentó fascinado. -Gracias, hijo. Los jóvenes no aprecian lo fino de estás prendas hoy en día.- se quejó ella, echando una significativa mirada a Ron, que se quedó boquiabierto. -Mas a mi favor, ¿Sería una buena idea darle una prenda así a Ron?- comentó nuestro amigo con una mueca desagradable. -Bueno, es que yo no...- comenzó a decir mamá con las mejillas encendidas. Pero Invi la interrumpió. -Ron tiene un traje de gala, obsequio del cuerpo de seguridad uruguayo, pero mucho menos valioso que éste. ¿Por qué no se lo muestras, Ron?- El caminó dubitativo hacia su baúl, lo abrió y sacó el elegante traje con la medalla de oro y se lo enseñó.

-Oh, es bellísimo.- comentó, apreciando de cerca la medalla. -¿Premio a la estrategia?- preguntó alarmada, mirando alternativamente a Ron y a Invi. -Si, su hijo colaboró con el cuerpo de seguridad, y le han concedido ese premio por su capacidad para trazar estrategias en tiempo récord.- explicó Invi, con la astucia suficiente para evitar mencionar que esa estrategia, se había llevado a cabo por todos nosotros en una misión peligrosa. -¿Es verdad?- preguntó nuevamente, ésta vez mirando con atención a Ron que asintió con una sonrisa. -¡Mi hijo el estratega!- farfulló emocionada. -Con esa referencia, no me sorprendería si fueras auror.- comentó embelesada. -Será mejor que uses ese traje, y la medalla también. Nunca se sabe las conexiones que puedes labrarte para el futuro.- comentó volviendo a doblar la fea túnica con puntillas. -Está bien, mamá. Si lo crees conveniente.- respondió él, sumiso. Pero en cuanto mamá se dio vuelta, el movió sus labios articulando un GRACIAS a Invi, sin pronunciar sonido. El peliazul arqueo una ceja e hizo un saludo militar. Al pasar por él murmuró -Lo que sea por mi comandante.- Ron se hinchó de orgullo cuando mamá regresaba de guardar la fea prenda.-Bueno, ¿Quien quiere comer?- preguntó. Y nos hizo señas para que nos acercamos a la mesa.

...

IGNATIUS

-¿Para qué necesitan atuendos de gala?- preguntó Thad y Hermione volvió a leer la carta de Hogwarts, -No lo sé, la carta no  especifica para qué.- respondió. -Profesor Prince, usted trabaja en el colegio, seguro que sabe para qué es.- terció Juls. El profesor asintió -Si, señorita Diggs, lo sé.- Juls se movió en su silla para estar más cerca -¿Y podría contarnos?- preguntó emocionada. -No. No puedo. Los profesores del colegio no podemos hablar del tema hasta que sea anunciado oficialmente.- respondió él con su voz profunda. -¿Y qué tal por qué los de segundo y tercero no hemos recibido esa solicitud?- arremetió. El profesor suspiró. -Eso, es porque los alumnos de primer a tercer año no asistirán al... evento en cuestión, a menos que sean invitados por alguien mayor, es decir, de cuarto grado en delante... Con lo que no es obligatorio que lleven túnicas de gala, porque bien podrían no ser necesarias.- explico a su vez. -¿Y qué hay de Lilith? Ella tiene nuestra edad, pero aún así le han solicitado la túnica de gala.- protestó Thad. El profesor de pociones, que probablemente estaba perdiendo la poca paciencia que tenía, respondió -Lilith es estudiante de cuarto grado. Pese a su edad, ha aprobado satisfactoriamente los exámenes de Primero, segundo y tercero. Con lo que, a todos los efectos, es estudiante de un curso superior.-. Juls se enfurruñó, pero aún así contestó -Bien, Ron. Estás de suerte, sea lo que sea el evento, eres el primer estudiante de Hogwarts en tener con quién ir.- soltó y el pelirrojo se atragantó con un trozo de pastel de papas. -De acuerdo.- dijo entre toces, intentando recuperar el aire. Juls sonrió -Compraré mi vestido en el callejón.-

