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Yandere Oni! Roronoa Zoro [Part.3]

Yandere Oni!
Roronoa Zoro

Amor

Zoro apoyó su mejilla en el hinchado abdomen de la mujer a la vez que cerraba sus ojos con pereza y sus brazos abrazaban la cintura de la mujer, la cual estaba tarareando suavemente mientras pelaba frutas para que ambos comieran, era un pequeño snack antes de que el hombre saliera a cazar algún animal para el almuerzo

—¿Sucede algo, mi amor? —preguntó suavemente la mujer, dejando de lado la navaja y acariciando la cabellera del Oni, el cual frotaba su rostro contra el abdomen de la mujer con suavidad y cuidado.

—Me pateó —habló el hombre acariciando la barriga hinchada de la mujer—. Uno de los bebés me pateó.

—Siempre son activos cuando pones tus manos o rostro en mi abdomen —se rio la mujer encantada.

—Siento que de alguna manera están molestos conmigo, ¿Es porque les estoy robando tu atención o algo? Deberían saber que yo estuve antes y que, si no fuera por mí, ellos no estarían en tu vientre —bufó el hombre, haciendo que la mujer riera encantada y enternecida por los celos de su pareja.

—Cariño, ellos aún no son conscientes de esas cosas —rio la mujer y besó suavemente los labios de su pareja con lentitud—. Pero ahora los tres tendrán que compartir mi atención, porque solo hay una yo.

—Soy tu pareja, yo los cree, ¿No deberían tenerme algo de respeto?

—Ya verás cuando nazcan, seguro que no querrán separarse de nosotros —rio la mujer y miró como su querido gruñón refunfuñaba mientras apoyaba su cabeza en su regazo—. Tal vez incluso yo tenga que ponerme celosa de la mucha atención que podrías ponerles a ellos.

—Nunca te descuidaría, eres lo más importante para mí ahora y siempre —negó el hombre cerrando sus ojos.

—Y tu para mí, cariño —rio la mujer— ¿Quieres manzana? —preguntó tomando de nuevo la navaja y cortando un trozo de manzana.

—Ahh.

—Eres tan lindo —rio divertida Merlín, pinchando suavemente la mejilla del Oni, el cual frunció el ceño levemente soltando un bufido—. Espero que nuestros hijos sean como tú.

—Y yo espero que sean como tú, quiero que sean como tú, no creo poder soportarlos si se parecen a mi —refunfuñó el hombre moviendo levemente su nariz ante la situación imaginaria en donde ellos fueran como él, sería muy molesto e irritante para él tener que competir por la atención de su mujer.

Le gustaba competir, sí, pero jamás por Merlín porque ella era simplemente suya.

Sería una catástrofe, ¿Cómo tendría tiempo para Merlín si esos pequeños cabrones no se separarían de ella? De solo imaginarlo, se enojaba y sentía que, si se volvían muy molestos, tal vez podría tirarlos en algún lado del bosque o simplemente matarlos.

A Zoro solo le importaba Merlín, sus futuros hijos solo eran un bonus de estar con ella.

—Zoro, hay algo que me preocupa —habló la mujer cuando terminó de comer el pedazo de manzana, mientras cortaba otro trozo para dárselo a su querido Oni.

—¿Qué? —respondió el hombre mordiendo el trozo de manzana que le dio su querida mujer.

—¿Quién será la partera? No podría ir a una aldea humana ni volver a la mía, porque tal vez matarían a nuestros hijos solo por ser mitad Onis y no creo que en la aldea de los Oni me den un buen trato al ser humana, ¿Entonces como lo haré? Es difícil parir sola, ¿Entiendes? Voy a sangrar mucho ahí y si ocurre algo malo, podría morir desangrada o algo así. No quiero que nuestros hijos se queden sin una madre y no quiero morir cuando te amo tanto, eres mi única razón de vivir, no quiero dejarte solo.

—... —la mirada del hombre se oscureció ante las terribles palabras de la mujer, pero luego cerró sus ojos con el ceño fruncido—. Tengo un amigo que es doctor, no es Oni y tampoco humano, pero le interesó mucho la medicina y aprendió todo lo necesario de varias especies. Incluso si llegara el caso en que Chopper no sepa mucho, podría pedirle de favor a Luffy que llamara a Torao... aunque no es muy conveniente la verdad, él es un vampiro y podría enloquecer ante la sangre, pero tiene buen auto control, así que podría confiar en él... o puedo matarlo si se atreve a intentar algo.

