★ | Capítulo 70
— Un poco más a la izquierda, por favor señor Claire.
El estudio improvisado que Vogue había establecido en el Palacio Beylerbeyi era una sinfonía caótica poco ordenada. Los focos destellaban intensamente, arrojando que hacía resaltar el oro sobre la impecable sala. Un mar de asistentes, fotógrafos y estilistas se movía con precisión alrededor de Jisung, quien había aceptado la realidad de que estaba haciendo una sesión de maternidad. Porqué si, su embarazo logro causar el furor social del momento. Por lo que todos a su alrededor desempeñaba su función con una determinación férrea, sin dejar paso a la mínima equivocación.
El estruendo constante del obturador de la cámara resonaba como un latido incesante, marcando el pulso de la extensa sala. El aire estaba cargado de un zumbido continuo de conversaciones animadas, sugerencias meticulosas y aplausos esporádicos. Jisung llevaba puesto un atuendo que habían nombrado en reiteradas veces como una "obra maestra" hecha a mano. El traje elaborado, diseñado por una marca silenciosa que él no conocía, abrazaba delicadamente su cuerpo sin molestarle en la parte de su estómago. La tela era suave sobre su piel y dejaba ver de manera sutil su embarazo, enfatizando esa belleza natural que, según ellos, habían querido rescatar.
— Roman, dile a ese chico que repare la lámpara del este. El collar y el anillo requieren una iluminación más intensa.
— Son casi 2,930 diamantes, sumando casi 962 quilates, ¡y 155 del anillo! ¿Quieres que muera siquiera rozándolos por accidente?
Jisung nunca había oído hablar del verdadero valor del collar de Patiala, pero en terminos de patrimonio histórico, debía ser igual al de su anillo esmeralda. Los estadounidenses no tenían idea de las invaluables posesiones guardadas en el baúl de la familia Hasmet, por lo que dos de las joyas más buscadas en el mundo, que se creían perdidas, serían anunciadas en la portada.
— Ahora sí, así es como deben brillar — Héctor, el fotógrafo en jefe mostraba más dominancia que cualquiera de sus compañeros alfas y no dudaba en decir lo que no le parecía, mostrando apenas nerviosismo cuando llego a presentarse con él. El aura de los alfas que le acompañaban a Jisung en ese día apenas y le habían hecho cosquillas a ese omega presuntuoso.
Al dar un ligero vistazo a lo lejos, Jisung llego a sonreír con sinceridad al ver los rostros aburridos de Omer y Janiel, nueva recluta de apenas dos meses, quien se había vuelto en un entusiasmado admirador de Changbin y Jack. Este ambiente que Belma y Mariam habían arreglado para él estaba muy lejos del fuego y caos al que estaban acostumbrados los alfas de la eve. Era normal que se aburrieran e hicieran caras al respecto.
Con esa tranquilidad estableciéndose en su mente, Jisung subió por inercia la mano en su vientre, cerrando los ojos con tranquilidad para dejarse ser. Después un largo momento, las voces y ajetreo se evaporaron gradualmente y Jisung percibió la tenue agrura de nerviosismo que las feromonas a su alrededor ya estaban exhalando. Apenas eran matices perceptibles, ahogados por la fragancia más brusca que surgió después.
— Señor Hasmet, mis disculpas, no sabíamos que usted...
— ¿Por qué se detienen? — la voz de Minho resuena en el estudio como un trueno distante, su porte llenando el espacio de una manera que casi parecía física. Con una presencia tan abrasadora, el estudio pareció encogerse ante su llegada.
Jisung sintió el peso de la mirada de Minho sobre él, evaluándolo con una intensidad arrolladora. Jisung gira la cabeza de inmediato, desviando su atención hacia el fotógrafo, quien parecía pasmado ante la inesperada intrusión.
— Han oído, los señores Hasmet tienen cosas que hacer, apresúrense — Changbin surge desde atrás, poniendo a todos en alerta por la seriedad en su voz. Y a pesar de la atmósfera nerviosa que se había apoderado del estudio, la sesión continuó en un mar de inseguridad por parte del personal.
