48
El regreso fue silencioso, ninguna palabra se susurró en todo el camino hacia la habitación de Frenkie. Las bajas temperaturas, incluso dentro de la casa, hicieron temblar ligeramente a Frenkie, realmente no podía encontrar divergencias en el beso de hace unos minutos y su estado aparentemente nervioso.
El peso de algo sobre sus hombros le hizo dar cuenta del calor corporal aún presente a su lado. Marc había deslizado su abrigo gris sobre el cuerpo de Frenkie.
Incluso el alfa había empezado a cambiar su ropa para no hacer contraste con las nubes grises que se empezaban a ver en el país.
Frenkie susurró un ligero "Gracias" que no fue contestado más que por un sonido de aceptación por parte del alfa.
El sonido distinguido y armónico de las cigarras fue todo lo que les acompañó hasta las puertas de sus alas.
Marc se quedó en el límite de la puerta, Frenkie no se atrevió a invitarlo a pasar, y a pesar de que quería hacerlo—y pugnar su olor sobre el cuerpo del alfa para que mañana los omegas lo notaran—su boca permaneció cerrada. Pareció haber un entendimiento silencioso en los ojos de Marc.
—Buenas noches, Frenkie.
El castaño asintió, sosteniendo fuertemente la ropa sobre sus hombros.
"¿Seguiré siendo el único omega para ti mañana?", las palabras estaban entre el precipicio de sus labios. Pero de igual manera decidió silenciarlas.
Confianza, ¿podría ser la única herramienta que le quedará para mantenerlo cuerdo?
Por ahora era lo que le quedaba.
Marc cerró la puerta después de un momento, Frenkie no lo detuvo y se quedó parado en esa posición por un rato más. Ni siquiera el eco de sus pasos llego a oídos de la turbulencia en la mente de Frenkie.
Sus citas con los nuevos artistas omegas cuyas obras estarán en la nueva sección de la galería era esa mañana. Si acordaban un trato de cooperación mutua y la construcción del nuevo espacio quedará completa a finales de diciembre, Frenkie calculaba la inauguración de la nueva sección para mediados de enero.
La idea de distraerse con cualquier cosa era sumamente atractiva en esos días.
Por lo que no perdió tiempo ni en las primeras horas de la mañana. Eran las seis cuando despertó, el alba estaba haciendo una vista hermosa contra los azulejos de las ventanas de su habitación, sus pies se deslizaron contra el mármol frío hasta sus cuartos de baño, el sonido del agua pareció haber despertado a Jabir, cuando salió de asearse el tigre lo veía con sus orbes bien abiertos, moviendo su cola blanca en deslizamientos parecidos a un metrónomo; sin embargo, se quedó en su lugar, una cama pequeña y entera para su uso único que habían traído hace unos días atrás. Frenkie había sentido la dependencia mutua por parte de los dos una semana después de que Marc se fue a Canadá, la realización no le molesto ni perturbo, Jabir era una compañía mucho mejor de la que podían ofrecer varias personas que había conocido a lo largo de su vida.
Su mano se deslizó sobre el lomo del mamífero como cada mañana, y sonrió ligeramente cuando Jabir empezó a limpiar las gotas de agua sobre su pelaje que caían de las puntas húmedas del cabello de Frenkie.
Fueron las siete cuando sus banyalar llegaron a sus alas, y se mostraron sorprendidas de verlo despierto incluso antes de que ellas fueran a prepararlo. Frenkie usualmente no era una persona de mañanas.
—Hürrem está despierto desde temprano, ¿esperará y recibirá a Büyük Valide? —Anna pregunta tranquila mientras le muestra los platillos que han traído para esa mañana. Frenkie tuerce la boca.
Había olvidado que Belma Hasmet estaría presente en la ceremonia de hoy, por supuesto, al ser la madre del regente en turno, este tipo de eventos requerían su presencia.
Ilk gece, la primera noche. Los omegas tenían que dar respeto al Amir y a Büyük Valide en orden a las reglas. "Solo una madre sabe juzgar lo que es mejor para sus hijos", decían las lenguas.
Él también tendría que asistir, si quisiera, pero el desfile de encanto y coquetería por parte de los hatuns no estaba en su agenda de esa noche. Es por eso que prefirió lidiar con ellos a solas, había más posibilidades de que mostraran sus verdaderos colores.
—No, me iré desde temprano y llegaré después de que finalice —murmura bajo, permitiendo que el tono de su voz indique que no quiere hablar más del asunto. Por suerte, sus banyalar son respetuosas y nobles, por lo que no dicen nada más.
Después de eso no preguntó por los omegas, o por Marc. No quería pensar demasiado en las posibilidades que podría tener esa reunión.
Ronald llegó a tocar en algún punto de la mañana, cuando Mikky y Katrine ajustaban las mangas largas de su camisa morada y Anna recogía la mesa de su desayuno.
Frenkie no pudo evitar sonreír destellante cuando el rostro atractivo del alfa se asomó por la puerta. Tenerlo todas las mañanas a su lado era la energía necesaria para dar frente a toda esta jerarquía de clan.
—Robert iba en su camino aquí, al parecer en mi ausencia Hürrem logró encontrar alguien más con quien quejarse en las primeras horas del día —el tono de broma era claro en las palabras de Ronald, pero aún así Frenkie logró captar divertido los tonos de reclamo entre las sílabas.
—Ronald es Ronald, sabes que nadie te puede reemplazar —responde el castaño tomando su mano y aprestándola ligeramente.
Ronald observa a Frenkie por unos segundos, las esquinas de sus labios se alzaban ligeramente, pero no llegaba hasta sus ojos.
—Por supuesto que solo hay un Ronald, e incluso si existieran otras versiones de mí, le aseguró que cada una de ellas sería totalmente leal a hürrem.
Frenkie ríe ligeramente, a veces Ronald podía ser tan sensible en ciertos temas, solo él lograba darles los toques divertidos de su personalidad.