A mi me hubiera encantado llevar a Juls, que era, como poco, agradable de ver... Pero si solo los de cuarto podrían invitarnos, entonces yo no iría, estaba claro. A las chicas les gustan los chicos más grandes, ¿en qué universo una chica me invitaría a mi? pensé con desánimo, pero de todas formas, me alegré por mis compañeros. -Bueno, debo bajar al pueblo, mamá se bajará en la estación del tren de Ottery St. Catchpole, y no quiero hacerla esperar. ¡Gracias por las vacaciones Invi, nos veremos en Hogwarts!- dije, y me despedí de todos con la mano. -Hey, la semana que viene son las finales del mundial de quidditch, ¿no vendrás?- preguntó Invi. -Hum... no creo que la economía familiar sostenga más vacaciones, Invi. Pero gracias por invitar. Invitus hizo un gesto con la mano. -¡Tonterías! El señor Weasley ya recoció nuestras entradas, son un regalo de mamá y papá para todos.- afirmó. Salté en el lugar -¡Genial! Entonces nos veremos!- Recogí mis cosas, y caminé hasta la puerta. -¡Espera un momento!- dijo el señor Weasley, poniéndose de pie. -Te llevaré hasta la estación en el auto.- afirmó buscando las llaves de la mesita junto a la puerta. -¿En el auto? Humm... Señor Weasley, el pueblo está lleno de muggles... no creo que sea buena idea aparecernos en un auto volador...- dije con duda, el señor Weasley rió y su abultado estómago se sacudió -¿Auto volador? ¿pero quién ha dicho nada sobre volar? El auto puede... rodar... como dicen los muggles.- respondió divertido.  Entonces lo seguí hasta el vehículo, el cual, después de ser encendido, se puso a marchar por el camino, solo. -Señor Weasley, puede que el auto no esté volando, pero si no mantiene manos en el volante y ojos en el camino, no engañará a nadie.- informé. -Oh, claro. ¡Tienes razón, Ignatius! ¡Nunca lo hubiera recordado!- afirmó, como si ver hacia donde se dirigía, fuera una locura.

-¡Bien, hemos llegado!- dijo con emoción. Me bajé del auto. En un banco cercano estaba mamá. La sonrisa radiante que me dirigió, comenzó a perderse más y más en un gesto de preocupación conforme se acercaba, para cuando llegó hasta nosotros, su cara reflejaba espanto -¡¿Pero qué te ha pasado?!- chilló consternada, mientras me quitaba el cabello de la cara para examinar mejor las heridas y cardenales que traía en la cara. -No es nada.- dije intentando apartarme -¡¿Nada?!- parpadeó -¡¿Nada?! Te vas un mes de vacaciones y regresas hecho un colador... ¡pero no es nada!- repitió. -De verdad, mamá, he trabajado con las criaturas mágicas en Uruguay, pero realmente, no me duele nada, y no he tenido ninguna herida de gravedad.- afirmé, intentando sosegarla. Ella tragó saliva, seguramente tratando de digerir lo que acababa de decirle. -Son solo cortes y golpes. De verdad, en unos días estaré bien, y Draco me ha preparado una solución de murtlap que alivia y cura las heridas. Estaré bien para el inicio de clases.- afirmé. -Buenos días.- dijo el señor Weasley que recién había logrado soltarse el cinturón y se había bajado. -¿Ha viajado usted con ellos? ¿Ha visto cómo tiene la cara mi hijo?- lo increpó. El señor Weasley me dirigió una mirada, como si acabara de darse cuenta que mi cara no era naturalmente así de golpeada y lacerada. -Eh, no, yo solo los he llevado. Pero no se preocupe, señora, su 3hijo está perfectamente. Según he escuchado, estuvo trabajando con los magizoologos de los recintos de dragones. Está claro que tiene talento, ¡tendría que ver a Charlie la primera vez que convivió con esas criaturas! Su cara era irreconocible, al menos su hijo ha salido con todos los huesos en su lugar.- comentó el señor Weasley, con buenas intenciones. Pero yo deseé que no hubiera abierto la boca. Mi madre compuso una mueca, como si estuviera a punto de vomitar. -Dragones...- dijo con la mirada perdida. -Dragones...- repitió, y tuvo un estremecimiento. Entonces volvió en sí, y fue capaz de enfocar mi cara de nuevo -Vamos, el próximo tren sale en 5 minutos.- comentó. -Gracias por traerlo, señor Weasley.- murmuró un poco ida, y se dirigió a la entrada de la estación.

