Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Comodidad

La mañana llegó a la casa de la familia Rouge, Lincoln se levantó temprano y por egoísta que suene, disfrutó por unos segundos la idea de no hacer una fila esperando a 10 personas, con los ánimos por las nubes, entró al baño con tranquilidad y se tomó su tiempo en ducharse, salió con una toalla puesta en su cintura y se puso su mejor ropa, la estancia en la casa de Liz era fascinante.

Bastaron unos minutos después de salir para escuchar que las puertas de las habitaciones posteriores, osea la de sus suegros se había abierto.

El albino se había quedado a esperar a su pareja, con el simple pensamiento de que se veía muy bella cuando dormía, acarició su cabeza llegando a despertarla en unos instantes.

— Ya es de día? — Liz.

— Si, deberíamos bajar a desayunar, además tengo que conocer a quienes viven por aquí — Lincoln respondió feliz.

— Bien, entonces iré a tomar un baño, no quieres acompañarme? — Dijo con un tono coqueto.

— Buen intento, ya tomé una ducha fría antes de que te levantes.

— Tú te lo pierdes — Dejó la cama aún con cansancio.

El peliblanco permaneció en la habitación durante media hora pensando en lo que pasaba ayer, todo lo que alguna vez vió en hoteles de lujo y mansiones ajenas estaba en la casa que algún momento temió ir, cosas que no tuvo, ni siquiera tenía privacidad al tener que vivir con 10 hermanas, sus pensamientos se nublaban por las palabras que sus suegros decían ayer.

“No está bien que elijas algo de dinero en lugar de lo que te apasiona"

“Haz lo que te gusta y no trabajarás ni un solo día de tu vida"

Lo seguía pensando, él quería dar orgullo a su familia y que no vuelvan a pasar por problemas, pero acaso los señores Rouge no tenían razón? acaso estaba dejando lo que le encantaba hacer desde niño solo por pensar constantemente en todas sus hermanas y padres?.

Es solo una decisión pero le costaba plantearlo, quizás el desayuno le ayude dejar ese problema a un lado, se aproximó al comedor, notando que sus suegros ya estaban esperando a que sirvan su comida, ellos se fijaron en el nerviosismo del adolescente, sobre todo por el temblor ligero en sus piernas, por lo que quisieron saber qué sucedía.

— Lincoln — Michael — Te sientes bien?.

— Eh? Por qué lo pregunta?.

— La mesa está temblando y me parece que tus piernas son muy directas cuando ocultas algo.

— Lo siento! — Dijo calmando su actuar — Solo estaba pensando en lo que habíamos conversado ayer.

— Sobre la carrera que elegirás? Aún lo sigues pensando?.

— Si, estoy indeciso respecto a eso.

— Ya te lo dije, si tienes mucha experiencia en lo que haces, vas a triunfar y si tu familia no está de acuerdo con ello, tienes mi apoyo.

— También el mío — Jude se unió a la plática.

— También el mío! — Liz apareció con su cabello recién seco — De qué estaban hablando?.

— Sobre lo que quiere Lincoln a futuro — Le contestó su padre — Estoy seguro de que los Loud estarán de acuerdo con tu decisión.

— Yo quisiera creer lo mismo — Respondió Lincoln en voz baja para que ninguno escuche.

Por desgracia, Michael llegó a entenderlo pero decidió no cuestionar lo que había dicho, dejó que Greta ingrese a la cocina.

— Buenos días a todos, el desayuno... está servido.

El plato que Greta sirvió lucía apetitoso, el albino debía admitir que a diferencia de su padre, quien siempre servía recetas extrañas y algunas veces no parecía importarle el aspecto o sabor, lo preparado era una cierta sorpresa y gusto inconmensurable.

Al dar el primer bocado, llegó un buen recuerdo a su mente, la primera vez que probó la que pronto sería su comida favorita, la nostalgia en el sabor hacía que..

— Lincoln... — Llamó Liz con impresión.

— Qué pasa?.

— Te quedaste sonriendo durante cinco minutos con el primer bocado, realmente te gusta lo que prepara Greta?.

— Si, bueno, es que... yo no...

— Tranquilo, es normal — Jude se dispuso a responderle — Cuando llegó a esta casa, nos asombró su manera de cocinar, ya te acostumbrarás.

— Tómelo por hecho.

