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Capítulo 14

La manada estaba en alerta, el ambiente se sentía tenso, Khalé había regresado a su casa cuarenta y ocho horas después de estar fuera, era de madrugada y no despertó a nadie más, agradeciendo la soledad de la casa y el que tanto su madre, su suegra y sus hijos estuvieran dormidos, habían sido días caóticos, organizando grupos de búsqueda y ubicando a los migrantes que llegaban, el alfa estaba exhausto, enormes bolsas se arremolinaban debajo de sus ojos y los círculos oscuros y ojos inyectados de sangre daban más realismo al estado tenso del alfa.

Cesar sintió a su lobo inquietarse, sabía que su esposo estaba en casa así que inmediato al verse la pareja se fundió en un abrazo intenso, mientras la boca del alfa arrasaba con fuerza a Cesar, quien solo quedó quieto recibiendo las atenciones de su alfa. El sueño se había ido y tanto como querían hablar, también se necesitaban como los recién casados que eran.

—Por favor alfa, —César era una masa caliente y necesitada que rogaba mientras su polla era succionada con fuerza, y las manos de César incitaban a Khalé por más, llevándolo más profundo, —Oh, así, —las bolas le dolían a César que ya estaba en su límite y Khalé lo sintió.

—Tranquilo cachorro, te tengo, y te vas a correr conmigo cuando yo esté enterrado profundamente en tu culo. La polla de César estaba húmeda y brillante después de las atenciones orales del alfa. César estaba seguro de que podría morir si tenía que esperar más tiempo, pero también sabía que cada maldito segundo valdría la pena.

Khalé lamió toda la dura longitud, lo hizo despacio de manera deliberada, mientras sus oídos se llenaban de suaves gemidos y jadeos que César incoherente soltaba. La esponjosa cabeza de ciruela fue ligeramente mordida, mientras que codicioso el alfa jugaba con la pequeña raja, humedeciéndola con la legua y robando cada pequeña gota salada y amarga que podía recolectar. La lengua de Khalé bajó un poco más hasta llegar a las pelotas, jugó con una y luego con la otra y cuando hubo dejado a las dos todas mojadas y contraídas, bajó un poco más acariciando el perineo que estaba sin vellos, era todo suave y listo, así que siguió disfrutando su paseo oral hasta que los gruesos pulgares le ayudaron a abrir el redondo y duro par de nalgas. Abrió la abertura fruncida y sin ceremonia sino más bien de la forma más burda, aspiró el aroma a almizcle y tierra que guardaba aquel lugar, al gorila se le hizo agua la boca y tomó el dominio de aquel cuerpo que era su territorio, apuñalando con insistencia hasta que el cerrado orificio rugoso se abrió un poco y se sentía liso por los bordes. Sintiéndose un ganador, el gorilla gruñó en advertencia a su pareja, él tenía el control, ese cuerpo blanco, firme, listo era la zona de confort del gorila quien estaba dispuesto a marcar y reclamar.

Khalé decidió que, su lengua podía ir más lejos así que siguió apuñalando el dulce ano, mientras con la mano libre acarició la dura polla con fugas de su pareja, hasta que el mismo sintió al lobo gruñir desesperado. Los cuerpos no se engañaban, temblaban y a pesar de la noche fría, ambos estaban sudorosos.

Khalé se hincó sobre sus rodillas mientras se recreaba con la más erótica vista, César tirado hecho un revoltijo de sábanas y piel húmeda, rosada y sudada, los negros cabellos se le pagaban a la frente y sus labios estaban rojos por la excitación, los ojos azules ahora estaban oscurecidos por la excitación. Khalé deseaba arruinar y volver a construir aquel cuerpo deseoso, deseaba destruir toda la cordura solo para implantar el más primitivo deseo.

Acariciando su masiva polla, Khalé ayudó a colocar una almohada debajo de las caderas de César quién parecía que volaba alto. Las piernas de César fueron colocadas sobre los hombros de Khalé quien se acercó para marcar los tiernos pezones, el jadeo de César no fue ni delicado, ni discreto.

Con urgencia el alfa dirigió su polla a aquella entrada y empujó, un poco, lo suficiente para causar un poco de picor, luego otro poco más hasta que su gorila no pudo más y sabía que su pareja podía tomarlo sin problemas, sin causar heridas y empezó un rudo vaivén, mientras su codo se recostó a un lado de la cara de César.

—Agárrate de la cabecera cachorro, esto se pondrá violento, —Khalé estaba enfebrecido, pero César no estaba mejor así que sonrió aturdido y obedeció.

El paseo fue espectacular, la carne golpeando carne solo sonaba... fap, fap, fap, fap, mientras que los gemidos, gruñidos y jadeos se escapaban como susurros bien pronunciados. Khalé sintió a su pareja mientras se estremecía, sentía su culo apretarse alrededor de su polla, mientras que con la otra mano tomó la verga de César y la acarició al principio suave, como incitando, pero el lobo inconforme gruñía y se retorcía. El áspero pulgar de Khalé recolectó una gruesa gota de presemen y se la dio a probar a César quién la lamió de la forma más sinvergüenza y provocadora, sabiendo que eso enloquecería a su compañero.

Las largas piernas de César se enroscaron alrededor de las caderas de Khalé, y los talones empujaron en el fuerte par de nalgas, Khalé entendió y estaba dispuesto a darle a su pareja todo lo que necesitaba, así que irguiéndose empujó con fuerza y los ojos de César se abrieron como platos al sentir que la gruesa polla de su pareja tocaba su próstata, provocando temblores y una deliciosa anticipación.

