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Capítulo 25

Jimin siempre se consideró un omega fuera de los límites de lo común. Culpando el aislamiento por su falta de atracción a cualquier alfa, o incluso beta.

La Universidad, metrópolis de experiencias en la vida, no fue la excepción para dar un cambio a eso. Su padre no solo se encargó de mandarlo a Columbia con todos los gastos, sino que también se aseguró de que sus grupos en clases fueron los más limitantes en estudiantes. Nadie se acercaba a él y después de un tiempo su padre decidió llevar su estudio a casa.

Había tenido acercamientos con alfas que se interesaban en él, pero ninguno fue capaz siquiera de agarrarle la mano. De un momento a otro Jimin se dio cuenta que su padre no era el único que ponía barreras a su alrededor.

Se había acostumbrado a cerrar con rejas a toda posibilidad que diera a una relación de cualquier tipo y siempre había estado algo orgulloso de tener más control en su libido que cualquier otro omega que haya conocido.



Min Yoongi parecía esmerarse en ser la excepción para ese control.

Las manos gruesas del alfa exploraron con lentitud la piel descubierta de los muslos del castaño, expertas en sus movimientos. La dureza en su espalda le hizo dar cuenta a Jimin que de un momento a otro ya no estaban rodeados de la vegetación hermosa con la luminiscencia característica de las luciérnagas.

Y es que después de las intenciones de parar, pareciera que los dos se habían decidido en hacer exactamente lo contrario.

Los besos suaves se transformaron en un tono más pasional, pero sin perder su matiz suave, llevándolos a la profundidad del santuario donde una columna de jade se convirtió en testigo de lo que pasaba en el tranquilo y hasta cierto punto sagrado lugar para la familia Min.

Al castaño no le podía importar menos controlar el apetito sexual que durante tanto tiempo había encerrado dentro suyo. Ver a Yoongi en un traje de cuatro piezas ajustando a la musculatura alta de su cuerpo no le ayudó mucho esa noche v el olor a sándalo con lluvia solo lo dormía más.

Si tuviera que poner excusas a si mismo a la mañana siguiente apuntará sus acciones al instinto que una marca puede traer a dos personas unidas. Lo cual no estaba muy alejado de la verdad; sin embargo, el omega sentía que el deseo que caracterizó desde la primera vez sus encuentros eran un punto aparte de la naturaleza de sus segundos géneros.

Después de todo, ¿cómo podría objetar este comienzo al renovado acuerdo?

El alfa acunó su mejilla y levantó su barbilla, naciendo que tuviera más accesibilidad a la boca de Jimin con mucha facilidad.

El castaño no puso mucha resistencia y en un jadeo involuntario abrió sus labios para dar acceso a la experta lengua del alfa. El calor se acrecentó en la parte baja de su vientre y Jimin sintió una extraña humedad en su parte trasera, como si su cuerpo fuera un candado que solo Yoongi sabría cómo descifrar. Eran solo unos toques lascivos en su cuerpo y Jimin se sentía más caliente de lo usual.

Yoongi pasa la mano de la curvatura de su cintura y la traslada a ese lugar que se contraía con más insistencia. Vuelve su mi rada hacia Jimin y el omega no tiene que adivinar el mensaje en los oscuros orbes del alfa así que decide contestar con efusividad a la atención de sus labios.

El alfa no necesita otra respuesta y levanta aún más la kaftan del castaño, la caricia por la piel interna de sus muslos se siente como fuego en el interior del omega.

Yoongi se detiene un momento para oler la nuca de Jimin, captando un matiz diferente y ligero. Posiblemente era cuestión de una semana o dos para que el omega entrara en celo, la esencia de tulipanes y fresas tenía un matiz más dulzón, lo que le ponía a pensar seriamente.

Pero el hilo de sus pensamientos es cortad o cuando Jimin dirige su boca otra vez a la suya, exigiendo atención.

El celo era la única explicación para la actitud tan demandante del castaño, algo que no era muy diferente de la realidad en su carácter. Yoongi no puso resistencia al pensamiento.

—Uh... — tiembla Jimin cuando el alfa recorre el camino de una gota de su propia lubricación.

Aún le dolían los músculos de sus actividades de la noche de hace unos días, pero Jimin se sintió avergonzado de la amatividad en su propio cuerpo.

