Yandere! Eustass Kid [NFSW/Lemon]
Por favor, no lea este capítulo si es sensible, tiene temas muy fuertes y puede revelar ciertas partes de lo retorcido que puede ser el ser humano una vez llega a obsesionarse, es el claro ejemplo de manipulación y violencia, una relación completamente tóxica y enferma. El síndrome de Estocolmo es una enfermedad grave, ser secuestrado y que te guste tu secuestrador es una forma de intentar escapar de la realidad, una forma de convencerte que todo está bien, que no todo es tan malo, que siempre puede mejorar, es una positividad tóxica muy insana y que se refleja en este relato.
Tenga en cuenta que la protagonista luego de haber estado cierto tiempo con Kid hizo que su mente se rompiera al igual que su espíritu.
No apruebo este tipo de comportamiento, de ninguna forma está bien el abuso, incluso si es de tus seres queridos está mal, nunca está bien que te golpeen, encierran o amenacen y digan que es por tu bien, el síndrome de Estocolmo no solo puede afectar a una persona secuestrada, sino que también está el "Síndrome de Estocolmo doméstico" es en el que una persona es maltratada por sus seres cercanos y se termina acostumbrando a esto llegando a creer que es normal recibir dicho trato y que se lo merece o algo por el estilo.
ADVERTENCIA:
CAPÍTULO MUY FUERTE
CONTENIDO INDEVIDO E INMORAL
A D V E R T E N C I A S
Asalto/robo
Síndrome de Estocolmo
Abuso físico y mental
Obsesión
Secuestro
Manipulación
Violencia
Relación no
consensuada
NFSW
Violación
Inestabilidad mental
y emocional
Chicos, Chicas, Personitas de Wattpad, no romanticen la violación, ¡Es un delito muy grave que puede destruir la vida de una persona! Por favor tengan en cuenta eso. A menos de que sea un juego de rol en donde ambas partes estén de acuerdo, de lo contrario sería un acto despreciable para ambas partes
Pd: la canción de arriba la puse debido a que este relato está ambientada con ese ambiente tóxico y enfermizamente dulce de la canción.
Yandere! Eustass Kid
Sindrome de Estocolmo
Kore miró preocupada el asiento a su lado, su amigo pelirrojo se había ausentado en la escuela durante toda una semana y ella no había tenido ni una forma de contacto con él, había llamado a su celular, le había mandado mensajes e incluso había ido a su hogar para intentar contactarlo de alguna forma, pero nada.
Los apuntes en sus manos fueron dejados suavemente en su pupitre mientras suspiraba tristemente, había esperado que ese día el pelirrojo fuera y le pudiera pasar los apuntes, por supuesto que sabía que él se burlaría de ella y estaba destinada a perder sus apuntes ya que no serían devueltos en las mismas condiciones o directamente nunca recuperaría su cuaderno, pero ella ya se había acostumbrado a eso.
Después de todo lo conocía desde hace tanto tiempo y se juntaba con él tanto que ya estaba acostumbrada a su actitud arrogante, prepotente, iracunda, impaciente, malhablada y sarcástica. Sí, ella sabía que todo lo que estaba diciendo del hombre eran cosas malas, pero aun así lo admiraba por tener el valor de decir lo que piensa sin pelos en la lengua, ser capaz de enfrentarse a todo con la frente en alto e incluso llegar a los puñetazos si era necesario.
Aparte de que tenía un pequeño lado blando, muy imperceptible la verdad, si no fuera porque lo conocía de hace tiempo diría que no existía, pero lo hacía y sabía que Kid con ella era un poco más suave, aunque lo suave de su expresión corporal y tendencia a la violencia era sin duda agregada a su gran bocota diciéndole un montón de cosas que hacían sangrar sus oídos y querer vomitar sangre seriamente, pero bueno...
Es Kid después de todo, ¿Qué esperabas? ¿Qué fuera un gran oso de peluche? ¿Enserio? Ese hombre sería capaz de putear a su propia madre enfrente de ella y lanzarse a los puños si es que la señora tenía la misma personalidad que él.
Kore garabateó en su cuaderno mientras atendía a la clase superficialmente, los meses pasaban y no había señal del pelirrojo por el cual siguió preguntando e incluso puso una constancia de persona desaparecida, sin conseguir nada que aquel antipático hombre que se suavizaba con ella.
