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26


Los pocos faroles en la calle iluminaban el pavimento en las calles bajas de Estambul, la ciudad tenía una belleza rebosante en la arquitectura patrimonial por el día y la espiritualidad era desbordante en el ambiente. Sin embargo, la magnificencia característica del día se transformaba en un ambiente más oscuro por la noche, donde la diversión y el libertinaje no eran del todo prohibidos.

El rugido de los motores y el humo a los alrededores junto con las risas del montón de gente hacían el escenario más jovial en los presentes.

El lugar era reservado y oculto, pero miles de celebridades del continente asistían para saciar la sed de una vida anónima donde las cámaras no existían.

Los silbidos y las celebraciones con mezclas en pocas maldiciones se avivaron alrededor cuando la meta fue sobrepasada, un ganador como resultado.

El moreno sintió brazos fuertes de sus compañeros apretándolo efusivamente en victoria. El casco apretaba su cabeza, y fue refrescante la brisa en sus cabellos mojados.

Yüce Ronald, başarılarınıza bir zafer daha[El gran Ronald, otra victoria a tus logros]—ríe Tristán a su lado, mientras Alonso y Christensen están discutiendo por los resultados de lo que parece ser una apuesta precedida a la carrera, a pesar de los fuertes gritos tienen un matiz de camarería en sus rostros.

—¡Ronald!, ¿no pudiste perder aunque sea una vez? —se queja el europeo mientras hace expresiones exageradas— Por Dios, ahora le tendré que pagar a este dos grandes.

Ronald ríe mientras niega con la cabeza.

El amir les había dado un tiempo libre después de que terminara el kįs. Las carreras ilegales no era una manera muy sana para divertirse y casi no iban a esos lugares, pero Ronald prefería desestresarse con la adrenalina a la hora de correr, los chicos no objetaron, emocionados por coquetear con las modelos alrededor.

—Ronald es así, ponle una meta e irá por ella —llega Ilkay a su lado mientras choca las palmas con todos. Robert estaba muy cansado y se quedó en la eve para dormir, algunos otros alfas siguieron su paso y otros simplemente se perdieron en la ciudad de noche para divertirse a su manera.

—Ojalá aplicará esa regla con los omegas, ¡te mueven los ojos y los ignoras por completo hombre, espero que no esté muy oxidado abajo!

Todos ríen ante la broma de Tristán, y Ronald da una mueca divertida cuando empiezan a hacer sonidos extraños y morbosos. Puede que sean de diferentes caminos, pero los alfas siguen siendo alfas.

—Estoy seguro que tengo más experiencia que tu Tristán—responde Ronald divertido a su manera—Los omegas que salen de tu cuarto tienen una cara tan melancólica, ¿qué les irás a hacer, no quieres que te dé un consejo o dos?

El rubio borra su sonrisa y los demás continúan riendo para cambiar su burla a otro objetivo.

—Ronald —escuchan una voz suave atrás suyo con un olor a durazno desbordante.
Era Milena, una nueva modelo en ascenso en Rusia que estaba asentada en Estambul, los hombres la habían visto seguido ahí junto con otro grupo de omegas de la misma empresa.

—Milena, hola —asiente Ronald en saludo y la rubia le sonríe más, escucha un sonido de Christensen atrás ahogado por un golpe de Tristán.

—Hola chicos —se dirige a los demás manteniendo su rostro amable.

—¡Milena, casi pensé que hacíamos de plantas!, Ronald préstame ese rostro atractivo que tienes una noche —bromea Tristán, Milena extiende su sonrisa y el encanto de la omega altera el olor de los alfas atrás de Ronald, quien se resiste a virar los ojos por la falta de control que podrían tener sus amigos a un omega dulce. Siempre son presas fáciles por eso.

—Vamos Tristán, sabes que los aprecio a todos —contesta la omega mientras toma la mano de Ronald—Pero esta vez me gustaría hablar con Ronald a solas.

El uruguayo escucha a sus amigos chiflar y dar otras palabras burlonas, deseándole aliento innecesario para después oír sus pasos alejarse un poco.

