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🧧!! ' LXII

Jimin observa el vaho de su aliento desvanecerse al instante de moverse de un lado a otro en la terraza. Una costumbre común al estar concentrado.

La voz de Mariam le distrae del ruido de aglomeración que está presente a varios metros abajo en la ciudad, suave y constante como siempre.

—El señor Erdoğan se disculpa por su ausencia en la apertura, pero ha enviado un regalo en disculpa junto una invitación próxima al Palacio Blanco —Jimin asiente mientras da una mirada ligera a la laptop, Mariam continúa hablando con un ritmo automático a pesar de ver que Jimin va y regresa de la videollamada—. El ministro Mevlüt Çavuşoğlu ya ha confirmado su presencia y la de su esposo, al igual que Narendo Modi en representación de India.

Jimin voltea hacia la ventana que da al interior del departamento, observando a Jungkook en sus propios negocios al teléfono y tableta que sostiene. Su mirada es atrapada con un fugazo de regaño por su insistencia de ir al exterior frío a hablar.

Jimin le sonríe mientras ajusta la bufanda a su cuello y luego pasa su otra mano para acariciar su estómago en un toque por inercia.

—¿Qué hay de la prensa? —hace su primera pregunta cuando vuelve su atención a las palabras de Mariam.

—Limitante, como usted lo ordenó. Todos los artistas estarán presentes, y las invitaciones a confirmar casi se han registrado, Hürrem.

Jimin hace un sonido satisfecho, y después de unas discusiones para detalles mínimos finaliza la llamada para Mariam. Una persona más queda todavía en silencio, la cámara estaba apagada.

—Elit —Jimin se sienta en la silla bajo el domo, la nieve apenas ha llegado a los cojines de ahí. Las paredes cristalinas alrededor de él lo cubren con un mecanismo tecnológico ajeno a él, proporcionándole a través de ellas una temperatura que le cubra del frío gélido en la ciudad.

Jimin apreciaba más esos detalles, la pequeña tecnología Hasmet de su alrededor que se mezclaba con los toques tradicionales del Imperio Otomano era tan propia de la Roja. Una mezcla oculta pero perceptible en momentos así.

—Hürrem —Elit le saluda con el mismo tono serio que la caracteriza—, es un gusto poder escuchar su voz y verlo después de varios días.

Jimin le sonríe con sinceridad.

—Dime, ¿qué ha sucedido? —Jimin se acomoda, esperando a lo que sus oídos y ojos en la vida interna de la Roja han rescatado—, ¿el estado de Jabir sigue siendo estable?

Jimin sentía su voz temblar cada vez que el nombre de Jabir salía de sus labios, casi como si quisiera amarrarlo ahí para que no le pasara nada. Temía que un día la respuesta fuera lejana a lo que esperaba.

—Los miembros siguen enviando regalos, mafias y clanes leales a la Roja le felicitan con fervor, la mayoría irá al evento por venir "Elit hace una pausa breve—, Jabir ha mejorado, los mejores veterinarios le atienden día y noche, se han dispuesto guardias que le vigilen en todo momento.

Jimin gira el anillo en su dedo con otro sonido satisfecho, con la aseveración del buen estado de Jabir su respiración se regula poco a poco. Podía estar bien y tranquilo por otro día.

Por otra parte, se siente aliviado con los buenos resultados en la apertura de la gran sección en la galerisi, la cual implicaba un gran impacto en medios internacionales, siendo el primer espacio artístico regido por un omega para omegas en esa parte del hemisferio... ha logrado recabar la suficiente atención global. Mariam se había encargado de invitar Ol's y ONG 's concentradas en funciones únicas a su segundo género, por lo que el fervor de la existencia de su administración no tardó en darse a conocer. Namjoon le había dicho que implicaba su presentación al mundo público como una de las pocas figuras de su casta que son tomadas en cuenta en la sociedad. Alardear sobre eso no se sentía malo, y tampoco había culpabilidad.

