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—A tu "amir" le gustan las cosas de buena calidad, no creo que tu entres en ese rango.
Las voces bajas volvieron a resurgir después del tenso silencio surgido por la tensión del momento. El rostro angelical de la joven omega Cariporsi perdió cualquier rasgo bello cuando sus facciones delicadas se volvieron duras y horribles.
Incluso Bruno no pudo soportar la burla de sus labios y sofocó una risa que todos ya habían escuchado. A Andrea le enojo más ver la diversión en los rostros de sirvientes de La Roja, ser sumida a ese tipo de vergüenza la había desestabilizado por completo y había dado en el núcleo de su egocentrismo.
Pero si había algo que no podía soportar por arriba de todo, eran los ojos indiferentes del omega castaño.
Pablo captó rápidamente la furia de su hermana, por lo que se apresuró a sostener su vestido con más fuerza cuando la realización de que no se quedaría callada lo abrumó. Sin embargo, fue empujado hacia un lado de nuevo, y su desesperación aumentó a escalas gigantes cuando vio a Andrea dar pasos enojados hacia el Hürrem.
—¡Como puede un omega de tu clase decir eso!¡Ni siquiera están casados!—los ojos azules de la mujer se oscurecieron molestos, el olor de su furia estaba empezando a molestar a Frenkie. Cuando Andrea estaba a menos de cinco pasos de llegar hasta él, los cuerpos de sus banyalar y los guardaespaldas se tensaron, no sabiendo cómo actuar por la anticipación de un posible ataque directo.
Frenkie esperaba que lo hiciera, un insulto de ese rango sería justificable para echar a la omega de ahí. El primer día y un pavo real ya estaría fuera.
Lamentablemente no anticipó la intervención de los instintos de protección y entrenamiento de Jabir, por lo que fue suficiente el olor amenazante de la omega a con él para que el tigre se incorporará y gruñera fuertemente hacia la mujer. Los músculos tensos bajo su piel atigrada blanca le hacían ver más bestial que nunca.
Su garra se levantó, e hizo que Andrea retrocediera.
Un centímetro, o menos, y su cara estaría arruinada de por vida. Un trágico final para los de su género.
La espalda de Andrea apenas había tocado el piso cuando sus sirvientes y hermano reaccionaron para acercarse a ella.
—¡La mia faccia, mia faccia, controlla la mia faccia![¡Mi cara, mi cara, revisa mi cara!]—gritaba desesperada mientras todos guardaban su aliento en la habitación. Todo había sucedido tan rápido.
—Hürrem...—susurra Katrine nerviosa. Frenkie hace un gesto en negación.
—Jabir no la alcanzó —dice tranquilo, había visto todo de cerca. Chasquea los dedos hacia el tigre, un gesto para que se tranquilice y se acerque.
El enojo contenido en el felino aún era visible por la forma en que contraía sus bigotes. Frenkie revisa sus garras rápidamente para asegurarse que no hay sangre en ellos.
Después de hacerlo, hace un gesto a uno de los alfas para que lo lleve fuera de la habitación, mantenerlo aquí sería peligroso para él, no quería meter a Jabir en problemas de este tipo. El alfa lleva dudoso al tigre, con miedo a empujarlo o tocarlo siquiera.
Frenkie puede escuchar el fondo de los lamentos exagerados de la omega molestar sus oídos.
Mikky puede ver una ligera mueca de decepción en la comisura de los labios de su hürrem, la cual desaparece tan rápido como llega.
—Giovane Cariporsi, per favore non ti muovere e fammi vedere[Joven Cariporsi, por favor, no se mueva y déjeme verla] —la dama de Andrea intenta tranquilizarla, su hermano también intenta apartar las manos de su rostro para poder verla, pero los aspavientos causados por la desesperación de la omega no dejan que puedan examinarla bien.
Frenkie da una ligera mirada al resto de los hatuns. Bruno Beran, el joven de la Corse, está más que divertido y atento por los chillidos infantiles de Andrea, estaba disfrutando abiertamente del espectáculo imprevisto de la noche.