—Bien, ¿en qué puedo ser útil?—habla Ronald dando una mirada a su hombro para ver a los otros alfas manteniendo una mirada sobre ellos, la confianza en el rostro de la omega se pierde y de un momento a otro el rojo tiñe su pálido rostro. Como si hubiesen apretado un botón automático en ella y toda la seguridad se hubiese esfumado.

—Bueno, yo...bueno—tartamudea la chica y Ronald se ve divertido por la situación.

—Vamos Milena que no muerdo, ¿hay otro grupo de alfas molestándote?, puedo pedirle a Alonso que vuelva a encargarse de ellos —ofrece amable el moreno.

Desde que había perdido a su hermana por un tiempo, situaciones de acoso hacía omegas como Milena realmente le hacían dar un paso al frente para encargarse de la situación, como hubiese querido que pasara con su hermana años atrás.

—No, no, todo ha estado bien, agradezco todo el apoyo que nos han dado —niega Milena con un tono más rojo en su piel, el color carmín realzando aún más sus pecas.

Ronald se percata que el olor a durazno se vuelve más intenso y frunce el ceño en confusión—¿Entonces?

La omega suspira fuertemente y cierra los ojos por lo que parece ser un minuto entero. El alfa espera pacientemente y cuando Milena abre los ojos el brillo de sus esmeraldas aumenta.

—Ronald, la verdad es que desde hace tiempo me has interesado —comienza la chica en apenas un susurro—Quería invitarte una copa esta noche ya que estás aquí, es más fácil encontrar una aguja en una alfombra que verte por aquí, quiero aprovechar la situación.

El alfa razona y entiende el olor dulce en incremento saliendo de la omega, se estaba presentando como una posible pareja para él, situación que siempre lo ponía en un aprieto no tan poco común. Meditando sus palabras intenta encontrar un tono de voz correcto—Milena yo...

—Se qué hay muchos y muchas omegas que quieren acaparar tu atención, pero realmente creo que una copa no le hará mal a nadie —le interrumpe Milena captando el tono de incomodidad en el alfa.

—Milena, realmente creo que eres muy hermosa y encantadora —murmura Ronald con una sonrisa, ganando otra de parte de la rubia—. Pero tengo trabajo mañana, tal vez otro día o cuando esté libre...

La voz del alfa se apaga poco a poco, tratando de dar a entender el mensaje suavemente. La mujer desvanece su sonrisa y da una mueca en un intento de aceptación, había captado el fondo de las palabras en el moreno, no habría copa en un futuro.

Siendo una omega muy famosa en su patria y los medios, la realización de un rechazo le daba una pesadez horrible en su estómago; sin embargo, no había puesto sus expectativas muy altas y no sintió el golpe en su orgullo tan fuerte.

De todos modos, no sería la primera del lugar en ser rechaza por el moreno.

—Vale Ronald, entiendo —susurra Milena con la decepción palpable en su rostro y el alfa huele salado en el ambiente—. Felicidades de todos modos.

Ronald quiere despedirse ,pero la omega da una vuelta y sale a correr con su grupo de amigos que la esperan atrás, viendo cómo la dirigen rápidamente a una calle continua Ronald se empieza a sentir culpable por el rostro lloroso en la mujer, los omegas podían ser muy sensibles y a Ronald no le gustaba ser causante de la melancolía que podían tener a un rechazo.

Atrás suyo siente la esencia de sus compañeros acercándose.

—No puedo creerlo —Ilkay llega y se clava en su espalda—. Dime que no rechazaste a Milena Rausky

Ronald encorva sus hombros y siente un golpe en su nuca.

—Con la cara que te dieron sus amigos estoy seguro de que este año no tendremos ninguna oportunidad con los omegas de la empresa Líbano —se queja Tristán con una expresión de aflicción falsa.

—Ojo que si nos dices que te van más los alfas o los betas no te criticaremos —dice Ilkay siguiendo el juego, pero Ronald sabe que le quieren sacar extra información, no es la primera vez que se interesan en su vida sexual, o la falta de ella para ser correctos.

—Simplemente no estoy interesado en nadie.

—Adámate un poco, Ronald —regaña Christensen mientras le da otro golpe en juego al uruguayo.

—Prefiero concentrarme en mi trabajo —contesta Ronald mientras empieza a limpiar su casco.

Hürrem tampoco es una frágil hoja Ronald, sabemos eso —Alonso le espeta serio— El amir tampoco te ha pedido tanta fidelidad.

