62
Frenkie observa el halo de su aliento desvanecerse al instante de moverse de un lado a otro en la terraza. Una costumbre común al estar concentrado.
La voz de Dani le distrae del ruido de aglomeración que está presente a varios metros abajo en la ciudad, suave y constante como siempre.
—El señor Erdoğan se disculpa por su ausencia en la apertura, pero ha enviado un regalo en disculpa junto una invitación próxima al Palacio Blanco —Frenkie asiente mientras da una mirada ligera a la laptop, Dani continúa hablando con un ritmo automático a pesar de ver que Frenkie va y regresa de la videollamada —El ministro Mevlüt Çavuşoğlu ya ha confirmado su presencia y la de su esposo, al igual que Narendo Modi en representación de India.
Frenkie voltea hacia la ventana que da al interior del departamento, observando a Marc en sus propios negocios al teléfono y tableta que sostiene. Su mirada es atrapada con un fugazo de regaño por su insistencia de ir al exterior frío a hablar.
Frenkie le sonríe mientras ajusta la bufanda a su cuello y luego pasa su otra mano para acariciar su estómago en un toque por inercia.
—¿Qué hay de la prensa? —hace su primera pregunta cuando vuelve su atención a las palabras de Dani.
—Limitante, como usted lo ordenó. Todos los artistas estarán presentes, y las invitaciones a confirmar casi se han registrado hürrem.
Frenkie hace un sonido satisfecho, y después de unas discusiones para detalles mínimos finaliza la llamada para Dani. Una persona más queda todavía en silencio, la cámara estaba apagada.
—Mikky —Frenkie se sienta en la silla bajo el domo, la nieve apenas ha llegado a los cojines de ahí. Las paredes cristalinas alrededor suyo lo cubren con un mecanismo tecnológico ajeno a él, proporcionándole a través de ellas una temperatura que le cubra del frío gélido en la ciudad.
Frenkie apreciaba más esos detalles, la pequeña tecnología Hasmet de su alrededor que se mezclaba con los toques tradicionales del imperio otomano era tan propia de La Roja. Una mezcla oculta pero perceptible en momentos así.
—Hürrem —Mikky le saluda con el mismo tono serio que la caracteriza— es un gusto poder escuchar su voz y verlo después de varios días.
Frenkie le sonríe con sinceridad.
—Dime, que ha sucedido —Frenkie se acomoda, esperando a lo que sus oídos y ojos en la vida interna de La Roja han rescatado—, ¿el estado de Jabir sigue siendo estable?
Frenkie sentía su voz temblar cada vez que el nombre de Jabir salía de sus labios, casi como si quisiera amarrarlo ahí para que no le pasara nada. Temía que un día la respuesta fuera lejana a lo que esperaba.
—Los miembros siguen enviando regalos, mafias y clanes leales a La Roja le felicitan con fervor, la mayoría irá al evento por venir— Mikky hace una pausa breve—, Jabir ha mejorado, los mejores veterinarios le atienden día y noche, se han dispuesto guardias que le vigilen en todo momento.
Frenkie gira el anillo en su dedo con otro sonido satisfecho, con la aseveración del buen estado de Jabir su respiración se regula poco a poco. Podía estar bien y tranquilo por otro día.
Por otra parte, se siente aliviado con los buenos resultados en la apertura de la gran sección en la galerisi, la cual implicaba un gran impacto en medios internacionales, siendo el primer espacio artístico regido por un omega para omegas en esa parte del hemisferio...ha logrado recabar la suficiente atención global. Dani se había encargado de invitar OI's y ONG 's concentradas en funciones únicas a su segundo género, por lo que el fervor de la existencia de su administración no tardó en darse a conocer. Ronald le había dicho que implicaba su presentación al mundo público como una de las pocas figuras de su casta que son tomadas en cuenta en la sociedad. Alardear sobre eso no se sentía malo, y tampoco había culpabilidad.
—Hürrem, Büyük valide ha mandado varias opciones de vestuario —la voz de Mikky lo trae de vuelta a la reunión improvisada en la que están—, todas son de marcas como Helik's y Aztaec.