La situación que al principio resultaba incómoda concluyó de buena manera, los cuatro terminaron el desayuno, las actividades del día comenzaron para ambos señores.

— Greta, saldré con mi esposa unas horas, para tener en claro algunos problemas que tuvimos hace unos días en el trabajo, puedes cuidar la casa mientras tanto?.

— Por supuesto señor.

— Ah y cuida a los chicos — Jude — Vigila un poco que no se alejen mucho del vecindario, sobre todo Lincoln que es recién llegado.

— Pierda cuidado, señora, cuídense.

Ambos dejaron la vivienda, Liz se dirigió a lavarse las manos, Lincoln fue el único que se quedó en la mesa, pensando ahora en lo que dijo Lily, secuestros repentinos en todo el país, era algo alarmante pero su novia le había aclarado que este vecindario en específico era muy seguro, su preocupación interna se detuvo porque alguien toco su hombro con un dedo.

— Disculpe, joven Lincoln... — La sirvienta era quien hizo eso.

— Mmm? Dime Greta.

— Escuché que te gustó mi comida, me halaga que lo dijeras.

— Bueno, me hizo sentir muy nostálgico, también sé algo de cocina y mi padre me enseñó aunque no tanto, sabe?

— Entiendo, si piensas quedarte unos días más aquí, yo podría darte algunos consejos antes de que regreses a Royal Woods.

— Lo tendré en cuenta, gracias.

— Por nada, si me disculpas, veo que la joven Liz te necesita y debo ordenar la oficina del señor Rouge.

— Lincoln! Ya quieres conocer este pueblo? — Preguntó Liz sosteniendo de la cabeza a su novio con un brazo.

— Creo que ya es hora, salgamos!

— Si, vamos.

Ambos dejaron la casa Rouge, llegando al exterior siendo rodeado por las decenas de decoraciones puestas en cada casa que podían ver, caminaron un poco, cruzando por algunas tiendas, un hermoso parque.

Pero algo que dejó atónito a Lincoln en todo el camino es...

(¡TODOS AQUÍ TIENEN EL CABELLO BLANCO!) — Gritó en sus pensamientos.

Era cierto, cada persona que habitaba aquí tenía el mismo color de cabello que él y no parecía algo extraño o antinatural, de hecho, se trataban muy amables cuando pasaban a saludarlos y como habían dicho, eran muy simpáticos, en especial con quien parecía recién llegado, osea nuestro protagonista.

— Hola Liz, quién es el chico nuevo? — Dijo un hombre de mediana edad regando su jardín.

(Imagen referencial)

— Hola señor Jhonson, él es mi novio Lincoln Loud, Lincoln él es el señor Jhonson, es amigo de nuestra familia.

— Encantado (Este hombre se ve muy joven!) — Saludó Lincoln — Me impresiona que este lugar tenga personas con color de cabello igual que el mío.

— Por qué lo dices muchacho?, de donde vienes no lo tienen así?.

— Al contrario — Liz — Él nació entre una familia de rubios y castaños, el pueblo donde vive tiene todo tipo de tonos menos blanco.

— Pues es una probabilidad muy pequeña, pero si es verdad lo que me cuentan ya no tienes la necesidad de sentirte raro, aquí en Snowville todos somos albinos.

— Muchas gracias señor.

— Es un placer, disfruten su salida.

La pareja se alejó, dejando a Lincoln con más curiosidad que antes, decidió preguntarle algo a su acompañante.

— Oye Liz, nunca me dijiste que todos en este pueblo y en tu vecindario tenían el cabello de nuestro color.

— No quería que te sientas más extraño de lo que ya te sentías cuando me conociste e incluso te ví de la misma forma cuando conociste a mis padres.

— Cómo esperabas que me pusiera? Siempre pensé que nunca llegaría a conocer a alguien igual a mí, me alegra haberme equivocado — Se acercó a ella mientras regresaban a casa.

— De acuerdo señor romántico, realmente quieres volver?.

— Podríamos... — Lincoln parecía conforme hasta que vió algo o mejor dicho a alguien caminando cerca de él, era la persona de ayer, un chico que parecía de su misma edad se dirigía a una vivienda pequeña en dónde había un camión con algunos hombres llevando unas cajas adentro — Regreso en un momento Liz — Siguió al joven.