—Vamos, vamos, deja de distraer a Hürrem. Hoy es un día importante en su trabajo —Anna da una palmada ligera a la espalda de Ronald.
—Por supuesto que lo sé, mi hürrem será el nuevo artista de la década, impondrá una nueva era en el mundo del arte. Me aseguraré de compensar mi tiempo alejado de su lado una vez que vuelva a hürrem, mi trabajo será eficiente —asevera el moreno dando una reverencia exagerada. Frenkie frunce el ceño.
—¿No ya estás devuelta?
El gesto de Ronald se inflexiona ligeramente en su sonrisa.
—Por ahora tendré que dejarlo en cuidado de Robert.
—¿Por qué? —el omega pregunta con sincera intranquilidad. Le agradaba mucho la presencia de Robert, pero este ligero distanciamiento de Ronald le hace acordar esos días en que el moreno se alejó de él por su cuenta.
—Soy la mano derecha de La Roja, mis deberes con Amir han aumentado. En estos días turbulentos de conflicto marcado tengo que estar al pie de todo —responde Ronald metiendo las manos en su saco, Frenkie lo observa triste—. Intentaré venir todas las mañanas, no se librará de mi tan fácilmente.
Frenkie da una mueca en un intento de sonrisa.
Sin embargo, Ronald se asegura de hacerlo reír y sonreír antes de que se retire, prometiendo una y otra vez que volvería a ser su compañía personal una vez que se apaciguaran las cosas.
Frenkie se encuentra a sí mismo con más motivación para llegar a la galería con más tranquilidad. Y a pesar de que sus piernas y manos se mueven por nervios en todo el camino, es capaz de componer su postura una vez que se alejan de la mansión.
Todo está bien, todo lo estaría.
Todo parecía entonar normal, su llegada a Sol Galerisi no tuvo discrepancias a sus habituales días de trabajo. Dani lo esperaba en la enorme puerta de cristal como de costumbre, sus mejillas rechonchas brillaban con más fuerza en las mañanas. Algo que Frenkie encontraba muy dulce, algo a lo que muchos llamaban maternidad.
Sus labios temblaron por un segundo en el pensamiento, pero se pudo recomponer una vez que entraron al edificio. Robert lo seguía atrás, junto con Ilkay, quien le había dicho que Christensen era encargado de entrenar hoy a los nuevos alfas que llegaron a la eve. Frenkie no era ignorante de la razón detrás de los nuevos miembros a la fuerza militar de La Roja, sus oídos siempre estaban atentos a las palabras en los pasillos del palacete. La guerra con los Yilmaz y los asuntos internos en la mafia había dejado muchos heridos, Frenkie se aseguró de saber que no había muertos, no desestimaba la fuerza que cada uno de esos hombres podía tener, una razón más para apreciarlos más.
Cuando termina de verificar los avances de la construcción de la sección como cada día, y se dirige a su oficina, su mano se queda en el pomo de roble de la puerta cuando la abre. Dani nota rápidamente la intensificación del olor del castaño, por lo que alza su cabeza curiosa al interior del espacio.
Una rosa azul, sobre el vidrio del escritorio.
Frenkie se adentra y camina hacia la mesa, tomando la flor con cuidado entre sus dedos. Había pensado que una vez que Marc volviera a Turquía dejaría de tener ese tipo de acciones a con él, su omega se sintió aliviado de equivocarse, y él también.
—¿Gusta que la ponga en agua junto a las otras? —Dani pregunta sonriente, Frenkie se culpa por casi olvidarse de su presencia. Agradeció que Robert y Ilkay se quedarán en un piso abajo para cuidar los límites, de esa forma no podían ver los tonos rojos en su rostro.
—Si, por favor Dani.
La omega asiente rápidamente y Frenkie se la entrega, no sin antes olerla profundamente. Su mano trastabilla nervioso contra el vidrio una vez que se dispone a empezar su trabajo.
—¿Cómo esta tú bebé? —le pregunta a la mujer antes de que esta se retirara de su oficina. Dani se detiene en seco y voltea a verlo dudosa.
Frenkie había notada que la omega se había abstenido a hablar de su hijo cuando su infertilidad fue una noticia segura. Agradeció la empatía.
—Está saludable, y crece fuerte cada día, hürrem —responde Dani después de unos segundos. Frenkie le sonríe sinceramente.
—Me alegro. Ojalá un día lo pueda conocer.
Dani lo observa, las esquinas de sus ojos se cierran melancólicamente.
—Sería un honor, hürrem.
Frenkie asiente lentamente, Dani se inclina y cierra la puerta detrás de ella.
El frío se extiende en la enorme habitación, y su oído se agudiza cuando las gotas empiezan a chocar contra los cristales una vez que comienza a llover afuera.
Marc observa la imagen que le ofrece el ventanal de su habitación. Su respiración es tranquila y su rostro expresaba lo mismo; sin embargo, hay una capa de intranquilidad debajo de su traje a medida.
—¿Y bien?— pregunta serio sin apartar la vista de la ventana, sumido en el verde de los árboles alejados.
—Hürrem se fue a las 7:37 esta mañana, ha llegado seguro —Mikky duda detrás de él y detiene sus palabras. Marc hace un gesto para que continúe—. Informó que llegaría una vez que acabe la ceremonia.
Marc observa el reloj en su brazo y relame sus labios. Había estado despierto desde la madrugada, llevó a Leon desde temprano a las instalaciones de investigación bajo su mando. Había sentido al omega desde que salió de la propiedad.
Gira el dedo en su mano y suspira pesadamente. Mikky se retira cuando el alfa le hace otro gesto, indicando que se fuera.
Aún a lo lejos, fuera de las alas de su amir, puede captar la preocupación flotante en sus feromonas.
Frenkie observa su reloj blanco con impaciencia. Robert e Ilkay mueven sus pies contra el piso de la sala común mientras la voz de Dani suena a lo lejos, hablando por teléfono.
Era tarde, y ninguno de los artistas había llegado aún.
