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El antídoto

Narra April

Desde hace una semana que Leo no ha vuelto a casa, Splinter no sabe porque se fue y para empeorarlo no se llevó su móvil, pero estoy buscando la forma de hallar el tortumovil, solo espero que Donnie no le allá enseñado a como esconder la señal del móvil.

Narrador

April suspiro suave, esperando a que su amigo estuviera bien, pues encima se había llevado a los pequeños. Cansada dejo la portátil sobre la mesita de noche y se dispuso a dormir. Mientras tanto en la guarida, Splinter olfateaba con descaro las cobijas de su hijo mayor, mientras se masturbaba.

Yoshi: Leonardo –suspira- pagaras caro por tu cobardía –gruña bajo corriéndose-

Lejos de allí, en medio de un bosque una joven tortuga, alimentaba a sus pequeños hermanos mientras veía con tristeza aquel negro cielo pintado por sus bellas estrellas.

Leo: te odio –escapándosele unas lágrimas- cómo pudiste hacerlo –acuesta a su hermano, luego de haberle palmado y que este eructara- estaremos bien, los cuidare aunque ya no pueda más –los cubre- descansen chicos

El mayor se quedó contemplándolos un momento, antes de sentir su estómago gruñir, suspiro suave y luego reviso sus suministros, le quedaban unos trozos de piza y unas manzanas un poco pasadas. Sin muchas ganas comió la mitad de una manzana y se volvió a recostar junto a sus hermanos.

Los vio unos minutos más antes de caer en un sueño profundo ignorando que desde hacía horas, alguien les veía. El sujeto se acercó con cautela después de unos minutos, tomando con sumo cuidado a uno de los pequeños y llevándoselo.

Leonardo despertó de golpe por el llanto de sus hermanos, pero al verlos noto la ausencia del más pequeño, aterrado reviso todo, no estaba allí, tomo a sus hermanitos y les coloco en una especie de cangurera improvisada, de esa forma salió y busco indicios de su pequeño niño, hallo unas pisadas y rápidamente las siguió, dando con una cueva de la cual se veía luz, tomo a sus hermanitos y los oculto.

Leo: escuchen bien, necesito que se queden calladitos, yo regreso en un momento –sonríe suave- solo iré por Mikey –les esconde en un hueco de un árbol y cubre con hojas grandes- ya vengo

Lentamente se acercó a la cueva, en ella vio a un mutante de la especie felina, quien preparaba algo en una olla y no muy lejos de él estaba su pequeño hermano, con sus ojitos hinchados y con una marca roja en su mejillita, aquello molesto muchísimo al mayor quien luego de tirar una tela sobre el pequeño, ataco sin dudar al felino.

Este se defendió un poco torpe, aun así no pudo hacer mucho frente al experimentado ninja, quien acabo con su vida, el de azul respiro hondo y luego fue con el pequeño, le tomo aun sin descubrirlo y una vez fuera, le quito la tela. El menor, sollozo al verlo estirándole sus manitos, aquel gesto conmovió al mayor quien lo arrullo entre sus brazos.

Leo: lo siento, no volveré a dejar que les pase nada malo –camina hasta donde dejo al otro par- volvimos chicos –quitando las grandes hojas-

Raph y Donnie sonrieron al verlos de nuevo, Leonardo los alzo y con cuidado los cubrió con la tela de antes, les vio abrazar y mimar torpemente al de ojos color cielo, mientras retomaba camino hacia el tortumovil. Una vez allí los volvió a arropar y puso seguro antes de volver a dormir junto a ellos.

A la mañana siguiente la pelirroja despertó de un salto por la insistente alarma y el sonido de llamada de su móvil, rápido tomo su celular y contesto.

Leo: hola April –susurro- sé que me deje el móvil en casa, pero por suerte el tortumovil tenía uno de reserva y con los números de emergencias tuyo y de Casey –suspira-

April: Leo? –despabilándose por completo- santo cielo, donde estás? Que te paso?

Leo: yo... no podía seguir allá –suspira-

April: no lo entiendo, porque te fuiste?

Leo: e-el me hizo daño –tartamudeo un poco- no quiero que me haga más daño –solloza sin poder evitarlo-

April: -muy sorprendida- dime dónde estás?

Leo: no, porque el vendrá y me obligara a ser... no puedo, si te lo digo...

April: cálmate, no le diré nada a nadie, puedes confiar en mi –decidida-

Leo: a-antes quiero saber si Rockwell logro resolver el problema? –revisando a los pequeños-

April: oh, no he ido a verlo, estaba buscando la forma de encontrarte –apenada- pero enseguida iré a ver si tiene la solución

Leo: bien, te llamare sobre las dieciséis horas –serio- y April, no les digas que te llame, entendido?

April: si, cuenta con ello –sonríe- cuídate mucho y sobre todo cuídalos a ellos

Leonardo suspiro y dio un si como respuesta, corto y miro a sus inocentes niños. Estos jugaban con unos peluchitos que el mayor les había dado, pues parecían inquietos sin tener algo en sus traviesas manitos. Con cuidado los alzo y llevo afuera, debía dejar que tomaran algo de sol y que vieran su nuevo hogar, pues nada le haría volver a ese sitio.

