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❄️capítulo 22❄️

-¡Eso es! ¡Esquiva, sujeta, golpea!.-gritaba Milo con una sonrisa por el gran avance que tenía con kert. Habían pasado meses. Y era hace menos de medio mes en que su relación empezó a mejorar.-Es ahora o nunca, enciende tu cosmos!

Ambos lo hicieron, las agujas en sus manos resplandecían y se separaron unos metros, el debate de miradas lo decidía todo. Milo le había enseñado que era esencial estudiar al adversario sin siquiera haber empezado la batalla, para así encontrar los puntos débiles en caso de que no puedan usar su veneno. En el caso de kert, él ya conocía los movimientos de Milo, el tiempo fue suficiente para hacerlo.

El pelirrojo se dió cuenta de que su cabello se había soltado, no le dió importancia y en cuanto este terminó de balancearse a causa del viento, ambos se encontraron clavándose al menos unas cinco agujas y tambaleándose a causa del dolor.

-Ahg..Duele..

-Ya te acostumbrarás.-murmuró de igual forma el peliazul, aguantando ese molesto dolor que hacía mucho no había sentido.

Decidieron sentarse en uno de los escalones del coliseo, ambos haciéndose los desentendidos con ese dolor punzante. Claro, el orgullo de los hombres.

-Kert, bien hecho..-le dijo mirando al frente.-Tus padres de seguro que están orgullosos de tenerte..
Es todo por hoy, debo ir a una misión pronto.

El mayor se levantó y caminó despacio, seguramente aún no se acostumbró a tenerlo como sucesor. De cierta forma aunque era una obligación el enseñarle, puede que en el fondo de verdad quisiera hacerlo, pero a la vez era difícil contener las ganas de poder abrazarlo como nunca lo había hecho.
En cuanto desapareció de su vista. El pelirrojo e quedó pensando algo similar, se acostumbraba a su presencia aunque solo sea en los entrenamientos.

-¡Hola!.-alguien se apareció por su detrás empujándolo con emoción.

-¡¿Y tú quien eres?! ¡Por poco me matas de un susto!

-Soy el hermanito de Anteros, qué le hiciste?.-se acercó a su rostro demasiado con una sonrisa fingida.

-Yo..yo no le hice nada..-esquivó la mirada inclinándose hacia atrás.

-No pareces ser tan inocente pelirrojo. Yo conozco a personas como tú.-entrecerró los ojos apuntándole.

-Te estás confundiendo, no le hice nada, hace unas semanas nos chocamos en el pueblo y simplemente pasó algo de lo que no quiero hablar.

-Escucha niño, llevo mucho tiempo con vida y nunca, nunca noté a mi hermano con una depresión que prácticamente lo obligara a dejar su trabajo y encerrarse sin siquiera comer. Dime ahora mismo lo que ocurrió.-amenazó.

-Agh, está bien..
Unos meses, en el bar, intentó besarme. Pero se detuvo y desapareció, no lo volví a ver hasta hace unas semanas nuevamente. Hablamos un poco sobre cosas triviales, no tocamos para nada eso de una insinuación del beso. Pero..resulta que nos pusimos a apostar sobre la barra quién bebía más..y él me besó.-explicó recordando.- le grité que no me volviera a hablar más.
Pero jamás quise ser tan duro con él, fue el alcohol..-se quejó, y al girar la mirada hacia el chico, se sobresaltó al notar un tic nervioso en su ojo derecho, quizá del enojo.

-Me acabas de decir..que rechazaste a mi hermano y fuiste demasiado cruel?! ¡Que tonto eres! ¡Anteros es incluso mucho más puro y modesto que yo! ¡¿Cómo se te ocurre hacer eso?! Si yo fuera él, de verdad que te habría clavado todo mi arco en los intestinos y después te habría empalado como hacía Drácula, adoro a ese tipo, recuerdo aún cuando lo fleché..-sonrió soñando.

-Eh..no sé qué piensas hacerme, pero debo irme.-dijo parándose con su brazo cubriendo su pecho.

-Hey, hey, a donde vas? Aún no termino contigo.-advirtió sujetándole de la parte trasera de su cuello con una sonrisa.-Quiero mostrarte algo..

Antes de que kert pudiera siquiera echar a correr, una luz blanca tirando a rojiza lo cegó por completo. Y el mareo lo dejó con un malestar en la garganta.

-Ahora sí, quédate callado y no hagas preguntas estúpidas, apenas y logro fingir que me agradas.-soltó su cuello y caminó por delante. Era un camino empedrado, con flores a los lados y un inmenso campo verde, a lo lejos podía verse un templo como en el santuario, solo que éste era mucho más inmenso y lujoso.

-¿En donde estoy?

El ojiazul lo miró de reojo y soltó un breve suspiro.

-Te presento la casa del terror.-rodó los ojos con gracia ante la cara desencajada de Kert.- ¡No, idiota! ¡Estamos en el Olimpo! ¿Tan difícil es darse cuenta?

-Bueno..perdón.-se disculpó ante el anterior sarcasmo de ese chico. Ahora entendía algo de lo que ahí ocurría.

-¿Ves aquellas nubes de tormenta?.-las señaló.-¡Es por tú culpa! Si no fuera por tí y tu estúpida sensualidad esculpida entre dos caballeros dorados, seguramente mi hermano no tendría más problemas que los anteriores. Hasta Zeus empieza a enfadarse por no cumplir su parte de Dios del amor correspondido.

-Son dioses, y yo solo soy un humano, no sé nada de esto, pero quiero regresar al santuario..regrésame, Anteros se recuperará porque..

-Si Hefesto se entera, estás muerto por dejarlo en una situación así.-rodó los ojos.- Ve allí de una vez y arregla las cosas con mi hermano.-le apuntó con la punta del arco.-recuerda..conocí a cada asesino de los cuales nunca podrías haber oído en cuentos de hadas, estaré aquí en cuanto todo se solucione, por tu culpa tambien me siento mal emocionalmente. Idiota.

-...

Kert tragó grueso y volvió a sentir nervios, echó un vistazo hacia atrás, el hermano de Anteros ya no estaba, si que ambos tenían relación al desaparecer como por arte de magia.

Caminó lo que faltaba para entrar en el gran templo, unas escaleras probablemente lo guiarían hasta la habitación de Anteros, sin embargo se le apareció en frente todo ojeroso y pálido.

-¿A qué viniste? ¿Te arrepentiste de haberme gritado? Pues déjame decirte algo.. kert, no quiero oírte ni mucho menos verte. Si mi hermano insistió en traerte, ve y dile que te deje en donde te encontró.

Las palabras sonaron duras, frías en labios de un ser tan amable y sensato como el rubio.

-Lamento..

-Dije que no quiero oírte.-recalcó cortante.

-Anteros, de verdad lo siento! No es fácil para mí simplemente aceptar un beso tuyo, no es posible porque..

-Oh..ahora vienes y dices que entre hombres no es posible? !Eso es mentira! ¡Hipócrita! Te defiendes ante teorías irrelevantes, el amor entre hombres es incluso más puro que el de una mujer y un hombre, porque no nos unimos en cuerpo y alma solamente para poder procrear, sino porque de verdad existe algo mucho más hermoso y atractivo como el amor.

-Soy un idiota ¿Y? Por qué no quieres aceptar mis disculpas cuando fuiste tú el que inició todo esto?

-Porque yo no fui el que me escupió en la cara diciendo que me largue!.-se le cristalizaron los ojos.- Saliste igual que tu padre..siempre confundido, escondido detrás de algo que no quiere ver, solamente le interesa a sí mismo, sus propios beneficios.

-¡Ya basta! No me compares con él.-lo sujetó de los hombros.-no puedes obligarme a sentir algo de lo que realmente no deseo vivir. No soy..

-¿Como yo? Veremos si después de esto dices lo mismo.-le clavó esa mirada azulada como agujas.

-¿A qué te refieres?.-retrocedió palpando con una de sus manos algún lugar por donde sujetarse e impulsarse para huír.

Su espalda chocó contra uno de los pilares.

Unas cadenas delgadas y doradas empezaron a rodear sus brazos, también sus piernas alertando completamente al pelirrojo que algo malo estaba por suceder.

-¡¿Qué es esto?!.-se agitó tratando de liberarse.

-Duerme..-susurró el rubio con una débil sonrisa.-Y no grites cuando despiertes.

-Detente..solo, quise disculparme.

El sueño era terrible, no podía mantenerse despierto, sus párpados cayeron dando por completado el hechizo de Anteros. Y se obligó a sí mismo a llevarlo encadenado a su habitación.

Al verlo dormir, realmente sintió felicidad, soltó sus cabellos y los acarició con suavidad, le gustaba sentir que su respiración no estaba agitada, poder observar el movimiento de su pecho con tal armonía. Ahora admitía que parecía un secuestrador y que lo que estaba por hacer, podría parecer un caso extremo de conseguir lo que deseaba.

-No quiero hacer esto, pero mis deseos van más allá que todo.

Ordenó a las cadenas que desaparecieran, inhaló el aroma de su cabello y con una de sus manos rompió la blusa del menor desde el torso hasta el abdomen, lo que veía, incrementó aún más sus ganas de poseerlo a pesar de ver las extrañas marcas de las agujas rojizas.

Recorrió su pecho con la punta de sus dedos y sonrió al notar un pequeño suspiro en el menor.
Siguió haciéndolo, sin detenerse del costado de su estómago hasta su cuello en forma diagonal.
Su apariencia mejoraba conforme más libertad sentía al tocarlo, se inclinó un poco para pasar sus labios tibios desde el lóbulo de su oreja hasta  su barbilla. Escuchó otro suspiro más. Pasó minutos haciéndolo, incluso rompió la ropa interior del pelirrojo y le despojó de esos trozos de tela ahora inservibles.
Dió pequeños besos en la ingle, esforzándose por hacerle sentir nuevas sensaciones. Sin embargo, a pesar de lo dicho anteriormente, decidió de una buena vez despertarlo.
Obviamente asegurándose de dejar como garantía una erección en el menor, claro, la única forma de tenerlo ahí.

Abrió poco a poco los ojos hasta que su cerebro automáticamente le mostró lo último que había pasado. Se sentó y lo primero que sintió, fue calor en las mejillas y su parte baja. Cubriéndose al instante con sus manos toda su nudés.

-qué rayos..!

-Continuamos?.-escuchó a su lado prácticamente soltando un pequeño respingo.

-¡¿De qué hablas?!.-se defendió frunciendo el ceño.

-Tienes a tu socio parado.-se burló apuntándole con la vista.

El sonrojo invadió todo su rostro, estaba avergonzado, tomó una almohada y se cubrió su intimidad con rapidez. No sabía porqué estaba así, en esa posición tan incómoda y comprometedora..
Hasta que una idea le vino a la mente, ese rubio, desgraciado..lo había desvestido y quería..!

-¡No me mires!.-le gritó soltando después un quejido que fue provocado por su intimidad. Dolía y mucho.

Los codos de Anteros estaban apoyados en la cama mientras sus manos sujetaban el peso de su mandíbula. Sonreía de forma picarona lo que colocaba aún más nervioso y sonrojado al pelirrojo, una hermosa obra de arte.

-Aceptaré tu disculpa si dejas que..-se relamió los labios.-Te ayude con ese problema..

-¡No! ¡Estás loco! Déjame ir.

-Ni siquiera te estoy negando la salida.-bufó.

Con la almohada cubriendo su gran abultado quiso correr a la puerta, pero en cuanto salía Anteros lo sujetó del brazo y lo lanzó a la cama subiéndose sobre él.

-Bájate..-musitó mirando a un lado al tener sus brazos apretados a un costado.

-No. Ahora no quiero dejarte ir.-susurró cerca de su oído. Dejó caer su peso sobre la pelvis del pelirrojo y su aliento en el cuello descubierto provocó un estremecimiento en su delgado cuerpo.

Cerró los ojos con fuerza por la vergüenza, los volvió a abrir en cuanto sintió los dedos temblorosos del rubio en su pierna.

-Para..-ordenó subiendo una de sus piernas.

-No lo haré.-dijo serio.-Eres tú el que me hace hacer esto.

El dios asaltó su cuello con los labios y la punta de sus dientes, lograba su cometido de sacar más suspiros al pelirrojo y el primer gemido, salió de sus labios entreabiertos cuando la mano del mayor acarició su miembro erecto.

-a..anteros, ya basta..!-gritó, pero más que todo sonó como un pequeño gemido. Pasando sus brazos en la espalda del mayor, quiso apartarlo.

-Te dije..que no.-succionó uno de sus pezones mientras se deshacía de sus prendas y se frotaba contra el cuerpo cálido y tembloroso del ojiazul, quién en ese instante, causó que sus ojos se tornaran de un brillante tono escarlata al compás de su aguja.
Y pensar, que solo el rubio le hacía hacer eso en tan poco tiempo y sin que él mismo se diera cuenta.

Mientras tanto, en el santuario Camus estaba preocupado, no lo había visto desde la mañana. Cosa demasiada extraña en su hijo que desapareciera sin siquiera poder encontrar indicios de su cosmos.

A su vez, el peliazul descansaba en su balcón. De igual forma estaba preocupado aunque no debería de estarlo. Cuando pasaba el templo de Tauro lo vió con un chico de casi su misma edad en las gradas del coliseo, total, él ya ni tenía el papel de su padre, solamente su maestro.

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—Aclaro que Anteros es el hermano menor de Eros.— 😬

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