—Miau.

Cada vez que el gato maulla en mi cuello yo siento que me elevo al nirvana de los placeres culposos. Es que, cuando su gata interior cobra vida en el sensual cuerpo de Jimin, sencillamente me someto, me dejo hacer... Me declaro territorio conquistado.

Le encanta saltar a mi cintura y yo... yo caigo rendido ante su boca porque de verdad que no me siento así desde hace mucho tiempo.

Tiene facciones únicas, una nariz que parece es un pellizco y los labios carnosos más sensuales que mi boca haya probado.

—Oh Dios, Jimin, qué hermoso eres.

—Tú más —me contestó entre jadeos.

¿Cómo es posible que en tan poco tiempo yo me sienta de este modo? Meses atrás lloraba por un hombre que me dañó de todas las maneras posibles y hoy... Hoy estoy en esta nube de placer y sentimientos arrebatadores.

—Me gustas mucho, Jimin, déjame sentir una vez más tu latido sobre mi pecho.

—A veces creo que dejas pasar el hecho de que yo sea un híbrido, Gguk. Un híbrido... ¿Te das cuenta de eso?

No podía responder porque empezó a ronronear y de verdad que cuando lo hace me siento único, me siento privilegiado de experimentar esto. Él es el chico más bello que he visto, y además maulla y me ronronea.

Cuando pude salir del sortilegio contesté a su pregunta.

—No dejo pasar ese hecho, Jimin. Claro que sé que eres un híbrido. Y eso te hace especial y único ante mis ojos.

—Pero no soy normal.

—¿Qué es ser normal? Mira, desde mi punto de vista, lo normal es según el cristal con que se mire. Tú eres singular, eres único. Y me gustas tal y como eres.

Mientras intentaba demostrar que mi punto de vista era muy inteligente, él dejó de escucharme, tomó mi mano y comenzó a lamer el dorso de mi muñeca, exactamente en el sector donde mi pulso rebotaba como tambor.

Su lengua ascendió a la palma de mi mano y de a uno se llevaba mis dedos a su boca. Yo sólo podía mirar atónito lo que él hacía, me retorcía ante las reacciones que mi cuerpo experimentaba mientras él intentaba comer mis manos. Nunca sentí esto.

Con agilidad felina, descendió y por encima de mi ropa comenzó a frotar su cara contra mi pecho. Desde mi posición podía distinguir ese gesto tan gatuno.

«¿Me está marcando?» —Pensé. Y lo que fuera que el gato estuviera haciendo en ese preciso instante me estaba llevando al jodido infierno...

Él tomó el control del momento y permití dejar que me amara, que me demostrara cuánto le gusto y cuánto me desea. Su mirada profunda me acribillaba de arriba a abajo y me dejaba ver como su lengua se paseaba por sus labios provocándome al punto de saltar a su boca y comerla de un bocado.

Me sentía en un torbellino de emociones. Juro que nunca nadie me hizo sentir así. Nunca. Nadie.

Solo él, un híbrido gato que llegó a mi vida hace escasos meses, pero juro por lo que no tengo, que conozco su piel de memoria.
Como si hubiéramos estado juntos desde el comienzo de la existencia.

De un tirón arrancó mi camisa y antes de saborear mis carnes, levantó su rostro bello y me hizo "ojitos"¹

¿Queeeee?  ¿Estoy soñando?
¡¡Me va dar un paro cardíaco aquí mismo!! Qué deliciaaaaa.

—Eres una delicia, Jimin —le susurré— «Eres mi delicia» —me dije a mí mismo.

¹"Ojitos"
Los Ojos de los gatos, hablan y cuando los cierran significan algo importante.
En inglés se denomina a este comportamiento «kitty kiss», o el beso del gato.

¿Cómo dan besos los gatos?
Además de lamerse en señal de amor, los gatos se comunican con distintos gestos que hacen con los ojos.
Si tu gato te mira y suavemente cierra los párpados, con una caída de párpados lenta y relajada, simplemente, te está besando.

La expresión se interpreta como una especie de sonrisa gatuna.

Los días fluyeron como agua entre las manos. Cada momento al lado del híbrido era una jornada memorable para Jungkook que venía de ser apaleado por un ex que le propinó tanta violencia, que él llegó a pensar que «eso» era el amor. Naturalizó el maltrato al punto de no distinguir entre sentimientos abismalmente opuestos.

