-Kert! Baja de ahí ahora mismo.
-¡Ah! !Papá! Se ve todo desde aquí!.-exclamó sonriendo y extendiendo sus brazos al aire.
-Que te bajes de ahí. No me lo hagas repetir.- Le advirtió colocando sus manos sobre la cintura.
-¿Me ayudas? Está muy alto y..
si lo intento quizás me mate al caer de cabeza.
-Baja por donde subiste entonces.-habló el de acuario sonriendo. Nunca cambiaba ese muchacho travieso, y bien sabía que tenía temor a las alturas.
-Pe..pero, si me rompo un brazo o una pierna..
-Kert, por algo tienes manos y pies, puedes bajar sujetándote del Pilar. Es sencillo.
-Decirlo es fácil Pa. Hazlo primero tú, sube aquí conmigo y después me bajas en tu espalda...-dijo haciendo un puchero para después reírse al ver la cara que puso el pelinegro.
-No estamos en Siberia hijo, pero es igual como trepar las montañas..
-Mamá, papá no me quiere ayudar a bajar!.-se quejó sentándose en la punta del templo.
-Shura..mejor sube y ayúdalo a bajar, sus gritos se oirán hasta el Coliseo.-dijo con gracia. A lo que el pelinegro soltó un suspiro y se dió a la tarea de subir por su propio templo.
-¡Dale papá! ¡Tú puedes! !Hasta a mí me tomó menos tiempo subir!
-No te burles, es que justo ayer regresé de una misión.
No es posible que no puedas bajar de allí tú solo.
En cuanto subió, miró abajo y entrecerró los ojos al notar que kert se deslizaba por el pilar a toda risa.
-Con que así estamos eh? Chico caprichoso..
-Vamos pa! No te enojes, ahora baja tú.
Shura sonrió y bajó de un solo salto sorprendiendo al pelirrojo.
-Padre, quiero aprender a saltar así como tú lo hiciste!.-giró la mirada al notar que el caballero de Leo subía con su armadura puesta hacia el patriarca.-Ma..yo quiero un traje así..
-Shura, Camus.-saludó y se detuvo un instante al ver al chico.- tú eres kert, o me equivoco?.-elevó una de sus cejas.- Ese niño de cabello rojizo que ansiaba tener un hermanito desde los cinco años..-terminó de decirlo con una sonrisa de lado.-!Vaya que has crecido!
-va..vale, si, soy kert y..aún no pierdo las esperanzas de tener un hermanito, o hermanita..
cofcofmispapásnoquierencofcof.
-oh..-asintió.- Apuesto a que ni me recuerdas, pero creo que es mejor así, vomitaste encima mío cuando comiste gran cantidad de golosinas.- se carcajeó.
-jejejje.-rió con nerviosismo.-no lo recuerdo pero apuesto a que fue.. algo vergonzoso. Me disculpo.
-Bueno, soy aioria, un gusto volver a verte niño. Pero no puedo seguir hablando, tengo algo de qué ocuparme.
-Está bien, igualmente, después espero poder hablar más con usted. Y ya no soy un niño..
-Bueno, como digas muchacho. Adiós.
Permanecieron en el templo de Capricornio hasta la noche. Los tres estaban sentados alrededor de la mesa mientras bebían un té.
-¿Y bien? estás jugando con tus manos todo el rato, pregunta lo que quieres saber kert.
-Puees..me gusta estar aquí, no parece ser un lugar en el cual quieran matarme, me gusta, podría al menos quedarme por un corto tiempo.-dijo recostándose en el asiento.
-Sientate bien.-le regañó Camus apretando la taza con ambas manos.- ya hablamos de eso, te quedarás en rodorio. Y mañana a primera hora nos vamos a conseguirte un lugar para que puedas dormir.
-Está bien.-exhaló.-¿Podrían contarme algo sobre sus misiones?
Me estoy aburriendo.
-Shura, puedes empezar tú.
El de Capricornio resopló y se inclinó sobre la silla, apoyando sus brazos en la mesa.
-Tal y como se menciona, son misiones, se trata de ir a luchar contra algo, hacer viajes peligrosos para salvar a la humanidad. Somos caballeros de athena, la diosa de la guerra y de la sabiduría.
Nunca te mostramos nuestras habilidades porque no debemos usarlas en cosas personales. Esa energía que tenemos, se llama cosmos..
-Ya..y eso con qué se come o qué..
