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❄️capítulo 25❄️

Ambas personas sintieron el débil cosmos del caballero de Capricornio dentro del templo de escorpio.

Algo extraño.

Su tez palideció cuando dieron el primer paso dentro del salón, realmente sintieron la piel de gallina. ¿Y por qué no? Si Shura se encontraba tendido sobre el sofá, con una clara inconsciencia. Y a su lado, sentado como si no se hubiera percatado de su presencia, se encontraba el cuerpo de Milo, con los párpados cerrados. Cualquiera pensaría que se encontraba dormido. Pero no descartaban la idea de que Milo solo fingía.

Sin esperar más, el pelirrojo se apresuró confundido, miró a ambas personas decidiéndose por comprobar cómo estaba su papá; Shura.
Entonces, notando las heridas en su pecho normalmente definido y blanco, que varias veces había visto con notable admiración, detuvo su respiración mirando de soslayo a Escorpio que permanecía sin hacer algún movimiento.

Acaso, Milo le hizo aquello y...

No, no podría ser de esa manera, esto era cruzar la línea y era completa expulsión según las reglas dentro del refugio. Kert solo guardó silencio en espera de que su madre dijera o hiciera algo primero.

Fue solo unos segundos que Camus se quedó parado en la entrada, caminó a paso lento.
Echó un vistazo a la escena pero no halló nada anormal a excepción de unas gotas de sangre que seguramente eran de Shura que aún mostraba parte de sus heridas. Muy pocas veces el de Capricornio terminaba en tales condiciones, pero de cierta forma, Camus presentía que algo malo sucedería justamente ese día.
Recogió la fina mantilla que cubría solo parte del cuerpo de Capricornio, la mirada de kert estaba sobre él, y con su dedo índice repasó suavemente la forma de las heridas, inmediatamente cambió su expresión calmada a una de desconcierto.

No esperó más, dió la vuelta hacia Milo, lo sujetó cerca de su cuello y lo agitó llamándolo por su nombre, este último sin embargo no dio ninguna respuesta de querer responder o incluso despertar.

-kert, necesito que llames al patriarca, ve rápido.-ordenó mirándolo de lado soltando a Milo, el cual quedó sobre el asiento como un muñeco. El ambiente le indicaba que no era normal nada de lo que estaba sucediendo, por eso, antes de sacar conjeturas o conclusiones, lo mejor sería llamar al gran pontífice.

El menor asintió con duda un par de veces, y empezó a subir uno a uno los escalones que dirigían al gran salón patriarcal. Si ocurría el problema de que no podría ver al patriarca, solamente informaría a los guardias en nombre de su Madre.

El peliverde se quedó entre ambos de cuclillas, la sensación pesada obligaba a tener curiosidad por los alrededores. Alguien quizá había estado allí segundos antes que ellos, esa sensación extrañamente...le era familiar.
Echó un vistazo a los alrededores, notando aún parte del desastre que hacía mucho Milo había causado por enojo o simple desquite, pero no había nadie más que su propia persona y los dos inconscientes dentro.

-Shura, despierta.-susurró a Capricornio cerca de su oído.- Shura, se que me oyes, si esto te lo hicieron en la misión, voy a cuidarte.-habló preocupado y con la voz tierna.-Sea quien sea que te halla hecho esto, lo pagará, estarás bien, te voy a cuidar como tú lo hiciste conmigo.

Camus acarició la mejilla algo roja de Shura con suavidad, luego miró a escorpio con algo de molestia.

-Milo, si solo estás fingiendo, juro que te asesinaré.

Quizá lo pensó, pero no sé atrevió ni a susurrarlo. Aún era un compañero suyo por obligación y además el maestro de su único hijo, debía de ver qué pasaba con él. Dormía, pero no podía despertarlo, las marcas en el pecho de Capricornio eran claramente diferenciadas entre los ataques de Milo y lo sabía por experiencia propia hace años. Además, claramente cuando miró a su pareja de cerca, se dió cuenta de que ya estaba en una mejor condición, recuperándose lentamente.

Quedó allí por varios minutos, pensando, deshaciendo viejos recuerdos que no se permitió en acompañar con sentimientos profundos.

Esperó la llegada del patriarca con unos guardias, se llevaron a ambos caballeros en el gran pabellón rápidamente. Allí habría algunas musas especializadas en el uso de medicinas o tratamientos para heridos o enfermos. Según se decía, allí también había una fuente especial, que otorgaba una rápida curación del cuerpo. Pero hasta el momento, quizá el patriarca lo habría usado o incluso la diosa Athenea.

Era extraño, muy inusual que ambos caballeros fueran llevados al pabellón, ya que Milo no tenía ninguna herida. 
Y aunque Shura estaba herido y ahora en recuperación, se puede decir que algo sabía el patriarca que los demás no. Simplemente calló como el gran maestro, y los demás no podían ir y exigirle una respuesta algo impertinente a la extraña situación.

Las tardes de oscurecían con mayor rapidez debido a la estación del año.

Hubo robos de algunos pergaminos, la desaparición de caballeros entre rangos promedios y bajos. Aunque alguien jugaba con el santuario por completo, aún no se sabía que se tramaba o cuál era su objetivo.

-El caballero de escorpio no ha despertado, y Capricornio aún se recupera con gran rapidez.-informó el patriarca.- Pido paciencia, comprendo que esto fue algo repentino y casi sin sentido. Pero pronto ambos retomarán sus puestos y compensarán el tiempo perdido con aún más energías.

-¡Está loco!-alguien gritó.

Una voz agitada llegó de los aposentos, sorprendiendo a todos con su anuncio, inmediatamente el patriarca se dió a la tarea de detener a un caballero desaliñado con un rostro exasperado.
Los caballeros dorados presentes, abrieron los ojos sin entender nada. Lo que menos se esperaron fue que escorpio se lanzara hacia acuario tirándolo al suelo con fuerza sin darle oportunidad de reaccionar.

-¡Deténgalo!

La voz del patriarca resonó en una orden, al instante Shaka de virgo y Mu de Aries quisieron tomar a escorpio y levantarlo, no pudiendo en ese momento por la fuerza que ejercía Milo sobre esa persona que podría haber sido algo especial en algún momento.

-Camus, perdón por todo el daño que te hice...
¡Pero ahora, necesito que te vayas del santuario, huye lejos con kert, que Shura los esconda a ambos, no se queden por más tiempo, por favor...él quiere hacerles daño y...!

Su agarre se aflojó por completo.

No levantó la vista ni un momento, fue golpeado en un punto frágil del cuello y se desvaneció aún sujetando de ambas manos a Camus.
Estaba alterado, no parecía ser el Milo de antes, su voz fue entrecortada como si no pudiese respirar y aquello fue impactante para Camus que era a quien específicamente buscaba.

Acuario quedó petrificado, sintió las miradas sobre él con incomodidad, grabó la palabras que Milo le dijo y respiró hondo.
Pudo levantarse, sin embargo las marcas del agarre de escorpio quedaron allí, en sus muñecas.

Pensando esas palabras, fue desconcertante el tono de voz usado en el susurro apresurado. No podía dejar de pensar en eso.
De hecho...temía que algo grave fuese a pasar, la advertencia era genuina a sus ojos.

Anteros recorrió los pasillos de sus aposentos con las manos entre su nuca de un lado a otro. Mientras tanto, su hermano lo observaba sentado y sin decir una sola palabra, pero sus ojos se veían extrañamente sonrientes.

-¿Piensas obligarlo a volver?.-cuestionó Eros observándolo.

-No, debo ir en donde él está .
Tengo que convencerlo sobre mi cariño, me siento demasiado mal por lo que le he hecho la última vez que nos vimos, no sé qué me pasó, ni siquiera recuerdo bien la forma en que me porté. 

-Por poco y le quitas su pureza..¿y no entiendes? Lo has hecho sentir como un objeto, y dado el deber de tu puesto estarías loco al no comprenderlo. Pero, ya déjalo, te afecta a tí de todas formas.

-Nunca me había entrado al cuerpo tal impulso, necesito que averigues qué es lo que hace en estos momentos. Necesito saber de él, y por lo que están pasando sus padres, ambos son caballeros.

-Bien.-suspiró.-Admito que estás sujeto al sentimiento de atracción.-Resopló.-Pero te informaré en unas horas, tengo algo que hacer antes de eso.

-Cuanto antes mejor. Tiene que saber sobre mis verdaderos sentimientos, aunque ya tiene una mala percepción de mi. Te regresaré el favor más adelante.

Eros salió de ahí, miró con ojos aburridos el mismo lugar en donde estaba el templo sagrado de su hermano. De pronto, se perdió en sus pensamientos a la vez que acariciaba una pequeña flecha plateada. Pasó sus dedos sobre el filo de la punta, poco después sus ánimos mejoraron bastante. Si su hermano planeaba actuar, él también lo haría, aunque un paso más adelante.

La madrugada había caído sobre el santuario, helada y obscura, una niebla espesa que no permitía ver a más de un metro de distancia. Camus permaneció apoyado en su balcón pensativo entre toda esa niebla sin importarle el frío. Aún se debatía entre hacer o no hacer caso a la advertencia de escorpio en un estado ansioso.