—Oh... bien, mientras no esté sola.

—Nunca estarás sola, siempre me tendrás a mí.

—Lo sé... a menos de que sucediera mientras cazas, eso sería una tragedia.

—... —el hombre frunció el ceño ante esa posibilidad—. En tres días nos vamos para donde Chopper y los demás, así no estarás sola incluso si yo llego a salir, supongo que tendré que reunirme con ellos de nuevo.

—¿Estás seguro que me aceptarán? Ya sabes, con eso de que soy una humana y todo eso.

—Oh, no te preocupes, ellos son demasiado... abiertos... incluso hay una bruja que vivió en el pueblo humano hasta que se unió a nuestro grupo, en este grupo hay idiotas de diferentes especies. Demonios, brujas, hombres lobo, etc. Es un grupo variado y extravagante, pero es gente amable... unos idiotas amables.

—Pensar que hablarías tan bien de ellos... Eso me hace muy feliz, saber que no estabas completamente solo antes de mi... aunque me pone algo celosa, ¿Dijiste que había "brujas" ahí y, por ende, mujeres? Por lo que entendí al menos.

—Si, hay dos mujeres. Nami la bruja que controla el clima y Robin, una vampiresa de alto rango —asintió el hombre sin tomarle importancia.

—Mmm ¿Y son guapas?

—No —respondió tajante el hombre—. Al menos para mí no, tal vez para el cocinero pervertido sí, pero la verdad es que no siento un deseo sexual hacia ellas. Una es una bruja codiciosa y violenta y la otra es una adicta al conocimiento, realmente no las veo atractivas, sino como compañeras.

—Oh, ya veo —habló no muy convencida.

—Es curioso, pero la única que ha despertado mi deseo sexual eres tú, desde el momento en que te vi y te tiraste a mis brazos, fue lo más interesado que estuve en mi vida hacia una mujer, ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué a mí? ¿Por qué no te asustaste? Y luego me sorprendiste más al decir que era atractivo, entonces sucedió que lentamente quería que solo fueras para mí, que solo me pertenecieras a mí y que nadie pudiera si quiera ponerte una mano encima o de lo contrario, lo mataría. Luego ocurrió lo de esas ratas voladoras y terminamos aquí, en donde mi mejilla está siendo pateada por uno o los dos pequeños bribones que tienes en tu abdomen.

—Zoro...

—Espera, ¿Por qué lloras? ¿Dije algo malo?

—¡Eres tan lindo! —Zoro suspiró levemente mientras su rostro estaba entre los pechos de la mujer, por lo que solo cerro sus ojos disfrutando de la suavidad y abrazándola por la cintura.

¿Por qué se quejaría cuando sus mejillas estaban siendo apretadas de una forma tan exquisita y blanda? Desde que estaba embarazada ella no le dejaba tocar mucho sus pechos debido a que estaba muy sensible y le podría resultar doloroso. Él estaba, sinceramente, algo frustrado sexualmente y un contacto tan íntimo como esto lo complacía enormemente incluso si era como tirar una gota de agua en un gran incendio.

Malditos mocosos, ahora le estaban pateando el abdomen, ya verán cuando nazcan, ¡Los hará entrenar hasta que sus pequeñas almas quieran escapar de sus cuerpos!

Merlín sonrió enternecida mirando a esas hermosas criaturitas que estaban frente a ella, habían pasado ocho años desde que conoció al grupo de Zoro y sus bebés eran ahora niños tan bonitos. Ella había tenido mellizos, un hombre que era idéntico a Zoro, pero con el cabello blanco como la nieve y ojos celestes como el cielo y una niña que era idéntica a Merlín, pero con el color de cabello verde y ojos oscuros como los de su padre.