Frenkie se inclina con interés, y su cerebro empieza a trabajar con lo que las palabras de Mikky quieren implicar.
Helik's y Aztaec, dos marcas exclusivas que casi siempre tenían una lista de espera de casi dos meses, Frenkie sabía que apenas tenían publicidad por el público al que era dirigido: omegas de élite. Omegas embarazados.
—Quiere que confirme mi estado —no era una pregunta—, un anuncio público de mi embarazo con discreción.
Mikky hace un sonido en acuerdo, Frenkie se inclina y observa un punto fijo delante suyo. Su mente entra en un círculo interminable de preguntas, buscando una respuesta a lo que debería hacer. Acababa de empezar una relación tolerante con Belma Hasmet, por lo que aparecerse frente a ella con otras opciones a los de su elección sería tomado como una respuesta contraria a los deseos de Büyük Valide. Esto iba más allá de una cuestión de estética y moda, nada era fácil en ese clan y había aprendido que detalles tan irrelevantes como la ropa y accesorios ostentaban títulos.
Por otra parte, anunciar su estado al mundo social parecía peligroso, porqué a pesar de hacerlo en la oscuridad de las elites bajas, hacerlo a ojo general sostendría una posición que no demuestra miedo.
Con la expulsión de los hatuns y la reunión de hace unos días, el agua aún parecía turbia.
—Hürrem —Mikky habla después de un rato—, me pidió una vigilancia reducida y de confianza, y considero que este tipo de tema...es mejor que usted lo analice en persona.
Frenkie frunce el ceño, no le gustaba los bordes de expresión que la mujer tenía en el rostro.
—¿Qué pasa?
—Algo ha pasado...en la mansión mavi.
Frenkie se tensa de inmediato al escuchar eso. Pablo y Robert.
Sus preocupaciones empiezan a desbordarse con las suposiciones que ya se hace, pensar en lo peor hace que su cuerpo tiemble. Una sensación de vértigo se expande de pies a cabeza, interrumpiéndose solamente cuando un ruido sobre el ventanal que lo separa de Marc le llega.
Frenkie cierra la computadora y voltea.
Marc le hace un gesto para que entre, su expresión le hace saber que no aceptará una negativa.
Frenkie se levanta y toma unos segundos para recomponerse, suprimiendo en lo más posible sus feromonas agrias. Cuando siente que el color le vuelve al rostro, da la vuelta y camina al interior de la sala.
Marc lo recibe poniéndole una cobija sobre sus hombros.
—El invierno ya está aquí, toma precauciones con tu salud —le dice serio, Frenkie apenas es capaz de entender sus palabras. Su preocupación está en otro lado, Marc lo nota— ¿Qué sucede?
Frenkie carraspea, ajustando la cobija en su cuerpo toma la mano de Marc con cariño y le sonríe. Duda por un segundo cuando una mentira se quiere deslizar de su boca, inventar excusas se le ha facilitado en los últimos meses, por lo que no piensa dos veces antes de hacerlo.
Pero era Marc quien estaba frente a él, y eso implicaba que pensara con más severidad las cosas antes de hacerlas y decirlas. Marc no era un hombre que tomara castigos drásticos con las personas bajo su mando—especialmente los cercanos—; sin embargo, Marc si era un alfa de palabra y rectitud más o menos aceptable. Con todo eso, era difícil adivinar por donde se guiarían sus acciones si le contaba sobre Robert y Pablo.
—Hay algo que no te he dicho, algo que tiene que ver con la presencia del omega de la Corse —Frenkie alza la mirada, la expresión de Marc es calmada y paciente, expectante a qué continúe.
No más mentiras.
—Entiendo que puede implicar muchas cosas en el futuro, pero no pude ofrecer más que protección a la persona que me ofreció lo mismo.
Marc le observa sin alteración alguna. La preocupación en el rostro de Frenkie le hace dar un paso más. Ahora que Frenkie había abierto la brecha de sinceridad, sentía que tenía que ofrecer lo mismo, así que lo toma entre brazos y lo acerca a su pecho, Frenkie se sorprende brevemente por eso.
—Lo sé —dice Marc—, estoy consciente del vínculo entre Pablo Cariporsi y Robert.
Frenkie se llena de confusión, alejando su pecho para poder ver el rostro de Marc, el cual no muestra ningún signo de enojo o sorpresa.
—¿Cómo...?
—Conozco a mis hombres como me conozco a mí mismo —responde Marc con simplicidad—, además, una atracción así no se puede ocultar a las personas que la comprenden.
Frenkie se retrae cuando los labios de Marc alzan en una sonrisa que comparte después. Una pequeña broma privada.
—Entonces debes de saber lo que implica.
Marc ríe ligero, poniendo una mano en la cintura de Frenkie en un movimiento de posesión.
—No importa cuánto lo intenten o que fuerza externa este alrededor —el tono de voz es bajo, haciendo que Frenkie lo encuentre aún más atractivo—, el límite de sus sentimientos siempre llegan a un colapso inminente.
Marc suspira en su oído, sabiendo bien el efecto que provocara en el cuerpo contrario. Frenkie respira hondo, sintiendo los estragos sobrantes del rut finalizado de Marc volver.
Un quejido sale de sus labios cuando el alfa se inclina y le besa el cuello, provocando que su cuerpo tiemble a medida que su agarre incrementa.
La llegada de un sonido hueco les despierta abruptamente, molestando a ambos por igual.
—Amir, hürrem...—una voz nerviosa les llama a través de la puerta principal— su transporte ha llegado.
Marc tuerce el cuello, la irritación clara que muestra hace que Frenkie contenga una risa.
—No tenemos que ir —Marc murmura mientras cambia su mano a su espalda baja, Frenkie la aparta con diversión apenas fingida.
—Tu madre ha hecho esta cita especialmente por mí, su preocupación por reforzar tu vínculo con el embarazo me parece algo importante como para ignorarlo.
—Pero si ya he reforzado lo necesario contigo en estos días.
Frenkie sonríe y se aleja de él, saca la manta de sus hombros y camina hasta el perchero para tomar su abrigo junto con el de Marc.
—Es diferente —responde a la par que escapa de otra mano traviesa de Marc; quien no hace otro intento después de eso.
Cuando salen del calor que los acogió en los últimos días, son recibidos por el saludo formal de los guardaespaldas y el personal que se encargará de la limpieza del piso. Frenkie responde con una sonrisa y deja que Marc le tome la cintura en todo el trayecto hacia abajo. Una vez en el frío gélido de Estambul la presencia del invierno ha sido asegurada para todo el país. Con la ropa cálida envuelta a su alrededor Frenkie se da cuenta de lo apretada que le queda a comparación de hace unos meses.
Su cuerpo está cambiando, y la mano cálida de Marc sobre la suya le hace ver que sus percepciones de lo que sería su vida ha cambiado comparado a lo que pensaba hace unos años.
Sonríe, inhalando tranquilidad después de mucho tiempo.
Frenkie observa la estructura a su alrededor con cierto escepticismo. La luz blanca y el piso de mármol azul con enredaderas acomodadas elegantemente le hacía tener cierto rechazo por la clase que exudaba el lugar. Y a pesar de la tranquilidad que le transmitía la presencia de Marc a su lado no pudo evitar sentirse desaliñado con todo a su alrededor.
La omega delante suyo—a quien apenas había escuchado—seguía explicando la finalidad del lugar con relación a la paternidad, la importancia de la relación omega-alfa en la sociedad y su trascendencia a una escala espiritual.
El lugar hubiese parecido más aceptable si hubiese gente alrededor, pero la exclusividad de los Hasmet de hacer reservaciones completas no aportaba a sus ya nerviosos sentidos.
Frenkie había mirado dudoso a Marc cuando los llevaron a la "Habitación Kali", un espacio cerrado con colores tenues que usaban mayoritariamente en ambientes frecuentes de omegas para su relajación. Frenkie había estado a dos palabras más de "lazo mate y sumisión omega" para dar una vuelta y salir por la ostentosa puerta del "Templo" al que le trajeron, no hubiese regresado aún si Marc no lo seguía. Afortunadamente, la omega no dijo nada más, y guardo silencio en el momento en que una mujer—otra omega—entró al cuarto.
Después de eso, la "guía" que los condujo en ese laberinto de oro y exclusividad, se limitó a dar reverencias largas hacia ellos y despedirse para dejarlos con la nueva presencia.
Marc lo voltea a ver con curiosidad, esperando alguna expresión que denote lo que él también estaba pensando, Frenkie lo entendía.
La mujer, de rasgos de Oriente Medio y sonrisa delgada, exudaba no nada más que una vibra parecida a ver monjes de las altas montañas de las zonas rurales en China. La edad entre sus arrugas denotaba una sabiduría que le incomodaba por el peligro de decir algo incorrecto.
—Señores Hasmet, es un honor ser elegida para un asunto tan importante, la llegada de los primeros hijos siempre es transcendental —otra inclinación, Frenkie había tenido las suficientes por hoy.
—Señorita Begam —Marc es el primero en hablar, limitándose a dar una inclinación ligera de la cabeza que Frenkie imita—, le agradezco por el espacio a pesar de su apretada agenda. Espero gran discreción con este asunto aún no público por parte de su grupo —el tono de Marc, aunque se percibe amable, bajá unos decibeles en una amenaza que se capta rápidamente. En esta situación, las feromonas de advertencia no son necesarias para los gama, no cuando su presencia es suficiente arma de intimidación.
Frenkie se avergüenza por eso, y está a punto de disculparse en nombre de su orgullo, pero la sorpresa que le trae la inescrutable expresión de la mujer le calla. Su olor se mantiene normal, sin ninguna alteración.
Bueno, alguien tenía un entrenamiento riguroso.
—La discreción es la especialidad del Kalij, no importa nada más que la comodidad de ambos aquí —la respuesta es tranquila y amable, la voz no le tiembla ni un poco. Frenkie percibe el minúsculo estupor de Marc ante eso, denotando que esto no le había pasado antes.
Arundhati Begam, de las pocas omegas en India que han logrado relucir en la historia de la región. Un personaje de fama internacional de gran importancia gracias a sus promociones de la espiritualidad del lazo entre alfas y omegas. Arundhati apenas era vista en los medios por su popularidad social y política.
Perseguida por el gobierno de su país por sus ideas revolucionarias, logró plantar un imperio en base a libros y conferencias que le abrió paso a una protección internacional.
Frenkie se siente anonado, el orgullo de su segundo género se hincha en la presencia de la mujer, apenas es capaz de contener una sonrisa.
Sin embargo—por otra parte muy diferente—, Marc parece perdido e irritado, alzando la ceja con interés su máscara de seriedad parece caerse por unos segundos antes de volver a su lugar correcto. Estar acostumbrado a la sumisión absoluta de todos a su alrededor le hace sentir ajeno a esta situación.
—Gemelos, por lo que he escuchado —Arundhati se dirige a Frenkie, quien reacciona rápidamente de su admiración con un asentimiento.
La mujer sonríe, Frenkie encuentra la expresión contagiosa, por lo que hace lo mismo—, el embarazo brilla en tus mejillas, son deseados.
—Lo son —Frenkie responde de inmediato, la sinceridad es tan rápida que no logra controlarlo.
Marc mueve la cabeza hacia él y la atención de la mujer recae ahora sobre el alfa. No le dice nada, pero Frenkie lee el entendimiento que se transmite sobre ella.
—El vínculo de alfa-bebé suele ser tardío, y además de la protección instintiva ...los celos también son razones para eso.
—¿Celos? —Marc objeta con diversión, como si la señora Arundhati hubiese dicho algo divertido—, no estamos en esa línea.
—La negación es un paso, y a pesar de que no hay mucha información de los alfas Gama, se con seguridad que son más posesivos de lo que aparentan, ¿cierto señor Hasmet?
Marc aprieta los labios y la mujer sostiene los ojos con la misma expresión afable del principio. A pesar de que las opciones de desaparición pronta para la mujer están en su mente, controla su temple como siempre, sin dejar que alguna feromona denote su ligero enojo
Frenkie se apresura a intervenir y sacar uno u otro tema de conversación, preguntas sinceras que la señorita Arundhati responde con amabilidad.
Marc no dice nada en el resto de la conversación, y cuando llega el momento de sentarse en imitación a la mujer sobre una manta parecida al tasbih, Frenkie se percata que el alfa parece algo recio a seguir órdenes, incluso en ese contexto le sorprendería que lo hiciera de inmediato.
—¿Qué tan seguido ha tocado el vientre de su pareja, señor Hasmet?
Marc hace una expresión consternada, por lo que Frenkie tiene que reprimir una sonrisa divertida.
—No me gusta el contacto —finaliza Marc, con un volumen casi mecánico y medido. Frenkie baja la cabeza con la sensación de la risa en su boca, la mentira de Marc para él es obvia.
Apenas si había dejado de tocarlo en el auto, sin dejar algún espacio entre ellos.
—Bien, si eso fuera así su esposo no estaría en gestación.
Marc parece querer decir algo, pero no mueve sus labios después de un rato. Por la vena en su cuello—palpitando salvajemente—Frenkie notaba que la situación ajena a su control le estaba haciendo una gran irritación de ceja en ceja.
—Bueno, sus actividades maritales no son el tema de hoy —la mujer mueve la mano, restando importancia a la conversación de hace un rato—. Señor Hasmet, ¿podría sentarse detrás de su omega?
Marc relaja su expresión después de eso, se para de su propia colcha y camina detrás de Frenkie con calma, quien se sobresalta brevemente cuando Marc se pega demasiado a su espalda. La ropa de lino que les hicieron poner al principio les facilitaba la flexibilidad, pero no la separación de contacto.
—No tan cerca —la señorita Arundhati murmura, casi como un regaño directo. Frenkie se sorprende cuando Marc se mueve, haciéndole caso a ella. Frenkie inhala profundo, la respiración de Marc tan cercana a su nuca le hacía ponerse un poco avergonzado, sus feromonas estaban poniéndose dulces—. Ahora, abrace el vientre desde atrás.
—¿Disculpe? —Frenkie expresa confundido, tensando su cuerpo de inmediato. A esto la señora Arundhati no le da una respuesta seca como con Marc, sino que le sonríe con paciencia.
—Es normal que nosotros tengamos cierta...sensación al toque de nuestro vientre cuando nos embarazamos, somos posesivos si no habíamos dado el permiso para hacerlo, aún si se trata de nuestra pareja.
Frenkie muerde su labio, la incomodidad se ha pasado ahora a él. Puede sentir que Marc no está mejor detrás suyo, el olor rasposo alrededor suyo lo denota; sin embargo, esta vez no tarda mucho en mover ambos brazos para rodearlo.
—Tendré cuidado —Marc le murmura suave, por lo que Frenkie se relaja después de un rato.
—Sienta el bulto que el crecimiento de sus bebés hacen en su mate, el peso es pequeño, pero presente. Aunque apenas es perceptible, su presencia es segura, latiendo a la par del señor Frenkie —la mujer cierra los ojos, tranquila y con voz suave alza las manos, haciendo movimientos circulares al aire para que Marc los imite. Marc vuelve a dudar, pero termine haciéndolo de todos modos, Frenkie se relaja ante el tacto, notando que no era tan malo como pensó en un principio.
El alfa siente vibrar a su lobo, el toque suave de sus manos contra la piel de Frenkie es diferente a lo que están acostumbrados. Y a pesar de que el silencio se vuelve presente entre los tres, los latidos de Marc parecen hacer eco en los oídos de Frenkie, quien siente un extraño calor surgir del centro de su estómago, muy diferente al de la lujuria.
—Su relación se ha ampliado, sus lobos sienten la presencia de lo que será su descendencia —la voz de la señora Arundhati vuelve a surgir y Frenkie nota que casi se olvida de su presencia en el lugar tranquilo—, ¿qué tan seguido les hablan?
Diario, Frenkie piensa para sí mismo. Cada noche antes de dormir lo hacía, acariciando el bulto sobre la tela delgada se dejaba llevar completamente por ellos. Eran una parte de él, después de todo.
Frenkie observa a la mujer, notando que la mirada de ella permanece detrás suyo, donde Marc se encontraba.
—Es un buen momento para hacerlo, señor Hasmet, es un lugar seguro.
Marc para sus movimientos en seco, para después separarse ligeramente de Frenkie.
—Prefiero no hacerlo.
Frenkie no se molesta ante sus palabras, sabía que irían paso a paso con la aceptación a su estado. La preocupación de Marc por su vida y la necesidad de protección por sus bebés debían contraponerse una y otra vez.
—Entiendo —la omega no presiona; intuyendo que posiblemente estaba pisando un camino frágil decide avanzar a otras actividades parecidas.
Un día de masaje y cercanía con Marc hizo que Frenkie se relajara en extremo, imaginar al alfa lavándole los pies y el vientre había permanecido así—una imaginación—hasta hoy.
Había estado preocupado por la irritación en aumento de las feromonas de Marc con cada orden de la señora Arundhati, pero después de la meditación conjunta fue un poco más flexible, mayormente si se trataba de un ejercicio con contacto físico.
La señora Arundhati los acompañó hasta el final, separándose solo cuando llegaron al baño de sauna, donde Marc casi se queda dormido.
Observar la tranquilidad en su rostro era muy ajeno para Frenkie, así que decidió dejarlo ser en esa brevedad, solo acariciando su cabello y rostro pudo observar de cerca las ojeras que adornaban el rostro del alfa. Frenkie se sintió un poco mal por eso, sabiendo que Marc había controlado muchos de sus impulsos y naturaleza en el rut para no lastimarlo, podía asegurar que Marc guardaba amor en su corazón por los bebés, incluso si ese cariño estaba muy guardado y controlado, era presente.
Observar cómo se desenvolvería en los próximos meses le hacía querer ser paciente.
—Espero verlos en dos semanas —la mujer da una reverencia profunda cuando los despide en la salida del templo. Frenkie corresponde de la misma manera con una sonrisa satisfecha, su cuerpo se sentía muy relajado.
—¿Hay más? —Marc pregunta estrechando los ojos, sin molestarse en responder al gesto de despedida. Frenkie siente el impulso de golpearlo.
—Así es señor Hasmet, su madre es muy seria con el asunto de sus nietos —responde la señora Arundathi sin un tono molesto por la grosería del alfa—, estaré volviendo a Turquía, intente hacer la actividad que no pudo de hoy, en privado si prefiere.
Marc tuerce la boca ante las palabras, a diferencia de la serenidad en Frenkie, su cuerpo punza y arde de dolor. El estrés de cosas sucediendo fuera de su control lo sobrepasaba demasiado, por lo que solo se limita a dar un asentimiento minúsculo para después tomar a Frenkie de la cintura y conducirlos hacia las camionetas que las esperan.
La mujer no dice nada, quedándose hasta que el grupo de coches negros se retiran en una fila elegante. Cuando desaparecen entre el camino de árboles da un suspiro largo y se gira. Los años de entrenamiento espiritual y la cultura de superstición de su país le han enseñado a medir las aguas próximas a una tormenta. Un ciclón es lo menos que se espera de todo esto.
Ronald impacta su mano contra la piel de Robert con una fuerza apenas medida. El omega detrás de ellos hace una expresión consternada y se apresura a moverse al lado del cuerpo en rodillas del alfa.
—¡Arjantin! [Bestia] —brama Ronald mientras alza mano otra vez, logrando un sonido extraño de Pablo cuando vuelve a pegarle a Robert—Beceriksiz canavar! [Inepta bestia].