Jisung se vuelve aún más rígido, moviéndose con dificultad entre las telas que lo rodeaban. Las indicaciones amables de su entorno apenas llegaban a sus oídos, eclipsadas por la inquietante presencia de los orbes dorados que lo observaban desde la distancia. Los flashes seguían destellando, y el obturador de la cámara continuaba su danza rítmica mientras el personal parecía moverse con una prisa inhumana.
Mariam, tan amable como siempre, intervino con suavidad, tratando de calmar los nervios del omega y asegurándose de que su atuendo y su postura estuvieran en su punto correcto. A pesar del caos que había surgido a su alrededor, seguía trabajando como una asistente diligente para mantener la imagen que quería mostrar la familia Hasmet.
Jisung inhala profundamente. Minho inclina la cabeza. Jisung traga con dificultad. Minho eleva una de sus cejas. Con un chasquido, Jisung paro todo movimiento a su alrededor.
— Necesito un descanso.
Un respiro. Era lo que Jisung se encontró deseando entre todo el caos que había dejado detrás. El calor ya había subido hasta su cabeza, dejándolo confundido mientras la ostententosidad del palacio le dejaba mareado por un instante. La costa de Anatolia era una vista refrescante como siempre, solo que no se encontraba con la misma concentración de siempre para poder admirarla como usualmente lo hacía. Toda concentración dentro suyo se había evaporado en el instante en que Minho piso el lugar, dejándolo inestable y consternado.
El calor de una bata sobre sus hombros lo alertó de inmediato. Jisung, sorprendido por la repentina aparición detrás de él, desenfundó su arma, manteniéndola en alto durante un momento antes de bajarla lentamente. Changbin le observa con tranquilidad aún después de eso, inclinándose ante él en un movimiento que a Jisung le pareció demasiado calmado.
— Hürrem.
Jisung suspira y se gira, guardando la pistola entre las miles de capas que carga sobre él.
Estar con Changbin era raro para él, su relación no era mejor en comparación con la de Minho, por lo que había designado a Changbin lejos de él. Un acto que le rompía el corazón cada día que su ausencia le carcomía desde adentro.
El silencio entre los dos se volvió incómodo, cargado de la tensión no resuelta que parecía haberse convertido en una constante entre ellos.
—¿Por qué estás aquí, Changbin? — inquiere finalmente.
Changbin se posiciona a su lado, dejando a Jisung ligeramente sorprendido. Él siempre se mantenía detrás, sin intentar un acercamiento de más.
— Amir está preocupado por ti, Hürrem. Estás pasando por un momento difícil, y no quiere que te sientas solo en esta etapa.
Jisung exhalo con irritación.
— No quiero su preocupación, Changbin. No puedo soportarla, al igual que la tuya — confiesa con sinceridad. Changbin baja la cabeza, mostrando dolor en sus facciones por sus palabras.
— Se que no estoy en posición de decirle nada, pero hice mi juramento hacia usted. Por lo que mentirle sería un pecado en mi posición. — Changbin gira hacia él mientras le observa con intensidad —. Déjeme ser sincero, incluso si después aborrece mi presencia, déjeme no callar esta vez.
Jisung observa a Changbin por un largo tiempo. La lealtad de Changbin era un hecho que incluso en esa situación no se podía minimizar. Confiar una vez más, era lo mínimo que se merecía.
Después de un rato, Jisung asiente.
Changbin suaviza sus ojos, dejando que una tensión invisible sobre su cuerpo se evapore gradualmente. Su mirada baja hasta el cuello de Jisung, donde el collar se asienta sobre su ya no tan delgado cuerpo. Donde el cuello de tortuga del mismo traje oculta la mancha negra que se esconde ahí.
