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— Chaemi ya se quedó dormida, Chaeng —informó Mina acercándose a ella

Había pasado un mes desde el nacimiento de la pequeña.

Durante esos treinta días, las mayores habían desarrollado un enorme, incluso más de lo que pensaban, cariño hacia su pequeña princesa.

Y es que ese angelito era lo más hermoso que jamás podían haber visto; claro, ignorando el hecho de que lloraba por todo.

— Ya era hora — Expresó Chaeyoung desde donde estaba acostada

Mina rió y apagó la luz de la habitación para luego acostarse junto a su esposa. Porque sí, hacía ya una semana que se había casado con Son Chaeyoung.

Fue sin duda el mejor día de sus vida, junto con el nacimiento de su hija claro, y sabía que jamás lo olvidaría.

La boda fue sencilla, nada lujoso aunque si querían podían hacerlo sin ningún problema, pero ellas preferían una pequeña fiesta junto a sus amigas más cercanas y sus familias. Sin prensa de por medio.

Solo las personas más allegadas a ellas.

La japonesa se acercó a Chaeyoung y la abrazó dejando que el agradable olor que desprendía la más baja inundara por completo sus fosas nasales.

Chaeyoung también se acurrucó contra ella y la abrazó dejando un corto beso en la frente de Myoui la cual sonrió ante la acción.

No pasó mucho cuando el llanto de una joven personita hizo que se separaran algo asustadas por la magnitud de este.

— Amor...

— Esta bien. Me levantaré yo — Dijo Mina suponiendo lo que su esposa diría

Chaeyoung sonrió y besó a la mayor antes de que se fuera a ver a la pequeña a su cuna. Chaemi dormía en la misma habitación pero algo lejos de la cama de sus madres.

— ¿Que pasa amor? — le habló suavemente Mina a la pequeña la cual ya se estaba calmando al estar en los brazos de su mamá — Tranquila corazón, mami ya está aquí — siguió diciendo mientras mecía a la pequeña en sus brazos

Chaeyoung las observaba con una sonrisa. Si bien era cierto que no podía ver perfectamente las facciones de las contrarias debido a la falta de iluminación, se conformaba con tan solo oír la dulce y armoniosa voz de Mina hablando con su pequeña

— Creo que ya se durmió — Dijo Chaeyoung casi en un susurro

— ¿Que hora es Chaeng? — Preguntó Mina bostezando sonoramente, contagiando a la más baja en el proceso.

— Son las...— Chaeyoung tomó su celular y rápidamente le bajó el brillo ya que la luz le estaba cegando los ojos. Cuando logró hacerlo volvió a hablar —...dos de la mañana — completó, dejando el celular a un lado y tirándose en la cama — Todo es tu culpa — le dijo la menor con un puchero.

Mina sabía que su esposa quería bromear con ella así que le siguió el juego y dijo

— ¿Ah sí? ¿y qué es exactamente mi culpa si se podría saber señora Son? —Preguntó aún meciendo a la pequeña

— Es tu culpa el que ahora estemos despiertas — Se quejó con un puchero y Mina rió

— Ah no. Esa es tu culpa Chaeyoung —Contraatacó

— ¿Porque? — Preguntó aunque ya sabía muy bien la respuesta

— "Sin sombrero no hay fiesta", ¿jamás escuchaste esa frase Son? — Chaeyoung rió ante lo dicho por Mina

— Vale. Está bien pero es culpa de ambas — Insistió

— Yo no esto reclamando nada, Chae —Aclaró

— Está bien señora Son Mina, usted gana — la mayor rió acercándose a su esposa, aún sin dejar de mecer a su pequeña

— Solo cállate y deja un espacio para acostar a Chaemi — le hizo algunas señas y la castaña entre regaños se colocó más cerca de la orilla de la cama para dejarle la mayor parte a su esposa y a su hija.

Mina acostó con mucho cuidado a Chaemi para que esta no se levantara, y lo logró. Colocó a la menor entre ella y Chaeyoung y pasados unos minutos, en los cuales se aseguró estuviera bien, decidió por fin acostarse, sin perder el cuidado.

