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Cuando las turbulencias pararon, Frenkie pudo respirar tranquilo y poco a poco fue haciéndose consciente de su alrededor, no pudo evitar sentir miedo cuando se dio cuenta de las miradas de los alfas de traje oscuro sobre él, como si estuvieran atentos a cualquier movimiento peligroso. El castaño estaba muy confundido cuando percató un cálido agarre en su mano izquierda, sorprendieron volteó a ver al hombre que lo sostenía, quien lo miraba de forma suspicaz.
— ¡Oh!...¡Discúlpeme!— gritó apenado. Su vergüenza se incrementó cuando se dio cuenta de la herida que le usó al alfa y se asustó aún más al ver que este solo lo miró sin decir nada, viendo cómo ignorar la señalización de su herida como si fuera de poca importancia, Frenkieno pudo evitar pensar que hablaba otro idioma.
—¿Pa—pardon... ? Le tengo mucho miedo a los aviones y ni siquiera estoy consciente cuando...
—Está bien, oğlan.— contesta el hombre, Frenkie se congela; oyendo el extraño acento del otro se dio cuenta que podría ser europeo, absolutamente no podía saber con exactitud qué idioma era ese a pesar de estar tan involucrado en muchos negocios internacionales con su padre. Se sintió tan estúpido al hablar en un idioma equivocado, el sentimiento incrementó aún más cuando vio lo roja que estaba volviéndose la herida provocada por él. De su bolsillo pudo sacar unas banditas.
—Permítame por favor —un escalofrío recorrió su cuerpo cuando volvió a rozar la piel del alfa al momento de poner la bandita encima de la herida. Era claro que no era un alfa común, con tan solo una mirada el omega pudo deducir qué tipo de alfa se había encontrado. Se maldijo cuando se dio cuenta de las fuertes feromonas que correspondían a un AG.
Marc miró extraño la bandita con ositos de decoración, pero no dijo nada. Volvió a poner su atención en el chico frente a él, provocando más nervios en el omega al pensar que lo iba a mandar a matar. Con diversas personas en el mundo no se sabe que loco te puedes encontrar a la vuelta de la esquina. Frenkie empezó a formular varias opciones de escape.
—Hemos aterrizado, de manera tranquila recojan sus bolsas y maletas que se encuentran en el compartimento abajo o arriba suyo y diríjanse a las salidas que marcan las auxiliares. Gracias por volar con nosotros, tendrán una estadía agradable. — Frenkie agradeció la voz automática del avión, en su nerviosismo no se percató del descenso del avión y se preguntó si había hecho algo más al hombre frente a él. La misma azafata amable que lo llevó a la primera clase se dirigió a él.
—Por favor, acompáñeme para que pueda recoger sus pertenencias en el ala común. Recuerde que por el cambio de clase tendrá que pagar una pequeña cantidad por los minutos aquí, aún más si pidió algún servicio.
Frenkie se congeló, tenía el dinero en efectivo exacto para el hotel en el que se quedaría y usar la tarjeta no era una opción. Se tuvo que resignar cuando la beta le indicó dónde pagar una vez fuera del avión. Con una última mirada al hombre, se fue por sus cosas. Esos ojos dorados realmente le ponían los pelos de punta, eran seductores, pero tenían un toque peligroso y no pudo evitar sentirse aliviado cuando salió del lugar. Estaba seguro de que aún podía sentir su mano quemar por el toque del otro hombre.
Con resignación se dirigió a pagar por el servicio de primera clase. Y para su gran sorpresa, alguien más ya había pagado su asiento por él.
—Ailede işler tehlikeli bir hal alıyor Marc, onlara istediklerini vermelisin.[Las cosas en la familia están volviéndose peligrosas Marc, debes de darles lo que quieren].
—Hayatımda hiçbir zaman beni bir şeye zorlamayı başaramadılar, ailenin reisinin artık ben olduğu fikrini alsalar iyi olur. [Nunca en mi vida han podido obligarme a hacer algo, será mejor que se hagan la idea de que la cabeza de la familia ahora soy yo]—Con molestia desbordada, Marc respondió al teléfono.
—Hasmet ailesi ile Yilmaz arasındaki rekabet çok arttı, işler böyle devam ederse bu savaş bitmez, tek yol birlik Marc. [La rivalidad entre la familia Hasmet y Yilmaz se ha incrementado eventualmente, si las cosas siguen así esta guerra no tendrá fin, una unión es la única vía Marc.]—Volvió a pelear la mujer en la llamada. El mismo tono enojado de Marc lo tenía con más fuerza.
—Buna ben karar vereceğim. [Eso lo decidiré yo.]
El alfa decidió cortar la llamada de golpe. Las feromonas enojadas empezaron a llenar el pequeño espacio del auto, poniendo nerviosos a sus subordinados. Incluso para alfas normales, las feromonas de un AG eran difíciles de soportar.
Decidió tranquilizarse por el bien de sus hombres y darles un respiro a su ya agitado día de trabajo. Con un suspiro cansado su mente empezó a divagar en diferentes opciones para apaciguar su enojo. Londres no era su ciudad favorita; sin embargo, sabía que había carias opciones entretenidas para distraerlo. Recordó la lista de invitaciones y compromisos que le menciono Ronald esa mañana y su mente hizo click al recordar el nombre de su amigo en ella.
—Llévame al hotel Mondrian – indicó a su chofer.
—Señor, no podemos hacer ningún arreglo por usted, discúlpeme — el joven frente a él realmente estaba cortando los nervios de Frenkie. Al parecer el dinero en efectivo que traía no era suficiente para reservar una habitación básica en el Mondrian, el omega realmente estaba exhausto. Suspiro con pesar y empezó a pensar en otra opción para él.
El hotel Mondrian era un hotel de primera clase, situado cerca del río Támesis, con unos lujos que van arriba de los mil euros, caprichos que los ricos se podían dar sin rechistar. A pesar de que Frenkie estaba acostumbrado a esos lujos, no estaba siendo caprichoso al querer quedarse ahí, era otra la razón por la que le era imprescindible para él estar en ese hotel.
El Mondrian, era uno de los pocos hoteles en Londres que contaban con el sistema Welk, sistema especial para inhibir las feromonas de cualquiera. Las unidades donde salía el aire acondicionado tienen una fórmula especial creada por científicos alemanes unas décadas atrás, este sistema podría suprimir los sentidos olfativos de una persona para detectar el segundo género. Haciendo pasar a cualquiera que entre en el hotel como una beta; es decir, cualquier persona era indetectable. Y eso era justo lo que necesitaba Frenkie.
—Tomas—interrumpió una empleada al hombre que lo atendía — Cuatro de nuestros empleados omegas han tomado el día libre, otros aumentaron su licencia de maternidad.
— ¿Es enserio? — contesta exaltado el otro — Los invitados para la reunión del señor Mikaelson son más de cien, ¿Es casualidad que justo decidan faltar hoy? Si por un momento los omegas dejarán su egoísmo a un lado y dejarán de causar problemas sería un alivio para todos.
—Sabes que incluso con el sistema Welk, el celo no es algo que se pueda suprimir. Tendremos que encontrar otras opciones —contestó la joven a su compañero
Frenkie tenía que aprovechar esa oportunidad. Ignorando las palabras despectivas del chico frente a él, decidió actuar.
— Trabajaré — dijo rápidamente, las dos personas dirigieron su atención a él confuso. Mentir no se le daba bien, pero trato de hacer su mejor esfuerzo. – He trabajado en hoteles anteriormente y como camarero en algunos restaurantes. Si el trabajo aquí puede pagar la diferencia para quedarme, estoy dispuesto a hacerlo.
— Lo siento, pero no podemos hacer eso —dijo la mujer frente a Ethan. Iba a decir algo más cuando la interrumpieron.
— ¿Cuál es tu segundo género? — preguntó abrupto el empleado.
— Soy un beta — respondió inmediatamente el castaño. El otro lo miró con duda.
—Será mejor que no mientas, este lugar estará repleto de alfas en unas horas y aunque no puedas olerlos ni ellos a ti, será un problema que entres en celo abruptamente.
—No estoy mintiendo, si quieres arriesgarte a perder una ayuda extra está en ti — Frenkie no bajó la mirada. El otro joven dudó por un momento y cuando el omega pensó que iba a ser rechazado, el chico apuntó a su compañera.
— Síguela, te mostrarán tu cuarto y te darán el uniforme necesario.
— ¡Tomas! — se quejó la mujer.
— No podemos arriesgarnos. ¿Tienes otra idea? —dijo el enojado chico. Con un suspiro, la mujer empezó a señalarle el camino a Frenkie.
El cuarto que le dieron era básico, de empleado y solo cubría ocho noches. Si seguía así tenía que seguir trabajando ahí para extender su estadía. Apenas había tenido tiempo de establecerse cuando lo arrastraba al salón principal. Suspiro cansadamente, el traje apretado no favorecía a su condición.
Empezó a estudiar el lugar de la fiesta y al ver la situación en la que se había metido se arrepintió de su engaño. El lugar estaba repleto de alfas y aunque no los podía oler, el físico robusto y la presencia fuerte que emanaban era suficiente para deducirlo. Además de que la mayoría de ellos colgaban de su brazo a lo que era indudablemente un omega, ¡los cuales sólo tenían las máximas tres prendas!
Cuando el reloj de su mano hizo un pitido, inmediatamente dejó la bandeja de copas que sostenía para buscar un lugar escondido donde pudiera estar sin molestias ajenas. Esa alarma era la que le recordaba tomar sus inhibidores diarios, dos pastillas diminutas que mantenían su celo y su olor a raya.
Casi siente su corazón caer al ver que solo tenia una pastilla, preocupado se mordió el labio, tendría que comprar más al terminar la fiesta. Con resignación romo la única pastilla que quedaba, sin preocupaciones volvió a trabajar y rezo para que esa sola pastilla hiciera efecto.
— ¡Pero si es el mismísimo Marc Hasmet! — saludo un hombre de barba rubia y traje amarillo, un gusto único en vestimenta que incomodaba a Marc por el chirriante tono, como siempre, decidió no decir nada.
— Leon, ¿cómo ha estado? — saludó mientras apretaban sus puños amistosamente.
— Rencoroso de que no me hayas visitado en los últimos meses, Marc — los dirigió a la mesa principal, con sus hombres siguiéndole el paso. Al pasar muchas miradas se dirigieron a él, su presencia era la más fuerte entre todos presentes, haciendo que los omegas le coquetearan con los ojos. — Veo que tú sigue ahí, debo decir que estoy un poco celoso en la manera en qué haces callar a todos una vez que pisas un lugar.
Marc solo sonrió divertido mientras se sentaba en la mesa de la zona privada, la vista de los edificios y las casas volvían el lugar un disfrute total.
— Dile a tus muchachos que se relajen un poco, estar siguiéndote todo el día debe ser terriblemente cansado — Leon bebió del trago de su vaso con rapidez. Con un gesto Marc dispersó a sus hombres, sabía que aun así estarían pendientes de cualquier amenaza.
— Los años se te notan Mikaelson — se burló el alfa de cabellos dorados.
— Pero este amigo de aquí sigue como lo estaba en mis veinte – presumió el otro mientras señalaba su entrepierna, Marc rodó los ojos. Sabía que ni con el pasar de los años Leon cambiaría su personalidad, a pesar de estar en un mundo parecido al de Marc, eran totalmente diferentes. Leon controlaba una red de bandas criminales por todo Londres, se conoció en una ráfaga de balas ocasionada por su rivalidad antigua. Después de unas palabras y unos tragos, se convirtieron en su rivalidad en una amistad de ya casi seis años.
— He escuchado que tu familia te quiere unir con el omega menor de los Yilmaz, un OG —mencionó León queriendo molestar un poco a su amigo, la cara de irritación de Marc hizo que soltara una carcajada divertida.
— No tengo interés en unirme y sinceramente no creo que lo tenga en un futuro —aseveró el turco, indicando con el tono de su voz que no hablaría más del tema. Leon alzó los brazos en son de paz y llamó por más tragos.
Marc decidió centrarse en la fiesta, poniendo atención en los invitados que se divertían mientras la música sonaba. Se relajo mientras el alcohol hizo efecto en él.
Con aburrimiento apartó su mirada de las personas bailando, cuando una figura llamó su atención. Un joven omega, castaño y alto.
—¿Alguien hizo llamar la atención del gran Hasmet? — lo distrajo su amigo, que le sonrió con un omega ya en su regazo, negando volvió su mirada al salón, pero la figura había desaparecido.
Marc se reprendio mentalmente por pensar que habría tantas coincidencias en el mundo.
—¿Y bien? – pregunto insistente su amigo.
—Nada, solo creí ver un pequeño oğlan. — contestó seco mientras bebía el contenido en su vaso.
Con un equilibrio increíble, el omega lograba moverse elegantemente por el salón lleno de invitados. Trato de ignorar el sudor en su cuerpo la dificultad de su respiración. Un hombre de aspecto americano detuvo su brazo cuando iba a retirarse después de servir su copa.
—¿Eres nuevo aquí? Nunca te había visto, ¿por qué no te tomas una copa conmigo? — el agarre en su mano hizo que Frenkie se enojara, soltándose abruptamente.
— Lo siento, estoy trabajando — iba a girarse cuando nuevamente el hombre agarró su brazo con más insistencia, acercándose.
— Vamos, puedes engañar a todos, pero tus movimientos delicados y figura esbelta gritan que eres un omega — susurró en su oído, provocando un asco en el castaño. — Me he hospedado muchas veces aquí para reconocer a los trabajadores. Cuando hacen fiestas cómo estás los omegas siempre faltan, así que debiste mentir en tu trabajo ¿no?.
Frenkie tragó saliva lentamente, la mirada del otro no le dio buena señal.
—Toma una copa conmigo y prometo no decirle a tu jefe—expresó exigente el rubio.
Frenkie no tuvo más remedio que hacer caso, con un suspiro molesto se sentó al lado del otro. Realmente le molestaba hacer eso, pero no podía dejar que lo sacaran de ese hotel. Ahora entendía porque los trabajadores omegas siempre faltaban a eventos como este; para evitar alfas como el que tenía enfrente.
Con un movimiento brusco Frenkie chocó contra la pared del pasillo jadeando de dolor. Se regaño por ser tan ingenuo al pensar que el otro no tramaría nada, se había encontrado anteriormente en muchas situaciones así; sin embargo, lo que diferenciaba esta ocasión con los demás es que en las otras tenía sus cinco sentidos intactos, dándoles la golpiza de su vida a los alfas de mano larga. El maldito hombre había puesto una droga en su bebida, tenía todo planeado desde antes de agarrarlo del brazo. Agradeció que no fuera un afrodisíaco.
—Aunque el sistema hace bien su trabajo, incluso sin la droga puedo ver que estabas a punto de entrar en celo — murmuró el rubio en su cuello. Dejando un beso en él, provocándole bilis en el omega.
—¿Has acosado a tantos omegas que ya sabes incluso cómo se ven antes del celo?...maldito enfermo — respondió Frenkie desafiando, tratando de recuperar su consciencia. Una parte de él sabía que el tomar una pastilla no sería suficiente, la droga solo dificultó todo. Miro ambos lados del pasillo donde se encontraban, el alfa no había resistido y antes de llegar a la habitación los detuvo ahí. Una decisión inteligente, ahí no pasó nadie, no durante una fiesta tan importante donde toda la atención recaía en el salón principal. Nadie vendría a ayudar a Frenkie.
— Deja que este alfa te ayude con esos dolores — susurró el hombre en su oído. Frenkie cerró duro los ojos, las lágrimas se llenaron en sus cuencas, impidiendo el sentimiento de tristeza que no le daría el gusto al alfa de verlo llorar. Mientras aceptaba el hecho de que sería violado, se preguntó si escapar de casa fue la mejor decisión.
— ¡Ah!¡Mierda!
Una serie de maldiciones lo sorprendió y el peso que tenía sobre él disminuyo. Cuando abrió los ojos se encontró al otro alfa sangrando de la nariz y una figura alta sosteniendo su mano en una posición rara y dolorosa.
—Senin gibi alfalardan nefret ediyorum. [Realmente odio a los alfas como tú]. — gruñó el hombre que lo había salvado. Con un movimiento brusco soltó a su atacante.
—¡Que carajos te pasa!?¿¡Acaso no sabes quién s..!? — al girar para hacer frente al alfa que quitó su diversión, su oración quedó en la nada. El sistema inhibidor funciona a la perfección para reprimir ese sentido olfativo que permite identificar el segundo género; sin embargo, las feromonas de un AG eran un punto aparte.
El ambiente se había tornado pesado, las feromonas enojadas habían hecho temblar las piernas de Frenkie y del otro alfa. No hizo falta usar su voz para doblegar al rubio, él olor amargo inundó el pasillo. Instintivamente el estadunidense mostró su cuello en signo de rendición.
—No te quiero volver a ver en este hotel nunca más, apenas huela tu esencia habrá querido regresar a la seguridad del vientre de tu madre — Marc murmuró amenazante, sus ojos eran dos centelleantes llamas vivas. En respuesta el otro asintió repetidamente mientras luchaba por sostener sus piernas para retirarse de ahí lo más rápido posible. La atención de Marc recayó en él omega frente a él.
—¿Te encuentras bien?—Frenkie casi se ríe de la ridícula pregunta y el alfa inmediatamente se arrepintió de decirlo. Estaba claro que la respiración agitada y el color rojo en su cara indicaban que no. Su nariz empezó a picar por las feromonas de celo del omega.
—Ah...el sistema no funciona en ti ¿no? que suerte, me hubiera gustado nacer como un AG también — el omega empezó a divagar, por el aspecto en el rostro del omega, Marc se dio cuenta que había estado drogado. – Por segunda vez me salvas, debería recompensarte.
Se acercó al alfa mientras acariciaba sus brazos sobre el traje de este. Su omega nubló su juicio y ronroneó en aprobación a la elección que había elegido.
—Por favor ayúdame.
Ante la petición del omega y el fuerte olor a celo proveniente de él, Marc sintió por primera vez en su vida que estaba entre la espada y la pared.
AG (Alfa Gama)
OG (Omega Gama)
Población ABO
Betas: 60% de la población.
Omegas: 20% de la población.
Alfas: 18% de la población.
Omegas Gama: 1.9 % de la población.
Alfas Gama: 0.1% de la población.
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