Capítulo 6
La oficina del alfa olía a colonia cara, cuero y tenía un dejo de aroma masculino tan propio del alfa, César no quiso aspirar como si le hiciera falta el oxígeno, sin embargo, la fuerza del aquellos aromas lo dejaron mareado. El lugar era elegante y muy varonil, como debería ser para un alfa.
—Siéntate César, —Khalé señaló un sillón de cuero que estaba frente al escritorio, y César obediente se sentó sin decir algo.
—Te he citado para hablar sobre tu reubicación, pues como sabes la casa cuna cerrará, —los gruesos brazos de Khalé se apoyaron en el escritorio, —me han informado que estás tomando un curso de psicología infantil y me parece que eso te califica para el puesto que te voy a ofrecer, he hablado con el alcaide y si tú aceptas el empleo, él está de acuerdo, de lo contrario pues serás reubicado en algún otro lugar para cumplir con las horas que te hacen falta.
César escuchaba en completo silencio, y con el rostro pétreo esperando todos los detalles que el alfa le daría, mientras se sentía fuera de lugar con su ropa que, aunque cuidada, no dejaba de ser barata, mientras que el alfa tenía esa cara camisa cuyas mangas se enredaban hasta los codos y ese pantalón que seguramente valía más que todo lo que César tenía en su humilde recámara.
Khalé observaba a César, quién parecía desear estar en cualquier otro lugar, menos frente a Khalé, eso confundía al atractivo cambiaformas, pues no podía comprender el porqué de la animosidad del lobo.
—Pienso acoger a Tobías, a Lando y a Froilán, ellos aún no lo saben, pero ya he iniciado el trámite para ello, y aparentemente no debería haber problema alguno, ya que lleno los requisitos. Cómo puedes imaginar, los otros chicos han sido colocados en familias, pero Tobías y Lando han tomado más tiempo de lo requerido y no me parece justo que se sientan rechazados. —Khalé se echó atrás, haciendo crujir el sillón, —¿qué piensas?
César suspiró asombrado, nunca imaginó que el alfa daría un paso muy importante, y muy noble, y ahora le pedía si opinión como si está importará.
—Creo que los niños no podían estar en un mejor lugar, señor.
Khalé sonrió con la respuesta, era corta y concisa, lo cual estaba bien.
—No quiero cargar a mi madre con mis responsabilidades, y ella se irá de vacaciones después de la ceremonia de Brandon y Yelaím, entonces ella no estará por aquí para ayudarme y no quiero tener a alguien nuevo y en quien no confíe, así que bueno, ahí es justo donde entras, como tú ya conoces a los pequeños, serás tú quien me ayude con su crianza al menos lo que dure tu tiempo de servicio comunitario, no te faltan muchas horas pero no estás cerca de terminar, —Khalé miraba a César, quien desde su arresto no sonreía, no mostraba muchas emociones, atrás había quedado el muchacho agitado y ahora lo único que tenía era una permanente mirada sería, arrogante y una permanente tristeza.
—Yo no soy un experto en cachorros, señor, apenas estoy empezando un diplomado y no es como si yo tuviera más conocimientos. —César se sentía nervioso, no quería asumir un trabajo para el que no estaba calificado ni cualificado, pero la mirada que el alfa le daba parecía no aceptar un no por respuesta.
—Bueno, Columba y mi madre me han reportado que tú interacción con ellos es muy buena, ellos te aprecian, ven en ti a alguien confiable, así que podemos probar desde ahí si eres apto y si no, pues te colocaré en otro lugar, no es como si fuera una tragedia, aunque como ya te dije no le confiaría a mis hijos a alguien a quien no conozco.
César inhaló y exhaló tratando de tranquilizarse, sabía que el puesto que le ofrecían no era cualquier cosa, eso significaba estar con el alfa, y eso le producía una ansiedad que trataba de disimular con uñas y dientes, pero por la mirada que el alfa le enviaba, tal parecía que una vez más estaba siendo mal interpretado.
—Además, ganarás un sueldo, uno bastante generoso teniendo en cuenta que voy a necesitar de tu disponibilidad de horario al menos hasta que empieces la universidad y yo pueda matricular a los chicos en la escuela, ya que como puedes imaginar tengo muchos días en que mi horario es muy ocupado y no quiero ser un padre irresponsable.