Todos voltearon ansiosamente cuando Dani volvió a entrar a la habitación.
—¿Qué pasa?—pregunta Frenkie cuando ve vestigios de sudor en la frente de la mujer—¿Hubo algún inconveniente en su camino aquí?
—H-hürrem ha ocurrido un problema —la voz de Dani duda, Frenkie se levanta de la mesa y la observa insistente—. Ninguno de los artistas podrá venir.
Las voces de los diseñadores y publicistas no se hacen esperar.
—¿Por qué?—exige confundido. Dani hace una señal para hablar afuera, Frenkie entiende e inclina su cabeza hacia Ilkay, quien rápidamente asiente.
—Por favor, permítanle un momento al director —Ilkay empieza a explicar una vez que Frenkie ha salido de la habitación junto con Dani.
—Hürrem, esto es malo, muy malo —susurra la mujer algo inquieta, Frenkie la sostiene de los hombros para tranquilizarla.
—Habla Dani, ¿qué sucedió?
La omega voltea de un lado a otro, asegurándose que no hay nadie escuchando.
—Los artistas, al parecer llamaron y dijeron que no podían presentarse —Dani se inclina más cerca de él—. Dicen que fueron amenazados. Cada uno de ellos dijo que si trabajan con usted serían lastimados junto con sus familias.
Frenkie abre los ojos pasmado, sus orbes permanecen sobre el rostro de Dani, intentando entender lo que acaba de decir.
Después de unos minutos, da un suspiro largo. Su mano toca con exasperación su cabello.
Frenkie gira sobre sí mismo, y se encuentra con Robert atrás suyo, el olor de Ilkay seguía dentro de la sala, posiblemente distrayendo a todos ahí. Los ojos de Robert permanecían serios y gélidos, como en pocas veces lo hacían.
—Investiga esto —exige con un tono bajo. Robert asiente de inmediato, su mano deslizándose hacia su teléfono—. Robert.
El alfa se detiene, esperando las palabras de Frenkie.
—No le digas nada de esto a Marc, yo me haré cargo.
El otro hombre duda en sus expresiones, Frenkie nota la titubeante mano de Robert sobre su bolsillo. El castaño lo observa mientras el alfa se muerde sus labios una y otra vez.
—Está bien —declara por fin. Frenkie le agradece con una ligera sonrisa y su atención se vuelve a enfocar en Dani.
—Llama a cada uno de los artistas, yo hablaré con ellos.
Las uñas de las manos de Frenkie ardían, hacer el hábito de morderlas constantemente era algo requerido a la hora de calmar su mente, acción que reprobaban sus banyalar, y por la cual tenían que curarlo constantemente.
Las ganas de volver cada comida que consumía se habían incrementado en ese día.
Amenazas, era la migaja de arena para derribar los cimientos escasos en su paciencia. Robert había estado investigando, la tardanza de respuestas incrementaba por su cuidado de no verse descubierto y que llegara a oídos de Marc, había tenido que disculparse con las personas asistentes a la reunión que daría hoy. Ellos no preguntaron, una ventaja silenciosa que Frenkie agradecía al ser su palabra indiscutible.
Ilkay había observado su mal estado, por lo que lo llevó devuelta al palacete—después de una severa negación de su parte—sus reclamos al parecer no tenían sentido cuando su salud estaba en riesgo. Frenkie había consumido todo su día caminando por toda su oficina, tratando de contactar una y otra vez a los omegas con ayuda de Dani. Pero sus respuestas fueron negadas.
—Le recomendaría no abrir esa sección, director—había dicho uno de ellos, el tono de miedo era palpable en su voz aún cuando solo se trataba de una llamada—. Para los de nuestro género, a veces es mejor permanecer sumidos en sueños, siempre habrá limitantes para realizarlos.
Robert había estado indignado, aseverando que había otras formas de hacerlos responder ante su hürrem. Las actividades ilícitas no estaban en la agenda futura para su primer proyecto de Frenkie, por lo que declinó la—amable—oferta del alfa.
Cuando están a punto de llegar a la mansión, pide a Ilkay que indique que no anuncien su llegada. El hombre permanece en silencio en el asiento de adelante y solo da un ligero asentimiento.
Frenkie traga y sus manos empiezan a pellizcar la tela de su ropa. A medida que pasan la zona boscosa y la luminosidad de la luz interior se empiezan a notar a lo lejos su estómago vuelve a agitarse dolorosamente.
—Ilkay, préstame tu chaqueta —dice bajo, el alfa queda en silencio por un segundo.
—Hürrem...
—Por favor —le interrumpe Frenkie, el volumen de su voz apenas alcanzaba el de un susurro. Ilkay mira al frente concentrado, y después de una deliberación interna, detiene brevemente el auto.
Desabrocha el saco de su habitual uniforme y con una ligera duda la extiende hacia el castaño. Frenkie la toma y se la pone rápidamente.
De esa manera cubriría su olor, y su pronta llegada no daría de que hablar, la posibilidad de que inventaran que había irrumpido en la casa con el fin de molestar la ceremonia era muy alta, no les daría materia prima para agrandar sus chismes y reclamaciones. Además, no quería ver a Marc, esa mañana había huido muy temprano en la mañana para evitar su encuentro.
No era alguna parte orgullosa de él que sobresalía en su elección. Su lobo anhelaba ver al turco, y su cuerpo temblaba feliz a la idea de la proximidad de su cuerpo.
Simplemente no quería ver todo ese intercambio, no quería verlo preparado para que los omegas—anhelando ser elegidos para ser llevados a sus habitaciones—se presentarán con él ante esa posibilidad.
Agradecía internamente el paso del tiempo y la minúscula evolución en las reglas de los ancestros Hasmet, donde antiguamente el habría tenido que elegir a uno de los hatuns para que Marc pasara la noche. No creía que tuviera suficiente resistencia para hacer eso.
Cuando por fin llegan, Frenkie no deja que Ilkay tenga el tiempo suficiente para salir del auto y extender una sombrilla para él. Se desliza del coche rápido, dejando que el agua lo empape, el otro hombre luce alarmado.
