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Capitulo 18: Lencería.


—¡No quiero ir!- el pecoso chilló como un cachorro malcriado, no quería ir a Tokio, bueno, no exactamente Tokio era el problema, siempre le había parecido una gran ciudad a la que quería visitar algún día.

—¡Deja de hacer tantos berrinches y entra al auto de una vez, es solo conocer a mis padres, Deku!- el rubio exclamó y esa era la razón por la cual el pecoso se rehusaba a ir a Tokio.

Iba a ser presentado a los padres del rubio, e Izuku tenía mucho miedo de ello, imaginaba a los padres del rubio como el suyo. Nada más al pensar lo incómodo que sería y los malos comentarios que podría llevar de ellos le daban ganas de meterse bajo su cama.

Ni que decir al sobre su embarazo, su padre quería castrar al alfa por eso, pero no podía dejar a su nieto sin hermanos, así que no le pudo hacer más que amenazar con cortarle las bolas con unas tijeras si lo hacía llorar.

—¡No!- el pecoso se negó, pero le fue inútil, no supo cómo, pero el alfa lo terminó por meter al auto minutos después, el pecoso iba haciendo pucheros y con los brazos cruzados.— tus padres me van a odiar.

—No lo harán, de hecho están emocionados de que al fin tenga algo serio con un Omega, quieren conocerte.- contestó el rubio mirando de reojo al pecoso con una sonrisa, iba aprovechar que tenían unos días de vacaciones para ir con sus padres y presentarles a su hermoso Deku.

—Aun así…- el pecoso murmuró por lo bajo, pasando una de sus manos por su vientre plano, se estaba empezando ablandar allí, no pudo evitar sonreír.

—No te preocupes, aún si algo así llegara a pasar, recuerda que yo estoy contigo, no dejaré que ninguno de mis padres te haga sentir mal.- cuando dijo al momento de parar en un semáforo en rojo, se volteó hacia el Omega para darle un beso pequeño.— que no se olvide eso, sensei.

Murmuró el alfa con un eje de burla, aún así, Izuku estaba encantado, sintiéndose más seguro al saber que el rubio le iba a cuidar. El viaje en auto hacia Tokio duró un par de horas, Izuku incluso se durmió tranquilamente en el asiento del copiloto.

Katsuki lo había reclinado un poco para que estuviera más cómodo, era lo mejor, se despertó cuando el rubio empezó a moverlo suavemente, notó que ya habían llegado.

—Psss, Deku, venga despierta.- el rubio trató de ser gentil, haciendo que el Omega se removieron tratando de despertar.— si no te despiertas ahora voy a hacerlo de otra forma.

Murmuró el alfa, bajando su mano por el abdomen del Omega y llegando a su entrepierna, haciendo que éste se despertara rápido y algo abrumado.

—¡Ya me desperté, estoy despierto!- exclamó el pecoso, dándole un manotazo al rubio para que no le fuera hacer nada, no quería olor a mancha al ver a sus suegros, no podría con la vergüenza.

—A la próxima has caso Sensei, o no me disculparé por lo que pueda hacerte.-  Katsuki comentó saliendo del auto, e Izuku también salió.

Miró a los lados quedándose pasmado al darse cuenta de donde estaban, una gran mansión se podía ver después de un extenso jardín. Toda un lugar de millonarios, miró al rubio quien sólo le sonrió e Izuku se sentía fuera de lugar.

No era que lo odiara o que no le gustará, solamente era que nunca había estado en una posición como esa, era una experiencia nueva que lo abrumaba mucho.

—Vamos Deku, nos esperan a dentro.- comentó el rubio tomando del brazo al pecoso, quien sólo se dejó guiar.

Lo que parecía ser un mayordomo les dió la bienvenida en la entrada y los dejó pasar sin ningún problema. Grandes cuadros adornaban las paredes, jarrones y cosas valiosas estaban puestas sobre estantes o mesas especialmente para eso.

Sentía que había viajado a un mundo muy diferente al suyo, le era algo aterrador, y lo fuera más si estuviera solo, pero al menos estaba con su Kacchan.

—¡Katsuki!- se detuvieron cuando llegaron a lo que parecía ser un recibidor, dos personas que estaban allí se acercaron, quienes identificó como los padres de su alfa.— al fin llegas mocoso.

La rubia, quién parecía alfa, y vestía con un elegante traje empresarial, se acercó a ellos, inspeccionando a su hijo, pero también fijó si vista en el. Izuku se sintió como Tamaki, con los nervios a flote y sus ganas de esconderse a montón.

Solo pudo atinar a sonreírle de manera temblorosa, la mujer suavizó su afilada mirada. Pronto se encontró siendo abrazado por ella.

—¿¡Así que tú eres el hermoso omega que pudo domar al salvaje de mi hijo?!-  preguntó ella mientras le seguía abrazando con fuerza, Izuku sentía que el aire le hacia falta, además no sabía si estaba recibiendo un halago o lo estaban felicitando por domador de bestias, bueno, lo que sea estaba bien.

—¡Vieja sueltalo que lo asfixias!- exclamó el rubio viendo a su Omega luchar por un poco de aire, la alfa pareció ver lo que estaba haciendo y soltó al pecoso con algo de pena.

—Usp, lo siento me ganó la emoción.- Mitsuki se disculpó, pero el pecoso estaba más concentrado de tratar de respirar lo más hondo posible.

—E-estoy bien, no pasó nada.- Izuku respondió con una sonrisa, estaba mejor al saber que ella estaba contenta y no molesta con su presencia.

—Katsuki nos has contado mucho sobre ti, Izuku.- el pecoso vió como un era de cabellos marrón se acercó a ellos de forma tranquila, tenía una sonrisa genial en el rostro, pero a leguas también se podía notar su felicidad.

Quizás las cosas no serían tan malas como Izuku creyó que serían, pues los padres del rubio eran más amables de lo que creyó. Eran como Katsuki, en parte, quizás se miraban intimidantes pero eran buenas personas.

El rubio solo lo miraba con una cara de "te lo dije", aunque el pecoso le sacó un poco la lengua y siguió con su charla con sus suegros, despues fue invitado a una cena en la cual pudo saciar cualquier antojo que se hubiera podido ocurrir.

Pasó unos días de los más tranquilo con ellos, además también pudo vivir una vida primera clase y ser concentido como un príncipe, fueron una buenas vacaciones.

(...)

Casi seis meses después, Izuku miraba la compra que había hecho en línea, se había mudado con el alfa rubio hacia un par de meses atrás.

Pues al estar en cinta necesitaba de sentirse seguro en la casa del alfa, solo se quedarían en ese apartamento por el año en que Katsuki tenía que estudiar después se mudaron a Tokio.

Todo iba relativamente bien desde entonces, Izuku siempre trataba de ayudar en lo que podía en el hogar, esperaba a su Kacchan con una deliciosa cena, salían los fines de semana, iban a las consultas del médico, buscaban las cosas para el cachorro que iba a nacer, las clases del alfa iban bien.

Era increíblemente maravilloso, Izuku estaba muy feliz por eso. A medida que su cuerpo iba cambiando, la hora del sexo también, antes del rubio lo tomaba con rudeza y pasión, llenarlo de mordidas y chupetones por todos lados.

Ahora que su panza estaba más grande, Katsuki había sido más gentil, tomando su cuerpo con suavidad, llenándolo de besos y helogios, diciéndole lo hermoso que se veía con su cuerpo embarazado, y lo primero que haría después de que tuviera a ese cachorro sería preñarlo con otro.

Bueno, la idea no sonaba tan mal cuando sería concentido de esa manera por su alfa. Su alfa, le encantaba pensar así del rubio, y la marca en su cuello solo lo confirmaba más, fue hecha en un momento lleno de la neblina del placer, una mañana que Izuku despertó la tenía en el cuello.

Fue hecha por impulso e instinto, ya que ellos no se aguantaban más, pero aún así no se arrepentía de nada. Le hacía sentir bien, ya que estaba más unido a un, a su alfa.

Sin embargo, después de esos meses, Izuku estaba pensando seriamente en recompensar aún más a su buen alfa, cumplir con su fantasía que le dijo en un principio. Era el momento perfecto, y era mejor ahora o no podría hacerlo después.

Porque cuando ya cumpliera los ocho meses no podrían hacer nada de eso, tendrían que esperar hasta que su cachorro naciera.

Había mandado a comprar una ropa interior de encaje, medias largas hasta mirad de sus muslos gruesos, una ropa interior casi transparente que dejaba ver los labios de su coño sin problemas, un pequeño sostén transparente también, que solo eran dos triángulos tapando sus pezones hinchados.

Un bordado de flores en las medias, bragas y los sostenes para combinar. Izuku sonrió mirándose en el espejo de su habitación, sabía que el rubio se iba volver loco por eso, pero eso era lo que quería.

Caminó despacio hacia la cocina y se puso su delantal blanco con un bordado de una abejita en el medio, la tira del delantal era larga y lo rodeaba sin muchos problemas.

Fue justo a tiempo, pues escuchó la puerta principal abrirse, fue hasta el pasillo para recibir a su pareja.

—Bienvenido Kacchan, ¿Tienes hambre o quieres darte un baño primero?- el pecoso preguntó mirando al alfa con sus ojitos inocentes.

Katsuki se había congelado en el medio camino de quitar sus zapatos, no sabía si estaba alucinando o si estaba viendo de verdad a ese gordito angel de la lujuria.

—Oh, que buen recibimiento.- de pronto la sonrisa de Katsuki se convirtió en la sonrisa de un depredador que ya tenía a su presa asegurada.

