Jimin había estado muy distraído y algo ensimismado con lo que sucedía entre el arisco productor y él, ahora se preguntaba que pasaba y se sentía algo culpable por ser tan distraído y un poco mal amigo al no estar al tanto de lo que pasaba con su joven amigo.

También se preguntaba por qué Tae nunca le mencionó que conocía a Jungkook y que al parecer tenían una amistad con él o cierto tiempo de conexión.

Mientras trataba de descifrar esto, sintió que alguien tomaba asiento al lado de él, juntando un poco demasiado su silla, cuando se giró se encontró con Yoongi tan cerca de él que le causó un escalofrío en la columna, podía sentir como si su corazón quisiera salirsele del pecho.

Yoongi le miraba fijo, su mirada era directa, pesada e insistente, como si gritara silenciosamente por su atención haciendo sentir abrumado al pequeño Jimin.

Jin se puso de pie al oír la campanita que anunciaba que ya estaba la cena, se colocó unos guantes y trajo un recipiente de vidrio dejándolo al centro de la mesa, Jimin de inmediato se puso de pie y acercó utensilios para cortar y servirse y Namjoon acercó varios acompañamientos.

Hoseok sirvió una a una las copas de vino obviando las de los menores, incluyendo a Tae, podría ser independiente y su pareja prometida pero aún sentía que debía de cuidar su inocencia e integridad.

Todos brindaron por el logro de Jin e iniciaron a comer.

Yoongi no podía concentrarse tanto en la comida, simplemente no podía dejar de ver el movimiento de la boca del menor, le causaba intranquilidad y algo de morbo, preguntándose si esos labios sabrían tan dulces como se los imaginaba.

Jin apenas les había acercado los postres, y cuando todos empezaron a comer, Jimin daba apenas la segunda cucharada cuando una pequeña biruta de pan y canela quedó en su labio inferior, el joven productor a su derecha no resistió más, dejó caer su mano delgada de modo pesado en la pierna del menor, se acercó al oído de Jimin y le susurró "por favor no me rechazes y perdóname por el atrevimiento" y sin más, tomó al pequeño castaño por la barbilla girando su rostro y le roba un beso frente a todos en la mesa.

El pequeño cambiaforma de gato calico no podía reaccionar, sólo abrió desmesuradamente sus ojos sin creer lo que estaba pasando para luego relajarse y dejarse llevar por la parsimonia tortuosa de esos delgados labios sobre los suyos, para luego sentir el paso de su lengua ligeramente rasposa por encima de su labio inferior y un último beso que abrazaba su labio superior.