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KISS : TWØ

❝ SELLARE TUS LABIOS

CON MIS BESOS ❞

( ... )

SEÚL, COREA
2022

Los llantos de aquella criatura pequeña habían hecho al niño abrir los ojos, frente a él estaba la razón por la cual su madre gritó en medio de la noche adolorida, y por la cual ella tenía su barriga tan grande. Curioso extendió su mano a la mejilla del individuo, era tan pequeño que él apenas podía mirarlo sin sentir que lo rompería en mil pedazos. Trago saliva, y levantó la vista a su madre, ella sonrió, orgullosa de tener a sus dos bebés juntos. '-Es tu hermana, Hoseok.' Ese día, fue el día que Hoseok se prometió a sí mismo amarla más que a nadie, por su débil cuerpo e inocencia, juro mantenerlo limpio de cualquier procreación de la realidad. Él la mantendría a salvo, sin importar cómo.

E incluso diecinueve años después, la promesa que se hizo esa vez en el hospital permanece bien puesta en su cabeza, y no la dejaría nunca. En la cocina de su apartamento observó la televisión de la sala, que llegaba a verse gracias al gran espacio de las columnas con el soporte de las copas de vidrio. Reía ante las bromas del Reality mientras cortaba la carne para el estofado, tendría que tener el almuerzo listo antes que su hermana llegase de la escuela, había tenido un duro día allí, según le contó en su llamada.

Tarareando una pegadiza canción de la radio, deja caer la carne vacuna sobre la olla a vapor, con diferentes verduras sumergidas en un delicioso aroma. Inhala, y asiente. En ese momento, escucha la puerta siendo abierta y unas pisadas acercándose, sonríe por inercia cuando una cabellera negra con mechas rubias se asoma en bar de la cocina, debajo de las amadas copas de Hoseok, las cuales él ama limpiar cada viernes a la noche antes de servirse un apetitoso vino. La menor tira su mochila al suelo, pues su cansancio es tanto que no duda en dejar caer su cabeza sobre sus brazos extendidos. Gruñe, molesta.

—¿Cómo te fue hoy? —acaricia su cabello, extasiado con el suave aroma que libera. Sí, manzana.

—La clase de inglés es muy aburrida. —dice— Pero fuera de eso, bien. -vuelve a levantar la cabeza, y lo ve— Por cierto, te tengo una noticia.

—Espero que sea buena.—va a la estufa, y vierte un poco de salsa en la mezcla.

—Bueno, es... algo fascinante, más bien.

Sus ojos nerviosos revuelven la cocina de un lado a otro, los nervios la obligan a morder sus uñas. Oh, Dios, él no la dejará, Hoseok nunca la deja divertirse, siempre tiene que estar encerrada en el apartamento juntos en la cama, viendo un aburrido programa repetitivo. Tal vez es porque desde que su madre murió, y su padre los dejó, él se ha vuelto tan sobreprotector que tiene miedo de perderla a ella también. Estaría convencido de eso si no fuera porque su hermano jamás la ha dejado hacer una vida separada a la suya, tienen que estar pegados, sin irse. Recuerda a su madre regalarla por dormir en las noche con el mayor, le decía ser una niña grande ya para hacerlo. Pero, ¿Cómo le explicaría que era Hoseok quien la llamaba en la noche para ir con él? ¿O como le diría que estaba tan asustada de decirle un 'No' que ya era imposible alejarse?

Por esa y más razones, aprendió a ya no hacerle frente a su perfecto hermano mayor. Ahora, siendo alumna de último año y con amigas más que hermosas y libres, su deseo de volar lejos se agranda a cada paso que da.

Hoseok era su tutor legal, por lo tanto, tenía la autoridad suficiente para prohibirle actuar.

—Espero que no sea nada relacionado a la fiesta de Min YoonGi.

—¡Pero...! —sus palabras quedaron atoradas en medio de su boca cuando el hombre levantó la cuchilla que anteriormente había utilizado, y la señaló con esta. La sonrisa que mostraba en sus labios le había hecho tragar completamente toda la saliva acumulada. Abrió los ojos en grande.

—Vi su publicación, y créeme, no hay nada que pueda decir para convencerme. Ese chico es una muy mala influencia.

Conoció al pelimenta hace un par de años atrás, en una fiesta, el más joven se hallaba con su hermano mayor, un amigo cercano de Hoseok. A simple vista noto que ese niño no traía nada bueno en sí, drogadose o bebiendo por cualquier lado de la fiesta, no tenía miedo de generar problemas con las personas allí y causarle inconvenientes a su hyung. Sin duda era un bastardo ruidoso al cual no le permitiría infectar a su inocente hermana menor, era demasiado pura para alguien como él, o para cualquier otro.

—¡No es cierto! YoonGi es un buen chico.

El pálido había formado parte de su vida desde hace algunos años atrás, cuando entró a la secundaria y no conocía nada de su alrededor. Él le fue de ayuda, le enseñó a no verse débil ame los demás, y todas esas enseñanzas le habían dado fruto, o al menos para el resto, pero no ante Hoseok.

—¿Un buen chico? —baja la cuchilla, y se planta frente a ella- Él es un cretino, lo conozco.

—¡Tú eres un cretino!

—¡Vuelve a hablarme de esa forma y te aseguro que no dudaré en cocer esa boca sucia!

Tras darle una de las peores miradas obtenidas hasta el momento, se va de allí con su mochila en el hombro. Y Hoseok cree que en algún futuro le agradecerá por tomar esas difíciles decisiones, sería lo correcto para ambos, le estaba enseñando a mantenerse resguardada de los peligros del exterior. Suspirando, continúa con la cena en silencio, al compás de un poco de música.

( ... )

Yoon Yoon : Sabes, no pretendo decirte que desobedezcas a tu hermano. Pero es algo... extraño que él ni siquiera te deje pisar un pie afuera.
Yoon Yoon : ¿No hay nada que pueda hacer para ayudarte?

La chica pensó, recién salida de la ducha y con una simple toalla cubriendo su cuerpo. Se observó en el espejo frente a ella y sonrió. Al instante comenzó a escribirle.

Yo : Espérame afuera a las once, bajaré por las escaleras de emergencia.

—¡La cena está lista! —gritó Hoseok, golpeando su puerta con sus nudillos— ¡Hey...

—¡Ya te oí! —la chica abre la puerta ya cambiada, y con un fruncimiento entre sus cejas, observa al mayor y oculta sus intenciones— Vamos, tengo hambre. —lo rodea, caminando directo al comedor.

Y Hoseok le da un vistazo al cuarto antes de seguirla por atrás, sonriente.

( ... )

Eran cerca de las once cuando en medio de la oscuridad abrió sus ojos, intentando hacer el menor ruido posible se quitó las colchas de encima, exhibiendo el vestido que estrenaría aquella hermosa noche. Lo compro hace unas semanas junto a sus amigas, gracias a ella y sus insistencias pudo darse el valor de traerlo a casa, pensó que no lo usaría nunca, hasta ahora. Ni siquiera podía controlar sus expectativas, ansiaba divertirse, ¿Y quién sabe? Tal vez hasta, bueno, besar a Min YoonGi.

No se atrevió a encender la luz del dormitorio, sólo alumbrando con la linterna de su móvil se escabulló lo suficiente para tomar unos zapatos, colocarse una chamarra y caminar hacia el pasillo. Suspiró tranquila cuando vio la puerta de Hoseok cerrada, no se atrevió a asomarse, aunque sabía que él dormía, puesto que tenía la costumbre de tener las horas contadas hasta el otro día, donde madruga y va al trabajo justo a tiempo, nunca tarde.

Él nunca llega tarde.

La chica se colocó los zapatos en la salida, una vez abierta la puerta del apartamento. Pudo deslizarse en paz al elevador, y sin borrar la expresión entusiasta en su rostro, le escribió al más pálido:

Yo : Estoy bajando.

Una vez que pasó el vestíbulo y las enormes puertas, visualizo un costoso carro aparcado en la otra calle, una mano salió por la ventanilla, dándole indicaciones de que suba rápido. Lo hizo, corrió con sus zapatos levemente más altos de lo usual, y abrió la puerta del copiloto. El delicioso aroma a Min YoonGi la invadió apenas entró, era una mezcla de colonia y menta, él olía así.

—Te ves hermosa. —dijo, y sus ojos la recorrieron sin el más mínimo grado de pudor en ellos— ¿No te vio, cierto?

—Estoy segura que no, mi hermano duerme profundo.

—Entonces estamos a salvo. —entre risillas aceleró, causando un apretón en el pecho de ella.

Nunca ha engañado a su hermano, aunque él es la persona más sobreprotectora del planeta, sus órdenes son como leyes a seguir estrictamente, sin derecho a oponerse. ¿De dónde sacó el valor para ponerle un alto a todo? Mierda, hace unas horas mientras comía junto a él juró ser una buena chica.

' Hoseok bebé un poco de agua, y la ve. Desde el día en que su madre se fue de sus vidas supo que cuidar a una niña en pleno desarrollo le causaría problemas, sin embargo, su pequeña hermana es la adolescente más tranquila con la que se topó. Y eso le agrada. Le gusta como mastica en silencio, nunca hace más ruido del que él quisiera. Es callada, no opina sobre mucho. Las veces que la ha gritado son contadas, y está seguro que en todas ella lloro encerrada encerrada su habitación, pero nunca le reprocho al respecto, sabía su lugar.

Cortando el trozo de carne jugoso, el Jung habla:

—¿Qué quieres ser al terminar la escuela?

Hmmh, no lo sé... ¿Abogada? —ladea la cabeza— O contadora.

Suena bien. —asintió, y llevó el trozo a su boca. Bajo la atenta mirada de la contraria masticó, sus ojos no pestañaron.

Me debo esforzar mucho.

Es algo obvio. —sus hombros subieron sin interés— Ser una buena niña es lo esencial, por suerte, tú ya lo eres, ¿No? Eres la niña buena de oppa.

Yo... —su estómago se revolvió del disgusto—. Sí, lo soy. '

Las luces neón la cegaron momentáneamente mientras se adentraba al lugar lleno de personas desconocidas, otras no tanto. Pudo reconocer a compañeros de la escuela, ellos reían, jugaban con sus cuerpos bailantes, bebían y cantaban al unísono de la música en los parlantes. Min YoonGi pasó un brazo por su cintura para no perderla, mientras que se inclinaba para susurrar en su oído.

—¿Estás lista para la mejor noche de tu vida?

( ... )

La sequedad en su garganta hace que Hoseok despierte, en medio de un bostezo exhausto reviso la hora en su celular. Eran cerca de las tres de la madrugada, afuera el cielo estaba despejado, y hacía algo de frío. La preocupación de que su hermana duerma con la ventana abierta lo llenó, ella tenía la mala costumbre de dormir con esta sin cerrar, y con escasa ropa para cubrirse. Tallo sus ojos, caminando al cuarto, sus pisadas se oían fuertes por el silencio que lo rodeaba.

Debería adoptar una mascota, el apartamento se sentía solitario a veces.

Abre la puerta, arrastrandola.

Asoma su cabeza, y ve un bulto en las sábanas.

La ventana está abierta.

—Tch, esta niña. —niega. La cierra, bajando la persiana y las cortinas— Mmmh, ¿Duermes tan bien? —gira a verla, estaba dentro de sus colchas rojas- Debes tener frío, bebé.

Se sienta a un costado de su cuerpo, y baja lentamente la sábana de su rostro.

( ... )

—¡Uno, dos, tres...! —los gritos en la multitud llegaban a sus oídos a medida que vaciaba los diminutos vasos con vodka, sonrió y alzó el último, festejando.

—¡SÍ! —saltó, y se arrepintió, porque en consecuencia comenzaba a marearse.

—¿Estás bien? —las esqueléticas manos del pelimenta llegaron a su cuerpo justo antes de sentir que caía, levantó la vista desorientada, era tan perfecto...

—Min YoonGi, eres muy guapo. —tras decirlo, hipo unas tres veces consecutivas.

—Bebiste mucho, cariño. —la pegó a él, y su rostro estaba cada vez más cerca— No sabía que podías ser tan...

—¿Tan divertida, linda y sexy? —completó.

—Iba a decir, más bien, buena bebedora. Pero sí, eres eso y más.

YoonGi no aguantó más y pegó sus labios a los de la contraria, en dulce sabor a licor mezclado con labial hizo que rogara internamente nunca separarse del paraíso al que estaba puesto. Desde que conoció a la Jung quiso tenerla en sus brazos, besarla hasta quedarse sin oxígeno, y proclamarla como suya. Dios, es la mujer perfecta, la única, la verdadera.

En medio de ello, ninguno vio el momento en que fueron separados a la fuerza. El apasionado momento terminó siendo roto abruptamente por un tercero ajeno a la situación, o no tanto, pues el mayor estaba más que interesado en saber sus intenciones con la dulce niña. Jadeo, sin creerlo. ¿Qué hacía Hoseok en ese lugar? ¿Cómo la encontró?

Con una mano en su cabello, él la separó de Min YoonGi a la fuerza. Su agarre no era nada delicado, las venas en su cuello mostraban la furia contenida.

—A casa. —sentenció.

—¡Espera! —pidió el otro— Hyung, por favor, no quisimos...

—Sigue hablando y ten por seguro que amaneceras al lado de los peces, pedazo de mierda.

Nunca había oído palabras tan hostiles provenir de la boca de Hoseok. Cuando el hombre se retiraba del lugar, con su agarre sin ser aflojado y con las miradas de todos sobre ellos YoonGi supo que las cosas no serían nada buenas a partir de ese segundo pasado.

En el auto, la pequeña lloraba, cubría su rostro y deseaba poder huir de ahí. Hoseok da miedo, ella tiene miedo, ¿Qué le hará? Es su hermano, ¿Sería capaz de castigarla cruelmente?

—Te dije que no podías salir. —él manejaba fuerte, la carrera estaba deshabitada— Fuiste desobediente, como una mocosa malcriada. —las venas se le marcaban al sostener la palanca de cambio— Y te besaste con ese...

A este punto la borrachera ya se había ido.

—¡Estoy harta! —agitada habló, gritando en medio del terror ante la velocidad, se sostuvo del cinturón— YoonGi es tan buen amigo, he estado tratando de que me note hace tanto y tú... y tú me avergonzarte de esa manera. ¡Como un jodido enfermo mental! ¡¿Cuál es el problema con el que me divierta?! ¡Yo...

Sus palabras fueron calladas, su rostro giró y el vehículo frenó de golpe. Hoseok la había golpeado, justo en su rostro. Sorprendida tocó la zona afectada, ¿Lo hizo? Él...

—No quiero escuchar palabras tan feas salir de tu bonita boca. —lo que más miedo le dio, es que la mirara tan tranquilo— Ahora, vamos a casa.

( ... )

Las luces de la habitación se habían roto, no supo el porqué, pero cuando llegó ya estaba así. Todo su cuarto estaba hecho un desastre, sus cajones tirados en el suelo y su ropa por doquier. Cuando una mano externa la empujó directo al suelo, comprendió de qué se trataba. Colocó ambas manos por delante para no lastimarse, aun así, el impacto hizo que sus extremidades dolieran. Estaba en un especie de stock, sin creer que la persona que juraba cuidarla era quien ahora actuaba peor que un mercenario.

—Hoseok... —tembló, su nombre salió a modo de súplica.

Hoseok suspiró, cerrando la puerta tras él.

—¿Qué te hace creer que tienes el derecho a hacer lo que tu quieres? —a paso lento recorrió la habitación, del estante en la pared tomó la pequeña caja que su hermana a veces utilizaba para arreglar su ropa, y sonrió.

De allí sacó una aguja, e hilo.

—Por favor, oppa, juro que no volveré a hacerlo.

—Oh, es claro que ya no lo harás. Esa linda boquita tuya no volverá a hablarme nunca más como lo hiciste.

Ella quiso gritar, patelar, huir de la escena. Pero Hoseok era más fuerte, y la sostuvo con sólo una mirada muerta, lo suficiente tenebrosa para hacerle saber que si llegaba a tratar de irse, él podría volverse peor de lo que era en esos momentos Gritó, cuando el frío metal puntiagudo perforó su labio inferior, y lloró, cuando el hilo traspasó su piel.

—Ahora sí, mi más linda muñequita siempre estará a mi lado.

No hay forma de que ella quiera irse, ¿No?

- pedido de: gonfuckyourself

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