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La pequeña Chaemi se levantó luego de que una considerable cantidad de luz solar chocara en su rostro. Frotó sus ojitos con sus manos tratando de acostumbrarse a esta y luego de quedó quieta observando su habitación.

Luego de unos minutos cayó en cuenta de algo, ¡era su cumpleaños!. Así que con toda la energía que la caracterizaba, bajó de su cama, la cual no era tan alta, y comenzó a gatear hasta la puerta de sus madres justo a un lado de la suya

Chaemi sabía caminar, pero cuando se emocionaba terminaba cayéndose por lo rápido que iba, así que prefirió gatear esta vez.

Tuvo suerte de que la puerta estuviera abierta. Entró y pudo ver a sus dos mamas dormidas, abrazándose la una a la otra.

Mina estaba acurrucada en el pecho de Chaeyoung mientras la mayor la rodeaba con sus brazos, ambas estaban en un plácido sueño cuando...

— ¡Ma! — Gritó Chaemi cuando se logró subir a la cama

Mina fue la primera en sentir el cuerpo de su hija sobre el suyo. Sonrió y luego hizo espacio entre ella y Chaeyoung para que la menor se acostara, siempre hacía eso

— ¡Mi! ¡Años! — volvió a decir la menor hacia Mina

La pequeña por sí sola quizás no se hubiera acordado que cumplía años, pero como sus tías y madres siempre se lo recordaban, era consciente que hoy era el gran día.

— Sí amor, es tu cumpleaños — Mina acarició la pequeña mejilla de Chaemi con dulzura, dejó un beso en su frente y luego dijo — Feliz cumpleaños cariño

— ¡Ma! ¡Chaeng! — Gritó y trató de levantar a su otra mamá para que la saludara igual que su mamá Mina

— Chaeyoung, amor despierta — Ayudó la nipona a su pequeña

Luego de varios segundos Chaeyoung se comenzó a mover dándoles a entender que ya se había levantado

— ¡Ma! ¡Años! — Volvió a repetir la frase hacia su mamá Chaeng recibiendo un asentimiento y sonrisa de su parte

— Sí, pequeña princesa, hoy es tu cumpleaños — La coreana cargó a su hija y le comenzó a hacer cosquillas. Luego de eso la abrazó haciendo que Mina sonriera ante la imagen — Feliz cumpleaños mi amor — dejó un beso en su frente tal cual lo hizo Mina anteriormente

Chaemi sonrió victoriosa al haber recibido los saludos de las personas más importantes de su vida, su mami Minari y su mami Chae.

— Ma, mida — pidió la menor al no ver intenciones de sus progenitoras de levantarse

— ¿Tienes hambre? — preguntó Mina y Chaemi asintió — Que bien porque hoy mamá Chaeng cocinará lo que tú quieras por tu cumpleaños

Chaemi sonrió y luego dirigió su mirada hacia el sorprendido rostro de su madre el cual claramente indicaba que ella no sabía que eso sucedería

— ¿Yo? — preguntó Chaeyoung —¡Yah, Amor! — se quejó con Mina

— ¿Porque no vamos a darte una ducha mientras mamá Chaeyoung prepara el desayuno? — Preguntó la nipona sin dejar de sonreír

La menor sonrió y Mina tomó a Chaemi en brazos ignorando los reclamos sobre una injusticia de parte de Chaeyoung.

— ¡Te amo! — Gritó Mina para luego correr con Chaemi en brazos hasta la habitación de la menor.

Chaemi no paraba de reír haciendo que esa contagiosa risa se escuchara por toda la casa Son.