— Lincoln! Estaré en casa, no te alejes!— Ella dejó ir al chico.

La caminata fue breve, el chico Loud llegó a la casa de aquel joven, viendo que terminaban de cargar las cajas y el camión arrancaba a gran velocidad, el nuevo vecino parecía no notar que era seguido y entró a la casa, Lincoln tocó la puerta, pudiendo escuchar algunos murmullos detrás.

— Noah, ve a ver quien es — Dijo una voz masculina que supuso que era su padre.

— Seguro esos tipos de la mudanza quieren propina, tendré que rechazarlos de la manera más amable.

La puerta se abrió.

— Miren bastar... — Se calló al ver a Lincoln — Tú no eres el de la mudanza, quién eres?.

— Oh disculpa, soy Lincoln tu nuevo vecino.

— Dando la bienvenida eh? Si, ya nos dijeron que hay un par de señores que ofrecen regalos a los que recién se mudan — Dirigió la cabeza dentro de la casa —  Papá no es la mudanza, es el nuevo vecino.

— Esas sí son buenas noticias — Llegó a la puerta — Vaya, es como nosotros.

Y si, ellos también eran peliblancos, el padre era un hombre adulto muy formal, pero algo distintivo que Lincoln llegó a ver entre su cabellera era una ligera marca de cicatriz oculta entre sus mechones.

— Si, soy Lincoln, será un gusto vivir cerca de ustedes.

— Igualmente — El padre respondió el gesto — Soy Benjamin Hallow, Grace ven a conocer a nuestro vecino!.

— Ya voy! — Dijo la mencionada — Wow! Es como nosotros — Lo dicho hizo que el hijo se sintiera incómodo — Noah saluda.

— Soy Noah Hallow, es bueno conocerte.

— Si no es molestia — Dijo el padre — Tenemos que volver a entrar, pero agradecemos tu amabilidad, Lincoln.

— Papá! Puedo quedarme a hablar con Lincoln un rato? — Noah interrumpió a su padre.

— Si así lo quieres, pero no te vayas muy lejos.

— Ya sé papá — Respondió fastidiado — Solo iré al parque, verdad Linc? — Lo miró en una señal de insistencia.

— Si, claro — Respondió extrañado.

— Bien, cuídense — Entraron a su casa, dejando a su hijo con Lincoln.

Loud y Hallow se fueron sin decir nada, podría ser extraño verlos caminar juntos en cualquier otro lugar pero en donde estaban, era normal, como cualquier otro hecho similar, llegaron a una banca en el parque donde se sentaron, ninguno habló hasta que...

— Y bien? — Noah se apresuró a decir.

— Y bien qué?.

— Me dirás que no eres de aquí o seguirás mintiendo?.

— A qué...?

— Te ví mientras regresaba de la farmacia, parecías asustado cuando me viste, era como si nunca hubieras visto a un chico con el cabello blanco cuando deberías estar acostumbrado, además parecías nervioso cuando dijiste que serías nuestro nuevo vecino, como si no vivieras aquí.

— Bueno...

— No hay necesidad de que me mientas, de ser así tarde o temprano lo sabría.

Lincoln suspiró — Solo estaré una semana.

— Por qué, te vas a mudar o algo así?.

— No, solo estoy de paso.

— Entonces estás visitando a alguien, de dónde vienes?.

— Soy de Royal Woods, Michigan.

— Pero es muy lejos!, la persona que te trajo aquí debió tener mucha casualidad para conocerte y convencerte de venir.

— Yo quise venir, aquí viven mis suegros.

— Con que era eso... te noté mirándome, estabas con una chica, no creí que me seguirías.

— Me dió curiosidad, ya sabes — Señaló su cabeza — Sentir que no era el único.

— Este pueblo llegó a darme mala espina pero lo dejé cuando supe que todos eran iguales a mí.

— Y el camión de la mudanza? Por qué llegó recién?.

— Supuestamente se tardaron en el camino, por un contratiempo o así decían ellos.

— Ya veo, me dejas preguntarte una cosa?.

— Como quieras, de todas formas no puedo decir mucho de mí.

— Por qué habías salido tan temprano a caminar?.

— No salí a caminar, le traía a mi padre unas pastillas para el dolor de cabeza.

— Está estresado?.