—Estás mojado —dice Yoongi en su oído. El omega tenía los ojos dilatados y los labios tenían una característica más carnosa que le daba una imagen más lasciva, Yoongi sintió a su alfa en regocijo.

—Has algo al respecto —murmura el castaño en respuesta. El alfa da una ligera mordida en su lóbulo y empieza a explorar con más fuerza la zona cercana a la entrada de Jimin.

Jimin clava las uñas en los hombros del alfa cuando siente dos dedos empezando a entrar en su interior, haciéndolo fácil por la dulzura saliente de él, sosteniendo sus gemidos cuando empiezan a bombear de manera tortuosa se aferra con más fuerza al alfa.

El sonido de los largos dedos de Yoongi entrando y saliendo de él hacía sentir a Jimin más calor en sus oídos, aparte del chapoteo y sus gemidos ahogados no podía escuchar más allá de si.

—¡Ah! grita Jimin sorprendido en excitación cuando el gama traslada su otra mano a su miembro palpitante de atención y muerde sus labios con fuerza al vaivén experto de Yoongi con las dos partes. Cuando el alfa pasa una mano por la hendidura siente el sabor de la sangre en su boca por la presión de sus dientes.

—Déjalos salir —demanda el gama limpiando a sangre de los labios de castaño con su lengua. Jimin no da queja y deja salir los jadeos libres sin restricciones.

De dos pasan a tres dedos, cavando profundamente en el interior del omega y provocan una avalancha de excitación en él.

Cuando el alfa toca ese punto dulce en él y bombea más rápido su miembro siente sus piernas inestables, su olor se incrementa y hace la misma conjetura que Yoongi en su mente, era cuestión de tiempo para su próximo celo.

Yoongi se clava en el espacio entre su cuello y hombro, pasando sus labios sobre la marca, los besos en una zona tan sensible hicieron que Jimin sintiera una liberación próxima con mucha fuerza y suelta un gimoteo que es ahogado con la boca de Yoongi.

Jimin da cuenta de las lágrimas contenidas por la excitación en sus cuencas y va abriéndose a la razón cuando los últimos vestigios de pasión se disuelven poco a poco.

Con jadeantes respiraciones trata de recuperar la curva correcta en su mente. Yoongi lo mira inmutable, pero su sus ojos; como siempre, parecen decir más de lo que su boca algún día podría.

El alfa da un movimiento y extiende de su mano para acomodar un cabello de la frente sudorosa del castaño, para después trasladarla a sus labios y tomar la esencia del omega sin vergüenza.

Jimin quiere decir algo, pero no sabe qué palabras poner en su lengua. No estaba seguro de que sería lo correcto ahora. El alfa sigue mirándolo y Jimin por un momento se siente desnudo, como si todas las telas sobre él fueran simples adornos.

El alfa acomoda sus ropas y después de un breve silencio habla.

—Vamos, deben estar buscándonos.

Jimin asiente con inseguridad, pero le da la razón. Ignorando la ligera incomodidad de su omega al darse cuenta de que Yoongi parecía tan tranquilo como siempre. Sin importar la causas, estaba seguro de que esa falta de control no sería tan común, no se lo podía permitir, más aún si eso tiraría la cuerda por completo hacia el lado de Yoongi, aún seguía en debate interno sobre su escape, sería mejor ir con cuidado en sus instintos.



En ese momento no se dio cuenta de lo equivocado que estaba.



Cuando regresaron a la reunión Jimin se percató que entre el grupo de personas que se abalanzaron a ellos no estaba la melena plateada en todo el lugar, ni tampoco había signos de la familia con él. Se sintió extremadamente aliviado por eso, el omega gama le causaba escalofríos de miedo.

Yoongi mantenía una distancia prudente pero no exagerada con él, en el resto de la velada ninguno de los dos habló de lo sucedido y tomaron el papel correspondiente ante las organizaciones y presentes ahí; sin embargo, era mentir si decía que las miradas fugaces fueron pocas.