...

JULIET

-¿Te gustaría tomar un helado, aún tenemos tiempo antes de que tus amigos lleguen?- dijo mi padre. Hubiera deseado venir al callejón diagon sola, pero como papá tenía que comprarse algunos libros para sus clases, acepté que me acompañara. -¿Para qué quieres un vestido de gala?- preguntó mirando mi lista de compras. -Tu no tienes edad para...- se interrumpió -¿Si...? ¿Para qué no tengo edad?- pregunté entusiasmada, acababa de recordar lo que el profesor Prince había dicho: los profesores lo sabían, aunque no tuvieran permitido hablar sobre el tema, pero tal vez papá fuera un poco menos indulgente con sus promesas. -Nada.- dijo moviendo una mano, como si se quitara una molesta mosca de la cara. -Habrá un evento y los estudiantes de primero a tercero no estamos invitados, a menos que asistamos con un acompañante de cuarto o mayor... Lo cual me parece una estupidez. Pero de cualquier forma, me he procurado un acompañante de cuarto, para poder asistir, a lo que sea que estén tramando, así que, para eso necesito el vestido.- informé. Mi padre frunció el ceño. -¡¿Tienes una cita de cuarto grado para el baile?!- repitió escandalizado -¿Así que habrá un baile?- repetí emocionada. -¡Genial! Ya era hora de hacer algo divertido en el castillo.- dije. Mi padre abrió los ojos y farfulló algo que pudo haber sido "por favor no lo comentes". Pero no le presté atención, nos sentamos en las sillas exteriores de Florean Fortesque y pedí un cono tan alto como mi cara, mientras miraba atentamente a la calle, en busca de alguno de mis amigos. -¿Quiénes vendrán?- preguntó mi padre. -Según la carta de Luna, estarán todos... Quienes no tengan que comprar atuendos de gala, aún así necesitarán libros, material para elaborar pociones, pergamino, tinta y plumas... lo usual, así que supongo que aprovecharemos para juntarnos nuevamente antes del mundial.- comenté. -¿Irás a la final del mundial con tus amigos?- preguntó sorprendido. -Si, mamá me dió permiso.- respondí. Papá rió -Sabes que tendrás que acampar para eso, verdad?- 

Quise responder, pero entonces el pelo familiarmente azul entró en mi campo visual y me paré de un salto. -Bien, ahí está Perit, con Lovegood.- dije, señalando a la curiosa pareja que caminaba tomada de la mano. -¿Te veré para almorzar, entonces?- preguntó. -Si, nos veremos más tarde.- Le di un abrazo a mi padre y corrí hacia mis amigos, que me saludaron con la mano, e hicieron gestos a mi padre, que devolvió el saludo, con un movimiento de cabeza, mientras se terminaba con goloso placer su helado, aún sentado en la heladería. -¿Cómo han estado?- pregunté mientras me soltaba de Luna. -Maravillosamente. Papá estuvo un poco decepcionado de que Invitus curara mi mordedura de Pixy, pero en cuanto conoció a Bluey se ha puesto de un humor fantástico.- comentó y luego se inclinó hacia mi, como si estuviera a punto de revelarme un gran secreto -las astas de los lebrílopes pueden potenciar las vibraciones mágicas. Así que cualquier mago cerca de uno, es mil veces más poderoso.- susurró y sus grandes y redondos ojos como la luna llena se clavaron en mi. -¡Wow! Eso es muy... interesante.- sentencié, pero Invitus suspiró -Lu, son solo astas, como las de cualquier otro animal... Los lebrílopes tienen la capacidad de incrementar vibraciones mágicas, tanto como los siervos muggles de captar wifi.- comentó con un tono afectuoso. Me reí con sigilo, pero Luna volvió sus ojos hacia él -¿qué es wifi?- preguntó, echando por tierra todo el comentario de Invi, excepto su última palabra. El chico resopló -Nada importante.- respondió con un sonrisa y pasó su brazo, afectuosamente sobre los hombros de mi amiga. -No hagas caso a Invi, él no cree en la magia de la magia.- dijo ella, y yo le sonreí. Sus expresiones eran una maravilla.