Pero con Jimin todo era distinto. No sólo estaba el hecho de sentirse poderosamente atraído por el chico rubio, que además era una gata y que además era bellísimo, a eso se sumaba que él estaba frente a la posibilidad de entablar una relación con alguien de su misma edad y por primera vez se sentía dueño de cada decisión que tomaba. Yoo, nunca lo consultó para ninguna decisión de pareja, él se llevaba el mundo por delante y si en ese acto debía arrastrar a Kook, pues, lo hacía.

Jimin por su parte, no cabía en su cuerpo. Había caído en una espiral de emociones que no podía controlar. Sentía que lo que le pasaba con el humano era algo que, lejanamente había escuchado hablar, pero nunca pensó que le tocaría vivenciar la experiencia de tener una persona con quién reír y hablar de cualquier tema, con quién compartir cada cosa que le pasara durante el día. Estar a la espera de ver llegar al chico para sentir que su día se completaba. Eso no era algo que un híbrido esperaría para su vida, sin embargo era lo que a Jimin le estaba sucediendo.
Pasaban tanto tiempo juntos, conociéndose, hablando, riéndose, tocándose, besándose, dándose cariño que tuvo la sensación que aquel día que fue golpeado, él no había sobrevivido y había partido derechito al mismísimo paraíso de gatos.

—¿Estoy en el cielo?

—¿En el cielo? ¿qué dices, Jimin?

—Soy tan feliz a tu lado, Guk, que siento que morí y este es el cielo.

—Pues no, por suerte no es así, gatito. Estamos bien vivitos y gozándonos.

Los ojos del felino se humedecieron y Jungkook lo atrajo a su pecho.

—Jimin, me gustas. Me gustas mucho.

Jimin lloriqueó.

—No llores, Mimi, ven aquí. Necesito que esto avance. Ya no me basta con hacernos el amor en cada rincón. Necesito más. Dime algo, ¿Te gustaría ser mi pareja? Ser exclusivos. Solo tú y yo.

—Pero...

—No vuelvas a decirme que eres un híbrido, eso ya lo sé. Y lo acepto y me gusta. Tú me gustas todo. Me falta saber si yo te gusto...

—Tú me vuelves loco, Jungkook. No sólo me gustas, espero que no lo tomes a mal, pero, creo que empiezo a enamorarme de ti.

Jungkook retrocedió dos pasos para observar de arriba a abajo al gato y este se retiró aún más...

—Perdón, perdón, no debí asustarte con eso... No debí de-de-cir-...

Jungkook lo atrajo hacia sí y selló sus labios con un beso húmedo y profundo y susurró sin separar sus labios de los del chico.

—Jamas te arrepientas de decirme cosas hermosas, Jimin, he sido una persona maltratada y me han hecho mucho daño. De solo pensar que puedes llegar a amarme, mi alma sonríe...

Volvió a besarlo y Jimin enredó su cola gatuna entre las piernas de Jungkook.

—Entonces mi respuesta es sí, sí quiero que seamos exclusivos, que no sé lo que significa pero debe ser algo lindo.

—Jaja, ¿cómo que no sabes lo que significa?

—No sé...

—Bueno, quiere decir que tendríamos una relación monógama, solo nosotros. 

—Mo-nó-ga-ma —silabeó Jimin.

—Ni yo buscaría estar con alguien más, ni tú lo harías...

—¿Eso es ser exclusivos?

—Sí.

—Tú y yo.

—Sí, Jimin, tú y yo...

El gato dió saltitos aplaudiendo...

—Acepto...

—¿Puedes déjame hablar con Curry ahora, por favor? Pero no cambies de forma, solo le diré un secreto a ella en tu oreja, pero no hagas trampa, tú no escuches.

Jimin rió cómplice de la travesura de Jungkook.

Jungkook se acercó a la orejita del gato y murmuró:

—Hola Curry, te diré un secreto que no puedo esconder más y no tengo a quién contárselo pero no se lo digas a nadie por favor. ¿Me lo prometes?

El hermoso e inocente Jimin hacia sí con su cabeza.

—Bueno, este es mi secreto, Calicó. Yo también estoy enamorándome de ti.