𓏲 10: Un año y más
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Luego de varios meses, Mina y Chaeyoung ya se fueron acostumbrando a que la pequeña Chaemi las levantara muy temprano por la madrugada o a que se acostara muy tarde por la noche.
Mina ya sabía qué hacer de acuerdo a los gestos que su pequeña ejercía; Cuando lloraba y movía sus manitas era porque quería que la cargaran y mimaran, cuando arrugaba la nariz mientras lloraba era porque le fastidiaba algo; hasta incluso sabía que cuando la pequeña tenía hambre, lo único que hacía era lamer su manita mientras la mira a ella o a Chae, pero mayormente a ella.
Durante los primeros cinco meses en los que estuvo Chaemi junto a ellas, ambas podían afirmar que fueron los más arriesgados y en los que más se esforzaron. Ya que no sabían nada sobre cuidar a una bebé antes de que ella naciera. ¿Pero que padre nacía sabiendo? Exactamente, ninguno.
Sin embargo, los más entretenidos fueron los siete meses restantes. Son Chaemi ya era una bebé mucho más hiperactiva.
A los siete meses ya estaba queriendo dar sus primeros pasos sujetándose con sus manitas por todos los muebles que encontraba.
Además, si nos ponemos a hablar de sus rasgos físicos, o los que Mina había estado notando, fueron que a los siete meses ya le habían salido dos dientecitos en la parte inferior, además de que sus ojos eran castaños y, según Chaeyoung, iguales a los de su esposa. Pero, algo que Mina pudo notar mucho mejor, fue que la pequeña poseía hoyuelos como su mamá Chaeng.
Cuando Mina lo descubrió fue lo más tierno que había visto.
Ella estaba con Momo cuando la mayor comenzó a hacerle cosquillas en su cuerpo a Chaemi, logrando que la pequeña achinara los ojitos de tal forma que su nariz se arrugara y sus levemente marcados hoyuelos se lucieran en su blanquecina piel.
Mina sonrió y junto a Momo esbozaron un "aww" ante tal gesto. Su cabello era pelinegro y además era una bebé muy risueña, incluso luego de que sus primeros meses fuera una magdalena total.
La primera navidad que pasaron junto a la pequeña fue sin duda la más memorable. La familia Son se había reunido en la casa de los suegros de Mina para compartir tal acontecimiento.
Chaeyoung y Mina ya habían acordado donde pasarían las fiestas, llegando a la conclusión de que para Navidad la pasarían con la familia de Chaeyoung y para Año Nuevo la pasarían con la familia de Mina en Japón. No se quejaron ya que era justo y así podrían disfrutar ambas familias; tanto Son como Myoui.
Comieron, hablaron, rieron, mimaron a la pequeña Chaemi y celebraron durante todo el día y noche. Se sentía el espíritu navideño en aquel hogar.
Para Año Nuevo, con la familia de Mina, no fue tan distinto. Si bien era la primera vez que Chaeyoung y Chaemi iban Japón juntas, ambas podían asegurar que se la pasaron súper bien con la compañía de Mina, la cual se dedicaba a cuidar tanto a Chaemi como a Chaeyoung, ya que sabía lo descuidada que podía ser su esposa.
Cuando llegaron, la mamá y el papá de Mina las recibieron con un cálido abrazo, junto con los demás familiares de la nipona. Se la pasaron súper bien y, aunque Chaeyoung aún no dominaba muy bien el japonés, sabía lo necesario como para opinar, agradecer, disculparse y defenderse. Todo estaba muy bien entre ambas familias.
Cuando regresaron a Corea, Chaeyoung volvió al trabajo y Mina, como ya lo suponen, renunció a su antiguo empleo; ahora se quedaba en casa saciando las necesidades de su pequeña hija con intenciones de que cuando la pequeña ya fuera al jardín de niños, ella abriría su propio estudio de ballet.
Sin embargo nada estaba dicho.
— ¿No quieres comer tu almuerzo, Chaemi? — Preguntó Mina viendo como la pequeña de un año se negaba a recibir la cuchara que su madre le ofrecía.
La pequeña cada vez que Mina le acercaba el utensilio, se negaba y volteaba quedando este en su mejilla, ensuciándola por completo, logrando que la paciencia de Mina se fuera acabando poco a poco.
— ¿Sabes que debes comer para no quedarte de baja estatura como mamá Chaeng, no? — bromeó y rió por su propio comentario para luego intentar una vez más darle de comer a la pequeña, la cual volvió a rechazarlo — ¿Entonces que quieres amor?
La japonesa bufó y ya se estaba comenzando a rendir cuando una idea cruzó por su mente
Dejó todo en la mesa y luego cargó a Chaemi para juntas dirigirse a la cocina. Mina comenzó a buscar lo que tenía planeado cuando el timbre de la casa sonó.
Miró a Chaemi y ella solo reía mientras lamía su manita, tenía hambre, pero al parecer no se le apetecía comer lo que le había preparado.
— Tal vez es tu tía Momo — Supuso y, con Chaemi nuevamente, se acercó a la puerta para abrirla. Grande fue su sorpresa cuando me encontré con una gran amiga.
— ¡Nayeonnie! — Ella sonrió
Mina hizo un espacio para que entrara a la casa y ahí fue cuando se dió cuenta de que tenía varias bolsas a lo largo de sus brazos.
