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Capítulo 6

Un golpe de realidad.

Descargó de responsabilidad, no soy dueño de Made In Abyss, créditos a su respectivo autor Akihito Tsukushi.

Música, imágenes y personajes, nada de eso es de mi autoría, créditos a sus respectivos autores, lo único que me pertenece es esta historia.

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Saben, hay ocasiones en las que por decir algo que se suponía que estabas pensando, y que de hecho fue en voz alta se arma un revuelo, claro está dependiendo de las personas que tenías cerca de ti, o de aquellas con un gran sentido de audición.

O simplemente que fueran unos metiches que espían a la gente con tal de obtener información exclusiva, información que la mayoría de las veces se esparciría rápidamente entre la gente, como si fuese pólvora.

Y eso es lo que nos lleva a la actual situación de nuestro protagonista.

Cambió de lugar: Orfanato Belchero.

El orfanato, aquel lugar donde los excavadores son forjados desde una edad muy temprana, aquel lugar que sirve tanto como un resguardo para las pobres almas inocentes que ahí dentro habitaban, dentro de dicho lugar se estaba llevando a cabo una escena algo.... ¿Peculiar? por así decirlo.

Y es que, justo en el aula donde los niños obtienen el conocimiento básico de lo que les espera en el abismo, se estaba formando una escena un tanto extraña, y es que dentro de aquel lugar un gran número de niños estaban reunidos, lo curioso aquí es que todos ellos estaban agrupados en un bulto como si estuvieran rodeando algo.

Lo cual es lo que estaba pasando.

En medio de aquel montón de mocosos, se encontraba cierto robot el cual estaba a nada de sufrir un desmallo, ¿la razón? bueno pues eso se debía a que una rubia de ojos verdes, coletas rubias y una espalda anormalmente sexy, lo estaba abrazando furiosamente enterrando la cara del desafortunado (ja si, como no) en sus pronunciados pechos.

Y ¿cómo fue que se llegó a esto en primer lugar? te estarás preguntando bueno eso es fácil de responder.

Dos horas antes.

El orfanato estaba siendo limpiado de arriba abajo por los niños que en el habitan, siendo esta una de sus tareas diarias, la mayoría de ellos no se quejaban de nada, pues a palabras de ellos esto era mejor que tener que pasar por el infernal entrenamiento que se les era impartido por cierto fetichista de rubias con ojos verdes.

Era bastante temprano, el reloj marcaba las seis de la mañana, si bien todos ellos se levantaban bastante temprano (los días anteriores, más que nada por culpa del robot) antes de los entrenamientos la hora fija para despertar eran las siete de la madrugada, la mayoría pensó que podrían darse el lujo de volver a despertar a esa hora, lastimosamente para ellos algo interrumpió sus sueños.

Y es que temprano en la mañana, un fuerte estruendo los despertó a todos seguido de un terremoto mediano y finalmente un sonido chirriante que venía acompañado con el olor de algo quemándose al carbón, fue tal la conmoción que varios de ellos salieron fuera del orfanato, con picos en manos dispuestos a pelear con lo que sea que haya creado tal conmoción, no paso mucho tiempo cuando se enteraron (gracias a unos aldeanos que llegaron al orfanato, temblando de miedo) que fue el mismo Reg, el causante de aquel desastre, en un principio nadie se creía tal cosa.

¿Pueden culparlos? en todo el tiempo que fueron entrenados por el androide este nunca demostró tener la capacidad, o en su defecto ser poseedor de alguna reliquia que causara tanto daño colateral, gracias al propio Reg. Junto con la ayuda de Riko y Shiggy (y uno que otro libro) los novatos excavadores supieron que los silbatos blancos tenían un permiso especial para poder ser poseedores de al menos una reliquia de rango superior, ahora bien, esta información no es que fuera exclusiva de algún rango más alto que el de un silbato rojo, nada de eso, lo que sucede aquí es que, la mayoría realmente no necesita saber dicha información pues en primer lugar, cada vez que descienden al abismo puede ser el último, de nada sirve ser conocedor de dicho tema si tu vida está en juego siempre que bajas a las entrañas del abismo, esto no te salvaría en un momento crítico, y en todo caso, gastarías un espacio en tu mente, espacio que podría ser ocupado de mejor manera por otra cosa.