Conoció al resto de la familia de Yoongi, todos alfas de aspecto amenazante, pero con movimientos elegantes, dando a relucir la cuna de privilegios donde crecieron. Todos eran propios y de pocas palabras, pero a pesar de las sonrisas que expresaban amabilidad Jimin pudo sentir el estudio arduo en su persona, como si evaluaran si una codorniz de su tipo podría ajustarse al campo de pavos reales en su territorio.

Aleska y Hania, dos alfas gemelas con un atractivo envidiable le habían parecido las más fáciles de abordar, aparte del hermano de Yoongi. Incluso había notado un extraño tono de coqueteo en Hania, pero no pudo comprobar su curiosidad porque Yoongi los dirigió a otro grupo social.

Después de una hora o dos Jimin sintió sus ojos pesados y sus movimientos más lentos a pesar de los esfuerzos de sus banyalar para mantenerlo despierto, era difícil dispar el cansancio en sus extremidades, más aún con la actividad reciente de esa noche.

Yoongi estaba hablando con el grupo de lideres de las mafias cuando dio un vistazo hacia él —que por su parte estaba ocupado con las parejas de estos, omegas que no tenían más allá que ofrecer que sus bonitas caras. — Jimin lo vio dar unas palabras y unos gestos más antes de que caminara hacia él y se excusara con los omegas.

—Disculpen, me temo que debo despedirnos, mi resistencia para ponerme a límite con él aquí acaparando tanta atención me está poniendo algo celoso. — sonríe el alfa con intención sin esfuerzo.

Jimin casi vira los ojos cuando ve el ligero rubor en los prístinos rostros de los omegas y capta el olor dulzón de complacimiento viniendo de ellos.

—Tienes que prestárnoslo de vez en cuando Yoongi, espero pueda acompañarnos a nuestras reuniones sociales—habla Elaska, mate del líder de la Corse, una omega baja de estatura, pero con grandes deseos de avaricia en sus ojos que compensaba su tamaño.

Las reuniones de las que hablaba eran parte de un pequeño grupo que tenían, porque al parecer no era suficiente dar a mostrar su patrimonio con otros, sino que también tenían que hacerlo entre ellos, como si fueran otra clase de organización importante.

Jimin no estuvo interesado en el momento en que hablaron de las absurdas actividades que hacían. Practicar equitación, tiro con animales vivos e ir a desfiles de moda en toda Europa no podía importarle menos.

Así que prefirió sólo dar una densa sonrisa y decir que lo pensaría para que dejarán de insistir.

—Por supuesto, pero la decisión está en él —Yoongi dice mientras mantiene la corta sonrisa, Jimin no tenía que pensar mucho para entender la falta de libertad o decisión de los omegas ahí: ya que, en el momento que se acercaba Yoongi parecían dirigirse a él y sólo a él, incluso para temas que tenían que ver en toda la palabra con Jimin. Como si fuera su dueño y necesitará la aprobación de su alfa para cualquier cosa. — Ahora si nos permiten, espero sigan disfrutando la velada.

—Un placer —murmura por su parte el castaño, teniendo en respuesta ligeras inclinaciones respetuosas.

Yoongi lo gira y mantiene una mano en su espalda baja, con un toque suave.

Fueron palabras simples de despedida, pero tardaron en irse otra hora para que los hombres de Yoongi abrieran paso con la prensa que se había vuelto más insistente. Taehyung tuvo que empujar a más de uno con la ayuda de Azra.

Fue raro también el ver cómo volvían a alzar su copa todos mientras los veían retirarse, exceptuando la familia de Yoongi que se mantenía en el centro sin ninguna expresión en sus rostros. Kulem fue el único que les dirigió una sonrisa sincera.

El regreso fue tranquilo, ninguno de los dos dijo nada en el transcurso pero Jimin disfrutó internamente el ligero toque entre los límites de sus manos

La mañana siguiente pegó como una cambio rápido, las mismas sábanas y la calidez en lo que ahora se había acostumbrado a llamar su habitación no habían cambiado en nada, pero Jimin no lo sentía así.

Fue la primera mañana en mucho tiempo donde no sentía la pesadez en su pecho. Tapando su cabeza con las cobijas recordó la llegada a la mansión.

Los recibieron de la misma manera en la que los despidieron. Estaban la mayoría del personal doméstico, pero Jimin no vio ningún cabello rojo entre ellos.