Ronald no contesta y empieza a empujarlos para que se dirijan al club cercano de los Hasmet, argumentando que sería más tarde y los mandaría a entrenar otra hora la próxima semana si no se apuran. Todos se empiezan a quejar y apuran su paso, exceptuando a Ilkay, quien le da una mirada preocupada.

—¿Estás bien, Ronald? —se acerca el alfa bajo, el uruguayo frunce el ceño y camina la moto con cuidado—. Te he notado raro estos últimos días.

—Estoy bien Ilkay, nada de que preocuparse —le calma el uruguayo con una cálida sonrisa, el otro hombre duda, pero después de unos segundos asiente inseguro.

Christensen empieza a hacer otras bromas saliendo del lugar y la calma en Ronald se asienta poco a poco, siempre era un bálsamo desestresarse con sus amigos.

—Perros del jefe no importa su pedigree, siguen siendo perros.

Las risillas se apagan y detienen sus pasos, Ronald capta el olor horrible a pólvora detrás suyo, no tiene que darse la vuelta para saber de quien se trata.

—Al menos somos mejor comparados a las ratas de tu tipo, Cacek —contesta Ronald mientras da media vuelta, la sonrisa cínica del alfa tuerto lo saluda —Ni las pandillas bajas te quieren con ellos.

El rostro divertido se deforma en el rostro del alfa, Ronald ve la expresión en el lugar donde debería estar un ojo hacerse más pequeña por la rabia. Cacek solía ser un compañero suyo, era hace cinco años cuando aún trabajaba codo a codo con él y lo podía considerar un hermano.

Eso fue hasta que amir lo descubrió robando a los otros en la eve, un acto muy poco propio considerando que si cualquiera de ellos pedía dinero a su jefe, él lo daría sin chistar y sin pedirlo después.

Marc no lo mato, pero por la confianza traicionada le arranco el ojo para dárselo a Jabir frente al ojo de todos.
El uruguayo aún recuerda los alaridos mientras el gama extraía con maestría el órgano con su propia mano, ver cómo la mascota de la casa se lo tragaba de una sola vez hirió definitivamente el orgullo de Cacek.

—No es necesario ser tan agresivo, solíamos entrenar juntos después de todo. Solo quería felicitarte por tu victoria Ronald —el alfa bajo recompone su enojado rostro y la hipocresía en la sonrisa se refleja aún más.

—No necesitamos nada de ti, solo lárgate —brama Alonso en advertencia, a pesar de ser el más tranquilo de todos, su límite se ponía a cuestas si de traición se trataba.

—Vámonos —ordena Ronald, la tensión estaba avivándose y no podía permitir causar una pelea pública.

Todos se vuelven e ignoran el olor acido de Cacek detrás suyo, dispuestos a continuar su camino al club.

—También quería mandar mis felicitaciones al amir, he visto al nuevo hürrem en la portada de una revista famosa.

Todos detienen su paso automáticamente, el olor cambia en el ambiente y Ronald les tiene que dar una mirada de advertencia a los cuatro alfas para calmarlos. Cacek sabía que era una falta muy grande dirigirse así a ellos, en la calle y enfrente de tantas personas.

—¿Como te atreves a dirigirte así?, no estás al nivel ni siquiera para mencionar sus títulos —gruñe Christensen, dando un paso que es detenido por Ronald.

Lo que parecía ser un círculo íntimo de conversación enfocado en ellos, se disolvió rápidamente para tener la atención de todos, convirtiéndose en el núcleo de interés de la noche.

Ronald muerde su labio y extiende una curva falsa en su rostro, era el único que tenía en control sus feromonas—¿De verdad quieres hacer esto?

—¡Oh! pero Ronald sólo quería venerar la belleza de hürrem, es claro que está a la altura de todas las expectativas que quería la familia del amir para su pareja —contesta el otro mientras cruza sus brazos—. Los veo a ustedes igual de felices y comprendo tu continuo rechazo a otros omegas. Con la cara de puta que tiene no dudo que tú, Ronald, sea quien más saque provecho de la situación.