El propio Reg estaba indeciso de si darles aquella información fuera de gran ayuda en un futuro, pero debido a la insistencia de Riko y Shiggy (principalmente de Riko) opto por hacerlo, de todos modos, no es como si saber aquello fuera algo secreto en un primer momento, cualquier aficionado a la lectura y al abismo en general es capaz de dar con dicha información, solo bastaba con leer un muy buen rato, eso y saber escoger los libros, de esta forma obtendrías la información aun si siquiera haberla buscado desde un principio.

De todos modos, para cuando los aldeanos terminaron su explicación un cansado Reg hizo acto de presencia, su inesperado llegar aria que los aldeanos (y unos cuantos niños presentes) se estremecieran de miedo, justo ahora sabía lo que pasaría si por algún motivo hacían enojar al robot, y eso estaba más que claro.

La destrucción de Oarth.

Lo más triste es que si esto llegara a suceder ninguno podría detenerlo, no solo porque estaban enormemente superados en lo que a fuerza y experiencia se refiere (algo obvio, solo tenías que ver como quedo la montaña), no solo eso también estaba el hecho de la inmunidad de los silbatos blancos, pues como se ha dicho ya en más de una ocasión, estos son vistos como la máxima autoridad de entre los excavadores, estando muy por encima de un embajador o figura presidencial, a ojos del mundo estos eran vistos como deidades y si por algún motivo alguno de ellos decidía que la ciudad era un sitio que no valía la pena, tendrían total libertad de destruirla y volverla a construir.

Ser un silbato blanco, te convertía literalmente en un ser que es capaz de reinar en el mundo, lo bueno es que la gran mayoría de ellos preferían no hacer tales actos, para ellos el mundo de la superficie era aburrido, nada que ver con el subterráneo pues en el abismo innumerables misterios, indescriptibles peligros numerosos retos se hacían presentes día a día, y esto era algo que encendía la llama de la curiosidad de cualquiera, eso incluía a los silbatos blancos, prueba de ello era el soberano del amanecer Bondrewd quien se obsesiono con el abismo hasta tal punto en que llego a conseguir la "inmortalidad" con el único fin de seguir con sus retorcidas y atroces investigaciones.

También estaba Ozen, la soberana de la inamovible quien aún hoy en día se mantenía tan bella y fuerte como desde el primer día en que fue merecedora de su silbato blanco, esta misma por cuenta propia decidió mantenerse inactiva la mayor parte del tiempo viviendo cómodamente en el campamento de observación, dicho lugar se encontraba relativamente cerca pues este residía en la segunda capa, el bosque invertido.

Se sabía que Lyza la soberana de la aniquilación había muerto (o eso se supone) por lo que era algo no solo triste si no también algo bueno, y es que puede que no muchos lo sepan pero ella era mucho más fuerte que la propia Ozen, o al menos eso era lo que los libros decían, la mayoría de las personas no lo tomaban muy en cuenta pues así como los chismes pasan de boca en boca, cambiando su información inicial cada vez que se volvía a contar el suceso lo mismo podía pasar con los libros, la gente no era tonta todos sabían que la información escrita en los libros de historia muchas veces podía llegar a ser muy difícil de creer, unos libros contaban como la soberana de la aniquilación asesino a sangre fría a un batallón de trecientas personas valiéndose solo de un lápiz, en otros se relataban como es que Lyza se casó en el abismos, su ceremonia de bodas fue vista por algunos miembros de la guarnición que fueron asignados para un descenso en la cuarta capa, dicha ceremonia fue vista también por decenas de cadáveres de varias criaturas del abismo, criaturas de las cuales dos de ellas resaltaban por su número, según los que tuvieron la suerte (aja si, "suerte") fueron presentes de dos cosas.