Yoongi los había dispersado y mandado a descansar, incluidos los alfas de la eve y sus banyalar, por lo que terminó acompañándolo personalmente a sus alas.

"—Descansa—" lo único que murmuró con ojos impasibles; sin embargo, no se fue sin retirar una vez más un cabello salvaje de la frente de Jimin.

El castaño no pudo hacer nada más que asentir nerviosamente y murmurar un pequeño "— lgual—" por la sorpresa del acercamiento del alfa, ver su espalda desaparecer entre los azulejos en los pasillos le trajo una sensación tranquila que se acentúa en sus hombros.

Con la luz del sol fulminando su cama, Jimin alzó las manos para admirar la esmeralda en su dedo anular. Siempre había pensado en la joya como un peso muerto que colgaba en su mano, no entendía las palabras a su alrededor para aprovechar el favor que tenía últimamente. Su rostro se relajó. una pequeña son isa se extendió en su rostro, pensando que una obsidiana como los ojos de Yoongi definitivamente opacarían el brillo verde en su mano.

Si Elit, Kenia o Edith captaron el matiz cómodo a su alrededor no comentaron nada al respecto cuando lo vistieron y llevaron el desayuno. Ni siquiera puso pretexto a la carne de cerdo y los comentarios de Elit para sacar a tope el beneficio de este con la fertilidad.

Jimin vio los números del elevador ensimismado. Ni siquiera el ahogo que siempre había tenido en los trajes que le daban cada día parecía surtir efecto en él en ese día.

Al parecer había surgido algo en la compañía, por lo que Yoongi se retiró a primera hora de la mañana para resolver el problema en los suburbios de Estambul.

No quiso preguntar mucho a cuestas de la expresión sería en Omer, al parecer era tan grave el asunto para llevarse no solo a Taehyung consigo sino también a Azra, pues no había visto a ninguno de los dos en la mansión aparte de Kim, el guardaespaldas asiático que resultó herido de gravedad en el ataque de las camionetas y que había ido a visitar hace unas semanas.

Pensando en el alfa alegre y de ojos claros, Jimin se dio cuenta del distanciamiento reciente entre ellos. Desde ese día en la probación para su vestuario para el kjs y soltar las palabras tan fu era de lugar, el brasileño parecía esmerarse en rehuir cualquier contacto con el castaño, no era tan obvio y siempre atendía a las palabras de Jimin sin dejar de darle apoyo, pero el omega no era tonto.

De cierta manera lastimaba un poco a Jimin, pues sabía que la ansiedad había dado pie a la incomodidad entre ellos.

Les había preguntado a sus banyalar como acercarse, omitiendo el núcleo del problema, pero las mujeres le respondieron que a veces Taehyung podía llegar a ser más complicado de lo que su sonrisa aparenta y que era mejor dar un tiempo. De todas maneras, era su hürrem, siempre estaría para él si lo necesitara.

Dando un suspiro pesado entró a su espacio corporativo -por qué se sentía raro decirle oficina sin sonar muy viejo- después de insistir con los alfas de la planta que no era necesario que lo recibieran cada mañana en la entrada del ascensor como si fuera la Reina Isabel en visitas internacionales.

Se habían reído, pero Jimin estaba siendo serio. Quería ser tratado lo más neutral posible, pero era casi imposible con toda la atención dada por practicante siempre.

Sentándose en la silla para empezar con el tecleo y papeleo correspondiente se dio cuenta de una pequeña hoja de papel pegada en la pantalla de su computador. Tomándola con escepticismo identificó la letra elegante en ella.

"Llegaré antes de las doce, almorcemos juntos"

Yoongi podía tener mucha dicacidad cuando quería, pero a pesar de las cortas palabras y la elegancia en su escritura había una que otra curva donde había sostenido mucho la tinta. Lo que denotaba su incertidumbre característica para no saber expresarse, Jimin sonrió ante esto. Le tenía que dar el crédito por el esfuerzo.

Doblando con cuidado el trozo de papel lo puso en su bolsillo derecho, con el sentimiento de satisfacción acentuándose en él la puerta tuvo un ligero y casi inseguro toque,

—Pase— dice Jimin mientras se levanta.

No pudo evitar fruncir el ceño en confusión cuando las esmeraldas de Taehyung lo saludaron.

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