Por cierto, ambos eran una mezcla de ambos en cuanto a personalidad, los dos pequeños eran amantes de las espadas y se tiraban a su padre a cada rato exigiendo entrenamiento y cuando no estaban entrenando, estaban exigiendo cariño, mimos y atención a su madre, lo que provocaba celos en Zoro y todo terminaba en un abrazo familiar, en donde Zoro intentaba monopolizar a su humana mientras los niños "luchaban" contra él para tener la atención de mamá.

Al final, era Merlín quien los hacía chocar cabezas, ella los tomaba de los costados de las orejas antes de arrastrarlos a un abrazo grupal, donde Zoro tenía su rostro entre los pechos de su mujer y los niños estaban a cada lado de los pechos de su madre, haciendo que rieran divertidos y se rindieran, abrazando a su padre en el proceso el cual les gruñiría algunas groserías si no fuera porque sus labios estaban en la piel de su mujer y sus mejillas estaban siendo presionadas por dos cómodas almohadas.

Henry y Every eran realmente unos pequeños diablillos que molestaban a su padre de vez en cuando, pero preferían robarle la atención más que cualquier cosa -lo que terminaba molestando a su padre aún más que sus bromas infantiles, después de todo, estaba acostumbrado a Luffy-. Por cierto, fuera del tema, Zoro efectivamente hizo que los dos niños vivieran un entrenamiento infernal como castigo por robarle la atención de su esposa y por patearlo constantemente, ya sea durante el embarazo o cuando dormían juntos -Henry y Every siempre despertaban a su padre con una patada en el rostro mientras ellos seguían roncando-.

Merlín acarició a sus pequeños diablillos, los cuales habían terminado completamente agotados luego de su entrenamiento con papá y estaban profundamente dormidos.

—¿Qué piensas? —preguntó el hombre secándose el sudor de su cuello.

—Han pasado diez años desde que escapé de la aldea y ese matrimonio forzado —habló la mujer y miró el cielo con ojos nostálgicos, los ojos del Oni brillaron levemente como una advertencia que la mujer no observó, ya que miraba los colores rojizos del cielo.

—¿Y qué sucede con eso?

—Nunca creí que podría ser tan feliz como ahora, incluso si vivimos prácticamente a la intemperie, me siento como si fuera una reina y no quisiera despertar de este sueño —habló con una sonrisa la mujer y besó la mejilla de su pareja cuando él se sentó al lado suyo—. Tener dos maravillosos hijos y una pareja tan amorosa como tú, que siempre me cuida y presta atención, me hace muy feliz.

—¿Y?

—Quiero visitar la aldea una vez más, pero me da miedo —confesó la mujer—. Quisiera decirles a mis padres en la cara que fueron unos estúpidos imbéciles al creer que el dinero era mejor que la felicidad de su hija. Quiero decirles que ahora tengo una pareja a la cual amo y tengo dos maravillosos hijos y soy más feliz de lo que serán en toda su miserable vida.

—Ho... —rio el Oni y abrazó a la mujer contra su pecho, teniendo cuidado de no despertar o destapar a sus hijos—. Mi mujer tiene carácter fuerte, pero es bastante dócil conmigo —sonrió el hombre contra el cuello de la mujer, dando pequeños besos— ¿Qué debería de hacer? Parece que tengo una pequeña fiera.

—¡Zoro! —regañó levemente sonrojada la mujer.

—¿Mmm? Si, ese es mi nombre —se burló el hombre, acariciando la cintura de la mujer y subiéndola por su cuerpo traviesamente, Merlín solo suspiró y rodó sus ojos ligeramente divertida.

—Por supuesto, aunque no sé si los habrán ejecutado o no por el hecho de que me escapé de la boda de ese tonto noble —habló indiferente de la vida de sus padres y restregó su rostro suavemente contra los cuernos del Oni, el cual soltó un pequeño ronroneo complacido.

Sinceramente, amaba lo demostrativa que podía ser su mujer con él, puede que se haga el difícil en algunas ocasiones, pero ella lo leía como libro abierto y seguía mimándolo hasta que terminaban en momentos divertidos, en donde Merlín terminaba rogándole que parara con lágrimas en sus ojos, jadeando pesadamente mientras se aferraba desesperadamente a él.

Claro, si es que los niños no estaban o dormían profundamente y ni siquiera una guerra podría despertarlos.

