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Su respiración era agitada mientras sus temblorosas manos apretaban las sábanas de su cama.
Estabas encima de Mael, moviendo tus caderas para hacerlo venir y en cada movimiento él gemía de una manera tan sexy y masculina.
Afuera de la habitación del albino se encontraba Ludociel intentando derribar la puerta, pues no quería que una estúpida humana como tú le robara la pureza a su querido hermanito.
Era la primera vez de Mael y él estaba tan sumiso en ese momento, que no le importaba si Ludociel sabía lo que estaba pasando allí dentro.
Después de un rato, Mael dio un último gemido y se corrió dentro de ti. En ese momento la puerta se vino abajo y con ello Ludociel, quien se desmayó al verlos desnudos y llenos de semen...
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