— ¿Ya podemos dormir? — Preguntó inocentemente Chaeyoung

— Duerme mientras puedas amor, porque la próxima te toca a tí levantarte — Le informó y luego sonrió victoriosa

— ¡Yah, Minaring! — Se quejó

— Shh — le regañó Mina al ver como la pequeña Chaemi movía sus manitas para luego quedarse nuevamente quieta —Te lo advierto Son, si mi hija se levanta tú te encargarás de volverla a hacer dormir —amenazó

— Buenas noches Minari. Te amo — dijo, ignorando las palabras dichas por su mayor para luego fingir dormir.

Mina sonrió y se acercó más a su hija.

Acarició su espaldita un poco sin dejar de observarla; sin duda era un angelito. El aroma que desprendía de la ropa de su pequeña era realmente agradable, transmitía paz ese típico olor que tenían los bebés.

No sabía cuánto tiempo se había quedado observando a su pequeña que la voz de Chaeyoung la desconcertó por completo

— Amor, deberías descansar — insistió la pelicorto sin abrir los ojos

— Chae, es hermosa — Dijo Mina sin poder contenerse la inmensa felicidad que sentía en aquellos momentos

— ¿Yo? Lo sé amor, soy hermosa — habló causando risa en Mina — Es broma. También pienso que es la bebé más hermosa del mundo — abrió un poco sus ojos encontrándose con el par marrón de su esposa, la cual le sonrió

— Somos madres ahora, Son Chaeyoung. ¿Quien lo diría? — comentó melancólicamente al recordar todo lo que tuvo que pasar para estar con su actual pareja

— Amor...— la llamó Chaeyoung acariciando la mejilla contraria, a una distancia prudente ya que la pequeña presencia de su hija les impedía acercarse más — Sé que pasamos por momentos difíciles, pero también sé que a pesar de todo lo superamos; juntas. Y estoy segura de que lo haríamos una y mil veces más porque nos amamos, ¿o me equivoco? — Mina negó sonriendo —¿Ves?

— Lo sé cielo pero, es como si algo me dijera que no seré buena madre y el simple hecho de poder equivocarme y poner en riesgo la vida de Chaemi me hace sentir...impotente — confesó dejando salir un suspiro

— ¿Nunca escuchaste la frase "de los errores se aprende"? ¿Minari?— La mencionada rió por la forma en que lo dijo ya que ella lo hizo igual hace algunos minutos — No puedo prometerte o asegurarte que no cometeremos errores. Pero estoy segura de que aprenderemos de ellos y le daremos todo el amor del mundo a Chaemi, nuestra hija, quien ahora es el centro de atención de su mamá Mina y su mamá Chaeng — Mina soltó una risita. Chaeyoung era súper tierna cuando se lo proponía

— Gracias...— susurró la nipona

— No amor, gracias a tí por darme la oportunidad de mostrarme cuán hermosa es la vida si tienes personas tan maravillosas y hermosas como tú y Chaemi — le sonrió — Gracias por permitirme estar a tu lado, mi pingüina hermosa

Mina se sonrojó ante el apodo.

Llevaban cerca de cinco años de relación pero se seguía sonrojando con cada gesto, palabra o acción que Chaeyoung ejercía sobre ella

— Te amo Chaeng — confesó la nipona

— También te amo. Mucho mucho, Myoui Mina

Se dieron un corto beso debido a que no querían despertar a su pequeña y luego se volvieron a acomodar para conciliar el sueño y poder despertar con energías al día siguiente.

No cabía duda que en el hogar Son-Myoui siempre habría amor de por medio, pasara lo que pasara; ocurriera lo que ocurriera.

Porque se amaban y, aunque no todo sería de color rosa, porque ambas lo sabían, tratarían de luchar por siempre vencer todos los obstáculos.

Porque ahora ellas ya no eran unas simples adolescente experimentando nuevas cosas, no.

Ahora ellas eran; Madres

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