—Desde ese día, empecé a preguntarme si ellos realmente me amaron alguna vez y, con el paso del tiempo, terminé dándome cuenta de que siempre fui una especie de trofeo para ellos, "Mi hija ya sabe coser, cocinar, tejer y es muy educada" "Mi hija tiene un hermoso cabello blanco como las nieve y ojos celestes como un hermoso celo soleado, sin duda es una gran belleza" "Mi hija aprende muy rápido, sabe de hiervas medicinales que nos ayudan mucho en el pueblo". Ellos siempre presumían de mí, pero jamás me dijeron una felicitación por mis esfuerzos y, aunque intentaba aprender algo nuevo, ellos me frenaban diciendo "Una buena esposa no necesita saber todo eso" "Te vas a casar algún día con un buen hombre y no necesitarás todo ese conocimiento" "a un buen hombre no les gustan los ratones de biblioteca" "Bájate la falda, súbete las medias, las mujeres no usan pantalones, las mujeres deben ser femeninas, las mujeres no hacen deporte ni entrenan" y muchas cosas más.

—¿Los odias? —preguntó el hombre acariciando la cintura de la mujer con suavidad.

—No lo sé, siento que me desagradan, pero aún no han dado el paso final como para que los odie hasta desear sus muertes —negó la mujer recostando su cabeza en el pecho del Oni—. Al final de todo, esa boda fue una bendición disfrazada, ya que te pude conocer a ti y mírame ahora —la mujer sonrió felizmente y el hombre sonrió de vuelta.

—¿Oh? ¿Cómo debería mirarte ahora? ¿Eso es bueno o malo? —se burló el hombre con la voz ronca y suavemente mordió el labio inferior de la mujer, la cual soltó un jadeo antes de que su hombre le besara apasionadamente.

—Oh Zoro... te amo —jadeó Merlín y besó suavemente la mejilla del Oni, el cual sonrió arrogante antes de que ella le pegara suavemente en las manos, haciendo que él frunciera el ceño—. No Zoro, los niños están aquí.

—Ugh... maldito el día que los tuvimos —murmuró el hombre desviando los ojos frustrado, entonces sintió un tirón de orejas y él soltó un quejido.

—Zoro —regañó la mujer y el Oni se enfurrulló—. Espera a cuando vengan o vayamos a ver a tus amigos, sabes cómo Robin adora los niños, ni hablar de Luffy, Usopp y Chopper, incluso diría que Franky.

—Pfff... entre niños se entienden —se burló el hombre y la mujer soltó una pequeña risita sin poder negarlo—. Al menos Robin y la bruja son lo suficientemente cuerdas que sino...

—Sinceramente, ni siquiera confiaría el cuidado de los niños a ellos si no fuera por Robin, Nami y Sanji.

—¿El cocinero pervertido? —gruñó el hombre con disgusto.

—Aunque ustedes choquen cabezas, es un gran blando si se trata de nuestros pequeños —señaló la mujer.

—Ese maldito Incubo debe tener sus sucias y lascivas manos alejadas de mi hija —habló el hombre con disgusto por el demonio sexual.

—Uuf... menos mal que él es comprensivo y no va tras las niñas pequeñas, que de lo contrario tendríamos una muy fea disputa —negó la mujer suspirando aliviada.

Merlín miró indecisa el pueblo frente a ella... no quería dar un paso adelante, pero su pareja le había dicho que fuera y disfrutara del día, junto con que se reencontrara con sus padres y les dijera todas sus verdades, porque no aceptaría a una pareja cobarde -cosa que era mentira, porque incluso si ella fuera cobarde él la mantendría a su lado y, en cierto modo, se aprovecharía que, si su pareja fuera cobarde, solo para controlarla de mejor manera, manipulándola a su placer-.

La mujer dio un paso indeciso, pero se calmó al recordar que le había dicho a Zoro que, si no volvía antes del atardecer al bosque, sería porque algo había pasado, nunca estaba de más ser cuidadosa.

Sus ojos azules miraron con nostalgia las casas, todo era igual a hace diez años, solo que había personas más jóvenes y más niños, por lo que caminó hacia el sendero que la llevaría a su antiguo hogar. Un pequeño tarareo que aprendió del animado grupo escapó de sus labios y tocó la puerta del hogar con algo de indecisión, hasta que le abrió una pequeña niña.