—Hürrem, Büyük Valide ha mandado varias opciones de vestuario —la voz de Elit lo trae de vuelta a la reunión improvisada en la que están—, todas son de marcas como Helik's y Aztaec.

Jimin se inclina con interés, y su cerebro empieza a trabajar con lo que las palabras de Elit quieren implicar. Helik's y Aztaec, dos marcas exclusivas que casi siempre tenían una lista de espera de casi dos meses, Jimin sabía que apenas tenían publicidad por el público al que era dirigido: omegas de élite. Omegas embarazados.

—Quiere que confirme mi estado —no era una pregunta—, un anuncio público de mi embarazo con discreción.

Elit hace un sonido en acuerdo, Jimin se inclina y observa un punto fijo delante de él. Su mente entra en un círculo interminable de preguntas, buscando una respuesta a lo que debería hacer. Acababa de empezar una relación tolerante con Belma Hasmet, por lo que aparecerse frente a ella con otras opciones a los de su elección sería tomado como una respuesta contraria a los deseos de Büyük Valide. Esto iba más allá de una cuestión de estetica y moda, nada era fácil en ese clan y había aprendido que detalles tan irrelevantes como la ropa y accesorios ostentaban títulos.

Por otra parte, anunciar su estado al mundo social parecía peligroso, porque a pesar de hacerlo en la oscuridad de las elites bajas, hacerlo a ojo general sostendría una posición que no demuestra miedo.

Con la expulsión de los hatuns y la reunión de hace unos días, el agua aún parecía turbia.

—Hürrem —Elit habla después de un rato—, me pidió una vigilancia reducida y de confianza, y considero que este tipo de tema.... es mejor que usted lo analice en persona.

Jimin frunce el ceño, no le gustaba los bordes de expresión que la mujer tenía en el rostro.

—¿Qué pasa?

—Algo ha pasado... en la mansión mavi.

Jimin se tensa de inmediato al escuchar eso. Alexander y Azra.

Sus preocupaciones empiezan a desbordarse con las suposiciones que ya se hace, pensar en lo peor hace que su cuerpo tiemble. Una sensación de vértigo se expande de pies a cabeza, interrumpiéndose solamente cuando un ruido sobre el ventanal que lo separa de Jungkook le llega.

Jimin cierra la computadora y voltea.

Jungkook le hace un gesto para que entre, su expresión le hace saber que no aceptará una negativa.

Jimin se levanta y toma unos segundos para recomponerse, suprimiendo en lo más posible sus fermonas agrias. Cuando siente que el color le vuelve al rostro, da la vuelta y camina al interior de la sala.

Jungkook lo recibe poniéndole una cobija sobre sus hombros.

—El invierno ya está aquí, toma precauciones con tu salud —le dice serio, Jimin apenas es capaz de entender sus palabras. Su preocupación está en otro lado, Jungkook lo nota—. ¿Qué sucede?

Jimin carraspea, ajustando la cobija en su cuerpo toma la mano de Jungkook con cariño y le sonríe. Duda por un segundo cuando una mentira se quiere deslizar de su boca, inventar excusas se le ha facilitado en los últimos meses, por lo que no piensa dos veces antes de hacerlo.

Pero era Jungkook quien estaba frente a él, y eso implicaba que pensara con más severidad las cosas antes de hacerlas y decirlas. Jungkook no era un hombre que tomara castigos drásticos con las personas bajo su mando, especialmente los cercanos; sin embargo, Jungkook sí era un alfa de palabra y rectitud más o menos aceptable. Con todo eso, era difícil adivinar por dónde se guiarían sus acciones si le contaba sobre Azra y Alexander.

—Hay algo que no te he dicho, algo que tiene que ver con la presencia del omega de la Corse —Jimin alza la mirada, la expresión de Jungkook es calmada y paciente, expectante a que continúe.

No más mentiras.

—Entiendo que puede implicar muchas cosas en el futuro, pero no pude ofrecer más que protección a la persona que me ofreció lo mismo.