Los meses se volvieron años y de la joven de diecisiete años ya no queda nada a excepción de su personalidad tímida, retraída y sumisa. La mujer cerró sus ojos mientras rebuscaba en su bolso, no lo podía creer, ¡Se le quedaron las llaves de su casa en el escritorio! De por sí ya iba muy tarde en la noche y ella iba muy bien vestida por su alto cargo en la empresa internacional en la que trabajaba, ¡Era como si pidiera ser asaltada! ¿Por qué la iluminación de la calle era tan poca? Caminó rápidamente de vuelta a su trabajo sintiendo escalofríos por todo su cuerpo.
Alguien la seguía.
No estaba segura si era su paranoia, su timidez o un sexto sentido que le advertía del peligro, pero cuando la sensación de ser observada cesó, ella suspiró aliviada apoyándose contra la puerta del lugar, fue a recorger sus llaves del escritorio de su oficina y luego cerró las puertas y sistema de seguridad perfectamente.
Quizás esa inquietud era solo que una persona estaba caminando en la misma dirección que ella en vez de ser un ladrón, violador o algún maleante. Una sonrisa temblorosa apreció en su rostro sintiendo el sudor bajar por su mejilla, sí, todo era parte de su panonia, ¿Por qué alguien querría hacerle daño? Era una buena persona, ayudaba a quién lo necesitaban, cuidaba de los animales, los fines de semana hacía actos de caridad y tenía una vida equilibrada y saludable.
Ella era una persona que hacía lo mejor por todos, ayudando si lo necesitaban y sabía que incluso ayudaba hasta el punto en que abusaban demasiado de su amabilidad y la consideraban una gran tonta o ingenu, pero no le importaba ya que estaba feliz de ayudar.
Rojo...
Las llaves de su hogar tenían un pequeño tulipán rojo recordando a su mejor amigo desaparecido de la nada, sin duda era todo un delincuente con todo el mundo, pero con ella era lo más bueno que puedes ser con una personalidad como la de Kid.
Cuando Kore miró a la calle con ojos melancólicos, su cabeza chocó bruscamente contra la reja de metal detrás de ella y sus ojos se llenaron de lágrimas por el dolor a la vez que sentía como una espesa, cálida y húmeda sensación caía por su frente, ¿Tenía la cabeza rota o algo así? Su cuerpo tembló violentamente llena de miedo mirando esos ojos ámbar que le miraban con ferocidad y malicia.
—Bien preciosa, dame todo lo que tengas y no te sucederá nada —habló lascivamente el pelirrojo mirándola con deleite ante el claro pavor que sentía por él— ¿No querrás que tu lindo rostro sea dañado, cierto? —rio entre dientes el hombre apretando más fuerte la boca de la mujer magullando sus mejillas.
¿Quién es lo suficientemente estúpido como para negarse a ese hombre? Era escalofriante, solo lograba ver sus ojos dorados brillando a contra luz, un cabello rojo fuego, una cicatriz profunda y fea en su rostro que no alcanzaba a distinguir entre la oscuridad del lugar, ¿Falta decir el alarmante aroma a sangre que portaba? ¿O el hecho sé que su cuerpo musculoso, alto y robusto presionada fuertemente contra el de ella que era pequeño, suave y delgado? ¿Cómo podría competir con esos dos metros y tanto que tenía el hombre? Estaba muerta de miedo ¿Qué importaba si la despedían por dar las llaves del trabajo? ¡Que se jodan! ¡Ni siquiera tenían cámaras de seguridad para evitar que casos como ese sucedieran!
Kid miró con extrañó deleite a la mujer, normalmente él era el primero en hacer cualquier cosa despreciable sin dudar, pero ahora sentía un pequeño malestar mirando esos ojos asustados y el cuerpo tembloroso de la mujer, le recordaban a algo. Los orbes dorados miraron con interés el rostro de la mujer la cual le había entregado su bolso sin mayor preámbulo.