-No..-bufó.- El cosmos es nuestra energía que nos permite ser casi semidioses, pero los caballeros dorados alcanzamos el séptimo sentido gracias a que lo descubrimos desde que éramos unos niños. El octavo sentido es algo complicado de alcanzar, pero es lo más cercano a Dios.
-Suena genial, de hecho yo quiero alcanzar esos sentidos..-confesó.-Pero antes, cuáles son sus habilidades?
-Las mías son el manejo del hielo, puedo causar maremotos, podría alcanzar el cero absoluto.
Su rostro era puro asombro.
- ¿Y tú papá?
-Excalibur.-mencionó haciendo un pequeño movimiento de su brazo como si tuviera una espada.
-¡Es fantástico!.- dió un salto en su silla.- Yo aún no sé qué puedo hacer con esa uña que se origina en ambas de mis manos. Pero..puedo cambiar el color de mis ojos. Solo me falta aprender a luchar!
-El que tengas cosmos, permitió que pudieras atravesar la barrera que protege al santuario, Rodorio es un pueblo que de igual forma está dentro de la barrera.
El pelirrojo asintió grabándose cada detalle en su memoria. Lo hacía a la vez que se acomodaba su largo cabello en una cola, era la única forma de amarrárselo sin que le molestara demasiado, además, se parecía mucho a su madre en ese aspecto.
Y le gustaba parecerse al ser que le dio la vida.
Ese día, Shura durmió al lado de kert. Y a la mañana siguiente Shura apareció en el suelo mientras que el pelirrojo estaba extendido en toda la cama, con el ombligo descubierto y sus cabellos todos desbaratados.
Su hijo, era la viva imagen de Camus, esa seriedad, esa mirada fría de ocaciones, pero tenía el apetito de escorpio, si ambos trataban de olvidar a Milo, sería imposible.
Hizo el desayuno, y Camus no tardó en aparecer. Cuando el muchacho se había ido a dormir, ambos fueron donde el patriarca, recibiendo una reprimenda por tenerlo ahí. De todas maneras aceptó que el chico permaneciera dentro de la barrera y que sea el discípulo de acuario. Nadie hablaría sobre su relación, aquel que lo hiciera, sería castigado.
-¡corre kert! ¡Más rápido!
Si no pones esfuerzo te voy a colgar pedazos de carne en la cintura y te voy a enviar a los perros.
-¡No! ¡Me voy a apresurar, de veras!
Su entrenamiento era duro, el chico terminaba completamente exhausto, le explicó lo que su uña Escarlata podía hacer. Lo mantenía parado de una sola pierna varias horas. Aveces Camus creía que era bastante duro, pero si no lo hacía su hijo podría terminar herido. No deseaba que obedeciera a algún Dios. No lo entrenaba para eso, lo entrenaba para que pudiera defenderse y proteger a los que lo necesitan.
-Tienes la semana libre kert. Te la mereces después de tanto esfuerzo.-Lo abrazó Camus, dándole unas cuantas palmadas por la espalda.
Apenas y el chico podía andar de pie. Sonrió lleno de alivio en cuanto el peliverde se lo dijo.
Habían pasado tres días desde que tenía días libres, eso sí, memorizando los puntos débiles de un cuerpo humano y donde debía de usar su aguja Escarlata, fue así como le dijo Camus que se llamaba.
Veía desde los escalones del coliseo como entrenaban, aún le faltaba perfeccionar su defensa y ataque, sus padres no sabían que observaba a escondidas el entrenamiento.
-No deberías solo de mirar.-le dijo el caballero de escorpio espantándolo por detrás.
-Yo, no puedo entrenar como los demás en la arena.-dijo recordando lo que Camus le había advertido.
-Y por qué no?
Oye, podrías mostrarme tus habilidades, no quieres convertirte en un caballero?
Los ojos del pelirrojo se iluminaron, pero..no debía hacerlo.
-Bueno, me gustaría, pero no podría.
-Entrena un rato conmigo, kanon ya se cansó, además tus "tíos" están de misión. ¿Qué dices?
-!Por supuesto!
La emoción invadió cada una de sus arterias, la adrenalina surgía mejor que nunca y él mismo logró sorprenderse de cómo podía esquivar los golpes del caballero de escorpio.
El entrenamiento se mantenía en orden, hasta que kert al recibir un golpe en un descuido, cambio el color de sus ojos sin querer y eso fue suficiente para que Milo se detuviera y lo estudiara.
-¿Quienes son tus padres?
¿Quién eres tú?
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Ups..xd
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