Im, cuando dejó todo en el mueble, se le acercó y cargó a la pequeña.
— ¿Y ese milagro que te acuerdas de visitarnos? — Bromeó Mina mientras se sentaba mirándola
— Oye, sabes que he tenido muchas promociones, incluso después de que Twice se disolviera — Habló sin apartar su mirada de Chaemi la cual sonreía por los gestos de Nayeon — Traje ropa para Chaemi, me la mandó Jihyo desde Los Ángeles — Habló refiriéndose a las bolsas que había traído anteriormente
— ¿Sabes cuando vendrá? — Preguntó con respecto a Jihyo
— Supongo que para el cumple de Chaemi ya debe estar aquí
— ¿En dos meses? — Ella asintió — Bueno no falta mucho, por cierto, ¿me quieres ayudar con algo? — Preguntó y ella la miró confundida pero asintiendo
— Claro, ¿que necesitas?
— Chaemi no quiere comer lo que le he preparado — se quejó viendo cómo la pequeña Son reía
— Pobrecita, ¿es fea la comida de mami?— Preguntó hacia Chaemi burlándose de la japonesa
— Idiota — Mina le dió un leve golpe en su hombro y ella rió — Bueno, ¿puedes entretenerla mientras se descongela la fruta? — Preguntó Mina
— Claro Minari — Hizo cosquillas en la barriguita de Chaemi y luego comenzaron a alejarse sin detener sus risas
Mina rodó los ojos sonriendo y luego regresó a la cocina para sacar las fresas del refrigerador. Porque si había algo que Chaemi más amaba, eran las fresas.
Lo descubrió hace algunos días cuando Chaeyoung estaba disgustando de estas y le dió a probar a Chaemi la cual se terminó comiendo casi dos enteras.
Recuerda que Chaeyoung llegó corriendo hacia ella con la pequeña en brazos gritando: "Le gustan las fresas Minari, ¡A Chaemi le gustan las fresas!" Mina jamás olvidará esa linda carita de entusiasmo.
— ¡Mina! ¡Mina ven! — Gritó Nayeon haciendo que saliera rápidamente a su encuentro
— ¿Que pasa Nay? — Preguntó apenas lleguó
— Mira esto — Sentó a Chaemi en la cama y se arrodilló hasta quedar a su altura — Vamos amor, tienes que decir Ma-Má — Pronunció Nayeon hablando hacia la pequeña — Ma-Má — repitió hacia Chaemi
— Nayeon, Chaemi aún es muy peque-...
— Ma — balbuceó la pequeña logrando un chillido por parte de Mina y de Nayeon
— ¡Muy bien, Chaemi! — gritó Nayeon — ¿Ves? Gracias a mí tu hija ya sabe hablar
Mina rió y se acercó a Chaemi dejando un casto beso en su frente.
— ¿Gracias a tí? Vamos Nay, mi hija es inteligente — Dijo cargando a Chaemi para luego salir de la habitación y regresar a la cocina
— ¡Oye! — se quejó ella comenzando a seguirlas
Cuando llegó a la cocina tomó el recipiente donde había puesto algunas fresas y lo dejó en la mesa. Luego colocó a Chaemi en su silla y la acercó.
Ella apenas vió las fresas comenzó a mover sus manitas y a sonreír antes de aplaudir en un gesto demasiado tierno.
Mina hizo lo mismo y luego con una cuchara partió un pedazo de la fresa para luego probarlo y ver si estaba dulce o no.
Afortunadamente las primeras estaban muy dulces así que Chaemi las aceptaba gustosamente
— Sin duda es hija de Chaeyoung — Habló Nayeon sentándose junto a ellas
— Ama las fresas. No sé qué le ven ella y Chaeyoung de súper delicioso a las fresas, pero las aman — comenté
— Chaemi se parece más a Chaeyoung en cuento a gustos, y en físico a tí, salvo por sus hoyuelos claro — Habló entregándole un pedazo de fresa más a Chaemi
Mina vió como ella quería tomar las fresas con sus manos y quizo detenerla, pero luego Nayeon la entretuvo con su comentario haciendo que la descuidara y terminara la pequeña completamente sucia.
— No, Chaemi — tomó su mano antes de que la volviera a meter al recipiente de las fresas.
Nayeon rió y luego se fue a traer unos pañitos húmedos para así poder limpiarla a ella y su carita.
— ¿Que harás para su cumpleaños? Falta muy poco para eso Mina — Asentió, era cierto
— ¿Me ayudarías a planificarlo?
— ¡Claro! — aceptó de inmediato — Tendrás la mejor fiesta de dos añitos, Son Chaemi — habló hacia la hija de Mina la cual seguía entretenida comiendo sus fresas.
Rió y luego acarició la mejilla de Chaemi.
El tiempo pasaba tan rápido que de un momento a otro, su pequeña, ya estaba por cumplir los dos años. Sin duda, increíble.
Al principio fue duro y quizá algo temeroso tanto para Chaeyoung como para ella, pero si algo había aprendido es que amaba demasiado a esa pequeña princesa.
Era cierto que al principio lo tomaron como un "descuido", pero ahora no se arrepentían ni en lo más mínimo de nada porque, gracias a eso, ahora tenía a su lado a un pequeño ángel que hacía sus días sin duda cada vez más felices.
Simplemente, ella la hacía feliz.
Y estaba segura que en Chaeyoung causaba lo mismo.
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