Su cuello era delgado, esa camisa blanca y traje negro le quedaban bien, pero en especial la corbata desabrochada y el escote que tenía por los dos primeros botones desabrochados, ¿Por qué se veían extra apetitosos esos pechos? Ni siquiera eran tan grandes como los de algunas putas con las que se había acostado o alguna perra a la que había violado. Sus ojos siguieron bajando, ella tenía una cintura un poco ancha, no como las cinturas de avispas a las cuales estaba acostumbrado y eso le gustaba, ¡Ahora no sentiría que rompería a una mujer por la mitadi si era brusco! Sus caderas eran amplias, ¿Por qué se le vino a la cabeza que podrían tener hijos perfectamente sanos en esas amplias caderas? Y luego estaban esos muslos gruesos y jugosos, los cuales no dudaría en morder y marcar.
Se empezó a excitar.
Entonces miró como se cayeron las llaves del bolso y su cuerpo se congeló, mirando fijamente las llaves soltando levemente el agarre en el rostro de la mujer la cual temblaba ante su presencia.
—Oi... ¿De dónde sacaste esto? —habló Kid peligrosamente bajo sosteniendo las llaves con el pequeño tulipán rojo sonriente y un pequeño corazón como un ojo mientras el otro estaba cerrado.
—Y-yo... se lo c-compré a-a un a-amigo y é-él lo r-rechazó así q-que lo guardé y... y... y yo y-yo me lo quedé... —respondió Kore, sabía que era su momento para escapar, estaba libre del agarre del pelirrojo, el hombre estaba a unos pasos de distancia y todo, ¿Pero arriesgarse a la paliza de ese mastodonte? Ni en sus peores pesadillas.
—¿Dónde está tu amiguito? —preguntó con algo de molestia mirándola fijamente.
—D-desapareció... u-un día s-simplemente dejó de ir a l-la escuela.
—¿Por qué lo conservas hasta el día de hoy? —preguntó acercando mucho sus rostros, ambos incluso estaba mezclando sus respiraciones.
—P-porque é-él era i-importante p-para mí —respondió en un hilo de voz con los ojos cerrados llenos de miedo.
—Última pregunta, esta decidirá si te dejo vivir o si mueres —habló divertido el pelirrojo—. ¿Cómo se llamaba tu amigo? —habló peligrosamente bajo, mirándola amenazante.
—K-Kid... E-Eustass K-Kid —respondió llorando la mujer y temblando aún más fuerte cuando sintió una mano en su mejilla, bajar por su cuello, deteniéndose en él unos segundos antes de que la mano se posara en su cintura y sus cuerpos se juntaran.
—Te encontré —murmuró el hombre sádicamente antes de tomar a la mujer y subirla en su hombro.
—¡¿Q-qué haces?! —exclamó horrorizada mirando la espalda del hombre, sintiendo el hombro del hombre en su estómago y como la cabeza de él se apoyaba contra su trasero.
—Oh quería Kore~ lamento tanto que nos hayamos reencontrado así —habló el hombre caminado con la mujer la cual estaba paralizada en su hombro.
—¿C-cómo sabes mi n-nombre? —habló paralizada la mujer y sintió como si su corazón callera a su estómago de golpe al ver su cabello rojo flameante y esa singular antigravedad que tenía— ¿K-Kid?
—Siempre has sido tan inteligente —habló el hombre mirando hacia atrás—. Pero muy lenta para darte cuenta para cosas que te conciernen, me sorprende que hayas podido acertar tan rápido —se burló el hombre.
—¿Q-qué me vas a hacer?
—Que no te voy a hacer —rio divertido el hombre dejando shockeada a la mujer.
—...
—Primero, curaré esa herida en esa linda y pequeña cabecita tuya y luego serás mi mujer —rio alegremente el hombre—. ¿Quién iba a pensar que esa nerd de mierda y friki como el infierno se iba a convertir en semejante mujer? Solo verte tan indefensa y sumisa me dan tanas ganas de follarte en la misma calle.
—N-no... por favor n-no.
—Tranquila, no haré nada a menos de que me cabrees y seas rebelde. No he tenido específicamente un buen día hoy, así que será mejor que seas tan sumisa y pacifica como lo eras en la escuela o me encargaré de que de esa linda boquita tuya no salgan más que gritos.
—S-sí... me portaré bien —murmuró en un hilo de voz.
—Muy bien, me alegra que lo entiendas.