—¡Hürrem! —lo llama detrás suyo, el omega niega con la cabeza, y a medida que sube las escaleras de la puerta principal se quita uno a uno los zapatos altos, dejando que el frío de la humedad contraste con las plantas de sus pies desnudos.
La puerta es rápidamente abierta por unos sirvientes.
—Alá, hürrem...—exclama uno de ellos igual de pasmado que Ilkay, la lluvia era lo suficientemente fuerte para hacer escurrir su cabello en ese pequeño trayecto. Después de recomponer sus posturas sorprendidas, los betas rápidamente hacen la usual reverencia, disculpándose por su falta de modales.
Frenkie permanece en silencio, y observa el interior con un suspiro silencioso. Por supuesto, era igual de grande y ostentoso como siempre, pero estaba casi vacío, posiblemente porqué la atención y seguridad estaba concentrada en la sala donde sería la presentación.
Frenkie rodea su cuerpo cuando su cuerpo empieza a temblar, el frío de su cuerpo o su estado intranquilo podrían ser las causas para tal reacción, pero no le importaba tanto.
Sus pasos se dirigen rápidamente hacia uno de los tantos pasillos del lugar, tal vez en ese tiempo no había podido aprender con precisión cada uno de los caminos ahí, pero si dominaba ciertos atajos que había memorizado en sus momentos de ocio cuando le era prohibido salir.
—¡Hürrem, espere! —las voces de los sirvientes se mezclaron con la de Ilkay.
Frenkie voltea hacia atrás por un breve segundo, una ligera mirada detuvo a Ilkay de seguirlo, sus labios se curvaron en una mueca ligera de entendimiento.
Por favor, déjenme estar solo.
El alfa detuvo los pasos de los otros betas, dando indicaciones en turco que el castaño no logró entender por la gran brecha de distancia que ya había establecido.
Estaba por uno de los pasillos exteriores de los jardines. La luz de la luna menguante iluminaba su paso por la oscuridad del camino.
El piso de ahí tenía un estilo irregular en la piedra, los patrones orientales debajo de él eran bellos, pero no era un terreno para estar descalzo, por lo que sus pies empezaron a arder.
Muerde sus labios cuando da un vistazo hacia abajo y ve el comienzo de un sangrado en sus dedos.
Respira profundo y aumenta el paso. Ya casi llegaba.
Sin embargo, sus movimientos paran en seco cuando escucha las voces susurrantes adelante suyo, el olor dulzón las identificaba como omegas. Frenkie los reconoció rápidamente, eran las personas que trabajan en la cocina.
Para su desgracia, y a diferencia de los otros empleados, sabía que si había algo que no podían controlar era su lengua. Incluso si les ordenaba no decir nada de su abrupta y adelantada llegada, ellas no podrían mantenerse calladas y empezarían a hablar, llegando a oídos de los otros sirvientes, y por supuesto, de Marc y los demás. Así que no duda en ocultarse brevemente en una de las columnas altas de ahí.
El aroma de la lluvia ocultaría su olor y también el de Ilkay, por lo que no se inquietarían por la sorpresa de la presencia de un alfa.
—Allah seni dinlemez Ceylim, yalan söylediğin için seni cezalandırır [Alá no te escuche Jaylim, te castigara por mentir] —una voz armoniosa y calmada resuena casi silenciosamente en pasillo. Frenkie rápidamente reconoció la voz; era Maliem, una de las jefas de cocina, la había visto un par de veces cuando iban a dejarle la comida a Mikky, Katrine y Anna a su habitación.
—Maliem, sözler ağzımdan çıkmadıysa nasıl yalan söyleyeyim?
Bajar, törende hizmet etmek üzere gönderilenlerden biriydi [Maliem, ¿cómo puedo mentir si las palabras no han salido de mi boca? Bajar fue uno de los enviados para servir en la ceremonia.]
Frenkie no reconocía la voz de la otra mujer, pero supuso que debía ser una compañera. Al principio estaba indiferente a su tema de conversación, estaba más impaciente para que caminaran rápido y las perdiera. Pero una vez que mencionaron la ceremonia, su persona se vio recia a no oír el resto de la conversación.
—Yine de buna inanmayı reddediyorum[Aun así, me niego a creerlo]— responde en un tono molesto Maliem, Frenkie frunce su ceño. ¿Habrá pasado algo?
—Bana yalan söylemediğini söylediğini söylüyorum. Amir bu gece kendisine eşlik etmesi için bir omega seçti[ Te digo que me dijo que no mentía. Amir ha elegido un omega para acompañarlo esta noche.]
La mano de Frenkie casi resbala de la columna, alterando brevemente su postura y equilibrio, mientras su mano sofoca rápidamente el jadeo de su boca, su espalda empieza a temblar contra la frialdad de la noche.
—Allah Hürrem'in huzurunu dikkate alsın, zor [Alá tenga en consideración la paz de Hürrem, sera dificil.]
Las dos se alejan en la oscuridad del lugar, dando suspiros pesados y angustiados en sus pasos.
Frenkie apenas es capaz de identificar la tristeza en las feromonas de las cocineras, un sentimiento de lástima por lo que ahora era su realidad, y cuando transcurre más de un minuto en que las mujeres se han ido, él permanece sosegado en su lugar.
Sus pies trastabillan en la roca, y aún inseguro de su estabilidad recarga una mano en la pared contraria.
Da una vuelta hacia el comienzo del piso de mármol y camina derecho hacia la ya conocida puerta. Su mano se desliza temblorosa sobre el pomo y la abre lentamente.
El olor fuerte de la pintura inunda rápidamente sus fosas, haciendo que el de Marc se disipe por un momento—era imposible no notar su presencia en la mansión por su casta—pero era increíble como había concentrado sus sentidos en su característico olor después de las palabras de las omegas, tratando de identificar si lo que decían era verdad; sin embargo, el aturdimiento de su lobo no dio posibilidades de razonamiento en su persona. Su espalda se recarga momentáneamente en la puerta atrás de él, el oxígeno llega en montones a sus pulmones mientras da inhalaciones irregulares.