La tensión se disipó, el silencio fue un vestigio corto, uno y dos segundos pasaron y los jadeos de sorpresa se escucharon por la desvergüenza del alfa sin ojo, todos en Turquía conocían a Marc Hasmet y a su familia, el conocimiento de un nuevo hürrem en su dinastía se acrecentó cuando los medios los captaron en la Anasofya. Hablar mal de la familia Hasmet era un pase directo para tu destrucción.

No tardo mucho para que los cotilleos se convirtieran en gritos extasiados y de sorpresa ante la escena difusa de dos figuras en el lugar.

—¡Ronald, Ronald!

—¡Para hombre!

De un momento a otro el alfa no se encontraba parado en medio de la diversión y el éxtasis, pues su vista se había transformado para dar lugar a la sangre frente a él y la adrenalina en su cabeza que no le permitieron pensar. Sintió pares de brazos alzándolo, pero logró arrancarse de todos para seguir con los golpes salvajes en un rápido movimiento.

Empezó a sentir líquido en sus nudillos y el control desaparecer poco a poco.

Fue hasta que se sintió flotando y la sensación de un cuerpo fuerte atrás de él que se percató de la realidad del momento. Christensen lo sostenía con aseveración, Tristán y Alonso estaban dando ligeros golpes en su rostro para enfocarlo en la situación.

El uruguayo no los escuchaba y un pitido en su oído incrementaba constantemente. Fue hasta que Ilkay le lanzó algo líquido que pudo estabilizar su mente.

—Hombre, ¿¡estás escuchando!? —grita Tristán mientras le da otro pequeño golpe en su cara.

Ronald cierra los ojos y los abre para enfocar su vista en el cuerpo inclinado más atrás de ellos, había gente rodeándolo y la mirada en rabia de Cacek se mezclaba con toda la sangre corriendo por su rostro—¡Kurusu!¡Aptal!

—Está bien Ronald, está bien. Se lo merecía el orospu çocuğu —Ilkay murmura mientras da una pequeña examinación al rostro confundido y enojado de Ronald, la sangre no era suya afortunadamente.

Había cometido una falta, amir no los regulaba para explotar al segundo. Este tipo de situaciones estaban en su entrenamiento, si provocaran una pelea y saltaran a la mínima grosería hacia su amir o familia causarían problemas y llamarían la atención. Es por eso que el control era fundamental, él nunca había actuado así.

—Alonso respira —susurra Christensen aún sosteniendo al moreno, viendo cómo el otro alfa respiraba desigual, todos estaban conteniéndose para no sacar las armas escondidas en su ropa y terminar el trabajo, estaba prohibido hacerlo sin la orden de amir.

—¡Ethot proklyatyy otmorozok!

El olor alrededor que resultaba de una pelea entre alfas podía ser detonante para despertar agresividad en los demás presentes. La tensión se sintió pesada y el descontrol podría estar próximo

—Será mejor irnos —habla Tristán.

—Suéltame —pide Ronald suspirando y controlando su olor.

—Ronald creo que...—comienza Ilkay a su lado.

—Suéltenme, estoy bien.

Christensen vacila en sus movimientos y lo deja lentamente, Ronald acomoda sus ropas y da una última mirada al cuerpo ahora inconsciente en el centro.

—¡Llame alguien una ambulancia! —grita uno de los organizadores de las carreras. Ronald limpia la sangre en sus manos con su camisa y se apresura a ponerse el casco para ignorar los gritos alrededor.

—¡Hey Ronald, espera!

El moreno no hace caso y gira la llave en su moto para encenderla. El derrape hace un sonido agudo y el motor ruge agresivamente.

—¡Ronald!

Conduce y curvea en una calle continua, sintiendo un ahogo por el vestigio de rabia de la pelea aún presente, sube el cristal de su casco y el viento resulta refrescante por un momento cuando golpea su rostro.

En medio de la nubles en su mente palabras de su amir rezonan en sus oídos, donde la sangre parece arrebolarse con más intensidad.

"—Jurarás lealtad, tus compañeros serán tus hermanos a partir de ahora, y renunciarás a la vida normal para morir y vivir por mi mano—"

Un trueno lejano se escucha rompiendo los cielos, las luces pasan rápidamente tiñendo de blanco por un momento los edificios.

El alfa se inclina y acelera con más fuerza, las primeras gotas del cielo cayendo poco a poco y mojando sus ropas.