Jungkook le observa sin alteración alguna. La preocupación en el rostro de Jimin le hace dar un paso más. Ahora que Jimin había abierto la brecha de sinceridad, sentía que tenía que ofrecer lo mismo, así que lo toma entre brazos y lo acerca a su pecho, Jimin se sorprende brevemente por eso.

—Lo sé —dice Jungkook—, estoy consciente del vínculo entre Alexander Cariporsi y Azra.

Jimin se llena de confusion, alejando su pecho para poder ver el rostro de Jungkook, el cual no muestra ningún signo de enojo o sorpresa.

—¿Cómo...?

—Conozco a mis hombres como me conozco a mí mismo —responde Jungkook con simplicidad—, además, una atracción así no se puede ocultar a las personas que la comprenden.

Jimin se retrae cuando los labios de Jungkook se alzan en una sonrisa que comparte después. Una pequeña broma privada.

—Entonces debes de saber lo que implica.

Jungkook ríe ligero, poniendo una mano en la cintura de Jimin en un movimiento de posesión.

—No importa cuánto lo intenten o qué fuerza externa esté alrededor —el tono de voz es bajo, haciendo que Jimin lo encuentre aun más atractivo—, el límite de sus sentimientos siempre llegan a un colapso inminente.

Jungkook suspira en su oído, sabiendo bien el efecto que provocará en el cuerpo contrario. Jimin respira hondo, sintiendo los estragos sobrantes del rut finalizado de Jungkook volver.

Un quejido sale de sus labios cuando el alfa se inclina y le besa el cuello, provocando que su cuerpo tiemble a medida que su agarre incrementa.

La llegada de un sonido hueco les despierta abruptamente, molestando a ambos por igual.

—Amir, Hürrem... —una voz nerviosa les llama a través de la puerta principal—, su transporte ha llegado.

Jungkook tuerce el cuello, la irritación clara que muestra hace que Jimin contenga una risa.

—No tenemos que ir —Jungkook murmura mientras cambia su mano a su espalda baja, Jimin la aparta con diversión apenas fingida.

—Tu madre ha hecho esta cita especialmente por mí, su preocupación por reforzar tu vínculo con el embarazo me parece algo importante como para ignorarlo.

—Pero si ya he reforzado lo necesario contigo en estos días.

Jimin sonríe y se aleja de él, saca la manta de sus hombros y camina hasta el perchero para tomar su abrigo junto con el de Jungkook.

—Es diferente —responde a la par que escapa de otra mano traviesa de Jungkook; quien no hace otro intento después de eso.

Cuando salen del calor que los acogió en los últimos días, son recibidos por el saludo formal de los guardaespaldas y el personal que se encargará de la limpieza del piso. Jimin responde con una sonrisa y deja que Jungkook le tome la cintura en todo el trayecto hacia abajo. Una vez en el frío gélido de Estambul la presencia del invierno ha sido asegurada para todo el país. Con la ropa cálida envuelta a su alrededor Jimin se da cuenta de lo apretada que le queda a comparación de hace unos meses.

Su cuerpo está cambiando, y la mano cálida de Jungkook sobre la suya le hace ver que sus percepciones de lo que sería su vida ha cambiado comparado a lo que pensaba hace unos años.

Sonríe, inhalando tranquilidad después de mucho tiempo.

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Jimin observa la estructura a su alrededor con cierto escepticismo. La luz blanca y el piso de mármol azul con enredaderas acomodadas elegantemente le hacia tener cierto rechazo por la clase que exudaba el lugar. Y a pesar de la tranquilidad que le transmitía la presencia de Jungkook a su lado no pudo evitar sentirse desaliñado con todo a su alrededor.

La omega delante de él, a quien apenas había escuchado, seguía explicando la finalidad del lugar con relación a la paternidad, la importancia de la relación omega-alfa en la sociedad y su trascendencia a una escala espiritual.

El lugar hubiera parecido más aceptable si hubiera gente alrededor, pero la exclusividad de los Hasmet de hacer reservaciones completas no aportaba a sus ya nerviosos sentidos.

Jimin había mirado dudoso a Jungkook cuando los llevaron a la "Habitación Kali", un espacio cerrado con colores tenues que usaban mayoritariamente en ambientes frecuentes de omegas para su relajación. Jimin había estado a dos palabras más de "lazo mate y sumisión omega" para dar una vuelta y salir por la ostentosa puerta del "Templo" al que le trajeron, no hubiera regresado aún si Jungkook no lo seguía. Afortunadamente, la omega no dijo nada mas, y guardó silencio en el momento en que una mujer, otra omega, entró al cuarto.

Después de eso, la "guía"que los condujo en ese laberinto de oro y exclusividad, se limitó a dar reverencias largas hacia ellos y despedirse para dejarlos con la nueva presencia.

Jungkook lo voltea a ver con curiosidad, esperando alguna expresión que denote lo que él también estaba pensando, Jimin lo entendía.

La mujer, de rasgos de Oriente Medio y sonrisa delgada, exudaba no nada más que una vibra parecida a ver monjes de las altas montañas de las zonas rurales en China. La edad entre sus arrugas denotaba una sabiduría que le incomodaba por el peligro de decir algo incorrecto.

—Señores Hasmet, es un honor ser elegida para un asunto tan importante, la llegada de los primeros hijos siempre es transcendental —otra inclinación, Jimin había tenido las suficientes por hoy.

—Señorita Begam —Jungkook es el primero en hablar, limitándose a dar una inclinación ligera de la cabeza que Jimin imita—, le agradezco por el espacio a pesar de su apretada agenda. Espero gran discreción con este asunto aún no público por parte de su grupo —el tono de Jungkook, aunque se percibe amable, baja unos decibeles en una amenaza que se capta rápidamente. En esta situación, las feromonas de advertencia no son necesarias para los gama, no cuando su presencia es suficiente arma de intimidación. Jimin se avergüenza por eso, y está apunto de disculparse en nombre de su orgullo, pero la sorpresa que le trae la inescrutable expresión de la mujer le calla. Su olor se mantiene normal, sin ninguna alteración.

Bueno, alguien tenía un entrenamiento riguroso.

—La discreción es la especialidad del Kalij, no importa nada más que la comodidad de ambos aquí —la respuesta es tranquila y amable, la voz no le tiembla ni un poco. Jimin percibe el minúsculo estupor de Jungkook ante eso, denotando que esto no le había pasado antes.

Arundhati Begam, de las pocas omegas en India que han logrado relucir en la historia de la región. Un personaje de fama internacional de gran importancia gracias a sus promociones de la espiritualidad del lazo entre alfas y omegas. Arundhati apenas era vista en los medios por su popularidad social y política.

Perseguida por el gobierno de su país por sus ideas revolucionarias, logró plantar un imperio en base a libros y conferencias que le abrió paso a una protección internacional.

Jimin se siente anonado, el orgullo de su segundo género se hincha en la presencia de la mujer, apenas es capaz de contener una sonrisa.

Sin embargo, por otra parte muy diferente, Jungkook parece perdido e irritado, alzando la ceja con interés su máscara de seriedad parece caerse por unos segundos antes de volver a su lugar correcto. Estar acostumbrado a la sumisión absoluta de todos a su alrededor le hace sentir ajeno a esta situación.

—Gemelos, por lo que he escuchado —Arundhati se dirige a Jimin, quien reacciona rápidamente de su admiración con una asentimiento. La mujer sonríe, Jimin encuentra la expresión contagiosa, por lo que hace lo mismo—, el embarazo brilla en tus mejillas, son deseados.

—Lo son —Jimin responde de inmediato, la sinceridad es tan rápida que no logra controlarlo.

Jungkook mueve la cabeza hacia él y la atención de la mujer recae ahora sobre el alfa. No le dice nada, pero Jimin lee el entendimiento que se transmite sobre ella.

—El vínculo de alfa-bebé suele ser tardío, y además de la protección instintiva... los celos también son razones para eso.

—¿Celos? —Jungkook objeta con diversión, como si la señora Arundhati hubiera dicho algo divertido—, no estamos en esa línea.