-Ma..
¿No puedes dormir..?.-El pelirrojo se aproximó despacio con los ojos medio cerrados por el sueño.

-No.-confesó suavemente.-Pienso en tu padre y en todo esto.

-Papá estará bien, quizás hoy o en un par de días despierte. Una de las musas fue amable conmigo y me lo dijo. Como aún soy un aprendiz no puedo ingresar al pabellón, pero los guardias también pueden informarme. Los tíos aún no están y ni puedo depender de ellos para ver a papá a escondidas. 

-Kert..-murmuró Camus con curiosidad.- ¿cómo es tu relación con el caballero de escorpio? ¿Cómo ha sido los últimos días?.

-Pues, una relación entre alumno y maestro.-respondió casualmente, ya no guardaba rencor al enterarse que Shura regresó en mal estado de su mision y que no fue Milo quién lo hirió.-Fue paciente y severo cuando era necesario, admito que si no lo viera como el padre que quiso matarme, habría entablado una buena amistad con él. Las últimas veces fue bastante bueno y medía la distancia entre su carácter.-pausó.-¿Por qué me lo preguntas tan de repente?.-se acercó a su lado tratando de averiguar la reacción de su progenitor.

Camus exhaló un largo suspiro.

-No sé.-contestó.-De pronto tuve la necesidad de preguntarte. Estas horas fueron difíciles de sobrellevar por alguna razón que ni yo comprendo. Además, la niebla puede ser causada a propósito, no hay que bajar la guardia.

El pelirrojo bajó la mirada por un segundo, se acercó y abrazó a su madre con fuerza. Una abrazo cálido fue demasiado confortante, Camus no se lo esperaba pero se sintió bien, como uno de los abrazos en que Shura le daba cuando aún estaba en estado de gestación.

-Ve a dormir, yo me quedaré por un rato y leeré algún libro en la biblioteca.-Murmuró deshaciéndose del abrazó con lentitud.

-¿No dormirás nada?.-se sorprendió Kert.

-Cuando te cambiaba los pañales o te arropaba no había horario,  en ocasiones me quedaba despierto por horas continuas, el no dormir por una noche no es nada. Pero tú debes practicar y esforzarte para unos buenos resultados en el entrenamiento.

-Entiendo. Pero una pregunta más que se me acaba de ocurrir, ya que no tengo algunas fotos. ¿Cómo era cuando era niño?

-Eras muy callado, aveces me preocupaba el que no lloraras bastante, pero..luego supe por una mujer que no había nada malo en ti. Después te gustaba jugar con tus tíos, les pintabas la cara con marcadores o recortabas copos de nieve de los libros, eras muy mimado por Shura.
A los cinco años tuviste unas cuantas fiebres, pasé esos momentos muy preocupado, y resultó ser empacho, te gustaba el yogurt y bebías a escondidas. Tenías tus mañas, muy astuto al abrir el refrigerador a cada rato sin que me diera cuenta.

Kert sonrió algo avergonzado pasando su mano por detrás de su nuca.

-Bueno, hasta ahora me sigue gustando el yogurt.

-Eres un glotón. Lo único que llena el refrigerador es puro yogurt.-sonrió, de pronto palmeó un par de veces la mejilla de su hijo sin apartar esa expresión calmada.-Me he enterado que vas a los bares.

Kert palideció.

-Cómo te...?

-Tu tío Death Mask también frecuentaba esos lugares, es increíble que no te hayas topado con él. No te enfades, hizo bien. Tampoco te voy a regañar si sólo es un par de copas, sin embargo, si exajeras te voy a castigar como es debido.

-No, no.-agitó sus manos.-solo me dió curiosidad unas cuantas veces y bebí muy poco. Jamás me voy a embriagar hasta olvidar lo que hice, tu hijo tiene que ser responsable.-sonrió tratando de esquivar el tema.-Bueno, voy a dormir, hasta más rato..

-Descansa.-trató de regresar la sonrisa.

En ese mismo momento. Sobre el pabellón en el cual Milo y Shura se encontraban. Alguien aterrizó como si fuese una sombra, lo cual fue en desventaja para los guardias quienes no podían verse ni entre ellos mismos.

-Voy a usarte a tí.-murmuró el rubio acercándose al cuerpo tendido sobre la cama.-Milo, mis disculpas, esto es personal.
¿Eso es malo? No, para mí no lo es.
Para tí tal vez..un poco, gracias por ser débil en retener tu alma.-fue a la habitación contigua y miró el cuerpo de Capricornio.-Y tú...creo que no podrás defenderlos como tanto deseas.

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