—Está bien, está todo bien —se murmura mientras cierra los ojos. Su omega estaba luchando con los estragos del día y de lo que sabía que pasaba en otra parte alejada del lugar. Donde posiblemente uno de los omegas ya se encontraría sirviendo a los deseos de Marc.
¿Sería la omega de piel morena y ojos zafiros? ¿Uno de los hermanos de hebras doradas?
Su mano presiona fuertemente su pecho cuando su lobo empieza a reaccionar a la información precedente. Estaba casi al borde de la histeria.
Su juicio le indicaba dar la vuelta y asegurar la información por sí mismo. Pero el peso en su instinto primario estaba dominando cualquier parte racional en su mente. Como si el vidrio con desigualdades y abolladuras de su estabilidad hubiese alcanzado la última presión para romperse.
Unos gruñidos adoloridos empiezan a salir de su boca contra su voluntad, su mordida arde y punza, esta vez de manera irritante. Es tanto el dolor en ese lugar que su mano arranca con fuerza el cubridor en su cuello para que pueda dar alivio a la herida de marca en un vano intento de menguar el sufrimiento de su lobo. Sentía que se ahogaría por la presión inexistente en el aire.
Las arcadas vuelven poco a poco, esta vez por una razón diferente al cansancio. Estaba asqueado.
Sus ojos, rojos y ardiendo con el deseo de llorar observan el cuarto. Una habitación extensa que le habían dado para dar rienda a sus deseos de pintar y liberarse. Apenas si había estado aquí, prefería un escenario natural, y tenía la accesibilidad en su habitación o los jardines.
Aun así, aquí mantenía los caballetes y las pinturas terminadas. En sus días de anhelo y extrañeza había empezado uno nuevo, el cual había estado consumiendo la mayor parte de su tiempo, estaba destinada a ser la primera obra mostrada y colocada en la nueva sección que abriría. El primer trabajo que mostraría públicamente.
"—¿Cómo puedo dar un ejemplo de mis ideales si no doy el primer paso yo?", le había respondido a Katrine una vez que ella había preguntado del porqué estaba ausente tanto tiempo cuando llegaba a la casa. Aparte del entrenamiento y el trabajo, está obra era su escape de la melancolía interna de su pérdida inesperada.
La figura inclinada de Marc observaba hacia abajo con tranquilidad; los colores anaranjados simulando el ocaso hacían un efecto realista contra sus pómulos y mejillas, sus labios gruesos, pero masculinos estaban entreabiertos, dándole una mirada casi venerable, estaba cerca de haber terminado. El borrador del boceto de sus ojos que había hecho esa tarde juntos en su celo había sido suficiente para darse cuenta de sus verdaderos deseos.
"Özlem", estaba escrito en una esquina del lienzo.
Sus dientes mordieron sus labios fuertemente para sofocar otro gemido quebrado.
El dolor aciago de sus piernas no le impide caminar hacia el caballete, sus hombros suben y bajan intentando controlar el llanto.
Sus lágrimas llegan hasta sus sangrantes pies, y su mano se dirige a los botes de pintura a los lados, lanzándolos agresivamente contra la pintura inacabada.
Su cuerpo se empieza a llenar del líquido colorido a medida que tira todo alrededor, cada esperanza de una tranquilidad se rompe con el sonido de cada objeto al destruirse contra el piso. Su cuerpo termina más débil por la fuerza en sus aspavientos y sus manos arden por los vidrios rotos que yacen a su alrededor.
«Dime madre, ¿es esto lo que sentías en ese entonces?», se susurra internamente cuando sus piernas ceden y cae en el duro mármol, «Dime, ¿es esto el amor?»
Sus dientes se aprietan dolorosamente unos contra otros, la aflicción dentro suyo era demasiado para soportar. Su cuerpo estaba teniendo una reacción de rechazo a la marca, cada vena de su cuerpo se resistía a la negación de inconsciencia de su razón.
Su mirada estaba perdida en algún punto de la oscura cueva de sus pensamientos, el dolor de su marca era insoportable, pero el de su corazón aún más.
Su mano se acerca con trepidación a la arruinada pintura sobre el piso. Las obsidianas tranquilas, tan doradas y brillantes, eran lo único rescatable de ella.
Extiende sus brazos y toma uno de los tantos cristales rotos de ahí, el peso de la hoja filosa era la única muestra de lo que había hecho, su atención permanece absorta en el vidrio para poder darse cuenta de los pasos pesados detrás de la puerta.
El olor a lluvia y sándalo llega demasiado tarde para intentar reaccionar.
El rostro empapado de Marc lo observa frío; su cara estaba cincelada por las gotas escurriendo de sus pómulos y cabello, los caftanes azules y negros que portaba—en contadas ocasiones—también escurrían de agua. El sentimiento en sus ojos era tan desbordante y contrastante para la tranquilidad que siempre los adornaba que casi hace olvidar a Frenkie de la persona que estaba frente a él.
Frenkie lo observa cerrar sus ojos con duda, no tiene que perfumar el ambiente para darse cuenta de que se encontraba totalmente alarmado por la imagen que se mostraba frente a él. La escena de un omega lastimado y débil era capaz de alarmar a la persona más hosca e insensible, más aún cuando se trataba de la pareja marcada por un alfa.
—Frenkie —murmura bajo, en un tono tan inseguro que hace que Frenkie dude si Marc Hasmet era el hombre que se encontraba frente a él.
Sus labios tiemblan y su mano sostiene con más fuerza el objeto de su mano casi sin darse cuenta. Marc reacciona de inmediato y camina hacia él.
—Uzakta! [¡Fuera!]
La voz del omega detiene momentáneamente a Marc, sus ojos estudiaron la mirada asustada de Frenkie, sus ojos tenían un matiz desconfiado y lastimado, casi parecidos a la luz que mostraba en los primeros días de su unión.
