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🧧!! ' II

Cuando las turbulencias finalmente cesaron, Jimin pudo respirar con tranquilidad. Con su aliento estabilizándose y la neblina de su mente esfumándose, pudo recobrar la conciencia de su entorno paulatinamente. Al ver alrededor, su cuerpo se tenso y la alerta en su cabeza parpadeo al notar las miradas penetrantes de los alfas de traje oscuro que lo rodean, atentos a cualquier movimiento peligroso de su parte.

En medio de su desconcierto, el omega percibe un cálido agarre en su mano izquierda. Sorprendido, voltea para ver al hombre que lo sujetaba con cierta suspicacia en su mirada. Jimin sentía que su rostro se coloreaba de vergüenza y el pánico le inundaba de pies a cabeza ¡Incluso le había herido por el agarre de sus uñas, estaba muerto!

—Oh...discúlpeme, por favor —murmura apenado mientras aparta su mano. El alfa no dice nada y le sigue observando, la inexpresividad en su rostro le asusta y hace que rehuya su mirada. Pensando qué tal vez el hombre hablaba otro idioma, sigue disculpándose—. ¿Pa-pardon...? Le tengo mucho miedo a los aviones y ni siquiera estoy consiente cuando...

—Está bien, oğlan. —contesta el hombre interrumpiéndolo, dejando a Jimin congelado en su lugar. El extraño acento del alfa lo hizo pensar que podría ser europeo, pero el tono frío en su voz le frenaba para preguntar. Se siente estúpido por hablar en un idioma equivocado y su incomodidad solo incremento al notar lo enrojecida que se volvía la herida que le había provocado. Intentando remediar su error, Jimin saca con prisa unas banditas de su bolso.

—Permítame, por favor —su mano tiembla, y un escalofrío le recorre cuando roza nuevamente la piel del alfa. Era claro que no era un hombre común, con tan solo una mirada Jimin pudo deducir qué tipo se había encontrado. Las maldiciones en su mente solo se intensificaban al darse cuenta de las fuertes feromonas que emanaban del alfa frente a él. Era un Gama. Vaya suerte.

Jungkook mira con extrañeza la bandita con ositos de decoración, tan infantil objeto definitivamente no quedaba en su tosco cuerpo. Sin embargo, decide guardar silencio y enfocar su atención en el joven omega frente a él. Nota cómo los nervios parecían aumentar en el chico, como si temiera que lo mandara a matar en ese mismo instante.

Comprendía que en este mundo, un omega nunca sabía qué clase de personas podía encontrarse a la vuelta de la esquina. Las mismas razones que hacen inocentes a los alfas, a los omegas los hacía culpables. Mientras tanto, Jimin comenzaba a formular varias opciones de escape y Jungkook no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa interna ante la reacción del omega. Aunque no tenía la intención de dañarlo, la presencia imponente del alfa Gama podía ser intimidante.

—Hemos aterrizado, de manera tranquila, recojan sus bolsas y maletas que se encuentran en el compartimento abajo o arriba suyo. Diríjanse a las salidas que marcan las auxiliares sin empujarse. Gracias por volar con nosotros, tengan una estadía agradable.

Finalmente, el avión aterrizó y la voz automática anuncia el final del vuelo. Jimin, sumido en su nerviosismo, agradecía a la voz en silencio. No tardó mucho para que la misma amable azafata que lo había llevado a la primera clase volviera a aparecer, y Jimin sintió que tanta suerte no era posible.

—Por favor, acompáñeme para que pueda recoger sus pertenencias en el ala común —sonríe ella—, recuerde que por el cambio de clase tendrá que pagar una pequeña cantidad por los minutos aquí, especialmente si ha solicitado algún servicio adicional.

Jimin se congela al oír eso, retrocediendo en su asiento mientras observa el rostro tranquilo de la mujer que le mira de vuelta. Tenía el dinero en efectivo exacto para el hotel en el que se quedaría y usar la tarjeta no era una opción. Realmente había sido mucha suerte, en algún momento se agotaría.

Con un suspiro cansado, acomoda su ropa y empieza a seguir a la beta con resignación. Y con una última mirada al hombre, Jimin deja la cabina. Esos ojos dorados realmente le ponían los pelos de punta, y a pesar de tener cierta seductividad en ellos toda la presencia imponente del alfa le hacía temblar, así que el alivio llegó a él de inmediato cuando salió del lugar. Estaba seguro que aún podía sentir su mano quemar por el toque del otro hombre.

