Capitulo único
Quiero aclarar que Stella es un concepto de Brawler que ví en Twitter, por lo que NO ME PERTENECE
TODOS LOS CREDITOS SON DE @finndiazart EN TWITTER.
Vayan a apoyarlo, tiene conceptos geniales y dibuja muy bonito, los amé 💞
Ahora sí, comencemos! 💖💝
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Las manecillas del reloj marcaban las 2 am, mientras las estrellas brillaban intensamente en el cielo y los árboles se mecían al compás del viento nocturno. Los grillos, con su canto persistente, reforzaban la serenidad de la noche.
Demasiado serena para Stella. Para ella, noches como esta eran desoladoras. Sentía un vacío insondable dentro de sí misma y en todo su entorno, un vacío que la arrastraba como una marea cada vez que cerraba los ojos.
Podría haberse negado a esos pequeños ojos violetas, pero no lo hizo. Había algo en ellos, una llamada silenciosa y constante, que siempre la atraía. Esos ojos la atrapaban, la envolvían en una nostalgia que no podía resistir.
En un intento de distraer su mente dentro de aquel vagón de tren, decidió que al menos haría algo productivo. Miró a su alrededor y vio un caos de juguetes, libros y mantas esparcidos por todos lados. El desorden de la pijamada aún persistía, con cada objeto contando su propia historia de risas y juegos.
Comenzó recogiendo los libros que estaban en el suelo, uno a uno, y los fue colocando en el librero. No pudo evitar leer algunos de los títulos antes de colocarlos en su lugar. Luego, levantó y sacudió las mantas que el niño había dispersado por toda la habitación. Las dobló con cuidado y las puso dentro de un pequeño mueble cercano, asegurándose de que cada una estuviera perfectamente alineada.
Mientras ordenaba, sus dedos tropezaron con una tela suave que captó su atención. Entre las mantas, descubrió un pequeño peluche de Spike. Una oleada de recuerdos la invadió de inmediato. Recordó que ese peluche lo había regalado a Gus en su primer aniversario en Starr Park.
Conocía bien al niño y sabía que era fanático del cactus, así que decidió regalárselo. Aún podía ver la expresión de felicidad en el rostro de Gus cuando lo recibió, su alegría era contagiosa y había iluminado el día de todos. Acarició el peluche, sonriendo ante el recuerdo, y lo colocó con cariño sobre la cama, como si fuera un tesoro preciado.
Aún le impresiona lo que lograron hacer con el vagón. Pasó de ser un antiguo vagón de tren a una pequeña y acogedora habitación. La transformación había sido asombrosa, con cada rincón mostrando un toque de calidez y confort.
Un ruido extraño interrumpió su tren de pensamiento.
-¿Qué fue eso? -Stella miró alrededor, buscando el origen del sonido. Finalmente, vio a Gus.
Estaba sentado en su cama, respirando con dificultad y sudando. Parecía tener la mirada perdida y balbuceaba algunas palabras que Stella no lograba entender.
Decidida a calmar la situación, encendió un pequeño fuego azul en sus dedos y prendió unas velas cercanas. Luego, comenzó a hablar.
-Gus, ¿estás bien? -preguntó, sentándose a los pies de la cama y observando a su pequeño anfitrión.
Gus no reaccionaba. Mantenía la cabeza agachada y seguía murmurando, con la respiración acelerada y el sudor cubriendo su frente.
Stella, preocupada, acercó su mano a la cabeza de Gus. -Hey, ¿qué pasó? -dijo, apoyando la mano en su cabello albino.
Apenas sintió el tacto, Gus dio un pequeño salto, pero pronto dejó de balbucear y giró la cabeza para mirarla directamente. Stella notó sus ojos llorosos y brillantes, llenos de temor, con las mejillas ligeramente enrojecidas y rastros de lágrimas.
-Stella...
Sin aviso, Gus se lanzó a los brazos de Stella y apretó su ropa con fuerza, sin querer separarse de ella.
-Oye, está bien, chico, ¿qué...?
Su pregunta quedó sin terminar al escuchar la respiración entrecortada de Gus y ver cómo las lágrimas recorrían nuevamente su rostro.
Una pesadilla.
Stella no sabía exactamente qué hacer, pero actuó por instinto.
-Ya, ya... Ya pasó, estás bien. Estoy contigo -dijo, envolviéndolo en un abrazo protector mientras acariciaba su pelo.
Esta noche sería más larga de lo que había pensado.
.
...
......
..........
Los 20 minutos más largos de su vida, y Gus aún no deja de llorar. Stella no sabe qué hacer. Suspira profundamente. Verlo así es muy angustiante. Spooky se restriega contra su costado, tratando de consolar a su amigo.
Afortunadamente, el llanto de Gus comienza a calmarse. Sus sollozos se transforman en suspiros, aunque sus manos todavía se aferran con fuerza a Stella.
-¿Mejor? -pregunta Stella al chico, que asiente con la cabeza. -Gus...
Él se separa lentamente de ella, permitiendo que Stella vea sus ojos rojos y cansados. Ella le limpia las lágrimas de las mejillas con suavidad. -¿Quieres tomar algo?
Con un tono bajo, Gus responde-Sí.
Stella hace aparecer dos tazas de chocolate caliente para ambos.
-Ten, es chocolate caliente.
-Gracias.
Ella lo observa. Sus ojos cansados, sus mejillas enrojecidas, su pelo alborotado y las marcas de lágrimas en su rostro.
Maldición, se nota que ha sido una mala noche para el niño.
Spooky está a su lado, acostado a los pies de la cama. Su silenciosa compañía resulta reconfortante de alguna manera.
El silencio reinaba en la habitación. Ambos estaban acostumbrados a los sonidos extraños de la estación, pero el ambiente era incómodo.
-¿Quieres contarme qué soñaste? -pregunta Stella, intentando romper el hielo.
Hubo otro silencio, aún más profundo. Stella pensó que quizás no debería haber preguntado, pero justo cuando iba a disculparse, Gus habló.
-¿Prometes no decírselo a nadie? -Su mirada indicaba que hablaba en serio.
-Lo prometo.
Gus suspiró y comenzó a contar.
-Fue sobre cuando fallecí. Estaba en la estación. Estaba oscuro y vacío. Traté de gritar para que alguien me escuchara, pero nadie vino. Me dolía la garganta, no podía hablar. -Su voz empezaba a temblar. -De pronto, aparecieron vías debajo de mí...
-Gus, si no te sientes cómodo, está bien. No hace falta que lo cuentes -interrumpió Stella. Aunque deseaba saber qué había pasado, lo último que quería era hacer sentir peor al chico, especialmente después de lo que había vivido.
-No, quiero hacerlo, ya termino. Las vías empezaron a moverse, pero no podía gritar ni moverme -dijo Gus, con las manos temblando. -Lo último que vi fue el tren acercarse a mí. Ahí fue cuando me despertaste.
Colocó la taza con cuidado sobre la cama, descansando sobre sus piernas.
-Después de eso, desperté como un fantasma, y la estación ya estaba completamente abandonada. Pasé mucho tiempo solo. Fue entonces cuando conocí a Spooky; nos hicimos compañía mutuamente hasta que el señor Supercell nos encontró.-Acaricia su pequeño amigo globo mientras habla.
-No me agrada estar solo. Al menos Spooky está ahí para reconfortarme. También cuando Chuck o tú nos visitan, me hacen increíblemente feliz. Pero cuando se van, no me siento bien...
-Me asusta, me da mucho miedo. Temo quedarme solo, que me abandonen como aquella vez. No quiero... -Su voz se quiebra completamente.- No quiero que me dejen solo.
Sus palabras se interrumpen abruptamente por el sollozo desconsolado, mientras intenta secarse las lágrimas con la manga de su camiseta.
Ya no importa el sueño, la hora, ni siquiera lo que pasó antes. En esa estación abandonada, había un pequeño niño que anhelaba consuelo. Stella se acerca a él y lo toma en brazos, abrazándolo con ternura para calmarlo.
-Tranquilo amor, estoy aquí contigo, todo va a estar bien.
Es desgarrador escucharlo, pero me mantendré fuerte por él.
-Gus, escúchame, eres un niño maravilloso, muy fuerte y valiente. Nunca más estarás solo, siempre estaremos Chuck y yo para ti, pase lo que pase.
-¿En serio lo dices?
-Te lo prometo.
Él simplemente la abraza. "Gracias", susurra en voz baja.
Luego, el niño bosteza suavemente, se acomoda en sus brazos y apoya la cabeza en su hombro.
Él era simplemente encantador, aunque no quisiera admitirlo. Resultaba imposible contener una sonrisa ante sus adorables comportamientos.
Como aquella vez que regresó con el rostro completamente sucio después de jugar con Nita y Leon en el bosque cercano a casa.
Aún recuerda cómo infló las mejillas y se mantuvo en silencio mientras le limpiaba con un paño la tierra y retiraba las hojitas que se le habían quedado pegadas en la cabeza.
Con una sonrisa en los labios, Stella decidió que ya era suficiente por esa noche y que quería irse a dormir.
Con cuidado, Stella acuesta a Gus en la cama, preparándose para irse a dormir ella misma.
-Ya no tengo sueño -protesta mientras se sienta.
-Gus, mañana estarás cansado si no descansas un poco.
-No quiero dormir. No tengo sue... *bostezo*. -Gus bosteza mientras se frota los ojos con los puños.
-¿En serio? -Stella levanta una ceja, observándolo mientras él desvía la mirada y cruza los brazos.
"Pequeño sinvergüenza", piensa Stella mientras suspira. -Esta bien Gus. Estoy cansada, así que iré a dormir ¿Necesitas algo más?
-No, Stella, gracias.
-¿Estás seguro?
Él duda un momento. -Sí.
-Bien. Si necesitas algo, avísame. -Le da un beso de buenas noches antes de prepararse para dormir.
Pero cuando Stella se da la vuelta, Gus le agarra la mano.
-Iré a dormir, pero ¿puedes quedarte? -Su tono suena molesto y sus mejillas están ruborizadas, haciendo que Stella se sienta conmovida.
Y dice que no es adorable...
-Está bien-. Gus hace espacio en la cama y Stella se acuesta.
-Gracias. -Dice mientras la abraza ligeramente.
-No es nada. Buenas noches. -Ella acepta el abrazo, sintiéndose reconfortada.
Antes de que alguno de ellos pueda cambiar de opinión, Stella tiene una idea repentina: comienza a entonar una suave canción de cuna.
(﹙﹙♪﹚﹚)
"Days seem sometimes as if they'll never end"
"Sun digs its heels to taunt you"
"But after sunlit days, one thing stays the same"
"Rises the moon"
(﹙﹙♪﹚﹚)
Empieza a acariciar con delicadeza los pelos del chico. Su voz, cálida y tranquila, llena la habitación con notas dulces y reconfortantes, como un abrazo de melodía que envuelve a Gus en paz.
(﹙﹙♪﹚﹚)
"Days fade into a watercolour blur"
"Memories swim and haunt you"
"But look into the lake, shimmering like smoke"
"Rises the moon"
(﹙﹙♪﹚﹚)
Mientras canta, sus ojos se encuentran con los de Gus, que poco a poco se relaja bajo la magia de la música. Stella sonrie y toca su rostro mientras pasa el dedo por sus mejillas, mientras sigue cantando.
(﹙﹙♪﹚﹚)
"Oh-oh, close your weary eyes"
"I promise you that soon the autumn comes"
"To darken fading summer skies"
"Breathe, breathe, breathe"
"Days pull you down just like a sinking ship"
"Floating is getting harder"
"But tread the water, child, and know that meanwhile."
"Rises the moon"
(﹙﹙♪﹚﹚)
La noche es calmada, los grillos suenan al son, casi acompañando la tonada, llenando el espacio con un aura de tranquilidad y afecto. Una sensación de seguridad recorre el alma del chico.
(﹙﹙♪﹚﹚)
"Days pull you up just like a daffodil"
"Uprooted from its garden"
"They'll tell you what you owe, but know even so"
"Rises the moon"
"You'll be visited by sleep"
"I promise you that soon the autumn comes"
"To steal away each dream you keep"
"Breathe, breathe, breathe"
(﹙﹙♪﹚﹚)
Stella lo observaba dormir entre sus brazos. Sus pequeños ronquidos llenaban el aire de un encanto que la hacía sonreír. Pero detrás de esa sonrisa, había una razón más profunda que solo ella sabia.
Hace años, Stella deseó formar una familia, sentir una pequeña mano en la suya, escuchar sus primeras palabras o ver sus primeros pasos. Sin embargo, la vida fue caprichosa. Después de años de intentos y desilusiones, supo que nunca sería capaz de tener hijos.
La noticia fue devastadora, sintió que le había arrancado un pedazo de su corazón. No solo no podría tener hijos, sino que no podría con la persona que más amaba, la cual, la dejo después de contarle la verdad.
Gus solo dormía pero acaricio delicadamente su cabello desordenado. Ese gesto expreso toda la maternidad y amor que ella jamás pudo experimentar.
-Tranquilo amor, ya no estarás solo.
Gus era esa forma de vivir la maternidad que el destino le había negado. Aunque no fuera su hijo biológico, en su corazón, el es el niño que siempre anhelo y lo protegería de lo que sea.
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