V Saille*
Luna de las Flores*
Todo ha cambiado en mi mundo interior. Atrás quedaron risas y juegos. Poseída por un espíritu que me arrastra en frenesí desbocado, ávida siempre de más.
Aprovechamos para hablar con las estrellas en los claros furtivos que las nubes ceden, usamos cuarzos engarzados en varas para marcar sus estelas escudriñando secretos en el devenir de su paso. Seguimos los caminos que las unen para no perdernos, abriendo diminutas visiones de un universo ilimitado. Mi mente se pierde en las distancias.
Hace días que solo hablamos de estudios, de conjuros, de pociones, de nombres; me devoran las ansias insaciables de conocimiento. La tensión se acumula por los rincones de la casa y nos aleja. Los combates se convierten en envites despiadados hacia mi oponente que recibe dolorosos golpes en heridas de otras guerras. Aprovecho cada descuido para entrar en su pensamiento y golpearle con rapidez y fuerza.
Palpo con mis dedos el mapa de su cuerpo, deslizando la anestesia de mis aceites y pomadas; tomo las distancias de cada estrella en su piel curtida en mil batallas. Aprieto cada músculo, cada tendón, cada hueso, los poseo. Y entre las mantas le devoro, en la conquista de nuevas cimas inalcanzables.
De él ni una queja, ni un reproche, sumiso al ímpetu de mi nuevo espíritu que le somete, pero él no es mi siervo, él es compañero, mi hombre. Y el recuerdo de la niña extraviada me rompe en lágrimas. Estiro desesperada mi mano y encuentro en su rostro la compasión de una mirada.
−Ayúdame, me arrastra.
El mago me coge entre sus brazos, devolviéndome a la niña que fui en otro tiempo. −No te preocupes, estoy a tu lado. Pero mereces un castigo por desconsiderada, deberás poseer a la araña.
"Te ha picado una araña por andar descuidada; ahora, para curarte tendrás que dominarla," me dijo. Me ha puesto a observar la araña constantemente, noche y día; así llevo el menguante sin reproche alguno. "No hables, limpia tu mente de todo pensamiento," me dijo, simplemente obedezco. Me da infusiones de muérdago y setas que purgan mi cuerpo y olvidan mi mente, es mi único alimento. El es mi maestro no le cuestiono.
−Abandónate, la realidad de tu cuerpo es solo una ilusión, vacíate de tu envoltorio y toma la forma de esa araña, eres tú en ella.
Me desvanezco entre ensoñaciones. Mi ser se hace frágil y etéreo, quiere salir de mi cuerpo, ya lo intentó en otras ocasiones, pero por primera vez no teme al reto, puedo lanzarme al vacío. Me deshago en gotas, que se posan sobre la araña. Siento y veo como ella.
Descubro un universo que había permanecido oculto hasta este momento. Compartida con otras criaturas a las que había ignorado, de insectos y unos seres diminutos* que habitan bajo el suelo de la casa y que me dan la bienvenida a su mundo, me invitan a pasar a sus hogares, me agasajan.
Veo el rostro amable de mi amado que me llama. Abandono con sumo respeto el cuerpo prestado, mi ser retorna a casa. A mi regreso, reconfortada en sus brazos, nos dejamos llevar recordando antiguos juegos de niños entre las mantas.
−Vamos Mariposa, todavía no hemos terminado, toca el búho.
El búho ulula, me abre sus puertas y miro el mundo que conozco con sus ojos, paciente, serena. Ululo mientras revoloteo por la sala hostigando al duendecillo.
El mago me llama, la sonrisa que me atrapa. Su rostro torna serio. −Ha llegado el momento, estás preparada para la senda que todo mago ha de cruzar. Tendrás que buscar y templar tu espíritu ancestro. Toma invocaciones y amuletos, recita oraciones y canta al gran espíritu, pídele que te permita dominar tu tótem. Tendrás que encontrarlo por ti misma y superar duras pruebas, pero confía siempre en ti y busca la protección de tu cayado, él guiará tus pasos en las noches oscuras del alma. Recuerda que ésta será siempre tu casa, pero no regreses a ella hasta haber alcanzado tu meta. Este es el camino del mago y como todo iniciado tienes que cruzarlo.
