CAPITULO 47
Yeon Jun observa con aburrimiento a Chang Bin, arrastrando su típica ropa chillona por las escaleras del jet, a pesar de que no había aviones que aterrizaran o despegarán en esa zona de pista privada del aeropuerto, el turco no pudo estar más que agradecido por la ausencia de la gente para no ver la ridiculez de los lentes de sol de su amigo en un clima frío y de noche. Yeon Jun tuvo que reprimir un gruñido irritado cuando Chang Bin saludo desde lejos hacia donde estaba él, ignorando a sus hombres que estaban queriendo cargar su equipaje de mano.
El sonido de las turbinas del avión funsionaron como un tranquilizante intangible para la presión martillante en su cabeza. Quería regresar y comprobar el estado de Soo Bin.
—¡Yeon Jun! ¡Merhaba, merhaba! —grita su amigo una vez dentro del Bentley en un pésimo turco. Yeon Jun toca el puente de su nariz con impaciencia, tratando de mantener su atención en el ajetreo de sus hombres guardando las maletas de Chang Bin atrás suyo.
—Chang Bin —es todo lo que dice, haciéndole una señal a Tae Hyun para que empiece a manejar. Toma los papeles a su lado y los pasa rápidamente hacia el rubio.
Chang Bin hace una mueca ligera por el estoicismo de Yeon Jun, pero acostumbrado al indiferente trato no dice nada más.
—Cada día más cerca del polo* —susurra entre dientes para sí mismo, tomando los papales que le ofrece Yeon Jun. Los empieza a hojear y las expresiones en su rostro se vuelven más serias, concentrándose en la información detallada ante sus ojos— ¿Está actualizada?
—Es la misma que te mande en el correo, exigí el resto de los resultados clínicos hace unas horas, debería estar más completo que el de la mañana.
Chang Bin asiente lentamente. Yeon Jun se siente ligeramente tenso cuando veo uno o dos fruncimientos en el rostro de su amigo mientras lee.
Puede sentir también las feromonas de preocupación en Tae Hyun, las cuales intenta reprimir con técnicas básicas de sus entrenamientos; sin embargo, para los sentidos agudizados de Yeon Jun, es imposible no notarlas.
Eso y las miradas ocasionales por el retrovisor daban un entendimiento rápido que denotaba ansiedad. El gama decide concentrarse en la interpretación de Chang Bin por el momento.
Es cuando están en el centro de las calles de la metrópolis que Chang Bin se quita sus gafas y suspira pesadamente.
—¿Y bien? —exige Yeon Jun.
—No hay mucha disparidad de lo que te dije en un principio. Claramente hay algo pasando en el vientre de tu omega, no puedo decir que se trate de uno bueno, jamás he visto algo parecido —Chang Bin piensa por un momento, tratando de encontrar palabras que Yeon Jun entienda—. Hay un cambio considerable en sus hormonas, por lo que afectará también su biología, tal vez es algo que se empiece a notar también en los próximos días. El encogimiento que se muestra en su matriz es lo más preocupante, necesito que lo convenzas de nuevos estudios.
Yeon Jun empieza a jugar con el anillo gris en su dedo, el otro alfa lo conocía bien para saber que estaba verdaderamente preocupado por el estado del joven castaño. No esperaba que los indicios de algunas emociones en Yeon Jun se mostrarán ante tan precario escenario.
Después de unos minutos largos, Yeon Jun asiente en acuerdo.
—No será facil, pero encontrare mis medios —dice calmo. Chang Bin tararea en sus palabras por un momento.
—¿Cuando fue la última vez que estuviste con él?
Yeon Jun frunce el ceño ligeramente, no entendiendo la razón de tan invasora pregunta. Sin embargo, su área estaba más enfocada a la práctica de ejercion de poder en negocios, no en campos de medicina o biología, donde su amigo estaba más que acostumbrado.
—Hace casi tres semanas, ¿por qué? —gruñe en respuesta. Chang Bin inclina su cabeza y dirige su vista hacia las calles que pasan a través del cristal.
—¿Qué tan eficiente es el sexo?