-¿A donde vamos?- pregunté poniéndome en marcha junto a la pareja. -A flourish and blotts.- respondió Invi. Atisbé dos cabezas de cabello zanahoria y un rubio con pinta de noblete de camino aquí...- dijo jovial y yo reí. Según lo que había escuchando de Draco antes de su cambio de apellido, el chico jamás habría sido visto con un Weasley, mucho menos con dos. -¡Vaya! Ya empezaba a extrañar el tufo de la pólvora.- comentó la voz de Lilith, sonriendo ampliamente. Estaba apoyada en la entrada de la papelería, junto a la librería. Traía un paquete envuelto con el emblema de Flourish and Blotts y una gran bolsa de papel de la tienda en la que se encontraba parada. Fumaba distraídamente -Ya hice todas mis compras, papá se fue a la botica y me comprará los ingredientes que necesito, así que ya estoy lista...- comentó -Y yo tengo una noticia, ¡a papá se le ha escapado que el evento es un baile!- comenté entusiasmada. -Vaya... y justo cuando he dejado a mi novio... que divertido.- comentó ella sin pizca de emoción -¡Anímate Lilith, eres lista inteligente, y das miedo... así que puedes invitar a cualquiera y no creo que nadie te rechace!- dije intentando animarla, ella rió -Si, porque nadie puede resistirse a una invitación a punta de varita.- dijo entre risas. -No te preocupes Lilith, si no consigues con quién asistir, puedes hacerlo conmigo e Invi.- dijo Luna, evidentemente demasiado abstraída para comprender el doble sentido de lo que acababa de decir. Invi miró con los ojos como platos a Luna y luego a Lilith que se atoró con el humo y comenzó a toser haciendo aspavientos con las manos mientras yo me desternillaba. -Iré adentro, quiero hablar con... los chicos.- dijo el peliazul dejándonos, y colándose en la abarrotada librería.

...

INVITUS

Abandoné la incómoda conversación en la que mi novia me había metido inadvertidamente, y me metí en la tienda en busca de mis amigos, necesitaba encontrar a Draco antes que él y Lilith se vieran. -¡Aquí estas!- dije poniendo una mano en su hombro -¡Invi!- me saludó él, haciendo que Harry se volviera también y me alcanzara un puño a modo de saludo. -Esto es para tí.- dije pasándole un paquete envuelto en papel marrón liso. -Gracias, ¿qué es?- preguntó husmeando el paquete. -Tu boleto a conseguir una cita romántica con Lilith.- dije. -Cuando éramos amigos y vinimos aquí compré estos trajes porque me parecieron super elegantes, y nunca tuve la oportunidad de usar el mío, u obsequiarle el otro a Lil. Y ahora, creo que fue una suerte, porque pueden usarlos a juego... Y estoy seguro que un vestido y zapatos a juego de las telas más finas, te sumará puntos. Pero asegúrate de invitarla para que vaya contigo, antes de que se te adelante alguien más...- comenté y él se puso tenso. -¡Gracias Invi! ¿Estás seguro de que no lo quieres usar con Luna?- preguntó rompiendo finalmente una esquina del papel para tocar la tela. -¡No! Lo compré como un regalo para una amiga, sería horrible dárselo a otra persona, en especial a mi novia... Y además, tu te verás fabuloso en ese atuendo, y el vestido es demasiado... bueno, solo digamos que no es el estilo de Luna.- afirmé. Mi amigo slytherin asintió comprensivo. -Está bien, gracias.- dijo -Y por cierto, espero que sepas bailar. Al profesor Diggs se le escapó que el evento es un baile...-  tercí. Draco no pareció alarmado, pero Harry y Ron, que se había acercado, palidecieron. -¡¿Un baile?! ¿Como para... ¡bailar?!- chilló escandalizado. -Si, Ron. Por lo general eso es lo que se hace en un baile.- respondió el rubio poniendo los ojos en blanco.