Una vez en los suelos londinenses del aeropuerto, se dirigió hacia el área de pago para cubrir el costo del servicio de primera clase. Sin embargo, para su sorpresa, alguien más ya había pagado su asiento por él.

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—Ailede işler tehlikeli bir hal alıyor Jungkook, onlara istediklerini vermelisin. [Las cosas en la familia están volviéndose peligrosas Jungkook, debes de darles lo que quieren].

—Hayatımda hiçbir zaman beni bir şey yapmaya zorlayamadılar, neden şimdi başlasınlar? [Nunca en mi vida han podido obligarme a hacer algo ¿Por qué empezar ahora?]

—Hasmet ailesi ile Yilmaz arasındaki rekabet çok arttı, işler böyle devam ederse bu savaş bitmez, tek yol birlik Jungkook [La rivalidad entre la familia Hasmet y Yilmaz se ha incrementado enormemente, si las cosas siguen así esta guerra no tendrá fin, una unión es la única vía, Jungkook] —el tono de su madre no fluctuaba. Pero incluso con ella, Jungkook tenía un límite, la mención de la unión era un explosivo en su humor que trababa en su nervio ante cada mención.

—Buna ben karar vereceğim [Eso lo decidiré yo] —Jungkook decide cortar la llamada de golpe, haciendo que su mano presione con demasiada fuerza el aparato, dañando su pantalla inservible. Con un suspiro, lanza el celular por la ventana.

Las feromonas enojadas empezaron a llenar el pequeño espacio del auto, poniendo nerviosos a sus subordinados que le acompañaban. Incluso para alfas normales, las feromonas de un Gama eran difíciles de soportar y la presión podía hacer que se desmayaran. Así que decide tranquilizarse y darle un respiro a su ya agitado día de trabajo.

Con un suspiro cansado, su mente empieza a divagar en diferentes opciones para apaciguar su enojo.

Londres no era su ciudad favorita, pero sabía que tenía varias opciones entretenidas para distraerse. Recordando la lista de invitaciones y compromisos que Namjoon le había mencionado esa mañana, su mente empezó a trabajar sobre un destino de su agrado.

—Llévenme al hotel Mondrian.

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—Señor, no podemos hacer ningún arreglo por usted, discúlpeme. —El joven frente a él realmente estaba cortando los nervios de Jimin. Al parecer el dinero en efectivo que traía no era suficiente para reservar una habitación básica en el Mondrian, el omega realmente estaba exhausto. Suspiró con pesar y empezó a pensar en otra opción para él.

El hotel Mondrian era un hotel de primera clase, situado cerca del río Támesis, con unos lujos que van arriba de los mil euros, caprichos que los ricos se podían dar sin rechistar. A pesar de que Jimin estaba acostumbrado a esos lujos, no estaba siendo caprichoso al querer quedarse ahí, era otra la razón por la que le era imprescindible para él estar en ese hotel.

El Mondrian era uno de los pocos hoteles en Londres que contaban con el sistema Welk, sistema especial para inhibir las feromonas de cualquiera. Las unidades donde salía el aire acondicionado tenían una fórmula especial creada por científicos alemanes unas décadas atrás, este sistema podía suprimir los sentidos olfativos de una persona para detectar el segundo género. Haciendo pasar a cualquiera que entre en el hotel como un beta; es decir, cualquier persona era indetectable. Y eso era justo lo que necesitaba Jimin.

—Thomas —interrumpió una empleada al hombre que lo atendía—. Cuatro de nuestros empleados omegas han tomado el día libre, otros empezaron su licencia de maternidad.

—¿Es en serio? —contesta exaltado el otro—. Los invitados para la reunión del señor Mikaelson son más de cien, ¿es casualidad que justo decidan faltar hoy?, Si por un momento los omegas dejaran su egoísmo a un lado y dejaran de causar problemas sería un alivio para todos.

—Sabes que incluso con el sistema Welk el celo no es algo que se pueda suprimir. Tendremos que encontrar otras opciones —Contestó la joven a su compañero. Jimin tenía que aprovechar esa oportunidad. Ignorando las palabras despectivas del chico frente a él, decidió actuar.