Kore cerró sus ojos con la cara levemente azul, ¿Cómo es que su examigo le estuviera haciendo eso? ¡No solo la había dañado y asaltado! Sino que ahora también estaba secuestrándola y, por la mano inquieta que recorre su cintura y la respiración en la tela de sus pantalones tal vez resultaría violada por el hombre, ¿Qué fue de su amigo? ¿Qué le sucedió a Kid para que fuera este desagradable hombre?
La mujer salió de sus pensamientos cuando fue tirada bruscamente a la cama, sus ojos aterrorizados se fijaron en la imponente figura del hombre la cual ahora estaba iluminada por la luz de la habitación. El lugar en donde estaban no era un gran lujo o algo similar, la habitación era de un color crema enfermizo, algunas partes del papel que recubría la madera estaban salidas en las esquinas y el colchón tampoco es que fuera el mejor, todo era demasiado simplista indicando que era un lugar de fácil abandono sin nada sumamente precioso que guardar.
—N-no... K-Kid... p-por favor —murmuró la chica mirando como el hombre se desabrochaba los pantalones.
—¡¿Eh?! ¿Dijiste algo? —habló amenazante el pelirrojo y la mujer cerró su boca resignándose mientras las lágrimas estaban apenas contenidas en su rostro pálido—. Eso creía. Siempre tan sumisa y controlada por mí, me encanta —rio divertido el hombre y besó a la mujer la cual cerró fuertemente los ojos.
—...
—¡Mierda! Coopera si no quieres que te de una paliza —gruñó el pelirrojo y la mujer tembló aceptando el beso sintiéndose asqueada consigo misma mientras sentía el cuerpo duro y musculoso se él pegarse contra su cuerpo.
Kid paseó sus manos por el cuerpo de la mujer la cual temblaba contra su toque. Mierda, ella se sentía tan bien contra sus manos, era tan suave y dulce, estaba seguro que podría beber de ella sin agotarse y eso convirtió el beso que tenían en uno más hambriento.
«Ayuda... alguien... por favor...» sollozó Kore en su mente dejando que las lágrimas de sus ojos cayeran con fuerza.
Un gemido adolorido escapó de los labios de la mujer mientras sollozaba más fuerte, ¿Cómo no podría dolerle? ¡El bruto de Kid acababa de romper su ropa! ¿Cómo demonios lo hizo? ¡¿Cómo demonios obtuvo tanta fuerza?! Su piel ardía por la tela rota mientras que las correas de su roto brasier habían quemado la piel de sus hombros, tampoco es como si Kid estuviera siendo el más caballeroso del mundo, simplemente estaba dejando que sus instintos se hicieran cargo de él como siempre, solo que esta vez su motivación había sido mucho más fuerte.
Fuertes mordidas se esparcieron por el cuerpo de la mujer que lloraba en la cama sin poder moverse, Kore estaba segura que mientras más se resistiera el hombre sería más violento de lo que ya era, ¡Y no creía posible que su cuerpo pudiera soportar eso! Ya le dolían las manos del hombre en sus sensibles pechos los cuales apretaba como si fuesen juguetes o como aplastaba sus pequeños y delicados pezones con sus dedos y dientes.
Se sentía terrible, esa lengua cálida y húmeda paseando por su piel desnuda mientras las caderas del hombre estaban encajadas bruscamente entre sus piernas, moliendo incesantemente su dura polla contra su delicada flor vestida. La piel debajo de las manos de Kid empezó a ponerse rojiza mientras sus caricias pasaban por el pequeño cuerpo de la mujer la cual tenía cerrados sus ojos impotente, con la cabeza volteada a otro lado y con su labios apretados fuertemente entre sus dientes, los cuales provocaron que sangre cayera por su boca.
—Mierda... sabes tan bien cariño —habló Kid mirando el cuerpo maltrecho de la mujer y luego besó su cuello dejando más marcas, para que todo el mundo sepa que ella era de él—. Oi... deja de morderte el labio y gime —el pelirrojo bruscamente tomó las mejillas de la mujer contra sus dedos y la obligó a mirarlo—. Abre bien tus ojos y mira cómo te hago mi mujer, solo mía.
—...
—¡Contesta!
—S-si.