El molido de aquella cadera fue brutal y sin necesidad de tocar su polla, César se corrió y estaba seguro de que veía estrellas detrás de sus ojos, pero su boca solo decía, —Khalé, eres muy bueno, me encanta tu polla, eres mío y yo soy tuyo y el alfa complacido también se derramó al sentir ese culo apretarse fuerte alrededor de su polla, mientras está parecía no dejar de soltar gruesas cuerdas de semen que se desbordaban ya por el ano de César, quien para esa hora jadeaba cansado y muy, muy satisfecho.

Khalé veía a su pareja dormir, debería sentirse mal por ser tan brutal en la cama, debería sentirse culpable por causar esas marcas rojas que estaba seguro al amanecer florecerían aún más en rojo, pero no era así, estaba satisfecho de que el lobo se sometiera y aún participara chupando el pulgar cuando le ofreció su precum, ¡Carajo!, Si no dejaba de revivir ese momento, tomaría a su esposo así dormido y lo fallaría una vez más, hasta dejarlo sin sentido. Deseando que su libido bajara, Khalé recordó mejor los dos días más arduos que había vivido. La manada estaba insegura con infiltrados dentro de ella. Suspirando porque su polla se había ablandado, acomodó un suave y negro mechón de cabello a un lado de la frente de César, quien solo suspiró y siguió durmiendo.

Khalé cerró los ojos, su cuerpo estaba cansado, exhausto pero esos dos días hacía necesitado y extrañado a su esposo y ahora verlo dormir seguro y en paz le llenaba de una masculina satisfacción.

—Necesitas descansar amor, —César habló sin abrir los ojos, Khalé sonrió con ternura y se reclinó para besar ese par jugoso de labios.

—Lo sé bebé, solo han sido días muy pesados, no hemos encontrado a Arslan Lonesco y estamos confundidos porque quienes hablaron con él en la caravana, aseguran que era un adolescente no mayor de dieciocho años, mientras que Úrsula y Drago me dijeron que tiene veinticinco.

César abrió un poco los ojos, que estaban desenfocados por el sueño, —lo han sido, los disturbios han aumentado y aquí la manada está ansiosa al saber que hay infiltrados, sin contar que la información del familiar de los Lonesco es bastante confusa.

Khalé sonrió sin humor, —solo dime qué parte de los Lonesco no está lleno de líneas blancas, —César se acomodó sobre el velludo pecho de su pareja y Khalé le dio un beso en la coronilla de César y sin darse cuenta el sueño los llevó a la deriva.

—¡Papa quería estrenar mi uniforme!, Tobías enfurruñado desayunaba con singular alegría tres hot cakes.

Khalé dio un sorbo a su café antes de responder, invocando a cualquier deidad que otorgara paciencia para lidiar con cachorros malhumorados y frustrados, mientras Danira le servía un plato de hot cakes al alfa y le sonreía con divertida venganza, provocando un gruñido de parte de Khalé.

——Ya hablamos que es mejor esperar unos días, mientras la tutora seguirá viniendo con las tareas del grupo de cada uno para que se pongan al día, —Khalé optimista empezó a desayunar.

—¿Pero por qué no podemos ir a la escuela?, —Khalé suspiró con fuerza, podía tratar con los alfas más duros, podía dirigir una manada completa, pero cuando se trataba de sus hijos, bueno, esa era otra historia.

—Buenos días Toby, —un César muy alegre entró cargando a Froilán y detrás de él, Lando caminaba pacíficamente, —y ya hemos hablado de esto, por favor no insistas.

Tobías se irguió lo que su estatura le permitió, —seré el próximo alfa, debo saberlo todo.

Danira soltó una risita, Khalé dio una mirada de advertencia a su madre, Gracia apareció con juguetes para Lando y Khalé engulló otro bocado antes de hablar con su cachorro, —primero alfa, debes aprender las tablas de multiplicar, sino solo serás un ignorante aparentando tener poder. Y no funciona así jovencito, así que come.

Toby quedó rojo, como todo niño de siete años su peor enemigo hasta el momento eran las tablas de multiplicar. Lando saludó a su padre con un beso, Khalé estaba en las nubes al ver a sus tres hijos. Eran fuertes, sanos y tal parecía que habían crecido con ellos. Tan normal, tan casero.

Froilán hizo ruiditos y Khalé le dio un pedacito de su hot cake. El bebé de inmediato se lo llevó a la boca llenando de baba todo a su paso.

Danira burlona suspiró, —¡Ah, la paternidad, que época más feliz!, —César solo soltó una risita.

—César, voy a necesitar que salgas para verificar el trabajo de Brandon y para que des una mirada al grupo de migrantes que recibimos ayer. Hay varias familias entre ellos y esas familias tienen cachorros, —irás en el vehículo blindado que envió Rubén, así que estarás seguro.

—Claro, además de sus no es un lugar lejano. Cuenta con ello, —César dio un beso a su esposo que estaba incómodo y preocupado involucrando a su pareja en algo tan delicado como salir de casa.

Danira lanzó una mirada preocupada a su hijo, pero Khalé solo negó y siguieron desayunando y platicando hasta que Rubén llamó avisando de algo importante. Sin perder tiempo Khalé se lavó los dientes y se despidió de su familia, los chicos no comprendían todo, pero sabían que algo malo pasaba, su joven instinto animal les advertía.

César siguió a su esposo hasta la puerta principal, —por favor César ten cuidado, no lleves a alguno de los chicos y no tardes, ponte el chaleco antibalas y haz lo que la escolta diga.

César se puso de puntillas y dio un conciliador beso a Khalé, —no te preocupes, estaré bien, será algo rápido.

Khalé estudió a su pareja, sabiendo que no debería enviarle, pero necesitaba toda la ayuda posible, —no puedo evitar preocuparme, avísame cuando estés de regreso, —Khalé dio un muy posesivo beso y se fue.

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