Khalé sonrió al ver la inseguridad de César, definitivamente el muchacho estaba considerando sus opciones, y por lo que había averiguado, el joven lobo había adquirido una deuda bastante respetable para poder hacerle mejoras a la casa de su madre, eso le hablo a Khalé del gran cambio que el muchacho tenía en su vida.
—Está bien, solo necesito saber los horarios que voy a tener y necesito arreglar mis horarios para tomar mis sesiones de manejo de ira.
Khalé se llevó la mano a la espesa barba, acariciándola de forma distraída, —creo que necesitas un buen contrato conmigo, para que entiendas que es algo serio y permanente, y también yo puedo hablar con tu terapeuta, para que te cambie los horarios y no te veas perjudicado.
A César le pareció que la seguridad con que el alfa hablaba era algo arrogante, pero era el alfa así que tenía derecho a serlo.
—Entones, ¿usted se ocupará de ese detalle?, —César se sentía nervioso por la mirada tan penetrante e insistente que el alfa parecía darle. Probablemente el alfa no lo veía como alguien confiable, y su cercanía con Brandon Swarts le estaba pasando factura. César decidió mostrar por protección su temperamento arrogante el cual Khalé rápido lo notó.
—Puedes confiar en que te puedo ayudar, en qué esa es la única intención al hacer todo esto, también es hora de que yo haga una familia y esos chicos necesitan una, así que no veo por qué no hacerlo. Mi consejo César es relájate, confía, en qué también el alcaide está también interesado en que permanezcas cerca de la ciudad, pues sabemos que el problema de horario compatible vendrá cuando ya sea el momento de regresar a la universidad, entonces pienso que tú ganas, los cachorros por supuesto que ganan y yo gano, no veo por qué deberías desconfiar ahora que ya sabes cuáles son mis intenciones. —Khalé ya había llegado al límite de sentir que estaba caminando en círculos alrededor de César, ya era el momento en que el muchacho lo empezara a notar y decidiera su postura frente Khalé, aunque el alfa en realidad esperaba haber podido convencer de buena gana al lobo.
César suspiró y se llevó las manos al cabello como si hacer eso le diera las respuestas del universo, pero lo único que obtuvo fue el dolor punzante en la cabeza, y saber que se vería ridículo con el cabello disparado en todas las direcciones. Colocando sus manos sobre las delgadas rodillas se aclaró la garganta, solo para que su voz sonara como un violín desafinado, pero César estaba ansioso, esa maldita ansiedad que parecía decidida a no dejarlo.
—Pues gracias señor, solo espero entonces que me diga exactamente cómo le voy a ayudar yo, que tengo cero experiencia en cachorros, y qué no tengo idea de cómo llevar una casa cuna. —César se sentía muy ansioso por la presión que probablemente iba a asumir. Sabía que no estaba preparado para semejante riesgo que se estaba imaginando, pero ahí estaba él, tratando de ser fuerte, fingiendo no sentir, fingiendo que todo le valía madres, cuando en realidad sentía que su pecho era pisoteado y que si lo pensaba mucho el miedo le abrumaría tanto que no podría respirar de manera normal.
Khalé frunció el ceño, pero su mirada fría nunca dejó de evaluar a César.
—A ver César, —la voz del alfa era firme, —yo solo quiero que me ayudes con la crianza, algo así como un maestro de tiempo parcial, dormirás en tu casa, pero las veces que me toque viajar, tú te quedarás aquí, con los chicos, y por el asunto de la experiencia, bueno he investigado y parece que Tobías y Lando te tomaron mucho cariño, tienes la ventaja que no se trata de bebés, sino que son pequeños muy nobles.
El alivio de César fue abrumador, sus hombros de inmediato se relajaron y su rostro se tornó más suave y apacible.
—En ese caso estaré bien con el trabajo, solo esperaré a que usted me haga saber cuándo comenzaré. —Las manos de César empezaron a jugar con la orilla de su mochila, solo para tener algo que hacer.
—César, te haré una pregunta y espero total sinceridad de tu parte, —Khalé puso sus manos detrás de la cabeza recostándose en la silla, como si quisiera parecer imposiblemente inofensivo, mientras César se pasaba la lengua por los labios con cierto nerviosismo.