Uno: el como la soberana de la aniquilación masacro sin piedad ni dificultad alguna a cinco orbes perforadores y siete mandíbulas escarlatas.

Y dos: del como esta en ese mismo día, con solo a ver probado la comida de cierto chico de cabello verde se había enamorado de él, y una vez acabo con las bestias decidió casarse con el antes mencionado ahí mismo, sin pensárselo mucho.

Lyza era, mmm un caso especial.

Esta y muchas más historias se cuentan de ella a cada una más bizarra que la anterior, digo también hay un libro que decía que Lyza y Ozen tuvieron relaciones en medio de una caverna, ambas inducidas por inmensas cantidades de alcohol, puede que esta historia fuese falsa, nadie sabía a ciencia cierta si era verdad o no, pues aquellos que le preguntaron directamente a Ozen no la pasaron muy bien que digamos (pues los pocos que lo hicieron, ahora están más muertos que vivos) y Lyza no era una opción, pues antes de su supuesto deceso cada vez que se le preguntaba para corroborar dicha historia, esta solo sonreía pícaramente y procedía a irse del lugar sin mirar atrás.

No era lo que esperaban, pero estaban satisfechos.

Fue el pensamiento en conjuntó de aquellos quienes exigieron una respuesta a su interrogante, si bien no la recibieron tampoco fue negada, eso era suficiente para ellos.

Volviendo al tema inicial.

Cuando Reg llego lo primero que vio fue a los chicos del orfanato quienes tenían sus picos en las manos, al lado de ellos también se encontraba un pequeño grupo de aldeanos, ambas partes parecían levemente asustados, nadie se quería acercar a él por miedo a lo que les pudiera llegar a suceder, o bueno a excepción de una persona.

Riko correría hacia él y lo tomaría entre sus brazos, la rubia los ojos de ambos se conectaron y por unos breves instantes las pupilas de Riko se opacaron, demostrando una mirada algo perdida afortunadamente segundos después regreso en sí, cuando lo hizo se dio cuenta de dos cosas una era que por alguna razón a su mente llego la imagen de Reg si un brazo y dos, que el antes mencionado se encontraba desmayado en sus brazos, la rubia se preocupó de sobremanera e intento despertarlo agitándolo un poco o dándole unas cuantas palmadas en la cara, llego al punto de incluso gritarle directamente al oído con todas sus fuerzas pero nada, el robot seguía sin reaccionar haciendo que una enorme ansiedad comenzara a crecer en el corazón de la rubia, esta sin pensárselo dos veces cargaría a su amado en "secreto" de forma nupcial y lo llevaría dentro del orfanato.

Los demás niños la siguieron una vez su miedo se fue, siendo preocupación lo que se encontraban sintiendo ahora en su lugar, en un principio la rubia pensó en llevarlo a su habitación y recostarlo, pero desecho ese pensamiento, pues aquel desmayo podría significar algo muy grave por lo que pensando un poco decidió llevarlo con el jefe Jiruo, por suerte poco antes de salir del orfanato lo vio entrando en el salón de clases por lo que sin perder más tiempo corrió haca su dirección.

Jiruo no tenía un buen día, durante todo un mes y medio fue obligado a ver como sus estudiantes y protegida fueron puestos bajo el cuidado de aquel pequeño con casco sinceramente no entiende cómo fue que paso tan rápido pues de un momento a otro sus mañanas tranquilas enseñando a los jóvenes de la nueva generación sobre los peligros del abismo, sobre la historia general, sobre cuantos años han pasado desde que el primer grupo de exploración fueron lo suficientemente valientes (o estúpidos) como para ser los precursores, los primeros seres humanos en ir por cuenta propia a las fauces del mismo infierno, o cosas más simples sobre qué hacer y que no para poder sobrevivir en el abismo, además que una que otra platica sobre la sexualidad, de donde venían los bebes y las formas en que estos se hacían, clase que daba con tranquilidad y paciencia, con tiempo y explicaciones detalladas, recuerda con cariño las caras pálidas de sus alumnos a la hora de impartir esa clase.

Si, eran buenos tiempos.

Lastimosamente todo se fue al diablo con la llegada del manos locas, y no se lo tomen a mal, el no odia al chico ni nada parecido, de hecho le caía muy bien, mucho mejor que la mayoría de silbatos blancos que ha conocido (que son casi todos, ventajas de ser discípulo de Lyza) y eso por raro que suene incluía a su propia maestras, y es que ya vez mientras que su maestra se le insinuaba en varias ocasiones, o las veces que lo obligó a bañarse con ella casi todos los días (no es que esto le molestara del todo) o la vez que lo invito a un bar y casi muere a manos de una borracha (y cachonda) Lyza debido a la excesiva cantidad de alcohol en su sistema.

Al día de hoy, aun siente como un escalofrió le parte la columna vertebral cada que recuerda la mirada seductora y maniática que su maestra le dio y como podría olvidar fácilmente ese día.

¿No podría pues ese día dejo de ser virgen, y quien fue la que le arrebató la inocencia? Creo es bastante obvio así que se abstendrá de decirlo.

Todo aquello solo por parte de su maestra, ni hablar de Ozen si con su maestra casi muere en más de una ocasión debido a su manía de atacar primero y pensar después, con Ozen el panorama no cambiaba mucho pues con ella tenía sentido, mucho de hecho, la agujas de los mil hombres le otorgaban a su portador una fuerza absurda además de una habilidad extraña que hacía que el portador no solo envejeciera más lento de lo normal, además de ello también y de algún modo inexplicable hacia que el tiempo sobre el usuario retrocediera lentamente.

Esto es algo que la misma Ozen le comento y tenía sentido, dada la edad avanzada de la mujer era bastante sorprendente que esta siguiera tan joven y hermosa como el día en que se convirtió en un silbato blanco, eso si el temperamento de una anciana que aún tenía muy arraigado en su ser las costumbres de antaño aún seguían en su sistema pues si bien de a poco se acostumbró a las nuevas costumbres que hoy en día se practicaban eso no quería decir que ella había olvidado lo que en el pasado se le fue inculcado, y valla que él lo sintió, hasta el día de hoy aún recuerda con sufrimiento el día que Ozen le dio diez nalgadas, solo por el hecho de haber rechazado un plato de comida que ella preparo, aparentemente esto la ofendió hasta la medula por lo que le dio un castigo "justo" según a palabras de ella.

Se abstendría a hablar sobre Bondrewd pues cada que pensaba en el hoya hoya, le daba escalofríos, recuerda como fue la primera y única vez que hizo equipo el, recuerda con malestar el cómo de entre todos en la guarnición de exploración él fue el único qué no llevaba uno de esos cascos tan raros y de echo le habían ofrecido uno, mas este lo rechazo de inmediato, no sabía por qué, pero aun al día de hoy seguía sintiendo que había esquivado una bala de francotirador.

Pero con Reg era distinto, el chico no fue más que gentil y respetuoso desde el primer día, nunca intento nada que pudiese dañar la seguridad no solo del orfanato si no de la ciudad en general, si bien no aprobaba para nada aquellos entrenamientos tan exhaustivos a los que sus alumnos y protegida eran sometidos no podía hacer nada, por más que quisiera lo sabia, sabía muy bien que el robot hacia lo que hacía con un solo propósito.

Salvar tantas vidas con sea posible.

Durante mucho tiempo en su mente pensaba que el niño era alguien inofensivo pues desde su llegada el no había echo nada que desacreditara ese voto de confianza que se le había dado por él y por Belchero, hasta este día claro está, y es que despertarse escuchando como varios árboles eras destrozados, reducidos a astillas no era una buena forma de despertar lo peor vino cuando sus oídos sufrieron un agudo dolor, sea lo que fuera que allá echo ese ruido vino acompañado con un olor a quemado, recuerda con horror como había abierto su ventana, su piel que por defecto era pálida emblanqueció hasta su máximo punto cuando se dio cuenta de algo.

La mitad de la montaña fue reducida a un cráter humeante, no paso mucho tiempo cuando las noticias llegaron hasta el orfanato, Reg aquel chico inofensivo fue el causante de aquella destrucción, demás esta decir que sus nervios se quemaron ante esto, no sabía que fue el causante del arrebato del muchacho, pero rezaba, imploraba incluso al mismo abismo que lo que fuera el causante del cabreo del chico no estuviera relacionado con alguno de sus alumnos.

Lo que no sabía, era que el mismo abismo era el causante de la ira del robot.

No paso mucho tiempo para que se levantar y fuera al salón de clases, debía tener una plática con el chico sobre el porqué destrozo ¼ de la montaña esperaba que fuera honesto con él, porque si no, no sabrá que hacer, un simple silbato lunar como él estaba debajo del niño por dos niveles, honestamente en más de una ocasión le ha dado un malestar por la inmunidad que los silbatos blancos poseían, ahora bien no es que el no quisiera convertirse en uno, no, pero si en algún punto de su vida lo hiciera se encargaría personalmente de no abusar sobre su estatus, a diferencia de su maestra y la inamovible.

Si bien estaba preparado para ver al chico cruzar por esa puerta, lo que vio en realidad lo tomo desprevenido.

Vio como Riko habría de una patada la puerta de entrada, en sus brazos cargaba al chico quien el causante de su despertar tan abrupto, detrás de ella todos sus alumnos comenzaron a agruparse una vez la rubia entro al salón, bajo la atenta mirada del peli ceniza, sus ojos visualizaron algo, un pequeño rastro de humo que era casi imperceptible para la mayoría de los presentes, a no ser que forzaras la vista se te perdería ese minúsculo detalle, aquel humo venia de la mano del niño, el rastro comenzaba desde aquella esfera incrustada en su brazo y subía lentamente para perderse en el aire.

Ahí fue donde todo cobro sentido para él, en un principio se preguntaba por qué el niño no tenía una reliquia de grado superior, algo normal en los silbatos blancos, se le hacía raro ese hecho, pero ahora, sabía que estaba equivocado.

El propio niño, era una reliquia andante.

La sangre de su cuerpo se congelo por completo ante esta verdad, enfrente de el no solo estaba un niño, un silbato blanco, un excavador de cuevas.

No.

Frente a él, se encontraba una reliquia, una de las reliquias más raras e importantes en la historia del abismo.

Una. Aubade.

La historia cambia, la gente muere, otros sobreviven, muy pocos de ellos continúan con sus sueños y la mayoría renuncia totalmente ante ellos, la verdad duele más que las mentiras y las mentiras apaciguan el dolor de una verdad mal contada.

¿Qué pasara con Jiruo?

¿Reg tendrá el valor para contarle la cruda verdad o le dirá una mentira que calmará sus nervios crecientes?

No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que el tiempo es el rey del todo, pues este no perdona a nadie, y sin importar quien nadie se salva de este lastimosamente esa será una lección que el robot tendrá que aprender pro las malas, pero esa, es u a historia para otro día.

Quedan 48 horas para el descenso al abismo.

Fin de capítulo.

Hola a todos, que tal están lo prometido es deuda he aquí el siguiente capítulo de esta historia, lamento mucho haber tardado, pero es que enserio estos días e estado muy corto de tiempo, espero puedan perdonarme por eso.

Como lo dije en su día, publicare un capítulo de mis demás historias en orden, y de hecho la siguiente en se actualizada será la de Goten un padre joven, sean pacientes les aseguro que la espera valdrá la pena.

Y dicho todo esto, ya se la saben si les gusto el capítulo pueden votar es totalmente gratis y si les gusta mi contenido puede seguirme, nos vemos hasta la próxima :3

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