Kore miró avergonzada y aberrada el hecho de como el pelirrojo se cernía sobre ella saboreando y probando su piel a su antojo, tenía miedo, quería que todo se acabase lo antes posible, ¿Quién querría que su primera vez fuera así? ¿De una forma tan aberrante con alguien a quién no amas? ¿A alguien que ahora has aprendido a odiar con todo tu corazón?
Kid era un demonio.
Kid era el diablo.
Las tiernas imágenes de ambos jugando cuando eran pequeños, de él defendiéndola de quien quiera que le dijese algo, de ambos compartiendo palomitas en el cine, las salidas de amigos y todo su trabajo se fue a la mierda, todos sus recuerdos parecían trisarse como si las imágenes fueran impresas en vidrio y esos recuerdos se volviesen fino polvo de cristal.
—¡No! —chilló Kore mirando como sus pantalones y bragas fueron quitados bruscamente y volaron, perdiendose en la habitación, dejándola libre de toda su ropa.
El pelirrojo ignoró sus protestas, siguiendo con su camino de destrucción mientras el alma de la chica se iba agrietando lentamente con cada acción de quién en el pasado la protegió y la cuidó, de aquel a quien admiraba, de su mejor amigo, aquel chico por el cual se preocupó como si fuese su propio hermano.
Los dientes del hombre se clavaron en la tersa piel de los muslos de la mujer dejando mordidas y chupones en la pálida carne antes de que se hundiera en la delicada flor de la mujer y lamiera sediento de su dulce néctar. Kore gimió mientras lloraba y se quejaba, no le gustaba, no, no, no, no, no.
¡No quería eso! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Dios por favor detén esa lengua húmeda y resbaladiza que se adentraba en sus cavernas más puras y profanaba con su pecado aquel lugar puro! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Ella no quería eso! ¡No quería que Kid se la estuviera follando con la lengua! ¡No quería esos grandes dedos adentrándose en su interior y abusando de su carne!
Sollozos más fuertes resonaron en la habitación mientras inentendibles negaciones salían de los labios de la mujer la cual era un desastre de lágrimas.
—Córrete para mi princesa, quiero probar tu dulce sabor —habló suciamente el hombre y adentró sus dedos hasta sus nudillos, bombeando bruscamente y lamiendo con mayor ímpetu.
Se corrió, Kore se corrió y lloró aún más fuerte sintiendo el desastre que era ahí abajo, ¡No quería eso! ¡Quería que su primera vez fuera con el chico que amara! ¡Con aquel con quien se casaría y tendría hijos! ¡Quería mantener su pureza para el hombre de sus sueños! Alguien caballeroso, amable, dulce, que le dijese cuanto la amaba, que la alabara, alguien con el que pudieran compartir las responsabilidades de la casa y que la ayudara si es que lo necesitaba. Kore quería alguien detallista y educado, que fuera atento y cariñoso.
¿Por qué? ¿Por qué cuando ella intentaba ser buena con todos le sucedían cosas malas? ¿Por qué? ¿Por qué ella? ¿Por qué no otra persona? ¿Por qué siempre ella? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Kid se levantó de entre los muslos de la mujer y sonrió lascivamente mirando las vistas del cuerpo de la chica, normalmente las mujeres se resistirían tanto a él que incluso llegarían a patearle si las forzaba hasta este punto, pero como recordaba, Kore seguía siendo la misma niña tonta y sumisa a la cual debía de proteger de este asqueroso mundo.
Al menos él no se ocultaba detrás de falsas máscaras de amabilidad y cordialidad como otras personas, él se mostraba tal y cual era.
Un grito hizo que Kid se detuviera y frunciera el ceño mirando la cara de completo dolor de la mujer debajo de él, ella parecía estar agonizando y solo había metido su polla, ¿Qué mierda le sucedía? Él la había preparado bien, le había hecho correrse, la había estirado y también se había aprovechado para comer de su coño, ¿Por qué actuaba como si fuera una pequeña virgen a sus veinticinco años?
Un tic nervioso apareció en su rostro y miró molesto a la mujer por hacer semejante alboroto hasta que miró a la unión en la que se encontraban, ella estaba sangrando bastante y ahora que se daba cuenta su polla casi estaba siendo asfixiada por lo apretado que estaba su pequeño y delicioso coño, ¿Entonces ella era virgen? Una sonrisa siniestra apareció en su rostro que fue tapada por una "amable".