Merlín abrió sus ojos como platos mientras su boca se abría como pez fuera del agua y miraba a la pequeña niña, ella tenía el cabello blanco como su padre y los ojos negros igual a él, era una copia en femenino de él. La niña le sonrió inocentemente y le preguntó a quién buscaba, por lo que, aturdida, la mujer le respondió y a niña le miró sorprendida, para luego soltar una pequeña risita diciendo que sus padres habían salido a comprar.

La mujer miró con nostalgia el hogar, pero luego se centró en su nueva hermanita. Estaba enojada, extremadamente enojada, ¿Cómo sus padres se salvaron de la ejecución? Fácil, dijeron que le darían su próxima hija al estúpido vejete de antes y no pedirían nada de él, la entrenarían como una perfecta señorita y todo terminaría así, olvidándose de Merlín la cual escapó del altar.

Cuando los padres volvieron, ella los miró frívolamente.

—Bienvenidos, padre, madre —habló pausadamente la mujer, haciendo que a los adultos se les pusieran los pelos de punta.

—¡Estás viva! —jadeó la madre horrorizada, mirando a su hija mayor con una ropa "de hombre" y viendo como esta había desarrollado leves músculos en los brazos y su rostro se había afilado más, volviéndose algo peligroso.

—¡Todo este tiempo...!

—Madre, padre... siéntense, tenemos que hablar de la pequeña Hanna—habló la mujer adulta sentándose en la silla de la mesa, cruzando sus piernas una encima de la otra y mirándolos altiva.

—¿Ella es mi hermana mayor? ¿Tengo una hermana mayor?

—¡Cállate! ¡Ella no es nada! —gritó el padre y la pequeña niña se alejó horrorizada de la mano en alto, temiendo ser golpeada por la pesada mano del hombre.

Merlín sostuvo la mano de su padre y los miró asesinamente, antes de hacer que la pequeña fuera a la pieza en la que antiguamente vivió y luego empezó una discusión con sus padres. Sinceramente, la mujer estaba colérica, totalmente enojada y fuera de sí, ¿Cómo demonios se les ocurría hacer que una niña de apenas nueve años se casara con un vejestorio? ¡¿Acaso no sabían lo que le haría esa mierda viviente?!

—¡¿Saben qué?! ¡Me llevo a Hanna conmigo! ¡Ella estará mejor con mi pareja y mis hijos que con un par de bestias sedientas de dinero! —gritó enojadísima Merlín.

—¡¿Tienes pareja?!

—¡¿Ya tuviste hijos?!

—¡Sí! ¡Tengo a un hombre amable que se preocupa mucho por mí y me ama con locura! ¡Y con ese mismo hombre tuvo un par de mellizos hermosos que me adoran y los adoro! —gritó histérica la albina mientras las venas de su frente se marcaban.

—¡Tenias una aventura antes de tu matrimonio y te escapaste por él! ¡Qué perra! —gritó su madre histérica.

—¡No, la única perra aquí eres tú, que eres capaz de vender a tus hijas solo por algo de dinero! ¡Y a Zoro lo conocí después de que me escapara al bosque!

—¡Qué horror! ¡Entonces debe ser un pobretón que se va de aventuras o un mercenario!

Merlín y sus padres continuaron discutiendo, pero la mujer abrió la puerta en donde estaba Hanna y la niña cayó de cara contra el suelo, con la nariz roja y sus ojos cristalizados.

—¿Mamá y papá me van a casar con un hombre malo?

—¡Si! Uno terrible que hace cosas muy malas, ¿Quieres escapar conmigo? Estoy segura de que Zoro y los niños te aceptarán rápidamente —la mujer miró con suavidad y dulzura a la niña mientras le tendía la mano, Hanna miró esos ojos amorosos y no pudo evitar pensar en que eso era lo que más deseaba.

Deseaba ojos que la amaran, que la quisieran, no que la miraran como sus padres, así que decidió confiar en la cálida mirada.