Los gemidos anfractuosos del omega hicieron que quisiera acercarse a Frenkie con urgencia, su instinto de protección estaba a flor de poro.
Frenkie apenas si podía enfocar bien por la basca del mareo. Marc se percata del balance desigual en sus movimientos y el tono pálido en el rostro de Frenkie, por lo que aprovecha y se acerca a su altura, es demasiado tarde para el castaño cuando se da cuenta que ya no tenía nada en su mano. Sin embargo, un hilo de sangre acompaña el corte en la ropa del brazo de Marc, Frenkie observa el líquido carmín, lo había hecho sin querer.
Marc apenas si da una mirada mínima al corte accidental en su brazo y concentra toda su atención el cuerpo frágil frente a él.
—Frenkie, benimle nefes almana ihtiyacım var[Frenkie, necesito que respires conmigo]
El omega retrocede automático, Marc lo detiene y le toma el rostro, el omega estaba teniendo un episodio de ansiedad y crisis fuerte ocasionado por la abrumación de emociones.
Al ser más empáticos y sensibles a las circunstancias de su alrededor, las consecuencias de eso se transmitían en emociones agresivas y de pánico en los omegas. Es por eso que la balanza de porcentaje en enfermedades mentales se inclinaba mayoritariamente a los de su casta. Frenkie había estado guardando tanto.
Lo había sentido de inmediato, apenas iba camino a la sala común del harem para dar comienzo a la ceremonia cuando una sensación desbordante de inquietud lo desbordó, casi como si un hilo de lino hubiese jalado directamente de su pecho.
Su lobo gruñó con la necesidad del mensaje transmitido a través de la unión que tenía con Frenkie, más aún cuando la figura alarmada de Ilkay corrió a través de los pasillos para buscarlo, la expresión preocupada de su hombre fue suficiente razón para cambiar su trayecto aún cuando la voz enojada de su madre atrás suyo le exigía volver.
Sus instintos despertaron avivados cuando se percató de la esencia de sangre en la calígine y sombra de los pasillos en los jardines. Pensó lo peor.
Una mirada a los ojos cristalinos de Frenkie y el sentimiento canalizado de su unión le hizo darse cuenta que él era la razón del estado en Frenkie.
—Bırak gideyim, bırak gideyim...[Déjame ir]—decía cada vez más con menos fuerza el omega en sus brazos, pidiendo una y otra vez que lo soltara y librara de la tormenta en caos de su mente.
—Frenkie, inhala...kokular[Huele]. —pide el alfa con voz tranquila, sus feromonas envuelven con fuerza el cuerpo debajo suyo. Su ropa se llena de pintura y sangre.
Frenkie niega con vehemencia, las lágrimas en su rostro no desisten y las respiraciones irregulares empiezan a preocupar más al alfa. Después de una pequeña lucha logra tomar la mano de Frenkie y la pone en su pecho, con su otra mano levanta con suavidad el rostro del omega.
—Respira —murmura una vez más el alfa, el comando en su voz hace que incluso en su estado inestable Frenkie reaccione y haga caso. Los ojos grises del omega parpadean adoloridos sobre él, Marc lo acerca de la nuca hacia su cuerpo—. Inhala.
Siente su cabeza temblar sobre su cuello, una posición casi vulnerable que el alfa le estaba permitiendo para que la mente de Frenkie se aclarará cuando captará el olor debajo del rastro de lluvia.
Frenkie respira profundamente en la curvatura del cuello de Marc, sus sentidos empiezan a desterrar todo tipo de esencia.
Una capa tras otra, aparte de la humedad de la lluvia y el sándalo, no había otro rastro de olor en el alfa.
Marc no se había acercado a ninguno de los Hatuns. El omega de Frenkie empezó a reaccionar a la información mientras el calor del cuerpo del otro hombre lo rodea junto con sus feromonas.
Cuando la respiración de Frenkie y su llanto se apaciguan poco a poco, Marc se aleja lentamente, su dedo rescata las lágrimas que se escapan en momentos de los ojos de Frenkie con parsimonia.
—Şüphe kalbinizde bozulduğunda, size gerçeğimin her nefesini vereceğimden emin olacağım[Cuando la duda corrompa en tu corazón, me asegurare de darte cada soplo de mi verdad.]
El castaño lo observa con su labio lastimado y tembloroso, aún víctima de las reacciones precedentes de sus emociones. Marc suspira pesadamente y recarga sus frentes juntas, estaba tan acostumbrado a no sentir nada—no importará la circunstancia—que el abrupto cambió en sus emociones resultaba abrumador y cansado.
Frenkie siente los latidos del alfa sobre su mano aún establecida en su pecho.
Observa los párpados cerrados y ahora tranquilos de Marc, retira suavemente su mano y dirige ambas al rostro del alfa, la gama de colores de las acuarelas y sangre lo mancha inmediatamente, pero a Marc no parece importarle.
—Los omegas se irán —dice Marc abriendo los ojos lentamente, su tono es serio—. Hablaré con el Öğüt.
Frenkie hace una expresión extraña, su garganta duele demasiado para intentar dar una respuesta, pero Marc la interpreta de inmediato, últimamente era algo tan común que el alfa lo leyera con tanta facilidad.
—No puedo dejar que sigas lastimándote así, un peso de tal índole esta más allá de lo que puedo dejarte soportar —irrumpe el alfa con aseveración.
Es el turno de Frenkie para cerrar los ojos y suspirar. Su lobo estaba en su límite, alguna otra cosa y se rompería, sería arrastrado por la oscuridad de las circunstancias.
¿Sería la mejor opción?¿Podría resistir un poco más?
El hilo de su pensamiento se ve interrumpido cuando Marc roza su mano contra sus labios, quitando un rastro minúsculo de pintura ahí. Frenkie lo observa expectante, sus pulmones se inundan de la esencia que la cercanía de sus cuerpos le regala, sus olores se entrelazan y se desbordan en toda la habitación.
Marc lo jala hacia él con delicadeza, Frenkie se permite estar en su regazo y dejar que el hombre consuele a su omega aún inestable. La lluvia parece hacer un sonido casi mudo contra las ventanas del cuarto, sus exhalaciones calmadas son el único sonido que Frenkie puede escuchar dentro de su corazón.
—Lo siento...—su voz suena quebrada, Marc no hace ningún movimiento o acción, escuchándolo atento—. Yo pensé...escuché que habías elegido un omega para acompañarte esta noche. Tengo claras las costumbres de tu familia, y la confianza que habíamos depositado en nosotros esa noche en el kįs. No debí...
—Frenkie —lo corta Marc paciente, guardando silenciosamente la información de las palabras de Frenkie, habría consecuencias graves para las personas que causaron esto en el omega—. Eres mi mate, no tienes porqué disculparte por una situación que, en dado caso de estar en tu lugar, también exigiría explicaciones. No podría esperar menos del hürrem a mi lado.
Frenkie inclina su cabeza, el deseo de volver a llorar estaba siendo casi imposible de soportar. Nunca había estado en tanta sintonía con esa parte de su omega.
—Te prometí verte como mi igual, hablamos acerca de nuestra unión, y que si pasaríamos el resto de nuestras vidas conviviendo entorno a la obligación, por lo menos deberíamos tener un mutua acuerdo de confianza y respeto —Marc prosigue—. Pero me he dado cuenta que quiero más, no puede verte y no ser egoísta con mis deseos.
Frenkie permanece tranquilo mientras la mano de Marc recorre su ropa mojada, su respiración se ve ligeramente desequilibrada por la emoción transmitida en los ojos del alfa.
—Entonces se egoísta—responde con tono calmo—, de esa manera yo también puedo serlo.
Marc inclina su cabeza ligeramente, acercándose al cuello desnudó de Frenkie, el omega expone su cuello aún más, lo suficiente para que el alfa tenga un acceso mejor a esa parte de su cuerpo. Sus ojos permanecen en el techo sobre él, un jadeo apenas audible sale de sus labios cuando Marc empieza a recorrer la curvatura con devoción. Frenkie acaricia el brazo de Marc hasta su hombro, obligando al alfa a acercarse aún más.
El gama responde con un gruñido ronco, satisfecho con la actitud mansa del omega. Una señal de ese tipo fuera de sus celos extendía una familiaridad poco común.
Frenkie se ve debilitado cuando el alfa llega a sus labios y los toma con la posesividad que lo caracteriza, el beso se torna húmedo en cuestión de segundos, el roce de la lengua de Marc provoca un gemido ronco por parte de Frenkie, haciendo que sus cuerpos se restrieguen con más ahínco.
Su instinto responde, asustado aún por el estado en el que estaba. Su lobo estaba inseguro y temeroso de que el alfa, el hombre que lo sostenía con tanta seguridad, se desvaneciera.
Su humanidad y naturaleza habían actuado en un acto inmediato.
Sollozos ligeros nacen de él a medida que Marc lo abraza, su vientre vacío y el miedo de la pérdida no suenan en eco por una vez en su mente.
Está tranquilo todo, no hay ninguna voz que le diga lo contrario.
Marc lo alza más y lo acuesta sobre el frío bajo ellos. Frenkie hace un ligero sonido de protesta cuando el alfa se aleja, su manzana sube y baja al ver la mirada hambrienta del hombre arriba suyo. Marc baja la vista y empieza a recorrer el pecho de Frenkie con sus manos, el calor del cuerpo del alfa divergía con la frialdad de la humedad en su cuerpo.
Su piel se eriza poco a poco mientras Marc desabotona su camisa con una paciencia casi burlona. Quiere decir algo, pero sus palabras son ahogadas cuando Marc lo vuelve a encerrar en un beso demandante que le quita el aliento que tenía de reserva, respinga ahogadamente cuando el alfa acaricia sus muslos pacientemente, sus manos viajan al sur y retiran los pantalones delgados del omega.
Frenkie rodea la espalda de Marc impaciente, había pasado mucho tiempo, lo suficiente para desbordarlos al comienzo de la locura.
Por lo que no se hace esperar y abre sus piernas con el deseo en sus sentidos, Marc entiende el mensaje y se posiciona entre ellas, los dos jadean cuando sus miembros se frotan pasionalmente.
La boca de Marc se vuelve a la unión entre su hombro y cuello, dando mordidas sugerentes que atraviesan a Frenkie con espasmos de amatividad. Mientras su duro miembro hace simulaciones de embestidas contra el agujero algo húmedo de Frenkie su mente de desconecta por un segundo. Por supuesto, no tenía la misma lubricación como en sus celos, pero estaba seguro de que Marc lo solucionaría.
El omega da un salto de sorpresa cuando el alfa muerde uno de sus pezones, la sensación de dolor se ve rápidamente remplazada cuando la lengua del alfa empieza a hacer maravillas contra su pecho. Sus gemidos van saliendo poco a poco, instando al alfa a seguir con los aspavientos en sus caderas. Frenkie empieza a hacer sonidos de protesta cuando intenta quitar la ropa gruesa y elegante de Marc, quien sonríe ligeramente cuando ve la luz de decepción en los ojos del omega al no poder hacerlo, por lo que se encarga de desvestirse a sí mismo, asegurándose que Frenkie lo observé con atención. Recorre con su lengua el filo de sus caninos cuando el castaño empieza a tocar sus brazos y pecho, Marc aprecia la atención e insta con sus besos a Frenkie de bajar cada vez más su mano.
Apenas puede controlar el gruñido irregular cuando el omega presiona su mano con orgullo en su miembro sobre su ropa restante.
Las gotas de lluvia que escurren de sus cuerpos empapan el piso a medida que el resto de su ropa desaparece del mapa. Los escalofríos recorren a Frenkie cuando su cuerpo desnudó se adhiere al de Marc, su piel queda vulnerable y él también. Por una vez no ve con negatividad la posibilidad de abrazar su vulnerabilidad y dejarse escurrir entre la seguridad que el alfa le ofrecía.
Tal vez había sido así desde que se conocieron.
—¡Ah!— jadea débil cuando Marc baja y recorre su vientre con su lengua, desciende entre sus muslos y juega con los sentidos desenfócalos del castaño. Frenkie exclama un gemido dulce cuando Marc recorre con su lengua la longitud de su miembro. El alfa lo observa desde abajo y sostiene ambas piernas de Frenkie sobre sus hombros, disfrutando abiertamente los sonidos placenteros que exhalan de la boca del castaño—. E-spera.
Pide con la vista nublada cuando el alfa traslada la atención de su boca a la ligera humedad de la entrada de Frenkie, no sin antes asegurarse de dar besos avivados al miembro del omega. Frenkie alza su cabeza cuando el alfa entierra su lengua en él y empieza a bombear su pene con la mano que no sostiene su cadera.
Tener esa nueva experiencia y el calor dentro de él, fuera del desbalance de su mente en sus celos, era algo totalmente nuevo. Sentir cada toque y sensación que los dedos del alfa le ofrecían contra su piel desbordaba sus emociones.
Su mano se mueve sobre la pintura arruinada a su lado cuando la lujuria lo desborda justo cuando la boca de Marc se vuelve apenas soportable contra su agujero, la doble estimulación que estaba haciendo el alfa era demasiado para soportar.
El sonido húmedo de la boca de Marc hace que sea imposible no dejarse liberar.
—Marc...—gimotea cuando el alfa absorbe y masturba con más fuerza. Las súplicas de Frenkie aumentan cuando el alfa cambia su mano y dos dedos se cuelan en su agujero, estirándolo y preparándolo tortuosamente.
Las puntas de sus pies se doblan y sus mejillas rebosan de calor junto sus gemidos cálidos a medida que los dedos y lengua del alfa lo exploran expertamente.
Las entrañas de su cuerpo se sienten tan calientes que puede jurar que su piel arde desde adentro.
La melodía obscena de sus exhalaciones se mezclan con la actividad concentrada de Marc entre sus piernas, sus extremidades son golpeadas por los escalofríos que le recorren cuando ha alcanzó el epítome del éxtasis.
La lluvia se vuelve cada vez más presente cuando su sentido auditivo logra captar el sonido que provoca cuando choca contra los ventanales a su lado, y a pesar de la turbulencia del clima, la luna brilla sin restricciones fuera de la habitación. Frenkie la observa con la mirada ida, y solo logra salir del pasmo cuando Marc acaricia la mordida en su cuello.
Frenkie gira a verlo, Marc se cierne sobre él observándolo atento. El omega es consciente de las lágrimas que aún siguen recorriendo sus mejillas cuando el alfa las retira una a una.
Están despiertos, consientes y vivos a las reacciones de sus cuerpos. No hay instinto aquí, solo están ellos.
Frenkie abre su boca ligeramente, un suspiro suave sale de su boca cuando el pene de Marc se abre paso en el anillo de músculos. Observa la expresión de lujuria en los ojos dorados sobre él, su rostro lleno de pintura, sangre y sudor le da una imagen que sabe que jamás olvidará. No puede controlar su mano y la extiende para acariciar los pómulos manchados del alfa, quien exhala bruscamente cuando logra llenarlo por completo.
Las pupilas de Frenkie se dilatan, aferra sus piernas y brazos al cuerpo sobre él. La primera embestida logra desarmarlo por completo, la corriente eléctrica que atraviesa su espalda se siente tan placentera. Su cuerpo parece responder a lo que sabe es su compañero, y su biología da veracidad a ello cuando algo caliente se desliza entre sus piernas.
Frenkie jala a Marc hacia él en un beso arrebatador, su boca y cuerpo se llenan y abastecen del deseo. El vaivén del alfa empieza sin señales previas; sus caderas chocan y se unen logrando llenar la habitación de sonidos de humedad.
Los gemidos, jadeos y quejidos inundan el espacio entre ellos. Frenkie muerde fuertemente el labio de Marc a medida que este se entierra una y otra vez dentro de él, sus uñas excavan en la espalda ancha y sus piernas duelen por la presión ejercida.
—¡Mmgh!—exclama cuando el alfa empieza a empujarse contra el dulce punto dentro de él.
Marc alza sus piernas y las sostiene en sus manos, logrando dar un empuje más severo. La vista de su miembro siendo absorbido por la entrada del omega despierta los sentidos de su lobo.
Frenkie muerde la piel de su mejilla interna en un intento vano para suprimir sus súplicas y gritos de placer.
Su cadera se alza y provoca una curvatura hermosa a ojos de Marc, la exposición de los botones rosas frente a él lo guían a bajar y besar cada uno de ellos.
Frenkie alcanza su segundo orgasmo cuando los dientes de Marc muerden su pecho, dejando sus pezones sensibles. Una de sus manos de desliza a su abdomen, presionando la abultes en su vientre.
Se estaba haciendo más grande, y el calor era irresistible. Las manos de Marc empiezan a pintar su piel de rojo, serían unos moretones difíciles de desaparecer.
Pero en ese punto no le da sentido a la realización de eso.
Su cuerpo yace débil por la amatividad de Marc, vulnerable a las embestidas fuertes.
El alfa jadea ronco cuando llega al orgasmo, Frenkie siente el nudo en su interior y la presión de sus cuerpos con más intensidad.
El sudor en su frente lo mantiene consiente, al igual que sus latidos.
Alejados de ahí, el tiempo pasa con lentitud e impaciencia. El bullicio entre ellos aumenta cuando se dan cuenta que Marc Hasmet no llegaría.
Sus expresiones divergentes se encuentran ocultas por los velos sobre sus cabezas. El disgusto es palpable en el ambiente cuando dan por hecho el rechazo que les han dado.
Belma exhala enojada.
Oh, habría problemas.
Özlem: Anhelo.
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