UNICO
La espalda de Yoongi dolía muchísimo, el calambre de sus hombros sólo se podía comparar con estar cargando una bolsa de harina de cincuenta kilos.
Una mierda.
Sentía entumecidos sus músculos y sabía que era el tipo de dolor que no pasaría pronto, no lo haría nunca, quizás. En todo el día no había podido conseguir un miserable masaje.
Maldijo a todo el mundo.
El hombre no era tonto, sabía que a la gente le encantaba recibir pero muy pocas veces podía dar algo de sí mismos. Era puramente egoísmo... y él un imbecil complaciente .
En el trabajo, en la casa de sus suegros, los miembros de su familia... Jimin. No había nadie que no le pidiera que los masajeara, él no se quejaba, le encantaba hacerlo, era casi un don. Yoongi tenía manos grandes y hacia buen uso de ello. Al menos así sentía que servía para algo ¡y lo mejor era que no se cansaba!
¿Pero mejor para quién?
Lo unico que recibía después de un buen rato descontracturando a sus amigos era un gracias y un adiós
Durante el día se había quejado frente a varios de sus colegas del insoportable dolor, estuvo queriendo infundir, por lo menos, algo de lástima para conseguir aunque sea un apretón, pero ni aún así. Cuando por fin se dio cuenta que nadie lo haría por su cuenta, le pidió a Hoseok que por favor hiciera algo con su cuello, pero el menor se excusó diciendo 'lo siento Yoon, soy muy malo para esto. Es que no tengo fuerzas en mis manos'
Estupido mal agradecido.
Y luego, cuando por fin estuvo en la cama con Jimin, lloriqueó de dolor porque sí, el dolor se hacía más insoportable con la tensión.
'Lo siento amor, también tengo un dolor en la espalda, quisiera dormir un poco' le había respondido antes de ponerse boca abajo y disponerse a descansar.
Se sentía tan, pero tan idiota. Siempre era él quien estaba para los demás pero cuando él lo necesitaba no había nadie allí. Quizás era algo tonto como la necesidad de un masaje, pero Yoongi estaba acumulando tanto en sí que cualquier situación era una gota más en su vaso.
Y él sabía exactamente por qué le dolía la espalda. Entre todas las frustraciones de una vida miserable, un trabajo problemático y una pareja distante emocionalmente, Yoongi sabía que gran parte de su contractura se debía a que Jimin dormía sobre ese brazo.
Cada noche y cada mañana Yoongi (y también Jimin) se empeñaba en enrollar al más pequeño para unirlo más a su pecho, tal vez porque era la única manera en la que podía sentirlo cerca, ya que el corazón de Jimin y su mente siempre estaban a años luz de la suya.
El mayor había probado con estiramientos de cuello, había sacudido su cabeza para hacer sonar sus huesos y hasta había intentado estirar su brazo derecho lo más lejos posible para 'automasajear' la zona izquierda afectada. Tampoco había logrado nada.
Estaba sentado en esa silla de madera increíblemente dura e incómoda por, al menos, hora y media. Jimin dormía plácidamente.
Ellos habían discutido, como se había hecho una costumbre cada día. Jimin le había dicho a Yoongi que lo 'agotaban sus inseguridades' y había salido a fumar después de romperle el corazón con aquella frase. Yoongi había llorado después de eso. ¿Qué clase de ser cruel tenía como novio?
'¡Pues yo también estoy agotado de mendigarte cariño, Jimin!' Le gritó cuando volvió pero lo único que recibió fue un 'cállate, no te soporto cuando estás asi'
Una puta mierda.
Por eso mismo estaba sentado en esas estupidas sillas, en el estupido comedor, quería llorar pero estaba muy enojado también. Sabía lo que tenía que hacer, pero no quería, todavía no estaba listo para dejar la casa que habitaba con Jimin.
Era como el dicho aquel del ciego que prefiere no ver... ¿Como iba aquel refrán? Era casi imposible que no lo recordase cuando su madre lo había criado diciéndolo prácticamente cada día como un mantra.
¿Pero a donde iba a ir sin Jimin? Estaba tan malditamente aferrado, tan idiotizado, no quería imaginarse a él mismo sin el chico, pero la verdad era que ya estaba muy saturado de la actitud 'eres un dramático, deja de exagerar y vive el momento' de su pareja.
Ojalá pudiera juntar el valor pronto, sabía también que ese proceso tenía más que ver con su autoestima, inseguridad y su falta de amor propio que con una decisión que se toma a la ligera.
Odiaba ser tan débil, tan dependiente y sensible.
Un ruido de pantuflas vino desde la habitación y Yoongi se enderezó, ojalá fuera Jimin que se asomara a buscarlo. Pero no, no lo era. Solo era Jimin yendo al baño.
Quizas cuando volviera del baño Jimin por fin iría por él a intentar solucionar los problemas.
La realidad es que Yoongi esperaba que, de repente, Jimin sintiera algo de compasión y preocupación y fuera hasta él para solucionar algo, que diera su brazo a torcer y que le dijera lo que él tanto esperaba.