—¿Has ido a sesiones con el psicólogo, desde que saliste de prisión?, Porque parece que tienes ansiedad y tal vez algún cuadro de depresión.
César respiró profundamente, considerando sus opciones, bien podría mentirle al alfa, también podría decirle que no era su asunto, pero necesitaba el trabajo y entendía que ya no era tiempo de parecer un idiota.
—No, no tengo dinero para pagarlas, —el furioso rubor se dispersó por todo el blanco todo, de manera que las pálidas pecas se tiñeron de un café un poco más oscuro, también la mirada fue evasiva y la voz muy baja, casi un susurro en una señal inequívoca de vergüenza.
—Bien, puedo arreglar eso, no como caridad, —atinadamente Khalé ya había visto que el muchacho estaba determinado a no depender de alguien, —podemos arreglarlo cobrando de tu horario de trabajo, no me cobrarás más cuando te quedes con los chicos por las noches, y mientras yo pagaré por el servicio. ¿Qué opinas?
César se frotó ambas manos en los pantalones, definitivamente el joven lobo estaba nervioso y no respondió de inmediato.
—Estoy esperando una respuesta, joven lobo, —Khalé no tendría piedad con el muchacho, por muy atractivo que este fuera debería de darle una pronta respuesta.
—Creo que me parece un trato justo señor, —César quiso regresar a su actitud de desafío, pero Khalé ya no lo mal interpretó. Ahora sabía que el muchacho sufría de ansiedad y en ese estado era muy vulnerable, pero también daba mucho sentido para comprender por qué no sonreía, por qué ya no salía, por qué parecía esconderse en esa actitud desafiante.
—Bien, entonces tenemos un trato César, empiezas a trabajar desde hoy, Khalé se levantó de si asiento y César hizo lo mismo mientras el alfa lo guiaba a la salida de la oficina, sígueme, te mostraré en dónde voy a tener a los pequeños, quiero que veas el espacio y lo vayas despejando, si hace falta pintar o consideras que el tono de pared no es el adecuado, siéntete libre de cambiarlo, puedo pedir que traigan el color que sea o puedes tomar la camioneta de servicio e ir por lo que necesites, así sea pintura, muebles, lo que sea, y a tu disposición tendrás un auto pequeño pero seguro para que puedas moverte con mayor rapidez, solo te suplico seas prudente al conducir.
César miraba la bonita recámara, estaba bien iluminada, pero definitivamente no estaba lista para recibir a los cachorros, había que sacar el enorme librero, y Khalé le había enviado dos ayudantes, ambos bastante fuertes y con iniciativa, los cuales de inmediato se pusieron manos a la obra.
Con la ayuda extra César avanzó muy rápido, dejando vacío el enorme cuarto, el color verde bebé del cuarto le pareció agradable y aparentemente era un color apto para chicos, ahora solo harían falta los muebles para que el lugar estuviera listo. César descubrió que lo bueno de ser el alfa era que todo lo que pedía, lo que sea que deseara, era traído en poco tiempo, y de esa forma antes de la comida, César ya tenía los muebles de colores para que los hijos del alfa colocarán sus juguetes, también había pedido dos camas simples pero que hacían un bonito juego con los demás muebles y la cuna de Froilán estaba ya armada y con las sabanas puestas, lo que más parecía gustarle a César, eran los libros para pequeños, con sus portadas llamativas y también las bonitas cortinas sin dibujos le dieron un cambio a las ventanas, haciendo parecer que el cambio en la habitación había sido mayor, eso dejó muy satisfecho a César quien se encontraba armando la otra cama cuando Danira entró al cuarto, y dio un poco elegante silbido que asustó a un muy concentrado César que críticamente observaba el orden de los muebles recién acomodados.
—¡Woooow!, César deberías estudiar diseño del habitad o algo por el estilo, porque este cuarto ahora parece tener vida, —Danira se paseaba por la recámara mientras sus pequeños dedos acariciaban los lomos de los libros. —Tendré nietos César, y debería sentirme feliz, debería sentir que la vida por fin es justa con mi hijo, pero está solo, y créeme, él ama a esos chicos, desde que los conoció no ha parado de hablar de ellos, desea tanto una familia propia que ahora la tendrá, pero está solo, y eso no me deja sentir esa felicidad plena.
César se sentía incómodo, apenas unas horas atrás había estado en la hermosa cocina de esa elegante cambiaformas y está ya le consideraba un íntimo para contarle cosas de ese tipo, así que como no encontró que decirle a la madre del alfa, se limitó a escuchar y a asentir cuando lo creía necesario, y eso exactamente era lo que Danira deseaba, solo poder decirle a alguien sobre sus temores. Así que sin vergüenza alguna se limpió la solitaria lagrimita que corría por su mejilla. —Eres un amor escuchando, muchas gracias hijo, —y como si Danira recordara qué había ido a hacer en la recámara tomó del codo a César, —Ven, la comida está lista, eso vine a decirte, pero tu maravilloso trabajo me distrajo.
—No se preocupe señora, mi madre me hizo un lunch y con ello estaré bien, César estaba sonrosado, no esperaba que la realeza de la comunidad fuera tan generosa con alguien como él, lo cual hablaba de la pobre percepción que tenía de sí mismo.
—Tonterías hijo, yo sé cuánto come alguien tan joven como tú, mi hijo y sus amigos solían dejarme en la más miserable ruina gracias a sus apetitos voraces, así que no seas tímido, además Khalé no está, y no me gusta comer sola, —la mirada de Danira era determinada, era la mirada de alguien que no aceptaría un no por respuesta.
César se dio por vencido, y sonrió de forma cortés, —iré a lavarme.
—Claro, anda, —las pequeñas manos se movieron rápidamente en un gesto para indicar que el lobo siguiera adelante, —te veo en la cocina. Danira salió con la sonrisa de alguien que sabe que ganó una batalla, aunque César pensaba divertido que, siendo la madre del alfa, y la viuda del fundador de la manada, difícilmente esta perdería alguna batalla.
Danira sirvió los platos de comida, y mientras esperaba a César prendió la televisión, se sentía ansiosa desde que unos minutos atrás las noticias empezaron a hablar de que varias manadas no votaban a favor de las nuevas reformas era frustrante, pero lo peor era que varios grupos conservadores y hostiles empezaban a causar disturbios en varias manadas una de ellas era en la ciudad a la que había ido Khalé.
—Ven hijo, siéntate, Danira se levantó de su silla apenas vio entrar al joven lobo, —la cambiaformas vio que el chico era muy bonito, era de porte orgulloso y de aspecto juvenil, característica que se remarcaba más gracias a las muchas pecas que salpicaban la nariz y las mejillas de César.
César obedeció y se sentó, mientras sus ojos siguieron las noticias en la televisión, imágenes de disturbios en la manada más cercana hablaba de lo frágil que era la situación política en ese momento.
Danira asentó un plato humeante de sopa, y se sentó junto a César.
—Estoy muy preocupada, hace una hora dieron a conocer los disturbios de parte de los hostiles quienes no quieren que las propuestas de leyes sean aprobadas, así como se obtuvo la victoria en el matrimonio entre especies diversas y géneros diversos, hay trabas para otras nuevas legislaciones como la de seguridad social entre cónyuges biespecies.
Las imágenes en la televisión mostraban grupos de extremistas que lanzaban bombas caseras en las calles, causando daños considerables.
—El alfa, ¿Está bien?, César seguía con la mirada funda en la pantalla, ver qué la sociedad estaba en pleno retroceso no fue agradable para César.
—Sí, ellos están en un búnker en dónde varios alfas están deliberando, nuestra manada obtuvo la mayoría de los votos para el matrimonio y de la adopción, no descartamos que la mayoría votará a favor de la diversidad, y nuestra manada es realmente muy pacífica a diferencia de las demás manadas.
César y Danira comieron en silencio, ambos hipnotizados por lo que sucedía en la televisión, hasta que el teléfono que estaba en la cocina sonó y Danira se levantó para responder.
—Oh, Columba, querida, ¿lo has visto?, Sí, es muy complicado, Danira hablaba, pero sé dirigía a César, como si este supiera de lo que se trataba, hasta que el rostro de la pequeña cambiaformas quedó pálido, —¿Cómo que no lo aprobaron?, Es Khalé Renning por favor, —la voz de Danira sonaba frustrada y molesta, —Columba, debes estar bromeando, ¿en serio eso decidió el consejo?, Está bien cariño tienes razón, disculpa por exaltarme, hablaré con Khalé apenas llegue a casa, cuídate.
Con un ligero golpe al aparato, Danira colgó mientras su mirada ahora estaba vacía, César la observaba en silencio, sin saber cuánto preguntar, quiso aguantar más, por desgracia la mujer amable parecía estar en estado catatónico.
—¿En qué puedo ayudarle?, César se había levantado y tomó del pequeño codo a la cambiaformas, la cual suavemente tomó el asiento que César le mostró.
—No aprobaron que Khalé adopté a los niños, el consejo argumentó que, ya que Khalé está luchando tan fuerte por el matrimonio Inter especies, ha decidido que no hay razón para que él sea una excepción, lo quieren casado en tres días, de lo contrario los cachorros serán llevados a alguna otra manada, por desgracia alguna otra manada será a 6 horas de aquí, pues es la que tiene la casa hogar más grande y por cierto más descuidada y con más índice de discriminación, y según el consejo es una medida que decidieron tomar para apaciguar a las manadas conservadoras.
—Trate de calmarse, espere a que llegue el alfa y juntos ustedes podrán tomar una decisión. —César no sabía cómo podría ayudar a la amable Danira, ni cómo ayudar al alfa, que, aunque le intimidaba a muerte, el tipo no era un mal alfa, por el contrario viendo las revueltas que se transmitían por televisión, César tuvo un panorama mucho más claro de la labor del alfa en la manada.
Ambos se sentaron y siguieron viendo las noticias que ahora ya habían cambiado a algo un poco más ligero. —Tengo postre, te serviré un poco, —Danira se levantó, como quién necesita mantenerse ocupada para no caer en la desesperación, tal como lo hacía la madre de César.
—Esto está muy bueno, César hundió la cuchara un poco más y sacó un trozo de pay, y no se sintió culpable por el tamaño. —Mi madre hace un pay de limón delicioso, —la voz de César era ahora un poco más segura.
—Oh, es verdad, tu madre los hacía cuando tú padre... —Danira sonrió con tristeza, y César supo y recordó exactamente cuando su madre hacía aquellos postres por los que ella era muy famosa, —yo recuerdo eso, recuerdo que tú padre era un tipo cruel y muchas veces Khalé le pedía a Gracia que le dejara, el tipo la golpeaba tan fuerte que muchas veces temíamos por ella, pero nunca nos hizo caso, después descubrimos que soportaba todo aquello porque tú padre la amenazaba con llevarte lejos, —Danira estiró la mano y tomó la de César quien estaba en silencio, con el rostro inexpresivo, —ella te ama tanto y tú eres tan afortunado.
César tragó en seco, de pronto el terso pay de fresas le sabía a tierra, —Debo de seguir, —César se levantó y torpemente agradeció la comida, pero Danira no aceptaba la mierda de nadie, —Te mereces todo lo bueno que te sucede César, eso yo te lo aseguro, y créeme sé lo que es tener la mano de barajas más desfavorable, así que por favor no te cierres a recibir, —Danira sonrió y suavemente dio un beso que paralizó a César quien la miró confundido.
—Mi hijo no velaría por alguien si no supiera que ese alguien tiene un valor incalculable, y él lo hizo en el hospital. Su miedo era tan grande, ese miedo a perder lo que no se tiene, lo que se anhela.
César frunció el ceño, no comprendía a qué se refería Danira y la cambiaformas se dio cuenta de que había sido indiscreta, —pero por favor, no le digas a mi hijo que te lo he dicho. —Y como si Danira no hubiera soltado una enorme bomba, se dio la vuelta y empezó a recoger la mesa, mientras César regresaba a su trabajo con la mente hecha un mar de preguntas que al parecer no tendrían respuesta pronto.
Con la recámara casi lista, César no se dio cuenta de la hora, hasta que vio por la ventana los autos llegar, era el alfa y su comitiva. Tomándose un poco de tiempo, César observó al alfa bajarse del auto. Se le veía muy cansado, su siempre impecable aspecto estaba desalineado, pero aun así se le veía muy atractivo y masculino, con una apariencia salvaje que César envidió y realmente se sorprendió a sí mismo evaluando al alfa de esa manera. Aturdido siguió dando los últimos detalles, definitivamente la recámara había sido acomodada con amor, César quería que los niños se sintieran amados.
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