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—Todos estos meses en mi ausencia ¿y solo tienen esto? ¿Debería despedirlos a todos y hacerlo yo mismo?

Todas las personas en la sala bajaron la cabeza penosamente, no dispuestos a dar una mínima mirada a los orbes fríos al final de la mesa. El olor enojado del alfa estaba haciendo estragos de sumisión en los cuerpos de los empleados, y estaban a nada de dejarse llevar por la presión en el aire que les dificultaba respirar.

—Mis disculpas señor Hasmet, todos los equipos nos organizaremos mejor, aumentaremos un 100...no..¡200% la producción!

Un beta, director ejecutivo de la sede en Canadá, tomó la valentía de hablar primero y disculparse abiertamente a pesar del temblor en sus extremidades. Marc eleva la ceja con seriedad y se inclina en la mesa larga de cristal.

—Sería lo mínimo que esperaría de ustedes. Mañana quiero un avance satisfactorio, o todos serán despedidos inmediatamente —indica ariscamente, todas las mujeres y hombres del lugar asintieron efusivamente a la exigencia.

—¡Si, señor!

El gama da una última mirada fría a los papeles en la mesa y se incorpora en su asiento, todos en automático también lo siguen y se inclinan rápidamente cuando el alfa sale con paso pesado de la sala de conferencias.

Marc se aleja de las voces de disculpa que siguen sonando después de salir de la junta directiva. Escucha el paso silencioso de Coral atrás suyo, apenas imperceptible.

Tenía algún tiempo que regresó a trabajar después de terminar su licencia de maternidad, y trabajó en los clubs de Turquía administrándolos cuando Marco y después Frenkie la sustituían. Nunca entablaba conversación alguna y era concisa cuando tenía que hablar; Marc no sabía si sentirse aliviado por el silencio y la paz entre un destino a otro en trayectos de trabajo, o un poco irritado por la falta de quejas silenciosas a las que estaba acostumbrado atrás suyo cuando el castaño trabajaba a su lado, ¿cómo estaría?

Cuando se da cuenta que sus pensamientos volvieron a seguir su trayecto hacia Frenkie, trata de llevarlos rápidamente a otras direcciones, decidiéndose enfocar en las citas y eventos próximos a los que tiene que asistir. Viendo la agenda y la incompetencia de los empleados aquí no es difícil ver una extensión en su viaje en ese país.

Bajan del ascensor y se dirigen al auto para llevarlos al hotel donde se hospedaba Marc. Tenía una propiedad ahí en Manitoba, pero la enormidad de la casa le hacía sentir más tenso durante sus viajes, por lo que prefería establecerse en los hoteles de la cadena de su familia.

Al salir de la empresa Ilkay ya los espera al frente del edificio y abre la puerta para ambos después de dar una reverencia hacia Marc. El auto se pone en marcha y las camionetas detrás de éste también, donde se encontraban los otros hombres del alfa custodiándolo.

Mientras la mujer sigue hablando sentada a su lado Marc se distrae momentáneamente cuando pasan un pequeño parque situado entre las calles llenas de tráfico en la ciudad. Mirando las imágenes familiares se siente ligeramente curioso.

—Coral.

—¿Si, amir?—la alfa responde inmediatamente, bajando la tablet en sus manos y poniendo toda la atención sobre el gama. Marc duda un momento, pero retoma sus palabras rápidamente.

—¿Cómo está tu bebé y tu omega?

La mujer desestabiliza su postura por un momento y frunce el ceño con confusión, su mente queda en blanco. Cuando Marc dirige la mirada hacia ella trata de desaparecer su pasmo ante la pregunta con un carraspeo.

—Perfectamente amir. El parto fue algo difícil, pero nada grave, todo fue bien para nosotras y para nuestro bebé.

Marc asiente en reconocimiento y vuelve a dirigir su atención al exterior del auto. Viendo que el alfa no dice nada más Coral decide enfocarse nuevamente en el trabajo.

—¿Y es difícil?—vuelve a hablar la voz a su lado abruptamente, Coral trata de equilibrar su olor que denota confusión en sus feromonas y se pregunta internamente que era lo que estaba pasando con la impredecible aparición de preguntas personales.

—¿El que amir? —habla lentamente ante el rostro sin expresión de Marc.

—Tener un bebé, ¿no fue un cambio abrupto?

La alfa relame sus labios mientras piensa, ahora entendía un poco la situación.

—Un hijo trae muchos cambios, por supuesto. Al principio estábamos un poco aterradas; sin embargo, la felicidad fue desbordante una vez que fue pasando el embarazo —responde mientras apaga el aparato en sus manos—. Aún así, siento que los omegas son más sensibles con eso y es un tema importante por su parte, la alegría de mi esposa con el bebé fue tan contagiosa que hizo olvidar todas mis dudas ante la llegada de alguien nuevo en nuestras vidas.

La alfa sonríe ligeramente, recordando el brillo en los ojos de su pareja. Marc observa el cambio de expresión detenidamente en su secretaria, quien apenas sonrió dos veces en todos los años que trabajo para él.
No sabía muy bien cómo interpretar ese sentimiento expuesto.

—Ya veo —murmura finalmente como respuesta. Después de eso no hace más preguntas.

El trayecto sigue silencioso hasta llegar al hotel, Marc sale junto a Coral del auto y camina hacia la puerta del edificio tranquilamente, dispuesto a dormir un poco antes de la cena empresarial a la que tiene que asistir en la noche. Ronald lo espera en la entrada y lo saluda con una inclinación breve. El gama capta inmediatamente la tensión en el cuerpo del moreno.

Amir, ha surgido algo —dice el uruguayo con clara tensión en su voz, dirigiendo momentáneamente su mirada a Coral, quien se encuentra detrás de ellos.

Amir, me retiraré primero —la alfa capta el mensaje y se despide cortésmente. Marc asiente con la cabeza y espera a que la mujer entre al edificio.

—¿Qué sucede? —exige serio cuando quedan solo los dos. Los otros alfas siguen en las camionetas para custodiar las calles alrededor.

—El señor Claire ha mando una respuesta.

—¿Y que ha elegido?

—La ha rechazado, insiste en verlo.

Marc toca ligeramente su frente con molestia, no sorprendiéndose por la negación insistente de ese viejo. Saca un paquete de cigarros y prende uno para fumarlo con inhalaciones bruscas. Medita en las opciones que están en su mente y observa a las personas caminar a su alrededor mientras intenta tomar una decisión.

—Manden a decir que esta será la última oportunidad de respuesta que permitiré. Sigan dando una negación de mi parte a lo que pide —indica por fin con ojos serios. Ronald parece querer decir algo ante su orden y Marc eleva una ceja para que hable, finalmente el otro alfa suspira.

—Como ordene, amir —Ronald hace el ademán de retirarse después de dar una última reverencia; sin embargo, su rostro se torna confundido a algo que sucede detrás de Marc.

El gama sigue su mirada extrañado.

—¡Quítame las manos de encima! ¿Qué no sabes que es vía pública?¡Yo caminare por donde quiera caminar, déjame mostrarte! —una voz enojada exige ante la negación de los hombres de dejarle pasar. El turco no puede ver muy bien la figura oculta por las espaldas gruesas de los alfas, pero capta el olor rápidamente.

Suspira fuertemente cuando realiza que este territorio también estaba custodiado por los Yilmaz, con los nuevos proyectos que se estaban desarrollando en el
país, no era una sorpresa que se encontraran ahí también.

El omega parecía traer hombres consigo también, y cuando Marc capta el olor enojado de los alfas que están a punto de sacar sus armas y enfrentarse no puede hacer nada más que intervenir.

Alto —exige mientras se acerca. Su voz causa una respuesta inmediata y todos los alfas detienen su movimiento en automático. Incluso las personas que pasaban casualmente sufren pequeños estragos de sumisión.

Síntomas que parecen no ser tan efectivos en el omega gama presente de ahí, quien aprovecha la situación de entumecimiento de los alfas y se abre paso entre ellos.
Marc observa el rostro atractivo de Joshua contorneado por un enojo desbordante.

—Joshua—saluda seco cuando el omega da pasos pesados hacia él.

—¿Ahora sabes identificarme correctamente? —el pequeño omega murmura rencorosamente. Marc hace un ademán ligero a Ilkay y Ronald, quienes tienen una mano en su arma, sabía que el omega gama no se atrevería a un ataque directo hacia él.

—¿Qué haces aquí? —esquiva la pregunta de Joshua con otra, quien frunce aún más su ceño por la falta de respuesta, pero no dice nada y suspira bajamente.

—Mi papá y hermano están en Canadá por negocios, supe que estabas aquí también y vine a verte. Mi tía se niega a darme alguna respuesta a mis preguntas de ti.

El alfa retrocede un paso pequeño cuando el de ojos morados alza una mano para tocar su rostro, una costumbre vieja de niños. Ali hace una expresión lastimada cuando el alfa bloquea su mano.

—Será mejor que te retires Joshua —Marc suelta su mano sin emoción alguna, lo que provoca aún más irritación en el hombre más bajo.

—¿¡Por qué insistes en alejarme!? ¡Yo no soy mi padre o hermano, yo no te haría daño! —grita Joshua enojado ante el claro rechazo. El olor enojado del omega empieza a hacer sentir incómodos a los alfas alrededor.

—Sabes que esas no son las circunstancias, Joshua. Los ataques entre nuestras familias han crecido exponencialmente, aunque tu no tengas nada que ver...

—¿Entonces? ¿No éramos amigos también, no puedo pasar y preguntarte normalmente cómo estás? —interrumpe el omega con veneno en su voz. Marc presiona su nariz con impaciencia, y trata de mantener sus propias feromonas amargas, Joshua muerde su labio y mantiene sus manos temblorosas en su pecho—. Marc... ¿no prometimos siempre procurar del otro?

Marc suelta el aire en su pecho pesadamente; da una última mirada al rostro triste de Joshua, observando las lágrimas contenidas en los ojos morados. Finalmente le da la espalda, se retira y entra al hotel sin dar una mirada atrás suyo.

Cuando Joshua quiere seguirlo es interceptado rápidamente por Ronald.

—Será mejor que vuelva, joven Yilmaz.

Joshua mantiene una mirada dura hacia el moreno por un momento, después de unos segundos se da la vuelta y se va con una queja silenciosa en sus labios.

Marc observa a través de la puerta de cristal el auto del omega alejarse, junto con el resto de personas que lo acompañaban seguirlo en otras camionetas.
Mira la hora en su reloj de mano, dándose cuenta que ya casi sería la hora de su entrega para Frenkie.

Extrañamente, desde hace un momento sentía una sensación incómoda en su pecho, su lobo estaba inquieto e irritado, la incomodidad crecía exponencialmente y no dudó en sacar su teléfono con cierta ansiedad no reconocida, no tenía intención de llamarlo hasta la noche, pero ese nudo en su pecho se sentía tan extraño para él.

































Frenkie suspira fuertemente contra la ventana del auto, dejando que las luces de las calles en Turquía hagan un vano intento de calmarlo. Su cuerpo sentía la pesadez del día, y los estragos de las actividades recientes en el penthouse del club aún estaban presentes.
Pero más que nada, su omega resentía los descubrimientos de ese día.

Después de un momento de realización en la galería, había tomado un pequeño momento para acomodar los ramos a su manera, manteniendo uno en su pecho cuando se retiró de ahí. Todos los empleados volvieron a insistir en acompañarlo hasta la salida, pero Frenkie se negó e indicó que no era necesario que lo hicieran diario.
Se despidió de todos y Dani le entregó más información de las obras antes de retirarse.

Christensen y Robert iban en los asientos de adelante, y aunque no dijeran nada Frenkie podía sentir las miradas furtivas por el retrovisor. También, y después de la llamada con Marc, se había percatado en los espejos laterales el aumento de seguridad, mayor al que la mañana.
En los días que estaría el alfa afuera Frenkie se dio indicó a si mismo de tener que asegurarse de mantener la ola de emociones en lo mínimo, Marc no era indiferente al mínimo cambio que notará en su ambiente, sería cuestión de tiempo para que pidiera respuestas.

Suspirando fuertemente, Frenkie acerca las rosas que mantuvo consigo en su pecho y se dejó embriagar de paz con el olor de ellas.

Una vez que llegan a la enorme estructura de la mansión el omega trata de esquivar la ansiedad en su cuerpo, observar las tres figuras conocidas esperándolo en la entrada le hace sentir más inquieto.
Como siempre; Mikky, Anna y Katrine lo reciben con una enorme sonrisa adornando sus bellos rostros una vez que Robert abre la puerta para él y baja del coche.

Hürrem, no podíamos esperar a verlo, ¿cómo le ha ido el día de hoy? ¿esas rosas son las que mando amir? ¡Son realmente bellas!

Hürrem, debe estar hambriento, ya se ha preparado la cena para usted, no se exija más y descanse.

Katrine y Mikky dicen inquietamente una vez que dan reverencias apresuradas hacia él, para después rodearlo y preguntarle de su día. Mikky, que siempre ha sido la más perspicaz y tranquila, se mantiene en silencio y solo da una inclinación larga.

Frenkie no puede responder con la misma sonrisa de siempre, pero hace su mejor intento, su boca tiembla cuando ve una ligera mirada insegura en Mikky hacia Robert y Christensen, quienes aún se mantenían en silencio.

—Será mejor que acompañemos a hürrem rápidamente a sus aposentos, no es bueno para su salud exponerse al frío de la noche —dice bajamente la morena, Frenkie asiente en acuerdo mientras Christensen y Robert se mantienen al pie de las escaleras de la entrada, dan una venia y sus cabezas permanecen bajas. No dan ninguna señal en su olor para que Frenkie sepa cuáles serían sus pensamientos en ese momento.

El omega aprieta con más fuerza las rosas en sus manos.

Anna y Katrine permanecen a su lado, aún insistiendo por detalles de su día. Mikky, en cambio está un paso atrás de ellos, pero Frenkie puede sentir la mirada preocupada en su espalda.

El omega se encuentra con más empleados en su camino, quienes también lo saludan alegremente, haciéndole sentir aún más melancólico. Aún así intenta responder con la misma amabilidad de siempre.

Cuandollegan al piso de sus habitaciones, el castaño reduce su paso lentamente cuandouna figura se interpone abruptamente frente a ellos. La ausencia de ver unamelena roja por los pasillos de oro se sentía como un recuerdo al que Frenkieya extrañaba.



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