— Es la razón por la que nos mudamos, mi padre recibía algunas burlas en su trabajo, le decían anciano, que está muy mayor para trabajar, que debería dejar el puesto a alguien más joven, intentó ignorarlo pero también le pagaban poco, se estresó tanto que buscó un nuevo trabajo y lo tenía que conseguir en este pueblo remoto.

— A tí también te hicieron lo mismo?.

— No, pero escuchar sus quejas y ver que me podía pasar lo mismo, me hace pensar dos veces si...

— Debes tener ese color? Yo también llegué a tenerle rencor cuando era niño, pero ahora veo que solo eran inmaduros.

— Pudiste superarlos tú solo?.

— En realidad...

— Oh ya entiendo, tienes hermanos, qué suerte.

— ...Tengo 10 hermanas.

Noah se quedó estático en su asiento como una roca, intentando procesar lo que le contaban.

— DIEZ HERMANAS!? — Soltó un grito que por conveniencia no trajo la atención de los demás incluso si lo escuchaban.

— Qué cosas no?.

— Sin ofender pero tu padre no sabe lo que es un preservativo.

— No te culpo, yo también pensé igual.

— Todas tus hermanas son albinas?.

— Al contrario, la mitad son rubias, cuatro son castañas y una de ellas tiene el cabello negro, aunque en realidad es rubia, solo se tiñe casualmente.

— Y cómo es que eres...?.

— No lo sé, incluso me hice mis teorías, que lo tenía así por herencia de mi abuelo, que faltó pigmentación a mi cabello, creo que soy una extraña casualidad.

— Somos — Dijo Noah haciendo que Lincoln sulete una risa.

— Ya deberíamos volver?.

— Creo que es lo mejor, también quisiera saber donde te estás “hospedando".

— Te mostraré.

Lincoln guió a su compañero, llegando rápidamente a la casa Rouge.

— Aquí te estás quedando!? — Preguntó asombrado.

Viendo la casa desde afuera, parecía una mansión minimalista, llegaba a impresionar a quien sea que lo viera.

— Ni siquiera vivo aquí, quieres pasar?.

— Te dejarán?.

— Hay que averiguarlo, ven.

Tocó el timbre, siendo atendido por Greya quien al escucharlo lo dejó entrar o al menos era la intención hasta que...

— Disculpa, joven Lincoln pero quién es él?

— Él es Noah, un amigo que conocí.

— Vaya, eres muy sociable, pasen por favor.

Antes de pasar al patio trasero, Lincoln notó que Liz se quedó en el sofá viendo una película, pero quizás por pereza se quedó dormida sin que haya pasado ni 10 minutos, llegaron al antes mencionado campo de bádminton.

— Veamos quién gana — Lincoln.

— Acepto el desafío Loud — Noah se preparó para jugar.

Se pasaron la mañana jugando y charlando en pocas ocasiones, Liz por alguna razón tenía el sueño pesado, Greta en cambio vigilaba a Lincoln de reojo incluso si había cámaras.

Un par de horas pasaron y temiendo una reprimenda de sus padres, Noah de marchó dejando a Lincoln con cansancio y buen ánimo.

— Eso fue divertido, me pasas tu número? — Le entregó su teléfono.

— Claro — Se agregó como contacto.

— Oye, deberíamos hacer esto más seguido y más con la casa en la que te quedas.

— Eso sonó como si fueras un interesado.

— Hey Linc, no pienses así de mí, gracias por invitarme.

— Por nada, hasta luego.

Cerró la puerta y llegó a la sala a despertar a Liz.

— Despierta dormilona — Sacudió el hombro de su novia.

— ¿Mmm Lincoln? Cuándo llegaste?.

— Hace un par de horas, te quedaste dormida.

— Nos ponemos a estudiar ahora que tenemos tiempo?.

— Creo que antes debería ducharme, otra vez.

— Qué has estado haciendo?.

— Jugando en el patio...

— Estabas solo? Pudiste haberme despertado.

— Conocí a alguien, es nuevo en este vecindario así que lo invité.

Liz miró a Lincoln dudando de su historia pero con la sonrisa sincera que le entregaba le creyó fielmente.

— Bien, pero avísame cuando invites a alguien, quiero conocer a quienes tú conoces.

— Okey, mejor subo antes de que el olor llegue más lejos.