'Cariño, te amo, por favor vuelve a la cama, prometo no volver a ser tan frío. Me esforzaré'
Pero no sucedería, lo supo cuando lo vió volver a la cama y treinta segundos después lo escuchó roncar.
Jimin ya no lo quería, hace tiempo que no dejaba que lo tocara, sólo hacían el amor algunos fines de semana y tampoco lo besaba apasionadamente como él queria, de hecho, cada vez que Yoongi empezaba un beso Jimin le respondía con frialdad y lo empujaba hacia atrás para terminar el contacto, luego sonreía como si el mayor no se hubiera dado cuenta y cambiaba el rumbo de la conversación.
Cuán doloroso era aceptarlo.
Yoongi estiró una vez más su cuello pero no consiguió resultado. Suspiró y se acomodó nuevamente en la silla. ¿Sería porque estaba muy gordo? Últimamente había subido mucho de peso, desde que estaba con Jimin había aumentado por lo menos diez kilos, quizas por eso el menor ya no lo deseaba.
Quizás por eso busco a su ex novio hace un mes.
No, Yoongi sacudió esos pensamientos deprimentes de su cabeza. No quería pensar en todo eso, solo hacia que el dolor aumentara.
Ooh, él moría por irse a su cama. Pero no quería ceder una vez más, en realidad quería irse a dar una vuelta pero tenía algo de miedo de salir a aquellas horas de la madrugada. Y como si fuera poco, el estupido perro de Jimin estaba despierto molestando por los rincones. A pesar de que las luces estaban apagadas y solo el teléfono de Yoongi estuviera iluminando el lugar, el fastidioso perro iba y venía, lo escuchaba subir a la cama y lametear a Jimin y luego volver a su cucha.
Era un detestable animal hiperactivo.
Yoongi lo odiaba, sobre todo porque tuvo que dar en adopción sus propios perros mientras Jimin había podido conservar el suyo solo porque se había aferrado más. El animal tenía toda la atención
Si pudiera le abriría la puerta para que se escapara y no volviera.
Poniéndose de pie se dirigió al pequeño sillón, pero este no era más cómodo que la silla. Era un horrible regalo de su suegra, si tan solo lo hubieran retapizado seria más agradable, pero su novio no había querido hacerlo.
Tenia sueño, mucho. Aún así no podía pegar un ojo. Siempre había admirado la capacidad de Jimin de dormir luego de una pelea, él nunca había podido.
Pero Jimin no siempre había sido así, en algún momento sus vidas dieron un giro de ciento ochenta grados hasta convertirse en dos personas conviviendo en un campo de batalla.
Lo más difícil era aceptar que Jimin no lo quería, hubiera preferido escucharlo de su boca, es más, lo había intentado muchas veces. Él le había pedido directamente que le dijera si ya estaba aburrido de aquella relación pero solo había logrado enfadarlo más.
En otro inútil intento por despejar su mente, Min había optado por asomarse a la puerta y tomar un poco de aire fresco pero lo único en lo que podía pensar era en Jimin y todo lo que dolía aquel desprecio.
El clima estaba hermoso, era una digna noche de primavera. Cada vez que Yoongi veía algo muy hermoso recordaba su vida antes de ponerse de novio, no era muy diferente a eso pero por lo menos no debía preocuparse por si la otra persona lo quería o no.
Él había dado mucho por Jimin, y el menor también había tenido sus buenos momentos con él. Pero hace mucho que aquello no estaba más.
Yoongi dirigió su mirada hacia la puerta de la habitación y luego hacia la mochila en el colgador.
¿Sería esta la noche en la que dejaría todo atrás?
Pero... Jimin...
Una lágrima afloró como un pimpollo de cactus en temporada y mordió sus labios para no dejar salir a las demás. Era todo tan triste.
El nudo en la garganta se sintió pesado cuando lo tragó. Si él se iba esta noche Jimin apenas lo notaría por la mañana y si estaba de buen humor le enviaría algún mensaje de disculpas.
No, no pasaría asi. A estas alturas ya conocía demasiado bien al chico.
¿Pero que iba a ganar quedándose?
El estupido perro corrió una vez más hacia el cuarto de ellos y pudo escuchar cómo su pareja entre sueños lo acariciaba y le pedía que lo dejase dormir.
'Ve a descansar, corazoncito' le había dicho con esa vocecita que tenía cuando se encontraba adormecido.
Eso era aún más indignante, que el perro recibiera aquel cariño que él esperaba.
Era la centésima vez que suspiraba, esperaba que fuera la última.
Sabia que iba a arrepentirse por la mañana pero iba a hacerlo.
Cuando quiso ponerse de pie sintió como si sus pantuflas de repente fueran dos bloques de pesado cemento. Su corazón tambien estaba cimentado allí mismo y eso solo lo hacia más duro, sobre todo cuando tenía la cabeza de que tan difícil y terrible seria la vida sin Jimin y no podía concentrarse en nada mas que eso.