Recojo mi bastón y salgo sola a un mundo diferente, para encontrarme en otros ojos. Me busco en el pájaro nervioso que se esconde tras las ramas, en el halcón que rasga el cielo, en el conejo, la libélula, la raposa... sin encontrar nada, de reojo observo a un hada que me sigue atenta y asombrada. Vago desconcertada, no sé lo que busco, no sé lo que quiero. La tormenta arrecia. Deambulo perdida como fantasma.
Busco refugio. En mi mano, para guiarme, un cayado dirige mis pasos hacia un claro del bosque, un amigo esperando. Me acerco despacio, con sumo respeto. Mariposa afligida que se posa en la rama del árbol.
−Bienvenida, me alegro volver a verte, eres de mi agrado, ¿cómo podría ayudarte?
−No sé dónde buscar mi tótem.
−Lo llevas dentro, llámale y vendrá a tu encuentro.
Ahora comprendo he de buscar en mi interior. Estiro mi cayado y grito al cielo estrellado −Gran Espíritu, primero de todos. Yo soy simple humana, mortal y frágil, pero la fuerza de este árbol guía mi mano. Permíteme conocer mi tótem. No habrá prueba que yo no venza y, si salgo derrotada, sea por siempre olvidada.
Frente a mí, un caballo de estrellas relincha orgulloso, provocándome. Me acerco confiada, palpo con mis dedos el mapa de su cuerpo hasta conocerlo. Intento poseerlo, se resiste con saltos poderosos y quiebros. No me amedrento, insisto incansable hasta dominarle. Caballo blanco en galope desbocado, a mi paso polvo de estrellas. Cabalgo caminos conocidos, unidos por hilos de plata.
De la nada un águila* dorada ataca, me arranca las crines y clava sus garras. Lanzo bocados sin detener la marcha. Un toro arremete oprimiendo mi pecho, me ahogo. Levanto mi cuerpo y esquivo la envestida siguiente. Coceo y jadeo en galope desenfrenado. Resisto los acechos del jabalí con colmillos afilados como dagas, y del perro que con dentelladas arranca girones de mi cuerpo. El oso ante mí se planta, sus zarpas me aplastan. Me revuelvo, resisto. Mis entrañas desgarradas.
Mirada encolerizada, relincho ahogado, levanto mi cuerpo entre espasmos, con mis últimas fuerzas me arrastro extenuada. Ahogado frenesí con el último aliento.
Frente a mí un ciervo, reconozco la mirada, tranquilizan sus palabras −retorna de tu viaje Mariposa, pasaste todas las pruebas. Domaste tu tótem, cabalgará junto a ti en tus combates. Recupera la calma, y no te pierdas en el camino de regreso.
−No vencí a ninguno, he de volver a intentarlo, he de enfrentarlos.
−No, tu fuerza es la resistencia y has aguantado todos sus ataques, en ningún momento fuiste doblegada. Serán muchos los golpes que recibas, pero nunca te resignes y sigue avanzando. Tuya será la victoria final. Ahora regresa a casa y sana tus heridas del cuerpo y del alma. Te estoy esperando.
Retorno al calor del hogar, casi sin vida. Él me espera en la puerta, me recoge entre sus brazos, me entra.
Trisque: Evolución y crecimiento. Equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Eterna evolución, aprendizaje continuo. Pasado, presente y futuro.
Sauce: (15 abril – 12 mayo) El Sauce está relacionado con el despertar de la Consciencia, y el conocimiento adquirido desde la intuición, conocimiento interior, crecimiento personal, y el renacimiento como ser. La tradición habla de un árbol purificador, cuando pases cerca de uno, enrédate en sus lianas, frótate rostro y manos y todo el cuerpo, El sauce limpiará todas las impurezas, energía negativa o males de ojos que te hayan podido echar. Si te sientes mal o falto de energía permanece meditando y descansando por un rato debajo de él.
Luna de las flores: ciclo de la fertilidad las mujeres celtas buscaban quedarse preñadas como el resto de la naturaleza los animales terrestres y marinos, y de la fertilidad de las plantas, muchos seres extraños suben desde las profundidades del océano para procrear atraídos por la luna, es una época de expansión del amor hacia los seres queridos y disfrutar con ellos, amigos, mascotas, familia, amantes ;).
El muérdago limpia el pensamiento y sirve de antídoto contra venenos y contaminaciones mentales.
Sociedad de rasgos humanoides de difícil visibilidad al ojo humano por sus pequeñas dimensiones.
Animales totémicos.
En el jardín de mis hadas
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