— Como sabe, yo todavía no era parte de La Roja cuando Minho subió al poder del clan, por lo que no puedo testificar en primera persona — Changbin comienza a hablar, teniendo una pequeña torpeza en sus palabras cuando menciona el nombre de Minho sin regla alguna — Pero sé que antes de su liderazgo, las cosas eran diferentes. La familia de tu madre, los Demir, tenían un lugar importante en el clan. Tú madre fue entregada al harem con veinticinco años y con solo meses dentro de la propiedad principal el asesinato de Kadir Hasmet sacudió a La Roja y al mundo bajo. La Beyaz Güllerin Savasi estalló dos días después de que Minho ascendiera.
— Mi madre... ella... — Jisung tenía miedo de preguntar.
— Hasmet tuvo en su harem a 57 omegas y 20 betas no oficiales. Por lo que se, tú madre ni siquiera había sido llamada a los aposentos del Amir. Cuando el fratricidio empezó y su familia se involucró y se extinguió, ella escapó.
— Primero a Berlín, pasando por ciudades de Tailandia y España, hasta llegar a Canadá — Jisung interrumpe, recibiendo una mirada de aprobación de Changbin por la certeza de dicha información.
Había investigado por su cuenta después de conocer los orígenes de su madre, pero todo registró de los omegas de Hasmet y de la Beyaz Güllerin Savasi había sido borrados por ordenes del Ogut. Las preguntas de Jisung y los escasos registros fueron prohibidos para el omega por órdenes de Belma, en una preocupación de alterar más la brecha que dividía a Minho y Jisung. Todo el clan pareció de acuerdo con ella.
— Después de conocer a tu padre, tu madre debió de vivir con el miedo de una de las reglas que existían en la Roja — Changbin continúa, haciendo ver en sus facciones una incomodidad que no se podía ocultar — Tu madre, al no servirle al Amir regente y quedar impura por casarse con alguien más, estaba sujeta a una de las reglas más antiguas y crueles de La Roja — explicó Changbin solemnemente —. De acuerdo con esa regla, debía dar a su primer hijo omega al clan, para que sirviera al Amir en poder.
— Ese omega prometido... — Jisung sisea, dejando que una sonrisa cruel y molesta se asome desde la orilla de su labio —. Toda la ignorancia en nuestro primer encuentro fue mentira entonces. Minho sabía perfectamente quien era yo, y nunca lo dijo. — Changbin niega y Jisung quiere refutar, pero Changbin se adelanta antes de que la discusión empiece.
— Amir no sabía quién eras hasta después de esa primera noche juntos. Y la razón detrás de eso es más complicada de lo que imaginabas. La regla que mantuvo a tu madre con miedo, la que implicaba que debía entregarte al clan, fue eliminada por él hace años, poco después de que tu madre escapara. Minho no tenía motivos para buscarte antes, tu rostro y ser fue inexistente para él por años.
Un asunto sin importancia para un alfa que tenía planeado morir solo y dejar todo a los descendientes de su hermano. La formación del harem no era importante, mucho menos los regazos de los omegas que habían escapado hace más de diez años. Jisung se sentía perdido ante esta posibilidad más viable, más aún cuando podía creerlo sin poner en duda alguna de las palabras de Changbin.
— ¿Y mi padre? La caída de MAG fue debido a Minho, ¿verdad?
— La empresa nunca fue de su padre, Hürrem — Changbin vuelve a la formalidad y Jisung se queda mudo por sus palabras —. Los Demir tenían suficiente influencia dentro del clan para administrar algunas corporaciones menores. Tu madre no llegó a América al azar; tomo una de las pequeñas corporaciones bajo la propiedad de los Hasmet y, con la documentación en manos de su familia, la hizo pasar como suya. Entre tantas empresas pequeñas alrededor del mundo, el clan no tiene el interés de estar al tanto de todas, y su plan funcionó perfectamente. Lo suficiente para hacerle creer a Jackson Claire que toda esa fortuna y propiedad eran suyas, adueñándose de todo después de casarse con tu madre.
Jisung siente su labio temblar, mientras una nueva oleada de confusion le inunda. Sus pensamientos se mezclan en una confusión abrumadora, y su mente se esfuerza por procesar lo que acaba de escuchar.
— ¿Cómo... cómo es que yo entre en esa complejidad como moneda de cambio?