Cuando terminó de ducharse, fueron a la habitación de Liz, donde sacaron los materiales, un par de dispositivos y comenzaron a estudiar.

Tras pasar el mediodía, volvieron a la cocina para almorzar, sin compañía de los señores Rouge, degustando platos muy exquisitos hasta acabar, se lavaron las manos, los dientes y volvieron arriba. La tarde proseguía, ellos se tomaban breves descansos para estirarse, recoger algo de la nevera o simplemente charlar En esos momentos, comparten pequeñas charlas y anécdotas para no sentirse aburridos

Ambos se ayudan mutuamente a comprender los temas más difíciles o se turnan para explicar conceptos complicados y hacen preguntas difíciles para asegurarse de que están entendiendo a la perfección, a medida que progresan, se alegran por tener esas minúsculas muestras de avance. Por la noche, después de algunas horas, se levantan y estiran los brazos, apagan la laptop y dejan los materiales de estudio, tras la llegada de sus suegros, se reúnen para comer, la cena en esta oportunidad es más silenciosa, sin tanta plática como lo fue ayer.

Al terminar, la pareja regresa a la habitación asignada, tras unas llamadas de su familia y amigos, Lincoln se prepara para caer en sueño pero antes de apagar la luz  se dan las buenas noches y se acuestan, dejando el cuarto en completa oscuridad.

A pesar del cansancio no pudo dormir.

...

Más tarde, el sonido de su teléfono alertó a Lincoln, quien estaba en insomnio, llegando a irritarse por no poder dormir vió las notificaciones dándose con la sorpresa de que era Noah quien le mandaba mensajes.

Noah: Te desperté?.

Lincoln: Ya quisieras, no puedo dormir y tú que haces?.

Noah: No lo sé, no podía dormir, además hay buena vista a las estrellas hoy.

Lincoln: Enserio?.

Se acercó a la ventana para abrirla, notando algunas estrellas en el resplandor de la noche

Lincoln: Apenas hay pocas.

Noah: En dónde las estás viendo?.

Lincoln: Desde la ventana.

Noah: Ah pues con razón, sal de tu madriguera conejo, se ve mejor desde el jardín.

Lincoln: De verdad me estás pidiendo que salga a esta hora?.

Noah: No te estoy obligando pero si quieres un buen espectáculo, házlo, esperaré tu respuesta.

El albino se detuvo a pensarlo, pero el ánimo junto a sus ganas de ver lo convencieron, se puso un abrigo y en silencio abandonó el cuarto y el segundo piso, abrió la gran puerta que apuntaba al jardín. A pasos lentos llegó al centro y se acostó admirando el exterior y la belleza de las constelaciones que apenas se podían ver, volvió a encender su celular y contestó...

Lincoln: Tenías razón, se ve muy bien desde afuera.

Después de media hora, perdió el interés pero tomó unas cuántas fotos e iba a regresar a su habitación hasta que una voz lo hizo detenerse.

— Hace mucho frío allá afuera, no?.

Era Jude, la madre de Liz, quien veía a Lincoln con ironía.

— Solo salí a ver las estrellas.

— Puedo conversar contigo? Tenía emoción por conocer a mi yerno y no creo tener tiempo mañana.

— Está bien.

La mujer lo guió a una pequeña sala donde había unos sofás muy cómodos.

— Ponte cómodo.

Lincoln tomó confianza y se recostó en el mueble, sintiéndose algo cansado finalmente después de tener insomnio.

— De acuerdo, puedes contarme más de ti?.

— No quiero incomodarla otra vez, recuerdo cuando se atragantó con la comida.

— Olvida eso, ten la certeza de que no se haré sentir avergonzado, cómo era tu vida antes de que mi hija aparezca?

— Bueno, antes de que ella llegue eran tiempos difíciles, mis padres tenían deudas y tenían que trabajar demasiado, creo que ya lo escuchó.

— Si, pero puedes... ya sabes, profundizar sobre eso.

— Pues...

Flashback

Lincoln regresaba de la escuela en la van familiar, había sido un día agotador y normalmente tendría que traer algo de dinero para apoyar a sus padres pero no tiene trabajo, algo que es extraño sabiendo que sus hermanas tienen su forma de aportar en los gastos.

Entró a la casa solo para ser invadido por un silencio inquietante, llegó a la nevera para servirse lo que sea que pueda conseguir, por desgracia lo único que encontró fue una manzana, la devoró en la mesa con cierta impotencia por no hacer nada frente a su situación.