La nube en su cabeza se agranda, un vestigio de una esencia de frutos rojos llegan con ojos grises cristalinos mirándolo.

Aumenta la velocidad.

"—Protégelo—"












El pitido de espera en el teléfono suena tres veces, Ronald las contó cuando ignoró las llamadas de Alonso y Ilkay.

Siente la humedad de su playera adherirse a su cuerpo y el viento se siente con más intensidad a la alta altura del edifico. Pasa sus manos nerviosamente por su cabello mojado mientras la lluvia se vuelve más intensa.

—¿Olá?—contesta una voz del otro lado del teléfono, el uruguayo pega su oído más a la pantalla para poder escuchar sobre los truenos.

Abuela—suspira Ronald sentándose en la orilla.

—¡Ronald, cariño!—responde la mujer al otro lado, reconociendo el tono de su nieto—. Estuve a punto de marcarte, pero pensé que estabas ocupado, ¿cómo has estado?

El alfa empieza a sentir frío por la baja temperatura y siente su garganta raspar, cerrando los ojos intenta acomodar sus palabras—Bien abuela, quería llamarlas para saber cómo habían estado, ¿Azul está bien?

Escucha una risa y la preocupación en su espalda se deshace poco a poco, como si el agua se llevara las piedras en su cabeza también.

—Ella está bien Ronald, estamos todos bien —responde su abuela tranquila. Runia era su nombre, como su madre, en situaciones como esas, el conocimiento sabio que las palabras de sosiego que podía darle su abuela eran la mejor opción para calmar a su lobo intranquilo. Después de un momento y preguntas habituales, la mujer va apagando su tono alegre y carraspea su voz—Pero... ¿tú estás bien? Te escuchas agitado, cariño.

El alfa agarra su cabeza fuertemente, como si la pregunta de su abuela fuera la palanca para liberar el huracán de emociones que guardaba. Su olor se estaba volviendo ácido y la intranquilidad poco característica en él hacía que le doliera la cabeza.

Siempre había tenido la costumbre de ir a lugares altos cuando estaba así, como si la altura lo separara del piso de sus preocupaciones. Esta vez no fue el caso.

—Abuela, creo que he fallado en mi trabajo, yo....—dice el moreno sin poder continuar, no sabía qué decir o por qué camino dirigir sus pensamientos. Sentía que cualquier cosa que hiciera no estaría bien, nunca se había sentido tan perdido al hablar con su persona favorita como en ese momento, mordiendo su labio fuertemente mientras siente el sabor de la sangre decide decir lo primero que está en su cabeza—. Siento que he cometido traición.

El celular se queda en silencio por un momento y Ronald aprovecha para controlar su respiración mientras espera una respuesta, una solución o un regaño. Después de lo que parece ser una eternidad su abuela hace un sonido en entendimiento, sin una pizca de alteración en él.

—Ronald... eres el hombre más leal que conozco, tu corazón es tan grande que ni siquiera me explico cómo puede caber en ese pecho tan pequeño —habla la mujer al otro lado, manteniendo neutralidad en su voz, años de conocimiento centrados escuchándose en cada vocal—. Sea lo que sea que hagas o hicieras, tú familia siempre estará apoyándote, porque te amamos y conocemos. No te rindas, cualquier decisión que tomes te llevara por el camino correcto.

El alfa expira y baja el celular por un momento, viendo el cielo con las ligeras luces de los rayos parecen ser más descubre el fondo de las palabras de su abuela, siempre había sabido como dar un clavo en el lugar correcto.

"—Protégelo—"

Viendo la ciudad frente a él y la parsimonia con la que las gotas se deslizan por las vigas y los vidrios de la casa sopesa una a una sus ideas.

Por lo lejos ve a una mujer apresurándose mientras cierra el puesto de flores que tiene, un señor ayudándola. Al otro extremo de esa calle ve a niños correr mientras sus madres los persiguen con sonrisas en sus rostros. Y en la esquina del lugar ve a dos personas, salvaguárdandose de la tormenta en la oscuridad, una mantenía todo su esfuerzo en proteger a la otra de salvarla de las gotas salvajes que incrementaban con prisa y cuando otro trueno fuerte se escuchó, se arremolinaron más cerca, sin importar la humedad en todo su cuerpo y la expresión de cansancio en su rostro, la persona más alta no quitaba el brazo protector sobre la más baja.

Ve la pantalla en su celular con los segundos contando el tiempo de la llamada y vuelve a acercar el aparato en su oído, con un tono más tranquilo susurra—Gracias abuela.

Un sonido de aceptación fue su respuesta y aunque no pudiera ver a la mujer directamente sabía que mantenía una sonrisa en su rostro, dando una palabra a de amor.

—Cariño —susurra su abuela lentamente, el alfa espera a que continúe—. A veces amar es suficiente.

El moreno sonríe y cierra los ojos; su abuela, siempre sabia, siempre acertaba con tanta razón en cada problema presentado.

Antes de que Ronald pudiera contestar la voz automática del móvil se escucha, anunciando el fin de la llamada.




























—Ronald.

La mirada preocupada y de sorpresa del omega hacen sentir culpable al moreno con más pesadez de lo usual, la realización de su error por la evitación intencionada a su hürrem le daba las cuentas en ese momento.

—¿Cómo está, hürrem? —dice mientras extiende una sonrisa diminuta, acción tan habitual para su cansancio.

No había dormido en toda la noche y se la paso gran parte de ese tiempo rondando por las calles mojadas. Fue hasta hace dos horas que Ilkay llamó y decidió contestar.

Él no le dijo nada y tampoco le reclamó, Ronald agradeció la comprensión silenciosa de su amigo y preguntó sus órdenes para ese día. Había asuntos que amir tenía que hacer con algunos problemas en ciertas propiedades, y como si tuviera un séptimo sentido desarrollado le pidió a Ilkay que le dijera que podía tomarse otro día libre.

Había estado dos horas paseándose a las fueras de la empresa antes de convencerse a pasar. Lo que lo llevaba a la escena del momento.

El castaño lo observa dudoso y junta sus manos en nerviosismo—Bien, pero...—la inseguridad se hace presente en su voz, alternando su peso sobre uno y otro de sus pies—. Ronald ¿podemos hablar?

El alfa da un gesto para detenerlo, después pediría perdón a Alá por tal falta a su hürrem. Sentía que si no se decidía a expresarse en ese momento el miedo le ganaría y cerraría su boca con ladrillos.

—Hürrem, quiero disculparme por mi imperdonable comportamiento en los últimos días —Ronald clava sus rodillas al piso y da una reverencia larga, siente manos rápidas en su espalda para pararlo.

Ronald, espera ¿qué haces?el tono preocupado del castaño hace dudar al alfa pero se traga la acción para sí mismo, el olor que exaltaba del omega denotaba lo alarmado que estaba.

En cambio, Ronald se incorpora y agarra una mano del omega, mantiene sus rodillas en el piso y la pone en su frente.

Hürrem —murmura serio, lo suficiente para mantener a Frenkie callado. El alfa suspira fuertemente y cierra los ojos—No volverá a pasar esto, no esperará ninguna falta de mi parte y siempre me encontraré a su lado no importa la situación, lo juro.

La mano en su frente tiembla un poco y Ronald la dirige a sus labios sin presionar, un signo de auténtica veneración.

Un jadeo sale de Frenkie en estupor—Ronald...

—Por qué yo siempre soy y seré su agâ leal.

El sonido del reloj en la pared y los autos en la metrópolis parecen tan lejanos a los oídos del alfa, no se atreve a hacer ningún movimiento, no cree que sus músculos respondan.

Por fin, se decide a afianzar su agarre mientras abre sus ojos poco a poco, ojos grises mirándolo con confusión. Después de un momento, y para sorpresa del moreno, una sonrisa se extiende en el omega y se inclina mientras extiende sus brazos.

Un abrazo cálido lo rodea, el alfa se encuentra en un estado de pasmo total por un segundo.

Gracias Ronald —susurra su hürrem. Su olor expresa su alivio y felicidad, soltando la preocupación de días pasados.

El alfa asiente y contesta el abrazo con fuerza. Todo estará bien ahora.

























Agâ leal: era un nombre para los nobles u oficiales del ejército, el leal es muestra de que le será fiel hasta la muerte a su amo/jefe/líder....o en este caso hürrem.

Voten♥️

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