Yandere Oni! Roronoa Zoro [NFSW]
Yandere! Oni!
Roronoa Zoro
Amor
Zoro meditó las palabras de la mujer durante los siguientes días, ambos tenían una relación como ella describía, pero no eran absolutamente nada aparte de... ¿Amigos? ¿Compañeros? ¿Conocidos? No lo sabía, ¿Qué eran ellos dos? Sus sentimientos empezaron a ser considerados en cuenta lentamente después de esa conversación.
¿Qué es lo que sentía él por Merlín? Zoro no quería que nadie la viese o la tocase, no quería que nadie siquiera se le acercase, quería tenerla solo para él y sentía la necesidad constante de tocarla, de mantenerla pegada a su cuerpo y de... ¿De...? ¿De... hacerla suya? ¿De poseerla? ¿De que tuviera a su descendencia? Quería que solo le perteneciera a él, necesitaba que estuviera bajo su cuidado, que ella siguiera mirándolo con esos hermosos ojos azules, que siguiera riendo para él.
Porque él se sentía fuerte cuando esos bellos ojos lo miraban luchar, se sentía como el ser más grandioso cuando ella lo felicitaba o alababa, se sentía como un niño pequeño en los brazos de una madre cuando ella lo abrazaba, sentía que los latidos de ella lo calmaban, que su tierno afecto lo tranquilizaba, que su melódica voz era una sinfonía para sus oídos, como si ella fuera perfecta y a la vez tan imperfecta.
Porque sí, también tenía defectos y esos solo lo hacían adorarla más, como si fueran solo detalles de su encanto que lo mantenían flotando a su alrededor, enredándolo alrededor de su meñique con un pequeño toque, como si esos besos en la frente o mejillas le hicieran ceder ante cualquier petición que ella le dijese.
Pero a su vez le hacían desear más, él quería que tocase más de su piel con esos tierno labios húmedos y cálidos, que suavemente tocaban con ternura su piel, quería que esas pequeñas manos recorrieran su cuerpo con deseo, que sus uñas rasparan suavemente su dura piel y... y...
Necesitaba más de ella.
Fue un accidente al principio, cuando él ya era más consciente de sus sentimientos ella se iba a caer de un árbol al cual estaba subida y él la atrapó, pero eso no pudo evitar que terminara en suelo debajo de ella, con sus labios pegados en un contacto al cual ella le dijo que al igual que todos los anteriores, el contacto con sus labios se llamaba beso, solo que era un beso en la boca y ya está.
Desde ese día, siguió besando sus labios, su rostro, a veces incluso su cuello. Simplemente no entendía porque sus labios pegados contra la piel de la mujer se sentían tan bien y, en algún momento, empezó a morder suavemente su carne gustándole los sonidos que escuchaba de ella, esos jadeos, sus quejidos, los pequeños gemidos.
Merlín al principio estaba incómoda, pero luego se acostumbró a sus besos y terminó disfrutándolos, de vez en cuando acariciando su cabello en los momentos en que él lamía, mordía, chupaba y besaba su cuello, él no entendió porque era tan satisfactorio dejar marca de que ella era... ¿Suya? Era simplemente placentero ver como ella tenía marcas de él.
Entonces, cuando en la noche miró como otra vez esas pequeñas hadas bastardas habían invadido su territorio y atacado a su mujer, la cual intentaba quitarse de encima a esas pequeñas plagas, él simplemente lo perdió, ¿Por qué pequeños insectos estaban tocando a su mujer? ¿Solo porque no estaba marcada significaba que otras criaturas podían tocarla? ¿Por qué no tenía su olor lo suficientemente grabado en su cuerpo?
Colérico, el mató a esas pequeñas hadas y dejó viva a una, haciendo que el pequeño volara horrorizado para avisarles a su clan que la mujer a la que tanto acosaban, estaba siendo tomada por un poderoso Oni de mal humor.
Merlín solo pudo ver los ojos furiosos de Zoro destilar un pequeño brillo carmín que le puso los pelos de punta, en especial cuando el hombre soltó un pequeño gruñido.
—¿Dónde te tocaron esas pequeñas mierdas? —gruñó salvaje y ella solo pudo mirarle con asombro, pero entre un tartamudeo respondió y pudo ver como el Oni encima suyo se metía entre sus piernas con facilidad.
Un sonrojo apareció en todo su rostro mientras miraba como las grandes y firmes manos del hombre estrujaban sus pechos, acariciándolos por encima de su ropa y los movían de una forma tan... excitante, era realmente interesante mirar como la cara de terror que tenía el hombre parecía estar calmándose mientras acariciaba sus pechos como si fueran pelotas desestresantes.