En las alcantarilla Splinter miraba una foto de su hijo, deseaba tenerlo de nuevo en sus manos y hacerlo suplicar por su vida y la de sus hermanos, no le perdonaría el haberse ido y desobligado de su deber. Esperaría a la noche para poder ir con la humana y saber si ya tiene información sobre su traicionero niño.

April mientras tanto esperaba que Rockwell le diese el informe sobre las sustancias. El mono había estado trabajando en ello y la verdad es que le había ido muy bien, ya tenía la forma de volverlos a la normalidad, aunque no sabía si seria 100% efectiva.

Rockwell: bien, aquí esta, debe darle seis gotas a cada uno -dándole un frasco con gotero-

April: de acuerdo, te lo agradezco mucho –guardándolo-

Slash: ya sabes dónde está? –preocupado-

April: no, pero espero saberlo –suspira- no sé qué paso para que decidiera eso, solo me dijo que alguien le hizo daño –un poco seria y triste-

Slash: entiendo, solo los está protegiendo de ese sujeto –gruñe molesto-

April: en cuanto sepa más les diré –yéndose rápido- te protegeremos Leo –corriendo a su hogar-

Rockwell: preparémosles unas cosas, seguramente las necesitaran –viendo a sus compañeros-

El grupo acepto y entre todos prepararon una mochila y buscaron un lugar donde ponerlos a salvo. April por su parte espero impaciente a que su amigo volviera a llamar.

En las alcantarillas Splinter esperaba el regreso de su hijo o el de la noche, su deseo debía ser cumplido así tuviera que encadenarlo y luego obligarlo a ver como esos pequeños eran dados a su peor enemigo, pues si esos bebes eran el problema se desharía de ellos.

En el bosque el mayor veía a sus hermanitos jugar, de cierta forma le gustaba el tenerlos así, poder mimarlos y jugar con ellos era algo dulce y que le tocaba muy profundo el corazón, mas cuando esos pequeños le ofrecían sus torpes y dulces abrazos o sus babosos besitos, algo que le causaba gracia y ternura a su vez.

Pasaron las horas y el ninja de azul nuevamente llamaba a su amiga, quien ni lerda ni perezosa atendió el llamado.

Leo: hola April, como te fue?

April: -feliz- excelente, Rockwell ya me dio el antídoto, solo debes decirme a donde ir y te lo llevare

Leo: perfecto, te esperare en Murakami apenas oscurezca, si?

April: de acuerdo –sonríe- por cierto, los Mutanimales dijeron que si necesitas un lugar donde quedarte, ellos te lo darán

Leo: eso sería perfecto, lleva solo a Slash, los espero sobre el techo del restaurante –mira tranquilo a sus hermanos-

April: si, allí estaremos –corta emocionada y le manda un mensaje a Slash- pronto sabré que te paso Leo

Leo: -suspira feliz- hoy iremos de nuevo a la ciudad, solo espero no toparme con él, eso sería lo peor que nos puede pasar –acariciando la mejilla de Mikey-

El pequeño rió suave ente la caricia y animado le tomo de la mano, balbuceando algo que el mayor no entendía. Los otros dos también se apoyaron en ella y la abrazaban felices balbuceando cosas.

Leonardo rió suave y les abrazo con mucho cariño, mientras rogaba por no toparse con su padre o alguno de sus enemigos, lo menos que quería era ponerlos en peligro.

Con calma los alzo y dejo en la cesta con unos peluchitos, luego guardo todo y subió con ellos, les dejo cerca suyo y él se dedicó a conducir hasta la ciudad. Al llegar, fue donde Murakami, con mucho cuidado entro y le pidió de favor esperar allí hasta la noche. El mayor acepto tranquilo.

Murakami, le ofreció comida y mientras Leonardo se alimentaba el mimaba a los pequeños. Ya sabía lo que pasaba con los hermanos Hamato, por lo cual no pregunto nada. Aun así podía sentir la enorme inquietud de la tortuga, por lo cual no pudo evitar preguntar.

Murakami: puedo saber qué es lo que lo agobia joven? –aun entreteniendo a los pequeños-

Leo: no es nada –terminando con su comida- ya es hora, puede cuidarlos, mientras salgo un momento?

Murakami: bien, pero luego me contaras bien lo que te paso –sonríe tranquilo-

Leo: jaja, está bien –suspira resignado- en un momento vuelvo –saliendo con cuidado del lugar-

Una vez arriba los espero por unos minutos, que le resultaron eternos. Vio una sombra acercarse por la oscuridad y juzgando por su tamaño supo que era Slash, también escucho a alguien subiendo al techo por la escalera de incendio. Así que dirigió su vista hacia allá, viendo subir a la joven a quien ayudo amablemente.

April, sonrió y le abrazo con muchísima felicidad, estaba tan preocupada que no podía ocultar su alegría al verlo en perfecto estado, eso supuso ella.

April: tienes mucho que explicar Leo –lo ve seria-

Leo: lose, pero ahora lo que me importa es saber si ellos podrán volver a su edad real –la ve angustiado-

Slash: lo harán –acercándose una vez que llego-

Leo: gracias por venir –sonríe- eso espero, déjenme traer a uno –dirigiéndose a la puerta-

April: no Leo, podría enfermar, mejor bajamos y dentro se los damos –sonríe-

Slash: eso sería bueno sin los humanos –notando que un grupo de unas cinco personas entran al restaurante-

Leo: oh, creo que será mejor esperar –suspira- espero que ellos no causen problemas –susurra-

April: mientras esperamos, quiero que me digas todo –seria-

Leo: n-no puedo –susurro abrazándose-

Slash: tienes que Leonardo –lo ve serio- solo queremos ayudarte a protegerlos, sé que lo entiendes

April: -lo abraza- no temas, no dejaremos que te haga daño o a ellos –sonríe decidida-

Leonardo se le quedo viendo como tratando de no pensar en todo aquello, pero sabía que podía contar con ella, el problema es que si les decía aquello, lo más probable es que ella fuese a enfrentarlo y seguramente saldría herida.

Leo: no, no te lo diré hasta que me sienta seguro y que mis hermanos estén a salvo –serio y decidido-

Slash: pensaste en nuestra propuesta?

Leo: si y la tomare –sonríe amable- debo protegerlos

Slash: bien, es aquí, te traje esto departe del equipo –dándole el bolso que llevaba con el-

Leo: quien más sabe de este sitio –algo inseguro-

Slash: solo yo y ahora tu –viéndolo tranquilo-

Leo: -suspira- gracias, en verdad agradezco lo que hacen y el que me aguanten tanto

April: -sonríe- tranquilo, estaremos aquí apoyándolos siempre

Aquellas palabras hicieron feliz al joven, lo cual también calmo un poco sus nervios. Al final, esperaron hasta que Murakami cerrara, lo cual ya era muy tarde y eso a Leonardo no le pareció bueno, bajaron y vieron al hombre mayor con el transportador y unos platos de ramen, que les ofreció a los tres, los cuales aceptaron gustosos y en muy baja voz, ya que los pequeños dormían pacíficamente.

Al terminar, Slash se ofreció a dejar a la muchacha en su hogar, mientras Leonardo acompañaba al cocinero. El camino estuvo tranquilo, lo que agradeció el ninja de azul. Una vez que lo dejo, tomo rumbo al nuevo lugar en donde esperaría a que sus hermanos volviesen a la normalidad.

Estaba lejos del centro, lo que le daba algo de alivio, pues según April, ya habían revisado por completo aquella zona. Dejo el tortumovil oculto en un viejo garaje y siguió a pie hasta el lugar que Slash le había dicho, una vez que llego, noto que era una casa vieja pero casi en buen estado, con cuidado entro y la reviso por completo. Sus ventanas estaban tapiadas con maderas, habían tres cuartos, un baño y una cocina, al igual que una cómoda sala, estaba amueblada, al parecer como un plan de respaldo.

Una vez que se acomodó, miro el frasco que April le había dado, tenía ciertas dudas sobre él, pero era mejor eso a que nada. Con sumo cuidado le dio seis gotas a Raphael, lo dejo en la cama y prosiguió con Donatello, quien se quejó al sentir aquel amargo sabor, por lo cual lo meció suave, aunque ese pequeño quejido despertó al mas pequeño, quien lo mira con un pequeño puchero.

Leo: jeje, perdón –acuesta a Donatello y luego lo alza- ven aquí –susurra alzándolo- debes tomarte esto

Mikey: -viendo aquello con curiosidad-

Leo: -con cuidado le pone un dedo en la boca y con calma le da las gotitas- listo –suspira sonriendo suave al sentir que su hermanito le chupa el dedo- jaja, veo que tienes hambre mi glotoncito –cierra el frasco y lo pone a salvo- veamos si tenemos algo de electricidad aquí –meciéndolo suave mientras revisa el lugar- oh, esto es bueno –viendo la cocina-

Mikey: -se queja bajo, viéndole seriecito-

Leo: -ríe suave y le besa la frente- ya te doy

Tranquilo le prepara la leche, mientras le tararea una dulce canción. Sin dudas esa era su parte favorita de todo ese lió, podía cuidarlos, sin necesidad de escuchar sus quejas a no ser que sea por hambre o el pañal sucio. Reviso la temperatura de la leche, estaba perfecta así que lleno el biberón y se lo ofreció a su pequeño glotón, Miguel Ángel bebía feliz mientras observaba atento a su hermano.

Leonardo se preguntó, si su hermanito sabía quién era el o si al menos recordaría quien era. Era uno de sus mayores miedos, pero lo afrontaría con determinación. Con calma camino de nuevo al cuarto y pudo notar que sus hermanos habían dado un estirón, aquello lo emociono muchísimo, ahora solo faltaba esperar a la mañana para saber que todo había sido realmente positivo.



Okey, aquí les dejo otro cap.

Nos vemos ❤️

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