Capítulo 12
Mad se echó sobre la silla de la sala de clases de inglés. Estaba agotada después de correr cuatro calles, por culpa de que había perdido el autobús y tuvo que tomar otro que la dejara más cerca. A veces de verdad odiaba que su hermana no la pasara a dejar a la escuela... o casi ningún lado, más bien. Su padre, en cambio, nunca las dejaba irse solas, ni siquiera cuando Kathy tuvo su primer empleo, siempre debía llevar a cada una y cuidarlas. Eso tenía sus pros y sus contras.
—¿Cómo estás? —le susurró Mary—. ¿Por qué no contestaste mis mensajes?
"Me he sentido del asco desde ayer, por culpa de mi ex. Gracias por preguntar", pensó.
—Genial, es solo que... —Tuvo que tomar una pausa para pensar bien su respuesta—. Nada, a veces necesito aislarme. Me siento muy bien hoy.
—Me alegró. —Sonrió. Conocía a su amiga, no podía engañarla del todo, pero tampoco quería insistir en el tema.
—¿De verdad llega tarde y se pone a conversar? —preguntó molesta la profesora Eridan—. Yo no sé qué ocurre últimamente con usted, pero se está volviendo problemática. Si sigue así, temo que tendré que enviarla a dirección.
—No se va a repetir —contestó, mirando hacia abajo.
—Espero que así sea. Es de las mejores alumnas y sin duda la mejor de mi clase.
La clase continuó, siendo interrumpida un par de veces por Adrián y por Will. Los ánimos de Mandy y Kim se tornaron en contra de Mad al escuchar a la profesora decir que Maddie era la mejor de su clase, pues ambas buscaban la excelencia, aunque los tres primeros puestos de la generación se disputaban cada año entre Mandy, Nick y Maddie, frustrando bastante a Kim, quien consideraba que merecía estar al menos en el lugar de Mad. Le costaba creer que ella perdiera por poco en cuanto a notas con Maddie y nunca la reconocieran, siendo mejor en ciencias naturales y más adaptada a la escuela, según su criterio.
Dan volteó a ver un par de veces a Maddie, quien se sentaba a su derecha. No podía parar de sonreír desde la tarde anterior, gracias a ella. Si bien se había ido temprano y no fue a la celebración con su familia, él sintió que la verdadera celebración de su cumpleaños fue pasar algunas horas junto a la chica de cabello colorido.
Extrañamente, Mad no sintió muy cercanos a sus amigos durante el día, más bien, Mary y Nick lucían incómodos y Jeff habló mucho menos. Lyla, como siempre, permaneció en silencio, mientras anotaba cosas en un cuaderno. Fanny y Ned ni siquiera estuvieron cerca, al igual que Raven, que solo ocupaba su tiempo en Andrew.
Aquello le permitió pensar mucho más respecto a sus amigos. Ella nunca parecía estar presente cuando se juntaban o en las conversaciones en la escuela, a veces, ni siquiera la invitaban a fiestas, pensando en que quizás se sentiría incómoda. La verdad era que su incomodidad radicaba en un sentimiento de soledad que había crecido durante los últimos años, ¿es posible sentirse sola cuando estás rodeada de muchas personas que quieres y que dicen quererte? Al parecer, para Mad era posible, pero no quería sentirse así, pues una vez lo planteó, luego de terminar con Spencer y Mary se molestó con ella, por sentir que le restaba importancia a su amistad.
Sentía la necesidad de desahogarse. Tenía un nudo en la garganta que le impedía respirar bien, junto con una fuerte presión en el pecho. ¿Era angustia? ¿Acaso se trataba de otro ataque de pánico? Ya ni siquiera ella parecía entenderse, al punto de considerar la idea de que el resto tenía razón: tal vez sí había enloquecido.