Entrar a la habitación fue una tortura, el segundo que tardaria en decir adiós se hacia tan difícil, pues Yoongi habia olvidado todo el mal rato y ahora solo se enfocaba en los dulces y bellísimos rasgos de Jimin que lo habian enamorado desde el principio, se lamento porque al final nunca logró llegar al fondo de su corazón ni remover de allí a aquel amor pasado que el chico nunca pudo superar. Se inclinó lentamente sobre su cuello y aspiro profundamente para poder tomar un ultimo apice de su aroma encantador.
Cerro los ojos.
Quería sentir un poco del calor de Jimin, solo un poco antes de lo inevitable... Se recostó suavemente a su lado, envolvió su cintura como una pluma y trato de retener con todos sus sentidos todo aquello que le transmitía.
'Si tan solo me hubieras amado un poco mas, por lo menos una cuarta parte de lo que yo te amo... Jimin'
Yoongi murmuró con dolor. El chico se removió solo un poco pero siguió con sueño apacible.
'Ahora debo dejarte, pero no es tu culpa cariño, esto es porque no supimos entendernos... Aah pero yo te amo tanto, que se hace tan dificil'
Acomodó un poco el cabello enmarañado que caia sobre la almohada y beso delicadamente el borde del hombro desnudo.
××
Jimin despertó por la mañana, se sentía pesado, como si tuviera un cobertor de plomo sobre él, pateó para deshacerse del peso y miró a su lado...
Yoongi no estaba allí
Había sido un gran tonto, esa maldita costumbre de dejarse llevar por su enojo era algo que tenia que aprender a dominar. Estaba tan molesto con Min, lo habia superado aquel reclamo inoportuno sobre la cantidad de tiempo que le dedicaba a sus amigos y a él. No era tan equivocada la supocision que hizo su novio sobre eso, pero es que cuando llegaba a casa del trabajo lo que menos quería oir eran quejas.
¿Cuándo entendería Yoongi eso?
Tendría que disculparse ahora, pero estaba bien, Yoongi era un buen novio, él no merecía los desprecios que le hacía. Jimin lo amaba, mucho. Solo que nunca habia tenido una relación como aquella.
Jimin fue al baño para lavarse los dientes, Yoongi debía estar en el comedor con el desayuno listo porque asi era él. Pedía disculpas hasta cuando no tenia ninguna culpa, esa era la mejor parte, hacia tan facil la reconciliación.
Ya podia sentir el aroma del café y las tostadas.
Cuando se lavó la cara y corroboró estar alineado fue a la cocina directamente,en el camino saludó a su lindo cachorro que ya correteaba por los pasillos del departamento y casi lo hizo tropezar.
El café estaba humeando en la cafetera y el pan listo para servir.
Pero no había un Yoongi por ningún lado.
'¿Yoon?'
Solo el silencio del lugar se hizo oir. A Jimin se le aceleró el corazón.
Caminó precavidamente hasta el comedor pero tampoco lo vio allí. Recorrió de regreso al lavadero pasando por el baño y hecho un mirada a la habitación.
'¿Viste a papá, Nai?'
Preguntó a su amigo y compañero.
Entró al cuarto y temeroso abrió el armario que compartían.
No habia nada allí.
Jimin corrió aturdido hacia el lavadero y de vuelta hasta el baño.
Nada.
'¿Yoongi?'
Pronunció en vano un poco más alto esperando alguna respuesta. Buscó su teléfono móvil para escribirle un mensaje pero encontró que él se le había adelantado. Se sentó sobre la cama y desbloqueó la pantalla para leer... Todo el aire se sintió asfixiante en ese momento.
'Jimin, me tomó toda la noche dar este paso pero finalmente lo logré. Me he marchado de casa, no creas que es sencillo para mi, pero hoy he puesto mi salud mental y mi corazón primero, no puedo permanecer por siempre esperando que quieras dar este paso conmigo.
Por mucho que te ame no puedo solo si tu no pones de tu parte. Me voy para darte un respiro, no creo volver en estos momentos pero si algún día estamos listos quizas nos demos una segunda oportunidad. Como muestra de paz te he dejado el café y las tostadas de cada mañana. Adiós mi lindo bebé, te amo, pero ahora voy a descubrir como amarme a mi tambien.'
Jimin soltó el teléfono, no habia ninguna foto en el perfil de Yoongi asi que supuso que lo habia bloqueado para no recibir respuesta, estaba seguro que su rostro no tenia ninguna expresión en él. Nia estaba sentado a sus pies mirándolo, como esperando su reacción.
Los minutos pasaron en silencio y quietud.
El chico acarició la cabeza del animal y se puso de pie.
'Ven aqui pequeño, te daré algo de comer'
Caminó lentamente hasta la alacena para servirle a su perro un poco de alimento. Bebió algo del café caliente y se dispuso a vestirse... Este sería un larguisimo dia en la oficina.
××
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