— ¡También te amo! ¡A las dos! — Gritó Chaeyoung a lo lejos

— Ma, ama — repitió Chaemi

— Si, mamá Chaeng nos ama cariño — Dijo Mina para luego abrir el caño de agua y poder llenar la bañera asegurándose de que el agua no estuviera ni tan caliente ni tan fría

— ¡Agua! ¡Eón! ¡Baño! — Comentó emocionada Chaemi tomando su peluche decidida a bañarse con él

— No amor, león no puede bañarse contigo — Mina tomó el peluche y lo dejó en la cama de la menor

— ¡No! ¡Eón! — Chaemi corrió hasta su cama y volvió a abrazar el peluche, dándole a entender a su mamá que no se rendiría tan fácilmente

— Ven amor, te diré algo — llamó la mayor hacia Chaemi para que se acercara. La niña lo hizo sin dejar el peluche de lado — León es aún un bebé, como tú, por eso debemos tener cuidado de cómo lo cuidamos — comenzó — Él ahora está un poco cansado, ¿no crees? En la noche no pudo dormir porque se quedó despierto para protegerte de los monstruos malos, así que, ¿porque no lo dejamos dormir mientras te bañas? ¿O quieres que él se ponga mal?

—¡No! ¡Eón bien! — Aseguró para luego ir y acostar al peluche en la cama.

Puso una almohada debajo de la cabeza del peluche y luego lo arropó con su colcha. Dejó un beso de "buenas noches" tal cual lo hacía Mina con ella.

La pelinegra no ocultó su sonrisa al ver a su pequeña actuar así. Esperó unos segundos y la llamó de nuevo cuando vió que la bañera estaba llena.

Le quitó la ropa y luego la cargó. Estiró su mano hacia el agua para comprobar su temperatura y la sentó sobre esta al darse cuenta que ya estaba temperada

Chaemi comenzó a jugar con el agua y unos muñecos que su tía le había regalado, mientras Mina se encargaba de hechar agua en su cabecita para luego hacer lo mismo pero con el champú, dando leves masajes por este

— ¡Ma! ¡Mía! — Llamó para que su madre la mirase jugar

— ¿Que es eso? — Preguntó pero no se dió cuenta de que inconscientemente había hablado en japonés

La menor la miró confundida. ¿Por qué su madre habló tan raro?

— ¿Ma? — la llamó — ¿Nana? — preguntó recordando cómo su abuela, la vez pasada que llegó de visita a su casa, decía unas palabras que para ella sonaban similares

— Espera, ¿me entiendes? — volvió a preguntar en japonés

Chaemi la miró confundida. Mira rió, era obvio que no le entendería.

— Chaemi, amor, ya estás lista — Informó Mina volviendo a hablar en el idioma que su hija conocía

— ¡No! — se negó a recibir la toalla que su madre le había otorgado

— Princesa, ya debes salir, sino te resfriarás

— ¡Juga! ¡Ma! ¡Juga!

— No, no puedes jugar más

Alzó a su pequeña y la envolvió con una toalla. Chaemi se seguía quejando pero al salir de la bañera y sentir el frío en su cuerpo, se dejó abrigar por su mamá.

Mina la abrazó y la sacó del baño. La sentó en la cama mientras ella iba a buscar la ropa.

— ¿Amor quieres-...?

— ¡Ma shh! Eon mido — la calló la menor

— Cierto, león sigue dormido — Chaemi asintió

Cuando Mina terminó de vestir a su hija, la cargó nuevamente, le echó perfume y ambas bajaron.

Al hacerlo se dieron cuenta de que había un agradable aroma proveniente de la cocina. Se acercaron más y vieron a Chaeyoung terminar de servir lo que era el desayuno

— ¿Ves? No era tan difícil, amor — Habló Mina con una sonrisa

— ¡No Ficil! — repitió Chaemi

— Shh, arruinas mi momento

Mina sonrió y luego dejó a Chaemi en su silla de bebé para ayudar a su esposa a llevar todo a la mesa

Cuando lo hicieron comenzaron a probar todo lo que Chaeyoung había preparado. Mina se había dedicado a darle únicamente de comer a Chaemi, teniendo a veces un tiempo para probar algo ella

— ¡Ma! ¡Eón! — Dijo Chaemi al darse cuenta de que no tenía a su peluche consigo

— Recuerda que aún está durmiendo — le dijo Mina intentando darle su jugo

— ¿León está durmiendo? — Preguntó riendo tiernamente Chaeyoung

— ¿Si un tigre como tú puede dormir, por qué un león no lo haría?

Chaemi rió ante lo dicho por su mamá Mina. Sin duda las amaba con todo su corazón y nada ni nadie podía cambiar eso. Nunca. ¿Verdad?

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