Por otro lado, Emilia, la hija del miembro de la Öğüt, ya no mantenía sus ojos bajos como en un principio, el brillo de los ojos verdes de la mujer permanecía insistente sobre él. Tan atentos como nunca antes, como si Frenkie fuera el verdadero escándalo de ahí.
Frenkie sostiene la mirada, su estómago se revolvió ligeramente con el sentimiento que le causaba la mujer morena. No le gustaba.
—Hürrem —la voz de Mikky le llama, haciendo que vuelva su atención a la mujer en el piso que se quejaba.
Frenkie suspira y voltea hacia el alfa de cabellos blancos.
—Robert, durumunu kontrol et.
El hombre asiente y se apresura hacia donde estaba el ajetreo. Se inclina y hace un gesto hacia Pablo para que pueda permitirle ver a su hermana, el omega entiende rápidamente y retrocede, sabía que el alfa se abstenía de tocarlo por la prohibición que establecían las reglas del harem.
—Joven Cariporsi, necesito ver su estado por favor —la voz tranquila de Robert se dirigió hacia Andrea. Frenkie sabía que la tranquilidad del olor del alfa era más suave que las feromonas de cualquier otro, por lo que sería suficiente para calmar el estado desesperado de la omega exagerada.
—Mi rostro, por favor...—solloza Andrea, bajando su tono y respondiendo a la tranquilidad intangible, pero palpable que el alfa está imponiendo.
—Su rostro está bien, señorita Cariporsi —vuelve a insistir Robert, soltando una mínima cantidad de sus feromonas. Si la omega seguía sin reaccionar, Frenkie tendría que pedirle a Robert que utilizara su voz para traerla de vuelta a la realidad. Afortunadamente, no fue necesario, el instinto vulnerable de Andrea reaccionó de buena manera al apaciguamiento de Robert, por lo que dejó de moverse agresivamente, y permitió una vista general de su rostro. Como Frenkie había dicho, ni un rasguño adornaba su cara de muñeca.
—Signorina, non hai niente. È ok[Señorita, no tiene nada. Está bien]—vuelve a hablar la dama de Andrea, limpiando su rostro de lágrimas con un pañuelo de seda.
—Yo lo sentí, te lo juro, me ha tocado —solloza Andrea moviendo sus manos sobre su rostro.
—Su rostro está bien, señorita Cariporsi —tranquiliza de nueva manera Robert. El olor a canela empieza a calmar los sollozos de la mujer, Pablo baja la cabeza por un momento.
Frenkie veía que se encontraba mejor, por lo que se levanta de su asiento.
—Espero que cuide sus palabras de mejor manera la próxima vez, joven Andrea. Puede que sea un omega exterior a sus organizaciones, pero mientras esté aquí, sigo estando sobre usted —Frenkie habla serio. Toda la atención vuelve hacia él inmediatamente—No solo tengo poder para echarla de la región, si vuelve a hacer eso, me aseguraré de que no vuelva a pisar tierra europea.
Nuevamente, y como ese día de la humillación de Marco, se volvió a sentir una imposición extraña en el aire de parte de Frenkie. Incluso el omega de la Corse calló sus expresiones burlescas cuando su nariz empezó a picar, su cuello dolía con el impulso de inclinarse.
Pablo pudo ver un atisbo de dominio pasar rápidamente por los ojos cristalinos de Frenkie. Una sensación extraña se acentuó en su vientre. ¿Cómo un omega podía ser tan imponente?
El mensaje pareció ser claro, pues ningún sonido salió de la boca de Andrea.
Robert inclina la cabeza hacia los mellizos, para después incorporarse y volver al lado de Frenkie. Pablo observa todo el recorrido del alfa en silencio.
Los ojos de la rubia siguen rojos y flameantes de furia.
—Retírense.
La orden baja del castaño actúa de inmediato en la sala, Pablo se apresura a ayudar a su hermana a levantarse, pero es empujado por tercera vez.
—No me toques —chasquea Andrea molesta, levantándose por su cuenta y arreglando su ropa con ayuda de su dama —Maldito gato.
Susurra su hermana irritada. La propia acompañante personal de Pablo se acerca y le toca el hombro para que empiece a caminar.
Emilia y Bruno se encuentran al límite de la entrada junto con su hermano y el resto de los sirvientes, todos retirándose después de una reverencia de despedida hacia Frenkie. Si es que el movimiento diminuto y tenso de Andrea contaba como una.
Pablo duda en sus pasos, y después de un momento se gira y camina hacia Frenkie, quien alza una ceja curioso cuando el omega rubio da dos reverencias largas hacia él.
Después de lo que parecen segundos eternos, Pablo se levanta y observa a Frenkie penoso.
Lo siento
El joven Cariporsi gira y se apresura a seguir al resto de los hatuns junto con su dama.
Frenkie observa la puerta cerrarse y el olor molesto y dulce de los omegas se empieza a disipar.
—Estúpida, estúpida Andrea —susurra Emilia por los pasillos de mármol. Su voz hace eco en el largo espacio a su alrededor.
Los sirvientes se quedan callados y siguen caminando con las cabezas bajas ante la duda de una pelea entre los hatuns.
—Cállate Emilia —brama la mujer de ojos zafiros dándole una mirada rápida.
—Tiene razón, eres demasiado estúpida para intentar un ataque verbal en tu primer día —Bruno se une a la discusión, y Pablo voltea la mirada hacia el patrón oriental del piso, no quería involucrarse.
—¡Cállense los dos!—grita Andrea mientras jala su cabello. Sus pasos empiezan a volverse más pesados.
—¿Sabes lo que le pasó al omega más unido a Marc Hasmet cuando Frenkie Claire llegó? Mis fuentes me dijeron que no solo había conseguido entrar a su cama, sino que también pudo conseguir un alto puesto en su corporación —el hombre joven ignora la advertencia de Andrea y sigue hablando—. Enamorado como muchos, sus celos hicieron que perdiera la cabeza e insultara al hürrem.
Pablo alza la cabeza atentó, mientras Emilia camina en silencio, ya conocía esa historia.
—Ahora no es más que un sirviente cualquiera de aquí, como en sus orígenes. Se tardo es escalar tan alto para caer abruptamente con una vaga orden de ese omega de ojos grises —la risa de Bruno resurgió y se liberó sin restricciones.
Andrea lo miro horrorizada y empezó a peinar frenéticamente los nudos inexistentes en sus hilos dorados.
—Tiene fuerza militar importante a su alrededor. Ni siquiera yo sabía eso —vuelve a hablar Emilia con su tono indiferente de siempre—¿Qué ese alfa de cabellos rubios no fue quien te custodio a las puertas de nuestras alas en la tarde, Pablo?
El omega trastabilla en sus pasos ante la mención de su nombre, alza la cabeza dudoso y observa los ojos insistente de los otros sobre él.
—¿Planeas traicionarnos?
Pablo niega rápidamente ante la acusación segura de Emilia.
—¿No? Vi tu mirada brillante cuando lo veías hace un momento ¿Cómo es posible que uno de los bajás principales te trate con tanta consideración, lo has seducido ya?—Bruno se vuelve a unir al nuevo objetivo de burla. Pablo sigue haciendo movimientos negativos con su cabeza y manos cuando ve los ojos rojos de su hermana dirigirse hacia él.
—Estás muerto —susurra Andrea antes de chocar su hombro agresivamente con el suyo, para después aumentar la rapidez de sus pasos y adelantarse en el camino.
Pablo suspira tembloroso y esconde su rostro aún más en el velo sobre su cabello. No serían buenos días.
Frenkie observa el tono gris del cielo pensativo, el frío en la metrópolis se sentía con más fuerza en la costa a medida que el invierno se avecinaba. Pronto una capa blanca cubriría el pasto verde y brillante de los jardines del palacete.
Mikky, Katrine y Anna preparan la mesa de su habitación para su cena en silencio.
Frenkie las observa por un momento antes de preguntar.
—¿Por qué insisten en mencionar el matrimonio?
Sus banyalar se detienen y dirigen su atención a él.
—¿De que habla, hürrem?—pregunta Katrine.
—La omega de los Ndrangheta dijo que "Ni siquiera estábamos casados". Recuerdo que en el Kįs fue algo que Joshua Yilmaz también remarcó.
"—Así que es cierto, aún no están casados—"
Frenkie aún recuerda con detalle el rostro fanfarrón del omega gama cuando lo dijo. Sus banyalar se miraron entre ellas, algo que siempre hacían para debatir silenciosamente sobre abrir o no la boca.
—El matrimonio es la máxima expresión de escalamiento de poder para los omegas en nuestro clan. Si un omega logra casarse y darle un o una alfa al amir que está en la cabeza familiar de La Roja es prácticamente imposible la cuestión de su importancia y presencia en el imperio —explica Anna en tono calmado—. El título de hürrem sube de nivel, sería entonces Haseki Hürrem.
Ah, con que era eso. Frenkie asiente en comprensión, a este punto no debería sorprenderle la importancia de los títulos que se tiene en ese tipo de mundo.
—Sin embargo, el único amir que se ha casado con su pareja ha sido Anek Hasmet —habla esta vez Katrine.
Anek Hasmet fue el fundador de La Roja, si Frenkie hacia un aproximado de cuentas...hace casi un siglo que no hay un matrimonio oficial de parte de las cabezas familiares de los Hasmet.
Frenkie no pudo contener su curiosidad.
—Supongamos que un Amir ya ha marcado a un omega, lo que lo vuelve el primer omega marcado por él y le da el título de Hürrem, ¿cierto?—las tres mujeres asienten, Frenkie lame sus labios y continúa—¿Qué pasa si llega un segundo omega y se casa con el Amir regente?
Frenkie ve los hombros de sus damas temblar ligeramente, sus miradas se cruzan entre ellas de nuevo.
—Por favor, díganme —vuelve a insistir Frenkie en un tono suave. Por lo que Mikky decide hablar esta vez.
—El...bueno...el o la Hürrem en tiempo se ve despojado de su título. Se le manda a otra propiedad de la familia para evitar algún tipo de venganza con la Haseki del Amir.
—Es decir, se vuelve un hatun simple —razona el castaño rápido, las tres omegas vuelven a dudar antes de asentir nuevamente.
Ahora Frenkie entendía mejor el panorama y la vía del Öğüt. Después de todo si había una forma oficial de deshacerse de él, y ganar más poder para ellos si uno de los omegas elegidos por su parte era elegido. Querían que Marc se casara con uno de ellos.
Después de todo no solo saldrían ganando ellos, sino también las mafias externas; con uno de sus miembros en un estatus casi igualitario al de Marc avanzarían en poder a la misma par que La Roja.
—Hürrem, no le hablamos de esta posibilidad como vía porque es algo imposible —Mikky vuelve a llamar su atención, deteniendo el movimiento de los dedos de Frenkie sobre la mesa mientras pensaba.
—¿De qué hablas?
—El amir nunca se casará —Mikky muerde sus labios—. No me malinterprete por favor, pero...Hürrem, por mucho que el amir lo aprecie y quiera, es imposible que llegue a casarse con usted.
Frenkie frunce su ceño, al igual que con los hijos, no estaba interesado en el matrimonio. Incluso, en sus años de adolescencia, la idea de una mordida sobre su cuello le repudiaba. No obstante, era imposible guardar su interés cuando se trataba de una información extra de Marc.
—¿Por qué? ¿Está estipulado en otra de las reglas?
Todas niegan con la cabeza.
—El amir repudia la idea del matrimonio, no es algo en lo que el crea. Si hay un estatuto que odia, es la unión civil y religiosa de esa índole.
El castaño se acomoda en la silla donde estaba.
—¿A qué se debe ese tipo de odio?
—Nadiede nosotros sabe, ni siquiera Ronald entiende el por qué de la aberraciónde amir con esa unión —Katrine encoge sus hombros consinceridad—Es algo que debería preguntarle personalmente hürrem.
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