Se quedó ignorando todo a su alrededor mientras consumía la fruta, sería así de no ser porque su padre entró a lavar los platos.

— Oye campeón...

El albino recobró el sentido al oírlo.

— ¿Mmm? Qué ocurre papá?.

— Cómo te fue hoy? Hay algo de lo que quieras hablar?.

— No, lo mismo de siempre y dónde está mamá?.

— Tu madre está haciendo doble turno, quizás llegue más tarde que de costumbre...

Vió con tristeza como su padre tenía que cuidar a sus hermanas y a él mientras su madre estaba trabajando allá afuera, quiso alegrarlo con algo que había hecho hace unos días.

— Hey papá, hace unos días conseguí dinero ayudando a Clyde a vender limonada — Mentía, lo que hizo en realidad fue vender algunos de sus cómics sin decírselo a nadie — Quizás te sirva de algo.

Subió rápidamente a su habitación y volviendo con varios billetes en la mano.

— Esto es mucho dinero hijo, no tienes porque...

— Papá, necesitamos pagar nuestras cosas y siento que no he aportado mucho, tómalo como mi ayuda.

— Q-Qué hice para tener un hijo como tú? — Abrazó a Lincoln con mucho agradecimiento, el peliblanco correspondió segundos después.

— Papá, el fregadero está por desbordarse...

Con alerta, su padre volvió para cerrar el grifo.

— Ve a descansar a tu habitación Lincoln, más tarde iré a comprar las cosas para la cena.

Lincoln subió nuevamente e intentó conversar con alguno de sus amigos pero recordó que no habían pagado el internet.

— No puede ser.

Con frustración aún en su cabeza se dirigió a la habitación de Lisa, tocó dos veces solo para ser recibido por una chica con cansancio y pesadez en sus ojos.

— Si vienes a preguntar por la clave de internet de nuestro vecino con poco control de ira, te alegrará saber que la tengo, solo recuerda que desconecta su wi-fi después de las 10.

— Gracias Lis, nos vemos.

Volvió a su recámara pero cuando intentó acostarse en su cama, logró sentir como en cualquier momento podía quebrarse, suspiró una última vez por hoy.

Fin del flashback

— No son muy buenos recuerdos — Lincoln.

— Cómo te sientes cuando piensas en eso?.

— ...

— Lincoln?...

— Débil, no podía tener comodidades y crecí con varios problemas.

— Tus hermanas te ayudaban con eso?.

— Sonará gracioso, pero era su chivo expiatorio.

— Y por qué no hiciste algo?.

— Son mis hermanas.

— Pero no crees que tú tambien mereces algo de felicidad?.

— Necesitan de mí, mi apoyo para ellas es incondicional.

— Y cuándo será suficiente? Cuando todas se hayan ido a hacer sus vidas?.

— Señora Rouge, usted no sabe de eso.

— Pero por lo que me cuentas, necesitas algo de espacio, tu felicidad está primero.

— Si... tiene razón.

— Te ves muy cansado, tienes sueño?.

— Un... poco... — Decía ya agotado, sin poder moverse.

— Bien — La señora se levantó hasta estar frente a Lincoln, con ambas manos sostuvo su cabeza — Duerme Lincoln.

La exhalación de Lincoln se hizo notorio como si estuviera atrapado entre la nieve.

Cerró los ojos, abriéndolos de prisa para notar que ya no estaba en esa pequeña sala, todo lo que veía eran un montón de conejos huyendo de algo, pero por más que lo intentaban, sufrían de alguna forma, de alguna manera, todas ellas eran horribles y podía escuchar a la perfección sus gritos de agonía, todo eso se repetía en un bucle, una completa tortura y si esto era una pesadilla quería cualquier incentivo para despertar, sin notarlo los conejos desparecieron, todos menos uno que seguía corriendo hasta que unas manos los sostuvieron.

Se quedó viendo como cambiaba su color blanco a un tono más oscuro pero aún si parecía indoloro, su chillido era algo que nunca olvidaría, todo eso lo vió en segundos pero ese suceso se seguía repitiendo, Lincoln seguía observando esa perturbadora repetición con un simple deseo, que todo eso termine pronto.

Entonces despertó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro