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"Una Situación Difícil Y El Tercer Boleto Dorado" CAP 4

Pasaron unos cuantos días en la casa de la familia Bucket, y la situación había empeorado, el frío cada ves se ponía mucho más intenso en la ciudad, dejando que este se colara por toda la casa de nuestro querido Mackenzie.

La única forma que tenían de mantenerse caliente era una vieja chimenea, a la cual constantemente se le tenía que echarle leña, pero eso implicaba un gasto constante al día, Mackenzie al ver la situación por la que estaban pasando su familia, decidió el tomar un segundo empleo, está vez se encargaría de quitar las nieve de las calles de su ciudad, a si este ganaría unas cuantas monedas extras y apoyar a su familia.

Al principio su madre no estaba de acuerdo, su pequeño Mackenzie siendo tan solo un niño ya tenía muchas responsabilidades, estudiaba y tenía un trabajo de repatirdor de periódicos, pero ahora tendría otro quitando nieve de las calles, esa era un trabajo Pesado para un niño,.pero al final de mala ganó acepto que su hijo hiciera ese trabajo, a un que más que nada por la insistencia de su hijo.

Abuelo Joe: Ese niño trabajaba mucho! El debería estar jugando con sus amigos y siendo feliz, no estar quitando la nieve todo el dia! Se está perdiendo su infancia!

El Abuelo Joe se escuchaba bastante molesto, pero a la vez Preocupado por su nieto, a él no le gustaba para nada esto, quería que su nieto tuviera una infancia normal como cualquier otro niño, pero parecía que eso era imposible, incluso el mismo se lamentaba por la situación en la que estaba, en verdad daría todo con tal de salir de esa cama y poder volver a caminar, a si podría ayudar a su familia.

Abuela Josephine: Lo se cariño... Pero no hemos podido pararnos de esta cama en varios años que ya hasta perdi la cuenta... Su madre se opuso a la idea de que tuviera otro trabajo, pero el chico es insistente, el quiere ayudar...

Abuelo George: Nosotros damos igual, estamos viejos, pero el necesita todo en esta vida... Que más da si nosotros no comemos, pero el lo necesita, es un niño en crecimiento, no debería de estar paseando por esto...

Abuela Georgina: Ya verán que todo va a mejorar....ya verán que lo hará...

Mientras tanto con Mackenzie.

El joven Border Collins se pasó toda la tarde apaleando las calles con una vieja pala la cual era de su padre, los vecinos le pagan unas cuantas monedas por su trabajo, no era mucho, pero sin duda era de gran utilidad para su familia.

Mackenzie segura caminando por las calles viendo aquíen podía ayudar, cuando se topo con su amiga Bluey.

Bluey: Mackenzie? Que haces aquí? Esta haciendo mucho frío!

Mackenzie: Hola Bluey, bueno... Estoy trabajando, mi familia necesita algo más de dinero, a si que estoy limpiando las calles de los vecinos por unas monedas extras.

Respondió Mackenzie a su amiga.

Bluey: Ya veo... Pero no creo que sea lo mejor estar aquí afuera, está haciendo mucho frío.

Mackenzie: Lo se... Pero no tengo de otra, tengo que trabajar.

Bluey en verdad estaba preocupada por su amigo, estaba trabajando bajo un frío bastante intenso y eso podría ser peligroso, podía caer enfermó de algo grabé.

Bluey: A un que sea, descansa un rato o vete a casa, no puedes estar aquí todo el día.

Mackenzie: Eso quisiera, pero no pu-

Mackenzie no termino su frase ya que un fuerte estornudo lo había interrumpido.

Bluey: Mackenzie! Ya basta! Ven! Vamos a mi casa!

Mackenzie: Estaré bien, solo nece-

Bluey: NO!

Grito Bluey con fuerza mientras su carácter cambio a uno mucho más firme, algo que hizo que Mackenzie se estremciera un poco.

Bluey: Vamos a mi casa, vas a comer algo por qué no has comido nada en todo el día! Y después de eso te irás a casa a descansar! Entendido?

Mackenzie solo asintió con la cabeza un poco asustado, sin duda alguna jamás habia visto a su amiga actuar de esa manera tan errática y dominante.

Bluey: Ahora ven.

Acto seguido Bluey tomo a Mackenzie de la mano y se lo llevó caminando, mientras que Mackenzie arrastraba aquella vieja pala de su padre.

Después de unos minutos de caminar, por fin habían llegado a la casa de Bluey.

Mackenzie tenía que admitir que se encontraba algo apenado, pensaba que estaba siendo un aprovechado con su amiga, además de que odiaba que lo vieran con lástima.

Bluey: Bien, entremos.

Mackenzie: No estoy seguro de esto...

Dijo Mackenzie a un bastante apenado.

Bluey: No pasará nada, mi familia ya te conoce.

Dijo Bluey con una sonrisa a su amigo.

Mackenzie: Eso lo se, pero no es lo mismo ir a la tienda de tu familia, que a tu casa!

Bluey: No pasará nada, tu tranquilo, ven vamos a entrar.

Mackenzie dejo de lado la pela, poniendola justamente a lado de la puerta de la casa de su amiga, para después entrer ambos a la casa.

Bluey: Mamá! Papá! Ya volví!

Grito Bluey como aviso a sus padres de que ella fue la que entró a la casa.

Por su parte Mackenzie comenzó a admirar la casa de su amiga, era bastante linda y acogedora, no era muy lujosa ni grande, pero sin duda era mucho más que la casa de Mackenzie, además de que algo que jamás había sentido era ese agradable y cálido calor que jamás podría a ver sentido en su propio hogar.

Ambos fueron en dirección hacia la cocina, en donde se toparon con la madre de la familia, una red Heeler de nombre Chilli.

Bluey: Mamá, traje un amigo.

Chilli se dio la vuelta y vio a su hija a lado de su amigo, aquel Border Collins solo sonrió tímidamente mientras saludaba a la madre de su amiga.

Chilli: Ho! A si que tu eres "Mackenzie" no?

Dijo Chilli mientras se acercaba a ambos chicos.

Mackenzie: Jejeje ese mismo, vivo unas cuantas calles de aquí y voy a la misma escuela que Bluey.

Chilli: Es un placer conocerte muchacho.

Dijo con una sonrisa mientras le estrechaba la mano a Mackenzie.

Mackenzie: El placer es mío señora Heeler.

Respondió tímidamente Mackenzie.

Chilli: Que educado eres, te había visto varias veces en la tienda, pero jamás pensé que fueras a si, Bluey me ha contado mucho sobre ti.

Mackenzie: He? En serio?

Pregunto Mackenzie un poco confundído.

Chilli: Ho si! Nos cuenta de como eres, y lo mucho que -

Bluey: Ok! Mamá! Todo bien jeje, ven vamos a la sala Mackenzie.

Bluey se había comenzado a apenar por los comentarios de su madre, a si que rápidamente tomo a Mackenzie y se lo llevó a la sala.

Bingo: Hola Bluey! Quien es el? Ho ya se! Es el chico que le lleva el periódico a papá!

Mackenzie: Jejeje ese mismo, tu debes de Bingo cierto? La que le ayudo a Bluey a hacer estos guantes que traigo puestos?

Dijo Mackenzie quien le mostró aquellos guantes de color azul que traía puestos y el cual era el regalo de su amiga Bluey.

Bingo: Si! Esos mismos, y fui la modelo jejeje, a un que me quedaban muy grandes.

Bluey solo se rió por el comentario de su hermana menor, a un que el momento fue interrumpido cuando otro miembro de la familia había llegado a la casa.

Bandit: Familia! Ya estoy aquí!

Bingo: Papi!

La pequeña Heeler anaranjada salió rápidamente corriendo a abrazar a su padre.

Bandit: Como está mi pequeña? Todo bien?

Bingo: Si papá! Pero vino alguien de Visita!

Bandit: Ho! Y de quién se trata?

Pregunto Bandit con curiosidad a su hija.

Bingo: Es Mackenzie!

Bluey fue a saludar también a su padre mientras que Mackenzie lo seguía.

Bluey: Papá! Que bueno que venistes!

Bluey abrazó a su padre junto con su hermana Bingo, a lo que Bandit correspondio el abrazo de sus hijas.

Por su parte Mackenzie solo se quedó viendo aquella feliz escena en familia, lo cual hizo que el tuviera un recuerdo algo agridulce, el de su padre...

El ver cómo Bandit abrazaba con mucho cariño a sus hijas, Mackenzie no puedo evitar aquellas veces en que si padre llegaba bastante cansado del trabajo, pero a pesar de todo eso el siempre llegaba feliz a abrazar a Mackenzie.

Su padre trabajaba también en aquella fábrica de pasta de dientes como uno de los empleados encargados de empacar los tubos de pasta dental, un trabajo tedioso, largo y muy mal pagado, pero era lo que su padre pudo conseguir.

Pese a todo su padre siempre fue alguien feliz y alegre, era un hombre que amaba a su familia, más que nada a este mundo, amaba sobre todo a su hijo.

Puede que su padre no haya tenido todo lo que quería en esta vida, pero si tuvo lo que necesitaba...

Una esposa que lo amaba, su familia y su hijo... No era justo que alguien como el cayera víctima de una terrible enfermedad.

Pasaron unos segundos en los que Mackenzie se quedó divagando, a un que para el pareció una eternidad.

Finalmente Bluey y Bingo rompieron el abrazo con su padre, a lo que Bluey se acercó a su lado.

Bluey: Papá, Mackenzie viene de visita, no hay necesidad de presentarlo, ya se conocen jejeje.

Bandit: Como no reconocer al muchacho que me lleva a diario el periódico jejejeje.

Mackenzie: Siempre llegó puntual señor Heeler jejeje.

Dijo con una alegre sonrisa.

Bandit: Y bueno, que te trae por aquí muchacho?

Pregunto Bandit con curiosidad a Mackenzie.

Bluey: Yo lo invite a casa papá, estará aquí un rato, está bien verdad?

Bandit: Sabía que era tu amigo desde hace un tiempo, cualquiera amigo de nuestra hija es bienvenido, sientente en casa muchacho.

Mackenzie: Jejeje gracias señor Heeler, seré buje chico.

Dijo Mackenzie algo apenado, pero a la vez feliz.

Bluey: Ho! Espera! Déjame voy con mamá un rato, tengo que decirle algo, no me tardo.

Bluey fue hacia la cocina en donde estaba su madre, pues quería pedirle algo especial.

Bluey: Mamá, que estás haciendo de comer?

Pregunto Bluey mientras se acercaba a dónde estaba su madre.

Chilli: Estofado de carne y verduras, además de algo de puré de papa, por qué hija?

Bluey: Podrías hacerme un favor... Es... Bueno, algo especial.

Chilli: Claro, dime hija?

Bluey: Puedes hacer algo más de comida extra?

Chilli se quedó confundída por la petición de su hija, por qué pediría más comida?

Chilli: Pero por qué hija?

Bluey: Bueno, quería darle un poco a Mackenzie y su familia, lo invite a mi casa para que no estuviera afuera trabajando, estaba quitando la nieve de las calles con una pala, pero el frío es bastante intenso haya afuera y por lo que veo no ha comido a un, supongo que tendrá bastante hambre, sabes por lo que pasa su familia...

En verdad Bluey se veía preocupado por su amigo y Chilli entendió bien, su hija ya que le había contado de la pobre situación de la familia de su amigo, a si que se vio compasiva a la petición de su hija.

Chilli: Entiendo... Esta bien, haré un poco de comida extra para el y su familia.

Dijo con una sonrisa a su hija, a lo que está se lanzó a abrazar a su mamá y darle las gracias.

Bluey: Gracias mamá! Estoy seguro que esto lo hará feliz!

Chilli: Jejeje está bien, solo me tardaré un poco más en hacer la comida, está bien?

Bluey: Si mamá! Muy bien! Me iré con ellos, esperara la cena.

Bluey fue hacia donde estaba su amigo, hermano y padre, los cuales estaban los tres sentados en el sillón de la sala, mientras que Bandit contaba algunas anécdotas de su vida.

Bandit: Y a si fue como logré abrir mi tienda muchacho.

Mackenzie: Vaya... Esa es una gran historia!

Bingo: Esa es aburrida...

Dijo Bingo abrumada, más que nada por esa historia ya se la sabía del "derecho y el revés" y a veces no le gustaba como su padre la solía contar, pues usaban palabras que esta no entendía muy bien.

Bluey: Déjame adivinar, otra vez papá está contando la historia de como este logro abrir la tienda no?

Dijo Bluey de manera burlona hacia su hermano Bingo.

Bingo: Si, otra vez... Creo que no se sabe otra historia jeje.

Mackenzie: A mi si me gustó mucho!

Después de un tiempo y de escuchar las largas historias de bandit, Chilli llamo a toda su familia y Mackenzie para que todos pudieran comer, después de una agradable cena de estofado de carne y verduras, con puré de papas también, todos estaban satisfechos (en especial Mackenzie).

Ahora Mackenzie y Bluey se encontraban charlando en la sala, como habían pasado sus días y ese tipo de cosas, cuando llegó Bingo a la sala con un chocolate Wonka.

Bingo: Miren! Papá si me la trajo!

Dijo feliz la pequeña Heeler mientras alzaba el chocolate en sus manos.

Bluey: Por que te emocionas tanto Bingo, papá te trae a diario.

Bingo: Si! Pero puede que está vez me salga el boleto dorado!

Mackenzie: Veo que ella también está tras los boletos dorados jejeje.

Bluey: Si, papá le trae un chocolate a diario, pero solo uno, la azúcar le pega fuerte jejeje.

En ese momento Bingo quitó con rapidez y algo de desesperación la envoltura del chocolate, sin embargo, la pequeña rápidamente se decepcionó al darse cuenta que solo estaba el chocolate y ningún boleto dorado.

Bingo: Awww... No hay boleto.

Dijo Bingo con un tono de decepción y tristeza.

Bluey: Suerte para la próxima hermanita, esos boletos están regados por todo el mundo.

Mackenzie: Ya encontraron dos, uno en Alemania y otro en Rusia, me preguntó dónde saldrá el próximo?

Bluey: Bueno, que tal si el siguiente lo encuentras tu.

Dijo don uno tono de voz motivado.

Mackenzie: Je... Sería de los pocos golpes de suerte que tendría en la vida...

Dijo Mackenzie, tratando de mantener su actitud positiva.

Bingo: Bueno, no me tocó el boleto Dorado, pero tengo este chocolate, les daré!

En eso Bingo partió la barra de chocolate por partes iguales y le dio a su hermana Bluey y a su amigo Mackenzie, ambos agradecieron a la pequeña y de dispusieron a disfrutar de su pedazo cada uno.

Después de un rato Mackenzie ya se iba a ir a su casa, a lo que este se despidió de toda la familia Heeler y les agradeció por aceptarlo como visita en su hogar y la comida de ese día, pero antes de que se fuera a su hogar la señora Heeler le dio en una bolsa de plástico un par de ropero desechables llenos del estofado de carne que habían comido ese día.

Al principio Mackenzie se negó aceptarlo, más que nada por modestia, pero la insistencia de la Chilli pudo más y este acepto, además de que le daría una gran sorpresa a su familia, que al menos hoy comerían algo diferente a la comida de todos los días.

Mackenzie tomo la comida y se despidió de toda la familia, no sin antes tomar su pala para nieve y emprender su camino hacia su hogar.

Mackenzie comenzó a caminar por las nevadas calles de la ciudad, cuando esté había llegado a la fábrica de Willy Wonka y como era de costumbre, Mackenzie se detuvo unos segundos a admirar tan grande e imponente instructora.

El mismo olor tan dulce se sentía en la atmósfera de la fábrica, un olor tan agradable que Mackenzie desearía que se pudiera comer.

El pequeño se quedó viendo la fábrica atraves de los largos barrotes que lo resguardaban cuando se percato que justo a lado de el comenzó a pasar un perro, el cual tenía una apariencia muy descuidada.

Aquel perro tenía su pelaje de un color gris oscuros, bastante descuidado y sumamente despeinado, sus ojos se veían cansados y viejos, al mismo tiempo de que un pequeño colmillo sobresalía de su boca.

También este venía empujando un viejo carrito de supermercado, el cual estaba repleto de metales viejos y oxidados, además de que tenía algunos cuchillos colgados que estaban atados con unos alambres al viejo carrito de supermercado.

Aquel viejo perro se le quede viendo con aquellos viejos ojos, lo cual hizo que Mackenzie se sintiera algo incómodo, cuando aquel viejo perro comenzó a hablar.

Chatarrero: Arriba en la montaña, abajo en la llanura, nadie quiere ir de caza... Por temor a la gente que se ve entre las sombras... Lo entiendes? Nadie jamás ha entrado y nadie jamás ha salido...

Aquellas palabras de aquel viejo perro hicieron que Mackenzie tuviera un frío escalofrío, el Border Collins al ya sentirse incómodo por la presencia de aquel chatarrero, salió rápidamente de ahí sin mirar atrás, pues ese hombre no le daba buena espina.

Mackenzie se fue de ahí siguió su camino a casa, por suerte para el, faltaba poco para llegar a su hogar, sin embargo, algo llamo la atención del muchacho y era una multitud de personas que parecían estra viendo la vitrina de una tienda de electrodomésticos.

"Alguien encontró otro boleto dorado!"

Fue lo que Mackenzie escuchó entre la multitud de gente que estaba frente aquella vitrina, a lo que esté se empezó a abrir paso entre la gente ahí reunida para poder escuchar y ver de quién se trataba.

Una vez llegó enfrente pudo ver qué en aquella televisión de la tienda estaban dando la noticia de que alguien por fin había entrado el tercer boleto dorado.

Atlanta, Georgia, Estados Unidos.

Reportero: El tercer boleto dorado por fin a sido encontrado, en nada más y nada menos que en la nación de los estudos unidos, el boleto fue encontrado por una jovencita de nombré "Judo Beauregarde".

En la pantalla se podia ver una joven "Chow-chow" de unos 11 años de edad, su pelaje era esponjó como el de una oveja y completamente blanco, la chica estaba vestida con un conjunto deportivo de color azul, a la vez de estaba mascando chicle de una forma bastante descuidada.

A lado de ella también estaba quien parecía ser madre, al igual que ella también era una "Chow-chow" de pelaje blanco, y curiosamente también tenía un conjunto deportivo de color azul.

El reportero acercó el micrófono a judo para entrevistarla por su boleto dorado.

Reportero: Y dime pequeña, como fue que encontraste el boleto dorado?

Judo: Bueno, soy una amante del chicle, lo amo y lo masco todo el día, cuando me voy a dormir lo suelo pegar debajo de mi cama para poder Mascarlo al día siguiente, al principio está seco y duro, pero después vuelve a estar normal, cuando estoy comiendo me lo pego detrás de mi oreja.

Reportero: Hee... Ok(?

El reportero no pudo evitar sentir algo de asco tras escuchar lo que Judo hacia con los chicles, era completamente repulsivo.

Judo: De hecho, este chicle lo llevo llevando por tres meses seguidos, es un récord mundial! Solo miren ese radiante trofeo en mi vitrina!

Dijo judo mientras señalaba una vitrina llena de trofeos, pero el más grande era precisamente el de haber mascado chicle por tanto tiempo.

Reportero: Veo que eres algo... Competitiva jeje.

Wendy: Ho! Y vaya que lo es, no se aquien abra salido mi pequeña jejeje.

Dijo de una manera algo altanera Wendy, la madre de la presumida Judo.

Reportero: Si... Me preguntó a quien "salió".

Dijo en un tono sarcástico aquel reportero.

Judo: He ganado un total de 263 trofeos en toda mi vida! Soy muy nusna en karate, fútbol, atletimos y sonee todo! Mascar chicle!

Reportero: Hee... Bueno, y como estuviste el boleto dorado? Todo el mundo quiere saber sobre tu logro.

Judo: Bueno, cuando en enteré del boleto dorado, cambie el chicle de manera temporal por el chocolate, a si que me dedique abrir cada barra de chocolate Wonka que comprara, abrí mucho más que todos mis compañeros!

Los reporteros rápidamente se dieron cuenta que la engreída Judo Beauregarde tenía una gran fascinación en hacer énfasis y recalcar sus logros y que ella siempre ha sido la "primera" en todo lo que hacía, dándoles a entender que era una presumida de primera.

Judo: Y bueno, después de abrir todos esos chocolates, por fin encontré el boleto Dorado! Aquí está!

En eso judo Beauregarde alzó el boleto dorado, mostrándolo a todo el mundo y agitando el boleto dorado como si se trata de un boleto de lotería ganador.

Reportero: Y bueno, dime, que piensas de los demás niños ganadores del boleto Dorado?

Judo: Los demás niños? Pffff! Bueno, ese tal Jack no me interesa, me da igual.

Respondió Judo en un tono bastante engreído.

Judo: Pero si tengo algo que decirle a esa niña mimada de "Coco Salt", déjenme decirles que yo seré la que gane el gran premio especial del señor Wonka, Coco podrá ser una princesita, pero yo soy una REINA!

Dijo judo en un tono voz bastante altanero y presumido, se notaba que está chica iba en serio.

Wendy: Y dime cariño, por qué piensas eso?

Judo: Por que soy una ganadora!

Reportero: (Y presumida) Eso es una opinión... Interesante.

El programa había pasado a comerciales, por lo que todos ahí se comenzaron a dispersar, incluyendo Mackenzie, quien se quedó pensando que ahora solo quedan dos boletos dorados en el mundo, solo dos oportunidades.

El pequeño solo emprendió camino hasta su casa hasta que por fin había llegado, en donde fue recibido por su familia.

Mackenzie: Hola a todos!

Dijo Mackenzie felizmente a su familia.

M. De Mackenzie: En donde estabas jovencito? Me tenías con los nervios!

Mackenzie: Lo siento... Bluey me invitó a su casa y bueno, me dio esto.

Mackenzie estiró su mano y le dio aquella bolsa que tenía topers desechables llenos de la comida que había hecho la madre de su amiga.

M. De Mackenzie: Que es esto cariño?

Mackenzie: La madre Bluey me regaló algo de comida, es suficiente para toda, ustedes coman, yo no tengo hambre, comí bastante.

M. De Mackenzie: Hijo... Dale todas mis gracias a la madre de tu amiga! En serio!

Dijo dándole un fuerte abrazo a su hijo, tratando de no llorar.

M. De Mackenzie: Ve a saludar a tus abuelos que han estado todo día preguntando por ti mi niño, anda ve.

Mackenzie hizo caso a su madre y fue al cuarto de sus abuelos, pero se.dio cuenta de que todos estaban dormidos, con excepción de su abuelo Joe, quien se encontraba solo recostado en aquella vieja cama.

Mackenzie: Hola abuelo Joe, como estás?

Pregunto Mackenzie en un tono de voz bajo, mientras se acercaba a su abuelo.

Abuelo Joe: Mackenzie? Ho mi pequeño, como estuvo tu día? Te tardaste mucho.

Mackenzie: Perdón si los preocupé, no era mi intensión, estuve en casa de mi amiga Bluey y bueno, me dio algo de estofado de carne, hoy comerás como un rey abuelo!

Abuelo Joe: Jejeje es bueno ver quw tienes amigos tan buenos, a un a si, no salgas por tanto tiempo y más con este clima tan horrible mi pequeño.

Mackenzie: Trate jejeje y por cierto, ya encontraron otro boleto dorado, una Chow-chow llamada "Judo Beauregarde".

Mackenzie: A si! La mocosa presumida a más no poder, lo vi en lss noticias.

Dijo el abuelo yo con un tono de disgustos y desagrado de tan solo recordar a la Chow-chow mal educada.

Mackenzie: Puedes creer que lleva tres meses mascando el mismo chicle? Eso es asqueroso!

Dijo Mackenzie mientras pomia una cara de asco.

Abuelo Joe: Peor a un, lo pega debajo de su cama y los vuelve a mascar! De cuando acá sw volvió un logro mascar chicle por tanto tiempo?

Mackenzie: Imagino que en algo debia ser buena jejeje.

Dijo en un tono burlon mientras se reía.

Abuelo Joe: Jejeje tu los has dicho mi pequeño, bueno, solo quedan 2 boletos dorados...

Mackenzie: Si... Solo dos.

El abuelo Joe abrazo solo abrazo a su nieto y después comenzó a decir algo.

Abuelo Joe: No piernas nunca la esperanza mi niño, nunca la pierdas...

Continuará...













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