—Trabajaré —dijo rápidamente, las dos personas dirigieron su atención a él confusos. Mentir no se le daba bien, pero trató de hacer su mejor esfuerzo—. He trabajado en hoteles anteriormente y como camarero en algunos restaurantes. Si el trabajo aquí puede pagar la diferencia para quedarme, estoy dispuesto a hacerlo.

—Lo siento, pero no podemos hacer eso —dijo la mujer frente a Jimin. Iba a decir algo más cuando la interrumpieron—. ¿Cuál es tu segundo género? -ñ—preguntó abrupto el empleado.

—Soy un beta —respondió inmediatamente el castaño. El otro lo miró con duda.

—Será mejor que no mientas, este lugar estará repleto de alfas en unas horas y aunque no puedas olerlos ni ellos a ti, será un problema que entres en celo abruptamente.

—No estoy mintiendo, si quieres arriesgarte a perder una ayuda extra,  está en ti. —Jimin no bajó la mirada. El otro joven dudó por un momento y cuando el omega pensó que iba a ser rechazado, el chico apuntó a su compañera.

—Síguela, te mostrará tu cuarto y te dará el uniforme necesario.

—¡Thomas! —Se quejó la mujer.

—No podemos arriesgarnos. ¿Tienes otra idea? —dijo enojado el chico. Con un suspiro, la mujer empezó a señalarle el camino a Jimin.

El cuarto que le dieron era básico, de empleado y solo cubría ocho noches. Si seguía así tendría que seguir trabajando ahí para extender su estadía. Apenas había tenido tiempo de establecerse cuando lo arrastraron al salón principal. Suspiró cansadamente, el traje apretado no favorecía a su condición.

Empezó a estudiar el lugar de la fiesta y al ver la situación en la que se había metido se arrepintió de su engaño. El lugar estaba repleto de alfas y aunque no los podía oler, el físico robusto y la presencia fuerte que emanaban era suficiente para deducirlo. Además de que la mayoría de ellos colgaban de su brazo a lo que era indudablemente un omega, los cuales sólo tenían máximo tres prendas.

Cuando el reloj de su mano hizo un pitido, inmediatamente dejó la bandeja de copas que sostenía para buscar un lugar escondido donde pudiera estar sin molestias ajenas. Esa alarma era la que le recordaba tomar sus inhibidores diarios, dos pastillas diminutas que mantenían su celo y su olor a raya. Casi siente su corazón caer al ver que sólo tenía una pastilla, preocupado se mordió el labio, tendría que comprar más al terminar la fiesta. Con resignación tomó la única pastilla que quedaba, sin preocupaciones volvió a trabajar y rezó para que esa sola pastilla hiciera efecto.

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—¡Pero si es el mismísimo Jungkook Hasmet! —Saludó un hombre de cabello rubio y traje amarillo, un gusto único en vestimenta que incomodaba a Jungkook por el chirriante tono, como siempre, decidió no decir nada.

—Bangchan, ¿cómo has estado? —Saludó mientras apretaban sus puños amistosamente.

—Rencoroso de que no me hayas visitado en los últimos meses. —Jungkook los dirigió a la mesa principal, con sus hombres siguiéndole el paso. Al pasar muchas miradas se dirigieron a él, su presencia era la más fuerte entre todos los presentes, haciendo que los omegas le coquetearan con los ojos—. Veo que tu encanto sigue ahí, debo decir que estoy un poco celoso en la manera en que haces callar a todos una vez que pisas un lugar.

Jungkook solo sonrió divertido mientras se sentaba en la mesa de la zona privada, la vista de los edificios y las casas volvían el lugar un total disfrute.

—Dile a tus muchachos que se relajen un poco, estar siguiéndote todo el día debe ser terriblemente cansado. —Bangchan bebió del trago de su vaso con rapidez. Con un gesto Jungkook dispersó a sus hombres, sabía que aún así estarían pendientes de cualquier amenaza.

—Los años se te notan, Bangchan. —Se burló el alfa de cabellos negros.

—Pero este amigo de aquí sigue como lo estaba en mis veinte. —Presumió el otro mientras señalaba su entrepierna, Jungkook rodó los ojos. Sabía que ni con el pasar de los años Bangchan cambiaría su personalidad, a pesar de estar en un mundo semejante al de él, eran totalmente diferentes. Bangchan controlaba una red de bandas criminales por todo Londres, se conocieron en una ráfaga de balas ocasionada por su rivalidad antigua. Después de unas palabras y unos tragos, habían convertido su rivalidad en una amistad de ya casi seis años.

—He escuchado que tu familia te quiere unir con el omega menor de los Yilmaz, un OG. —Mencionó Bangchan queriendo molestar un poco a su amigo, la cara de irritación de Jungkook hizo que soltara una carcajada divertida.

—No tengo interés en unirme y sinceramente no creo que lo tenga en un futuro —Aseveró el turco, indicando con el tono de su voz que no hablaría más del tema. Bangchan alzó las manos en son de paz y llamó por más tragos.

Jungkook decidió centrarse en la fiesta, poniendo atención en los invitados que se divertían mientras la música sonaba. Se relajó mientras el alcohol hacía efecto en él. Con aburrimiento apartó su mirada de las personas bailando, cuando una figura llamó su atención. Un joven omega, castaño y bajo.

—¿Alguien logró llamar la atención del gran Hasmet? —lo distrajo su amigo, que le sonrió con un omega ya en su regazo, negando volvió su mirada al salón, pero la figura había desaparecido. Jungkook se reprendió mentalmente por pensar que habría tantas coincidencias en el mundo.

—¿Y bien? —preguntó insistente su amigo.

—Nada, sólo creí ver un pequeño oğlan —contestó seco mientras bebía el contenido en su vaso.

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Con una sorprendente gracia, Jimin logra deslizarse con elegancia entre los invitados del abarrotado salón. Haciendo lo posible por ignorar el sudor que empapa su cuerpo y la dificultad para respirar en medio de tanta actividad. Tenía que salir, se había confiado en la dosis insuficiente.

Un hombre de apariencia americana intercepta su camino, deteniendo su trayectoria justo después de que hubiera servido una copa.

—¿Eres nuevo aquí? Nunca te había visto. ¿Por qué no te tomas una copa conmigo? —La mano que se aferra a su brazo provoca un atisbo de enfado en Jimin, quien se libera con un movimiento brusco.

—Lo siento, estoy trabajando —Iba a girarse, pero el hombre insiste, agarrando su brazo con más firmeza y acercándose.

—Vamos, puedes engañar a todos, pero tus movimientos gráciles y tu figura esbelta delatan que eres un omega. —Susurra en su oído, causándole repulsión al castaño. Me he hospedado aquí muchas veces, así que reconozco a los empleados. Cuando organizan fiestas como esta, los omegas siempre faltan. ¿Mentiste para conseguir este trabajo, verdad?

Jimin traga con dificultad, sintiendo el peso de la mirada del otro sobre él.

—Toma una copa conmigo y prometo no decirle nada a tu jefe —Insiste el rubio con exigencia.

Jimin retrocede, haciendo que el alfa ría con seguridad. Pensándolo con detenimiento, no tenía más opción que obedecer.

Soltando un suspiro molesto mientras se sienta a regañadientes a su lado, decide poner velocidad a las cosas y tomar rápidamente el trago que el americano le ofrece. La situación lo irrita profundamente, pero comprende que no puede permitirse ser expulsado del hotel. Ahora entiende por qué los trabajadores omega evitan participar en eventos como este, para eludir a alfas como el que tiene frente a él.

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Con un brusco movimiento, Jimin se estrella contra la pared del angosto pasillo, soltando un jadeo ahogado debido al dolor que se propaga por su cuerpo. Se recrimina internamente por su ingenuidad, por creer por un momento que el otro no tenía intenciones oscuras. Ha enfrentado situaciones parecidas antes, pero esta vez es diferente, ya que en ocasiones anteriores contaba con todos sus sentidos alerta, permitiéndole darles una lección a los alfas inoportunos. Sin embargo, lo que distingue este momento de los demás es que no tenía sus capacidades al máximo, y eso lo pone en una posición de vulnerabilidad que detesta.

El maldito hombre había logrado su cometido al colocar alguna sustancia en su bebida. Desde el inicio, cuando sintió su mano aferrarse a su brazo, las alarmas debieron accionarse en su mente.