Y lo peor de todo fue que le habló a Joe. Era raro que ella iniciara una conversación, no por orgullo, sino porque no se le ocurría, estaba bien sin tener que enviarle un mensaje a alguien. Él esta vez no le contestó de esa forma que solía sacarle una sonrisa de inmediato. Por primera vez, no habló como un lindo idiota, sino como una persona normal. Mad, por su parte, no quiso decirle que se sentía mal, solo trató de conversar, lo cual no funcionó.
Había tenido temprano una clase de música, pero sentía que necesitaba otra vez tocar el piano o quizás rasguear un poco una guitara. ¿Y si mejor golpeaba una batería? Ni siquiera sabía qué quería hacer.
—¿Acaso le haces esto a todas las chicas con las que tienes sexo? —le preguntó hastiada Mad a Joe, en cuanto él contestó el celular.
—¿De qué hablas? ¿Estás bien?
—¡Por supuesto que sí, solo...! —Suspiró—. Olvídalo.
—Claramente te pasa algo. Por eso me llamaste, ¿no?
—Enhorabuena, Sherlock.
—Nadie le dice eso a Sherlock. Sería mejor decir "elemental, mi querido Watson"...
—Sherlock tampoco dijo eso, así que somos dos estúpidos diciendo frases tontas.
—Ok, sí te pasa algo.
—¡Es obvio! Pero has sido frío y ahora solo quiero saber si acaso ya no te importo.
—No tienes idea de lo que dices.
—¿En serio? Ilumíname, porque de verdad me confundes. Creí que al menos seguiríamos siendo amigos después del sábado, pero ahora siento que me omitiste, como si nunca nos hubiéramos visto, así que dime: ¿haces eso con todas las chicas con las que tienes sexo?
—¿Qué? ¡Claro que no! Es solo que...
—De verdad soy una tonta. Era obvio que eres igual a Spencer y...
—No creas que no me importas, porque me importas mucho más de lo que quisiera. De hecho, creo que eso hace más difícil todo. En este momento, no sé si quiero ser tu amigo, pero tampoco quiero dejarte sola, menos cuando evidentemente estás en medio de un ataque de histeria...
—Eso suena un poco...
—No lo digas, ya sé que estuvo mal lo que dije, es solo que ni siquiera me dices qué es lo que te pasa y eso me preocupa más. Si pudiera, te abrazaría y lo digo en serio, pero estoy bastante lejos.
—Creo que ambos sabemos lo que cada uno siente... ¿qué se supone que hagamos al respecto?
Él no respondió de inmediato, generando un incómodo silencio.
—Rara vez debo hacerme esa pregunta —contestó finalmente—. Odio estas situaciones, si te soy sincero. Por eso te dije el sábado que era mejor parar, porque ahora yo soy quien lidia con sus sentimientos y eso de verdad apesta. Lo odio, pero no me arrepiento. Aunque hubiera sido más fácil todo ahora, no me arrepiento de haber tenido sexo contigo. —Sonrió y usó su tono de voz usual.
—Así que... ¿somos nada? ¿Después de ser amigos y... una noche juntos... ahora somos nada?
—Necesito aclararme y no creo que empezar una relación sea la solución.
—De verdad me gustas. —Mordió su labio inferior.
—¿En serio? ¿O es solo un capricho? —Escucharlo hizo que contuviera la respiración, a lo que él prosiguió—. Porque no quiero sentir que soy el capricho de alguien y ya. Ya he sido eso muchas veces.
—Fue estúpido llamarte —dijo, con la voz quebrada.
—Mads, no sé si hablar nos ayude, pero... quiero ayudarte. Si te sientes mal, solo cuéntame.
—No, tranquilo. No te usaré de psicólogo. Quería hablarte como amiga o algo más, pero ya veo que somos nada. No te vuelvo a molestar.
—¡Espera!
Demasiado tarde. Maddie cortó la llamada y se derrumbó. Comenzó a llorar, apoyada tras las puertas de la cafetería, de donde había salido para poder hablar con Joe. Nick la había seguido en cuanto se levantó de la mesa, pero se devolvió de inmediato cuando la escuchó preguntarle al chico si acaso le hacía eso a todas las chicas con las que había tenido sexo, confirmando las sospechas del grupo —y dejando en estado de shock al muchacho, mientras regresaba a la mesa.
—Minion, ¿por qué traes esa cara? —le preguntó Mary, preocupada.
—¿Le pasó algo a Maddie? —inquirió Lyla esta vez.
—Ellos... ellos...
—¿Qué pasa? ¿De quiénes hablas?
—Mad tuvo sexo con ese chico —murmuró—. ¡de verdad lo hicieron!
Lyla estaba sorprendida, Mary horrorizada otra vez y Jeff sonrió. Nick seguía catatónico. Unos minutos después, Mad regresó a la cafetería, inexpresiva y con el rostro húmedo, generando preocupación en sus amigos.
—Maddie, tú... —trató de hablar Mary, conmocionada.
—No, no quiero hablar.
Tomó su bandeja y se movió errática, hasta salir de la cafetería de nuevo. Caminó hasta unas escaleras y ahí se sentó, para terminar de comer. La cabeza estaba que le reventaba y ninguna lágrima parecía querer aparecer, a pesar de que sentía como si tuviera un mar dentro de ella.
Al terminar su última clase, en lugar de ir al anfiteatro para juntarse con el club de teatro, fue a la salida de la escuela, para buscar a Adrián y Will, quien también pertenecía al club, pero no parecía estar muy interesado, pues rara vez iba a las reuniones.
—Sí quiero unirme a la banda —dijo—. Es una locura, pero... no lo sé, solo quiero hacerlo.
—Genial. —Adrián sonrió, haciendo que la chica se relajara y respondiera de la misma forma.
—Bien, vamos.
Will caminó hasta su auto y entró. Adrián le abrió la puerta de atrás a Mad y se sentó de copiloto. Ella respiró hondo y entró.
—¿Puedo pedirles un favor?
—Si entras a la banda —dijo Adrián—, te prometo que hago lo que quieras.
—Quiero que toquen en la fiesta de boda de mi hermana. Ella quiere una banda para la fiesta, algo tipo rock y supongo que ese tipo de cosas les sirven, ¿no?
—Suena muy bien.
—Iré si me prometes que me tendrán tequila —contestó Will.
—No puedo asegurar eso.
—Tendrás que convencer al resto... y asegurar que habrá tequila.
Los tres rieron. Ella los escuchó conversar el resto del trayecto, sonriendo. A veces era bueno hacer la mayor locura de tu vida para ser feliz un momento, incluso si es junto a la compañía más inesperada de tu vida.
—¿Por qué Kim y tú terminaron? —le preguntó Adrián.
—Eso no te incumbe.
—Ninguno me cae bien —interrumpió Mad—, porque ambos suelen ser malos conmigo, pero... no lo sé, se veían bien juntos. Se notaba que se querían, así que, me uno a la duda de Adrián: ¿por qué terminaron?
Will paró en seco el auto.
—A veces las personas creen que es mejor terminar y ya. Estamos en caminos separados... ¡y si uno de los dos lo menciona de nuevo, les juro que se irá caminando!
Al llegar a la casa de Adrián, Will se estacionó en la orilla de la calle, pues un chico con su motocicleta bloqueaba la entrada al garaje. En la entrada a la casa había dos chicos rubios de igual aspecto, sentados en un escalón, previo a la puerta.
—¿Qué hay, Legendario? —le preguntó Adrián al chico de la motocicleta.
—Nada, es solo que... —Paró de hablar cuando vio a Maddie bajando del auto—. ¡Vaya! ¿Por qué no me avisaron que uno traería a su novia? Me hubiera arreglado un poco más.
—No es mi novia, ni la de Adrián —contestó Will—. Es nuestra nueva tecladista.
—¡Oh! Cuando contaron que conocían a alguien de su escuela, no creí que sería...
—Alerta: Alex está a punto de decir algo muy estúpido —interrumpió uno de los gemelos, acercándose para saludar.
El otro gemelo lo siguió, en silencio. Parecía tratar de mantener un perfil más bajo que su hermano, pero algo en él le incomodaba a Maddie. Eso sí, ella no podía negar que los tres chicos eran una maravilla físicamente.
—Espera, ¿tú eres la prima de Anthony? —inquirió Alex.
—Eh... tengo un primo llamado Anthony, pero no sé si sea el mismo.
—Un chico con autismo... ahora debe tener como veinte años. Cabello negro y un poco grande. Tenía una rara obsesión con esas cartas Magic y con The Beatles.
—Sí, es mi primo.
—¡No puede ser! —exclamó, sonriendo—. ¡estás enorme, Ardillita!
—¿Alex?
—El mismo. —Sonrió.
—¡Es increíble!
Maddie lo abrazó. Con los lentes de sol puestos y en forma, no lo había podido reconocer. La última vez que lo vio, debió haber pesado al menos diez kilos más, lo cual había sido hacía unos tres años. Se separaron del abrazo, pero él mantuvo su mano apoyada en su espalda baja, como cuando la había estado abrazando.
—En realidad, no estoy tan enorme. No he crecido.
—Pero ahora sí te ves como una mujer —insinuó, mirándola de arriba abajo—. La última vez que nos vimos, fue cuando iba como en penúltimo año, junto a tu primo. Tú tenías como quince y yo tuve que dejar la escuela por mis notas y mi comportamiento.
—¿Qué hiciste luego?
—Nada. Me metieron a otra escuela hace un par de años y ahora por fin voy a terminar la preparatoria.
—Sí, de ahí que nos conoce. Soy Patrick —se presentó el primer gemelo que se les acercó.
—Y yo soy Peter. —Por fin habló el otro gemelo y se acercó para darle un beso en la mejilla, sorprendiéndola.
El ensayo se realizó en el garaje de Adrián y pasaron la mayor parte del tiempo explicándole a Mad cómo funcionaba la banda y su rol dentro de ella. Tocaron un par de canciones, quedando sorprendidos al ver que la chica sabía la melodía de una de ellas en el teclado eléctrico y pudo adaptarse al ritmo en el que tocaban. Al cabo de un par de horas, decidieron parar para tomar algo. Como Alex ya tenía veintiún años, no tuvo problemas para llevar cervezas.
—¿Quieres? —le ofreció Alex.
—Eh... no, gracias. ¿Tienen algún refresco? Si no, puedo ir por un vaso de agua.
—Tranquila, tengo un par de botellas de Coca-Cola —le ofreció Adrián.
—Genial. —Sonrió.
El dueño de casa sacó una botella de vidrio del minibar y la destapó, al igual que a las cervezas. Se la extendió a la chica y ella bebió un sorbo de manera inmediata.
—Necesito una banda para la boda de mi hermana —contó al resto—. No sé cuánto se deba pagar la verdad, pero no tenemos problemas para darles lo que se debe... y la verdad es que quiero darle una sorpresa a ella, así que, yo estoy incluida en la petición.
—¿A qué te refieres? —inquirió Alex, alzando las cejas.
—Me gustaría cantarle algo a ella. Luego ustedes harían el resto del espectáculo. La conozco y ella no va a querer exactamente baladas, sino canciones de rock y una que otra balada al estilo November Rain... de hecho, siempre ha dicho que le gustaría entrar a la iglesia con ese vestido. —Rio y luego mordió su labio inferior, nerviosa—. Perdón, solo quiero que se presenten y ya.
—¿Qué canción te gustaría cantarle?
—Ouh... eh... bueno, no es de rock, pero creo que podemos adaptarla a los instrumentos que tocan ustedes, no lo sé.
—Ya, suéltalo.
—Love Story de Taylor Swift. Es...
—No hay problema.
—¿En serio?
—De verdad. Y por el pago no te preocupes, estamos bien. Es un favor para una amiga y compañera de banda.
—Pero Alex, nosotros... —Will trató de objetarlo.
—No, ya dije. Si Mad es miembro de la banda, no tenemos por qué cobrarle, ¿o yo les cobré acaso por lo que están tomando?
Durante dos semanas, Mad asistió a casi todos los ensayos con la banda, faltando solo cuando tenía que ir a los ensayos del club de teatro, en donde habían definido la siguiente obra o, más bien, musical que presentarían: Grease. Esa era una de las películas de musicales favoritas de la adolescente, por lo que, quería obtener a como dé lugar el papel principal, ensayando arduamente en el último par de semanas para conseguirlo. Como se había estado distanciando de sus amigos accidentalmente, Mary no le contó que ella también quería el papel de Sandy.
El domingo por la noche, Mad estaba viendo televisión. Llevaba un par de días con un dolor abdominal que iba y venía a ciertas horas, acompañado de una extraña sensación de nauseas que le impidieron comer de todo en la fiesta de cumpleaños de Nick y Jeff —quienes por cumplir años con una semana de diferencia les gustaba celebrarlo juntos—, pero creyó que solo se trataba de sus nervios que querían jugarle una mala pasada. Por la misma razón, le restó importancia al hecho de que el jueves le debió haber llegado su periodo y no pasó.
Kathy se sentó a su lado, con un cupcake de crema en la mano que la adolescente había preparado más temprano.
—Te dije que era mejor dejarlos para el desayuno —murmuró Maddie.
—Déjame, tengo hambre ahora. Mañana comeré otro.
Estuvieron en silencio, mirando la película por un par de minutos, hasta que la mayor habló.
—Sé que conseguiste una banda para mi boda.
—Sí, como querías.
—Genial... —Hizo una pausa luego de dejar al aire lo que iba a decir. Frunció los labios y volteó para mirar a su hermana—. Sé que eres muy fan de Taylor Swift, pero por favor: no les pidas que toquen una canción de ella. Suficiente he tenido con soportar tus gustos durante los últimos... ¿ocho años? Como para que más encima toquen canciones de ella en mi fiesta de matrimonio.
Maddie estaba boquiabierta. Debía pensar rápido en un plan B o su regalo de bodas se arruinaría.
—¿Qué piensas de Paramore? —improvisó.
—Oh... bueno... me gustan un par de canciones de ellos.
—¡Genial! Paramore será. —Volteó a ver la televisión de nuevo.
—Tampoco quiero que solo toquen canciones de Paramore. Debe ser un mix variado de rock.
—Sí, tranquila. Solo será una canción. —Sonrió.
En cuanto su hermana dejó de verla, su sonrisa se convirtió en una expresión de incomodidad. Tendría que cambiar rápido de idea y ver si la banda lo aceptaría. Por suerte, todavía tenían un mes para el matrimonio de Kathy.
Se fue a dormir, pensando en qué podría tocar. ¿The Only Exception sería una buena opción? Sonaba trillado para una boda. ¿Qué otras habían de amor de Paramore? Quizás Still Into You serviría, pero esa menos se la iba a aceptar su hermana. Quería darle una sorpresa que fuera realmente especial.
Todo estaba borroso y demasiado iluminado, al punto que le dolía mirar y solo lograba distinguir la forma de las cosas, todo de un incómodo color blanco. Estaba en una habitación que no conocía, con una cama y dos bultos en ella. De repente, los bultos empezaron a moverse y pudo darse cuenta de que una mujer se levantaba, seguida por un hombre, ambos con ropa blanca.
"¿Qué clase de obsesión tienen por el color blanco y la luz? Es horrible", pensó.
Caminó detrás de ellos, siguiendo la escena. Se notaba que eran muy cariñosos entre ellos, hasta un punto insano, estando él abrazando por detrás a la mujer, mientras ella trataba de cocinar, impedida por las caricias de su pareja. Eran tan empalagosos que le causaron un poco de repugnancia y agradeció cuando por fin se separaron, debido al llanto de un bebé.
—Tranquila, yo voy —murmuró el hombre y le dio un beso en el cuello.
La mujer giró ligeramente la cabeza, en dirección al pasillo por el que se fue su pareja. Mad logró distinguir una sonrisa en su rostro y decidió aproximarse, aunque no tenía idea de por qué. La mujer volteó por completo y la escena se fue aclarando, sorprendiendo a ambas, pues era casi como verse en un espejo, solo que la protagonista de la escena tenía el cabello color turquesa.
—¿Qué... qué haces aquí? —preguntó horrorizada.
Mad contuvo la respiración de la impresión. Era ella, aunque no estaba segura de en cuánto tiempo más, pues se veía casi igual.
Maddie... Maddie...
Otra vez era esa voz. Otra vez era la niña que la llamaba, haciendo que mirara hacia donde creía oír la voz, alcanzado a ver una pequeña sombra, corriendo por otro pasillo. La persiguió, saliendo de la casa incluso, pero la luz exterior la encandiló y el entorno desapareció. Nuevamente estaba en el fondo del abismo, sin salida, tratando de escalar para escapar, sobre todo al escuchar un atemorizante estruendo, como si de repente un río recuperara su curso o estuviera en medio de un aluvión.
Despertó en cuanto sintió el golpe del agua contra su cuerpo en el sueño, arrastrándola. En su realidad, había estado sudando del miedo y se encontraba temblando.
—Solo fue una pesadilla... —murmuró, tratando de calmarse—. La peor de las pesadillas. Nada fue real... por suerte, nada es real.
Claro, a cualquier adolescente le asusta la idea de escuchar el llanto de un bebé en medio de un sueño, sobre todo si sabes que los tuyos te revelan el futuro, pues realmente eso fue lo que más le asustó: la idea de convertirse en madre, pues sabía que lo demás no pasaría, solo formaba parte de los raros sueños que tenía a veces.
Al cabo de una hora, logró conciliar el sueño de nuevo, pues las náuseas que sentía lo hacían más difícil. Se sentía muy nerviosa por la audición del día siguiente, ¿de verdad sería capaz de pararse frente a sus compañeros y no solo decir un par de líneas, sino además cantar? Debía enfrentar sus miedos si quería llegar a Juilliard y, según ella, ser parte de una banda y participar de un musical serían la única forma de lograrlo.
En fin, ¿qué les pareció el capítulo? Traté de ceñirme lo más posible a lo que ya estaba, porque me gustaba bastante el original. Por ello, decidí agregar una parte previa al capítulo 12 original, que uniera la versión anterior de la historia con los cambios que he estado haciendo.
Creo que estos capítulos más recientes son lo más fieles a mi idea de reescritura: quiero corregir lo que ya estaba y hacerlo mejor, incluso si eso significa aplicar unos cambios y agregar cosas.
Quiero agregar que añadí un par de canciones nuevas a la playlist de Mad, que son del álbum SOUR de Olivia Rodrigo (la amo), pues siento que combinan muy bien con la historia.
Les dejo además el horario de clases de Mad, pues esto nos va a ayudar a todos a ubicarnos en el tiempo de la historia y sus hechos. Haré, por lo tanto, un par de correcciones a capítulos durante la semana, referentes a los nombres de las clases en las que está (lo aviso para que no crean que estaré subiendo nuevos capítulos).
Es muy probable que suba, eso sí, el capítulo 13 entre el miércoles y el domingo de la siguiente semana, ¿ok? Estén atentas uwu
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