—La negación es un paso, y a pesar de que no hay mucha información de los alfas gama, sé con seguridad que son más posesivos de lo que aparentan, ¿cierto, señor Hasmet?

Jungkook aprieta los labios y la mujer sostiene los ojos con la misma expresión afable del principio. A pesar de que las opciones de desaparición pronta para la mujer están en su mente, controla su temple como siempre, sin dejar que alguna feromona denote su ligero enojo.

Jimin se apresura a intervenir y sacar uno u otro tema de conversación, preguntas sinceras que la señorita Arundhati responde con amabilidad.

Jungkook no dice nada en el resto de la conversación, y cuando llega el momento de sentarse en imitación a la mujer sobre una manta parecida al tasbih, Jimin se percata que el alfa parece algo recio a seguir órdenes, incluso en ese contexto le sorprendería que lo hiciera de inmediato.

—¿Qué tan seguido ha tocado el vientre de su pareja, señor Hasmet?

Jungkook hace una expresión consternada, por lo que Jimin tiene que reprimir una sonrisa divertida.

—No me gusta el contacto —finaliza Jungkook, con un volumen casi mecánico y medido. Jimin baja la cabeza con la sensación de la risa en su boca, la mentira de Jungkook para él es obvia.

Apenas si había dejado de tocarlo en el auto, sin dejar algún espacio entre ellos.

—Bien, si eso fuera así su esposo no estaría en gestación.

Jungkook parece querer decir algo, pero no mueve sus labios después de un rato. Por la vena en su cuello, palpitando salvajemente, Jimin notaba que la situación ajena a su control le estaba haciendo una gran irritación de ceja en ceja.

—Bueno, sus actividades maritales no son el tema de hoy —la mujer mueve la mano, restando importancia a la conversación de hace un rato—. Señor Hasmet, ¿podría sentarse detrás de su omega?

Jungkook relaja su expresión después de eso, se para de su propia colcha y camina detrás de Jimin con calma, quien se sobresalta brevemente cuando Jungkook se pega demasiado a su espalda. La ropa de lino que les hicieron poner al principio les facilitaba la flexibilidad, pero no la separación de contacto.

—No tan cerca —la señorita Arundhati murmura, casi como un regaño directo. Jimin se sorprende cuando Jungkook se mueve, haciéndole caso a ella. Jimin inhala profundo, la respiración de Jungkook tan cercana a su nuca le hacía ponerse un poco avergonzado, sus feromonas estaban poniéndose dulces—. Ahora, abrace el vientre desde atrás.

—¿Disculpe? —Jimin expresa confundido, tensando su cuerpo de inmediato. A esto la señora Arundhati no le da una respuesta seca como con Jungkook, sino que le sonríe con paciencia.

—Es normal que nosotros tengamos cierta... sensación al toque de nuestro vientre cuando nos embarazamos, somos posesivos si no habíamos dado el permiso para hacerlo, aún si se trata de nuestra pareja.

Jimin muerde su labio, la incomodidad se ha pasado ahora a él. Puede sentir que Jungkook no está mejor detrás de él, el olor rasposo alrededor lo denota; sin embargo, esta vez no tarda mucho en mover ambos brazos para rodearlo.

—Tendré cuidado —Jungkook le murmura suave, por lo que Jimin se relaja después de un rato.

—Sienta el bulto que el crecimiento de sus bebés hacen en su mate, el peso es pequeño pero presente. Aunque apenas es perceptible, su presencia es segura, latiendo a la par del señor Jimin —la mujer cierra los ojos, tranquila y con voz suave alza las manos, haciendo movimientos circulares al aire para que Jungkook los imite. Jungkook vuelve a dudar, pero termina haciéndolo de todos modos, Jimin se relaja ante el tacto, notando que no era tan malo como pensó en un principio.

El alfa siente vibrar a su lobo, el toque suave de sus manos contra la piel de Jimin es diferente a lo que están acostumbrados. Y a pesar de que el silencio se vuelve presente entre los tres, los latidos de Jungkook parecen hacer eco en los oídos de Jimin, quien siente un extraño calor surgir del centro de su estómago, muy diferente al de la lujuria.