Tae Hyun hace un movimiento extraño al manejar, lo que causa una mala maniobra en las llantas por un segundo. Los dos hombres en el asiento trasero lo voltean a ver escépticos.
—Mis disculpas, amir, señor Mikaelson, pasó un gato —se excusa el latino con un tono de disculpa sincera.
Yeon Jun lo observa por un momento más, antes de quitar su mirada del retrovisor y redirigir su atención a Chang Bin.
—Lo suficiente, ¿dudas de mi trabajo ahí? —Yeon Jun se recarga de lleno en su lugar, Chang Bin da una ligera risa y niega con la cabeza.
—En lo absoluto, Yeon Jun. Estas preguntas son, mayoritariamente, para llenar los factores que llenan la práctica natural del apareamiento, la cual es indudablemente importante a la hora de querer tener crías.
Yeon Jun bufa ligeramente divertido, podría contar con una mano las veces que Chang Bin se ha comportado tan circunspecto como ahora. Apreciaba su seriedad ligera ante la situación.
—¿Qué sugieres que haga entonces para cumplir mi papel satisfactoriamente?
El rubio alza sus hombros, jugando pensativamente con la punta del paquete de hojas.
—No descartaría la idea de una caza para estimular las feromonas de tu omega, de manera que su cuerpo se prepare correctamente para el recibimiento de una concepción —argumenta el alfa mientras mantiene su mirada al frente. Ya estaban cerca de los límites de la propiedad de Yeon Jun.
El turco frunce las esquinas de sus cejas, una expresión totalmente exagerada para las siempre estoicas que tenia.
La caza, era una práctica de antaño hasta el siglo XX, en las aldeas y ciudades antiguas era común esta actividad cuando los alfas y omegas tenían que elegir a un compañero óptimo para dar descendencia. Un alfa, en su mayoría, elegía al omega con el que quería aparearse, incluso si los sentimientos de deseo eran unilaterales, no se le tomaba importancia a la opinión del omega en ese entonces. Sin embargo, el alfa tenía que demostrar que era un compañero fuerte, con su lobo latente en todo sentido, por lo que se abría paso a una ceremonia planeada—o improvisada en algunas casos—donde el alfa literalmente perseguía al omega, para al final reclamarlo e imponer su dominio sobre este. Había veces que la persecución duraba días, los omegas al no tener tanta resistencia como sus homólogos, se cansaban fácilmente y se rendían ante sus instintos naturales de excitacion cuando el alfa demostraba ser un compañero apto.
En los días actuales, esa práctica no se hace con frecuencia, no en países lo suficientemente desarrollados. En el Medio Oriente era más común.
Aún así, diversas parejas aún recurren a esta práctica cuando quieran hacer más interesante sus actividades sexuales y de cortejo, pero era más por diversión y curiosidad.
Yeon Jun había llegado a escuchar la realización de esta como recomendación en terapias de pareja o practicas médicas especiales.
Algo que hasta ahora le había parecido absolutamente ridículo. Pero por el bien de su neutralidad, decide no decir nada, afortunadamente Chang Bin capta el mensaje rápido y se prepara para seguir preguntando.
—¿Qué tan sana es la mordida?
Yeon Jun suspira cansado—agotado—es decir menos, la cantidad de los pormenores en el regreso a su país superaban su paciencia.
Los sirvientes se habían apresurado a llevar a Chang Bin a una de las habitaciones, la misma que siempre tomaba en sus visitas casuales a Turquía. Yeon Jun también había encargado a Tae Hyun para rolar a los alfas de la eve, para que los del nuevo turno se encargaran de la seguridad en las siguientes horas. La cual había sido aumentada considerablemente por la llegada de los nuevos omegas.
Cierto, la primera presentación sería mañana. Lo que se denominaba la primera noche, de la cual no tenía intención alguna de estrenar. Primero debía ver por Soo Bin.
Sus pasos se dirigieron inmediatamente a la sección donde se encontraban las alas de Soo Bin. Sin embargo, su olfato le hizo consiente de que no había un aumento del olor distinguido del omega a medida que subía las escaleras. En cambio, la esencia de tulipanes y fresas se concentraba en un piso abajo, cerca de la sala de entrenamiento personal de Yeon Jun.