Idiota. Idiota. Idiota.

—Incluso con el sistema funcionando adecuadamente, percibo que estabas al borde del celo. —Murmura el alfa sobre él, con su aliento caliente chocando con la piel sensible de su cuello. Odia cada roce, cada palabra cargada de deseo, cada beso que se posa como una provocación.

—¿Has acosado a tantos omegas que incluso puedes reconocer los síntomas previos al celo? Maldito enfermo —responde Jimin, su voz vibrando con desafio, luchando por recobrar la claridad mental. En su interior, sabe que una sola pastilla no será suficiente para combatir el efecto de la droga que lo debilita. La sustancia ha complicado todo, y lo comprende ahora con una claridad aterradora.

Dirige una rápida mirada a ambos extremos del pasillo, donde se encuentran atrapados. El alfa había sido astuto al detenerlos aquí, lejos de la vista de los demás. Están en medio de una importante fiesta, todos los ojos están centrados en el salón principal, y nadie vendrá en su ayuda. En este momento, Jimin está completamente solo y desvalido.

—Deja que este alfa te ayude con esos dolores. —Susurró el hombre en su oído. Jimin cerró fuertemente los ojos, las lágrimas se llenaron en en sus cuencas, evitando el sentimiento de tristeza decidió que no le daría el gusto al alfa de verlo llorar. Mientras aceptaba el hecho de que sería violado, se preguntó si escapar de casa fue la mejor decisión.

—¡Ah! ¡Mierda!

Una serie de maldiciones lo sorprendió y el peso que tenía sobre él disminuyó. Cuando abrió los ojos se encontró al otro alfa sangrando de la nariz y una figura alta sosteniendo su mano en una posición rara y dolorosa.

—Senin gibi alfalardan nefret ediyorum. [Realmente odio a los alfas como tú]. —gruñó el hombre que lo había salvado. Con un movimiento brusco soltó a su atacante.

—¿¡Que carajos te pasa!? ¿¡Acaso no sabes quien s..!? —Al girar para hacer frente al alfa que quitó su diversión, su oración quedó en la nada. El sistema inhibidor funciona a la perfección para reprimir ese sentido olfativo que permite identificar el segundo género; sin embargo, las feromonas de un AG eran un punto aparte.

El ambiente se había tornado pesado, las feromonas enojadas habían hecho temblar las piernas de Jimin y del otro alfa. No hizo falta usar su voz de mando para doblegar al rubio, el olor amargo inundó el pasillo. Instintivamente el estadunidense mostró su cuello en signo de rendimiento.

—No te quiero volver a ver en este hotel nunca más, apenas huela tu esencia habrás querido regresar a la seguridad del vientre de tu madre —Jungkook murmuró amenazante, sus ojos eran dos centelleantes llamas vivas. En respuesta el otro asintió repetidamente mientras luchaba por sostener sus piernas para retirarse de ahí lo más rápido posible. La atención de Jungkook recayó en él omega frente a él.

—¿Te encuentras bien? —Jimin casi se ríe de la ridícula pregunta y el alfa inmediatamente se arrepintió de decirlo. Estaba claro que la respiración agitada y el color rojo en su cara indicaban que no.

Su nariz empezó a picar por las feromonas de celo del omega.

—Ah... El sistema no funciona en ti, ¿no?
Que suerte, me hubiera gustado nacer como un AG también. —El omega empezó a divagar, por el aspecto en el rostro del omega, Jungkook se dio cuenta que había sido drogado—. Por segunda vez me salvas, debería recompensarte.

Se acercó al alfa mientras acariciaba sus brazos sobre el traje de este. Su omega nubló su juicio y ronroneó en aprobación a la elección que había elegido.

—Por favor, ayúdame.

Ante la petición del omega y el fuerte olor a celo proveniente de él, Jungkook sintió por primera vez en su vida que estaba entre la espada y la pared.

════ ∘◦❁◦∘ ════


》Oğlan: Niño

AG (Alfa gama)
OG( Omega Gama)

Población ABO

Betas: 60% de la población.

Omegas: 20% de la población.

Alfas : 18% de la población.

Omegas Gama: 1.9% de la población.

Alfas Gama: 0.1% de la población.

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