—Su relación se ha ampliado, sus lobos sienten la presencia de lo que será su descendencia —la voz de la señora Arundhati vuelve a surgir y Jimin nota que casi se olvida de su presencia en el lugar tranquilo—, ¿qué tan seguido les hablan?

<<Diario>>, Jimin piensa para sí mismo. Cada noche antes de dormir lo hacía, acariciando el bulto sobre la tela delgada se dejaba llevar completamente por ellos. Eran una parte de él, después de todo.

Jimin observa a la mujer, notando que la mirada de ella permanece detrás de él, donde Jungkook se encontraba.

—Es un buen momento para hacerlo, señor Hasmet, es un lugar seguro.

Jungkook para sus movimientos en seco, para después separarse ligeramente de Jimin.

—Prefiero no hacerlo.

Jimin no se molesta ante sus palabras, sabía que irían paso a paso con la aceptación a su estado. La preocupación de Jungkook por su vida y la necesidad de protección por sus bebés debían contraponerse una y otra vez.

—Entiendo —la omega no presiona; intuyendo que posiblemente estaba pisando un camino frágil decide avanzar a otras actividades parecidas.

Un día de masaje y cercanía con Jungkook hizo que Jimin se relajara en extremo, imaginar al alfa lavándole los pies y el vientre había permanecido así, una imaginación, hasta hoy. Había estado preocupado por la irritación en aumento de las fermonas de Jungkook con cada orden de la señora Arundhati, pero después de la meditación conjunta fue un poco mas flexible, mayormente si se trataba de un ejercicio con contacto físico.

La señora Arundhati los acompañó hasta el final, separándose solo cuando llegaron al baño de sauna, donde Jungkook casi se queda dormido.

Observar la tranquilidad en su rostro era muy ajeno para Jimin, así que decidió dejarlo ser en esa brevedad, sólo acariciando su cabello y rostro pudo observar de cerca la ojeras que adornaban el rostro del alfa. Jimin se sintió un poco mal por eso, sabiendo que Jungkook había controlado muchos de sus impulsos y naturaleza en el rut para no lastimarlo, podía asegurar que Jungkook guardaba amor en su corazón por los bebés, incluso si ese cariño estaba muy guardado y controlado, era presente.

Observar cómo se desenvolvería en los próximos meses le hacía querer ser paciente.

—Espero verlos en dos semanas —la mujer da una reverencia profunda cuando los despide en la salida del templo. Jimin corresponde de la misma manera con una sonrisa satisfecha, su cuerpo se sentía muy relajado.

—¿Hay más? —Jungkook pregunta estrechando los ojos, sin molestarse en responder al gesto de despedida. Jimin siente el impulso de golpearlo.

—Así es, señor Hasmet, su madre es muy seria con el asunto de sus nietos —responde la señora Arundathi sin un tono molesto por la grosería del alfa—, estaré volviendo a Turquía, intente hacer la actividad que no pudo de hoy, en privado si prefiere.

Jungkook tuerce la boca ante las palabras, a diferencia de la serenidad en Jimin, su cuerpo punza y arde de dolor. El estrés de cosas sucediendo fuera de su control lo sobrepasaba demasiado, por lo que sólo se limita a dar un asentimiento minúsculo para después tomar a Jimin de la cintura y conducirlos hacia las camionetas que los esperan.

La mujer no dice nada, quedándose hasta que el grupo de coches negros se retiran en una fila elegante. Cuando desaparecen entre el camino de árboles da un suspiro largo y se gira. Los años de entrenamiento espiritual y la cultura de superstición de su país le han enseñado a medir las aguas próximas a una tormenta. Un ciclón es lo menos que se espera de todo esto.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Namjoon impacta su mano contra la piel de Azra con una fuerza apenas medida. El omega detrás de ellos hace una expresión consternada y se apresura a moverse al lado del cuerpo en rodillas del alfa.