—¿Crees que querrán ser mis amigos? —preguntó tímidamente tomando la mano de la mayor

—¡Por supuesto! Henry y Every estarían encantados de conocer a una niña tan linda como tu —rio entre dientes la albina y la niña se sonrojó—. Seguro que serán tus amig...

Hanna miró horrorizada como la sangre brotaba de la cabeza de la albina, mientras ella caía de cara contra el piso y su padre sostenía una tabla de cortar en sus manos.

—¡Perra! ¡Ahora que volviste te tendrás que casar con él y Hanna se casará con otro muchacho rico que nos saque de este pueblucho! ¡Ahora que eres una Zorra que le abre las piernas a cualquiera, seguro que no estarás molesta con un noble rico! —gritó el padre creyendo que la albina estaba inconsciente.

Merlín afiló sus ojos con rabia y se levantó a duras penas antes de darle en la rodilla al hombre y estrellar su cabeza contra la pared con brutalidad, dejando que sangre se esparciera por esta por el fuerte impacto que rompió la nariz -y algunos dientes- del hombre, pero con lo que no contó fue con que su madre le pegara por la espalda igual de rastrera que su padre, solo que esta vez con una fuente de vidrio haciendo que ella se desmayase mientras el vidrio quebrado volaba en todas las direcciones.

Zoro miró inquieto a su alrededor y sus hijos lloraron aún más fuerte porque su mamá no llegaba. Los mellizos estaban incontrolables apenas supieron que su madre había vuelto a su pueblo natal y no volvería hasta dentro de unos minutos u horas, pero incluso cuando estaba a punto de comenzar el atardecer, ella aún no llegaba.

El Oni de cabello verde no se caracterizaba por ser el más paciente del mundo, por lo que rápidamente tomó sus tres katanas y les hizo una seña a sus hijos para que tomaran sus armas, si Merlín no venía a ellos, ellos irían a Merlín. Cuando llegaron al pueblo, Zoro no pudo evitar soltar un gruñido feroz cuando sintió el aroma de Acero, Arándanos y sangre.

Eso lo volvió loco, sus hijos parecieron entender levemente que su madre estaba en peligro, por lo que miraron al frente con fiereza, dejando sus berrinches infantiles y sus rabietas, cambiando sus rostros a uno aterradoramente serio como el de su padre.

Cuando los Oni encontraron la fuente de su preocupación, no pudieron evitar soltar gruñidos enojados mirando como Merlín se encontraba atada -encadenada-, en un vestido de novia blanco con un velo que cubría su rostro. Ella estaba atada por gruesas cadenas y sus pies estaban atados en unos gruesos grilletes mientras un viejo hombre la miraba con una mirada lasciva y morbosa, recorriendo con sus sucios ojos el cuerpo desarrollado de la mujer.

Los guardias se horrorizaron al ver a tres Onis en la ceremonia, pero Zoro los mató incluso antes de que pudieran decir una palabra.

—¡Mierda! ¡Suéltenme putas! ¡Yo ya tengo pareja y se llama Roronoa Zoro! ¡Con él tengo dos maravillosos hijos y no los cambiaría por todas las mierdas de un rico podrido hasta el hueso! —gritó la mujer, intentado liberarse de los guardias, pateando fuertemente— ¡Ya verán! ¡Cuando Zoro llegue todos ustedes lamentarán intentar casarme a la fuerza! —gritó enojada Merlín— ¡Si hay alguien con quién me casaré será con Zoro! ¡No acepto a nadie más que él para pasar el resto de mi vida!

—¡Ya cállate perra! ¡Las mujeres no tienen voz! ¡Tus padres ya te vendieron hace diez años y es hora de que te cases conmigo! —habló el hombre y se acercó a la mujer con toda la intención de tocarla.

—¡Zoro! —gritó con todas sus fuerzas Merlín, sinceramente, odiaba ser una débil humana.

Envidiaba a Zoro que tenía la fuerza para defenderse, envidiaba a Nami que tenía la magia para poder atacar y cuidar de sí misma, envidiaba a Robin por tener un poder tan genial, envidiaba a tantas personas, porque ahora se sentía inútil teniendo que depender de sus gritos como una damisela en apuros, esperando que su príncipe la salvase -o en este caso, un Oni y dos híbridos humano-Oni-.