Changbin suspira con fuerza y, buscando entre sus bolsillo, saca una cajetilla. Sus manos se detienen cuando toma el cigarro, después de lo que parece ser una consideración larga, vuelve a guardar todo a su lugar.
— Es cierto que Amir quiso expandir la influencia de La Roja hacia el núcleo de Occidente, por lo que se concentró en las propiedades de influencia en América. Con todas las preocupaciones sobre las deudas de tu padre y los préstamos excesivos, no nos costó mucho tiempo localizar la corporación cuyo nombre tu madre había cambiado — Jisung, con ojos inquisitivos, observa a Changbin mientras este hacía una pausa. La habitación estaba sumida en un silencio denso, interrumpido solo por el tenue zumbido del aire acondicionado. — Llegamos a América con una advertencia clara: Amir quería recuperar lo que le pertenecía, incluso si eso significaba rescatar a MAG de entre las ruinas, con o sin deudas. La corporación tenía la suficiente influencia en la región que buscábamos — La mirada de Jisung seguía a Changbin, y la expresión de duda iba acompañada de una sensación de desasosiego —. Fue un gran golpe para Jackson Claire saber que todo lo que tú madre le había dejado no era suyo. Por lo que se aferró a los tobillos del clan, ofreciendo todo lo que le quedaba en ese momento.
Jisung, con los ojos clavados en Changbin, asimila cada palabra con una mezcla de confusión y entendimiento. La realización llega a él poco después.
— A mí, me ofreció a mí.
Changbin frunce los ojos en una expresión culpa y lastima, haciendo que Jisung se sienta aún peor.
— El se negó, Hurrem.
Pero ese encuentro entre ellos ya parecía haber estado hilado desde hace mucho tiempo. Inevitable y caótico como la relación que han tenido, como tanto se han amado.
— ¿Por qué, Changbin? ¿Por qué ocultarlo y llevarlo hasta este punto de quiebre? — la voz de Jisung temblaba, llena de una mezcla de ira y turbación.
— Se te oculto la verdad, y la guardo por la misma razón que yo tenia — Changbin se acerca, dos pasos hasta detenerse y volver a retroceder —. No quería que me odiaras por ocultártelo. Así que mi cobardía pudo más.
Jisung inhala con fuerza, tocándose el pecho en un vano intento de estabilizar su desbocado corazón. Había tanta confusión que le atormentaba, como si una ceguera hubiera sido impuesta contra su voluntad. En medio de esa neblina pesada, la voz de Changbin surge entre sus sentidos mareados.
— Lamento traer tanto sufrimiento hacia a ti, soy un siervo inservible que ha fallado.
Pero mi voto no me permite mentirte, que Alá me castigue si una mentira ha salido de mi boca contigo — Changbin se arrodilla frente a él, con los ojos hacia el suelo. Jisung muerde el interior de su mejilla con fuerza, para después agacharse hasta su altura.
Changbin entra en pánico ante eso, pero Jisung le corta las quejas.
— ¿Él te ha mandado a decirme esto?
Changbin le observa ido por un momento, en una expresión que Jisung no puede descifrar con certeza. Después de un rato, el alfa sonrie ligeramente.
— Creo que sabes la respuesta a eso, Hürrem.
Por supuesto que no. Un alfa tan orgulloso y obstinado como Minho jamás lo haría. Un alfa arrogante y reticente, solo podía ocultar todo en su corazón. Incluso si eso significará ocultarse así mismo también.
Por supuesto que no. Un alfa tan orgulloso y obstinado como Minho jamás lo haría.
Un alfa arrogante y reticente, solo podía ocultar todo en su corazón. Incluso si eso significará ocultarse así mismo también.
Beyaz Güllerin Savasi/Guerra de las Rosas Blancas: Guerra que se dio entre las familias unidas al clan de La Roja. El fratricidio de los hermanos de Assaf, se les llama Rosas blancas por la muerte de omegas y bebés.
PD: Gracias a Lía (linossxwv ) por ayudarme a editar la imagen quedo preciosa 🫶🏻
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