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02

... no puedo rechazar la forma en que toma mi mano...

TaeHyun tuvo que tomar aire cuando BeomGyu soltó su cabello, tosiendo apenas, saliva escurriendo por sus labios, y levantó la vista.

El Alfa tenía el rostro algo ruborizado, con sus pupilas dilatadas, emitiendo feromonas de excitación que lo estaban haciendo lubricar. TaeHyun notó enseguida lo húmedo que estaba, la forma en que estaba empezando a dilatar, pero trató de concentrarse en el enorme miembro frente a él.

Sacó su lengua, agarrando la polla de BeomGyu de su base, golpeando el glande repetidas veces contra ella antes de envolver sus labios alrededor, sintiendo la mano del Alfa en su cabello para volver a dirigir las estocadas.

— A-así, bebé... — susurró BeomGyu con la voz ronca —, Tae... eres tan bueno...

Gimoteó cuando el glande golpeó su garganta, forzándose a calmar su respiración y sintiéndose más excitado por lo llena que estaba su boca. Si había algo que le gustaba era chuparle el pene a BeomGyu porque su miembro era grande, largo y venoso, pesado en su lengua. Mamárselo era tan bueno como cuando lo follaba.

BeomGyu tensó sus piernas y TaeHyun supo que iba a correrse pronto, así que apresuró el movimiento de su cabeza, subiendo y bajando mientras su mano le ayudaba. Iba a separarse para recibir la corrida en su rostro, pero BeomGyu gruñó una advertencia.

TaeHyun relajó su mandíbula, entendiendo lo que quería, jadeando cuando el nudo de BeomGyu comenzó a hincharse entre sus labios. Si había algo que le gustaba al Alfa, aparte de anudar en su culo, era anudar en su boca. Siempre decía lo mucho que le gustaba ver sus mejillas hinchadas por su nudo, casi como si fuera una ardilla con su boca llena de nueces.

Sus ojos estaban llorosos cuando chocó con la mirada oscurecida del Alfa, sintiendo el dolor en su boca por el nudo, y el semen desbordaba de sus labios por la cantidad que no podía tragar. Su interior se contrajo en el vacío, ansioso por tener el nudo allí.

Diez minutos después pudo alejarse respirando a bocanadas, lloriqueando cuando BeomGyu acarició su mejilla sucia.

— Lo hiciste bien — alabó el Alfa —, te portaste muy bien, TaeHyunnie.

— ¿Me darás una nueva tarjeta de crédito, papi? — preguntó TaeHyun con la voz temblorosa debido al tiempo que estuvo con la polla de BeomGyu metida en su boca.

— Hmm... — BeomGyu se extendió para agarrar un pañuelo y así limpiarse. Una vez estuvo listo, guardó su pene en sus pantalones con expresión perezosa —, no sé, sigues sin merecerlo.

— Papi... — TaeHyun se sentó en sus talones, poniendo ojos llorosos —, por favor...

BeomGyu le hizo un gesto para que se pusiera de pie y TaeHyun salió de debajo del escritorio, inclinándose y recibiendo el beso posesivo de BeomGyu, estremeciéndose cuando el mayor lo agarró de la barbilla al alejarse.

— ¿A quién le perteneces, Tyun? — le dijo en un gruñido.

— A ti, BeomGyu — jadeó con necesidad.

— Entonces...

— No... no volveré a coquetear con tus socios — mintió, pues sabía que volvería a hacerlo cuando los viera. No entendía por qué BeomGyu lo llevaba a esas fiestas con tantos Alfas guapos, ¿no lo estaba provocando?

— No te creo — respondió BeomGyu, soltándolo —, así que sigues sin esa tarjeta, Tyun.

TaeHyun puso ojos de cachorrito.

— La necesito — pidió —, vi una cartera muy bonita, por favor, Gyunnie... — comenzó a dejar besos pequeños en el rostro del Alfa, que le seguía observando sin expresión alguna —, y me compraré algo para usar cuando llegues... Alfa...

BeomGyu apretó su mandíbula, pero TaeHyun sonrió ampliamente, sin dejar de besarlo y gimoteando al sentir la mano del mayor apretando su culo.

— Serás mi cena hoy — le dijo BeomGyu, con su otra mano yendo a su billetera para sacar una nueva tarjeta plateada que le entregó.

TaeHyun soltó una risa encantada, asintiendo antes de darle otro beso húmedo y ronroneando porque había ganado una vez más.

Una vez se separó, agarró su móvil para ver su reflejo, viendo que seguía luciendo desarreglado. Solo chasqueó los labios con poco interés. No importaba si el resto de las personas adivinaban gue acababa de hacerle sexo oral a alguien, ahora tenía su tarjeta y eso estaba bien.

Además, tanto si lo hubiera hecho como si no, no importaban. Todos sabían lo que hacía desde que olisqueaban su repugnante aroma a Omega macho.

— JungWon te está esperando en el estacionamiento junto a JongSeong — dijo BeomGyu, volviendo su atención a la computadora. — Pórtate bien, Tae.

TaeHyun le guiñó el ojo, colgándose su bolso y lanzándole un beso de forma juguetona. El Alfa soltó un gruñido.

— Siempre, papi, siempre — dijo, saliendo de la oficina con rapidez. Saludó a los tres hombres que BeomGyu mantenía siempre a su lado y fue apresuradamernte hacia donde debía estar JungWon junto al guardaespaldas.

BeomGyu lo había castigado dos días atrás por haberse comportado de forma inapropiada en una reunión que tuvo con unos compañeros de trabajo. TaeHyun se había ofrecido con un show para ellos y BeomGyu aceptó a regañadientes, pero terminó enojándose cuando, luego de bailar en un tubo de pole dance con unas medias y bragas, se sentó sobre uno de esos Alfas.

BeomGyu le quitó su vieja tarjeta de crédito, luego de follárselo frente a sus socios para remarcar a quién le pertenecía. A TaeHyun no le importaba, no realmente, porque él ya estaba un poco acostumbrado a la posesividad y exhibicionismo de BeomGyu. Solo se enfurecía cuando le arrebataba su preciada tarjetita.

Saludó a JungWon y se subió al auto seguido de su amigo, que no le preguntó cómo le había ido con BeomGyu porque sabía lo que hacían en la oficina de su jefe. Todos conocían a TaeHyun ya a esas alturas, y aunque muchos empleados le miraban con desagrado y desprecio, al Omega no le interesaba un poco porque seguía teniendo más dinero que esos idiotas.

Puta y todo, TaeHyun era más importante porque BeomGyu comía de la palma de su mano.

El resto de la tarde la pasó metido en tiendas comprando ropa, joyas, carteras y maquillaje. Sabía que BeomGyu se lo cobraría y daba lo mismo, TaeHyun lo iba a disfrutar. Le encantaban los castigos del Alfa.

Llegó antes que el mayor, subiendo al baño para estar listo cuando apareciera. Se desnudó y bañó, y una vez listo, procedió a elegir qué iba a vestir en esa cena. Sabía que a BeomGyu le encantaba cuando usaba vestidos provocadores, así que finalmente escogió un precioso vestido transparente oscuro junto a unas bragas negras. Su cuerpo se amoldaba muy bien a la tela y desde que entró a ese oscuro mundo que se había acostumbrado a usar dichas prendas.

Terminó pintándose los labios, sonriendo al escuchar el auto llegar, poniendo en sus pies unos tacones negros para lucir más estilizado.

Fue hacia el comedor donde la cena ya estaba servida y se sentó en la mesa, girándose cuando la puerta se abrió.

BeomGyu lo observó con una ceja enarcada.

— ¿No ibas a comerme, BeomGyu? — ronroneó, abriendo sus piernas. — Estoy listo para ti.

— Quiero que todos te escuchen — ordenó caminando hacia él, desatando su corbata.

TaeHyun sonrió, atrayéndolo y sabiendo que cumpliría eso al pie de la letra.

Los primeros meses en que TaeHyun estuvo en la mansión de BeomGyu dormía en un cuarto individual para él, y cada vez que el Alfa terminaba de follárselo, le mandaba a su pieza a dormir.

Pero cuando ya llevaba tanto tiempo allí, BeomGyu se acurrucaba contra él para dormir y no le dejaba irse, así que permaneció en esa gran habitación incluso cuando no tenían sexo. El otro cuarto permanecía con sus cosas, sin embargo, TaeHyun solo lo usaba cuando se enfadaba con el Alfa.

TaeHyun soltó un ruido bajo de gusto al sentir el dedo de BeomGyu delineando una de sus nalgas, su boca chupando y mordiendo su muslo izquierdo, dejándole una marca que se vería por días.

— BeomGyu... — murmuró TaeHyun —, no puedo más...

— No estoy haciendo nada malo — contestó BeomGyu antes de separar más sus piernas, su dedo ahora moviéndose hacia su entrada cubierta de semen, y lo metió con suavidad, sonriendo al oír el gemido necesitado del Omega. Comenzó a hacerle otra marca en su muslo derecho. — Tienes piernas tan bonitas, TaeHyunnie...

TaeHyun se sentía lleno a más no poder porque el Alfa había anudado tres veces en su interior e incluso percibía su estómago hinchado con tanto esperma metido allí. Al Alfa le gustaba eso, llenarlo hasta el fondo.

BeomGyu dejó de molestarlo al sacar su dedo, enderezándose y TaeHyun comenzó a chuparlo, probándose a sí mismo. Luego el Alfa le besó, volteándolo boca arriba, su mano deslizándose por su vientre duro.

— Quiero un bebé — le dijo entonces BeomGyu.

TaeHyun se alejó bruscamente, parpadeando por la sorpresa de esas palabras. Pasados unos segundos, sin poder evitarlo, se rio por la incredulidad, como si hubiera escuchado una idea que no tenía ningún sentido.

¿Qué? ¿BeomGyu le estaba pidiendo...?

— ¿De qué hablas? — soltó cuando notó su expresión seria. — ¿Un...?

— Un cachorro, de los dos — respondió el Alfa con calma —, estamos juntos desde hace dos años.

TaeHyun se sentó en la cama.

— ¿Estás hablando en serio? — le preguntó, atónito.

— Por supuesto que estoy hablando en serio — replicó BeomGyu. — Quiero marcarte y que lleves a mis hijos.

El Omega le observó en incrédulo silencio hasta que solo volvió a reír, aturdido. Estuvo así unos minutos hasta que notó la expresión dura del Alfa, ese claro rostro de "no estoy bromeando".

— Debes estar de joda — gruñó finalmente, sacudiendo su cabeza. — ¿Un bebé...? ¿Te estás oyendo?

— Lo he pensado mucho — BeomGyu le tomó la mano. — Te quiero...

— No, tú no me quieres — soltó TaeHyun alejándose, poniéndose de pie. — Soy tu puta, yo solo te doy sexo fácil, nada más — tartamudeó un par de palabras más agarrando una bata para cubrir su desnudez, como si de esa forma pudiera cubrir también las palabras de BeomGyu. — Un bebé, qué tontería más grande estás diciendo...

— ¿Tontería? — BeomGyu también se puso de pie. — No lo es, TaeHyun, dios...

— ¡Soy un Omega hombre! — le gritó TaeHyun ahora histérico, sin aguantarlo más. — ¡Soy una lacra, BeomGyu, lo sabes bien! ¡Si te doy un bebé, tú solo vas a abandonarme! ¡Mi único trabajo aquí es ser tu zorra, ambos lo sabemos!

Hubo un silencio entre ellos en donde la expresión de BeomGyu decayó mientras que TaeHyun apenas podía respirar.

¿Cómo podía pedirle eso? ¿Cómo siquiera podía pensar que era una buena idea?

TaeHyun no era nadie: no terminó la escuela, toda su vida se había dedicado a la prostitución, le gustaba el dinero fácil y el sexo. Pero, por sobre todo, era un Omega macho que vivía en una sociedad donde eran repudiados por ser considerados una abominación, una rareza, lo peor de lo peor, un error de la creación de Dios. No solo eso: todos los hijos de Omegas machos -los pocos que siquiera conocía, porque todos los Omegas machos se cuidaban en extremo para no tener hijos- eran también vilmente tratados.

Y BeomGyu no podría cambiar eso.

TaeHyun jamás le daría esa vida a un niño si pudiera, porque sería una crueldad enorme de su parte. Un niño merecía amor, estabilidad y preocupación, no dolor. No que le señalaran por ser el hijo de una puta. El Omega sabía, en primera fila, lo que era ser rechazado, ignorado y maltratado por la sociedad.

Y él no se lo deseaba a nadie. Menos se lo iba a desear a su propio bebé.

TaeHyun lo sabía desde hace mucho: él jamás iba a tener un bebé. Esa vida desgraciada moriría con él, iba a asegurarse de eso.

— Lo siento... — dijo BeomGyu con la voz rota.

De pronto, el Omega quiso llorar por la situación: era la segunda vez que BeomGyu parecía estar proyectándose con él. La primera había sido tres meses atrás, cuando preguntó si podía marcarlo y TaeHyun se negó. Eso había provocado, por supuesto, una enorme discusión entre ellos que terminó con el Omega yendo a su cuarto para encerrarse allí, negándose a salir por dos días hasta que BeomGyu razonara. Al final, el Alfa tuvo que tragarse su orgullo y retroceder.

Una parte del menor parecía quererlo, pero TaeHyun no era tonto. Los Omegas como él no tenían historias felices, finales Ilenos de magia y amor, porque eran la basura de la sociedad, eran casi monstruos que, si pudieran, asesinarían a la más mínima oportunidad.

BeomGyu iba a marcarle para después abandonarlo. TaeHyun lo sabía bien.

— Quiero dormir — susurró TaeHyun apenas.

BeomGyu asintió.

— No te vayas — le dijo en tono bajo —, ven a la cama.

Quiso negarse, resistirse, decirle que no, pero una mirada bastó para hacerlo obedecer, porque al fin y al cabo...

Al fin y al cabo, TaeHyun también se derretía por BeomGyu.

Se dejó envolver por los brazos del mayor, apenas respirando su aroma, todavía afectado por la situación.

— Realmente te quiero — le dijo BeomGyu.

Un instante de silencio.

— Lo sé — contestó TaeHyun y BeomGyu no presionó por una respuesta.

TaeHyun no iba a contestar porque eso sería condenarse. Él solo era la entretención de BeomGyu, nada más, y no iba a intentar cambiar su destino jamás.

Su destino era ser una puta, no el Omega de un Alfa. Él nunca tendría esa realidad.

¡Gracias por leer!

yo solo quiero poner a tyun en una cajita de cristal para protegerlo de todos los males de ese mundo tan horrendo. 😞

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