—Arjantin! [Bestia] —brama Namjoon mientras alza su mano otra vez, logrando un sonido extraño de Alexander cuando vuelve a pegarle a Azra:. Beceriksiz canavar! [Inepta bestia].

Su mano se prepara de nuevo, con la mano cerrada en puño se determina a dar un tercer golpe que es interrumpido cuando Alexander se pone frente a Azra. La expresión de Namjoon se suaviza brevemente pero sus feromonas siguen siendo fuertes.

—Joven Cariporsi, por favor, déjeme castigar a este vasallo como se merece. Unos cuantos golpes es lo menos que se ha ganado.

Alexander mueve la cabeza en una negación desesperada, teniendo una mínima preocupación por su desnudez apenas cubierta por sábanas. Namjoon chasquea la lengua y le da una mirada de advertencia al hombre detrás de Alexander.

Azra aprieta los labios y jala al omega detrás de él, cubriéndolo enteramente con su cuerpo da una mirada seca a Namjoon.

—¿Ahora eres posesivo? ¿Debo recordarte a quién has marcado con tu olor? —Namjoon vuelve a alzar la voz molesto—. ¡Aún si no lo has marcado de sangre, pude oler tu esencia sobre él apenas llegué a la costa! Incluso... —Namjoon se corta—, incluso tu alta posición en el clan no puede salvarte de una sentencia de muerte, Azra.

Azra cierra los ojos con pesar. La furia de Namjoon, aunque rara era, siempre lograba subyugar y dominar hasta el alfa más feroz de las filas militares de la Roja, retumbando entre ellos para no olvidar la posición de Namjoon entre ellos.

En este momento no veía a su afable y tranquilo amigo, sino al såg el sanguinario de la dinastía Hasmet. El que siempre seguía órdenes y nunca demostraba piedad ante las acciones de muerte.

—Todos los sirvientes de la mansión mavi son leales a Hürrem, por lo que harán oídos y ojos sordos a lo que ha pasado. Su preocupación sincera me ha enviado para tu protección —Namjoon continúa serio—. Siendo mañana un día importante para él, ¿aún tienes las agallas para preocuparlo?

—No merezco nada de lo que Hürrem me ha ofrecido, tres golpes sobre mi son lo menos por la humillación que le he dado al clan —Azra responde serio, sin subir la cabeza y limitando sus feromonas. No quería que Namjoon reaccionara de más y suprimiera inconscientemente a Alexander; porque, incluso si estuvieran en la privacidad de su habitación, las feromonas viajarían por toda la costa. El alcance de la dominancia de Namjoon no era algo que tomar a la ligera, por lo que aprieta las manos sobre sus rodillas—, es por eso, que te pido que no le digas hasta que pase mañana, dos días a la mucho es todo lo que te pido.

Namjoon quiere gruñir ante eso.

—¿Me atreves a pedir que le mienta... a la otra cabeza del imperio? —su amigo estaba empezando a enojarse más, por lo que Azra se apresura a explicarse.

—Sabes bien que mañana es un día importante, la salud de Hürrem es la mayor importancia del clan en este momento, si él... si arruinó su día y pasa algo... —Azra no quería terminar, su voz no salía de pensar en un mal para Hürrem—, Namjoon, después de eso... yo mismo me cortaré la cabeza.

Namjoon se queda estático ante lo que escucha; las palabras de Azra siempre eran más que la verdad, sus juramentos eran de acero y oro, no había espacio para dudas entre sus decisiones ya tomadas. Su estado en furia bajó hasta casi desaparecer, otro sentimiento se sobreponía al enojo, uno que iba motivado por la amistad de años sinceros.

Alexander estaba empezando a alterarse otra vez, las palabras del alfa le habían enfriado la sangre y su tono de piel estaba más blanco de lo normal. El estado frenético del único omega ahí había puesto en guardia a los dos, un instinto de protección de antaño.

—Azra.

—Pero por favor —Namjoon es interrumpido—, ponlo a salvo.

—Azra —vuelve a llamar Namjoon, esta vez con una voz casi desesperada.

—Una vida... por otra.

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