Para el dragón, levantarse muy temprano ya era costumbre, al sonar su alarma, se levantó y procedió a colocarse ropa deportiva para iniciar sus actividades físicas.

Eran las 4 de la mañana, el tenía que presentarse a las 6 de la mañana para preparar todas las clases que tiene en el periodo de la escuela. Termino los ejercicios, llegando a casa, hizo su almuerzo, se colocó ropa formal (Un saco azul marino, pantalones de igual color y zapatos oscuros) y se fue directamente a la escuela en su auto.

Era uno de los primeros en llegar, estaba preparando sus papeles, cuando tocaron la puerta... Era Luis, la hiena. El estaba en la puerta.

- Buenos días, profesor... ¿Puedo pasar? - preguntó la hiena, el dragón asintió y así el estudiante fue a su lugar correspondido.

Llegó todos los alumnos del primer semestre grupo C, incluyendo el oso que llegó dos o tres estudiantes después de Luis... Cerro la puerta e inicio su clase.

Recordó en ese instante la nota... Así que tuvo una idea...

- Muy buenos días en primer lugar, no se levanten ni digan nada... En segundo... Quiero que me escriban una historia, mínimo dos hojas... La trama, será policiaca... ¿Por qué? Por qué ayer me eche una película sobre ese tema... La quiero antes de que se vayan... -

Justo en ese momento... Alguien tocó la puerta, abrió la puerta y era un dragón rojo...

- ¿Usted quien es? - dijo aquel dragón rojo.

- Uhm... ¿Chicos alguien lo conoce...?

Todos empezaron a murmurar, Antonio, Alejandro, Jeff y Emiliano parecían reconocer aquél dragón... Hasta que Jeff, el oso mayor... Reconoció al instante...

- ¡Jack, eres tú! - dijo emocionado.

- ¿Es de su clase? - preguntó el dragón confundido.

El tigre asintió, y el dragón lo dejo pasar.

- ¿Por qué no te habías presentado ayer? - dijo algo confundido.

- Uhm... ¿Quién es usted? ¿Qué le pasó al profesor Rogelio...? - dijo mirando al celeste algo confundido.

- El viejito ese se enfermo, y el será nuestro suplente... Además, a su respuesta profe, Jack fue suspendido dos semanas por casi quemar la escuela con sus cigarros... - el dragón celeste se asombro, pero no dijo nada.

- Gracias, pinche nerd... - río entre dientes y la hiena rodo los ojos...

La clase y las actividades habían iniciado el profesor saco su teléfono pequeño y pesado como una roca para entretenerse con un pequeño juego que tenía, cuando un alumno había entregado la actividad. El profesor reviso la caligrafía de aquel estudiante... Pero era muy lejana a la pequeña nota que le advertía.

- Linda historia, gracias hijo... - calificó, y la hiena volvió a su lugar.

Alumnos tras alumnos venían a calificarse, entre ellos aquel pequeño oso del quién tanto anhelaba volver a ver, hasta que llegó Jack, aquel dragón rojo.

- Tenga profe... - decía de mala gana mostrando aquella libreta maltratada, una ortografía pésima pero... Aquella letra... Era muy, muy familiar...

- Dios... Tendré que pasar días para corregir está ortografía... Ven más al rato por tu libreta... - el dragón rojo frunció el ceño y se fue a su lugar.

Las horas pasaron, y por fin llegó la hora del receso, esta vez, el dragón tenía su almuerzo para el receso, junto a un pedazo de pastel para regalárselo al pequeño oso... Fue al mismo lugar donde se encontró por primera vez a Esaú... Pero, este tenía algo... Papeles...

- Hola... Osito... ¿Qué es...? - el oso miro con asombro aquel dragón celeste, guardo aquellos papeles detrás de él.

- Profesor... Uhm... Yo... - decía algo nervioso y casi llorando.

- ¿Qué eran esos papeles que tenías, osito? - decía sentándose a su lado, mirándole con una sonrisa sincera para tener confianza entre ambos animales.

- Son... Son... Ah... Son suyos... Se que es... - el oso se acercó a la oreja - Un oficial de policía... - dijo susurrando al dragón, este al tener al oso muy cerca suyo, se puso muy nervioso.

- Por favor... No diga...- fue interrumpido.

- Señor Marco, siempre he querido ayudar en un caso... Se que el asesinato de la directora fue horrible, pero... ¿Puedo ayudarle? En verdad sería muy feliz si me da esa oportunidad y haré todo lo que quiera, por favor... - mostró un rostro de cachorro triste.

En la mente de Marco...

Este tomaba la manita del oso y se arodilló en frente suya.

- ¡Casaste conmigo! ¡Se mío, y solo mío, osito lindo! ¡Por favor! - decía para proceder a darle muchos besos en la mejilla aquel osito que estaba sorprendió y riendo por las pequeñas cosquillas que daba los besos.

Devuelta a la realidad.

- Claro, osito. Me serías de mucha ayuda... - decía algo feliz y sonrojado por aquel rostro.

- ¡Gracias! - este abrazo con fuerza el pecho del dragón, quién esté le correspondió, se sentía completo nuevamente, se sentía feliz, se sentía mucho mejor con aquel pequeño oso.

- ¿¡Oficial!? - gritó una de las gemelas junto al oso mayor, al tigre y al lobo raro... Quien estos estaba con rostro de asombrado y a su vez felices...

- Ay, no...