Su mano se prepara de nuevo, con la mano cerrada en puño se determina a dar un tercer golpe que es interrumpido cuando Pablo se pone frente a Robert. La expresión de Ronald se suaviza brevemente, pero sus feromonas siguen siendo fuertes.
—Joven Cariporsi, por favor, déjeme castigar a este vasallo como se merece. Unos cuantos golpes es lo menos que se ha ganado.
Pablo mueve la cabeza en una negación desesperada, teniendo una mínima preocupación por su desnudez apenas cubierta por sábanas. Ronald chasquea la lengua y le da una mirada de advertencia al hombre detrás de Pablo.
Robert aprieta los labios y jala al omega detrás suyo, cubriéndolo enteramente con su cuerpo da una mirada seca a Ronald.
—¿Ahora eres posesivo? ¿Debo recordarte a quien has marcado con tu olor? —Ronald vuelve a alzar la voz molesto—¡Aún si no lo has marcado de sangre, puedo oler tu esencia sobre él apenas llegue a la costa! Incluso...—Ronald se corta— incluso tu alta posición en el clan no puede salvarte de una sentencia de muerte, Robert.
Robert cierra los ojos con pesar. La furia de Ronald, aunque rara era, siempre lograba subyugar y dominar hasta el alfa más feroz de las filas militares de La Roja, retumbando entre ellos para no olvidar la posición de Ronald entre ellos.
En este momento no veía a su afable y tranquilo amigo, sino al sag el sanguinario de la dinastía Hasmet. El que siempre seguía órdenes y nunca demostraba piedad ante las acciones de muerte.
—Todos los sirvientes de la mansión mavi son leales a Hürrem, por lo que harán oídos y ojos sordos a lo que ha pasado. Su preocupación sincera me ha enviado para tu protección —
Ronald continúa serio—. siendo mañana un día importante para él ¿Aun tienes las agallas para preocuparlo?
—No merezco nada de lo Hürrem me ha ofrecido, tres golpes sobre mí son lo menos por la humillación que le he dado al clan —Robert responde serio, sin subir la cabeza y limitando sus feromonas. No quería que Ronald reaccionara de más y suprimiera inconscientemente a Pablo; porqué, incluso si estuvieran en la privacidad de su habitación, las feromonas viajarían por toda la costa.
El alcance de la dominancia de Ronald no era algo que tomar a la ligera, por lo que aprieta las manos sobre sus rodillas—, es por eso, que te pido que no le digas hasta que pase mañana, dos días a la mucho es todo lo que te pido.
Ronald quiere gruñir ante eso.
—¿Me atreves a pedir que le mienta...a la otra cabeza del imperio? —su amigo estaba empezando a enojarse más, por lo que Robert se apresura a explicarse.
—Sabes bien que mañana es un día importante, la salud de Hürrem es la mayor importancia del clan en este momento, si él...si arruinó su día y pasa algo...—Robert no quería terminar, su voz no salía de pensar en un mal para Hürrem—, Ronald, después de eso...yo mismo me cortare la cabeza.
Ronald se queda estático ante lo que escucha; las palabras de Robert siempre eran más que la verdad, sus juramentos eran de acero y oro, no había espacio para dudas entre sus decisiones ya tomadas. Su estado en furia bajo hasta casi desaparecer, otro sentimiento se sobreponía al enojo, uno que iba motivado por la amistad de años sinceros.
Pablo estaba empezando a alterarse otra vez, las palabras del alfa le habían enfriado la sangre y su tono de piel estaba más blanco de lo normal. El estado frenético del único omega ahí había puesto en guardia a los dos, un instinto de protección de antaño.
—Robert.
—Pero por favor —Ronald es interrumpido —, ponlo a salvó.
—Robert —vuelve a llamar Ronald, esta vez con una voz casi desesperada.
—Una vida...por otra.
Voten <3
Si, lo sé, me perdí mucho tiempo, peroooo aquí el capítulo.
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