-¡¿Cómo es que no estas aterrado?!- chilló Harry mirando a su primo. -¿Olvidas de quién era hijo? He asistido a bailes y eventos formales desde antes de poder atar mis cordones.- respondió sencillamente. -Si quieren, puedo enseñarles a bailar.- comentó. -Por favor.- soltó Ron con las orejas coloradas. -Si, no sería una mala idea.- añadió Harry -Además, mejor tú que Sirius, que querrá enseñarnos a deslizar las manos por debajo de la falda. ¡Viejo perro pervertido!- Hubo un momento de silencio, seguido por un estallido de risas, imaginando a Sirius enseñándoles a bailar, luego, Ginny se acercó con un paquete de libros -Todo listo, ya tengo todo. ¿Quieren ir ahora a comprar las túnicas de Gala?- preguntó y todos asentimos. -La verdad es que prefiero ir a ver la tienda de artículos de calidad para el quidditch... Yo ya tengo mi atuendo.- dijo Ron. -¡Vamos, Ron, no seas aguafiestas!- pinché -Yo ya tengo mi traje también. Mamá me lo envió desde Uruguay, pero de todas maneras iré... digamos por... apoyo moral.- dije con una sonrisa -¡Y a reírnos de los demás!- añadió Draco, lo que dibujó una gran sonrisa en la cara de Ron. -Está bien- asintió. -Pero luego quiero ir a la tienda igualmente.- añadió -Si, y yo tengo que ir a ver un viejo depósito que está a la venta para la fábrica de Magic Drive.- comenté.

-Draco, ¿tu ya tienes atuendo formal? Dijiste a Sirius que lo comprarías hoy...- protestó Harry. -Hum, si, no... en realidad acabo de recordar que sí tengo uno... ya sabes... de las fiestas en la mansión Malfoy y eso...- respondió incomodamente el rubio. -Creo que Thad tenía otras tareas que hacer también.- comentó Ginny, que se había puesto colorada. -Bien, entonces, vamonos.- sugerí. Salimos de la tienda. Lilith se veía tensa -¿Qué pasa?- pregunté. -Papá me está esperando en Madam Malkin. Quiere que lo ayude a elegir su atuendo para la boda.- explicó con incomodidad. -Y además deberías comprar un vestido de gala- le susurró Juls al pasar. Ella suspiró. -No lo creo. No asistiré al baile. Así que no tiene sentido que compre un vestido. Me resignaré a ayudar a papá a elegir su ropa, y hacerme un horrible vestido de dama de honor.- comentó angustiada, y se hundió en la capucha de su capa como si intentara desaparecer. -Sabes, tengo una capa de invisibilidad, por si...- comenzó Harry pero ella lo fulminó con la mirada. -Creeme, me encantaría, pero papá me hecharía en falta. -¿Por qué desaparecerías?- preguntó Draco. -Bueno,- respondió ella batiendo sus pestañas con encanto -Estaré atrapada en una tienda de vestidos bonitos con mi padre que pronto se casará, mis amigos que están buscando ropa bonita para ir de fiesta, mi futura madrastra que se empecinará en vestirme como un repollo lleno de encaje y mi ex novio... ¿Quién no desearía estar en mi situación?- enumeró en tono cortante. 

-Si... bueno, con respecto a eso, precisamente...- comenzó a decir Draco, y yo entendí que era el momento de apartarnos para darles un poco de privacidad. Así que me aparté un poco y comencé a hablar tan alto como me fuera posible, sin gritar. Quería que mis amigos no pusieran atención a Draco y Lil. -Quería darte esto.- dijo el Slytherin, mientras le pasaba el paquete con una esquina del papel rota. -¿Qué es?- preguntó ella mirando suspicaz. -¡Ábrelo!- la animó. Ella lo desenvolvió. El vestido de corte quipao calló sobre sus brazos. La seda como una especie de líquido hecho tela destelló bajo la luz del sol -¿bordados azules y verdes? que sutil...- comentó sarcástica, pero aún así no podía quitar los ojos del vestido. -También los zapatos son a juego.- dijo Draco, enseñando los bonitos zapatos de punta redondeada que se habían quedado en el paquete. Ella los cogió con fascinación. -¿Te gustaría venir al baile conmigo?- preguntó esperanzado ante la sonrisa de la chica. Ella pareció salir de un trance, se guardó el vestido y los zapatos en una de las bolsas de papel, con cuidado para no arrugar o dañar nada, y luego lo miró con atención, debatiéndose. -Como amigos.- acertó a decir cuando la sonrisa de Lilith dudó un momento. -Lo pensaré. Gracias.- respondió finalmente. Él respiró -Y gracias por las flores.- añadió. -Una vez cada mil años, Sirius Black da un buen consejo.- respondió él pensativo. Ella rió y yo, que los miraba de lejos, sentí la calidez de esa sonrisa como si me la dedicara a mi.  