Merlín gimió levemente cuando su ropa fue destruida y su brasier solo era tela rota en un montón, entonces miró como los ásperos dedos del demonio encima de ella amasaban con un gusto infantil sus pechos, totalmente concentrado en su labor y provocando pequeños jadeos cuando sus dedos empezaron a pellizcar sus pezones con suavidad, tomándolos entre sus dedos índices y pulgares, moviéndolos, apretándolos y aplastándolos contra su carne.
—Z-Zoro...
—¿Mmm?
—A-ah... s-se siente bien —murmuró sonrojada la chica, desviando su mirada mientras una de sus manos tapaba su rostro avergonzada.
Sabía que quizás el Oni no entendiera como los humanos consideraban estas cosas eróticas, él le había explicado una vez sobre la cultura de los Oni y qué encontraban ellos atractivos, uno era su fuerza y lo otro su habilidad, no había nada que fuera sentimental, sino que más bien era practico y sencillo, lo mismo sucedía en las relaciones sexuales, en donde si estaban excitados simplemente la metían y ya, sin besos ni un juego previo que no fuese meter los dedos o algo así, realmente eran bastante primitivos a comparación con el juego coqueto de reparación de los humanos.
Zoro miró fijamente a la humana debajo suyo y no pudo evitar excitarse, su rostro... esos sonidos... su voz levemente quejumbrosa solo por tener sus manos en su pecho. Una idea cruzó en su mente y él la efectuó, empezando a chupar en cuello de la mujer y bajó sus labios hasta los brotes endurecidos debajo de sus manos, empezando a lamerlos y succionar, jugando con su lengua con aquel pequeño botón rosa.
Merlín arqueó su espalda y sus delgados dedos se enredaron en el pelo del hombre, más jadeos escaparon de sus labios y suavemente movió sus caderas, frotando su centro contra uno de los muslos del Oni, el cual separó su boca del pecho y miró a la mujer, sintiendo el suave aroma a excitación que emanaba de la humana y como ella se acariciaba contra su muslo, restregando su calor levemente humedecido con necesidad.
Sus manos desgarraron la tela de los pantalones junto con las bragas y sus ojos miraron fijamente como los movimientos se detenían y el cuerpo de Merlín se estremecía levemente ante el abrupto acto, suavemente sus manos frotaron los muslos de la mujer y amasaron la tierna carne, para luego poner las piernas de ella en sus hombros, haciendo que su rostro estuviera frente contra el mojado sexo caliente de la mujer, la cual se sonrojó hasta las orejas, tapando la mitad de su rostro y desviando su mirada a cualquier cosa menos a los ojos hambrientos del Oni, el cual la devoraba con una mirada depredadora.
Ella olía muy bien... mucho más de lo que cualquier mujer, ya sea humana, Oni o cualquier otra criatura mágica que hubiera olfateado, no pudo evitar acercar más su rostro hasta el húmedo centro de la mujer y que su lengua diera una pequeña probada del interior de ella, quien soltó un gemido y su cuerpo entero se estremeció ante la electrizante sensación del musculo húmedo y resbaladizo contra sus labios inferiores.
Sabía bien.
No solo olía bien, sino que también sabía tan malditamente bien, era un sabor adictivo al igual que ese aroma tan exquisito que tenía, por lo que no dudó en hundir su lengua en aquella cálida húmeda y caliente cavidad, deleitándose con el sabor, aroma y escuchando con placer como ella soltaba esos seductores gemidos que tanto estaban excitándolo y le iban quitando lentamente la paciencia.
Merlín gimió mientras el Oni lamia entre sus piernas con fervor, sentía como esa energética y fuerte lengua se movía incesantemente entre su tierna piel. Su cuerpo se retorció, entonces sintió como las manos del hombre apretaban fuertemente sus nalgas, pegando más su entrepierna ante los labios hambrientos del hombre y haciendo que sintiera en mayor profundidad como la lengua húmeda y resbaladiza entraba más profundo dentro de ella.
Los colmillos del Oni tocaban la tierna piel haciendo que ella se estremeciera levemente, sintiendo de vez en cuando algunos pinchazos, pero ningún corte ya que se movía lo menos posible teniendo al hombre entre sus piernas, lamiendo fervientemente como si sus jugos fueran una especie de elixir raro, único e inigualablemente exquisito.
La humana no pudo evitar gemir fuertemente el nombre del Oni antes de que terminara por correrse en el rostro del hombre, el cual siguió lamiendo fervientemente el líquido hasta que no quedó ni una gota, pero siguió lamiendo queriendo más de ella, queriendo obtener más de ese sabor tan bueno y escuchar esos sonidos tan eróticos.
Con las piernas temblando, Merlín tuvo otro y otro orgasmo, hasta que su mente estaba perdida entre la lujuria y la inconciencia.
—Zoro, Zoro, Zoro —murmuraba como mantra la mujer, hasta que el Oni finalmente estuvo satisfecho y miró el cuerpo sudoroso de la mujer bajo suyo, la cual jadeaba y gemía con las mejillas sonrojadas mientras su cuerpo humedecido por el calor del momento brillaba suave y tentadoramente, incitándole a tocar más de ese delicioso cuerpo y fundirse en las profundidades del placer abrumante.
Lentamente, sus manos dejaron las piernas de la humana en su suelo, mirando el rostro perverso de la mujer, tan lleno de él que simplemente no pudo evitar sonreír con orgullo, mirando como ella había perdido la cabeza solo por él y lo llamaba solo a él.
Sin preámbulos se quitó Obi de la cintura y su Yukata quedó suelto, por lo que se bajó la ropa interior y presionó la punta de su polla hinchada, pesada y caliente en el sobreestimado núcleo de la mujer, mirando como esos sentibles labios besaban la punta de su erección, llenándola de jugos y humedeciéndola lo suficiente como para que entrara con facilidad.
Una poderosa embestida fue lo que sacó a Merlín de su nube de éxtasis y miró con la boca abierta como su abdomen estaba levemente abultado con la forma de la pesada, gruesa y dura polla del Oni, el cual soltó un gruñido casi animal al sentir el placer abrumando sus sentidos, casi dejándolo cegado ante la sensación tan intensa.
Sinceramente, ella no creía que eso fuera posible, ¿Cómo no había muerto con semejante pesada y gorda polla en su interior? Era simplemente ilógico, irrazonable y, lo peor de todo -o mejor- era que no sentía dolor alguno, sino un abrumador placer que inundaba sus sentidos sobre estimulados, cegándola de cualquier otra cosa que no fuera el Oni que jadeaba pesadamente sobre ella, mirándola como un depredador hambriento que se daría un festín con su presa. Pero aun así creyó que fuera posible ya que... por el amor de dios, estaba en un puto mundo de fantasía y se estaba follando a un maldito Oni, demonios, incluso se llegó a preguntar porqué los tipos mágicos debían tener pollas enormes.
No la culpen, como la mayoría de los seres mágicos anda desnudos por el bosque, había visto todo tipo de pollas y era espantoso que la mayoría era más grande que las de un humano común y corriente, a excepción de las razas más pequeñas como las hadas -que igual las tenían grandes para sus diminutos tamaños-, había diferencias abismales, ya sean en los seres que eran más animales o tenían una forma más humana.
Ugh... al parecer Zoro no era la excepción, ¿Tal vez les crecía la polla dependiendo de su fuerza? Ni puta idea, pero estaba haciendo teorías locas hasta que esa gruesa y dura polla golpeó con fuerza su interior, golpeando con pesadez su punto dulce, haciendo que ella se derritiera bajo la pesada y dura polla que se encontraba haciendo estragos entre sus piernas, devastándola y volando su mente en la lujuria salvaje.
Zoro miró como el rostro de la mujer se deformaba en puro placer y éxtasis en el momento en que golpeó un punto en específico. Deseando volver a ver esa cara de placer puro, él empezó a abusar de aquel lugar, mirando como lágrimas se asomaban por los ojos de la mujer mientras estos se blanqueaban levemente y la saliva escapaba de sus labios levemente enrojecidos y húmedos.
No sabía porque, pero eso hizo que agarrara con más fuerza la cintura de la mujer y empezara embestirla con más fuerza y rapidez, estaba empezado a excitarme más por las caras que hacía la mujer humana, que se derretía bajo cualquier movimiento que hiciera con su gruesa polla o con el toque de sus pesadas manos.
Él se relamió los labios mirando las obscenas vistas de ella perdida en el placer y sus ojos vagaron por todo su cuerpo desnudo, hasta que miró el bulto en la tierna piel de la mujer, al cual suavemente acarició y miró como ella se estremecía ante su tacto y arqueaba su espalda, sintiendo que él había entrado un poco más profundo en el interior de la mujer.