—¡Aaagh! —el brazo del noble fue cortado en un corte limpio al igual que el suelo y el altar de la ceremonia, entonces todos los invitados miraron en la dirección de la honda de energía cortante entró como un fiero huracán.

—¡Zoro! —gritó aliviada Merlín, dejando de lado toda su adrenalina y dejando que las lágrimas cayesen por su rostro, mirando con desolación a su pareja, esperando que él la estrechara entre sus brazos y la consolara con sus ásperos besos posesivos.

—¡Mamá! —gritaron los Mellizos saliendo detrás de las piernas de su padre.

—¡Onis! —gritaron horrorizados los invitados.

—¡Perra! —el noble aún tuvo algo de fuerza y arremetió contra la mujer, pero dos niños aparecieron a sus costados y clavaron sus espadas en el cuello del hombre, tirando y desgarrando la carne con una horrorosa facilidad, haciendo que la cabeza cayera unos metros más lejos y l sangre salpicase como en una película de terror barata.

—¡Mamá! —gritaron los mellizos tirándose a su madre y restregando sus pequeños rostros en la cintura de su madre mientras sus espadas ensangrentadas apuñalaban a los captores de su madre, matándolos fácilmente.

Zoro no era un hombre humano, no tenía los mismos valores y cuando supo que algo estaba mal, él simplemente mató a todos los pueblerinos que se le meterían en el camino, dándoles a sus hijos la orden de matar a cualquiera que se metiera en su camino, en especial a aquellos que quisieran herir a su madre. Claramente, cuando los mellizos eran más pequeños, Zoro les tuvo que explicar que su madre era mucho más frágil y débil que ellos, por lo que si usaban mucha fuerza en ella podría salir lastimada, así que era su deber saber controlar su propia fuerza y utilizarla para protegerla.

Nadie quería perder a mamá, ¿Cierto?

Entonces, niños que incluso mataban y despellejaban grandes animales o seres mágicos con las manos desnudas, no se verían afectados por matar a uno o dos humanos, ellos harían todo por su madre, incluso si tenían que cooperar con tu gruñón padre.

Zoro no pidió explicación ante la situación, los ojos de desesperación que mostró su esposa y ese alivio abrumante al verlos, junto con esa felicidad innegable fueron lo suficiente como para que su cuerpo se moviera automáticamente y simplemente cortó, cortó y cortó hasta que sus ojos estaban completamente rojos y los cuernos en su frente ardían en llamas negras. Sinceramente, el Oni había extrañado dejar llevar su instinto asesino desde que se unió al grupo de Luffy, pero esta masacre estaba siendo bastante refrescante y renovante, sentía que volvía a ser él mismo y la vaga sensación de que sus espadas se fortificaban -estaban malditas, la sangre solo las hacía más fuertes-.

Era simplemente satisfactorio mirar como esos insectos que hicieron sufrir a su esposa se retorcían con las extremidades cortadas rogando porque no los mataran, ¿Acaso ellos se detuvieron cuando ella les decía que ella solo le pertenecía a él? No, simplemente lo ignoraron y él haría que a su mujer se respetase.

Cuando llegó la mañana siguiente, Zoro no siquiera tenía una gota de sangre en su cuerpo, él había llegado completamente limpio e inmaculado mientras sostenía una bolsa grande la cual estaba tiñendo el piso de carmesí, dejando detrás un rastro de la destrucción que casó en su estado de inmersión asesina.

Los mellizos habían calmado a su madre como pudieron, le dijeron cosas bonitas, le dieron besitos e incluso le contaron cuentos y cosas chistosas, a lo que lentamente Merlín fue recuperándose de su estado caótico y solo se dedicó a prestarle atención a sus pequeños niños, los cuales intentaban animarla incluso en ese pueblo cubierto de ríos de sangre, muerte y cadáveres.

Zoro lamentó mucho el haberla dejado ir sola, lamentó demasiado dejarla ir con los despreciables humanos que alguna vez le dieron caza solo porque la estaban obligando a algo que ella no quería, ¿Cómo pudo ser tan tonto y descuidado? Se odiaba a si mismo por ese descuido, pero ahora ella jamás se separaría de él, Zoro siempre la tendría bajo su mirada ya que no confiaba en que volviera a estar sola.

Henry y Every iniciaron el fuego en la aldea mientras a las afuera de estas ponían palos afilados las cabezas que su padre arrancó a los humanos. Sinceramente, ellos ahora solo podían describir como despreciables a los humanos y solo querían proteger a su mamá -quien era humana, pero para ellos era su diosa como su padre siempre divagaba-.

Su mamá era muy débil, ahora entendían porque su padre siempre la tenía en brazos, él la quería proteger de los tontos que quisieran hacerle daño.

Zoro miró a su mujer dormida mientras besaba suavemente su espalda desnuda, apenas llegaron a su "hogar" Merlín prácticamente le había rogado que la hiciera suya para intentar mitigar el hecho de que la habían desnudado para ponerla en ese vestido blanco y lujoso, para intentar quitarse esas miradas lascivas y morbosas que su frágil cuerpo recibió por parte de esos estúpidos pueblerinos. Por supuesto, el Oni no se negó y simplemente destruyó la ropa de su mujer, tuvo que gruñir a sus hijos que se fueran a donde Robin o algo, ya que estaría ocupado con su madre.

Obviamente lo pequeños niños se iban a negar, ¿Cómo podrían dejar a su madre sola cuando sufrió todo eso? Pero una sola palabra de su madre fue suficiente para ellos, los cuales corrieron desenfrenados en una carrera para buscar al extravagante grupo de su padre. Los mellizos pensaron que su madre era muy inteligente y seguramente estaría herida, así que también deberían ir a buscar a Chopper y tal vez quería estar con papá a solas, porque necesitaba controlar la ira de su padre y se estarían besuqueando o algo, ella siempre lograba calmarlo cuando él estaba de un humor especialmente sombrío.

Porque sí, Zoro no le importó dejar traumados a sus hijos o algo y simplemente rompió el vestido de novia de Merlín bajo la atónita mirada de los niños.

Aunque ellos jamás pensaron en que él le fuera a hacer daño a su mamá porque básicamente su padre pasaba de un maldito estúpido tirano marimo, a un gran blando que se hacía masilla bajo la palabra de su madre, una sola mirada haría que su padre se pusiera rojo y se fuera murmurando algunas cosas mientras dejaba de torturarlos con ese maldito entrenamiento.

Henry y Every entendieron que su madre era la más poderosa cuando estaban en casa, pero si estaban afuera la situación actual les demostró que ella era inmensamente frágil, por eso decidieron que mamá nunca debería salir de casa a menos de que salieran todos juntos.

Dos días después, cuando los niños llegaron con el excéntrico grupo de Zoro, los mayores tuvieron que taparles los ojos a los niños -y a Luffy-, ya que encontraron a Zoro encima de una Merlín, la cual estaba jadeando como pez moribundo mientras los labios del hombre besaban con fervor sus labios rojos e hinchados por tantos besos.

Okay... digamos que Luffy y los niños se fueron de paseo y Nami separó a ambos de un golpe en la cabeza al hombre, el cual le gruñó embravecido, pero finalmente cedió cuando su querida Merlín jadeando le dijo que ya no podía más y tenía hambre.

Cuando Merlín comió cansada y explicó toda la situación, claramente todos estaban enojados e iban a patearles el culo al pueblo, pero cuando escucharon que los niños de Merlín habían quemado el pueblo y Zoro había empalado las cabezas de todos los ciudadanos -los niños ayudaron un poco, pero Zoro terminó de poner todas las cabezas cuando Merlín se desmayó de tanto hacer el amor-, ellos guardaron un silencio y al final lo dejaron pasar.

Saben? Casi que me dan ganas de escribir una historia con esta temática, o sea ¡ZORO YANDERE IS LOVE!

Por cierto estoy muy feliz porque me compré los aretes de Zoro, ¡Me van a llegar mañana! Hahaha deséenme suerte y que no sea una estafa, porque realmente quiero esos aretes junto con unos de cruz negro

O si, hoy actualizaré la parte dos del Oneshort de Omega! Law x Alpha! Reader, espero que disfruten mucho (≧▽≦)(≧▽≦)

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