—Oh princesa, ¿Eres virgen? Lo siento, hubiera sido más suave si lo hubiera sabido desde el principio —habló suavemente besando las lágrimas que caían de los ojos de la mujer los cuales estaban inyectados en sangre.
Dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía.
¡Por Dios que dolía! Kore quería simplemente patear al hombre fuera de ella para que sacara esa cosa de su interior, pero ni siquiera tenía la fuerza para eso, sus piernas temblaban adoloridas, su cuerpo se sentía roto por las bruscas acciones del pelirrojo y su voz ni siquiera podía salir sin que fuera un grito o gemido adolorido.
Le ardía como el infierno, sentía que algo se había roto en su interior, como si su tierna piel se hubiera desgarrado y solo quería aferrarse a su estómago llorando como el inferno.
Era el infierno.
El maldito infierno.
Pero no podía patearlo ni apartarlo, mucho menos decirle algo... ¿Y si hacía algo que le dolía a continuación? ¿Si la seguía dañando con su polla dentro de su vagina? Quería morir, esa cosa dentro de ella se sentía tan asquerosa y terrible, ni siquiera podía describirlo con palabras.
Era duro y caliente como el metal enardecido en las bramas del fuego, se deslizaba dentro y fuera de ella como un duro metal fundido, sentía a la perfección las venas de esa gruesa polla, la cabeza goteante y la sensación de que un líquido iba humedeciendo su interior el cual no era de ella, sino que provenía de aquel invasor que se adentró por la fuerza.
Kid besó suavemente su cuello y cuerpo, tratándola con la mayor suavidad que su brusco ser podía ofrecer, ¿Quizás como una forma de redención de follarla de manera tan brusca? Ni él lo sabía, pero quería tratarla tan dulcemente como pudiera.
—Oh princesa, te amo tanto, te amo tanto, jamás te dejaré ir primor.
Kore se había mantenido virgen para él, ¿No es así? Por esa razón seguía manteniendo ese estúpido llavero, por eso ella seguía tan sumisa ante él y no se negaba a nada de lo que él dijese, ella realmente era la mujer de sus sueños.
—Te amo.
Sumisa, dócil, obediente, tímida, callada, sexy, dulce e inteligente, era como un ángel guardián, un ángel del cielo el cuál robó y le arrebató las alas para que viviera con él para siempre, para que fuera suya eternamente.
—Te amo.
El pelirrojo embistió suavemente incluso con su nula paciencia, él logró serenarse y controlarse un poco por el pobre cuerpo de la mujer debajo de él, la cual tenía un pequeño brillo en sus ojos. Eustass besó el cuerpo de la mujer, se entretuvo distrayendo tocando por todos lados sin contener ni un poco sus manos traviesas que vagaban por todo el cuerpo de Kore.
—¡Joder! Te amo tanto —gruñó el hombre mordiendo su hombro con fuerza acelerando sus embestidas.
La mujer miró el techo sin dejar de llorar y gemir, de su garganta ya no salía nada que no fuesen gemidos pues sus sollozos se habían apagado en su garganta mientras las lágrimas seguían cayendo a la vez que su cuerpo seguía siendo usado de aquella manera tan sucia por ese imponente pelirrojo.
—Te amo, mierda. Vas a llevar a mis pequeños bastardos.
La llama en los ojos de la mujer se apagó completamente cuando el pelirrojo terminó corriéndose dentro de ella.
—¿Crees que esto es suficiente princesa? La noche apenas comienza —habló lascivamente el hombre, ahora ya podría comportarse como siempre, siendo tan rodo como quisiera.
Ya le dio una ronda suave, ¡No se puede quejar de su generosidad! Su polla golpeó vigorosamente el interior de la mujer la cual yacía con los ojos vacíos gimiendo ante las acciones del pelirrojo el cual no paraba de embestirla hasta entrada la mañana, en donde él por fin agotó su gran resistencia y se quedó dormido sobre ella, con su cabeza entre sus pechos y sin siquiera dignarse a sacar su polla de su interior.
Estaba tan asqueada, pero no podía hacer nada y simplemente cerró sus ojos sin esperanzas.
Años encerrada en esa habitación y otras que cambiaban esporádicamente dependiendo de la banda y distrito el cual controlara el pelirrojo y la mujer había aprendido a ser totalmente sumisa alhombre, sin siquiera intentar escapar una vez que él la sacó a la calle o cuando pasaron cerca de una estación de policías.
Vacía, con el alma rota, miró como el pelirrojo trabajaba como un maldito gánster que era, matando y masacrado a todo aquel que se le metiera en el camino, despedazando con sus propias manos a los humanos, arrancando brazos con sus despiadadas garras, sonriendo eufórico ante el baño de sangre.
Niebla roja cubría por donde caminaba el pelirrojo extasiado que asesinaba sin piedad junto con su banda.
—¡Ey nena! Te amo —rio el pelirrojo sosteniendo al hombre que la mujer había empujado a sus manos al cual no dudó en despedazar— Tú también me amas, ¿No es así? —rio el pelirrojo sin haber cesado por completo su sed de sangre.
—Si Kid, yo te amo —habló dociblemente la mujer apoyando su cabeza con los ojos cerrados en el pecho del hombre sin molestarse por la sangre en su ropa o el hecho de que el pelirrojo estuviera tocando sus pechos debajo de su brasier sin vergüenza alguna, metiendo su cálida mano por el escote de su polera.
¿Cómo le importaría las acciones barbáricas, desagradables, degradantes, crueles y sádicas del hombre? Lo amaba, lo amaba tanto.
Después de todo, él había sido tan bueno con ella mientras la tuvo retenida y secuestrada. Él nunca la había golpeado, le daba besos apenas la veía, le daba comida de su gusto, nunca le faltó comida, agua, o entretención, le dio juegos de mesa un poco ensangrentados y sucios, ¿Pero y qué? Lo hacía por su bien, él la estaba cuidando del podrido mundo hipócrita, que tonta había sido, ¿Por qué debería ayudar a todas esas basuras que solo querían aprovecharse de ella? No eran más que sanguijuelas intentando extraer su alma con sus falsas palabras.
Qué asco le daba su antigua yo.
Su tonta, ingenua, pura, inocente y dulce yo, ¿Cómo alguna vez le pudo desagradar Kid? ¡Él era tan bueno con ella! Si pedía algo él se lo daba, era paciente con ella, no la golpeaba, le daba besos, era dulce.
Él nunca la mató de hambre como otros.
Él era bueno.
Él la estaba cuidando del mundo, ¿Qué importaban las cicatrices de cadenas y en sus muñecas y tobillos? Había sido tan tonta al intentar escapar de la magnificencia del hombre, ¡Solo recordar lo tonta que había sido por despreciar al hombre la hacía querer golpearse ella misma! Pero Kid la perdonó, ¿Cómo merecía a un hombre tan bondadoso? Él era como un ángel caído.
Y sí, era consciente de que los ángeles caídos eran demonios, ¿Pero no que Lucifer solo se reveló ante Dios por el ego de ese todo poderoso señor? ¿Por cuestionar mandatos divinos y porque no podía existir nadie más grande que Dios? Oh pobre demonio, siendo inculpado por los ambiciosos y acusado de pecado por los poderosos.
Era como su dulce Kid, Kid era tan bueno con ella, ¿Cómo podían decir que él era malo? ¡Esos bastardos se estaban burlando de él, merecían morir! ¡¿Cómo alguien se atrevía a intentar robarle el territorio a su hombre?! ¡Qué descarados! ¡Ellos merecían la muerte! Solo eran pequeñas ratas incautas, ¡Todo aquel que hablara mal de su hombre merecía la muerte! Que desagradecidos, él les concedió el perdón eterno, ¿Entonces porque le temían a su muerte? ¡Era la forma máxima de redención a sus asquerosas almas pecadoras!
Ah, ah, como amaba a Kid, Kid, Kid, Kid, Kid.
Mierda, wattpad hdp me borró toda la corrección de la escritura y por eso no la pude subir antes, perdón :(
Me siento tan enferma luego de leer esto, pero me encanta xD
Dios, más de 4500 plabra sjsjsjsj
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