Cuando se corrió fuertemente en su interior, él mordió la clavícula de la mujer fuertemente, dejando que la sangre escapara de la herida y él la lamió suavemente, mirando como sus colmillos quedaron marcados en la piel y ella se recuperaba jadeante de su orgasmo.
Fue sorprendente que una humana mantuviera la conciencia después de haber actuado bastante bruscamente con su débil cuerpo.
—Te amo... —murmuró la mujer entre jadeos con ojos nublados en placer—. Amo a Zoro... te amo...
—...Yo también —murmuró suavemente el hombre mirando el cuerpo de la mujer—. Eres mía, solo mía.
—Lo soy... solo tuya —jadeó la mujer y soltó un pequeño quejido al no poder mover sus piernas mientras tenía a aquel duro amigo entre sus piernas.
—Mía... —murmuró el hombre besando la clavícula de la mujer—. Mi pareja, mía. Mi mujer.
—¡Ah! ¡Zoro, Zoro!
—Mía, solo mía, mi propiedad, mi mujer —los ojos del hombre brillaron vorazmente mientras una de las piernas de la humana estaba en su hombro y su virilidad se clavaba profundamente en el interior de la mujer.
// Bonus//
Merlín miró sus muslos con un rostro en blanco, Zoro dormía a su lado roncando a todo pulmón y ella sentía que no tenía movilidad de sus piernas, las cuales estaban pegajosas y pintadas de blanco, por el semen seco y algo fresco. Bueno, sabía que ahora ella no se escaparía del embarazo inminente que se iba a avecinar con toda la actividad que hicieron anoche.
Era incómodo, realmente incomodo porque sentía como si estuviera meándose encima, pero en realidad era semen escapando de su interior, el cual estaba tan sensible, que hasta la mínima brisa la hacía estremecerse y soltar un jadeo.
Zoro ciertamente se había pasado, pero ahora no podría escapar de él, ¿Verdad? Entonces, si tenía a pequeños Zoro's, él no podría alejarse nunca de ella, ¿Verdad? Nunca la abandonaría porque es muy orgulloso y no dejaría que sus propios hijos vivieran sin un padre, ¿No?
Mordiéndose los labios, ella cerró sus piernas como pudo, sintiendo leves punzadas de dolor y mucha incomodidad, pero todo sea por asegurarse que Zoro no la abandonase luego de utilizarla de esta manera, ¡Él había cavado su tumba al tomarla de esa forma desenfrenada! ¡Ella lo amaba y haría hasta lo imposible porque él no la dejase! Así que incomoda y con algo de frio, ella se acercó al Oni y lo abrazó, apoyando su cabeza en el pecho desnudo del hombre el cual la abrazó por la cintura, poniéndola encima de su pecho y agarrándole una nalga en el proceso, apretándola en un toque travieso.
Sin importarle mucho, él siguió haciéndose el dormido y a ella no le importó, por lo que se acomodó encima de él y cerró sus ojos para intentar seguir durmiendo.
Ah, lo amaba mucho.
Zoro miró como su humana estaba dormida en su pecho y suavemente besó sus labios, mirando el cuerpo desnudo de la mujer estaba completamente repleto de marcas de sus dientes, labios o lengua, incluso sus manos estaban marcadas en la eterna piel, ella ahora era suya.
Jamás escaparía de él, jamás podría alejarse ahora que tenía su marca. Ahora, incluso si Merlín quisiera escapar, él la podría encontrar fácilmente ya que su aroma se había impregnado en ella, haciendo que él pudiese saber en dónde estaba en todo momento, olfateando ese aroma único de acero y arándanos entremezclados, era una combinación extraña, pero no desagradable.
Él frunció el ceño al pensar en ella escapándose de él, lo más probable es que si hubiera alguna vez que eso sucediera, él mataría a quien quisiera que estuviera con ella o quien le hubiese dado la idea, luego la haría volver a la base y le haría lo mismo que la anterior noche, solo que esta vez no se detendría cuando ella perdiera la conciencia o le rogase que se detuviera.
Claro, se aseguraría también de que tuviera un hijo suyo, normalmente las mujeres eran más afectivas y sentimentales cuando había un niño de por medio, sabía que ella se quedaría por el bienestar de un pequeño bastardo incluso si luego se cansaba de él o lo empezaba a ver como un monstruo.
Jshsjsjss no sé, no me aparecía poner advertencias en este oneshort y tampoco siento que las necesitara, y ustedes? Sienten que necesitaba advertencias?
Lol, amo a Zoro Yandere, como que me da años de vida hahahahaa
Si solo hubiera historias de amor de él solo yandere uu
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro