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Una noche de Halloween

Este One Shot fue hecho en colaboración con mi querida Lolita, en esta ocasión decidimos juntar a Jeon JungHee (el antagonista de su historia Love Scenario) con Bang SolAh (la antagonista de mi historia corta Sasaeng). En esta ocasión esta pareja de locos será la protagonista de este One Shot, así que disfruten.

PD. Lo que ocurra aquí no interfiere absolutamente en las historias, así que no se confíen por lo que suceda.

•••

Aquel centro psiquiátrico siempre trabajaba con una rutina para cada paciente. Bang SolAh tenía la suya y era tan aburrida como la de los demás, luego de despertar en su habitación cepillaba sus dientes en un pequeño baño que tenía, luego de su rutina en el baño desenredaba su cabello oscuro y largo, la ropa negra estaba prohibida por completo ya que era un color que volvía agresivo o incomodaba a ciertos pacientes, SolAh dejó su pijama bien acomodada a los pies de la cama, su puerta fue tocada por una de las enfermeras quien traía una caja en sus manos.

—Buenos días, SolAh—la joven de cabello oscuro y ojos de color aceituna mantuvo un rostro serio, como siempre—Te tengo una buena noticia, esta noche habrá una fiesta por Halloween—dejó la caja sobre la cama—Los demás enfermeros están pasando por las habitaciones de los demás para que escojan su disfraz.

—¿Al centro le parece buena idea celebrar la locura de sus pacientes?—preguntó con ironía.

—Al centro le parece buena idea que sus pacientes tengan un momento de normalidad en sus vidas—corrigió abriendo la caja—Tengo algunas pelucas que podrían gustarte.

—No quiero disfrazarme, no me gusta—se cruzó de brazos.

—Anda, escoge una al menos—intentó animarla.

SolAh rodó los ojos mirando las pelucas de distintos colores y formas. Tomó la de color rosado, era larga además de lisa, se la probó por simple curiosidad acercándose al espejo que tenía en la pared.

—¿Ves?, te queda muy bien.

—La verdad sí me queda bien—la acomodó mejor en su cabeza escondiendo mejor su cabello oscuro. Su atención se desvió al reflejo del chico en el espejo, su ropa tenía colores opacos, se podía notar un poco delgado aunque fuerte, cabello corto y rapado a los costados, los ojos de Bambi de aquel personaje la veían sin ningún brillo o emoción, ¿Acaso SolAh estaba volviéndose loca?, al voltear el chico ya no estaba.

—La fiesta será esta noche a las siete...

—¿JungKook vino a verme?—preguntó con ilusión.

—¿Quién?

—Acabo de ver a Jeon JungKook...

—No hay nadie con ese nombre—esa respuesta la dejó confusa. ¿No se supone que ese nombre todos lo conocían muy bien?—Ya sabes, a la siete en el jardín del lugar.

•••

El pelinegro suspiró, caminando por los pasillos limpios de la clínica, todo era blanco y simple, demasiado aburrido. Según era para no alterar a los pacientes con algún color extravagantes y formar un ambiente neutro donde todos puedan encontrar algo de paz. Bufó, lo que menos había en ese sitio era paz. Cada tanto era participe del escandalo que algún paciente armaba porque su mente se trastocaba al punto de trastornarse por completo y era todo un caos donde los enfermeros debían amarrarlos y dormirlos. Así que en partes se divertía mirando o provocando sin que se dieran cuenta.

El día afuera tenía un bonito sol calentando el ambiente, aunque para JungHee todo carecía de sentido. Mientras por fuera mantenía una actitud apagada, por dentro su ira y locura se mantenían constantemente subiendo de nivel. Caminó por el enorme patio de verde pasto con la intención de tomar asiento en la banca más alejada. Odiaba tener contacto con los demás, odiaba que siquiera le hablarán o se acercaran, odiaba a todo el mundo y no sabía si la razón por la que muchos se le quedaban mirando era por su manera misteriosa de observar o su belleza.

Para JungHee no pasaba desapercibido las miradas. Era el más joven y el más guapo de la clínica, y el más psicópata también. Así que no le sorprendía que algunas locas pacientes lograran llegar a su habitación —luego de burlar la seguridad puesto que hombres y mujeres debían estar separados en diferentes pabellones— para abrirse de piernas o insinuarse de forma muy descarada. Tan solo se las quedaba mirando pensando en cómo quitárselas de encima o simplemente les advertía que amanecerían con una abertura en el cuello sino lo dejaban en paz.

—¿JungHee? Buenos días.

Levantó su rostro, mirando la amable sonrisa de uno de los enfermeros a cargo de él. No entendía cómo los demás podían ser así, sonreír o siquiera vivir. Notó la enorme caja en las manos del chico y este sin permiso depositó el cuadrado a su lado.

—Hoy tendremos una pequeña fiesta por Halloween, aquí hay pelucas y máscaras que podrían gustarte usar.

—¿A la clínica le gusta provocarnos o qué? —su mano merodeó por los diferentes opciones, una peor que otra, excepto por una máscara blanca alargada que en la zona de los ojos y boca era negro. Nunca entendió cómo nadie podía matar o atrapar al idiota asesino en la película Scream. Suponía a todos unos retrasados por correr o gritar y no pegarle un tiro entre ceja y ceja al enmascarado.

—Solo queremos que pasen un momento divertido en normalidad.

JungHee elevó la comisura derecha de su labio en una mueca que no llegaba a ser una sonrisa.

—Claro, porque nosotros somos normales y nos disfrazaremos e iremos habitación por habitación con nuestras canastitas en mano pidiendo porquerías mientras decimos: dulce o truco —YongIl era el único que tenía paciencia con el pelinegro, el que soportaba sus venenosas e irónicas palabras y el que pudo calmar sus ataques de ira puesto que era más alto y corpulento— me gusta este.

Y tomó aquella máscara de Scream, se la colocó y a través de las rendijas miró al enfermero.

—¿Dónde está el cuchillo?

—Sabes que esos objetos solo podrían alterarlos.

—Yong, sin ese objeto, el disfraz es insípido.

—Lo siento, JungHee, pero no.

—Aunque sea podrían hacer una excepción y prestarme el que usa el cocinero del centro, ese para cortar carne —el enfermero no podía ver la expresión en el rostro del chico, pero definitivamente JungHee estaba recreando en su mente algo macabro.

—Recuerda que a las siete debes estar aquí en el patio.

Bufó, colocando su pie derecho sobre su muslo izquierdo viendo al enfermero alejarse. Reposó su espalda sobre el respaldo de madera y extendió uno de sus brazos. Lentamente movió su cabeza hacia un lado, dónde había dos pacientes mirándolo con ojos inquisitivos, como si lo estuvieran criticando y tan solo saltó gritando "bu" para terminar riéndose por lo espantados que aquellos dos corrieron lejos de él.

•••

SolAh entró al patio con su peluca rosa y unos pequeños cuernos de diablilla como adorno en su cabeza. Los pacientes parecían personas normales desde que llegó a ese lugar, comían los bocadillos en la mesa de aperitivos que la cocina había preparado para ellos, algunos iban con disfraces, otros iban como SolAh, sólo una peluca o una máscara. La chica se cruzó de brazos apoyándose de una de las columnas que rodeaban el patio, todo estaba decorado con adornos tétricos o de películas de terror dando ese típico aspecto de Halloween.

Paseó la vista por el lugar identificando al personal de guardia esa noche. Siempre eran los mismos trabajadores, SolAh no solía hablar con ninguno, odiaba ese trato "amable" porque la hacía sentir como si fuera una loca más del lugar que necesitaba comprensión y no, sólo necesitaba salir de allí para poder solucionar las cosas con JungKook. ¿Por qué la enfermera no reconoció ese nombre?, pensativa, sus ojos identificaron y reconocieron al chico que había visto por la mañana en el espejo.

"¿JungKook está aquí?"

El chico traía una máscara en su mano, jugaba con ella con cierto desdén y aire aburrido. SolAh sintió su curiosidad crecer, ¿Era realmente JungKook?

"¿Estoy alucinando?, no he tomado esas estúpidas pastillas. Claro que no estoy alucinando".

Comenzó a tener un debate interno si acercarse o no, la emoción y la curiosidad no la dejaron decidirse. Siguió mirándolo desde lejos como si quisiera asegurarse de que fuera real y no un producto de su imaginación.

Salvo porque su escrutinio no hizo más que incomodar a su objetivo. JungHee se dio cuenta, más no quiso mirar porque seguramente era una de las tantas admiradoras/acosadoras que tenía, pero al hacerlo de reojo hacia una determinada esquina, encontró alguien diferente que jamás había visto desde el tiempo en que llevaba encerrado en aquel lugar. Lo recordaría, ese rostro dulce y su mirada de ojos aceitunados no podían pasar desapercibidos para nadie. Era bonita, destacaba entre todos aún llevará simples prendas y su peluca rosa con...

¿Cherry? Ladeó la cabeza, admirando a la chica en cuestión, llevaba peluca rosa con flequillo, le recordó tanto a su cerecita. ¿Por qué diablos no había ido a visitarlo? Estaba tan decepcionado de ella, de que personas malas le hayan lavado el cerebro. Él solo quería hacer algo para que estuvieran juntos por toda la eternidad y ella tan solo lo abandonó.

Ambosestaban tan absortos en sus propios pensamientos que no apartaban los ojos delotro. Alimentando sus más grandes demonios. Fue cuando JungHee decidió caminara ella, llevado más por la curiosidad que por otra cosa. Tal vez ponerle unpoco de diversión a la fiesta no vendría mal, esa chica que le sostuvo lamirada cuando se paró frente a ella no estaba nada mal. 

—¿Por qué me miras tanto?

—¿JungKook?

JungHee se tensó por completo al escuchar aquel nombre. Comenzó a temblar imperceptiblemente recordando la traición de su hermano, la de arrebatarle a la mujer que le pertenecía y tanto amaba con mentiras. Su cabeza imaginó un épico escenario en el cual los torturaba hasta el cansancio, donde los hacía sufrir hasta escuchar sus chillidos de clemencia y piedad por sus vidas. Sonrió de lado, apoyando su hombro sobre la pared mirando de perfil a la chica.

—Ya veo, tu noviecito idiota te enamoró, te usó y terminó dejándote loca.

SolAh frunció el ceño. Odiaba que le dijeran de esa manera. Activaba su ira de inmediato.

—Me equivoqué, al parecer solo eres otro maldito psicópata impostor —se cruzó de brazos, desviando la mirada hacia cualquier otro lugar.

No quiso admitirlo, pero por primera vez, le gustó que una mujer le hablara de esa manera, sin titubeos. Volvió a recorrerla de pies a cabeza con la mirada, repitiendo que la chica no estaba nada mal. Tal vez se replantearía las cosas y se dejaría llevar. Su mano de largos dedos fueron hacia un mechón de cabello rosa y jugó con la extensión sin inmutar a su acompañante.

—Psicópata sí, maldito tal vez, ¿impostor? —movió la cabeza de lado a lado, chasqueando la lengua en negación. SolAh lo miró fijamente, el parecido era impresionante. Tenía un aura oscura y misteriosa que llamaba demasiado su curiosidad, podía tener mínimas diferencias físicas, pero era tan diferente de la ternura e inocencia de su Kookie— JungHee.

—SolAh —salió tan natural la respuesta que a él le gustó que contestara de inmediato. ¿Por qué su cerecita no podía ser así, sumisa y obediente?

Por primera vez, JungHee sintió un tipo de excitación que lo animó. Se emocionó imaginando que esa noche podría ser muy divertida al lado de la pelirosa bonita.

•••

—¿Puedes dejar de mirarme?, vas a desgastarme—la pelirosa rodó los ojos y JungHee sonrió con burla.

—Tú me miraste primero—se encogió de hombros. Ambos se habían sentado en uno de los bancos del patio viendo a los demás disfrutar la fiesta—No te ves como las demás locas del lugar.

SolAh estaba detestando esa palabra.

—¿Has asesinado alguna vez?—cruzó sus piernas y brazos.

—Ah, eres una loca de nivel superior.

—Vuelves a llamarme así...

—Me gustan tus pecas—señaló interrumpiéndola. La chica apartó la mirada avergonzada, ¿Enserio JungKook le decía eso?—Incluso ellas son diferentes a los demás de este lugar.

—Cierra la boca.

—Te pusiste nerviosa con sólo escucharlo, increíble que alguien de aspecto dulce sea una asesina—chasqueó la lengua negando con la cabeza—Creo que la impostora resultó ser otra.

—Puedo ser buena si eres bueno conmigo—advirtió.

—No seas buena, no me gusta lo bueno. Prefiero lo malo.

SolAh sonrió divertida.

—Lo malo es más divertido, apoyo eso—ese nuevo brillo de malicia en el chico le fascinaba. Muy diferente a su JungKookie—Tal vez aprendas de mí, puedo sorprenderte.

JungHee sonrió ansiando poder verlo.

—Enséñame.

—No aquí, no me apetece acabar drogada—negó con la cabeza—¿Por qué estás aquí?

—Intenté recuperar lo que era mío—su semblante cambió a uno serio—Pero acabé perdiéndolo.

—Entiendo eso—volvió a verla—Intenté tomar lo que es mío y terminó huyendo de mí.

JungHee miró al cielo nocturno, había relámpagos surcando el firmamento, parecía que pronto se acercaría una tormenta. Lo intuía ya que el personal comenzó a mover al interior algunos pacientes o a desmantelar la mesa con bocadillos y algunos adornos que parecían ser delicados. No supo porqué pero en su interior algo lo incitaba a llevar más allá su locura.

—¿Y si huimos nosotros? —susurró cerca del oído de la pelirosa, causándole escalofríos en la columna.

SolAh lo miró sorprendida. Era lo que tanto anhelaba hacer, pero ante la extrema seguridad del lugar jamás pudo siquiera acercarse a la entrada.

—¿Estás insinuando lo que creo?

JungHee movió la cabeza despacio en afirmación.

—¿Y cómo lograremos eso?

El pelinegro volvió a mirar al cielo, un relámpago seguido de un trueno que logró ahuyentar algunos le hizo sonreír, colocó su brazo alrededor del hombro de la chica para acercarla a su anatomía y murmurar en su oído.

—Tú solo prepárate, está noche haremos que Halloween valga la pena.

SolAh sonrió también, ambos mirándose con la repentina necesidad de ir más allá al contemplarse mutuamente los labios.

El llamado de los enfermeros no hizo más que obligarlos a separarse y JungHee colocándose la máscara se despidió de SolAh moviendo sus dedos de forma rápida.

•••

Casi todo estaba a oscuras puesto que cada paciente se encontraba dormitando en sus respectivas habitaciones mientras los guardias recorrían vigilando los pasillos. SolAh esperó un buen rato a JungHee acostada en su cama mirando al techo blanco de brazos cruzados, afuera llovía a cantaros. Bufó impacientándose, estaba empezando a creer que el idiota ese solo mentía y a ella no le gustaban las mentiras, no le gustaba que jugarán con ella. Odiaba que la desobedecieran.

Volteó sobre la cama admirando hacia la ventana enrejada, el agua empañaba la visión de más allá, aunque en realidad no tuviera mucho que admirar porque el centro quedaba muy alejada de la ciudad y su alrededor solo eran puros árboles. Cerró sus ojos intentando conciliar el sueño, pero unas manos calidad y enormes subiendo con lentitud la camisa de su pijama la alertó. Volteó lentamente encontrando la blanca sonrisa de su nuevo amigo a su lado. Estaba empapado, respiraba agitado y sus ojos a través de la penumbra tenían un determinado brillo de locura que a SolAh le interesó.

—¿Lista? Desactive las alarmas, camine bajo la lluvia y tuve que dormir al guardia, sino corremos dentro de diez minutos se activarán la energía que activará los sensores y cariño, tú y yo estaremos recluidos y drogados durante mucho tiempo.

—¿De verdad escaparemos?

El entusiasmo en la voz de la pelirosa era bastante notoria. JungHee alargó su mano y ella entrelazó sus dedos. Ambos salieron de la habitación asegurándose no ser descubiertos por los enfermeros de turno noche. Incluso las cámaras estaban desconectadas por lo que les sería muy fácil salir. JungHee había descubierto una ventana sin rejas en el pequeño baño que solían usar el personal de cocina. Era angosto y quedaba a cierta altura, por lo que debió ayudar a la pelirosa levantándola de la cintura. Cuando ambos estuvieron a la intemperie, sus manos volvieron a entrelazarse y con rapidez corrieron a la parte trasera y descuidada del enorme edificio tomándoles unos minutos.

SolAh se había dado cuenta que él llevaba una mochila pequeña, también vestía la misma ropa que cuando estaban en la reunión, contrario a ella que tenía la pijama puesta porque la estúpida enfermera la había obligado a cambiarse. Observó el rápido accionar del pelinegro. Había una grada alta, este salto allí ayudándola a ella a subir luego. La lluvia parecía caer sin control, solo necesitaban hacer un paso más para alcanzar la libertad cuando...

—¡Alto ahí! ¡No se muevan!

Un guardia los apuntaba con una pistola taser, era lo único que podían usar en casos extremos y que paralizaba por minutos. El hombre estuvo a punto de tomar su walkie talkie para avisar del escape, pero no le dio tiempo ni siquiera de moverse, SolAh saltó tomando el cuchillo de carnicería que JungHee tenía en la mano y se lo clavó al guardia en medio de la yugular. JungHee miró atentamente la sangrienta escena donde el hombre trató de agarrar a la chica y se retorció queriendo quitarse el arma cortopunzante, pero en cuestión de segundos, el cuerpo cayó como un enorme saco de papas dejando todo en silencio. Excepto sus respiraciones agitadas y la tormenta desatándose.

JungHee de un saltó bajo yendo directamente hacia el muerto, sin inmutarse quitó el cuchillo limpiando un poco el filo con la ropa del guardia, tomó la mano de SolAh y la obligó a moverse de una vez. Saltaron el enrome muro de concreto con alambres electrificados en los bordes segundos antes de que la energía volviera a resurgir y cuando se vieron en libertad, JungHee hizo lo que deseaba desde que la vio incrustar el cuchillo en el cuello de aquel hombre. Besarla, acorralarla contra la pared y devorarla.

—Bienvenidaal mundo real, nena —se relamió los labios, sus ojos descendieron hacia lacamisa empapada de la chica, la tela traslúcida le permitió admirar el lindobrasier de encaje que ella llevaba— presiento que nos divertiremos mucho.

SolAh sonrió, imaginándose a JungKook, a esa vez en que lo tuvo debajo de ella y en qué podría volver a repetirse sabiendo que JungHee le seguiría en su propia locura.

•••

La lluvia seguía cayendo a cántaros empapándolos mucho más a ambos. Caminaron por la autopista teniendo la suerte de que una pareja mayor se detuviera en su auto, SolAh seguía con su pijama puesta temiendo que notaran algo extraño en ellos, ya estaba lista para usar el cuchillo de nuevo, de no ser por JungHee que apretó su mano con fuerza viéndolo innecesario.

—¿A dónde se dirigen?—preguntó el hombre mirándolos por el retrovisor.

—Estábamos buscando un lugar donde quedarnos por la tormenta—SolAh sonrió fingiendo amabilidad como siempre. Era experta en fingir.

—Deben estar congelándose—la mujer que tenía su bolso a sus pies lo abrió sacando una toalla pequeña, al parecer ambos venían de viaje—Toma esto, mi niña—se lo ofreció a SolAh quien agradeció comenzando a secarse.

—Tengo entendido que hay un motel cerca—escuchó al hombre. A JungHee le parecía que tenía un bonito auto, excelente auto para un escape—Los dejaremos allí, está a pocos kilómetros.

—Gracias—SolAh sonrió.

JungHee le entregó el cuchillo con disimulo indicándole lo que debía hacer con sólo mover los ojos, SolAh contenta aceptó esperando la señal.

—¿Son pareja?—la mujer al parecer era muy curiosa.

—Sí—esta vez fue el pelinegro quien respondió—Somos novios, esta sería nuestra primera cita, el clima no estuvo de nuestro lado.

La chica lo miró incrédula y con gracia, quería reírse con su actuación.

—A nosotros nos pasó algo similar, cada vez que nos reuníamos comenzaba a llorar, incluso creí que sería una señal del destino...

—Pero entonces, cuando la vi para pedirle matrimonio el clima fue perfecto—dijo el hombre que conducía con orgullo. JungHee hizo un gesto con su cuello indicando que quería morirse con esa cursilería, SolAh cubrió su boca disimulando la risa.

El viaje al motel fue aburrido para ambos escuchando las aventuras de esa pareja. En cuanto el auto se detuvo, el movimiento fue rápido, JungHee había tomado su cinturón asfixiando al hombre desde atrás y SolAh con su cuchillo le cortó la garganta a la mujer, el pelinegro soltó al conductor dejando que la chica de ojos color aceituna se encargara de quitarle la vida. La respiración agitada de la chica y la sonrisa traviesa en sus labios sólo consiguió que JungHee la besara de nuevo, había sido una imagen excitante, nadie veía lo que ocurría pues aquel diluvio creaba cortinas de agua en aquellas ventanas.

SolAh quien tenía sus manos salpicadas de sangre las colocó en el cuello del chico, sus bocas se devoraban sin ningún temor, parecía que querían comerse vivos. A SolAh le encantaba lo rudo, lo salvaje y lo agresivo.

—Debemos ocuparnos de los cuerpos—alcanzó a decir un JungHee agitado—Lo hiciste muy bien.

—Tú no te quedas atrás—dejó un beso en sus labios—Te luciste, JungKook.

La sonrisa, el buen humor y la excitación de JungHee se esfumaron en el segundo que escuchó ese maldito nombre. Su pecho se agitó en un intento por mantener la compostura y no romperle el cuello a la chica. La empujó lejos de su persona, descendió del auto sin importarle volverse a empapar, lo rodeó y abrió la puerta trasera donde una SolAh sorprendida se vio arrastrada hacia afuera. Gimoteó sintiendo el fuerte agarre en su brazo derecho.

—Mejor cierra esa linda boquita y ayúdame a enterrar los cuerpos.

La soltó de forma brusca comenzando a bajar los cuerpos. Al menos tenían la suerte de su lado, ya que se encontraban en medio de la nada, cerca de un frondoso bosque lleno de tierra lodosa. Arrastraron los cuerpos con algo de dificultad a causa de las ramas y piedras que se incrustaban en los cuerpos. Dejaron los cadáveres los más alejados posible, JungHee sabía que todo rastro o huella se borrarían con el caudal de lluvia que caía y la tierra embarrando. Nadie sabría que fueron ellos dos. O tal vez, sí.

Rápidamente subieron al auto y emprendieron viaje alejándose lo mejor que pudieron pero en sentido contrario de la clínica. Manejaron un par de horas hasta encontrar un motel de paso, se detuvieron en el estacionamiento con algunos autos allí. Con el tiempo y hasta que les sirviera, debían descartar el vehículo para conseguir otro que los llevará a sus metas, pero mientras tanto, debían mantener un perfil bajo.

—Quédate dentro del auto, pediré una habitación.

JungHee descendió del vehículo, al menos ya había parado de llover. Se dirigió hacia la recepción, dentro una mujer de unos cincuenta años se encontraba detrás de la mesa. Para él no pasó desapercibida la manera en que la mujer de lacio cabello y labios rojos mal pintados lo miraba. Como si fuera un pedazo de carne fresca. En otras circunstancias, la amenazaría, pero viéndose en la situación en la cual se encontraba, tan solo decidió usarlo a su favor.

—Buenas noches, una habitación por favor —su voz era dulce, un tanto tímido.

La mujer sonriendo coqueta volteó hacia el tablero dónde colgaban algunas llaves, escogió la número 666 y JungHee quiso reír por la ironía del significado de aquel número. Jamás creyó en esas mierdas, pero antes las aberraciones que había hecho aceptaba acercarse a un demonio o al mismísimo diablo. Jamás había asesinado a nadie, pero sí se había divertido jugando mentalmente con sus víctimas e incluso torturarlas de maneras insospechadas.

—Aquí tienes, cariño. Segundo piso, a la derecha, cama matrimonial —ante la mirada neutra del chico que la mujer pensó era de duda, añadió— no vienes solo.

El pelinegro volteó viendo a SolAh afuera del auto, se abrazaba a ella misma ante el frío seguramente. Suspiró aburrido y al voltear formó una amable sonrisa.

—Gracias ahjumma.

Tomó las llaves luego de pagar y antes de salir escucho.

—Puedes venir y hablarme si necesitas ayuda.

JungHee volteó sin emoción alguna en su rostro, admirando lo descarada de esa mujer mostrándole su voluminoso escote de implantes. Sus comisuras se elevaron en una mueca que a la mujer le causó escalofríos y solo lo vio alejarse. Sujetó a SolAh del brazo arrastrándola por el vacío estacionamiento.

—Muévete Cherry, no tengo toda la noche.

SolAh miró su afilado perfil. Tal vez toda la emoción de haber escapado y el que haya asesinado le había hecho escuchar mal, claro que era eso. Él no podía llamarla por otro nombre, él no podría ser capaz de lastimarla de esa manera.

Subieron las escaleras encontrando la habitación 666. Ingresaron encontrando una cama matrimonial con unas viejas sábanas percudidas de tanto uso y lavadas. El olor a humedad retratado en las marcas desgastadas de las paredes podían que se percibían al respirar le hizo pensar que era un hermoso lugar para descansar (nótese el sarcasmo)

JungHee depositó sus enlodadas botas a un costado, se quitó la chaqueta y dejo la pequeña mochila con dinero robado y algunas cosas necesarias a un costado de la cama. Se lanzó escuchando el rechinar del colchón que olía a suavizante barato. Suspiró, había una televisión de pantalla plana empotrada a la pared que se encontraba apagada. Había un par de muebles, dos sillas y una pequeña mesa destartalada.

Ladeó la cabeza hacia la puerta del baño, se encontraba entre abierta y con la luz encendida. Se levantó caminando lentamente, por el pequeño espacio observó a SolAh, estaba de espaldas a él completamente desnuda, está se miraba al espejo con detenimiento.

Sus ojos no podían apartarse de la figura delgada pero esbelta de la chica, era la típica mujer coreana delgada, aunque SolAh tenía ligeras curvas que a JungHee le gustó causando cierto calor removerse en su interior. Ingresó sin permiso, a través del reflejo del espejo sus miradas conectaron y él pudo ver la sonrisa lasciva en aquellos labios carnosos que había besado. Se colocó detrás admirándola más de cerca, a su delicada y tersa piel blanquecina que le producía dejarle marcas, severas marcas.

SolAh giró despacio, su cabello alborotado y húmedo cayendo por su espalda, hombro y senos le daban un estilo salvaje. JungHee empuñó parte de las hebras castañas para acercarla a sus labios de forma brusca, sus lenguas en el encuentro se enredaron acelerando sus respiraciones y cuerpos. SolAh metió una de sus manos dentro de los pantalones de chandal del chico y lo masturbo descaradamente. JungHee mordió el labio inferior de SolAh quitándole un leve gemido, sus ojos se abrieron por segundos y su excitación subió de nivel cuando frente a él se imaginó a Cherry, tan hermosa y sumisa como siempre la quiso tener. Estampó su cuerpo contra el femenino, sus manos le apretaron la carne del trasero y su boca la reclamó siendo mas sucio en el beso aun.

SolAh estaba extasiada ante las caricias de JungKook, en su mente no era JungHee, jamás fue JungHee sino JungKook. Comenzó a desvestirlo, a besar la piel de su ancho cuello y parte de su fuerte pecho. A acariciarle los abdominales sintiéndolo estremecer, a disfrutar como su pene se erguía entre su pequeña mano. Lo deseaba tanto.

—JungKook —gimió muy bajito, pero lo suficientemente claro como para que JungHee lo escuchará y perdiera el control.

La volteó aún sosteniéndola del cabello y la inclinó hacia adelante con parte del torso y rostro contra el mármol del lavamanos y quitándole un agudo grito de dolor se introdujo en ella embistiéndola de forma bruta, tosca y sucia. Era una maldita traidora al nombrarlo, merecía que le enseñaran. Apretó el agarre presionando el dulce rostro de la chica contra el frío mármol, su otra mano no hizo más que nalguearla con saña o clavarle las uñas en la carne de sus caderas mientras su pene arremetía contra su sensible y mojada vagina. Para JungHee los gritos eran de dolor y queja, para SolAh era tocar el cielo con las manos.

Al pasar los minutos ambos estaban gimiendo, jadeando, sudorosos, perdidos en el placer y en querer llevarlo más allá. SolAh no tardó en venirse y JungHee salió de ella para torturarla acariciando su clítoris. Que ella estuviera refregándole el trasero contra su dolorosa erección no ayudaba.

—¿Te gusta, cerecita? Mmh, ¿te gusta mi Cherry bonita?

SolAh se quedó en silencio. Temblando de la ira, sus pupilas se encontraban dilatadas y a su excitación llegó una nueva emoción. La de enseñarle a JungKook a no engañarla nunca jamás. —Q-quiero montarte, necesito montarte.

A JungHee le fascinó escucharla de esa manera tan excitada y necesitada. Accedió llevándola a la habitación con tan solo la luz de una lámpara encendida. SolAh fue quien lo besó llevando el liderazgo al volver a masturbarlo en frenéticas caricias de arriba abajo. Lo lanzó a la cama de espalda y se subió encima empalándose a ella misma para comenzar a saltar. JungHee tan solo disfrutó la manera en que ella se movía sobre él, en que las paredes de su sexo aprisionaba y succionaban su pene, los fingidos gemidos agudos que soltaba y sus mentirosas muecas de placer se pintaban en aquel dulce rostro. Volvió a nalguearla con fuerza mientras los dedos de su otra mano casi que lastiman el pequeño e hinchado botón sensible en la chica.

SolAh enterró sus uñas en la piel del bien formado abdomen masculino, lo rasguño adrede saltando más rápido, causando más fricción, originando la llegada del orgasmo en JungHee, pero sus planes eran otros, así que siguió fingiendo observando con ojos bien abiertos como el pelinegro se deshacía en gemidos embistiendo desde abajo y sus manos se apretaron bruscamente alrededor del cuello de JungHee quitándole la respiración. Un poco más y un poco más hasta comenzar a verlo rojo lo cual le hizo sonreír.

—Debes aprender que no puede engañarme —jadeó entre forcejeos— esto lo hago por ti bien, lo hago por tu bien.

JungHee percibiendo la estúpida intención de aquella loca tan solo la abofeteo quitándosela de encima para rápidamente subirse encima y ser él quien la ahorcara.

—¿Te gusta así, maldita perra? —volvió abofetearla dejándola aturdida— debes aprender a respetarme, soy JungHee, ¡mi maldito nombre es JungHee!

SolAh con toda la fuerza que se permitía lo rasguñó lastimando parte de su rostro, cuello y pecho. También logró abofetearlo quitándoselo de encima, fue cuando ella se arrastró hasta el suelo alcanzando la mochila del cual sacó aquel cuchillo de carnicero y sin preverlo se lo clavó a JungHee en un costado del estómago. Hubo un pequeño momento en que la chica se mantuvo tosiendo para recuperar aire, le dolía respirar e incluso tragar. El pelinegro mirando estupefacto el accionar de la chica se quitó el arma siseando del dolor.

—Me estás aburriendo con tu jueguito SolAh, debes olvidarte de JungKook —la mención de aquel nombre tan solo hizo acelerar los latidos de su corazón— él está muerto, lo maté, lo corté en pedacitos y se lo di de comer a los cerdos del campo.

Lo contaba como si fuera un monólogo, con sorna y orgullo sabiendo como jugar con la mente de la chica. Cuando ambos sabían que todo era mentira y pura manipulación.

—Él no te quiere, nunca te quiso —SolAh se tapó los oídos negando— si lo hiciera jamás te hubiera dejado, jamás te hubiera delatado con la policía y jamás te hubiera encerrado, ¿dónde está? Ah, te encerró porque estás loca, ¡Loca!

Y aquella palabra desató el demonio en ella. Se lanzó contra él golpeándolo y rasguñándolo, la fuerza era tanta que no podía pararla, no podía siquiera quitársela de encima. Así que hizo lo que su mente le indicó ni bien vio el cuchillo ensangrentado en el piso. Lo tomó y se lo clavó en el estómago pudiendo quitársela dejándola caer al piso. No contento se sentó a horcajadas y lo hundió más profundo deleitándose con los gritos ensordecedores de dolor que ella soltó. Tan solo se alejó cuando la vio casi desmayada desangrándose en el sucio suelo de madera.

Solo que JungHee no conocía a SolAh y al darle la espalda le dio la estupenda oportunidad a ella de clavarle una y otra vez el cuchillo dejándole graves heridas. Eran como dos demonios rugiendo y escupiendo fuego, viendo como la vida se les iba de las manos con cada mortal golpe. Hasta que un segundo de suerte, JungHee le quebró el cuello a SolAh viéndola tendida en el suelo. Su sonrisa de satisfacción no duró demasiado ya que la última puñalada fue la más letal, se había incrustado en lo más profundo de su pecho. Produciendo que en segundos se encontrará también tendido en el suelo desangrándose de a poco.

Una hora después

Otro auto de la policía llegó al motel, habían muchas patrullas, muchos policías, los huéspedes del motel estaban fuera de éste ante órdenes mayores. La comisaría había recibido una llamada hace rato de parte de la dueña del lugar quien era la mujer de recepción, un asesinato había ocurrido en una de las habitaciones, el detective que recién llegaba saludó algunos compañeros, caminó hacia la habitación 666 encontrando irónico ese número, más personas habían dentro del cuarto fotografiando la escena del crimen. El cuerpo de una pareja se encontraba en el suelo, ambos desnudos, la cama desecha...y mucha sangre por todos lados.

—Los huéspedes dijeron que escucharon quejidos y algunos gritos—informó su compañero quien había llegado antes—La encargada pensó que sólo estaban disfrutando su momento, pero...cuando fue a confirmarlo por su cuenta se llevó esta imagen.

—¿Cómo se llaman?

—No lo sabemos. El motel no registra los nombres de los clientes.

—Investiga quienes son. ¿Qué más tienes?

—La situación inició en el baño, hay rastro de que ella tomó una ducha, probablemente iniciaron su momento apasionado llevándolo hacia la cama—señaló—Hay rastros de semen y también de sangre.

—¿Se mataron en medio del sexo?

El cuerpo de la chica tenía la cabeza en una posición rara, había marcas en su cuello, su cabello seguía algo húmedo, tenía los ojos abiertos con una expresión vacía.

—Esas marcas...

—Su amante la ahorcó, a veces en el sexo hay fetiches de ese tipo, la herida en su estómago fue provocada por un cuchillo especial para cortar la carne, es el arma principal del caso— siguió informando. El cuerpo del chico tenía muchas puñaladas, también rasguños y golpes— Tuvieron una discusión, lucharon con el otro, se lastimaron al punto de desangrarse, todo se salió de control y esto pasó.

—Así que sólo es un fetiche extremo del sexo, morir por el otro—notó el cuchillo cerca del cuerpo masculino—Gran noche de Halloween, ¿No te parece?

—Oh—un mensaje en su teléfono confirmaba la identidad de la pareja—Envié sus fotos para que identificaran sus rostros, el sistema dice que son Jeon JungHee y Bang SolAh.

—Señor—otro policía intervino—Encontramos gotas de sangre en el auto de la pareja, ese auto no era suyo, lo robaron.

—Creo que esta será una noche larga. Tráeme una taza de café, terminaré perdiendo la cordura como esta pareja. 

•••

Espero que les haya gustado esta locura, literalmente Lola sólo alimenta las locuras que me pasan por la cabeza y terminamos uniendo a nuestros personajes (lo cual creo que ya es costumbre), feliz halloween para todos y todas :D Manténgase lejos de parejas como esta.

Aquí un mensaje de LolaBritez26:

"Gracias a los que leen estás locuras que terminan en colaboración, por el apoyo, estrellas y comentarios; es un proceso creativo y muy divertido, espero lo disfruten tanto como nosotras al hacerlo. Recuerden que es FICCIÓN, para entretener un rato, no romantizamos nada ni queremos herir a nadie.¡Feliz halloween 🎃!

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