Frunce su ceño y se dirige hacia los pasillos que dan a esa ala especial. Sus pasos suenan en el aire del ya casi vacío camino hacia la sala, el frío del invierno en Turquía lograba filtrarse incluso a pesar de la excelencia de la arquitectura protectora de su territorio.
No pudo darle aún menos importancia a la gélida temperatura cuando vió dos de sus hombres custodiando las puertas de la habitación.
Decide apresurar su paso, haciendo que los otros alfas se tensen notoriamente cuando lo identifican.
—Amir —se inclinan rápidamente. Yeon Jun hace un gesto de desdén.
—Burada ne yapıyorlar? [¿Qué hacen aquí?] —exige. Era casi de madrugada, estos límites no estaban en la vigilancia.
—Hürrem gelmek istedi [Hürrem, ha querido venir] —responde uno de ellos. Kai, era su nombre escrito en la placa.
Yeon Jun tuerce la boca y chasquea los labios, sus ojos se cierran mientras pasa una mano sobre sus cabellos, una vana acción para permanecer paciente.
—Görevden Alındı [Retirense]
No tiene que repetirlo dos veces, pasan menos de diez segundos cuando no hay presencia de los dos hombres en pasillos cercanos. Se retiraron apresuradamente después de rápidas reverencias.
Pone una mano sobre las puertas, inhalando tranquilamente el aroma de Soo Bin a través de las brechas de estas, una acción que solo puede darse en soledad, el sudor hacia que las feromonas del castaño fueran más fuertes.
Después de un momento, decide entrar en silencio.
El omega apenas si está al tanto de su llegada, su atención entera está en los movimientos marciales al aire, liberados en una coreografía improvisada. Yeon Jun da una ligera mirada rápida al rededor, no había nadie acompañando a Soo Bin en la oscuridad de la extensa sala, uno de los focos tenues y la luz exterior del cielo a través de los domos era suficiente para que el castaño trabajara eficientemente. Yeon Jun se preguntaba internamente la razón de Soo Bin para entrenar en tal condición.
La ropa elegante y recatada había cambiado por prendas más ligeras, los movimientos de Soo Bin solo hacían acentuar más las curvaturas de su cuerpo en esa tela. Era una vista reverente, debía admitir.
Las banyalar de Soo Bin le habían comunicado el deseo de este por prepararse en áreas de seguridad. No se había negado, pero si estaba más que sorprendido por la nueva información.
Mayoritariamente los omegas se dirigían a áreas de cuidado y enseñanza, como la medicina o la pedagogía; así aplicaba también para sus actividades culturales. Elegían cosas artísticas y de menor esfuerzo, la danza, el arte, el canto o incluso—con poca frecuencia—deportes como natación y básquetbol.
Soo Bin pintaba, maravillosamente, pero Yeon Jun jamás pensó verlo interesado en un arte marcial. Así que no pudo estar más que encantado.
Aún así, su preocupación no menguó, él podía percatarse perfectamente del ligero temblor en el cuerpo de Soo Bin, las ojeras y palidez de su persona. Su lobo estaba descontento.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
Soo Bin salta de inmediato en su lugar, ligeramente pasmado por ser descubierto, ¿no se suponía que le había pedido a los alfas cuidar la puerta?
Ahora no podía oler ningún rastro de ellos cerca.
Traidores, piensa Soo Bin molesto.
—Llegaste —es todo lo que responde, su omega rasga en su pecho, una señal salvaje de querer ir y caminar hacia Yeon Jun para que lo sostenga. Ignora el instinto y se dispone a caminar hacia una esquina, poniendo distancia, no quería distraerse.
Yeon Jun sonríe ligeramente, y decide seguir al omega.
—Tus banyalar me han dicho que has estado interesado en entrenar tu cuerpo, estaban ligeramente preocupadas por el cambio en tu actitud —habla tranquilo Yeon Jun caminando alrededor para no perturbar más el ejercicio de Soo Bin.
El castaño le da una ligera mirada, antes de continuar practicando. Min Gyu le había enseñado un nuevo set de movimientos que no había podido dominar.
—No he tenido la inspiración o las ganas para hacer otra cosa. Pero no te preocupes, no afectará mi trabajo en la galería —declara Soo Bin, Yeon Jun frunce su ceño, algo no se sentía bien.
—Estás molesto —no era una pregunta.
—No estoy en mi mejor humor, ver a esos omegas no es mi actividad preferible —Yeon Jun respira lentamente ante la respuesta firme de Soo Bin —. Se que mañana es su primera presentación contigo. Por favor, no te preocupes por mi, enfócate en tus responsabilidades.
«Así podré continuar con lo que planeo»
Yeon Jun lo observa detenidamente. El omega pareció intuir que estaba a punto de mencionar el tema, una palabra de él habría cambiado todo, pero el omega había pedido que confiara en él, tenía que hacerlo. Y a pesar del tono irritado de Soo Bin, no pudo evitar sentir regocijo por la sinceridad creciente del castaño.
—Suenas casi celoso.
Soo Bin detiene sus aspavimientos por dos segundos, antes de retomarlos inmediatamente.
—En lo absoluto —dice, tal vez demasiado rápido. Yeon Jun trata de disimular su diversión cuando ve el carmín teñir las orejas de Soo Bin. Lo dejará pasar por esta vez, pero no planea alejarse.
Soo Bin respinga en sorpresa cuando Yeon Jun lo gira inesperadamente hacia él. Las comisuras de los labios del alfa se elevan ligeramente cuando ve la confusión pugnar en el rostro de Soo Bin.
Los latidos del castaño incrementan cuando Yeon Jun toma su mano, girándola con la palma hacia arriba. Apenas puede reaccionar cuando el alfa la acerca a su cara, casi reverentemente. Jadea ligeramente cuando la punta de la nariz de Yeon Jun le hace cosquillas. Estaba perfumándolo.
Soo Bin se queda atascado en la imagen, olvidando por un momento donde estaba y que hacía.
Su estupor muere cuando un peso ligero se siente en su palma.
Era un arma de fuego.
—Si vas a aventurarte de lleno en esto, hazlo correctamente —Yeon Jun susurra cerca de su rostro, Soo Bin observa el objeto de su mano sorprendido. Los guardaespaldas y sus banyalar no le habían dado armas de fuego, temiendo la reacción de su amir. Esto era un giro definitivo de acontecimientos—. Es una Beretta 92, es una arma segura para ti por ahora.
Soo Bin la observa con detenimiento, era dorada, sin ser demasiado vistosa. Y era muy bella, jamás pensó verse fascinado por este tipo de objetos.
La mayoría de los de su género apenas y daban segundas miradas a esto, verlas incluso en películas o presentaciones era incómodo para los omegas. Se debía más por sus instintos de protección y cuidado, eran los alfas quienes se enfocaban en áreas militares.
Yeon Jun lo gira de nuevo, pega su espalda contra su pecho y se inclina hacia un lado de la cabeza de Soo Bin.
—Primero, tienes que asegurar que esté cargada —Yeon Jun vuelve a tomar el arma de sus manos, disparando en un punto al azar que provoca un sonido fuerte de explosión, Soo Bin se encoge ligeramente y siente un cosquilleo en sus oídos— ¿Ves? Lo está.
El alfa la vuelve a poner sobre sus manos, Soo Bin siente una emoción ligera en su vientre.
—Tú posición es importante, tienes que estabilizarte correctamente en el piso, viendo a tu objetivo —Yeon Jun los gira, su vista enfocada en uno de los costales alejados de ellos —. Siente el peso del arma, no es un juguete. La presión en la empuñadura es de 360 grados, tu mano derecha debe quedar lo suficientemente suelta para jalar el gatillo, la mano izquierda determina la estabilidad en la pistola —Soo Bin asiente concentrado, Yeon Jun pone sus manos sobre las suyas—, no pongas tu dedo pulgar así, te herirás la parte dorsal por el retroceso de la corredera.
Yeon Jun lo corrige ligeramente, Soo Bin estaría temblando si no fuera por la estabilidad del peso de Yeon Jun atrás suyo.
—Tú respiración, oğlan —el alfa respira cerca de su oído. Soo Bin apenas puede concentrarse correctamente—. Mantenla calmada.
—No soy tan hábil con las manos, no cuando estas restregando tu aliento en mi nuca —responde el omega con un ligero tono orgulloso.
—Oh, puedo enseñarte mis habilidades con las manos cuando quieras.
Soo Bin quiere girar la cabeza, pero Yeon Jun lo obliga a mantener su posición. La desvergüenza del alfa ha llegado a escalas inimaginables.
—Ateş etmek [Dispara] —indica el alfa después de un momento, Soo Bin se pierde ligeramente en el tono ronco del otro hombre al hablar en su idioma madre, pero es capaz de conectar sus pensamientos para hacer lo que Yeon Jun pide.
Otro sonido fuerte hace eco en la enormidad de la sala, Soo Bin respira pesado y enfoca su vista. Hay un ligero rompimiento en la piel del saco, haciendo que el aserrín se deslice por este mismo.
El omega observa el tiro pasmado, había acertado—con ayuda ligera de Yeon Jun —pero había acertado en su primer tiro. Una ligera felicidad olvidada en últimos días vuelve a sus expresiones.
Yeon Jun disfruta del ligero brillo retornar a los cristalinos ojos de Soo Bin.
—Lo hiciste bien, oğlan —su mano se dirige hacia la cabeza de Soo Bin, acariciando su cabello suavemente. Soo Bin alza su rostro y lo observa con una sonrisa genuina.
—Gracias.
Yeon Jun asiente, había disfrutado internamente del cambio en la mirada de Soo Bin cuando lo veía. No había más miedo y escepticismo, ni movimientos forzados, estaba más que satisfecho con eso.
Después de un momento de duda; decide acercar a Soo Bin hacia él, para inclinar su rostro lentamente, dando tiempo para que el omega haga un movimiento de rechazo.
Soo Bin observa los ojos dorados de Yeon Jun, la cercanía de sus cuerpos hacia que su pecho ronroneara feliz. La indecisión de Yeon Jun por besarlo o no lo impacientó ligeramente, por lo que dio un paso y decidió besarlo por su cuenta.
Sintió los músculos del alfa tensarse, pero volvieron a la normalidad de inmediato. Sus labios se entrelazaron pacientemente, era uno de los pocos besos suaves que habían tenido en... mucho tiempo.
No había prisa, e incluso en la tranquilidad de sus bocas juntas podía sentir el vestigio de pasión ligera por parte de los dos. Las manos de Soo Bin cepillaron las mejillas de Yeon Jun, deteniéndose en sus pómulos, el alfa se dio cuenta que el omega también lo estaba perfumando, casi tímidamente. Sus manos se encerraron en la cintura de Soo Bin, acercando sus cuerpos mucho más.
Después de unos largos segundos, sus labios se separaron con lentitud, pero sus ojos permanecieron sobre el otro por otros más. Soo Bin suspira contento, la mano de Yeon Jun viaja a su cuello y jala ligeramente la tela del cubridor de Soo Bin.
Había un ligero olor de molestia viniendo del alfa. Soo Bin entendía el por qué; los alfas eran orgullosos, de todas sus acciones, lo más atractivo para ellos era el cuello de los omegas, justo donde estaban las glándulas de apareamiento. Había muchas comunidades en Africa que se esforzaban en alargar la curvatura del cuello de sus omegas para hacerlos más atractivos a sus contrapartes. Era normal, para un alfa que ya ha mordido a su mate, querer observar el resultado de su acción de pertenencia.
Antes, con su indiferencia mutua podía entender el porqué la poca importancia a eso. Pero incluso Soo Bin sentía el cambio de su lobo a su relación con Yeon Jun, era normal que al alfa le empezara a molestar el ocultamiento de su mordida.
Sin embargo, Yeon Jun no dice nada y retira su mano. No tenía una expresión seria, algo que alivio a Soo Bin.
—Vamos, te acompañare a tu habitación.
Más cerca del Polo: Chang Bin se refiere a que Yeon Jun es cada vez más frío.
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