Terminó por quitarse los zapatos y dejó su mochila ahí mismo mientras se acercaba a su Omega a pasos gigantes. Izuku ni siquiera pudo decir algo más, su boca fue tomada por un alfa lleno de hambre y deseo, sabía que sus caderas dolerían un poco al otro día, pero la verdad era algo que estaba dispuesto aceptar.

—Joder Deku, si no fuera porque le puedo hacer daño a nuestro cachorro, te montaría aquí mismo y no te dejaría ir hasta que estuvieras inconciente.- el rubio murmuró, pasando sus manos por el cuerpo del Omega, tirando levemente del elástico de la ropa interior sexy que tenía el pecoso.

Izuku suspiró tembloroso, sintiendo como mojaba su ropa interior, pronto fue llevado a la cama, tumbado boca arriba para no molestar su panza, sus piernas son abierta y poco segundos después, el rubio estaba allí, lamiendo y chupando todo su coño por encima de la fina tela que lo cubría.

—¡W-waaa!, ¡Es raro así!- quizás era por el embarazo y sus hormonas estaban más sensibles, pero la sensación en su cuerpo de ser llenado por la polla del rubio, o la sensación de su boca sobre su coño.

Era increíblemente placentero, Katsuki le mordía levemente sobre la tela, chupaba y hacia sonidos morbosos con su saliva y el lubricante que llegaba a traspasar la fina capa. Izuku solo podía arquear su espalda y gemir descaradamente sin ocultar lo más mínimo si voz.

—Tu coño sigue sabiendo tan delicioso, me encanta.- murmuró el alfa contra la vulva del Omega, su aliento cálido pegando contra ese montículo.

No se podía aguantar mucho, al final terminó sacándose la ropa rápidamente y liberando su polla de sus pantalones,  alzó un poco más las piernas del Omega con cuidado, aunque dió un azotes sobre ese trasero pecoso.

Izuku gimió y sintió como sus bragas eran echadas hacia un lado solamente, pronto el glande del alfa se posicionó sobre su entrada, entró lento pero sin detenerse hasta que estuvo al fondo.

—Estas tan caliente y exquisito Deku.- Katsuki aseguró moviendo sus caderas, sacando y metiendo sus polla de manera lenta y profunda.

El Omega solo gimió tembloroso, sus panza grande le impedía hacer muchas cosas, pero la sensación era increíble, sus pechos fueron apretados por una mano del alfa, estaban hinchados e igual de sensibles que el resto de su cuerpo.

—¡E-espera Kacchan, no seas muy brusco!- gimió el Omega sintiendo una sensación de calor que iba aumentando cada vez más.

Pronto sintió como su pecho empezó a gotear, sentía como su leche materna mojaba su panza incluso, el rubio solo parecía disfrutar de la vista que tenía, se las arregló para acercar su boca y beber su leche.

Izuku con sus ojos llorosos, vió de manera borrosa como la lengua del alfa pasaba sobre los hilos de la leche que se hacían sobre su piel, sin dejar de embestir.

—Me apretado cada vez más, ¿Ya estás por venirte?- preguntó el rubio, sintiendo como el interior caliente le succionaba cada vez más.— maldición.

Katsuki aumentó sus embestidas, haciéndolas más fuertes, pero no de un modo salvaje, siguió así, escuchando esos dulces gemidos y los sonidos morbosos de las pieles al chocar, hasta que sintió como el pecoso apretaba su coño a lo imaginable y se corría, mojando aún más sus bragas. 

El pecoso solo pudo gemir cuando sintió como gruesas cargas de semen llenaban su interior. Estar en cinta tenia otros efectos secundarios también, estaba muy agotado, no podía aguantar si quiera otra ronda, era también la razón por la cual el rubio era más gentil últimamente.

Al separarse, Katsuki admiró su iba maestra, Izuku estaba hecho un desastre, estaba lleno de fluidos, leche, semen y su lubricante, podía ver como su semilla se filtraba por los bordes de las bragas y caía en la cama. Además de la cara sonrojada y soñolienta que tenía, era increíble.

—Mi Deku-sensei.- Katsuki habló con ternura, agachándose a la altura del pecoso para darle un beso en la frente.

Hace unos meses creyó que solo sería un Omega el cual siempre iba a temblar como chihuahua al estar al frente de la clase. Pero ahora, no podía imaginar un futuro donde él no estuviera.

No cambiaría su vida, ni aunque tuviera la oportunidad, porque su Deku-sensei, fue el mejor maestro sustituto de todos.

Fin.

(...)

Ehmep, creo que es una de mis historias más largas, sinceramente creí que sería más corta, pero al perecer las cosas no fueron exactamente como se imaginaban xD

Espero les haya gustado, me gustó mucho escribirla UwU

Zaorycast.✨✨

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