Cuando entramos a la tienda de Madam Malkin, Lilith se apartó de nosotros y se fue a un reservado con Severus. Creí que Draco se sentiría derrotado y abatido porque ella no había dicho que si, pero para mi sorpresa, la sonrisa y el gesto que me dedicó, me dio a entender que estaba tan radiante como podía... -Es todo un avance.- comentó alegremente cuando relató lo que había ocurrrido. -Hace un par de días, me habría metido uno de los tacones por... bueno, solo digamos que es un lugar muy incómodo para llevar tacones.- anunció. -Es Lilith.- dijo Ron. -Probablemente te hará sufrir hasta media hora antes del baile, aunque esté completamente decidida a aceptarte.- afirmó y Draco estuvo de acuerdo. -¡Eso es muy machista!- chilló Juliet, y Ginny y Hermione asintieron. -Que le hayas regalado un vestido y haya dicho que pensaría si acepta tu invitación, no significa que te esté haciendo sufrir. Significa que le gustó el regalo, y que pensará tu propuesta. Nada más.- dijo Ginny enojada. -Y si decide no asistir contigo, no te debe nada. El haber aceptado tu regalo no la obliga a ir contigo.- añadió Hermione asintiendo. -Además, ¿crees que vale tan poco, que puedes comprarla con un vestido y unos tacones?- comentó Ignatius. Ron lo miró boquiabierto. -También le envié flores...- dijo Draco casi con desespero.

 Hermione puso los ojos en blanco -¡Y me disculpé!- chilló. Juls suspiró. -Eso, querido, es el mínimo aceptable.- Draco no supo que contestar pero yo me volví. -Que haya aceptado el traje no significa que lo acepte a él, correcto. Que haya dicho que lo pensará, no significa que vaya a decir que sí, o que quiera hacerlo sufrir, correcto también. Ahora, el hecho de que sea Lilith lo cambia todo. Es Lilith, el ser humano más cabezota y orgulloso de la historia de la tierra: hará a Draco arrastrarse, para que sienta la humillación que ha sufrido ella al oír a la persona por la que ponía las manos en el fuego la llamara mestiza. No porque crea que ser mestiza sea un problema, sino porque él lo dijo con desprecio. Y ella se lo va a cobrar.- comenté, lo que me granjeó un furioso golpe en la nuca. -Cuando decidas hablar de mí, Perit, ten la amabilidad de hacerlo en mi cara, o cuando yo no esté a menos de un metro escuchando cada palabra.- terció enfurruñada. -¡Hola Lil!- dije mirando al resto de mis amigos en un silencioso reclamo por su traición. -No sabía que estabas ahí.- Ella me fulminó con la mirada. -Por otro lado... Estoy agradecida por las flores. Y por el vestido. Pero aún no he decidido si quiero asistir al baile, y si es así, si quiero asistir con Draco.- respondió ella. Luego nos dio la espalda. Entonces noté que llevaba un paquete en las manos -¿Encontraste tu vestido de dama de honor?- pregunté, desesperado por cambiar de tema. Ella puso los ojos en blanco. -Si jamás volvemos a tocar el tema de éste vestido, estás disculpado.- dijo ella con la derrota escrita en la cara. -¿Qué tema?- pregunté poniendo cara de inocente. Ella me sonrió -Mucho mejor.- luego se marchó.

Draco alzó las cejas, indignado. -¡¿Por qué no puede ser tan fácil que me disculpe a mi?!- protesto. -Porque tu si la lastimaste.- respondió Ginny con cara de suficiencia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro