Camus caminó mordiéndose los labios con temor de lo que fuera a pasar después. Creía que había hecho mal, pero por otro lado lo veía algo que fuera beneficioso para su hijo.

Antes de retirarse del templo de escorpio, escuchó que Milo gritó, no supo si lo hizo de rabia, arrepentimiento o simplemente por la presión de ese momento.

Llegó al templo de Capricornio, viendo que Shura y Kert estaban recostados sobre la cama con los cabellos amarrados con ligas. Oyó sus risas, era confortante escucharlos reír en un momento así. Se apoyó al marco de la puerta, de brazos cruzados y estuvo así durante varios segundos hasta que ambos se percataron de su presencia.

-Mamá!

-Hola, mi niña..-dijo con evidente sarcasmo.

-No soy una niña, papá me puso esto porque quiso aprender a hacer colitas. Dice que quiere darme una hermanita.

Camus se ahogó con su propia saliva y se puso rojo del todo, realmente era algo para decir..no,no..bueno sí.

-Yo no dije eso Kert, no mientas.- lo empujó por el hombro hasta voltear la mitad de su cuerpo fuera de la cama.

-¿Pero que tiene de malo?-sonrió.-Yo..no lo sé, solo quiero tener a un hermanito o hermanita a quien cuidar.

-Vamos a adoptar a uno..

-¿Eh..?.-sus labios estaban a punto de formar una sonrisa.

-Que sea invisible y que sólo exista en nuestra imaginación.-dijo Shura para molestarlo.

Kert estiró sus labios en un movimiento bastante divertido.

Llegada la mañana siguiente, Shura durmió en el sofá, Camus en el suelo y Kert en la cama, lamentablemente el juego de piedra,papel o tijera aveces no era una forma tan civilizada de resolver una pelea sobre dónde dormir.
Y todo por querer quedarse en el templo de Capricornio, realmente, Kert nunca subió al templo de acuario, pero tenía curiosidad.

Desayunaron, el pelinegro traía el cuello adolorido y Camus sentía incomodidad en la espalda.

-Tuve un sueño excelente.-Se estiró el pelirrojo con gran satisfacción.

-¿Que soñaste?.-preguntó Camus

-hum..nada en especial.-mintió inflando sus cachetes y soltando el aire en un cómico movimiento.

-Está bien.-asintió a la vez que se sentó a su lado.- Oye kert, el tema que hablamos ayer, fue duro..para todos.-apretó los labios.-.. pero quiero hacerte una pregunta.

El pelirrojo se inclinó sobre la silla y suspiró dando un asentimiento leve con la cabeza.

-¿Quieres entrenar para ser un caballero?

-..A qué quieres llegar mamá..? Sabes que yo..

-Solo responde, te gustaría ser un caballero?

-Porqué..? Bueno, no podría, mi maestro sabes bien que sería..

-Es por eso que te lo pregunto, ayer, estuve hablando con él, y le hablé con respecto a tí. Lo hago parecer natural pero..fue algo difícil decirle que debía de entrenarte. Tienes la capacidad de ser su sucesor..

-¡él no me quiso! No quiero serlo.

-Y tú Shura, no dirás nada?.-lo miró con seriedad.

-¿Qué podría decir? Es claro que es tu decisión..y la de él, pues..

-Shura, eres su padre, dile algo.- recalcó entrecerrando sus ojos.

Shura soltó un suspiro como liberándose de un gran peso, se levantó y se puso en frente de kert.

-Responde con la verdad, qué es lo que quieres, sabes bien que el rencor en contra de alguien no te ayuda a tomar las decisiones correctas.

-Miren..no podría simplemente decirles que sí, los quiero, pero algo como esto..no me parece tan conveniente.- confesó frunciendo sus cejas a la vez que negaba.

-Entonces, piénsalo, recuerda que esto para nosotros tampoco es algo de lo cual debamos alegrarnos, pero la última palabra es tuya, no podemos obligarte. Camus tiene razón, él trata de pensar en tí.

- Pero porqué justamente tiene que ser él?.-musitó girando su rostro a un lado.

Por un momento, Camus se sintió mal, con desconfianza de sí mismo.

-Porque originalmente él debería de entrenarte, él sabe con exactitud las técnicas, los riesgos, cómo luchar según el estilo del escorpión. Yo traté de enseñarte, pero como viste, no puedo seguir ya que no sé demasiado. Solo te enseñé por lo que vi.
A pesar de que no me agrada, debo hacerlo, no estamos seguros de lo que en un futuro podría ocurrir.

Llegada la tarde, escorpio fue llamado por el patriarca, así que tuvo que pasar por los templos, no levantó el rostro en cuanto pasó por Capricornio. Eso enfadó a Shura quien por poco y lo golpeaba para que tuviera más respeto ante el guardián del templo. Camus en cambio, había subido a su templo hace unas horas con kert. Le enseñó la biblioteca, la sala gemela, la bodega en la cual existía una colección de vinos de calidad y demás objetos importantes, tenía un telescopio, unos pergaminos, y también le enseñó la habitación en la cual dormiría.

Cuando Milo se presentó en el templo, Camus salió y le autorizó pasar. A cuesta de su hijo quien miraba reprobatoriamente aquel acto desde las sombras.

A los minutos, Camus recibió la llamada del patriarca por vía cosmos. Realmente era un medio para evitar el subir y bajar de los guardias para darle el aviso. Una molestia menos.

Piscis estaba abandonado por el momento, era complicado pasar el camino de rosas venenosas pero varios de los caballeros sabían por dónde cruzar en caso de que Afrodita no estuviera para minimizar el efecto del veneno en las espinas y el aroma.

Empujó la gran puerta, ingresó al salón e hizo reverencia saludando primeramente a su santidad y después a Milo. Era una costumbre.

-Nuevamente los tenemos a ambos, ya adultos que poseen la experiencia máxima entre los caballeros. También optaron por expandir sus conocimientos en varios aspectos. Pero en este caso, no pienso mandarlos a una misión como usualmente se suele llamar a una pareja de caballeros. Esta vez, el tema a tratar es sobre el hijo que ambos procrearon, aún en una edad demasiada prematura. No estuve de acuerdo, era riesgoso, aún así, acepté la crianza de un niño que muy seguramente es el sucesor de alguien que no aceptó el cargo de padre, no apoyó en gastos ni nada por el estilo, pero es momento de que aunque no lo quiera, entrene a ese joven para un futuro caballero. Ambos levantaron la mirada asombrados ya que de eso mismo habían hablado la noche anterior.

-Recibí cada detalle de cada cosa que realizaban, durante años,no escatimaba en gastos y los apoyaba a ambos.
Sobre todo por tí Camus, Shura nunca aceptó que regresaras al santuario, sin embargo lo entiendo. Ahora que el chico ha crecido, puede postularse como el aprendiz de Escorpio y ganarse el puesto.

-Ya lo habíamos hablado nosotros anteriormente, su santidad.-dijo Milo nervioso.-De verdad, que aunque ese muchacho sea mi sucesor, no podría mirarle a la cara, yo quise matarlo, no quise que naciera..

-De todas formas, eso ha sucedido hace demasiado tiempo escorpio. Has sido tratado con diferencia. Y espero que esos escarmientos hallan logrado cambiarte interiormente.

-Lo hicieron...-sopesó apretando uno de sus puños.

-Y tú Camus, ya le hablaste a kert de que Milo es su padre?

-Si, justamente ayer se enteró. Shura y yo decidimos decírselo.

-Una vez y regresen a acuario, o donde sea que el muchacho se encuentre, háblenle. Debe de proteger a nuestra diosa como un poseedor de cosmos y al ser el hijo legítimo de ambos caballeros dorados.
Camus de acuario, Milo de Escorpio, su deber, será lograr que el chico se convierta en un hombre de bien, han pasado muchos años desde aquel incidente, que quede atrás y no intervenga en el entrenamiento.
Mañana a primera hora, quiero verlo entrenar con ambos en el Coliseo.

-si.

-si, patriarca.

Probablemente le gritaría al sumo pontífice por pedirle eso, no quería que peleara al lado de Athena, de verdad que no lo quería y lo único que pudo hacer en ese instante fue apretar los puños hasta retirarse.

-No quiero hacerlo.-añadió el de escorpio sin mirarlo.

-Yo tampoco, pero lo hago por él. Créeme, si tuviera otra oportunidad, si tú no fueras el caballero de escorpio, sinceramente te digo que jamás te daría la posibilidad de verlo nuevamente. No mereces siquiera saber su nombre.

-Si tanto te molesta, por qué lo tenías viviendo en el pueblo?.- lo encaró parándose en frente de él.-De no haberlo traído jamás a Grecia, tal ves tu sueño de que yo no lo conozca, se habría hecho realidad. No puedo culparte, pero el dolor tiene acribillada mi alma. Si estoy arrepentido, está bien. Es mi castigo,pero no deseo lastimarte más, ni a tí, ni a shura, ni a kert. Creo que el destino me está haciendo pagar las cosas muy caro, y tú solo piensas en kert, no piensas en tí, deberías de hacerlo, deberías de olvidar que existo.

-¡Traté de hacerlo! No es fácil, lo intenté. Sin embargo tu estúpida cara aún me aparece en los sueños como su fuesen pesadillas. No creas que al matarte podría librarme de todo el sufrimiento del pasado, lo habría hecho, pero eso quizá sería más difícil de cargar en mi conciencia.

Nadie habló después de eso.
Apenas y el sol se colaba entre las montañas, Camus ya había despertado al pelirrojo y le había brindado una ropa de entrenamiento incluídas las sandalias.

-No quiero ir.-dijo de mala gana. Sintiendo el aura amenazante de su madre al decirlo.

-Apresura el paso.

-Esto es una mala idea.-volvió a decir con los brazos cruzados, estando a unos pasos más atrás del peliverde.

-kert.-advirtió por última vez.
Escuchando solamente un suspiro desganado del pelirrojo. 

Al llegar a la arena, quedaron unos segundos en el mismo lugar, y caminaron en donde estaba escorpio, vestido de la misma forma que todos los allí presentes.

-Mamá..

-Entiende que esto lo hago por ti, para asegurarte algo mejor..

Lograron encontrarse en el centro, la tensión era evidente, aún así, al notar que el patriarca ya estaba mirándolos, decidieron intercambiar unas cuantas palabras y continuar.

-Te estaré viendo, hazlo correctamente.-amenazó acuario.

-No existe otra opción, es una orden del patriarca además de tuya. Directamente como pude notar, le enseñaré una pelea cara a cara con un adversario de fuerza promedio. La velocidad irá aumentando conforme vaya notando su avance, tú mismo Camus, le has enseñado lo básico.

Ambos dorados se lanzaron una mirada endurecida y solo el pelirrojo y escorpio quedaron en medio.

-Golpea.-ordenó estricto.

Kert al principio hizo caso omiso, inclusive Milo repitió dos veces más la orden cada vez con más seriedad.

Cuando por fin decidió atacar, Milo sujeto a una velocidad sorprendente su brazo y lo giró hasta tirarlo al suelo.

-Ataca otra vez.-ordenó liberando el agarre.-pero intenta golpearme aunque sea.

El pelirrojo se levantó y lanzó lo más que pudo unos puños al rostro incluido un gancho que fueron esquivados, nuevamente fue sujetado de su brazo, sin embargo no fue para tirarlo al suelo, sino que para acercarlo y golpear su pecho con una de sus agujas las cuales en ese momento no estaban presentes. Solo una muestra sobre cómo incrustar en el pecho.

Así avanzaron varios minutos, la ropa de kert ya estaba demasiado sucia debido a las veces que cayó. Solo una vez logró rozar el rostro de escorpio.
Recibió algunas advertencias sobre cuando era mejor contrarrestar un ataque, además de experimentarlas. Camus miraba con recelo todo aquello, y ni hablar de Shura que estaba rojo de rabia mientras entrenaba con kanon.

El patriarca lo único que hacía era estudiar la manera en que entrenaban. Además de guardarse sus opiniones sobre ciertos golpes bajos que veía entre algunos principiantes.

Cada uno de los días era lo mismo, al finalizar cada entrenamiento kert se encerraba en su cuarto sin almorzar, estaba enfadado, creía que Milo era un idiota al aceptar hacer aquello cuando no se lo merecía.
Pero por sus padres no decía nada ni le encaraba toda su ausencia mientras entrenaba.

Regresó al bar escapando del templo sin que nadie lo viera a horas de la noche.
Se sentó y pidió una cerveza, algo amargo pero que era dulce al final. Sintió una mano sobre su hombro sobresaltándose al instante.

-Hey, tranquilo. Soy yo, Anteros. Me recuerdas?

-Ah..si, por supuesto.-volvió a beber del vaso sin importancia.

-Te ves tenso. Cansado y traes una cara de pocos amigos.-explicó el rubio.

-Qué importa, quiero olvidarme de todo por hoy.

-¿Ah, si? Ven conmigo, te dije que te hacía falta una novia.-lo sujetó de su blusa sacándolo fuera del bar.

-No quiero a nadie ahora, solo quiero beber y ya.-exclamó con la voz temblorosa.

-Entiendo eso, te extrañé y no veía la hora de verte y poder hablar.

-Eso se escuchó raro.-soltó con incomodidad.

-Lo digo enserio, dime, te gustan los hombres o las mujeres?

-¿Que? Obviamente las mujeres..

-Ja! Esa ni tú mismo te la crees.

-No sé que que hablas..

-Ven aquí.-lo sujetó del rostro e intentó besarlo. Deteniéndose al ver que kert había cerrado los ojos y girado la mirada a un lado.
Admitió que era demasiado apresurado, apenas se habían visto dos veces, no era el momento adecuado para sus arranques emocionales.
Lo soltó y desapareció ante el asombro del pelirrojo quién no sabía a dónde se había ido el rubio, aunque sentía alivio por ese momento tan extraño. Inclusive había aguantado la respiración.

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Si el coronavirus no me mata, neta que serán los pinshis mosquitos del Dengue o los trabajos que me mandan cada día, hasta me duele la cabeza del estrés :"(

Adiosito y se me cuidan 🥰